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Historia Clínica en Sexualidad.

Constanza Bartolucci Konga


Escuela Transdisciplinaria de Sexualidad
Diciembre 2017

Existen una serie de consideraciones generales que tenemos que tener


presentes frente a cualquier entrevista. Sin embargo, sabemos que muchas veces nos
tendremos que ver enfrentados a abordar una problemática asociada a la sexualidad
en contextos menos controlados que los de un box de consulta, como por ejemplo,
después de hacer una intervención comunitaria, frente a la atención de una cliente en
una tienda, o simplemente una amistad o conocido que nos pregunta sobre esta
temática.

Algunas consideraciones generales:

- Considerar siempre la importancia de generar un clima y ambiente adecuado.


- Utilizar lenguaje inclusivo. Por ejemplo, “¿tienes pareja?”, en lugar de usar
palabras que inmediatamente denotan el género de la posible pareja y una
mirada mucho más heteronormada.
- Jamás dar por supuesto nada.
- Reconocer nuestros propios prejuicios al momento de ver al otro. Esto no quiere
decir que no podamos tener prejuicios cuando conocemos a alguien, ya que
estos siempre sucede, pero es importante reconocerlos e irlos trabajando a lo
largo de nuestro crecimiento profesional.
- Dar información o incluso recibir la información que el otro nos brinda sin
generar juicios de valor.
- Usar lenguaje adecuado, pero no demasiado técnico que no permita la
comprensión del otro.
- Mucha atención con la formulación de hipótesis diagnósticas anticipadas, ya que
tienes a redireccionar la entrevista hacia ese interés-.

Específicamente qué cosas necesitamos saber frente a una problemática o


disfunción sexual:

1.- Antecedentes personales y de Salud.


- Edad.
- Si tiene pareja.
- Si tiene hijos. Son estos hijos de la actual pareja o de otra relación previa.
- Ocupación/ trabajo.
- Antecedentes de alguna enfermedad actual, pasada o crónica (física como
mental). Por ejemplo: anemia, hipo o hipertiroidismo, hipertensión arterial,
diabetes mellitus, síndrome de intestino irritable, problemas osteoarticulares,
depresión, trastornos de ansiedad, etcétera.
- Antecedentes de fármacos que consume actualmente o que haya suspendido
recientemente. Por ejemplo: antihipertensivos, antidepresivos, anticonceptivos
hormonales, antihistamínicos, etcétera.
- Antecedentes ginecoobstétricos y métodos de autocuidado de la sexualidad :
embarazos, partos, abortos, método anticonceptivo o de prevención de ITS.
- Antecedentes de cirugías a lo largo de su vida.
- Antecedentes familiares (padres y hermanos) de enfermedades crónicas o
mentales. Por ejemplo: infarto cardíaco o accidente vascular encefálico,
hipertensión, diabetes, hiper o hipotiroidismo, etcétera.
- En algunos casos, especialmente en casos de bajo deseo, suele ser útil saber la
cotidianidad del día a día de las personas, por ejemplo, “¿cuénteme cómo fue
su día de ayer desde que se levantó hasta que se acostó... o cualquier día suyo
habitual?”

Dependiendo del contexto y de cómo se nos presenta la persona consultante,


estos temas puede ser bueno abordarlos al inicio, para entrar en confianza y bajar la
ansiedad inicial de hablar directamente de sexualidad o, en algunos casos, cuando la
persona viene muy ansiosa por abordar su problemática, es recomendable primero
abordar el motivo de consulta y posteriormente preguntar estos datos.

2.- Motivo de consulta: ¿Por qué vienes?

Muchas veces es primera vez que la persona se atreve a preguntar al respecto.


Por lo que es fundamental la acogida de la problemática, incluso si es que no contamos
con el tiempo adecuado para abordarlo en ese momento (En ese caso podemos
escuchar la consulta y luego usar frases como “Lo que usted me comenta es muy
importante de abordar. Lamentablemente en este momento no contamos con el tiempo
adecuado para poder verlo con la calma. ¿Qué le parece si la próxima semana toma
una nueva cita y nos dedicamos específicamente a este tema?”).

Es importante dejar que la persona inicialmente se explaye y explique con sus


palabras lo que le sucede, ya que esto ya es terapéutico. Posteriormente nos
preocuparemos de ir delimitando más el tema. Sin embargo, es importante distinguir lo
anecdótico de lo significativo.

3.- Estamos “hablando el mismo idioma.”

Es decir, una vez que la persona ha planteado su problema sexual, es


importante asegurarnos de que ambos nos estemos refiriendo a lo mismo cuando
usamos ciertos términos, ya que esto puede conducir a errores posteriormente en la
consejería. Esto se puede hacer de manera fácil a través de las mismas preguntas. Por
ejemplo: “a qué se refiere con que no funciona”, “a qué se refiere usted con impotencia”
(aquí es importante usar los términos adecuados), etcétera. Esto es fundamental, ya
que muchas veces los pacientes mezclan deseo con excitación, erección o lubricación.

Además, independiente de la problemática que plantea el problema, es


importante ver cómo se encuentras las otras fases de la respuesta sexual, ya que un
problema sexual determinado, puede terminar afectando otras áreas de la respuesta
sexual. Además, en ocasiones, el motivo de consulta es una problemática, la cual
puede ser secundaria un problema sexual previo. Por ejemplo, consultan por bajo
deseo, pero finalmente todo comenzó por dolor en las relaciones sexuales, dispareunia
o, inclusive, por un problema sexual de la pareja, como una disfunción eréctil de la
pareja.

Otra manera útil de aclarar términos puede ser explicando brevemente la


respuesta sexual. Generalmente, según sea el caso, se le puede expresar al paciente:
“para ver si estoy entendiendo bien cuál es su problema y ver además si hay otras
áreas de su respuesta sexual que puedan verse afectadas, le voy a explicar
brevemente algunas características de cómo funciona la respuesta sexual…” En esos
casos acompañar la explicación de un dibujo puede ser muy útil. Posteriormente se le
puede decir al paciente, “habiendo escuchado esto, ¿dónde cree usted que está el
problema?”, o preguntar si cree que existen problema en otras áreas, o previamente
problemas en otras etapas, etcétera.

4.- Una vez que tenemos claro por qué pregunta la persona, es importante saber
algunas características de esta problemática.

- Tiempo de evolución. Desde cuándo le sucede, le ha ocurrido siempre o esto es


desde hace “x” meses, etc. La primera vez que ocurrió, en qué circunstancias
fue, etc. Por ejemplo, había consumo de medicamentos, sustancias (drogas,
alcohol, etc), presión del encuentro sexual, etc.
- Situacional o generalizado: esto le ocurre siempre o sólo en ciertas
circunstancias. De ocurrir sólo en ciertas circunstancias es importante saber: en
qué circunstancias ocurre, qué cosas mejoran el síntoma y qué cosas las
empeoran.
- En el caso de los problemas de erección, preguntar por erecciones nocturnas y
erecciones matutinas.
- En el caso de problemas de eyaculación, especificar si ocurre con todo tipo de
prácticas sexuales, o específicamente con algunas sí y otras no, especialmente
con la práctica mastubatoria.
- En dispareunia, es importante saber si el dolor se presenta antes, durante o
posterior a la penetración, así como la ubicación del dolor (más superficial o
profunda). Además, en este caso es importante saber si hay antecedentes de
cuadros infecciosos vulvovaginales.
- En la anorgasmia, es importante especificar si existe orgasmo en otras prácticas
tanto solo como acompañado, y además de la penetración. Así como también,
puede ser útil explicar la respuesta orgásmica, ya que algunas mujeres no son
capaces de identificar su respuesta orgásmica.

4.- Motivación para consultar.

Qué motiva a la persona a consultar por esta problemática en este momento de


su vida. Por ejemplo, “Usted me dice que tiene este problema hace más de 4 años.
¿Qué lo motiva a consultar ahora al respecto? Esto es importante, ya que muchas
veces sale temas como la presión de una pareja para encontrar solución, o situaciones
que nunca habían sido consideradas un problema hasta ahora que han encontrado
pareja, por ejemplo.

5.- Expectativas con las que viene a la consulta.

Saber qué expectativas tiene la persona al consultar respecto a su problema.


Esto será sumamente útil para delimitar el campo de acción que tenemos según
nuestros distintos enfoques profesionales, así como para también aterrizar expectativas
que a veces se escapan de lo abordable.

6.- Soluciones intentadas previamente.

Averiguar respecto a que soluciones tanto personales, así como si también ha


preguntado a distintos profesionales, para intentar solucionar el problema actual. Cómo
han funcionado, cuáles no ha funcionado y por qué, etcétera.

7.- Miedos, temores y mitos.

Es importante indagar respecto a miedos asociados a la misma problemática por


la que se consulta. Así como también mitos asociados a la sexualidad y disposición
personal hacia la sexualidad. Aquí es fundamental indagar respecto a la educación
recibida en estos temas, cómo eran abordados en la casa y en la escuela, y la vivencia
actual de la sexualidad.

8.- Historia sexual y de parejas.


Si existe pareja actual es importante saber si ésta sabe del problema y qué
opina al respecto, así como indagar respecto a cómo es la relación de pareja y si
existe ocio de calidad en la pareja. Datos como tiempo de evolución de esta relación de
pareja, convivencia, separaciones, hijos en común, relación con familiares directos,
etcétera, también son de vital importancia.

Por otro lado, saber la cronología de parejas que ha tenido, tanto “estables”
como esporádicas y su significado en la vida, así como si ha presentado dificultades en
la esfera sexual con estas, también es importante.

También es útil indagar respecto a las prácticas sexuales, fantasía, tanto de


forma individual como en pareja.

En general, la mayoría de la información irá saliendo a medida que vayamos


conduciendo la entrevista, muchas veces sin necesidad de ir preguntando
directamente. Sin embargo, en algunos casos habrá que conducir mucho más o
especificar más detalles de la información brindada.

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