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Lección 5 (26 de abril del 2022)

El Derecho Procesal en perspectiva histórica

1. El Derecho Castellano y el “orden los juizios”


2. Juan de Hevia Bolaño y la Curia Philippica
3. El siglo XIX y Miguel Antonio de la Lama
4. Julián Guillermo Romero y Juan Monroy Gálvez
5. Una nueva perspectiva del Derecho Procesal

Fuentes: César Landa Arroyo, Derecho Procesal


Constitucional, pp. 21-31. Lima: Pontificia
Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, 2018.
------------ Percy Mac Lean Estenós, “Historia del
Derecho Procesal en el Perú”, Revista de Derecho
Procesal, Año III (1945), pp. 239-268.
----------- Juan Monroy Gálvez, Introducción al
Proceso Civil, pp. 1-50. Bogotá: Témis, 1996.
----------- Juan Monroy Palacios, “Panorama actual de
la justicia civil. Una mirada desde el proceso”,
Thémis, N. 43 (2001), pp. 159-192.
---------- Julián Guillermo Romero, Estudios de
legislación procesal, tomo I, pp. v-xxix. Lima:
Tipografía El Lucero, 1914.
----------- José Antonio Silva Vallejo, “Los
fundamentos científicos del Derecho Procesal”,
Thémis, N. 14 (1989), pp. 24-35.

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El Derecho Procesal en perspectiva histórica

El Derecho Procesal es una de las áreas principales y


cruciales del universo jurídico. Aunque hubieron
procesos judiciales en la sociedad romana, su
desarrollo doctrinario (como proceso racionalizado)
tomó especial auge en el mundo medieval. En el caso
peninsular, el momento de estos cambios ocurrió en
el siglo XIII, en el que se fijaron importantes las
reglas: un proceso en etapas, el desarrollo de la
argumentación y la participación de expertos
jurídicos. Este fue el tiempo del rey Alfonso X El
Sabio (r. 1252-1284), uno de los importantes reyes
castellanos.

Esta lección estudia la regulación del proceso en la


historia del Derecho español y peruano así como su
debate intelectual actual. Se presta especial atenció al
nacimiento de la “doctrina de los juyzios” en el
Derecho Castellano. También se revisa a los
principales autores e intérpretes entre los siglos XVII
y XXI. Aunque no se discutirá en detalle el papel de
los justiciables, se harán referencias al uso social del
Derecho Procesal.

1. El Derecho Castellano y el “orden de los juyzios”

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La revolución jurídica castellana del siglo XIII tuvo
una de sus principales expresiones legislativas en las
Siete Partidas (1256-1265). Esta obra, inspirada en el
romanismo, comprendió varias áreas como la
litigación, la definición del Derecho, los Derechos de
los bienes y las sucesiones, entre otros temas. El rey
que promovió esta legislación fue Alfonso X, El
Sabio, rey de Castilla y León. La revolución jurídica
en la Península, en el siglo XIII, produjo una
renovación sustancial del Derecho castellano. Se
adoptaron así las nuevas interpretaciones del Derecho
Romano en las universidades medievales.

Es en ese siglo que también surge una importante


clase de juristas. Un de gran relevancia fue Jacobo
de las Leyes (1220-1294), el gran asesor jurídico del
rey Alfonso El Sabio. De las Leyes había estudiado
en Italia, el epicentro de la renovación jurídica, en la
Universidad de Bolonia. Los reyes contaban con
asesores jurídicos desde la época de los emperadores
romanos. Se le atribuye la autoría de la Tercera
Partida, en la que se regulan los procedimientos

En la Tercera Partida el procedimiento es conocido


por la palabra medieval de “juyzio”. Las Partidas
establecieron el procedimiento reglado con etapas
preclusivas, el uso de la argumentación jurídica
desarrollada por expertos y el uso del material
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probatorio. La argumentación era clave para
persuadir a los jueces. Las pruebas estaban
establecidas de manera taxativa y se le atribuía a cada
uno un distinto “peso probatorio”. La prueba
documental tenía un valor probatorio elevado.

El Derecho Castellano fue exportado al Nuevo


Mundo y recreado en suelo americano. “Recreado”
significa una reinterpretación y reutilización del
Derecho en un contexto distinto. En el periodo
colonial hubieron intérpretes de ese Derecho en el
suelo americano. Uno de los más importantes fue
Juan de Hevia Bolaño (1570-1623). Hay que indicar
que numerosos facilitadores dedicados a la práctica
privada y los propios usuarios fueron construyendo
ese Derecho colonial. En los archivos peruanos hay
un importante acervo de esa actividad procesal.

2. Juan de Hevia Bolaño y la Curia Philippica

Juan de Hevia Bolaño (1570-1623) es uno de los


grandes autores jurídicos del Perú del siglo XVII.
Nacido en Oviedo, Asturias, hizo una larga carrera
como facilitador de la Audiencia de Lima. Era
representante de las partes como agente para atender
sus procesos. Su principal obra es la Curia Philippica
cuya primera edición fue publicada en Lima en 1603.
Este trabajo es un estudio del procedimiento colonial,
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de la argumentación jurídica y la participación de
especialistas.

En la Curia Philippica se estudia el proceso reglado,


específicamente el de la Tercera Partida. El autor
estudia los tipos de procedimiento (ordinario y
sumario), el rol de los especialistas (abogados y
procuradores de causas) y el material probatorio.
Hevia estudia el proceso reglado de acuerdo a las
Partidas alfonsinas pero el autor le añade sus
reflexiones tomadas de la literatura jurídica y de su
propia experiencia forense. Hay que indicar que
todavía en esa época se consideraba que los tratados
de Derecho Procesal eran centralmente manuales de
práctica forense. Este tipo de literatura era llamado
“prácticas”.

Hevia no solamente fue un especialista en el estudio


de los “juyzios”. En 1607 escribió el Labyrintho del
Comercio, un texto dedicado al Derecho Comercial.
La segunda parte de ese texto se dedica al Derecho
Marítimo. Fue entonces uno de los grandes autores
del Derecho Colonial y su obra circuló extensamente
en los siglos XVII y XIX. Tanto la Curia Philippica
como el Labyrintho del Comercio empezaron a
publicarse conjuntamente desde sus primeras
ediciones en el siglo XVII. La primera mitad de ese

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siglo fue de una activa producción de impresos
jurídicos y obras legales de juristas.

3. El siglo XIX y Miguel Antonio de La Lama

El siglo XIX es un periodo de cambios normativos.


El Perú promulga su primer Código de
Enjuiciamientos, en 1852; el mismo año de la dación
del Código Civil. El nombre de “enjuiciamientos” no
es gratuito. Hace referencia a los procedimientos
estrictamente como “juicios”, procesos para dilucidar
los hechos y asignar derechos. Es en este periodo en
que la Ciencia Procesal es vista como un ejercicio
intelectual de modelos de procedimientos. Aún resta
la gran discusión sobre los aspectos teóricos del
Derecho.

Uno de los autores importantes del periodo fue


Miguel Antonio de la Lama (1839-1912). El fue el
autor de Elementos de teoría del enjuiciamiento y
prática forense peruana (Lima, 1879). Este libro
revisa la regulación del enjuicimiaento de acuerdo al
Código respectivo. De la Lama consideraba que la
teoría del enjuiciamiento era una “ciencia muy
importante” para establecer un procedimiento
racional que buscare la justicia.

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De la Lama es uno de los grandes juristas del siglo
XIX. Educado en la Universidad de San Marcos, fue
profesor en esa universidad y el primer gran
estudioso del Derecho Procesal dictado en el periodo
nacional. Escribió numerosos libros de texto para uso
universitario y ejerció por muchos años la docencia
en San Marcos.

El siglo XIX, y en particular en Alemania e Italia, se


produce en la segunda mitad una explosión
intelectual interesada en las reflexiones sobre el
proceso y la teoría del proceso. Para este
movimiento, un proceso no es una suma de actos y de
formalismos. En sí mismo expresa el ejercicio de
derechos de parte de los justiciables.

4. Julián Guillermo Romero y Juan Monroy Gálvez

El siglo XX es el del desarrollo de una teoría procesal


madura.Aunque hubieron importantes reflexiones
jurídicas desde el siglo XIII, fue en el siglo XIX
cuando los juristas construyeron una teoría y una
disciplina que llamaron Derecho Procesal. El legado
del siglo XIX fue crucial para el desarrollo teórico en
el siglo siguiente.

Dos de los más importantes juristas del siglo XX


peruano fueron Julián Guillermo Romero (1861-
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1925) y Juan Monroy Gálvez (n. 1950). El primero es
el autor de Estudios de la Legislación Procesal que
empezó a publicarse en 1914 (en 6 volúmenes). Es
una de las grandes obras del Derecho Procesal
peruano y así ha sido reconocido por autores como
Jorge Basadre (1903-1980). Los Estudios de
Legislación Procesal hacen una investigación sobre
el Código de Procedimientos Civiles de1912.

Quien fue un crítico del Código de Procedimientos


Civiles de 1912 es Juan Monroy Gálvez. El introdujo
las concepciones teóricas más recientes para reformar
ese código y promover uno nuevo (el de 1993).
Monroy propuso el desarrollo de una teoría procesal
así como la relevancia en el mundo de los derechos
fundamentales de conceptos como el de “debido
proceso”. Este actitud de renovación de Monroy
supuso un cambio positivo. Monroy propuso un
diálogo del Derecho Procesal con otras áreas
jurídicas (como el Derecho Civil y el Constitucional).
También cuestionó el uso de la expresión “Derecho
adjetivo”para referirse al Derecho Procesal. Su
esfuerzo intelectual estuvo orientado a demostrar la
vitalidad y relevancia de este Derecho Procesal. Fue
uno de los principales legisladores del Código
Procesal de 1993. Solamente como detalle último,
Monroy ha estado siempre especialmente preocupado
por las dimensiones y efectos sociales del Derecho.
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En ese sentido, no se trata de un jurista clásico
solamente preocupado por su obra escrita.

5. Una nueva perspectiva de Derecho Procesal

Una de las ideas centrales del nuevo Código Procesal,


y de su aplicación, fue que el “nuevo” Derecho
Procesal respondiera a las urgencias sociales. Es
decir que no se reduzca a un cuerpo de ideas y
normas en un libro. Temas como la”oralidad”, la
“inmediación” y el “acceso a la justicia” se
convirtieron en tópicos privilegiados de una nueva
lectura de esta disciplina. Una etapa centtal de la
nueva formulación del proceso fue la postulatoria.
Las partes eran las que fijaban el proceso (los hechos
y los derechos afectados).

El Derecho Procesal se ha extendido por diversas


áreas del Derecho. Una de ellas es el Derecho
Procesal Constitucional. Esto provocó la progresiva
constitucionalización de las normas procesales y el
convencimiento que la “tutela jurisdiccional efectiva”
y el “debido proceso” son derechos fundamentales de
los justiciables.

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