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Desde pequeños nos inculcan la idea de que la única finalidad del ser humano es ser feliz, tal
y como decía el filósofo Séneca, cosa que, en mi opinión, no se trata de una idea errónea. Es
el método que nos enseñan con el que no me muestro muy de acuerdo. Según Occidente, la
única manera de conseguir esa felicidad es obteniendo dos cosas a lo largo de tu vida: dinero
y amor. Desde hace un par de años empecé a formar mi ideología. A día de hoy puedo llegar
a comprender el poder del dinero en mi sociedad, y más siendo una persona que ve ese poder
(de manera escasa) en su propia casa, pero nunca me había cuestionado el poder que ejercía
en investigar sobre ello. Impresiona ver cómo el amor, aunque no se diga, tiene casi el mismo
poder que el dinero, y es por lo único que una persona arriesgaría lo más mínimo. Esta es una
reflexión realmente simple, un secreto dicho a voces, pero que nadie se cuestiona. El amor es
una simple construcción cultural que utilizan para distraernos de la realidad. Nos venden el
amor como un acto revolucionario bajo el lema de: “el amor todo lo puede”, pero realmente
Antes de llegar a comprender por qué ocurre esto, debo preguntarme primero por otras
cuestiones: ¿Cómo se ha desarrollado el papel del mito del amor romántico a lo largo de
Los primeros indicios escritos de amor romántico en la historia del ser humano se dan en la
época medieval. Estos escritos casi siempre se estructuraban de la misma manera: un hombre
y una mujer se enamoran, se presentan dificultades que no permiten que estén juntos, luchan
contra ello para, finalmente, “vivir felices y comer perdices”. Por supuesto, este mito se
Durmiente, la cual esperó cien años ni más ni menos a ser rescatada. Por otra parte, también
surgieron relatos contrarios a lo anterior, pero con el mismo objetivo, donde las mujeres sí
pasión desenfrenada que precipitaría toda la historia a la tragedia. Por ejemplo, el mito de
Tristán e Isolda, donde te enseñan que, aunque sientas aburrimiento debido a la rutina
final trágico.
Además, todo esto se unía con la cultura católica de la época donde se argumentaba que el fin
último al encontrar una pareja era la hipergamia, es decir, que todo fuese por una ascensión
social. Esto podríamos considerarlo como el antecesor de esa idea actual que tenemos hoy
día de que el amor es tan necesario como el dinero, y que sin una cosa u otra no serás feliz o
Todo esta corriente ideológica sobre el amor tendría sus inicios en las ideas filosóficas
planteadas por el mismo Platón. Este consideraba que el amor era una mezcla de belleza y
diferenciaba entre un mundo visible, donde habitaba lo real (según Heráclito) y un mundo
invisible donde habitaba lo eterno e inmutable (según Parménides). Consideraba que el amor
era capaz de generar tal éxtasis que pudiese conducirte del mundo real al mundo ideal. Por
ejemplo, para los cristianos el único camino para llegar al cielo es Dios, ya que Dios es amor,
y se llegaba a él, entre otras formas, mediante iluminación agustiniana o raciocinio tomista.
Estas ideas establecieron el amor como una búsqueda pasional, de esa otra mitad perdida, que
tenía como finalidad la fusión de dos almas y dos cuerpos, actualmente conocido como el
mito de la media naranja. Este mismo filósofo explica la necesidad del amor en su libro El
escenifica cómo en la antigüedad los seres humanos se dividian en tres géneros: masculino,
femenino y andrógino. Este último género gozaba de cuatro brazos, cuatro piernas, cuatro
orejas, dos rostros y dos órganos sexuales. Era tal su potencia física y mental que decidieron
división de sus cuerpos en dos, para así conseguir que estos pasasen toda su vida buscando
angustiosamente su otra mitad con el único objetivo de poder sentirse completos, aunque
nunca llegaría a producirse tal desenlace. Esto refleja a la perfección la necesidad de los seres
humanos anhelando continuamente encontrar el amor, eso que los antiguos llamaban delirio
de la mente.
Platón no fue el único que cuestionó el amor. Muchos filósofos a lo largo de la historia han
intentado buscar una respuesta a la finalidad de este. Por ejemplo, Leibniz defiende que el
amor era un combinado de ardor y luz, es decir, un combinado de amor y razón. Tanto él
como Ortega y Gasset consideraban un grave error definir el amor como ciego. Para ellos el
instrumento social para poder conseguir “fama, riqueza y poder disfrazado de deseo de
Para Nietzsche el amor es resultado del azar. Comienza y termina porque sí, sin
Por último, para Schopenhauer el amor es una trampa para perpetuar la especie. Este creía
que la atracción sexual y la unión amorosa era la voluntad de vivir. Además, también
consideraba que la mujeres necesitamos mucho más el amor que los hombres ya que ellos son
los que pueden proporcionarnos un hogar para criar, mientras que nosotras sólo somos
capaces de seducirlos.
Centrándonos ahora en las consecuencias psicosociales que la idea del amor romántico ha
podido causar en nuestra sociedad actual, las personas defendemos continuamente la
“Cada persona es un mundo, cada persona siente diferente”. Esto es falsable, ya que
nuestros sentimientos están predispuestos por la sociedad en la que vivimos, hasta el punto de
que podemos decir que la dimensión literaria del amor puede ser considerada un constructor
social. Es tan basta la información que recibimos sobre el amor y son tantas las opiniones que
hay acerca de este concepto que a veces lo confundimos con algo ficticio que nada tiene que
ver con nuestra realidad, es decir, lo idealizamos. Esto es debido a que al sentirlo nos aleja
tanto de lo cotidiano que nos sentimos absueltos de esa realidad que normalmente se presenta
cruel y malévola. Quizá sea este el motivo por el que el amor engancha tanto y lo solemos
Como reflexión última sobre las diferentes consecuencias psicosociales que se observan del
amor romántico es inevitable añadir que las mujeres son las mayores afectadas. Nosotras
hemos sido más endebles a la tragedia romántica debido a que nos han educado bajo ideas
parecidas a las de Schopenhauer, que nos enseñaban que debemos pasarnos nuestra vida
buscando a ese príncipe azul que nos salve y proteja. Por lo que podemos evidenciar que
entre todos los avances que intentamos conseguir para que se nos trate con igualdad también
está la lucha para separar el amor de la necesidad. Y aunque se están haciendo progresos
sobre esto, el sistema no nos lo pone fácil. Resulta más que evidente este hecho cuando
visualizamos muchas películas que idealizan el amor y nos lo presentan como fin último para
nuestras vidas. La enseñanza es clara: debemos ser igual de sumisas y débiles que ellas o, de
la felicidad.
En conclusión, tras analizar paso por paso el desarrollo de las ideas que fundamentan
identificarse con la realidad. Bajo mi humilde opinión, considero que el amor romántico no es
más que un concepto cultural con el único objetivo de aprovecharse de nuestras actitudes
consumistas mediante la creación de estrategias comerciales como la del Día de San Valentín.
El amor que nos presentan y nos incitan a ejercer en este “día de los enamorados, no es más
que un letargo social que tiene como finalidad convertirnos en simples ignorantes que no
sepan concebir la realidad que se nos muestra y, de esta manera, nos dejemos gobernar por
aquellos que han tenido la suerte, o la desgracia, de llegar a una posición alta. Claro que todo
esto solo les beneficia a unos pocos. En definitiva, tal y como dijo una vez George Orwell:
«Los mitos que se creen tienden a convertirse en realidad», aunque yo sigo albergando una