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PROGRAMA DE MERCADEO
2020
Entre la ciencia y la ética humana
Es paradójico tratar de comprender el inmenso progreso que a tenido la humanidad entera, frente
al hecho de que está adolece de los mismos males siglo tras siglo, no consiguiendo encontrar una
manera estable y duradera para solucionar sus problemas humanitarios en la ciencia.
Contradictoriamente, vivimos en una sociedad que sufre al mismo tiempo crisis por obesidad y
desnutrición; con la ciencia se busca crear una cápsula en la que se contenga toda la alimentación
necesaria diariamente, mientras no se ha logrado colmar plenamente el hambre mundial. Todo
ello demuestra que la ciencia no da las bases morales para hacer un mundo equitativo, pues este
deber proviene del ser humano mismo, la ciencia es una herramienta, más no es la obra en si
misma, el individuo es quien la utiliza y le da la aplicabilidad para crear o destruir.
Por ello, en la historia humana, genocidios y sin fin de males han sido desatados en una cultura
científica. Einstein afirmaría “cometí un gran error en mi vida". Este aclamado científico y
pacifista, afirmó esto tras recordar un acontecimiento histórico y perturbador: los ataques
nucleares a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Si bien no se le atribuye una relación
completamente directa con este suceso, fue él quien concibió una de las fórmulas más famosas
de la historia E=mc^2, la cual explica de dónde viene la energía y está fue fundamental para la
creación de las bombas atómicas. Ahora bien, también hay otro tipo de relación que lo vincula,
de carácter político y por ello evidencia la importancia de la responsabilidad en las relaciones
humanas. En 1939 Einstein envío una carta al por entonces actual presidente de Estados Unidos,
dónde resaltaba la importancia de que el gobierno apoyará la investigación científica en cuanto a
las bombas, por ser un proyecto al cual Alemania le estaba prestando vital atención. De esta
manera, si bien el científico no fue quien dio orden directa de acabar con dos ciudades y más de
210.000 vidas humanas y profundas afectaciones psicológicas , sus cartas y la tergiversación de
su obra científica, fueron factores determinantes y sin los cuales un ataque de tan gran magnitud
no se hubiera dado.
Finalmente, en el ocaso de su vida, Einstein afirmaría que “Si hubiera sabido que ese miedo (a
que Alemania fabricara la bomba) no estaba justificado… no habría participado en abrir esta caja
de Pandora”. Muestra de ello fue la actividad pacifista que llevó a cabo en su última década de
vida.