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Evolucionismo
Lewis Morgan publicó en 1877 Ancient society. En este libro se encuentran los
estas fases, Morgan identifica tres periodos: antiguo, medio y tardío. En el salvajismo
empieza a utilizar la cerá mica, mientras que en la barbarie media se domestican los
En cuanto a la evolució n de las relaciones sociales y de familia, las fases serían las
monogamia), la patriarcal y la monó gama. Por tanto, Morgan traza una línea de
objeto de reconocimiento. La definició n de cultura que Tylor propuso en este libro fue
ampliamente citada.
Postulados teóricos
Cuestiones de método
A menudo se ha planteado que los antropó logos evolucionistas del siglo XIX se
dedicaban a la antropología de escritorio (o de silló n, como dicen algunos). Es decir,
que armaban sus grandes relatos sobre la evolució n de la humanidad desde sus
oficinas sin hacer trabajo de campo, sin contrastar sus postulados con investigaciones
de terreno concreto. No obstante, como lo anota Palerm (1976), no es del todo cierto
generalizar esto a todos los antropó logos de la época. Es en este marco que se realizan
las primeras expediciones que llevaron al terreno a estudiosos de las sociedades no
occidentales al terreno.(3) A pesar de estos estudios, es claro que para la escuela
evolucionista en antropología la descripció n de un grupo humano particular no tenía
valor autó nomo, sino en relació n a poder reconstruir la historia de la evolució n social
de la humanidad en general.
(3) Existen antecedentes sobre la importancia de la observación de sociedades no occidentales
desde principios de siglo XIX. Así, por ejemplo, en el libro del francés Joseph‐Marie Dégerando,
titulado La observación de los pueblos salvajes, encontramos una de las primeros llamados
sobre la importancia de observar cuidadosa y sistemáticamente el mundo: “El método de la
observación tiene un procedimiento seguro, el recolecta los hechos para compararlos, y los
compara para conocer mejor” ([1800] 1969: 61). Desde su perspectiva, es claro que ‘conocer
mejor’ significa realizar observaciones rigurosas. Este llamado al producción de un
conocimiento empíricamente fundando constituye una diferencia cardinal con los enfoques
filosóficos especulativos en los cuales la coherencia lógica y la consistencia de las
proposiciones es más importante que su fundamentación empírica: “Sería sabio recolectar un
gran número de datos antes de tratar de explicarlos, y solo permitir las hipótesis después de
agotar la luz de la experiencia iluminadora” (Dégerando [1800] 1969: 67).
Críticas
A los evolucionistas del siglo XIX se los ha acusado de que eran antropó logos de
escritorio, es decir, que estaban sentados en sus oficinas armando sus teorías y
escribiendo sus libros sin ser investigadores de campo. Esta es una crítica que se hace
décadas después desde otras corrientes antropoló gicas posteriores. La permanencia
en el terreno adquiere su significancia para la antropología en las primeras décadas
del siglo XX.
Otra crítica realizada a la escuela evolucionista le considera expresió n ideoló gica
del colonialismo europeo. En efecto, algunos críticos de los añ os sesenta y setenta han
establecido la correlació n entre las premisas y planteamientos de los pensadores
evolucionistas y la ideología que justificaba la expansió n colonial capitalista europea
del siglo XIX: