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DIPLOMADO EN LA SEGURIDAD PÚBLICA Y PREVENCIÓN DEL DELITO

MODULO 6: USO LEGÍTIMO DE LA FUERZA

TITULO: EL USO DE LA FUERZA POLICIAL EN MÉXICO: ESTADO ACTUAL

NOMBRE DEL ALUMNO: MARÍA DEL CARMEN GÓMEZ ANTONIO

FECHA: 27 DE MARZO DEL 2022


EL USO DE LA FUERZA POLICIAL EN MÉXICO: ESTADO ACTUAL

La fuerza pública, es el instrumento legal, legítimo y necesario, mediante el cual los


integrantes de las corporaciones policiales hacen frente a las situaciones, actos y
hechos que afectan o ponen en riesgo la preservación de la vida, la libertad, el orden
y la paz públicos, así como la integridad física, el patrimonio y los derechos de las
personas, a fin de mantener la seguridad pública que aseguren la vigencia de la
legalidad y el respeto de las garantías individuales.
El uso de la Fuerza es un Instrumento legal, legítimo y necesario mediante el cual
los integrantes de las corporaciones policiales hacen frente a las situaciones, actos
y hechos que afectan o ponen en riesgo la preservación de la vida, la libertad, el
orden y la paz públicos, así como la integridad física, el patrimonio y los derechos
de las personas, a fin de mantener la seguridad pública que aseguren la vigencia
de la legalidad y el respeto de las garantías individuales.
Considerando que uso de la fuerza es una acción de fuerza por lo general significa,
a lo menos, la restricción temporal o suspensión del ejercicio de algún derecho
ciudadano, puede apreciarse en toda su dimensión su carácter extraordinario, toda
vez que la policía puede recurrir a ella sin que haya mediado la intervención previa
de un órgano de carácter jurisdiccional o administrativo.
Existen cinco niveles para hacer el uso de la fuerza:

 Presencia de Autoridad
 Persuasión verbal hacia el agresor
 Reducción física de movimientos
 Utilización de armas incapacitantes, más no letales
 Utilización de armas de fuego o de fuerza letal

Además solo se justificará cuando la resistencia sea real o actual o inminente, es


decir, que la agresión debe estar materializada y no ser hipotética; incluso
presentarse en el momento y no después o esté próxima a ocurrir.

Principios aplicables al Uso de la Fuerza.

A. La utilización de los niveles de fuerza por los integrantes de las fuerzas armadas,
sólo es procedente cuando sea estrictamente inevitable o indispensable para el
cumplimiento de la misión que tenga asignada, en apoyo a las autoridades civiles.
B. El uso de la fuerza se realizará con estricto apego a los derechos humanos,
independientemente del tipo de agresión, atendiendo a los principios de
oportunidad, proporcionalidad, racionalidad y legalidad.

a. Oportunidad: cuando se utiliza en el momento en que se requiere, se debe evitar


todo tipo de actuación innecesaria cuando exista evidente peligro o riesgo de la vida
de las personas ajenas a los hechos. Esto significa que debe procurarse en el
momento y en el lugar en que se reduzcan al máximo los daños y afectaciones tanto
a la vida como a la integridad de las personas involucradas y sus bienes y en
general, la afectación de los derechos de los habitantes.

b. Proporcionalidad: cuando se utiliza en la magnitud, intensidad y duración


necesarias para lograr el control de la situación, atendiendo al nivel de resistencia
o de agresión que se enfrente; se refiere a la relación entre la amenaza al bien
jurídico tutelado del personal o de la población civil ajena a los hechos, y el nivel de
fuerza utilizada para neutralizarla.

La gravedad de una amenaza se determina por la magnitud de la agresión, la


peligrosidad del agresor, sea individual o colectiva, las características de su
comportamiento ya conocidas, la posesión o no de armas o instrumentos para
agredir y la resistencia u oposición que presenten.

c. Racionalidad: cuando su utilización es producto de una decisión en la que se


valora el objetivo que se persigue, las circunstancias de la agresión, las
características personales y capacidades tanto del sujeto a controlar como del
integrante de las fuerzas armadas; lo que implica que, dada la existencia del acto o
intención hostil, es necesario la aplicación del uso de la fuerza por no poder recurrir
a otro medio alternativo.

d. Legalidad: cuando su uso es desarrollado con apego a la normativa vigente y con


respeto a los derechos humanos.

Niveles del Uso de la Fuerza.

Es la gradualidad del uso de la fuerza que previa evaluación de la situación, debe


adoptar el personal de las fuerzas armadas de manera proporcional a la conducta
de la persona y/o la resistencia que opone, mediante:

a. Disuasión: consiste en la simple presencia física. Se materializa con la presencia


visible de personal de las fuerzas armadas, a petición fundada y motivada de la
autoridad civil, donde se ha detectado una situación que afecta la seguridad de la
población, que puede derivar en acciones ilícitas generadoras de daños mayores.
Puede estar acompañada por un despliegue de vehículos terrestres, embarcaciones
o aeronaves, asimismo, la presencia debe realizarse conforme a un despliegue
táctico que responda a la evaluación y control de la situación.
b. Persuasión: las acciones que de manera inofensiva desarrolla el integrante de las
fuerzas armadas, mediante contacto visual e instrucciones verbales, para conminar
al transgresor de la ley a que desista de su conducta.

c. Fuerza no letal: se emplea para controlar a una persona o personas en los casos
de resistencia no agresiva y agresiva. El uso de instrumentos no letales tendrá como
propósito causar el menor daño posible durante el control físico sin convertirlos en
letales, ante un uso de fuerza excesiva, irracional y desproporcional a la resistencia
del transgresor o agresor.

d. Fuerza letal: consiste en la utilización de medios letales (armas de fuego,


contundentes e improvisadas) para proteger la vida propia, de terceros o se vaya a
cometer un delito particularmente grave; lo cual puede acontecer, cuando los
agresores o transgresores amenacen al personal de las fuerzas armadas o a
terceras personas, con arma de fuego, explosivos, vehículo, embarcación o
aeronave en que se transporta u otro objeto que ponga en peligro la vida.

El adecuado uso de la fuerza se encuentra estrechamente relacionada con, al


menos, tres componentes: Primero, la oportunidad en que ésta debe utilizarse;
segundo, el tipo y cantidad de fuerza que corresponde emplear; y tercero, la
responsabilidad que debe existir por su uso.
En el caso de México, por ejemplo, se ha señalado que los múltiples cuerpos de
policía no cuentan con “… un protocolo de detención de personas que establezca
la graduación de los niveles del uso de la fuerza y que sirva para medir y controlar
externa e internamente la actuación policial. (Fondevila e Ingram, 2007:4).
Las regulaciones sobre uso de la fuerza se encuentran contenidas en el marco
jurídico internacional y nacional sobre esta materia, pero adicionalmente existen
otras reglas de carácter informal que también se refieren a ella.
Los Principios constituyen una especie de reglamento del Código de Conducta, por
lo cual especifican las condiciones que deben cumplirse para el empleo de armas
de fuego, entre ellas:
• Que la proporcionalidad debe evaluarse en relación “a la gravedad del delito y al
objetivo legítimo que se persiga”;
• La necesidad de reducir al mínimo los daños y lesiones. Bajo estas premisas, los
Principios describen aquellas situaciones en que podrán emplearse armas de fuego,
siempre bajo las condiciones anteriores:
• En defensa propia o de otras personas, en caso de peligro inminente de muerte o
lesiones graves;
• Para evitar un delito particularmente grave que entrañe una seria amenaza para
la vida; y
• Con el objeto de detener a una persona que represente una seria amenaza para
la vida y oponga resistencia a la autoridad (requisitos copulativos) o para impedir su
fuga, siempre y cuando resultaren insuficientes medidas menos extremas.
En cualquiera de estas situaciones, solo se podrá hacer uso intencional de armas
letales cuando sea estrictamente inevitable para proteger una vida, por lo cual se
establece la obligación de los gobiernos de proveer armamento no letal que permita
el “uso diferenciado de la fuerza y de las armas de fuego”. Adicionalmente los
Principios promueven:
• La tipificación penal del empleo arbitrario o abusivo de la fuerza, o de armas de
fuego;
• La responsabilidad de los superiores por la conducta de sus subalternos, cuando
éstos recurran al uso ilícito de la fuerza y de armas de fuego, en tanto los primeros
no hayan impedido, eliminado o denunciado su uso;
• Que no se impongan sanciones a quienes se nieguen a ejecutar una orden de
emplear fuerza o armas de fuego o denuncien su empleo; y
• Que se informe de las violaciones de derechos humanos o del empleo ilícito de la
fuerza, utilizando incluso instancias extrainstitucionales.
Las disposiciones que regulan el uso de la fuerza
La intervención policial es la actividad rectora en el día a día de la actuación policial,
se requiere de toda la atención necesaria para cumplir adecuadamente sus
actividades de prevenir, vigilar, reaccionar e investigar las faltas administrativas y
delitos incorpora la ejecución de técnicas y tácticas, con pleno respecto a los
Derechos Humanos.
En el código nacional de procedimientos penales en su artículo transitorio décimo
primero denominado adecuación normativa y operativa, establece la necesidad de
contar con los protocolos de investigación y actuación del personal, para la
operación del sistema, adecuación normativa y operativa que se ha plasmado en el
protocolo de Actuación de Primer Respondiente.
El primer respondiente, conforme a dicho protocolo de actuación, es la primera
autoridad con funciones de seguridad pública en el lugar de intervención, a quien le
compete corroborar la denuncia, localizar, descubrir o recibir aportaciones de
indicios elementos materiales probatorios y realizar la detención en caso de
flagrancia, coordinado con el ministerio público, cuya función sigue siendo la
conducción y mando de la investigación de los delitos.
Dentro de tal instrumento jurídico se establecen los supuestos de actuación del
primer respondiente, es decir, los procedimientos que debe seguir el en el ejercicio
de sus funciones cundo se actualice: una denuncia.
En el supuesto de la denuncia positiva, el PR en el lugar de intervención al tratarse
de la comisión de un hecho delictivo en flagrancia, procederá a la detención de un
hecho delictivo en flagrancia, procederá a la detención del imputado, deberá realizar
las siguientes acciones:

 Evaluar las circunstancias de los hechos que se están cometiendo


analizando la viabilidad de la detención.
 La protección de la victimas a fin de evitar que se generen consecuencias
ulteriores.
 Emplear los diferentes niveles de uso de la fuerza de manera proporcional a
la resistencia que presente la persona a detener.
Una vez realizada la detención de la persona por el primer respondiente,
independiente de la inscripción que tenga deberá:

 Proceder a la inspección de la persona, con apego a su dignidad.


 Indicar a la persona el motivo de su detención.
 Dar lectura a la cartilla de sus derechos que asisten a las personas en
detención.
 Dar aviso al ministerio público o fiscal, a fin que este indique el lugar de
presentación del detenido, el sitio de depósito de los objetos asegurados y
las acciones de deberán de seguir para la preservación y procesamiento del
lugar de la intervención.
Lo anterior es de suma importancia, para que los encargados de hacer cumplir la
ley puedan desempeñar sus funciones de mantener la ley, la seguridad y el orden
público y prevenir y detectar el delito, se les confieren diversas facultades, entre
ellas la de usar la fuerza y armas de fuego.
Las fuerzas de seguridad y sus gobiernos tienen una responsabilidad hacia la
protección de la vida, la integridad y salud de los individuos. En las operaciones de
mantenimiento del orden público, incluidas las manifestaciones sociales, o incluso
en estos tiempos de pandemia, esas obligaciones no cambian, ni las normas y
principios jurídicos que las rigen.

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