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COLEGIO BIBLICO APOSTOLICO

INTERNACIONAL

Materia:
Dotrinas y diciplinas apostólicas II

Facilitador:
Obispo Ramon Castañeda

Alumno: Jesús Humberto López Armendáriz


1er Año

Los Mochis, Sinaloa a 27de Octubre del 2021.


Dotrinas y diciplinas apostólicas II

Encontramos este libro como Jesus que nos habla de diciplina como otros libros
que hemos estudiado en este curso de los cuales hemos aprendido de cómo
debemos llevar nuestro camino, pero este libro nos muestra la diciplina y la
dotrina que hemos decidido seguir, como debemos manejarnos y comportarnos
tanto dentro y fuera de la iglesia, un cristiano que decida pertenecer a la iglesia
debe de aprender y aceptar que solo hay un Dios el cual es nuestro padre y nos
muestra su misericordia día con día, así como él se humanizo en representación
de Jesucristo para que fuéramos limpios de nuestros pecados.

Podemos observar que la iglesia nos habla como debemos comportarnos y como
tratar a los demás siempre y cuando conozcamos lo que la resurrección de
Jesucristo significa, el poder que levantó a Jesús de entre los muertos es el
mismo poder que hará que un día nosotros también resucitemos. Esa es la
esperanza de toda creencia cristiana con fundamento en la verdad Bíblica. La
resurrección del justo y del injusto Creemos que habrá una resurrección literal
de los muertos en Cristo y que ellos recibirán un cuerpo glorificado y espiritual
con el cual vivirán para siempre en la presencia del Señor Es por medio de este
entendimiento que podemos coincidir con la Santa Biblia y con los demás como
organismo. Debemos considerar con cuidado, los caminos que escogemos para
poder prepararnos para el juicio. Ese día está reservado para que demos cuentas
de cómo elegimos vivir aquí en la Tierra.

Podemos ver el rapto de la iglesia y el milenio Creemos que la Iglesia,


compuesta por los muertos en Cristo y por los fieles que aun vivan en la tierra
en el momento del Rapto, será levantada para encontrarse con el Señor en el
aire y para tener parte en las bodas del Cordero de Dios. Después de eso, la
Iglesia descenderá con el Señor a la tierra para juzgar a las naciones y reinar
con Cristo por mil años. Antes de este periodo, ocurrirá la Gran Tribulación y
la Batalla de Armagedón, a la cual el Señor pondrá fin al descender sobre el
Monte de los Olivos con todos sus santos. El juicio final Creemos que el Señor
ha preparado un día de juicio en el cual participarán todos los hombres que han
muerto sin Cristo y quienes vivan sobre la tierra en el momento en que se lleve
a cabo. Este juicio, también conocido como el “Juicio del Gran Trono Blanco,”
tendrá lugar al finalizar el Milenio.
La Iglesia no será juzgada en esta ocasión, pero si participará en la sentencia
dictada a todos los hombres según lo que esté escrito en los libros que Dios ha
preparado. Al finalizar este juicio, los cielos que hoy conocemos y la tierra serán
renovados con fuego y los fieles habitarán la Nueva Jerusalén. La dispensación
habrá llegado a su fin y Dios lo llenará todo.

Sanidad divina se obtiene por medio de la fe. Si ocasionalmente algún hermano


necesita someterse al cuidado de la ciencia médica, no debe ser criticado por
parte de sus hermanos en la iglesia, quienes primero deben pesar el asunto y
examinarse no sea que sean condenados a sí mismos en lo que aprueban, Dios
tiene poder para sanar toda enfermedad física, si esa es su voluntad, y que la
sanidad divina es resultado del sacrificio de Cristo; Él ciertamente llevó nuestras
enfermedades, y sufrió nuestros dolores; fue azotado, herido y abatido. La
sanidad del cuerpo se da a través de una combinación de fe del creyente y del
poder en el Nombre de Jesucristo, el cual es invocado al orar por los enfermos.

La santidad se define como el hecho o cualidad de ser santo. Es la idea de


limpieza y purificación de la carne y del espíritu por medio de un conjunto de
instrucciones que se encuentran en las Santas Escrituras. La santidad nos
reconcilia con Dios mediante una transformación total causada por la presencia
del Espíritu Santo. Creemos que todos los miembros del Cuerpo de Cristo deben
ser santos; es decir, apartados del pecado y consagrados para el servicio al
Señor. Por esta razón, se deben abstener de toda práctica, contaminación y
suciedad de la carne y del espíritu, no obstante, al practicar la santidad, creemos
que debemos evitar todos los extremos, ascetismo, privaciones las cuales tienen
a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en
duro trato del cuerpo.

Como podemos ver el aborto y la santidad de la vida es el inicio de la vida, el


aborto es el fin de la vida, o como lo declara el caso legal de Roe vs Wade, la
terminación de un embarazo no deseado. Esto se logra de diferentes maneras,
tales como usar altos niveles de medicamentos anticonceptivos existentes o
instrumentos mediante procedimientos quirúrgicos. Este no fue el caso de Roe
vs. Wade. Jane Roe, cuyo nombre real era Norma L McCorvey, se presentó ante
el tribunal para practicarse un aborto por voluntad propia. El representante del
Estado de Texas fue el Fiscal del Distrito Henry Wade, quien se oponía al
derecho al aborto. El tribunal falló a favor de Norma citando el artículo noveno
como su derecho a querer practicarse un aborto. Los defensores del aborto
alegan que el feto no tiene voz ni voto en el útero y que la madre es quien decide.
Actualmente, al parecer quien sea puede practicarse un aborto, aun si el
embarazo no fue producto de incesto o violación. El argumento más
comúnmente expresado es que el feto que se está desarrollando dentro de la
mujer, ni está vivo ni es humano. Si analizamos con detalle este argumento,
podemos darnos cuenta de que una célula muerta no se puede regenerar ni
engendrar vida. En el amor infinito de Dios, vemos que Él preparaba líderes
para su pueblo aún antes de que nacieran. Si de verdad la vida comienza después
de nacer, entonces Dios estaba preparando y santificando materia muerta.
Aunque hay ocasiones en las que Dios ha vuelto a dar vida después de la muerte,
este claramente no es el caso. La santidad interna se refleja por medio de
nuestras actitudes y acciones, mientras que la santidad externa o la vestimenta
que portamos para Dios se refleja en nuestro vestuario y presentación. Fue Dios
quien vistió a la primera pareja para cubrir su desnudez. La inocencia de Adán
y Eva se puede comparar con la de un niño que no ve nada de malo en quitarse
la ropa. En su mente no había malicia sino pureza hasta el momento en que
desobedecieron a Dios, El también le dio a Moisés las leyes en cuanto al
vestuario del Sumo Sacerdote y de quienes servían como ministros del Señor.
Al Sumo Sacerdote se le instruyó que debía caminar hacia el altar del sacrificio
usando una rampa en lugar de escaleras para no mostrar sus tobillos.

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