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La pequeña empresa en Honduras y su

futuro
Semana: 9.1
Nombre del estudiante:

Número de cuenta:

Sede de estudio:
Universidad Virtual

Docente:
Lic. Melany Molinero

Sección:
V5410

Fecha de entrega:
El alumno deberá realizar un ensayo resumen de los temas vistos a lo
largo del curso, exponiendo la importancia de cada uno de estos
temas y cómo en nuestro país se pueden implementar para mejorar la
gestión de las pequeñas y medianas empresas. 
En el territorio hondureño, el 95% de las empresas en general son pymes, donde
algunas de las actividades económicas en las que participan son: agroindustria,
consumo alimenticio, servicios, manufactura y artesanía. Según datos proporcionados
por la Secretaría de Desarrollo Económico, unas 167,000 se encontraban debidamente
constituidas o formalizadas, y más de 460,000 negocios de subsistencia estaban
operando informalmente, pero que el nuevo Código Tributario ha sido trabajado para
facilitar la legalización de todos estos negocios a través de un monotributo y la
simplificación tributaria, lo que atrae a la formalización e impulsa el crecimiento de las
operaciones al agilizar procesos para que puedan asentarse rápidamente. Las
pequeñas empresas aún producen el 25% del producto interno bruto de la nación, pero
la meta que se han trazado las autoridades encargadas del desarrollo económico es la
de apoyarlas con financiamiento, formalización y asistencia técnica, para que éstas
puedan aportar el 50% del PIB. Ya podemos observar que se ha trabajado en
implementar planes de acción para impulsar, motivar y direccionar las pymes
hondureñas, contribuyendo a reducir obstáculos indeseables que puedan tener, ya que
a que este tipo de empresas han ido conformando un gran porcentaje de integración en
la sociedad y han sido de mucha importancia en la evolución de nuestro entorno. En
cuanto al financiamiento, se destinó, en el año 2016, un fondo de apoyo especial de
más de 600 millones de lempiras para el emprendedurismo o ideas que se buscan
convertir en proyectos concretos, denominado Crédito Solidario, una iniciativa
presidencial puesta en marcha desde el año 2015, donde muchas pymes han resultado
beneficiadas desde entonces, la mayoría dirigida por mujeres y jóvenes
emprendedores, así como comunidades indígenas. Gracias a esta iniciativa, han
incrementado las ventas en un 30%, además de ocupar los créditos para llevar a cabo
procesos de formalización: tributaria, jurídica y laboral, en este último, se estipula que
los empleados ganen el salario mínimo, tengan seguro social y puedan ser formados
en el Instituto Nacional de Formación Profesional (INFOP). El desarrollo productivo de
Honduras se sustenta en gran parte por las micro, pequeñas y medianas empresas,
siendo una fuente generadora de empleo y punto medular en el desarrollo económico.
A través de diferentes mecanismos de apoyo y colaboración, se han establecido
acciones concretas para el impulso de este sector, parte fundamental del crecimiento
de nuestro país.
Uno de los factores que potencia la supervivencia de las micro, pequeñas y medianas
empresas (miPyMES) en el largo plazo es la capacidad de visión del emprendedor, por
lo que resulta imprescindible el desarrollo de la misma.
De acuerdo a las cifras de la Asociación Hondureña de la Empresa Familiar (Ahdefam),
apenas el 15% de las MiPymes sobrevive lo suficiente como para pasar a una segunda
generación. Un error frecuente que encontramos es que existe una falta de visión
compartida de la generación fundadora respecto a de las siguientes, debido a que las
expectativas van cambiando con el tiempo, según responsable del programa Familia
Empresarial del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP) y auspiciado por
el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En estas empresas la toma de decisiones
recae sobre una sola persona, y si esta desaparece repentinamente, la empresa queda
a la deriva, los mismos datos del COHEP indican que el 83% de las empresas, sin
importar su tamaño, no cuentan con un plan de sucesión, lo que evidencia su falta de
visión, lo que las pone en riesgo de desaparecer. Por lo que, en Honduras, se calcula
que el 90% de las empresas son de tipo familiar y la mayoría de ellas se encuentra
dentro de la categoría mi Pyme, las que con frecuencia planean sus negocios, cuando
lo hacen, a corto plazo. Estudios realizados por instituciones especializadas apuntan
hacia otro factor de supervivencia en el largo plazo es el recurso humano, contar con la
gente adecuada es un aspecto clave que demuestra visión de largo plazo, explica que
la pequeña empresa tiene que tratar de atraer el mejor talento que pueda encontrar en
el mercado. Un ejecutivo recomienda no limitarse a contratar personal exclusivamente
en base a referencias, sino tratar de hacer un proceso por el cual, puedan atraer al
mejor talento para la empresa en sí.
Esto porque el pequeño empresario se encuentra a menudo en desventaja al momento
de contratar al personal idóneo debido a que sus recursos de capital son limitados, por
lo que no puede satisfacer altas expectativas salariales. Sin embargo, al contar con una
buena visión de largo plazo encontrará la manera de compensar, es decir, si no se
puede tener a la gente que tiene gran experiencia porque resulta muy costoso, se
puede identificar otra gente que tenga las competencias necesarias que la empresa
necesita y a la que se puede formar.
Al ofrecer la oportunidad de desarrollo profesional y un plan de carrera a largo plazo, la
pequeña empresa puede compensar sus limitaciones para contratar talento y sembrar
una semilla que en el futuro dará frutos en la forma de personal calificado que
contribuirá a que la empresa alcance la madurez y sobreviva en el tiempo. Según el
Banco Mundial, para 2021 se tenía retomado la actividad económica con un
crecimiento de hasta un 4%. Los gobiernos, en el corto plazo, deberían asegurar las
prioridades de las personas, como la salud, la seguridad alimentaria y fomentar la
reactivación del sector de las MIPYMES como generador de empleo inmediato. Los
gobiernos tratan de apoyar a esta recuperación y asegurarse de hacer un buen trabajo
a corto plazo, para ayudar a una recuperación sana, pese a que actualmente se viven
tiempos muy difíciles, sobre todo esta región en Centroamérica que ha sido
fuertemente impactado por las medidas sanitarias implementadas por los gobiernos
para contrarrestar el Coronavirus, es el de las micro, pequeña y mediana empresa
(MIPYMES), que según datos compartidos por la Directora Ejecutiva del Centro
Regional de Promoción de la MIPYME (Cenpromype), representa a más de 1 millón
300 mil en la región.
Aunque no hay datos específicos para el istmo, el empleo generado por las MIPYMES
en Centroamérica y el Caribe, según la CEPAL representa casi el 61%, asegurando
que los gobiernos han tomado medidas de apoyo al sector, como los préstamos a
menores tasas de interés. Además, el BCIE colocó, a través de los Bancos Centrales y
la Banca Privada, recursos para que las MIPYMES pudieran atender temas de capital
de trabajo.
La Micro, Pequeña y Mediana Empresa (MIPYME) es uno de los pilares de la
economía hondureña y cumple un papel protagónico en la reactivación y desarrollo del
país. Este sector aporta aproximadamente el 60% del Producto Interno Bruto (PIB) y
origina 7 de cada 10 empleos en Honduras, con la llegada de la pandemia, las
MIPYME han sido el sector más golpeado por el confinamiento a causa del Covid-19, y,
por ende, han recibido atención especial por parte de los organismos multilaterales y el
propio Estado.

El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, y el Banco Interamericano de


Desarrollo (BID), así como el antes mencionado Banco Centroamericano de Integración
Económica (BCIE), han destinado fondos para su mantenimiento y sostenibilidad a
través de créditos colocados en la banca nacional. El BCIE por medio del Programa
Facilidad de Apoyo al Sector Financiero para el Financiamiento de la MIPYME,
desembolsó alrededor de 35.5 millones de dólares a tres instituciones financieras
hondureñas para apoyar a los negocios cuyos ingresos se han visto afectados durante
la Pandemia, los fondos fueron canalizados a las MIPYMES para mantener los
empleos, y para la contratación del personal despedido desde el 11 de marzo de 2020
en las empresas afectadas por la emergencia y que estaban orientadas a la producción
de la cadena agroalimentaria, hostelería y turismo, construcción, industria creativa y
medios de comunicación, comercio a nivel general, y empresas de provisión de
servicios, entre otros. De acuerdo con el BCIE, las MIPYMES fueron beneficiadas con
financiamiento para atender necesidades de capital de trabajo y obligaciones
operativas; esto a su vez permitirá proteger el empleo que genera este sector
empresarial en el país.
Por su parte el Congreso Nacional aprobó en agosto del 2020 las medidas de inclusión
financiera y fortalecimiento institucional como banca de desarrollo de Banhprovi, para
dinamizar su operatividad y garantizar no solo la solvencia financiera, sino una eficaz y
oportuna reactivación de la economía hondureña para generar un mayor impacto social
en los hondureños a través de los servicios que presta.
Las instituciones que financian a las MIPYMES están presentando dificultades
operativas debido a la falta de recaudación, lo que implica dificultad para mantener
empleos y al no recuperar esos recursos no pueden readecuar préstamos y otorgar
nuevos. Por tal razón: casas comerciales, cámaras de comercio, agropecuarias, cajas
rurales, y cooperativas de producción son fundamentales en la cadena de valor
agroalimentaria del país, ellos facilitan el financiamiento a través de insumos a micro,
pequeños y medianos productores que por sus características no son atendidos en el
sistema financiero nacional.
Por tanto, la empresa moderna debe ser consciente de sus limitaciones, pero también
debe estar preparada para aprovecharse de todas las oportunidades que puedan
presentarse y que para ello debe conseguirse una profunda mentalización, no sólo por
parte del empresario sino por parte de todos los integrantes de esa colectividad que es
la empresa. Pero para modificar actitudes erróneas o potencializar las aptitudes es
necesaria una formación de los integrantes de la empresa. El carácter particular de las
pequeñas y medianas empresas es la integración en la vida de la empresa y las
mayores relaciones afectivas que unen a estas unidades de producción con su
personal.
El estilo de dirección debe cambiar de un patrón predominantemente jerárquico y
autoritario a uno más consultivo. Debe conceder más importancia a las dimensiones
humanísticas del manejo, disminuyendo su énfasis en lo meramente utilitario en
beneficio de un mayor esfuerzo de modelización del orden social. Debe hacer, en
definitiva, una síntesis de racionalidad económica con ciencia y tecnología, política y
psicología.

El empresario dueño de una Pyme debe entender su profesión como un proceso


continuo de aprendizajes en acción y moverse en un permanente debate de la
empresa, tratando de conseguir que todos los miembros de la organización se vean
implicados en el proceso, opinando sobre el mejor método para implantarlos, y en todo
el proceso es fundamental desarrollar una serie de acciones dirigidas al personal de la
empresa para conseguir de ellos la máxima participación.

Para que exista un grupo de trabajo eficaz y motivado es necesario que exista un líder
para el que mandar es una responsabilidad y no un privilegio. Debe saber motivar a sus
colaboradores y subordinados, y practicar con el ejemplo, es decir, tener una sólida
capacidad de trabajo y cooperación. Un buen dirigente sabe delegar, organizar el
tiempo y los recursos de manera adecuada y sabe que los recursos humanos son el
más importante factor productivo con que cuenta la empresa, y que se debe potenciar,
mediante una adecuada cualificación, adecuación hombre-puesto, integración,
motivación, incentivos, y no sólo de orden económico, y proporcionar un clima de
sosiego, justicia y equilibrio social, en el que exista un compromiso por parte de todos,
al verse implicados en los resultados de la empresa.
Para ello los operarios deben verse capacitados para realizar lo mejor posible su
trabajo, ya que el que se sabe competente en su trabajo lo aborda con confianza. Se
evolucionará hacia la empresa que aprende facilitando el aprendizaje de todos. La
formación no es la fuente del cambio, pero sí la forma de capacitar a los hombres que
lo deben realizar.

La enseñanza, además de provocar en el plano individual modificaciones significativas


muy positivas, se exterioriza en forma de clima, facilitando las relaciones
interpersonales y haciendo más agradable el trabajo, que posibilite una visión más
positiva ante el porvenir por parte de todos los componentes de la empresa. La
formación no debe limitarse a impartir conocimientos, sino también extenderse a la
transformación de actitudes y comportamientos, como pueden ser el ver el cambio no
como una complicación sino como un progreso y aceptar el perfeccionamiento y la
educación sin importar reconocer que la situación actual es mejorable. Hemos de tener
en cuenta que un proceso formativo sin motivación por parte del que lo recibe es inútil.
Por tanto, hay que evitar imponer acciones de formación cuya necesidad no sea
sentida por los beneficiarios de la misma. La función de la formación es también
colocar en cada puesto a la persona que puede, sabe y quiere desempeñarlo
satisfactoriamente.

Si se logra formar a los empresarios en funciones directivas pueden superarse algunos


aspectos competitivos de las pequeñas y medianas empresas como son la falta de
objetividad y planificación en la producción a largo plazo que suelen presentar, con los
inevitables desajustes que conlleva esta falta de previsión. Disponer de la formación
adecuada es fundamental para adaptarse a los cambios tecnológicos. Pero hay que
dejar claro que la acción formativa no consiste solo en impartir conocimientos sino
también desarrollar aptitudes y modificar actitudes, dando importancia al saber estar,
creando un clima agradable en la organización, ha de ser una formación planificada y
por supuesto distinta para empresario y equipos directivos, con planes de Formación
de directivos, y para el resto del personal, con planes de Perfeccionamiento y
Capacitación Profesional.

La importancia de incidir prioritariamente en la formación es reconocida por todos las


empresas de éxito ya que la práctica disponen de programas encaminados a la
formación, si bien es muy difícil realizar una evaluación costo-eficacia de los mismos,
ya que el éxito de estos programas depende de la calidad de los servicios que se
prestan y de la adecuación de los mismos a las necesidades de los pequeños
empresarios, que encuentran asimismo una amplia oferta formativa generada por el
sector privado. Si bien todo lo anterior es cierto, la normativa laboral tiene una especial
incidencia en las PYMES, ya que éstas emplean a más de dos tercios de la población
ocupada. En alguna medida, los empleos ofrecidos por las pequeñas empresas tienen
algunas características propias distintas de las que se aplican por las grandes
empresas, y ello se argumenta en base a las siguientes razones:

Las grandes empresas ofrecen mayores salarios, y ello para cada una de las
categorías profesionales.
El número de horas trabajadas es mayor en las pequeñas empresas.
El porcentaje de empleos eventuales sobre el total de empleos es generalmente mayor
en la pequeña empresa.
Las perspectivas de promoción y las oportunidades de formación son menores en las
PYME.
La estabilidad de los empleos es menor en las PYME.

En base a estas consideraciones se ha argumentado a favor de una segmentación del


mercado de trabajo, en razón de la dimensión empresarial. Como contrapartida a las
desventajas mencionadas, se ha de señalar que las PYMES, como ya se ha señalado
anteriormente, ofrecen un mejor clima laboral donde se recogen resultados en el cual,
la gran mayoría de los trabajadores prefieren trabajar en empresas pequeñas y
medianas.
Por otra parte, en toda actividad empresarial se puede actuar de muy diversas
maneras, acertada o erróneamente, pero siempre basándose en algo muy amplio, pero
a la vez muy concreto: Información. Se puede discutir sobre la forma y contenido de la
información, sobre el cómo y sobre el qué, pero no hay discusión posible sobre la
necesidad de su utilización en toda toma de decisiones. Es indudable que a mayor o
más exacta y verídica información, más posibilidades teóricas deben existir para
disminuir el riesgo de la decisión.
No hay que olvidar, que la primera tarea que debe realizar una empresa para
prepararse adecuadamente ante el reto que supone, es la de informarse acerca de los
cambios más significativos que se están llevando a cabo y que se producirán en su
entorno económico, legal e institucional.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Edición América. (2020). Las MiPymes requieren liquidez para apoyar la recuperación
económica de Honduras. Obtenido por:
https://www.efe.com/efe/america/economia/las-mipymes-requieren-liquidez-para-
apoyar-la-recuperacion-economica-de-honduras/20000011-4360419#:~:text=Las
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Consejo Nacional de Inversiones. (s/f). La MiPyme un sector clave para atraer la


inversión privada a Honduras. Obtenido por:
https://www.cni.hn/la-mipyme-un-sector-clave-para-atraer-la-inversion-privada-a-
honduras/

Acosta G. (2020). En Honduras Mi Pymes también se ven afectadas por Covid-19.


Obtenido por:
https://linclocal.org/2020/05/14/honduras-mipymes-afectadas-por-el-covid-19/

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