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Introducción
El tema del juicio final es una doctrina cristiana encontrada no
solo en la Biblia, sino también en los antiguos credos cristianos.
Esta doctrina no es una invención de la Iglesia Adventista, sino
que ha sido considerada como parte del mensaje cristiano desde
tiempos apostólicos. Según Pablo, el juicio era parte del evange-
lio que predicaba a judíos y gentiles; no era incompatible con su
enseñanza sobre la justificación por la fe. ¡Sin juicio no hay bue-
nas nuevas! La buena noticia es que, aunque el juicio nos conde-
na, Jesús sacó a la luz una justificación basada no en la ley, sino
en la fe en Él como nuestro sustituto y Salvador. Todavía hay
un juicio, pero ahora podemos afrontarlo con confianza sabiendo
que seremos absueltos en Cristo y a través de Él.
3. Ibíd., 8:37-40.
4. S. N. Gundry, “Judgment of the Nations, The,” EDT, 591; David R. Nich-
olas, “Judgments, Various,” Dictionary of Premillennial Theology, ed. Mal
Couch (Grand Rapids: Kregel, 1996), 225-227.
5. John F. Walvoord enumera siete juicios diferentes que tienen lugar en el
momento de la segunda venida y después de ella. John F. Walvoord, Major
Bible Prophecies (Grand Rapids: Zondervan, 1991), 381-388.
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Juicio e investigación
Algunos tienden a creer que en el juicio final no hay inves-
tigación y que, por consiguiente, la idea de un juicio investiga-
7. Moshe Weinfeld, Social Justice in Ancient Israel and in the Ancient Near East
(Minneapolis: Fortress, 1995), 49.
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14. Gunnel André, Determining the Destiny: PQD in the Old Testament (Lund
Sweden: Almqvist & Wiksell, 1980), 185.
15. Véase William H. Shea, Selected Studies on Prophetic Interpretation (Silver
Spring, MD: Biblical Research Institute, 1992).
138 “ Porque cerca está el día de Y ”
pecador (Jn 3:17; Hch 7:7; Heb 13:4; Stg 5:9; Ap 18:8; 19:2). Pero
incluso en estos casos se presupone el proceso judicial que prece-
dió al veredicto. Más a menudo, el verbo significa “administrar
justicia” y “juzgar”. Jesús dijo: “Yo juzgo según lo que oigo; y
mi juicio es justo” (Jn 5:30). Él administra justicia basado en la
evidencia que Él obtiene y luego pronuncia el veredicto. El elemen-
to de investigación y evaluación de la evidencia está claramente
presente. Dado que la administración de justicia ha sido confiada
por el Padre al Hijo (Jn 5:22), el juicio tendrá lugar en “el tribunal
de Cristo” (2 Co 5:10) y Dios (Ro 14:10). La frase “tribunal” (bema)
“se usa más frecuentemente en el NT para designar la plataforma
o estrado en el que se colocaba el asiento para un oficial”.16 Con
frecuencia, es “el lugar donde los funcionarios civiles realizaban
sesiones para escuchar ciertos casos legales y pronunciar senten-
cia en tales casos”.17 Era allí donde los acusadores presentaban su
caso, se oía a los testigos, los acusados se defendían y la decisión
legal era pronunciada. Era un proceso judicial. Pilato estaba en
su tribunal cuando Jesús fue traído a él (Mt 27:19, Jn 19:13). Es-
cuchó las acusaciones e interrogó al prisionero, es decir, evaluó
la evidencia contra Jesús, lo encontró inocente, y a pesar de eso
accedió a la presión de la gente y lo crucificó (Mt 27:11-26). Pablo
fue llevado a los tribunales del procónsul Galión (Hch 18:12, 16) y
Festo (Hch 25: 6, 10, 17) para un juicio. Por consiguiente, se siguió
un procedimiento legal que requirió la recopilación de pruebas y
su evaluación antes de que se pronunciara un veredicto.
Esa práctica legal se usa para describir lo que ocurre en el tri-
bunal celestial. Pablo declara que “todos tendremos que compa-
recer ante el tribunal de Cristo” (Ro 14:10). La idea es que todos
seremos examinados, evaluados y juzgados por un Dios que es
justo al examinar cuidadosamente la evidencia antes de emitir
un veredicto. “Porque es necesario que todos nosotros compa-
rezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba
según lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en el
cuerpo” (2 Co 5:10). Una vez más, se hace referencia a un juicio
para los cristianos durante el cual sus obras serán examinadas
para hacer que “cada uno reciba según lo bueno o lo malo que
18. En Mt 10:32-33 y Lc 12:8-9, Jesús deja claro “que la decisión con respecto a
la salvación eterna o la destrucción está determinada por la disposición
de uno hacia él… Quienquiera que reconozca abiertamente ante el foro
humano su relación con Jesús bajo estas circunstancias será reconocido
por Jesús como perteneciente a él en el juicio final ante la corte celestial”.
Otfried Hofius, “ὁμολογέω”, EDNT, 2:515.
140 “oP ueqr cerca esát el íad de Y ”
Basado en obras
Puesto que el criterio utilizado en el juicio es la actitud del
individuo hacia la persona y obra de Jesús, así como también la
voluntad revelada de Dios, las obras humanas llegan a ser muy
importantes. En consecuencia, las obras serán examinadas dete-
nidamente en el tribunal divino porque revelan cómo nos rela-
cionamos con Jesús y con su voluntad. Esta idea está presente en
todo el NT y señala que el juicio final incluye un aspecto inves-
tigativo. Todo el mundo será juzgado de acuerdo con sus obras
(Mt 12:36-37; 16:27, Ap 20:13), aun los cristianos (1 Co 3:8; 2 Co
5:10, Ef 6:8, Col 3:23-25). La relación entre la justificación por la fe
y el juicio por las obras se explora más adelante en este capítulo.
Imparcial y universal
Pedro dice que el Padre juzga a todas las personas “impar-
cialmente” (1 P 1:17; LBLA). Él examina y evalúa la vida de cada
persona y luego toma una decisión judicial final. En ese proceso,
no está influenciado por el prestigio o el estatus social de la per-
sona. Incluso los enemigos de la iglesia “tendrán que dar cuen-
ta de ello al que está preparado para juzgar a los vivos y a los
muertos” (1 P 4:5). La frase “dar cuenta” es parte de un “lenguaje
forense y significa responder a una demanda legal en el tribu-
nal por causa de alguna actividad”.20 La universalidad del juicio
se indica mediante el uso de la frase “los vivos y los muertos”.
En aquel juicio Dios juzgará “los secretos de los hombres” (Ro
2:16; RVC), es decir, examinará pruebas que están ocultas a la
21. El texto completo puede leerse del siguiente modo: “Te encargo solem�-
nemente, en la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a
los vivos y a los muertos, por su manifestación y por su reino: Predica la
palabra” (LBLA). La frase “por su manifestación y por su reino” no está
relacionada con el juicio, es decir, no se afirma que el juicio de los vivos y
los muertos tendrá lugar en la venida de Cristo. Lo que el texto está dici-
endo es: “te encargo solemnemente… [en vista de su manifestación y de
su reino]: Predica la palabra”.
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Juicio milenial
Apocalipsis 20 provee más información acerca del juicio fi-
nal en términos de tiempo y secuencia de eventos. Apocalipsis
19 describe la segunda venida como un tiempo en que el pueblo
de Dios es recogido por el Señor y los impíos son destruidos (Ap
19:19-21). Durante el milenio, los santos funcionan como jueces,
considerando la evidencia que apoya el veredicto divino. Des-
pués del transcurso de los mil años, los impíos son resucitados
y hay un juicio ante el trono de Dios. Los libros celestiales son
abiertos y los impíos son juzgados según lo que fue escrito allí
(Ap 20:11-12). En seguida, llega la ejecución del veredicto divino
(Ap 20:14-15). Este juicio se dirige únicamente a los malos por-
que “es difícil creer que aquellos que han vivido y reinado con
Cristo por 1000 años deben ser puestos en juicio al final”.24
Debe quedar claro que el juicio final incluye un proceso de in-
vestigación. Este juicio comprende varios aspectos: (1) el juicio in-
vestigador preadvenimiento (Dn 7; Ro 2:5-6), (2) el juicio milenario
(Ap 20:4; 1 Co 6:1-3) y (3) el juicio ejecutivo después del milenio (Ap
20:11-15; Mt 25:31-46). Por lo tanto, el juicio final incluye un juicio de
los santos (de naturaleza investigativa antes de la segunda venida
y ejecutiva en la segunda venida) y un juicio después de la venida
de Cristo (de naturaleza investigativa durante el milenio y ejecutiva
después del milenio). Hemos incorporado toda la evidencia bíblica
disponible en nuestra comprensión del juicio final, incluyendo el
momento en que ocurren los diferentes aspectos de este.
24. T. Francis Glasson, “The Last Judgment–in Rev 20 and Related Writings”,
NTS 28 (1978): 529.
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Por lo tanto, debe admitirse que la noción de juicio según las obras
es parte de una doctrina genuinamente cristiana del juicio.28
31. Yinger, Paul, Judaism, and Judgment, 290. En la página 291 él añade: “Hay
una tensión restante, pero es existencial más que teológica. Aquellos que se
apartan del evangelio y de Cristo, que caminan según la carne y no según
el Espíritu, serán juzgados como injustos según sus obras. En las cartas de
Pablo esta advertencia se aplica repetidamente a sus audiencias cristianas,
y no menos al mismo apóstol. Esta posibilidad imposible crea una diná-
mica existencial que permite asegurar la presente y futura justificación
mediante la fe a la vez que niega cualquier tipo de garantía incondicional
o inmunidad. Para toda la humanidad, tanto los justos como los injustos,
tanto el creyente como el no creyente, será ‘conforme a sus obras’”.
32. M. Risi escribe, “El juicio final divino, según Pablo, incluye a toda la
humanidad, incluso a aquellos que creen (Ro 2:16; 3: 6; 14:10; 2 Co 5:10).
No obstante, los que creen están libres de la condenación (Ro 8:1). Para
el creyente el juicio final llega a ser la confirmación de la salvación (cf.
Ro 8:11; 2 Co 4:14). Sin embargo, el lenguaje del juicio según las obras
del creyente enfatiza que la gracia no elimina la responsabilidad del
individuo por sus hechos”. M. Risi, “κρίνω”, EDNT, 2:319-320.
33. John Stott, Romans: God’s Good News for the World (Downers Grove, IL:
148 “ Porque cerca está el día de Y ”
37. Los eruditos han planteado la cuestión del tiempo en que ocurre la ado� -
ración descrita en Fil 2:10-11. Larry J. Kreitzer pregunta, “¿La ‘inclinación
de toda rodilla’ y la ‘confesión de toda lengua’ acontecen en el futuro, en
la parusía, o es algo que debe entenderse como una realidad presente,
que proviene de la actual exaltación de Cristo en los cielos?” Él argu-
menta que la pregunta introduce una falsa dicotomía en la discusión:
”No es la exaltación presente o futura, sino tanto la exaltación presente
como la futura las que están en mente. La preposición hina [a fin de que,
para que], que introduce la cláusula inicial de la cita, permite precisa-
mente tal interpretación, particularmente cuando recordamos que hina
puede introducir una cláusula de propósito o una cláusula de resultado.
La exaltación que Dios hace de Cristo no solo significa que, como resul-
tado, Él es adorado ahora como Señor dentro de la vida de la iglesia en
la tierra, sino que el propósito de Dios finalmente será llevado a cabo en
toda la creación, y Cristo será confesado como Señor en el futuro”. Larry
J. Kreitzer, “‘When He at Last Is First!’ Philippians 2:9-11 and the Exal-
tation of the Lord”, Where Christology Began: Essays on Philippians 2, ed.
Ralph P. Martin y Brian J. Dodd (Louisville: Westminister John Knox,
1998), 119-120
38. Otfried Hofius comenta, “En el contexto de Romanos 14:10b-12, Pablo in�-
terpreta la cita bíblica que Romanos 14:11 de Isaías 45: 23b en LXX… como
una referencia al juicio final. Por lo tanto, Pablo encuentra en el término
exomologeomai, usado en Romanos 14:11b, una referencia a la confesión
escatológica del pecado que cada persona debe hacer ante el tribunal de
Dios”. Otfried Hofius, “ἐξομολογέω”, EDNT, 2:9,
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39. Otto Michael escribe, “En el juicio final toda lengua confesará a Dios. Esta
confesión puede significar varias cosas. Según Filipenses 2:11 toda lengua
reconocerá el señorío de Cristo, para gloria de Dios Padre”. Otto Michael,
“Homologeo”, TNDT, 5:214, ,
40. Algunos eruditos han argumentado que la frase “en la tierra” hace re�-
ferencia a seres espirituales y no a humanos. No obstante, esta opinión
carece de algún certero apoyo bíblico. Véase Robert Morgan, “Incarna-
tion, Myth, and Theology: Ernst Kaesemann’s Interpretation of Philippi-
ans 2:5–11”, en Where Christology Began: Essays on Philippians 2, ed. Ralph P.
Martin y Brian J. Dodd (Louisville: Westminister John Knox, 1998), 64.
152 “ Porque cerca está el día de Y ”
44. D. Furst señala que “para nosotros esta asociación entre la confesión del
pecado y la alabanza de Dios es extraña. Esta proviene del hecho de que,
en Israel, la alabanza de Dios está siempre ligada a una acción definitiva
del pasado de Dios, con un acontecimiento salvador en la historia, o in-
cluso con un acto de juicio… Cuando el que está orando confiesa en su
acción de gracias que Dios tiene razón y así reconoce su propia culpa y la
rectitud del castigo que ha recibido, el pleito legal contra él está cerrado”.
D. Furst, “ὁμολογέω”, NIDNTT, 1:345,
45. CS, 728. Énfasis añadido.
154 “ Porque cerca está el día de Y ”
Conclusión
Nuestra discusión del juicio final revela que, entre sus mu-
chos objetivos, los siguientes son de importancia fundamental.
47. F. H. Klooster, “Judgment, Last”, ISBE, 2:1163, escribe: “los creyentes tam-
bién serán juzgados, aunque las Escrituras afirman que no son sentencia-
dos, porque ellos ya han pasado de muerte a vida (Jn 5:24, 1 Jn 3:14)”.
156 “ Y ”
48. Yinger señala que Pablo emplea el motivo del juicio según las obras “como
un llamado al arrepentimiento (Ro 2:6), motivación a la obediencia (2 Co
5:10, Col 3:24, 25), una sentencia sobre los desobedientes (2 Co 11:15b), y
como base teológica contra el juicio intracomunitario (1 Co 3:8b)”. Yinger,
Paul, Judaism, and Judgment, 286-287. Con respecto a los cristianos, Yinger
concluye que “Pablo estaba completamente preparado para advertir per-
sistentemente a los cristianos pecadores respecto a la destrucción divi-
na [por ejemplo, 1 Co 3:16, 17; 6:9, 10; 10:1-12; 11:29-34; 16:22a; Col.3:25], y
lo mismo es cierto para los líderes o maestros dentro de la comunidad
quienes se habían apartado de su mensaje apostólico [1 Co 3:16, 17:2 Co
11:15b; Gá 1:9]”. Ibíd., 288.