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MARÍA VICTORIA ÁLVAREZ BUJÁN
1. Introducción
Antes del Amanecer es una de las películas románticas por excelencia. Se trata de la primera de las
películas que junto con Antes del Atardecer y Antes de la medianoche, conforma la trilogía romántica realizada por
el Director Richard Linklater y protagonizada por los actores Julie Delpy y Ethan Hawke. Curiosamente, existe una
diferencia de 9 años entre cada una de ellas, puesto que la primera fue estrenada en 1995, la segunda en 2004 y la
tercera y última, recientemente, en 2013. Antes del amanecer gozó de un éxito rotundo cuando se estrenó, aún sin
saber que posteriormente el director daría vida a una trilogía, completando todo aquello que quedaba en el aire con
la primera película.
En síntesis, Jesse y Céline son dos jóvenes que se conocen en un tren y sufren un flechazo, o lo que es lo
mismo, amor a primera vista. Jesse tiene que bajarse en Viena para coger un avión al día siguiente y le propone a
Céline que se apee con él para pasar el día, juntos, en la fantástica y romántica ciudad. Ella acepta, y desde ese
momento, la película narra cómo transcurre la jornada que viven, cómo entablan diversas conversaciones para ir
conociéndose poco a poco, cómo va creciendo la atracción que sienten el uno por el otro, cómo se dan su
InterseXiones 5: 47 - 68, 2014. ISSN-2171-1879 RECIBIDO: 17-11-2013 ACEPTADO: 10-02-2014
Antes del amanecer y la construcción social del amor romántico 48
primer beso, en fin, cómo viven una utopía amorosa.
El éxito de Antes del amanecer radica claramente en su argumento, el cual, gira en torno al amor
romántico, tema que aunque a priori pueda parecerlo, no resulta desde ningún punto, cuestión baladí. Autores como
Coral Herrera o Eva Illouz, lo han estudiado desde una óptica social para analizar cómo el mismo se construye
socioculturalmente y cómo dicha construcción influye en las estructuras económicas, políticas y culturales de la
sociedad (especialmente de la sociedad occidental). Ésta es, precisamente, la línea que quiero desarrollar, si bien de
un modo sucinto, en el presente trabajo, para analizar cómo la referida concepción sociocultural y occidental del
amor sirve de soporte para el mantenimiento del sistema patriarcal y capitalista, y cómo por mor de ello, guarda, al
mismo tiempo, una relación subyacente con los estereotipos de género.
3. La relación que existe entre la construcción social del amor romántico y los distintos
roles de género
La primera cuestión que debemos plantearnos tal y como anuncia el epígrafe es si concurre alguna
relación entre la construcción social del amor romántico y la atribución de los roles de género.
Dando respuesta a este interrogante, debemos precisar que el amor romántico entendido como
construcción social se haya íntimamente ligado a dos aspectos: de un lado, el rol que tradicionalmente le viene
impuesto a la mujer; y de otro lado, la dicotomía y la heteronormatividad sobre la que se asienta nuestra sociedad y
que ciertamente es una de las piedras angulares para poder mantener el patriarcado.
En lo que atañe al primer aspecto, debemos partir del análisis del amor romántico como “una
construcción social que sostiene, en la actualidad, la base de la sociedad capitalista, democrática y patriarcal: el
matrimonio y su extensión, la familia nuclear tradicional”, de modo que “su idealización invisibiliza la ideología
subyacente a un tipo de pareja basada en la propiedad privada (monogamia, fidelidad, exclusividad), la eternidad y
la magia” (Herrera Gómez 2010: 78).
Consiguientemente, el amor romántico no se ciñe únicamente a la perspectiva sentimental e íntima de
cada individuo, sino que lleva consigo una trascendencia sociopolítica, que no es otra que la de hacer perdurar el
statu quo y el mantenimiento del orden sociopolítico, esto es, en suma, el sistema del patriarcado, aquel sistema
social que preconiza una distribución desigual del poder entre hombres y mujeres, siendo los primeros el género
dominante y las
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segundas, el género dominado3.
De la configuración del sistema patriarcal es de dónde proceden los modelos de comportamiento y los
esquemas tipificadores en función del género. Así, el esquema tipificador por excelencia es el “rol social”, el papel
que cada uno de nosotros cumple en la sociedad. Asimismo, nos encontramos con el denominado “rol de género”, el
papel que hombres y mujeres tienen preestablecido y deben cumplir en función de su género4. En consonancia con
lo anterior, la construcción social del amor romántico camina de la mano del patriarcado y le sirve de parapeto para
su perpetuación en la sociedad occidental. De aquí, justamente, se deprende la razón última por la que el amor
romántico no representa el nudo gordiano del sistema económico y familiar en el ámbito de sociedades como las de
la India, puesto que en este tipo de culturas no es necesario buscar un baluarte para el mantenimiento subrepticio del
sistema patriarcal, sino que éste ya se constituye de por sí, en el contexto de una sociedad en la que no hay lugar
para la igualdad y la libertad de las mujeres. Empero, en las sociedades occidentales, sí se presume la existencia de
una esfera de libertad y de igualdad individual y de género, en la que resulta inconcebible pensar en parejas carentes
de autonomía, como sucede por ejemplo, en el caso de matrimonios pactados por las familias cuando los futuros
cónyuges son todavía niños5.
Además, no podemos obviar que en los últimos tiempos, la mujer ha evolucionado en su rol y ha ganado
en independencia, de modo que un sometimiento expreso a los cánones del sistema patriarcal en el ámbito de las
sociedades occidentales sería de todo punto impensable6. Ahora bien, existen mecanismos alternativos y aquí, es
donde entra en juego el amor romántico,
3. La Real Academia Española define patriarcado como “Organización social primitiva en que la autoridad es ejer- cida por un
varón jefe de cada familia, extendiéndose este poder a los parientes aun lejanos de un mismo linaje”, vid. Real Academia
Española. (2001). Patriarcado. En Diccionario de la lengua española (22a ed.). Recuperado de
http://lema.rae.es/drae/?val=patriarcado 4. No obstante, “el sistema del patriarcado no es un sistema universal, ni existe desde
siempre. Se impuso violen- tamente como una reacción contra el poder femenino y su capacidad de crear vida. La reclusión
doméstica y la subyugación del género femenino vinieron dadas en gran parte por el sentimiento de inferioridad de los hombres
con respecto a la capacidad reproductora femenina, y por el miedo del hombre a la sexualidad femenina ejercida con libertad”
(Herrera Gómez2010: 19). 5. En relación a este fenómeno “el amor romántico, pese a que siempre se ha tratado como un
fenómeno afectivo que acontece en el interior de las personas, es una construcción sociocultural que se ha expandido por todo el
pla- neta gracias al fenómeno de la globalización. Esto es visible en culturas donde, por ejemplo, el matrimonio siempre ha sido
un acontecimiento contractual que no tenía que ver mucho con los sentimientos de los cónyuges, como en India o
Japón”(Herrera Gómez2010: 14). Asimismo, acerca de las pautas amorosas en otras culturas actuales, vid. las consideraciones
ofrecidas por Yela García (2000: 72-74). 6. Véase en este sentido, el estudio llevado a cabo sobre la construcción de la utopía
romántica en Illouz (2009: 49-53).
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que funciona como un instrumento clave para el mantenimiento de este tipo de sistema. Así las cosas, el amor
romántico en su fase inicial de utopía y felicidad no viene a ser sino la puerta de entrada de la mujer en el
patriarcado.
Si nos remontamos a la película, en ella se percibe perfectamente cómo Céline, una mujer que se
considera a sí misma como un emblema del feminismo y la independencia, concibe el amor como algo maravilloso,
imprescindible para ser feliz y poder llegar a realizarse, anteponiendo incluso el triunfo en el amor al triunfo en una
profesión. De este modo, se observa cómo, efectivamente, nos encontramos influenciados por la educación que se
nos proporciona y cómo partiendo de la utopía del amor romántico, buscando a “nuestra media naranja” nos
adentramos en el sistema social por defecto, el patriarcado.
La forma de introducirse en el sistema patriarcal tiene relación con el segundo de los aspectos objeto de
análisis, la dicotomía sexual y la heteronormatividad sobre la que se asienta nuestra sociedad, dado que “Nuestras
representaciones sociales están condicionadas por un pensamiento que entiende que la norma nace de los cuerpos:
éstos serían la razón última a partir de la cual se construyen los géneros. Dos cuerpos, dos géneros y una sola
sexualidad dominante (sustentada también por condicionantes fisiológicos, genéticos, biológicos...) (Sabuco y
Cantó y Valcuende Del Río 2003: 13).
En definitiva, el amor romántico se ha vendido a la población durante dos siglos como el estado civil
ideal, con el fin primordial de crear una familia nuclear tradicional, o dicho en otros términos, una familia patriarcal.
El modelo de familia patriarcal al que tradicionalmente se nos han acostumbrado y para el que se nos ha educado,
sólo da cabida a la existencia de dos sexos (hombre y mujer) que a su vez formen un modelo de pareja: la pareja
heterosexual. De esta manera, se establece una dicotomía, es decir, una especie de compartimentos estanco, en los
que se dejan al margen otras realidades de nuestra sociedad (como ocurre con los colectivos LGTB o los colectivos
de intersexuales), que son entendidas como anormales y extrañas7. En lo relativo a los primeros, porque ponen en
peligro la concepción de familia patriarcal, al proponer otros modelos distintos de parejas y de relaciones; y en lo
que se refiere a los segundos, porque “Ponen de manifiesto
7. Para un estudio más detallado de las discriminaciones que traen su origen en la denominada dicotomía o sistema sexo/género y
la heteronormatividad sobre la que se asienta nuestra sociedad y que afectan especialmente a deter- minados colectivos, como el
colectivo LGTB, y dentro del mismo, en mayor medida, al colectivo de mujeres les- bianas, el cual ha padecido la negación de
sus derechos como corolario del rol que tradicionalmente se la ha venido atribuyendo a la mujer, vid. Pichardo (2006: 372-390).
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la arbitrariedad de las categorías (identidad y diferencia, macho/hembra) y la complicidad que establece esta
categorización con la heterodesignación de los cuerpos” (Preciado, 2011: 121). De esta suerte de concepción social
tradicional, es precisamente de dónde proceden las discriminaciones, la violencia de género (incluidas dentro de la
misma, prácticas tales como la ablación de los genitales femeninos8) y la homofobia9.
Como consecuencia de este ideario, podría concluirse de forma contigua, que según el tipo de sistema
cultural y social se prescribe un tipo de amor distinto, existiendo así, amores heteronormativos o hegemónicos y
amores heterodoxos, ilegales, alternativos o subversivos (el amor libre, el amor entre homosexuales....) (Herrera
Gómez 2010: 257-262).
6. Estereotipos de género y mitos del amor romántico presentes en Antes del amanecer
Para reparar en todo lo que llevamos explicado hasta aquí, es preciso hacer especial hincapié en los
elementos más característicos de la construcción social del amor romántico, razón por la cual, es recomendable
realizar el visionado de la película desde dos ópticas esenciales:
- La primera, en relación con el papel que representa la protagonista y como ese amor romántico influye en ella, en
su personalidad y en su pa- pel/rol como mujer.
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- La segunda, en lo que se refiere al protagonista. ¿Qué significa el amor romántico para él? ¿Cuáles son las
diferencias entre la forma de entender el amor romántico de Jesse y de Céline?
Así, de Céline llama la atención su facilidad para mostrar sus ideas y sentimientos y para expresar la
importancia que ella le atribuye al “amor”; mientras que Jesse tiene facilidad para bromear y para ligar, incluso para
hablar de sexo, pero no para hablar de amor. Jesse muestra una personalidad más escéptica. Estas diferencias son
efecto indirecto de la educación que se dispensa en nuestra cultura, educación que, tal y como mencionábamos
anteriormente, origina una clara diferencia en la forma de amar y de entender el amor entre hombres y mujeres.
Quizá, el escepticismo de Jesse se explica por la escena en la que cuenta cómo sus padres no se llevaban
bien, tuvieron un hijo y al final se divorciaron. El protagonista dice que aguantaron juntos por el bien de él y de su
hermana. La actitud de sus padres a la hora de querer mantener la unión familiar a toda costa y pese a sus problemas
y diferencias, pone de manifiesto la concepción social de la familia nuclear patriarcal como modelo idílico15.
En la película también se pueden observar estereotipos de género y mitos románticos. En esta línea,
resalta el hecho de que Céline, una mujer liberal y progresista de mente abierta, se encuentra al mismo tiempo,
influenciada por la educación y por el sistema social, lo que le genera, en definitiva, una creencia profunda en el
amor romántico16. Este fenómeno se percibe en varias de las conversaciones que entabla con Jesse, especialmente
cuando le cuenta la historia de un señor para el que trabajó, un hombre que había triunfado enormemente en su
profesión, pero que al final de su vida estaba sólo y nunca se había entregado a nadie. Tal creencia es un producto
más de la cultura tradicional patriarcal, ya que el hecho de educar a las mujeres con la única meta de convertirse en
fieles
15. El escepticismo de Jesse se refleja en distintas escenas, algunas de ellas son las que siguen: la escena en la que Céline le
pregunta a Jesse si conoce a alguna pareja que sea feliz y él responde que sí, pero que en realidad no son felices, sino que se
pasan la vida viviendo una mentira; la escena en la que aparece la adivina para leerle la mano a Céline y mientras ella se muestra
entusiasmada, Jesse opina que es todo una artimaña preparada; o la escena en la que Céline cuenta cómo su abuela amó toda su
vida a otra persona distinta de su marido, pero se resignó. En relación a esta última, Jesse opina que no es algo grave, ya que si
hubiese conocido bien a su amado, al final él la habría decepcionado. 16. El punto de vista expresado por Jesse hace alusión al
hecho de que las personas creamos en la fase de enamora- miento expectativas exageradas para con la persona amada,
expectativas inalcanzables e irrealizables y cuando nos percatamos de que el ser amado no satisface tales expectativas, es el
momento en el que llega la decepción y con ella, la fase de desamor.
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esposas, origina que “como ellas no pueden moverse por sí mismas, ni trabajar, ni tomar decisiones, ni tomar el
control de sus vidas, el modo que hallan para aumentar su reconocimiento social es adquirir el estatus de casadas,
de mujeres susceptibles de ser amadas (esta sería la figura mitológica de HERA: «Puesto que la mujer está
condenada a la subordinación, sólo le resta anularse a sí misma planteándose al ser amado como un absoluto al
que dedica toda su existencia»17” (Herrera Gómez 2010: 234).
Aunque esta reflexión se refiere más bien a una época anterior, puesto que en la actualidad, las mujeres
han evolucionado, se han liberado y desarrollan distintas esferas de su personalidad: cultural, laboral, sentimental,
familiar..., la consecuencia final de la concepción que en ella se describe constituye un resquicio cultural que
continúa operando en el inconsciente de las mujeres.
En este sentido, de la actitud y pensamiento de Céline podemos colegir dos mitos románticos:
- El mito de la omnipotencia del amor, es decir, la creencia de que el amor lo puede todo, de que es lo más
importante y lo esencial que toda persona necesita para salvar los obstáculos de la vida.
- El mito del emparejamiento: mito que aparece reflejado en el carácter y personalidad de Céline, quien siendo una
mujer liberal que se configura a sí misma como un icono de la independencia y del feminismo, abre su corazón y
explica cómo para ella lo más importante para realizarse sería enamorarse y encontrar a “su alma gemela”. De este
mito, se infieren, al mismo tiempo, otros dos: el mito de la media naranja, que orbita alrededor de la creencia de que
los amantes están predestinados el uno al otro desde siempre; y el mito de la exclusividad, el cual, tiene su base
sobre la creen- cia de que sólo es posible estar enamorado de una persona.
A su vez, estos mitos románticos no son sino efecto del romanticismo patriarcal, al que hemos hecho
mención anteriormente.
No obstante, estos no son los únicos mitos existentes en torno a la concepción social del amor romántico,
sino que existen muchos otros, entre los que podrían mencionarse:
17. En este sentido la autora apunta que “autores como Georges Duby entienden que esta sobrevaloración en las mujeres se
explica porque implica un reconocimiento de su derecho a ejercer cierto dominio sobre los hombres”.
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- El mito del matrimonio, que se refiere a la creencia de que un gran amor, un amor romántico, debe terminar
inevitablemente en un afianzamiento de la pareja, lo que se viene a representar en la construcción de una unión
estable, ya sea mediante el matrimonio, ya sea mediante otra forma de dotar a la relación de un vínculo férreo, como
por ejemplo, formalizar una pareja de hecho.
- El mito de la fidelidad, el cual gravita sobre la creencia de que si se ama verdaderamente a una persona, sólo se
tienen deseos sexuales y pasionales con esa persona y con ella, deben ser satisfechos.
- El mito de la perdurabilidad, que se apoya en la creencia de que el amor romántico será eterno e imperecedero, es
decir, se mantendrá durante toda la relación con el mismo ímpetu e ilusión del principio. Éste es, proba- blemente, el
mito que guarda una más estrecha relación con la utopía del amor romántico, dado que los amantes suelen esperar
cuando inician una relación, que ésta se mantenga con la misma pasión y la misma ilusión del principio, lo que
resulta de todo facto imposible, generando ulteriormente una gran decepción18. Éste último, también se puede ver
reflejado en la películas de manera implícita, dado que, a la postre, la razón por la que los protagonistas deciden
volver a verse es la esperanza de poder conservar ese gran amor apasionado que ha surgido entre ellos.
Sin embargo y en contraposición al mito que tratamos en este punto, llama poderosamente la atención
que “los humanos raramente se emparejan una sola vez en la vida. Divorciarse (...) Al contrario de lo que se cree,
esta situa- ción no es un fenómeno reciente ni refleja una súbita disminución de los valores familiares. El divorcio,
en particular, y la disolución de las relaciones de pareja duraderas, en general, son universales”(Buss 1996: 267).
- El mito de «mater dolorosa», típico en la España de la posguerra e ín- timamente ligado a la religión, y más en
concreto, al culto a la Virgen María, al entender que la maternidad, deber inexcusable de toda mujer, se encuentra
ligada al sufrimiento o al martirio (en un término más reli- gioso). Por consiguiente, en la práctica, la base de este
mito, “proponía a las chicas casaderas su propio camino de perfección para el futuro y establecía para los jóvenes un
rígido punto de comparación que aumen-
18. Sobre los diversos mitos existentes en torno al amor romántico, v. Herrera Gómez (2010: 285-296).
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taba sus cautelas e indecisiones a la hora de elegir la compañera de su vida”(Martín Gaite 1987: 108).
- El mito del libre albedrío, el cual, tiene una clara conexión con la cons- trucción social del amor romántico y con el
hecho de que ignoremos la existencia de la misma, puesto que el mismo radica fundamentalmente en “la creencia de
que nuestros sentimientos amorosos son absolutamen- te íntimos y no están influidos de forma decisiva por factores
socio-bio- lógicos-culturales ajenos a nuestra voluntad y, generalmente, a nuestra consciencia” (Yela García 2000:
71). Precisamente, la construcción social del amor romántico no es otra cosa que la influencia del sistema social,
cultural e inclusive, económico del mundo occidental en la forma de amar y de pensar de la población.
- El mito de la equivalencia, que consiste en la “creencia de que los conceptos de «amor» y «enamoramiento» son
equivalentes, y por tanto, que si uno deja de estar apasionadamente enamorado es que ya no ama a su pareja” (Yela
García 2000: 71). Además, este mito o concepción posee un nexo causal con la fase de desenamoramien- to. Uno se
decepciona, no sólo porque las expectativas que albergaba eran extremadamente inalcanzables, sino porque cree que
el amor ha decaído y que su pareja no ha logrado mantener la pasión y la ilusión del principio.
En el film se puede contemplar, asimismo, la presencia de ciertos estereotipos de género, como sucede en
la escena en la que los protagonistas simulan llamadas telefónicas a sus amigos para contarles la experiencia que
están viviendo. Jesse interpreta el papel de amiga de Céline y ésta, el papel de amigo de Jesse. Los dos ponen de
relieve los estereotipos obrantes en relación a ambos géneros, imitando la voz, la forma de hablar y la actitud de
cada uno en función de su género. Sin embargo y curiosamente, la escenificación de las llamadas, termina siendo
una forma sutil de declararse.
Destaca también en la película, el estereotipo de la promiscuidad masculina, estereotipo que se puede
observar en dos momentos:
- En la conversación en la que Jesse y Céline hablan de la promiscuidad masculina. Jesse intenta justificarla
insistiendo en que los monos también
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son promiscuos y que lo son de modo natural. Céline le responde diciendo que ése es un argumento machista, y
expone cómo, en su opinión, incluso el feminismo podría ser entendido como un argumento machista para vivir la
promiscuidad masculina a costa de la liberación sexual de las mujeres.
- En la ocasión en la que Céline se muestra reticente a mantener relacio- nes sexuales con Jesse, confesando que no
quiere ser la clásica aventura o anécdota de un viaje, de la que luego Jesse pueda presumir y alardear con sus amigos
americanos.
Una vez que hemos expuesto los principales mitos o estereotipos de género que podemos percibir en el
film, tenemos que referirnos al amor romántico en sí y a cómo éste se proyecta en la película.
El amor que viven los personajes es utópico y apasionado, ambos se encuentran ilusionados por el ímpetu
del principio, se hallan maravillados el uno del otro. El amor envuelve a los personajes en la magia y en la euforia
típica de la primera fase (la fase del enamoramiento), hace que se sientan dichosos e inundados de sentimientos
especiales que no tenían hasta ese momento19. De hecho, aunque se perciben diferencias de género en la forma de
sentir el amor, existen, no obstante, otros estereotipos relacionados con la concepción sociocultural del amor
romántico y que son comunes a ambos géneros, como acontece, por ejemplo, en relación a los citados mitos de la
omnipotencia o del emparejamiento.
En este contexto, resulta interesante la intención primera de los personajes de intentar superar las
convicciones sociales y vivir un amor único, apasionado y efímero, un amor que se ciña a ese día en Viena, que
forme parte de su vida, pero comprendiendo que cada uno tiene su camino y debe seguirlo. Con todo, a medida que
avanza el film, los protagonistas van aumentando el deseo de volver a verse, de estar juntos, en suma, de vulgarizar
su relación idílica, única y original porque se hayan embriagados por el amor hasta tal punto, que no son capaces de
ver la realidad que les aleja (habida cuenta de su distinta procedencia, sus distintos planes y expectativas de vida) y
lo efímero de los sentimientos que en ese momento albergan.
Al principio, los personajes tienen miedo a revelar sus sentimientos, a
19. Para un estudio más pormenorizado de las características del amor y del desamor amén de los fundamentos biológicos del
amor, vid. Herrera Gómez (210: 80-107).
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admitir que quieren reencontrarse y tener una relación, y no es hasta la despedida en la puerta del tren cuando
mutuamente se confiesan su deseo de verse y de repetir lo vivido, orquestando una cita que deberá tener lugar
pasados seis meses en la estación de tren en la que se despiden ahora. Esto desvela el poder de la concepción social
del amor romántico, que como ya hemos anticipado, funciona, en última instancia, como puerta de entrada al
sistema patriarcal, ámbito en el que las relaciones son concebidas en un sentido de perpetuidad, de exclusividad y de
monogamia con el fin último de crear una familia nuclear.
7. Conclusiones
La pretensión de este trabajo no ha sido otra que la de efectuar un somero estudio de la película para
analizar cómo se construye la concepción sociocultural del amor romántico y cuáles son sus consecuencias,
especialmente, en el mundo occidental y en la vida de las parejas. En definitiva, hemos visto cómo esta desconocida
construcción camina de la mano del sistema tradicional y patriarcal, influyendo en el rol que tradicionalmente se le
viene atribuyendo a la mujer a través de la divulgación y a la interiorización por parte de la sociedad de mitos y
estereotipos de género, y ayudando de esta forma, a la perpetuación y al sostenimiento del mismo. Asimismo, hemos
analizado la conexión existente entre el amor romántico y el capitalismo explicando cómo este último se sirve de la
utopía romántica para incentivar el consumo en masa.
Finalmente, sólo resta preguntarnos si ha lugar a alguna alternativa al “amor romántico”, si sería posible
por tanto, huir de esta construcción sociocultural de algún modo. Desafortunadamente, si bien a nivel legislativo y
político, el patriarcado se encuentra en decadencia (al menos aparentemente), en el ámbito emocional y narrativo
continúa en auge. La única alternativa efectiva al amor romántico, y por contraposición a la idea que éste simboliza,
sería la idea de liberación en la esfera amorosa y sexual, lejos de estereotipos socioculturales y de género que
repriman nuestros sentimientos y deseos, pero “la idea de una liberación sexual y amorosa colectiva, sin jerarquías
de género ni luchas de poder no deja de ser una utopía de la postmodernidad” (Herrera Gómez 2010:389), dado que
escapa radicalmente a nuestro entendimiento, y lo hace porque debido al etnocentrismo20 que nos embriaga no nos
percatamos de que “la monogamia no sólo no es universal (Rosenblatt, 1974), sino que ni siquiera constituye la
regla” (Yela García 2000: 69).
20. La Real Academia Española define etnocentrismo como, “Tendencia emocional que hace de la cultura propia el criterio
exclusivo para interpretar los comportamientos de otros grupos, razas o sociedades”. Real Academia Española. (2001).
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Antes del amanecer y la construcción social del amor romántico 66
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