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CUESTIONARIO
EL EMPIRISMO
Divide nuestras percepciones en dos géneros, a saber, impresiones e ideas. Cuando sentimos
una pasión o emoción de cualquier género o nuestros sentidos nos transmiten las imágenes
de objetos externos, la percepción de la mente es lo que él llama una impresión, que es una
palabra que emplea en un nuevo sentido.
Para Hume, todo contenido de la mente. Se dividen en impresiones e ideas y en simples y
complejas.
Los términos que emplea Hume para referirse al mundo psíquico son imprecisos y en muchos
casos fomentan la confusión. Esto es lo que ocurre precisamente con este término. Parece
razonable intentar dar un nombre a todo lo que se encuentra en la mente: del mismo modo
que puede interesarnos dar un nombre genérico a todo lo que podemos encontrar en el mundo
físico (tal vez el de “cosa”), también podemos considerar conveniente dar un nombre a todo
lo que encontramos en el mundo psíquico; los empiristas no se pusieron de acuerdo respecto
de este término genérico, y así Locke empleó el de “idea” y Hume el de “percepción”. Hume
llama “percepción” a todo lo que podemos encontrar en la mente, tanto a los objetos de
nuestras vivencias (como las sensaciones, los sentimientos, las pasiones o los pensamientos)
como a las vivencias mismas (a los propios actos de percepción, pensamiento, sentimiento o
voluntad). El uso que hace Hume de esta palabra es equívoco puesto que sirve tanto para
designar un tipo específico de estado mental (lo que habitualmente llamamos percepción, el
acto de ver, oír, tocar, ...) como para referirse a todo lo que se encuentra en nuestra mente
(pensamientos, deseos, emociones, recuerdos, percepciones en sentido estricto).
Hume presenta varias clasificaciones de las percepciones, pero las más importantes son las
dos siguientes:
Atendiendo a la primacía y origen se dividen en impresiones e ideas
❖ Por otro, el origen: “todas nuestras ideas simples, en su primera aparición se derivan
de impresiones simples, a las que corresponden y representan exactamente”, las ideas
son copias o imágenes atenuadas de las impresiones.
El segundo criterio es más adecuado que el primero puesto que, como el propio Hume
reconoce, en algunos casos como el sueño o en ciertos estados de locura, algunas ideas
pueden vivirse con tanta fuerza como las impresiones, y, al revés, a veces algunas
impresiones son tan débiles que no podemos distinguirlas de nuestras ideas.
3.- ¿Cómo se clasifican las ideas, de acuerdo con John Locke?
Para Locke las ideas más elementales, los "átomos" del conocimiento, irreductibles
a ideas más básicas. Se dividen en ideas de sensación e ideas de reflexión. Para Hume un tipo
de percepciones, las percepciones copias de las impresiones cuya combinación da lugar a las
ideas complejas.
Locke entiende por idea, al igual que Descartes, todo contenido mental. Si no puede haber
ideas innatas, y parece innegable que poseemos contenidos mentales a los que llamamos
ideas ¿de dónde proceden tales ideas? Sólo pueden proceder de la experiencia nos dice Locke.
La mente es como una hoja en blanco sobre la que la experiencia va grabando sus propios
caracteres: todos nuestros conocimientos proceden de la experiencia o derivan, en última
instancia, de ella.
Podemos distinguir dos tipos de experiencia. Una experiencia "externa", que nos afecta por
vía de la sensación, y una experiencia "interna", que lo hace mediante la reflexión. La
sensación y la reflexión son, pues, las dos formas de experiencia de las que derivan todas
nuestras ideas.
Supongamos, entonces, que la mente sea, como se dice, un papel en blanco, limpio de toda
inscripción, sin ninguna idea. ¿Cómo llega a tenerlas? ¿De dónde se hace la mente con ese
prodigioso cúmulo, que la activa e ilimitada imaginación del hombre ha pintado en ella, en
una variedad casi infinita? ¿De dónde saca todo ese material de la razón y del conocimiento?
A esto contesto con una sola palabra: de la experiencia; he allí el fundamento de todo nuestro
conocimiento, y de allí es de donde en última instancia se deriva. Las observaciones que
hacemos acerca de los objetos sensibles externos o acerca de las operaciones internas de
nuestra mente, que percibimos, y sobre las cuales reflexionamos nosotros mismos, es lo que
provee a nuestro entendimiento de todos los materiales del pensar. Esta son las dos fuentes
del conocimiento de donde dimanan todas las ideas que tenemos o que podamos naturalmente
tener.
La sensación es la principal fuente de las ideas. Los sentidos "transmiten a la mente", dice
Locke, distintas percepciones, según el modo en que los objetos les afectan (colores, olores,
movimiento, figura, etc) produciendo en ella las ideas correspondientes. La reflexión, aunque
no tan desarrollada y generalizada como la sensación, nos permite tener experiencia de
nuestras actividades mentales (percepción, pensamiento, memoria, voluntad, etc) lo que da
lugar también a la creación de las ideas correspondientes. Pero, además, la combinación de
la sensación y la reflexión pueden dar lugar a la creación de nuevas ideas, como las de
existencia, placer y dolor, por ejemplo.
Las ideas pueden ser simples y complejas. Las ideas simples son recibidas por la mente
directamente de la experiencia (sensación o reflexión) de forma enteramente pasiva, y pueden
ser consideradas los "átomos de la percepción", a partir de los cuales se constituyen todos los
demás elementos del conocimiento. Las ideas complejas, aunque derivan de la experiencia,
son formadas por la mente al combinar ideas simples, por lo que ésta adquiere un papel activo
en la producción de tales ideas complejas (como las ideas de belleza, gratitud, universo, etc).
Las ideas complejas pueden ser de tres clases: de modos, de sustancias y de relaciones. Pero
todas ellas, por alejadas que puedan parecer de los datos de la experiencia, son elaboradas
por la mente a partir de la comparación y la combinación de ideas simples.
Estas ideas simples, los materiales de todo nuestro conocimiento, le son sugeridas y
proporcionadas a la mente por sólo esas dos vías arriba mencionadas, a saber: sensación y
reflexión. Una vez que el entendimiento está provisto de esas ideas simples tiene el poder de
repetirlas, compararlas y unirlas en una variedad casi infinita, de tal manera que puede formar
a su gusto nuevas ideas complejas.
Las ideas de los modos de ser ("llamo modos a esas ideas complejas que, cualquiera que sea
su combinación, no contengan en sí el supuesto de que subsisten por sí mismas, sino que se
las considera como dependencias o afecciones de las substancias. Tales son las ideas
significadas por las palabras triángulo, gratitud, asesinato, etc.") se clasifican, a su vez, en
simples y compuestas (o mixtas). Si combinamos una idea consigo misma tenemos una idea
compleja de modo simple como, por ejemplo, la idea de tres, que resulta de combinar la idea
de 1 tres veces consigo misma. Pero si combinamos ideas distintas obtenemos una idea
compleja de modo mixto (o compuesta), como ocurre con las ideas de belleza, deber,
hipocresía... Las ideas complejas pueden corresponderse con la realidad o no, ya que la mente
puede combinar las ideas arbitrariamente, dando lugar a combinaciones que no
necesariamente tiene que corresponderse con algo real.