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USO DE LA FUERZA

EL USO DE LA FUERZA PÚBLICA EN ACTO DE SERVICIO

La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (Revolución Francesa - 1789)
reconoce los derechos naturales, inalienables y sagrados del hombre. El artículo 12 establece
que “La garantía de los derechos del hombre y del ciudadano necesita de una fuerza pública; por
lo tanto, esta fuerza ha sido instituida en beneficio de todos, y no para provecho particular de
aquellos a quienes ha sido encomendada”.
Un Estado organizado debe tener fuerza para imponer y mantener las normas que se dictan
para ofrecer seguridad a sus habitantes. Las conductas individuales que atentan contra la vida,
los derechos y los bienes de los ciudadanos o generan perturbación del orden público, deben
ser reprimidas y el uso de la fuerza es una herramienta del Estado necesaria para hacer cumplir
la ley.
El artículo 9º del Reglamento de la Ley Orgánica Policial (4793) establece que la Policía es
representante y depositaria de la fuerza pública, y le compete “Hacer uso de la fuerza cada
vez que sea necesario para mantener el orden, garantizar la seguridad, impedir la
perpetración de delitos y en toda otra circunstancia que lo haga necesario”. El artículo 19
de la citada norma legal establece que “para el cumplimiento de sus funciones, el personal
policial podrá esgrimir ostensiblemente sus armas y usarlas para asegurar la defensa
oportuna de su persona, de terceros o de su autoridad” y el artículo 14 de la Ley 4794
establece como deber esencial “portar el arma reglamentaria, defender contra las vías de
hecho, a todo riesgo, la vida, la libertad y la propiedad de las personas y mantener el
orden público en general”.
El artículo 6º del Código de Procedimientos en lo Criminal y Correccional de la Provincia, dice
que corresponde a las autoridades y funcionarios de policía “Hacer uso de la fuerza pública
cada vez que fuese indispensable para el debido desempeño de sus atribuciones”.
Las recomendaciones de las Naciones Unidas para los funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley, pone de manifiesta en que circunstancias se debe utilizar la fuerza:
 Utilizar en la medida de lo posible medios no violentos antes de recurrir al empleo
de la fuerza..
 Utilizar la fuerza Utilizar la fuerza solo cuando otros medios resulten ineficaces o no
garanticen de ninguna manera el logro del resultado previsto.
 Emplear la fuerza con moderación y con proporción a la gravedad del delito y al
objetivo legítimo que se persiga.
 Reducir al mínimo los daños y lesiones.
 El uso razonable, prudente, sensato, equitativo, suficiente en calidad y cantidad de
la fuerza.

El uso del arma de fuego implica la posibilidad de ocasionar la muerte o lesiones a otras
personas, por lo tanto, se deben tener las siguientes precauciones:
Defensa de la vida: El principio que rige para la actuación policial es preservar la propia
seguridad y la de terceros que se encuentren en la escena del hecho. Ninguna legislación exige
al policía arriesgar la integridad física o la vida en forma irracional.
Necesidad: En situaciones extremas, se deben tomar decisiones inmediatas, en escenarios a
veces inciertos o cambiantes, sin ninguna posibilidad de hacer un análisis profundo de la
situación. El uso del arma exige un estado de necesidad en el que exista peligro grave,
inminente y actual para la vida de las personas y cuando exista riesgo de afectar la vida humana
o su integridad, el policía debe anteponer la preservación de ese bien jurídico al éxito de la
actuación.
Se entiende por peligro inminente cuando el policía está actuando bajo amenaza grave para su
integridad física, cuando el sospechoso tiene un arma o trata de acceder a ella con clara
intención de utilizarla, o también cuando el sospechoso armado busca ventaja parapetándose,
ocultándose o mejorando su situación de tiro o huye de la escena manteniendo su nivel de
agresividad y continúa disparando su arma contra el personal policial o terceras personas. No
es conveniente realizar disparos intimidatorios por cuanto se puede producir lesiones a terceras
personas y en caso de fuga no se justifica el uso del arma de fuego, salvo que el sospechoso
continúa haciendo fuego contra personal policial.
El uso del arma de fuego es el último recurso para la protección propia o de terceros ante una
agresión ilegítima que las ponga en riesgo.
Las Naciones Unidas recomiendan lo siguiente para el uso del arma de fuego:
 Utilizar el arma solo en defensa propia o de otras personas, en caso de peligro
inminente de muerte o lesiones graves o con el propósito de evitar la comisión de un delito
que entrañe una seria amenaza para la vida
 Los funcionarios deben identificarse como tales y dar una clara advertencia de la
intención de utilizar el arma de fuego, salvo que al dar esa advertencia se ponga en riesgo a
los funcionarios o se creara un riesgo de muerte o daño grave a otras personas o que
resultara evidentemente inadecuada o inútil dadas las circunstancias del caso.
 El arma debe utilizarse siempre como último recurso, siempre en caso de legítima
defensa propia o de terceros, en situaciones en que exista un peligro grave, inminente y
actual para la vida de las personas.
 Se debe tratar de reducir al mínimo el riesgo para terceras personas ajenas al
procedimiento y cuando exista un riesgo de poner en peligro la integridad física de las
personas, se debe anteponer la vida humana a otro bien jurídico que se pretenda proteger.
El artículo 34 del Código Penal Argentino establece que no son punibles:
El que causare un mal por evitar otro mayor inminente a que ha sido extraño (inciso 3º)
El que obrare en cumplimiento de un deber o en el legítimo ejercicio de su derecho, autoridad o
cargo (inciso 4º)
El que obrare en defensa propia o de sus derechos, siempre que concurrieren las siguientes
circunstancias: a) Agresión ilegítima. b) Necesidad racional del medio empleado para impedirla
o repelerla. c) Falta de provocación suficiente del parte del que se defiende. (inciso 6º)
El que obrare en defensa de la persona o derechos de otro, siempre que concurran las
circunstancias “a” y “b” del inciso anterior y en caso de haber precedido provocación suficiente
por parte del agredido, la de que no haya participado en ella el tercero defensor (inciso 7º)
RECOMENDACIONES
Las técnicas y tácticas policiales se emplean para neutralizar o disminuir al máximo los posibles
riesgos que debe enfrentar el policía.
Cuando las posibilidades de daño físico son abrumadoras o existe la certeza de padecerlas, se
ha superado los límites del riesgo para ingresar a la esfera del sacrificio. El riesgo de un deber
del policía, no así el sacrificio, el cual es producto de la libre convicción del policía ante
situaciones que no admiten otras alternativas, este el fundamento ético para el reconocimiento
de los actos de heroísmo.
Todas las técnicas y tácticas policiales privilegian el resguardo de la vida e integridad física de
las personas.
El uso de las armas de fuego es el último recurso disponible para la protección propia y de
terceros ante una agresión ilegítima que las ponga en peligro.
El trabajo policial es más eficiente y seguro cuando se realiza en equipo.
Las situaciones de inferioridad táctica o numérica obligan al uso de la fuerza. Solicitar apoyo
adecuado no resulta una muestra de debilidad sino el criterioso ejercicio del sentido del deber.

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