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Superintendencia Bancaria. Oficina Jurídica. Memorando OJ-256. Abril 20 de 1987.

Véase en
Jurisprudencia y Doctrina Tomo XVII. Número 193. Páginas 52 a 57. Enero de 1988.

“Requisitos de los títulos valores:

a) Incorporación: Diferente a los demás documentos que prueban o certifican un derecho, en los
títulos valores por virtud de la incorporación se establece relación estrecha entre el titulo y el
derecho, de tal manera que este ultimo se materializa en el primero y forman una sola cosa. El
derecho entra a formar parte del cuerpo (se incorporar al titulo), de modo que la transferencia de
este implica la del derecho principal incorporado (art. 628 C. Co.). Como consecuencia de ello, para
la eficacia de la reivindicación, secuestro o cualquier otra afectación o gravamen sobre los
derechos consignados en el titulo valor o sobre las mercancías por él representadas, debe
comprenderse el titulo mismo materialmente (art. 629 Ibídem.).

b) Legitimación: Se ha definido como la propiedad que emana del titulo según la cual se faculta a
quien lo posee según la ley de su circulación a exigir al deudor las prestaciones en él contenidas y a
este a liberarse cumpliendo válidamente a favor del primero. En virtud de este principio los títulos
valores son documentos necesarios para legitimar el ejercicio del derecho que en él se incorpora,
de tal manera que deberá exhibirse el titulo valor para ejercitar el derecho consignado en él (art.
624 C. Co.). La posesión del documento es suficiente para ejercer el derecho así no sea propietario
del titulo ni del derecho. La legitimación dependerá entonces de la ley de circulación propia de
cada titulo valor, según que sea nominativo, a la orden o al portador.

c) Literalidad: El tenor literal del documento es única norma. Con esta expresión se indica cómo el
derecho que se incorpora en el titulo debe quedar consignado en el texto del documento, de
manera que la existencia, extensión y modalidades del derecho se regula exclusivamente por lo
expresado en el titulo valor. Así, el articulo 626 del C. Co indica que “el suscriptor de un titulo valor
que dará obligado conforme el tenor literal del mismo…”. La literalidad tiene una función de
publicidad frente a quienes no participaron en el negocio inicial que dio origen a la creación y
entrega del titulo, asegurando su circulación puesto que contra la letra de este no podrán alegarse
convenciones u obligaciones extracartulares, salvo las excepciones causales entre las partes
originales.

d) Autonomía: En los términos del artículo 619 del Estatuto Mercantil el titulo valor incorpora un
derecho autónomo. Así mismo el artículo 627 dispone que todo suscriptor de un titulo valor se
obligará autónomamente. De lo anterior se infiere que los vicios o nulidades que afecten las
obligaciones de alguno o algunos de los signatarios no afectarán la de los demás, y así también los
sucesivos, tenedores del titulo adquieren un derecho originario y no derivado. Esto implica que el
derecho adquirido por un poseedor de buena fe exenta de culpa, podrá ser mejor, independiente
y distinto del que tenia su transmisor, siempre que no se trate de partes directa o indirectamente
obligadas pues por virtud del articulo 684 del C. Co. En tal caso cabe todo tipo de excepciones
extracartulares”.

“En opinión de esta entidad la posición que resuelve con argumentos más sólidos el tema que nos
ocupa, es la que niega el carácter de título valor de las acciones de sociedades anónimas, por las
siguientes razones: La “revolución” de los títulos valores consistió en esencia en reducir un bien
inmaterial (un crédito), y su negociación en la forma y medios de circulación de los bienes muebles
corporales, de modo que se produce una objetivización del derecho. En esa medida, no hay dudas
sobre las obligaciones que se adquieren existiendo claridad en el tráfico mercantil de ese tipo de
documentos. De esta manera en los títulos valores se rompe el régimen común de las obligaciones
y los contratos, mediante una serie de tecnicismos jurídicos, entre los que cabe destacar el
fenómeno de la incorporación, requisito esencial en todo título valor, por cuya virtud el derecho se
une al título en tal forma que el bien incorporal se convierte en un bien corporal mueble
circulando de ese modo (arts. 619, 628, y 629 del C. Co.). Desde ese punto de vista, no puede
aceptarse la posición de quienes sostienen que la incorporación se ve cumplida cuando el contrato
social al reflejarse en el título, se incorpora a él, de modo que los derechos emanados de la
relación fundamental , y los derechos que nacen del título valor, circulan juntos, porque la
incorporación exige que haya una objetivización o cosificación del derecho que nace del
documento, lo que no ocurre si al circular el título de la acción, hay que acudir a las cláusulas del
contrato social.”

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