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Fisiología de la circulación

El principal objetivo de la microcirculación es el transporte de nutrientes hacia los tejidos y


la eliminación de los restos celulares. Las arteriolas pequeñas controlan el flujo sanguíneo
hacia cada tejido y, a su vez, las condiciones locales de los tejidos controlan los diámetros
de las arteriolas; es decir, que cada tejido controla, en la mayoría de los casos, su propio
flujo sanguíneo dependiendo de sus necesidades individuales
Las paredes de los capilares son finas, construidas con una sola capa de células
endoteliales muy permeables, por lo que el agua, los nutrientes de la célula y los restos
celulares pueden intercambiarse con rapidez y fácilmente entre los tejidos y la sangre
circulante. La circulación periférica de todo el organismo tiene alrededor de 10.000
millones de capilares con una superficie total estimada de 500-700 m2
La microcirculación de cada órgano está organizada para atender sus necesidades
específicas.
En general, cada arteria nutricia que entra en un órgano se ramifica seis u ocho veces
antes de que las arterias sean suficientemente pequeñas para denominarse arteriolas,
que, en general, tienen diámetros internos de solo 10-15 μm. Entonces las arteriolas se
ramifican entre dos y cinco veces, alcanzando diámetros de 5 a 9 μm en sus extremos
cuando aportan la sangre a los capilares.
Las arteriolas son vasos muy musculares y sus diámetros son muy variables. Las
metaarteriolas (las arteriolas terminales) no tienen una capa muscular continua, sino
fibras musculares lisas rodeando el vaso en puntos intermitentes
En el punto en el que cada capilar verdadero se origina de una metaarteriola hay una fibra
muscular lisa que rodea el capilar. Esta estructura se conoce como esfínter precapilar. Este
esfínter abre y cierra la entrada al capilar.
Las vénulas son mayores que las arteriolas y tienen una capa muscular mucho más débil. A
pesar de ello, la presión de las vénulas es mucho menor que la de las arteriolas, por lo que
las vénulas aún pueden contraerse considerablemente, a pesar de su capa muscular débil.
Las metaarteriolas y los esfínteres precapilares están en íntimo contacto con los tejidos a
los que atienden, por lo que las condiciones locales de los tejidos, sus concentraciones de
nutrientes, los productos finales del metabolismo, los iones hidrógeno, etc., pueden tener
un efecto directo sobre los vasos para controlar el flujo sanguíneo local de cada pequeño
territorio tisular.

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