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C.F.G.S.Educación Infantil Dual Curso 2021-22 Módulo Habilidades Sociales U.T.7. Prof.

Silvia Franco

U.T.7. LA EVALUACIÓN DE LAS HABILIDADES SOCIALES Y LA


COMPETENCIA SOCIAL.

1.La competencia social y las HHSS.


La competencia social es un término muy relacionado con las HHSS, pero no es lo mismo.
Para aclararlo vamos a utilizar las propuestas de Noelia LÓPEZ DE DICASTILLO RUPÉREZ
Concha IRIARTE REDÍN M.ª Carmen GONZÁLEZ TORRES (Universidad de Navarra) en su
artículo Aproximación y revisión del concepto «competencia social».
“La mayoría de los autores (Merrell y Gimpel, 1998; Michelson y cols., 1987; Monjas,
1999; Paula, 1998) coinciden en definir las habilidades sociales no como un rasgo de la
personalidad sino como un conjunto de comportamientos interpersonales, de
capacidades o destrezas sociales específicas que son adquiridas. Son necesarias para
interactuar y relacionarse con los iguales o con los adultos de forma efectiva.
El concepto de habilidades sociales suele ser reservado para referirse al componente
conductual de la competencia social. Pueden definirse como «el conjunto de
comportamientos interpersonales aprendidos que configuran la competencia social de
cada persona en sus diferentes ámbitos de interrelación humana» (Carrillo, 1991). Es
decir, aunque durante un tiempo se consideró que habilidades sociales y competencia
social eran dos conceptos sinónimos, creemos que conviene distinguirlos.
Pero no basta ser hábil, conocer determinadas conductas y destrezas también es
necesario saber cómo, cuándo y en qué situaciones emplearlas, es decir, ser capaz de
percibir la situación, los sentimientos de los demás, autocontrolarse y mostrar empatía.
Entender así la competencia social supone considerar tanto sus componentes
conductuales como cognitivos y afectivos, y la importancia de las variables contextuales.
La competencia social supone la capacidad de percibir e interpretar las situaciones
sociales y las características de los contextos y de las personas con las que se va a
interaccionar, con el fin de poner en práctica las distintas habilidades y estrategias que
favorezcan la aceptación e inclusión en dichas redes sociales.
Así, siguiendo a Trianes y cols. (1999), podemos definir la competencia social como un
conjunto de «procesos cognitivos, socioafectivos y emocionales que sustentan
comportamientos que son evaluados como hábiles o adecuados por agentes sociales,
teniendo en cuenta las demandas y restricciones de los distintos contextos».
“La competencia social implica la capacidad de organizar pensamientos, sentimientos y
Una conclusión importante es que la competencia social está muy ligada al contexto y a
la cultura, por lo que si evaluamos la competencia social de una persona en España
deberemos tener en cuenta el componente contextual (podría darse el caso de que una
conducta que aquí se considera habilidosa en otro contexto de otro país no lo sea, y si
esa persona es competente socialmente aquí no lo sería en ese otro país).
Recordemos que al hablar de las HHSS ya dijimos la importancia que tiene para las
personas ser aceptadas socialmente, y para ello es importante la adquisición y
desarrollo de HHSS,y los problemas que se derivan cuando una persona no tiene HHSS
(no es competente socialmente).
Una persona competente socialmente es aquélla que puede usar los recursos personales
y contextuales para lograr una buena satisfacción y una contribución y participación
activa en los grupos, las comunidades y la sociedad en general a la que pertenece.
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2. La evaluación de la competencia social y las HHSS. La importancia de los


indicadores de evaluación.

El objetivo de evaluar la competencia social de una persona es conocer el grado en que


esa persona funciona de forma independiente y el grado en el que responde de forma
satisfactoria a los requerimientos sociales y a las demandas de responsabilidad personal
y social.

Evaluar la competencia social supone valorar la adecuación del comportamiento de una


persona en sus relaciones interpersonales, considerando qué comportamientos son
adecuados y cuáles no.
Por ello se deben tener claros los INDICADORES de evaluación de la competencia social,
es decir, tener clara la habilidad o comportamiento objetivo considerado adecuado para
los otros y en el contexto y que esa habilidad / comportamiento sea observable y
descriptible (es decir, p.e.: mirar a una persona durante una conversación, es lo
adecuado en ese contexto y se puede observar y describir si se hace o no). Esos
indicadores son la referencia para medir y evaluar el grado de competencia social.
Además, para poder evaluar la competencia social de una persona deberemos tener en
cuenta qué HHSS tiene adquiridas, cuáles no y en cuales puede presentar problemas o
déficit + evaluar si la persona las pone en juego en el momento y contexto adecuado.

Para establecer lo que es adecuado o no (nuestro referente para evaluar), tenemos en


cuenta:
1. La habilidad o comportamiento objetivo. (la conducta que se considera habilidosa de
forma objetiva, p.e.: si alguien se presenta y te da la mano, se debe actuar
presentándose y dando la mano también; si alguien da los buenos días al encontrarse
con otra persona, esa persona debería devolver esos buenos días…).
2. Las comparaciones con otras personas en ese comportamiento y el referente social.
3. El contexto social de referencia de la persona.
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El proceso de evaluación de las HHSS se realiza teniendo en cuenta los 3 aspectos que
intervienen en la HHSS: el componente motor, el componente cognitivo y el componente
socioafectivo (como ya vimos en la unidad sobre las HHSS).

Y el procedimiento más adecuado para evaluar es el denominado ANÁLISIS FUNCIONAL


DE LA CONDUCTA (utilizado en Psicología Clínica). En este ANÁLISIS se descomponen
de forma minuciosa y detallada todos los pasos a seguir en una conducta socialmente
habilidosa (adecuada), para poder determinar el paso en que pueda existir algún
problema y evaluar el grado de adquisición de esa conducta competente socialmente o
el grado de déficit de la misma (lo que luego permitirá decidir cómo actuar con esa
persona para que cambie y mejore su grado de competencia social).

El objetivo fundamental de este análisis es explicar el mantenimiento del


comportamiento en una persona: ¿por qué una persona se comporta como lo hace?, en
este caso importante determinar el por qué y cuándo lo hace MAL, es decir, cuando su
comportamiento NO ES COMPETENTE SOCIALMENTE.

Es una herramienta de gran utilidad para explicar el comportamiento y, en base a esta


explicación, establecer los objetivos de tratamiento adecuados a cada sujeto, así como
las técnicas de intervención para lograrlos.
En este caso, identificar los comportamientos adecuados y habilidades positivas y no
adecuados de la persona, qué tipo de situaciones sociales son problemáticas para ella,
cómo se comporta (responde, actúa) ante esas situaciones (de forma adecuada o no),
qué factores pueden condicionar a que se comporte de esa manera, qué consecuencias
tiene esta forma de comportarse.

Imaginemos una persona que cuando está en su puesto de trabajo y necesita que alguien
le ayude actúa de la siguiente manera: se acerca a un compañero y le exige que le ayude,
utilizando un lenguaje corporal y verbal brusco e impositivo y sin respetar el momento
ni el contexto (por ejemplo, sin preguntar antes si la otra persona puede atenderle, si
puede ayudarle cuando tenga un momento, dando las gracias si recibe la ayuda….).

En este caso estamos observando objetivamente una conducta social no adecuada y a


una persona no competente en esa interacción social. Y, dependiendo de la forma de
reaccionar la otra persona, incluso podría generarse un conflicto entre ambas.

Hacer este análisis de nuestra forma de actuar nos puede ayudar a detectar dónde
debemos introducir un cambio para que una conducta socialmente inadecuada que
tengamos incorporada de forma natural en nuestra forma de actuar pueda ser modificada
o eliminada.

3.Autoevaluación y evaluación por parte de otros.

Para evaluar la competencia social se puede hacer de 2 maneras: que otra persona evalúe
o que se evalúa la propia persona (autoevaluación).

Lo ideal es que se hagan los 2 tipos de evaluación, así la persona puede ser conocedora
de lo que ella misma detecta sobre su competencia social y lo que otros observan de
ella, y así recibe información por una doble vía. Además, en ciertas circunstancias la
propia persona no es capaz de hacer una evaluación “objetiva” de su propia conducta,
e incluso aunque la haga puede que no perciba ciertos matices en la misma.
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P.e.: con un niño son las personas cercanas y significativas para él quienes juzgan si su
comportamiento es competente o no, ya que la capacidad de autoevaluarse requiere del
desarrollo de una serie de capacidades cognitivas y de la capacidad de observación,
que aún no tiene.
Para poder hacer ambas evaluaciones es clave la capacidad de observación junto con
otros elementos: la objetividad y la capacidad de análisis (en este caso de lo observado).
Mediante la observación se podrá examinar el comportamiento y las HHSS de la persona
observada.

4.Técnicas e instrumentos de recogida de información para la evaluación de la


competencia social y las HHSS.
De nada sirve observar sino se registra lo observado de forma sistemática, rigurosa y lo
más objetiva posible. Pero no existe un único procedimiento o técnica que sea capaz de
ofrecer, por si sola, una evaluación completa en el terreno de las HHSS y la competencia
social, por ello es importante integrar toda la información que aporten las distintas
personas cercanas al sujeto a evaluar y los distintos instrumentos utilizados.
De entre todos los instrumentos y técnicas disponibles en investigación social, las que
resultan más útiles para evaluar la competencia social y las HHSS son las siguientes:
4.1.La observación (es estrategia e instrumento).
1.1. Auto-observación: la propia persona puede realizar una evaluación de su conducta y
de su grado de competencia social, pero de nada sirve si no es debidamente registrada
y para ello pueden utilizarse varios instrumentos: auto-registro y auto-informe (se
ampliará con una actividad que hacerla todos los alumnos para que no vaya a examen ).

1.2. Observación por parte de otras personas : la realizan aquellas personas que forman
parte del contexto social del individuo y con las que mantiene relación. Y este medio de
evaluar la competencia social es fundamental por 3 aspectos: 1) la propia persona no
siempre es plenamente consciente del modo que tiene de comportarse + 2) las HHSS
se aprenden y despliegan en interacciones con otras personas + 3) las percepciones y
reacciones de otras personas condicionan la propia conducta.
Podemos encontrar distintos tipos de observación:
1. Directa o indirecta.
2. En el ambiente real o natural o en situaciones artificiales: medidas conductuales
(interacciones estructuradas y semiestructuradas).
Según el tipo de instrumento para registrar lo observado:
A. Aplicando instrumentos elaborados (escalas de observación, listas de control,
anecdotarios, diario de clase, grabaciones, fichas de seguimiento).
B. Utilizando escalas estandarizadas (tipo cuestionario o test).
4.2. La Entrevista.
Es un instrumento muy útil para evaluar la competencia social de una persona, porque
en sí misma ya es una interacción social entre entrevistado y entrevistador, pero debe
ampliarse con otro tipo de registros. Ofrece información del entrevistado a 3 niveles:
1. Lo que cuenta 2. Cómo lo cuenta 3. Cómo se comporta al contar o responder
Y está arrojando información muy valiosa de la persona en ciertos aspectos de la
competencia social, si bien la entrevista debe realizarse en un ambiente favorable,
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relajado y calmado para que la persona entrevistada se muestre de la forma más natural
y veraz posible. Por el contrario, no sería útil como instrumento para evaluar.

4.3. Los cuestionarios.


Existen muchas escalas y cuestionarios para evaluar las habilidades sociales y la
competencia social, algunos de ellos puede hacerlos la propia persona sola y otros son
con un entrevistador experto. Los más conocidos son:
1.Cuestionario EHS, con 33 ítems, explora la conducta habitual del sujeto en situaciones
concretas y valora hasta qué punto las habilidades sociales modulan estas actitudes.
2.La Escala de evaluación de HHSS de Goldstein.
3.Escala básica de empatía, de Jolliffe, D. y Farrington, D. P.
4.Las 2 escalas EMES:1.Escala multidimensional de expresión social – Parte motora (EMES
– M) y 2.Escala multidimensional de expresión social – Parte cognitiva (EMES – C).
ESTO DENTRO DEL RECUADRO NO SE PREGUNTARÁ EN EL EXAMEN, EL RESTO TODO

4.4. Las simulaciones y pruebas de desempeño de roles (role playing).


Se “diseña” un contexto que imita o reproduce de manera artificial algún aspecto de la
vida real y dentro de ese ambiente se establecen situaciones o problemáticas similares
a las que tendría que enfrentarse en condiciones reales. Algunas veces se pide a la
persona que actué como lo haría realmente y en otras conforme al rol asignado.

4.4. La evaluación del grupo.(en ciertos aspectos de la competencia social).


Algunas competencias sociales donde mejor se observan y evalúan es en la propia
interacción de la persona en los distintos grupos donde interviene. Pero también
interesa conocer la propia percepción que un grupo tiene de su “forma de comportarse”.

A veces interesa hacer una evaluación en grupo, si bien los mecanismos que pueden
utilizarse no siempre son “del todo fiables y objetivos”, por ejemplo, la puesta en común,
el diálogo o valoraciones del propio grupo pueden estar impregnadas de cierta
subjetividad y del denominado “efecto contagio” (al hacer una evaluación grupal oral
colectiva las intervenciones de los primeros participantes pueden arrastrar y
condicionar las del resto).
La Sociometría recoge procedimientos para el estudio de los grupos y de su forma de
comportarse, entre ellos encontramos el SOCIOGRAMA (se ampliará con una actividad
que hacerla todos los alumnos para que no vaya a examen).

5. Habilidades del educador para realizar una evaluación de la competencia social


y las HHSS: en él mismo y en su aula.
Para poder evaluar uno mismo su grado de competencia social es importante partir de
la idea de que nuestro comportamiento siempre es mejorable, y que posiblemente en
muchas ocasiones no actuamos de forma más habilidosa posible en nuestras
interacciones sociales.
La capacidad de observación (auto-observación) y de crítica (auto-crítica) son cruciales
para que podamos mejorar nuestra competencia social.
En una Escuela Infantil las interacciones sociales son diarias con los niños, entre
profesionales y con las familias, por ello debemos tener la capacidad de evaluar cómo
actuamos en ellas, partiendo del conocimiento de qué tipo de habilidad social es la
requerida en cada situación y cómo regular nuestro comportamiento si no se ajusta a ella
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El título del técnico en educación infantil, establece como competencias: “Mantener


relaciones fluidas con los niños y niñas y sus familias, miembros del grupo en el que se esté integrado y otros
profesionales, mostrando habilidades sociales, capacidad de gestión de la diversidad cultural y aportando
soluciones a conflictos que se presenten”.
Para lo cual es necesario el desarrollo de muchas de las HHSS vistas este año, pero si
tuviéramos que hacer un listado de competencias sociales (y personales) cruciales como
educador infantil, de las cuales deberíamos evaluarnos, serían:

 Capacidad de controlar las primeras emociones de enfado y de hostilidad y


establecer una estrategia de afrontamiento constructivo en la comunicación con el
otro.
 Escucha activa y empatía.
 Comunicarse de manera profesional y asertiva. Intenta ser asertivo pero cordial. Di
lo que tengas que decir, pero sin dañar la relación profesional (ni personal) con los
otros.
 Saber trabajar en equipo y negociar.
 Ante los problemas y las dificultades se buscan alternativas u opciones que
rentabilicen la situación. Capacidad de resolución de conflictos desde el diálogo y la
negociación.
 Aceptar los errores e interpretarlos como oportunidad de aprendizaje.
 Desarrollar la tolerancia a la frustración.
 No hacer comentarios en forma de crítica negativa, no juzgar, no usar etiquetas
descalificadoras.
 Dan mensajes positivos y motivadores a los compañeros y a las familias.
 Ayudar, dar ideas, aportar alternativas.
 Gestionar y ajustar las expectativas sobre nosotros y nuestro trabajo. Ajustar las
expectativas significa en este caso seguir manteniendo ideas positivas sobre las
posibilidades y logros, pero siendo flexibles y ajustando continuamente nuestras
expectativas a la realidad.
 Actitud de apertura hacia el aprendizaje (escucha a los que te quieren enseñar) y la
formación constante.

Algunos autores hablan de 2 grupos de competencias muy importantes en esta profesión:


Competencias de automotivación.
Se refieren a las competencias que nos permiten como profesionales iniciar y mantener
la motivación incluso en condiciones desfavorables. 1.Buscar y aportar razones para
motivarse y para actuar. 2.Capacidad de comprometerse. 3.Tendencia a convertir lo
negativo en desafíos, en retos de superación. 4.Gusto y valoración del esfuerzo.
5.Capacidad para aprender de la experiencia de fracaso.

Competencias de autoconocimiento.
1.Tener Conciencia personal. 2.La habilidad para conocernos a nosotros mismos. 3.La
Habilidad para regular nuestras emociones y pensamientos, para analizar qué emoción
estamos sintiendo, cómo y por qué surge, para luego ajustarla en intensidad, frecuencia
y duración. 4.Entender y controlar las emociones, desdramatizando sus efectos.
5.“Dialogar” con la emoción para regularla. 6.La habilidad de buscar argumentos e ideas
que contrarresten mis pensamientos negativos. 7. De lo ocurrido, saquemos de cómo
reaccionamos, “ver y analizar” las cosas que ocurren.
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Competencia social en los niños.


El comportamiento interpersonal de un niño juega un papel vital en la adquisición de reforzamientos sociales,
culturales y económicos, y si carece de los comportamientos sociales apropiados podrá experimentar
aislamiento social, rechazo y, en conjunto, menos felicidad.
La competencia social tiene una importancia crítica tanto en el funcionamiento presente como en el desarrollo
futuro del niño. Las habilidades sociales no sólo son importantes por lo que se refiere a las relaciones con los
compañeros, profesores y padres, sino que también permiten que el niño asimile los papeles y normas sociales.
Por lo cual como educadores debemos observar, registrar y analizar la competencia social de nuestros
pequeños, para posteriormente poder intervenir en pro de que se desarrolle de forma adecuada. ESTOS 2
PÁRRAFOS NO ENTRAN EN EL EXAMEN, EL RESTO TODO.
En la etapa 0- 3años las habilidades sociales se refieren a los intercambios sociales con
otras personas, el reconocimiento de sus sentimientos, el amor, la amistad, etc.…Esto
supone que el educador debe atender a todas aquellas conductas relacionadas de forma
directa o indirecta con el apego social emocional; y observar y registrar la forma en que
los niños las van aprendiendo y desarrollando en el contexto del aula (fuera del aula los
responsables de esa observación y registro son las familias u otros profesionales).

P.e.: En el aula un educador puede observar, registrar y analizar en los niños conductas
como:
 Respeta su turno en los juegos
 Es capaz de prestar objetos y juguetes a otros niños
 Utiliza “gracias” en los momentos oportunos
 Juega en grupo con otros niños
 Sabe esperar turnos
 Ayuda y colabora
 Expresa sus necesidades de forma adecuada o no adecuada
 Acepta muestras de afecto de otras personas o no las acepta.
 Llama la atención del adulto de forma adecuada o no adecuada (p.e. rabietas,
agredir)
Y muchas más que forman parte de las HHSS que se integran en la competencia social.

Este tipo de información le puede servir para diseñar una intervención con los niños que
muestren déficit en estas HHSS, y poder trabajarlo de forma coordinada con las familias.

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