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Top 30 filósofos principales 

de la Edad Media
1- Tomás de Aquino (1225 – 1274, Italia)
Teólogo, metafísico y principal representante de la educación escolástica, fue
quien recuperó los escritos aristotélicos y el primero que vio compatibles los
comentarios del filósofo griego con la fe católica.
Prolífico e influyente, Tomás de Aquino tuvo una experiencia mística un año antes
de morir que puso fin a su carrera como una figura pública. Algunas revelaciones
divinas que lo trastornaron, según el registro de sus más íntimos confidentes, le
impidieron seguir escribiendo.
“La fe es una gracia divina que Dios da a los hombres que elige y la razón se
origina también en Dios; todos los hombres tienen razón, pero no todos tienen fe”,
dijo poniendo fin a la idea de la doble razón.
Tomás de Aquino nació en el castillo de Roccasecca, cerca de Aquino, en el año
1225, en el seno de una numerosa y noble familia italiana. Su padre, Landolfo,
descendiente a su vez de los condes de Aquino, estaba emparentado con el
emperador Federico II. Su madre, Teodora, era hija de los condes de Taete y
Chieti. Recibió Tomás su primera educación, a partir de los cinco años, en la
abadía de Montecasino, de la que era abad su tío, permaneciendo en el
monasterio hasta 1239, cuando el emperador Federico II decretó la expulsión de
los monjes. Allí realizó los estudios ordinarios de gramática, latín, música, moral y
religión.
A finales de 1239 se dirigió a la universidad de Nápoles para continuar sus
estudios, permaneciendo en dicha ciudad hasta 1244, año en que, sintiéndose
atraído por la vida de los frailes dominicos que había conocido en un convento de
Nápoles, ingresó en la orden como novicio. La decisión no fue del agrado de su
familia, que hubiera preferido que Sto. Tomás sucediera a su tío al frente de la
abadía de Montecasino. Enterada de que Sto. Tomás se iba a dirigir a Bolonia
para participar en un capítulo general de la orden, y que posteriormente sería
enviado a París para continuar sus estudios, fue raptado por sus hermanos y
retenido por ellos durante más de un año en el castillo de Roccasecca, con la
intención de disuadirlo de su ingreso definitivo en la orden, cosa que no
consiguieron dejándole, finalmente, cumplir su voluntad. Se dirigió posteriormente
a París, probablemente en el verano de 1245.
2- San Agustín (354 – 430, Imperio Romano)
Nacido bajo el nombre de Agustín de Hipona, este filósofo tuvo una vida ligada a
fe católica. Fue santo, padre y doctor de la Iglesia, y uno de los principales
pensadores del cristianismo en el primer milenio.
Se lo conocía como el “Doctor de la Gracia” y es considerado uno de los filósofos
más influyentes de la Edad Media, no porque haya vivido y analizado sus
sociedades (su muerte fue anterior a la caída del imperio romano) sino porque fue
fuente de inspiración de toda una generación posterior.
“Dios no manda cosas imposibles, sino que al mandar lo que manda, te invita a
hacer lo que puedas, pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas”, fue una
de sus frases más recordadas.
(Aurelius Augustinus o Aurelio Agustín de Hipona; Tagaste, hoy Suq Ahras, actual
Argelia, 354 - Hipona, id., 430) Teólogo latino, una de las máximas figuras de la
historia del pensamiento cristiano. Excelentes pintores han ilustrado la vida de San
Agustín recurriendo a una escena apócrifa que no por serlo resume y simboliza
con menos acierto la insaciable curiosidad y la constante búsqueda de la verdad
que caracterizaron al santo africano. En lienzos, tablas y frescos, estos artistas le
presentan acompañado por un niño que, valiéndose de una concha, intenta llenar
de agua marina un agujero hecho en la arena de la playa. Dicen que San Agustín
encontró al chico mientras paseaba junto al mar intentando comprender el misterio
de la Trinidad y que, cuando trató sonriente de hacerle ver la inutilidad de sus
afanes, el niño repuso: "No ha de ser más difícil llenar de agua este agujero que
desentrañar el misterio que bulle en tu cabeza."
San Agustín se esforzó en acceder a la salvación por los caminos de la más
absoluta racionalidad. Sufrió y se extravió numerosas veces, porque es tarea de
titanes acomodar las verdades reveladas a las certezas científicas y matemáticas
y alcanzar la divinidad mediante los saberes enciclopédicos. Y aún es más difícil si
se posee un espíritu ardoroso que no ignora los deleites del cuerpo. La
personalidad de San Agustín de Hipona era de hierro e hicieron falta durísimos
yunques para forjarla.
3- Anicio Manlio Torcuato Severino Boecio (480 – 524, Roma)
Filósofo romano, perteneciente a una familia de gran importancia, que dio tres
Papas a la Iglesia católica, Boecio abarcó un amplio abanico de temas como el
destino, la justicia y la fe, pero también la música, la aritmética, la geometría, la
astronomía y la teología.
En su obra más famosa, La consolación de la filosofía, que escribió en prisión,
mantiene un fluido diálogo con la filosofía, a quien le atribuye un rol femenino.
En ella departe sobre la naturaleza de la felicidad humana, los problemas del mal
y el bien, la providencia y la libertad del hombre, el destino y el azar.
Sus pensamientos rivalizaban con San Agustín y Aristoteles y tuvo una
importancia central en la teología cristiana. “Si hay un Dios, ¿de dónde proceden
los males? Y si no existe, ¿de dónde se originan los bienes?”, fue una de sus
frases más recordadas.
(Ancio Manlio Torcuato Severino; Roma, h. 480-id., 524) Político, filósofo y poeta
latino, autor de De la consolación de la filosofía. Representante del neoplatonismo,
se inclinó por el estoicismo y las ciencias exactas, y se erigió en uno de los
fundadores de la filosofía cristiana de Occidente.
El propio Boecio nos dejó un breve resumen de su vida en el primer libro de su
obra más célebre, De la consolación de la filosofía. Boecio pertenecía a la gens
Anicia, cristiana desde hacía ya más de un siglo y que había prestado al Imperio
importantes servicios. Fallecido muy pronto su padre, que fue cónsul en 487, halló
un maestro y un amigo en Quinto Aurelio Símmaco, con cuya hija Rusticiana se
casó más tarde y al cual se sintió atraído a lo largo de toda su vida por una
profunda veneración.
4- San Anselmo de Canterbury (1033 – 1109, Italia)
Considerado el padre de la escolástica, discípulo de Lanfranco, basaba su
enseñanza en la meditación, que según él justificaba la existencia de Dios.
Su principal punto de discusión fue la relación entre la fe y la razón, lo que llevó a
que muchas de sus preguntas quedarán sin responder. Pensaba que no
anteponer la fe, era presunción; sin embargo, no apelar a continuación a la razón
era negligencia.
“No busco, en efecto, entender para creer, sino que creo para entender. Pues creo
esto, porque si no creyere, no entendería”, fue una de sus frases más recordada.
(San Anselmo de Canterbury o de Aosta; Aosta, 1033 - Canterbury, 1109) Teólogo
y doctor de la Iglesia católica. Fue abad en el monasterio benedictino de Santa
María de Bec (Normandía), en el que había ingresado en 1060, y arzobispo de
Canterbury desde 1093. Como arzobispo intentó sustraer de la influencia regia las
elecciones episcopales y preservar la independencia de la Iglesia, lo que le valió el
destierro en dos ocasiones.
San Anselmo fue uno de los prelados más cultos de su tiempo. La especulación
filosófica, según él, era una consecuencia exigida por la fe. Sostenía la necesidad
de creer para comprender a fin de intentar luego comprender lo que se creía. No
anteponer la fe, según Anselmo, era presunción; sin embargo, no apelar a
continuación a la razón era negligencia.
5- Guillermo de Ockham (1280 – 1349, Inglaterra)
Dedicó su vida y su obra a la pobreza extrema, y fue acusado de herejía por
estudiar la relación entre el papado y la doctrina de la pobreza, lo que le valió
numerosos enemigos.
Acusó a Juan Pablo XXII de hereje, fue uno de los metafísicos más importantes de
su época, y se destacó por su teoría metodológica en la que establecía: “Siempre
debe optarse por una explicación en términos del menor número posible de
causas, factores o variables”.
Impulsó una serie de ideas que motivaron las constituciones occidentales y las
democracia liberales con sus formulaciones sobre la responsabilidad limitada del
poder.
Su paso a las posteridad lo tiene como protagonista del detective Guillermo de
Ockham en El nombre de la rosa (1980) de Umberto Eco y en el videojuego
español La abadía.
“El hombre y la mujer han nacido para amarse; pero no para vivir juntos. Alguien
ha hecho observar que los amantes célebres de la historia han vivido siempre
separados”, fue una de sus frases más polémicas.
Nació en Surrey, Inglaterra. Entró en la orden de los franciscanos y estudió y
enseñó en la Universidad de Oxford desde 1309 hasta 1319. Conocido como
Doctor Invincibilis, en latín, 'Doctor invencible', y Venerabilis Inceptor, en latín,
'Venerable iniciador'. Acusado por el papa Juan XXII de impartir enseñanzas
peligrosas, permaneció en arresto domiciliario desde 1324 hasta 1328 en el
palacio papal de Aviñón (Francia) mientras se sometía a examen la ortodoxia de
sus escritos. Se alió con los franciscanos contra el papa en una disputa sobre la
pobreza de la orden y huyó a Munich en 1328 para acogerse a la protección de
Luis IV, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, que había rechazado la
autoridad pontificia en asuntos políticos. Excomulgado por el Papa, Ockham
escribió contra el papado y defendió al emperador hasta que este murió en 1347.
6- San Isidoro de Sevilla (560 – 636, España)
Se destacó como escritor, siendo uno de los autores más prolíficos de su
generación, con obras que incluían desde tratados literarios, ficciones, biografías y
cuestiones filosóficas.
Su obra más reconocida fue Etimologías, una enciclopedia en la recorre la
evolución del conocimiento desde la antigüedad pagana hasta el cristianismo de
su presente.
Isidoro tuvo una gran influencia durante la Edad Media y el Renacimiento, sobre
todo por sus concepciones sobre la historia y la filosofía. Huérfano desde
pequeño, entendía que la conciencia y la voluntad del hombre pueden vencer las
duras dificultades de la vida.
“Filosofía es el conocimiento de las cosas humanas y divinas junto con el deseo
de una vida honesta”, fue una de sus tantas frases célebres.
(Cartagena, hacia 556 - Sevilla, 636) Obispo, teólogo y erudito de la España
visigoda, elevado a la santidad por la Iglesia Católica y proclamado, más tarde,
Doctor Universal de la Iglesia. Su padre, llamado Severiano, pertenecía a un
familia hispano-romana de elevado rango social; su madre, en cambio, era de
origen visigodo y, según parece, estaba lejanamente emparentada con la realeza.
Se formó con lecturas de Agustín de Hipona y San Gregorio Magno; estudió en la
escuela Catedralicia de Sevilla donde aprendió latín, griego y hebreo. Al morir su
hermano Leandro, arzobispo de Sevilla, lo sucedió en el gobierno de la diócesis, y
su episcopado duró 37 años (599-636). Vivió en una época de transición entre la
decadencia de la Edad Antigua y del mundo romano, y el nacimiento de la Edad
Media y de las nuevas nacionalidades de influencias germanas.
7- Pedro Lombardo (1100-1160, Italia)
El Libro de la Sentencias, de Lobardo, es considerado la obra literaria más
importante del cristianismo después de la Biblia.
El autor compiló en este libro, de cuatro tomos, fragmentos bíblicos, mezclados
con leyendas de personajes de la Iglesia y pensadores medievales, sin dejar fuera
a ninguna de las celebridades de la Edad Media.
Teólogo y filósofo italiano que nació en Lumello (Novara), entre los años 1090 y
1095, y murió en París, ciudad de la que fue obispo desde 1159. Durante muchos
años fue maestro de teología en la escuela catedralicia de París. Su obra más
célebre fue Libri quattuor sententiarum, la cual le valió el apelativo de Magister
sententiarum. En ella recoge, de manera sistemática, los juicios de los más
prestigiosos maestros antiguos y recientes del cristianismo. Pedro Lombardo
divide la doctrina en dos partes: la primera, de rebus (de las realidades), ocupa las
tres primeras partes, las cuales están dedicadas respectivamente a Dios, a las
criaturas espirituales y a la naturaleza humana, considerada en su situación de
culpa y en las posibilidades de salvación ofrecidas por Cristo. La segunda
parte, de signis, trata de los sacramentos, que son los signos de la gracia. La
amplitud, la sistematicidad y el equilibrio que el maestro demuestra al evaluar las
distintas tendencias doctrinales, hicieron que las Sentencias (así se las
denominaba comúnmente) fueran elegidas como libro de texto en las facultades
de teología a partir de la primera mitad del siglo XIII. Todos los grandes maestros
de las facultades de teología escribieron comentarios a esta obra. Sólo en el siglo
XVI fueron suplantadas las Sentenciascomo libro de texto por la Summa
theologica de Santo Tomás de Aquino.
8- Averroes (1126 – 1198, España)
Principalmente Averroes fue un estudioso de las leyes islamitas, además de
comentar la obra de Aristóteles y desarrollar algunos conceptos sobre medicina.
Centró su estudio filosófico principalmente en determinar cómo piensa el ser
humano, más puntualmente en establecer cómo se llega a la formulación de
verdades universales, siguiendo los conceptos de Aristóteles.
Conocido como “El Comentador”, por desglosar todas las frases del genio griego,
su distinción entre el conocimiento humano y el divino fue su gran aporte.
Averroes aparece como el protagonista del cuento La busca de Averroes en El
Aleph, de Jorge Luis Borges, y es uno de los personajes de la novela Dos años,
ocho meses y veintiocho noches de Salman Rushdie.
Averroes nació en la Córdoba de Al Andalus el 14 de abril de 1126. Gran filósofo y
médico andalusí, nació en el seno de una familia de estudiosos del derecho y
destacó por su amplio conocimiento en materias como las matemáticas, la
astronomía o la medicina. Escribió 16 obras de medicina sobre anatomía,
patología, fisiología y diagnosis, si bien muchos de sus escritos se han perdido por
la censura. A finales del siglo XII una ola de fanatismo integrista islámico invadió
Al-Andalus tras la conquista almohade y Averroes fue desterrado y aislado en
Lucena y Cabra, prohibiéndose sus obras.
9- San Buenaventura de Fidanza (1221 – 1274, Italia)
Nacido bajo el nombre de Juan, se hizo conocido como el “Doctor Seráfico” por
sus textos sobre la fe y el amor a Jesús, en los que mantenía un encendido tono
discursivo.
Erudito y dueño de una inteligencia destacada, se le criticaba su exceso de juicio
que le impedían ser más profundo en sus análisis. Con una visión ontológica y
mística, siguió las obras de San Tomé y Lombardo.
(Giovanni o Juan da Fidanza; Bagnorea, actual Italia, 1221 - Lyon, Francia, 1274)
Teólogo franciscano. Ingresó en la orden franciscana y se trasladó a París para
completar los estudios teológicos en La Sorbona. Poco después daba lecciones a
los frailes menores. Adquirió pronto prestigio y respeto dentro de la orden, que
utilizó para defender a los clérigos mendicantes en su conflicto con los seculares.
En 1257 fue elegido general de los franciscanos y desde esta posición intentó
calmar las corrientes contrarias que iban surgiendo en la orden: con su texto  Vida
de San Francisco de Asís fijó la tradición del fundador de la orden
franciscana, San Francisco de Asís.
San Buenaventura escribió diversas obras teológicas en las que quedaría reflejado
su misticismo; entre ellas sobresale su obra maestra, Itinerarium mentis in
Deum(1259). Nombrado cardenal por Gregorio X y canonizado en el año 1482 por
Sixto IV, el papa Sixto V le otorgó el título de doctor de la Iglesia.
10- Juan Escoto Erígena (810 – 877, Irlanda)
Este filósofo se destacó por su explicación de la realidad mediante una
metodología racional que contradecía el dualismo religioso basado en que Dios y
el mundo son cuestiones diferentes
Además, Erígena rechaza la creencia cristiana de que el universo fuera creado de
la nada y establecía a Dios como el punto más alto de toda la evolución.
Filósofo medieval; irlandés de origen, vivió en Francia. Basándose en
el neoplatonismo, fundó su doctrina mística que se halla expuesta, ante todo, en la
obra “De la división de la naturaleza”. Escoto Erigena divide el ser en cuatro
naturalezas: 1) la increada, pero creadora: Dios como fuente de todas las cosas;
carece de forma, es inexpresable y únicamente es cognoscible a través del ser de
las cosas; 2) la creada y creadora: ideas divinas, que aparecen como causas
primarias. El mundo de las cosas ha sido creado por Dios de sí mismo y su
existencia es eterna; 3) la creada y no creadora: el mundo sensorialmente
perceptible, manifestación del mundo ideal único en el conjunto de las distintas
cosas; 4) la increada y no creadora: Dios, concebido como fin último de todas las
cosas. Escoto Erigena relacionaba la formación de las cosas con la caída del
hombre en el pecado, causa de que el hombre se desprendiera de Dios. Mas, con
el transcurso del tiempo, llega la redención y la vuelta de todas las cosas a Dios.
Por su esencia, el sistema de Escoto Erigena es panteísta y fue condenado por la
Iglesia Católica.
11- Ramon Llull (1235-1315, España)
Es uno de los principales pensadores laicos de la Edad Media y fue quien
comenzó a utilizar el idioma catalán en la escritura. Además, se le atribuye a Llull
ser un visionario de las teorías sobre la gravedad y la memoria.
Pero sin dudas fue una aparición de Jesús lo que guió su obra. Dejó su familia y
peregrinó hasta un monte, donde se recluyó en el estudio. “El amor nace del
recuerdo, vive de la inteligencia y muere por olvido”, fue una de sus frases más
celebres.
Su nombre es usado en escuelas, instituciones educativas y gubernamentales, y
hasta un meteorito fue bautizado en su honor.
(Palma de Mallorca, 1235 - id., 1315) Filósofo y escritor catalán. Hijo de un
barcelonés emigrado a Mallorca poco antes de que él naciera, Ramon Llull estuvo
desde muy joven relacionado con los ambientes cortesanos. Durante su juventud
fue senescal del heredero del reino, el infante don Jaime, y hasta cumplir la
treintena llevó una vida disoluta y exenta de preocupaciones, a pesar de su
matrimonio con Blanca Picany, con quien tuvo dos hijos; en esta época se dedicó
a escribir poesía de corte trovadoresco.
A los treinta y dos años, y según cuenta en Vida coetánea, se le apareció el
propio Jesucristo. Su interpretación de los hechos fue decisiva para su carrera
posterior: Cristo le pedía que abandonara la mundanidad y se pusiera a su
servicio. Abandonó, pues, corte, esposa e hijos y emprendió una peregrinación a
Santiago de Compostela, desde donde se trasladó a Barcelona y posteriormente a
su isla natal, en la cual se entregó durante los nueve años siguientes al estudio y a
la contemplación.
Luego, y con la intención de proseguir allí su acercamiento a Dios, se retiró al
monte, donde, según relata en Vida coetánea, Dios lo iluminó y le inspiró la
escritura de un libro que sirviera para convertir al cristianismo a los paganos, obra
que cabe identificar con Arte abreviado de encontrar verdad. En 1276, y merced a
una subvención de Jaime I de Aragón, Llull fundó el colegio de Miramar, del que
se convirtió en director, y posteriormente emprendió un viaje a París para exponer
sus ideas en La Sorbona y obtener el magisterio en artes.
12- Avicena (980 – 1037, Persia)
Autor de 300 libros, es considerado uno de los médicos más importantes de la
historia y es el inventor de la traqueotomía.
Escribió La Curación, descripta como la obra más grande (en dimensiones e
importancia) producida por un solo hombre, y es el filósofo islámico más estudiado
y analizado.
“El vino es el amigo del sabio y el enemigo del borracho. Es amargo y útil como el
consejo del filósofo, está permitido a la gente y prohibido a los imbéciles. Empuja
al estúpido hacia las tinieblas y guía al sabio hacia Dios”, escribió.
Avicena es considerado también uno de los alquimistas más famosos de la
historia.
(Abu'Ali al-Husayn ibn'abd Allah ibn Sina; Bujara, actual Irán, 980 - Hamadan, id.,
1037) Médico y filósofo persa considerado, junto a Averroes, la más destacada
figura de la filosofía árabe medieval. Los trabajos de ibn Sina (Avicena es una
latinización de su nombre) abarcaron todos los campos del saber científico y
artístico de su tiempo, e influyeron en el pensamiento escolástico de la Europa
medieval, especialmente en los franciscanos.
Educado por su padre en Bujara (pasó toda su vida en las regiones del centro y el
este de Irán), a los diez años ya había memorizado el Corán y numerosos poemas
árabes. Estudió medicina durante su adolescencia, hasta recibir, con sólo
dieciocho años, la protección del príncipe Nuh ibn Mansur, lo cual le permitó entrar
en contacto con la biblioteca de la corte samánida.
Su vida sufrió un brusco cambio con la muerte de su padre y la caída de la casa
samánida por obra del caudillo turco Mahmud de Ghazna. Necesitó echar mano
de su gran capacidad de concentración y de su enorme fuerza intelectual para
continuar su extensa labor con una meritoria consistencia y continuidad.
13- Maimónides (1135 – 1204, España)
Fingió su conversión al islam pero siempre profesó el judaismo. Dio cobijo a su
maestro Averroes hasta que finalmente emigró a Egipto, donde alcanzó el
reconocimiento.
Su principal obra, Mishneh Torah, le valió el mote de Segundo Moisés, por su
aporte a la evolución del judaísmo. Lo que también le costó numerosas críticas,
incluso fue catalogado como hereje por algunos fanáticos tradicionales.
Se considera que su principal aporte filosófico fue intentar asentar la teología
judaica sobre los principios de la razón aristotélica. “Es mejor y más satisfactorio
liberar a mil culpables que condenar a muerte a un solo inocente”, escribió.
(Moshéh ben Maimón) Filósofo y teólogo judío español (Córdoba, 1135 - El Cairo,
1204). Hijo de un juez, se educó en colegios musulmanes y judíos de Córdoba.
Tras la invasión almohade, que instaló la intolerancia en al-Ándalus, sufrió
persecución por motivos religiosos y se vio obligado a huir a Fez (1158), antes de
emigrar a Oriente: Palestina, Alejandría y, finalmente, El Cairo (1165). Allí llegó a
ser médico del último rey fatimí, al-'Adid, y nagid o guía espiritual de la comunidad
judía de Egipto. Su principal labor consistió en asentar la teología judaica sobre los
principios de la razón según la filosofía aristotélica, papel comparable al que
cumplieron Averroes en el Islam y santo Tomás en el cristianismo. La Guía de los
perplejos (1190) es su obra más relevante en ese terreno. También realizó
aportaciones notables a la medicina y a la jurisprudencia talmúdica. Sufrió
continuas dificultades y persecuciones, tanto por parte de los musulmanes
(denunciado como apóstata del islamismo, sólo la protección personal del visir de
Saladino, al-Fádil, le salvó de la muerte), como de los judíos tradicionalistas que
recelaban de su tendencia racionalista (llegando incluso a recurrir a la Inquisición
para que condenara sus obras).
14- Jean Buridan (1300 – 1358, Francia)
Es famosos por ser quien desarrollo la paradoja:
1. Dios existe
2. Ni la proposición anterior ni esta son ciertas.
La conclusión final es que, necesariamente, Dios existe pero…
Es celebre por sus aporte al silogismo, la determinación natural y el dinero, y es el
autor de la teoría del “asno de Buridan” (nombre que él nunca utilizó), que detalla
la muerte de una animal entre dos montones de comida ante la falta de
racionalidad.
Filósofo escolástico francés del siglo XIV; nació en Béthune, en el distrito de Atois,
hacia el final del siglo XIII; se desconoce la fecha de su muerte. Estudió en
la Universidad de París con el nominalista Guillermo de Ockham; fue profesor de
la facultad de artes, procurador de la “Nación” de Picardía y (en 1327) rectorde
la universidad. En 1345 fue uno de los embajadores enviados por la universidad a
la corte papal de Aviñón. También se dice que ayudó en la fundación de
la Universidad de Viena; sin embargo, es probable que Buridan nunca fue a Viena,
pues es cierto que estaba en París en 1358 y el padre Denifle ha mostrado
(Chartul. Univ., Paris, II, 646) que la universidad de Viena no fue fundada hasta
1365, cuando Buridan era tan anciano que difícilmente pudo haber emprendido tal
viaje. Sus obras principales son: "Compendium Logicae", "Summa de Dialectica, y
"Commentaries" sobre las obras de Aristóteles, la más importante de las cuales
fue sobre la “Política”. Dullard publicó una edición completa en París, 1500, que ha
sido reimpresa con frecuencia, por ejemplo, Oxford 1637, Londres 1641.
15- Pedro Abelardo (1079 – 1142, Francia)
Dedicó su vida a la música, la poesía, la enseñanza y el debate, y es considerado
uno de los genios de la lógica, siguiendo los preceptos de Boecio, Porfirio y
Aristóteles.
Su misión teórica fue conciliar el realismo y el nominalismo. Además, expuso un
controvertida idea en la que reclamaba que la fe estaba limitada por los principios
racionales. Su filosofía crítica fue considerada de avanzada en la Edad Media.
(Le Pallet, 1079-priorato de Saint-Marcel, 1142) Filósofo y teólogo francés. Talento
privilegiado, fue alumno y bien pronto adversario de Guillermo de Champeaux y de
Anselmo de Laon. No siendo clérigo, reunía a numerosos discípulos (en Melun,
Corbeil, París). Se enamoró y tuvo un hijo de Eloísa, cuyo tío, el canónigo
Fulberto, contrató sicarios para que castrasen a Abelardo. Éste y Eloísa se
retiraron a sendos monasterios, pero sus discípulos pidieron a Abelardo que
volviera a su magisterio público (Historia de desventuras, 1136, y Cartas de
Abelardo y Eloísa son testimonios de esos patéticos sucesos). Su Introducción a la
teología fue condenada a las llamas en el Concilio de Soissons (1121) y san
Bernardo consiguió una nueva condena de frases de sus libros en el Concilio de
Sens (1140). Lógico eximio, intentó conciliar realismo y nominalismo; a la vez,
reunió argumentos contrapuestos en su Sic et non (1121) y reclamó que la fe
fuese limitada por «principios racionales», que expuso en su Dialéctica (1121), por
lo que algunos lo consideran padre de la escolástica. Por su espíritu crítico
racional y por el papel que su Ética otorga al factor subjetivo, Abelardo rebasa
ampliamente la filosofía de su tiempo.
16- John Duns Scoto (1266 – 1308, Escocia)
Basó su obra en tratar de comprobar la existencias de Dios y en construir un
sistema filosófico sólido y coherente. Es el autor más reconocido de la filosofía
escotista y el mayor racionalista de la Edad Media.
Utilizaba un hábil y complejo método de análisis, para defender la doctrina de la
Inmaculada Concepción y encontrar pruebas rigurosas sobre la existencia de Dios,
que le valieron el apodo de “Doctor Sutil”.   Su vida llegó al cine con la película La
vida de Duns Scoto de Fernando Muraca.
(John o Juan Duns Escoto o Scoto, llamado Doctor Subtilis; Maxton, actual Reino
Unido, h. 1266-Colonia, actual Alemania, 1308) Filósofo escocés. Estudió en París
(1293-1296) y más tarde se trasladó a Oxford. En 1302 regresó a París, aunque
fue desterrado al año siguiente por haber apoyado al partido pontificio contra
Felipe IV, tras lo cual enseñó en Colonia hasta el fin de sus días.
Sus textos más importantes son los Comentarios sobre las Sentencias, realizadas
a partir de las Sentencias del teólogo italiano Pedro Lombardo, y algunos tratados,
entre ellos Quaestiones quodlibetales y Sobre el principio primero. El suyo es,
junto al de Tomás de Aquino, el sistema más influyente de la escolástica medieval,
y dio origen al escotismo, que compitió largo tiempo con el tomismo.
Distinguió, como Santo Tomás, la teología de la filosofía, considerando que ambas
eran complementarias y nunca podían entrar en contradicción, aunque se apartó
de aquél al considerar que la teología era ante todo una ciencia práctica, y no
especulativa. Dio también mayor peso que Santo Tomás de Aquino a los
particulares en la teoría del conocimiento, y destacó en la libertad de la voluntad
tanto humana como divina.
17- San Alberto Magno (1206 – 1280, Alemania)
San Alberto Magno es el patrono de los estudiantes de Ciencias Naturales y es
uno de los iniciadores del sistema escolástico. Fue un encuentro con la Virgen
María cuando intentaba escapar de la escuela en la que estudiaba lo que lo
convirtió en uno de los teóricos más importantes de su época.
Destacado por su gran memoria, en ese viraje místico escuchó que perdería toda
su sabiduría antes de morir. Un fallo en su memoria en una de sus clases, le dio
indicios de que el final estaba cerca, por eso se retiró, mandó a construir su lápida
y poco después falleció.
(Lauingen, c. 1193 - Colonia, 1280) Filósofo y teólogo alemán. Acaso
descendiente de los condes de Bollstädt, Alberto Magno estudió filosofía,
matemáticas y medicina en París y en Padua y cursó teología en Bolonia. Fue
profesor en Colonia (donde tuvo como discípulo a Tomás de Aquino) y en otras
ciudades.
Rector de la Universidad de Colonia (1249), provincial de los dominicos alemanes
(1254) y obispo de Ratisbona (1260), Alberto renunció al episcopado a los dos
años; en 1274 predicó en Alemania y en Bohemia la cruzada de Gregorio X y
asistió al Concilio de Lyon.
Sin su aportación enciclopédica (sirviéndose de los filósofos, teólogos,
matemáticos y médicos musulmanes y judíos), la síntesis de su discípulo Santo
Tomás de Aquino hubiera sido imposible. San Alberto Magno distinguió y exigió
delimitar los ámbitos de la fe y de la razón, se dedicó a estudios experimentales y
fue un gran investigador (sobre todo en química, campo en el que se le deben
descubrimientos). Conocido como Doctor universalis, es doctor de la Iglesia y fue
canonizado en 1931 por el papa Pío XI. Su festividad se celebra el 15 de
noviembre.
18- Roger Bacon (1220 – 1292, Inglaterra) 
El “Doctor Admirable”, es considerado el padre del empirismo, un teoría filosófica
con foco en la experiencia, la percepción sensorial y el conocimiento.
Comenzó como difusor de la obra de Aristóteles pero luego fue uno de sus
mayores críticos, desarrolló teorías en diferentes campos y sembró la Edad Media
de nuevos conocimientos sobre el mundo.
El cráter lunar Baco, lleva ese nombre en su honor. Además, Bacon aparece en la
novela El nombre de la rosa de Eco.
(Ilchester, c. 1220 - Oxford, 1292) Filósofo, científico y teólogo inglés cuyos
acercamientos a la ciencia desde una perspectiva experimental preludiaron la
crisis que experimentaría en el siglo siguiente la filosofía escolástica. Roger Bacon
estudió en Oxford y se trasladó a París en 1236; tras hacerse franciscano,
comentó las obras de Aristóteles y, desde 1247, se dedicó a estudios científicos.
De nuevo en Oxford (1251), escribió los tratados De los espejos y De la
multiplicación de las especies, y una Metafísica; sin embargo, en 1257, se le
prohibió enseñar y volvió a París. A instancias de su protector, el papa Clemente
IV, emprendió los Communia naturalium (un balance de la ciencia de su época),
que abandonó para escribir el Opus maius (1267-1268), obra que envió al papa
junto con la ya citada sobre las especies y otras dos (Opus minus y Opus tertium),
y escribió también un Compendio del estudio de la filosofía.
En 1277 el general de los franciscanos, Jerónimo de Ascoli, tachó de sospechosas
sus obras (sobre todo por sus ataques a San Alberto Magno y a Santo Tomás de
Aquino); condenadas sus tesis, estuvo en prisión hasta 1292. Ya en libertad, no
pudo concluir su Compendio del estudio de la teología.
19- Roberto de Grosseteste (1175 – 1253, Reino Unido) 
Uno de los precursores de la filosofía moderna, era erudito y logró llegar a la
universidad gracias a la ayuda de sus amigos pues venía de una familia muy
pobre.
Prolífico y dueño de una capacidad de análisis que sorprendía a sus pares, se
destacó por sus aportes sobre la historia natural, el calor, el movimiento, el sonido,
los colores, la luz, la presión atmosférica, el arco iris, el astrolabio, los cometas, la
nigromancia, la brujería y la agricultura
Fue uno de los primeros en exponer una teoría sobre el multiuniverso y el Big
Bang (no en la expresión actual), que se mantiene vigente hasta hoy.
(Stradbroke, c. 1168 o 1175 - Buckden, 1253) Eclesiástico y erudito inglés.
Roberto Grosseteste o Robert Greathead, conocido también por Lincolniensis o
Capito en las crónicas latinas, desempeñó un importante papel en la historia
eclesiástica de Inglaterra. Obispo de Lincoln, fue tan excelente pastor como
teólogo y sabio, y poseyó un dominio sorprendente de todas las ciencias de su
tiempo.
De familia modesta, logró gracias a la generosidad de los amigos poder ir a
estudiar teología en Oxford, y probablemente también medicina y derecho. Es
asimismo posible que cursara sus estudios durante algún tiempo en París; no
obstante, hacia 1200 le encontramos de nuevo en Oxford, donde, después de
haber superado las pruebas de su doctorado, es nombrado "rector scholarum" o
vicecanciller de la Universidad. Probablemente datan de esta época sus
comentarios a Aristóteles.
20- San Bernardo de Claraval (1091 – 1153, Francia)
Su importancia tanto para la Iglesia Católica como para la arquitectura fue notable.
Dentro de la religión fue uno de los grandes difusores de sus dogmas, mientras
que en la arquitectura se lo conoce por ser el impulsor del estilo gótico.
Además, fue uno de los primeros filósofos en dar cuenta de los principios básicos
de la mística, a la que consideraba como “cuerpo espiritual de la Iglesia católica”.
San Bernardo, abad es, cronológicamente, el último de los Padres de la Iglesia,
pero uno de los que mas impacto ha tenido. Nace en Borgoña, Francia (cerca de
Suiza) en el año 1090.  Con sus siete hermanos recibió una excelente formación
en la religión, el latín y la literatura.
Personalidad de Bernardo
Bernardo tenía un extraordinario carisma de atraer a todos para Cristo.  Amable,
simpático, Inteligente, bondadoso y alegre. Todo esto y vigor juvenil le causaba un
reto en las tentaciones contra la castidad y santidad. Por eso durante algún tiempo
se enfrió en su fervor y empezó a inclinarse hacia lo mundano. Pero las amistades
mundanas, por más atractivas y brillantes que fueran, lo dejaban vacío y lleno de
hastío. Después de cada fiesta se sentía más desilusionado del mundo y de sus
placeres.
A grandes males grades remedios.
Como sus pasiones sexuales lo atacaban violentamente, una noche se revolcó
sobre el hielo hasta sufrir profundamente el frío. Sabía que a la carne le gusta el
placer y comprendió que si la castigaba así, no vendrían tan fácilmente las
tentaciones. Aquel tremendo remedio le trajo liberación y paz.  S
Una visión cambia su rumbo: 
Una noche de Navidad, mientras celebraban las ceremonias religiosas en el
templo se quedó dormido y le pareció ver al Niño Jesús en Belén en brazos de
María, y que la Santa Madre le ofrecía a su Hijo para que lo amara y lo hiciera
amar mucho por los demás. Desde este día ya no pensó sino en consagrarse a la
religión y al apostolado.
21- Thierry de Chartres (sin datos de su nacimiento – 1155, Francia)
Seguidor de Platón y Aristóteles, se basó en sus pensamientos para defender la
existencia de Dios. Se destacó por sus escritos sobre el inicio del mundo y los
cuatros elementos (aire, agua, fuego y tierra).
Filósofo platónico del siglo doce nacido en Francia a principios del siglo doce y
muerto en Chartres hacia 1150. Es probable que estudiar en Chartres b ajo la
dirección de su hermano Bernardo o al menos sabemos que en 1121 era el
director de la escuela de Chartres.
Más tarde parece haber enseñado en París; Juan de Salisbury fue discípulo suyo.
En 1141 estaba enseñando, una vez más en Chartres. Escribió una obra sobres la
siete artes liberales titulada "Eptateuchon", un tratado "De Sex Dierum Operibus",
y un comentario "De Inventione Rhetorica ad Herennium". El primero existe en
manuscrito en Chartres, los otros se publicaron en 1884 y 1890. Teodorico era un
ardiente amante de los clásicos cuyo estudio defendió contra la secta de
obscurantistas conocida como "Cornificians".
También estaba interesado en las ciencias naturales, como se deduce de la
traducción hecha para él por Herman de Dalmacia del “Planisferio” de Ptolomeo.
En filosofía adoptó la explicación platónica de la realidad y ultrarealistica teoría de
los universales. Estaba influido por los principios neo-pitagóricos. Sin embargo no
llegó, como se insinuó a veces, a profesar un panteísmo explícito; no identificaba
divinidad con realidad. Mantenía que la divinidad es una forma de esencia (forma
essendi) en todas las cosas; pero como ha demostrado Baumker (Archiv f. Gesch.
der Phil., X, 138) debemos entender esta frase en un sentido teístico, porque
mientras que implica necesariamente la existencia de algo divino en todas las
cosas, no implica la identidad de la esencia de Dios con olas esencias individuales
de las cosas.
22- Juan de Salisbury (1120 – 1180, Inglaterra) 
Una de las personalidades más influyente del siglo XII y uno de los principales
representantes del humanismo medieval, se destacó por su visión organicista de
la sociedad.
Comparaba las funciones sociales con las del cuerpo humano, en la que los pies
eran los obreros, el ejercito estaba encarnado en las manos, el vientre era la
administración, el corazón se relacionaba con el congreso y la cabeza era el
príncipe.
(John, Jean o Juan de Salisbury, en latín Johannes Saresberiensis; Salisbury, c.
1115 - Chartres, 1180) Prelado francés. Fue alumno de Abelardo en París y en
Chartres, y secretario del arzobispo de Canterbury. En 1164, perseguido por el rey
Enrique II, huyó de Inglaterra, a donde regresó en 1170 con Tomás Becket. En
1176 fue nombrado obispo de Chartres. Es autor, entre otras obras, de una
biografía de Tomás Becket y otra de San Anselmo.
Fino escritor, docto en teología y en filosofía, de vasta cultura clásica (se ha
discutido si conoció también el griego) y robusto pensador, Jean o Juan de
Salisbury es uno de los mayores representantes del humanismo medieval. Estudió
en París, en 1136, con Abelardo, y en Chartres; vuelto a Inglaterra en 1150, se le
nombró secretario del arzobispo de Canterbury, Teobaldo, y fue encargado por el
rey Enrique II de Inglaterra de numerosas misiones.
Viajó por Italia y quizá recibió en Roma, del papa Adriano IV, la bula que
autorizaba a Enrique II a conquistar Irlanda. Conservó también el cargo de
secretario con el nuevo arzobispo Tomás Becket (1162) y, cuando éste entró en
conflicto con el rey y se vio obligado a huir de Inglaterra, Salisbury le siguió a
Francia. En Relins, donde se retiró, se dedicó a la redacción de la Historia
pontificalis.
23- Hugo de San Victor (1096 -1141, Alemania)
“Adopté la ciencia y la filosofía como la manera de acercarse a Dios”, dijo. Dueño
de un vasto legado de escritos, se destacan sus obras sobre el conocimiento.
Para él existían diferentes tipo de conocimiento: teórico (como la teología, las
matemáticas, la física o la música), práctico (la ética), mecánico y discursivo
(retórica y dialéctica).
Nacido en 1906. Descendiente de la familia real de Blankenburg en Sajonia.
Adoptó los cánones de san Agustín en el monasterio de Hamersleven a temprana
edad.
Hacia 1115 viajó a París y entró en el monasterio agustino de Saint Victor. En
1133 dirigía la escuela del monasterio.
Bajo la influencia de los escritos de san Agustín, Hugo dividió en tres fases la vida
contemplativa: la primera, cogitatio, o pensamiento, durante la cual se descubre a
Dios en la naturaleza; la segunda, meditatio, o meditación, cuando se encuentra a
Dios en uno mismo, y en tercer lugar, contemplatio, o contemplación, en la que se
ve a Dios cara a cara.
Propuso también una clasificación del conocimiento, estructurándolo en ciencias
teóricas (como la teología, las matemáticas, la física o la música), ciencias
prácticas (la ética), ciencias mecánicas (las artes mecánicas) y ciencias del
discurso (retórica y dialéctica).
Entre sus obras más importantes se cuentan Didascalion, un compendio de
conocimiento, y Summa Sententiarum, un manual de filosofía y teología.
Hugo de San Víctor falleció en el monasterio de Saint Victor el 11 de febrero de
1141.
24- Al-Ghazali (1058 – 1111, Persia)
La historia de este filósofo es tan particular como su obra. Dejó todo tras una crisis
de fe, se fue de su casa a meditar y vivir como un mendigo y regresó con  El
resurgimiento de las ciencias religiosas, considerada la obra más importante de la
espiritualidad islámica y la más leída después del Corán.
“No es sabio aquel que, adquiriendo su conocimiento de cierto libro, se convierte
en ignorante al olvidar el texto que aprendiera un día. El verdadero sabio es aquel
que, por su propia voluntad y sin estudio o enseñanza, recibe de Dios su
conocimiento”, es una de sus frases más célebres.
«No es santo aquel que, adquiriendo su conocimiento de cierto libro, se convierte
en ignorante al olvidar el texto que aprendiera un día. El verdadero sabio es aquel
que, por su propia voluntad y sin estudio o enseñanza, recibe de Dios su
conocimiento».
Nació en Tus, cerca de Meshed, Persia (ahora Irán).
En 1901 fue designado por Nizam al-Mulk, visir del sultán de Seljuk, para enseñar
en la Universidad Nizamiya en Bagdad.
En 1095, tras una crisis personal de fe, renunció a su posición, abandonó a su
familia, y se convirtió en un asceta.
Después de diez años de meditación y de vivir como vagabundo, aceptó otro
trabajo en la enseñanza en Nishapur, pero lo dejó poco tiempo después y se retiró
a Tus.
Algazel relató su lucha interna y la solución religiosa que encontró al fin en La
liberación.
En El renacer de la ciencia religiosa, presentó su visión unificada de la religión,
incorporando elementos de los tres orígenes antes considerados contradictorios:
tradición, intelectualismo y misticismo.
Esta obra fue considerada el texto religioso más importante escrito por un
musulmán, después del Corán.
25- Chang Tsai (1020 – 1077, China)
Es el único filósofo chino de esta lista, pero su importancia fue central en la Edad
Media e influyó a numerosos pensadores posteriores por ser uno de los
fundadores del neoconfucianismo.
“Todo lo que existe en el universo se compone de primera materia, tsi, que posee
la propiedad de movimiento y reposo. La naturaleza es la raíz y da origen a la
razón”, decía Tsai.
Creció en una familia con tradición de inquietud intelectual, por lo que tanto él
como su hermano Ahmad fueron dedicados al estudio desde temprana edad. Se
formó en las ciudades aledañas a Gazala (Tus, Gorgán y Nishapur) en las
tradiciones islámicas. Tuvo la oportunidad de estudiar con el teólogo más
prestigioso de la época: Al-Yuwaini; pero este murió en 1086 y Nizam al-Mulk, visir
del sultán selyúcida, conocedor de su ya enorme reputación como erudito, lo tomó
bajo su protección y en 1091 lo nombró profesor de la madraza de Bagdad que él
mismo había fundado.
En 1095 sufrió una crisis personal que le hizo renunciar a su posición y abandonar
a su familia, convirtiéndose en un asceta errante, emprendió entonces un largo
viaje espiritual de diez años que pasó
por Damasco, Jerusalén, Hebrón, Medina y La Meca, y volvió a Bagdad. Anduvo
un tiempo retirado con los místicos sufíes en Tus, sin apenas salir de allí hasta
su muerte, salvo para enseñar brevemente cuatro años en la escuela Nezamiyeh
de Nishapur.
26- Shánkara (788 – 820, India)
Fue el principal impulsor de la doctrina advaita, una rama no dualista del
hinduismo. Este filósofo, muy influyente en el pensamiento oriental, creía en la
unidad de las almas y la divinidad. 
Shri Adi Shánkara es un filósofo Acharya y es por eso que también se le conoce
como Shri Adi Shankaracharya, el más grande exponente de la Escuela Monística
Vedántica de la India. Rompió la anarquía sembrada antiguamente por la Escuela
Dualística e implantó el árbol eterno de la Realización Directa del Ser como el
sendero más profundo para lograr un Desarrollo Espiritual.
Shri Shankaracharya nació en Kaladi, India, en el seno de una familia de
Brahamanes. Desde muy niño dejó su casa para convertirse
en Sanyasin (renunciante). Fue iniciado por el Maestro Espiritual Govindapada,
discípulo de Gaudapada. Viajó por toda la India refutando las doctrinas no védicas
y estableciendo el MONISMO como la verdadera enseñanza védica. Dejó cuatro
discípulos principales para continuar su gran misión espiritual.
El nacimiento de Shánkara fue un hecho, según refiere la tradición, auspicioso y
extraordinario. Toda la Naturaleza vibró llena de admiración y obsequió sus más
bellas expresiones en honor al nacimiento de Shánkara. Igualmente los sabios y
astrólogos dijeron que "el niño sería un intelectual capaz de vencer a cualquier
oponente en debate. Será el promotor de una nueva filosofía y será reconocido
como un Maestro de todo conocimiento. Su reputación durará hasta que el mundo
exista."
27- Walafrido Strabo (808 – 849, Alemania) 
Se le adjudica ser el autor de La Glossa ordinaria, que se publicó de manera
anónima pero era uno de los libros centrales en todas las escuelas monásticas y
episcopales.
Allí, Strabo recogió las explicaciones alegóricas medievales que se daban a los
textos de la Biblia. Su nombre real era Walahfrid von der Reichenau, pero se lo
apodó como Strabo por su estrabismo.
Walafrido (Walafried, Walahfrid) Estrabón nació en Suabia hacia el año 808 y
murió en Reichenau, una isla en el lago Constanza, el 18 de agosto de 849. A
temprana edad fue admitido en el monasterio de Reichenau, donde hizo grandes
progresos en sus estudios; posteriormente (826-829) estudió bajo Rabán
Mauro en Fulda; de ahí fue a la corte de Ludovico Pío, convirtiéndose
en capellán de la emperatriz Judit y tutor de su hijo Carlos el Calvo. Al ser
partidario de Lotario recibió la abadía de Reichenau en 838, pero pronto se vio
obligado a dejarla, si bien fue reinstalado en 842.
Los poemas de Walafrido le sitúan entre uno de los grandes escritores clásicos del
período carolingio. Incluyen epigramas, eulogías, himnosy dos largos poemas
sobre santos; el poema más largo, escrito cuando Walafrido contaba 18 años de
edad, describe una visión del monje Wettin en Reichenau en 824 y es el primer
ejemplo de "visiones" versificadas, que posteriormente se hicieron tan populares.
Mientras estaba en la corte escribió De imagine Tetrici, inspirado por la estatua
ecuestre de Teodorico el Grande ante el palacio en Aachen. Sus epístolas, en
hexámetros o dísticos, a príncipes y prelados son también de interés. Su Liber de
cultura hortorum es una descripción poética del jardín monástico. Walafrido revisó
las biografías de los abades de Saint-Gallen, Gallo y Otmar. Especial
consideración merece su De exordiis et incrementis rerum
ecclesiasticarum (escrito en 840-842, impreso en Scriptores de Hettorp, Colonia,
1568), un compendio de arqueología cristiana en 32 libros, interesante todavía a
causa de su adición ocasional de términos vernáculos para los objetos discutidos.
28- Marsilio de Padua (1275 – 1342, Italia) 
Su importancia filosófica es central por su rol en la pelea entre el Papa y el
Emperador, pero también por sus ideas políticas.
Convencido de que el ordenamiento estatal debía asegurar la paz y la tranquilidad
para los ciudadanos, fueron sus conceptos sobre el poder legislativo (que para él
pertenecía al pueblo) lo que lo destacó.
Teólogo, filósofo y teórico político italiano. Marsilio dei Mainardini, su verdadero
nombre, nació en Padua, estudió medicina en la universidad de su ciudad natal y,
en 1313, llegó a ser rector de la Universidad de París. En su principal obra
escrita, Defensor pacis (1324), se mostró firme defensor de los poderes
imperiales, encarnados en Luis IV de Baviera, desde 1328 titular de la corona del
Sacro Imperio Romano, frente al dominio de los asuntos temporales que para el
Papado reivindicaba Juan XXII.
Decidido partidario de la plena instauración de una sociedad secular, la teoría del
Estado planteada por Marsilio de Padua insistía en la moderna idea que afirma
que la legítima autoridad política sólo puede emanar del pueblo, que confía a un
determinado gobierno el cumplimiento de las leyes y demás ordenamientos
legales.
No dejaba resquicio alguno para que la Iglesia asumiera el control de los poderes
temporales, e incluso llegó a proponer que existiera cierto tipo de control
gubernativo en el ejercicio de sus funciones espirituales. Cuando Luis IV fue
coronado, el nuevo emperador nombró antipapa a Nicolás V (1328-1330) y
Marsilio de Padua ejerció como vicario general de Roma. Tras someterse Nicolás
V a la sede pontificia de Aviñón, donde residía Juan XXII, Marsilio de Padua fue
excomulgado. Falleció en 1343 en Munich.
29- Joaquín de Fiore (1135 – 1202, Italia)
Iniciador del movimiento heterodoxo, que proponía un reinterpretación de la
historia y el evangelio, fue su interpretación de la Iglesia como un proceso
progresivo de perfección lo que lo destacó en su época.
Parece ser que en su juventud tuvo una experiencia mística que le llevó a abrazar
la vida religiosa.
Hizo una peregrinación a Tierra Santa y, a su regreso, se hizo monje del Císter en
la abadía de Sambuccina, pasando después al monasterio de santa María di
Corazzo, del que llegó a ser abad en 1177.
Debido a ciertas diferencias con su orden y a su falta de interés por los asuntos
prácticos de la administración inevitable que conlleva toda institución, abandonó
este monasterio para fundar, poco después de 1190, su propia orden de los
forenses.
Durante siglos se le consideró un visionario o un profeta, debido a sus escritos que
representan uno de los frutos más elevados de la teología monástica.
Fiore trató de establecer una especie de teología de la historia, intuyendo los
rasgos de los tiempos futuros y descifrando el momento de su inminente llegada.
Adjudica a cada una de las personas de la Trinidad un período histórico. De este
modo, al Padre le corresponde la era que va desde la Creación hasta la llegada de
Cristo. Inmediatamente viene la era del Hijo, que va desde la llegada de Jesús
hasta poco más o menos el tiempo en que él, Joaquino de Fiore, vivió. Por último
vendrá la era del Espíritu Santo.
De igual forma, a cada una de estas etapas le atribuye una parte de las Escrituras.
A la era del Padre, el Antiguo Testamento; a la del Hijo, el Nuevo, y a la del
Espíritu Santo, una concordia o fusión de ambas. En ésta era, o tercer período,
cuya llegada era inminente, la Iglesia dejaría de ser una institución rica y
organizada como jerarquía de poder, para transformarse en una iglesia de monjes
pobres que conducirían a los pueblos hacia un renacimiento espiritual.
30- Nicolás Oresme (1323-1382, Francia)
Considerado un genio del siglo XIV, es además uno de los principales impulsores
de la renovación medieval, con un pensamiento avanzado, moderno y extenso.
“Lo verdadero puede a veces no ser verosímil”, dijo.
(Oresme, hacia 1325 - Lisieux, 1382) Matemático y astrónomo francés. Estudió
Teología en París, donde sabemos que se encontraba en 1348. En 1356 era
"magister" en el Colegio de Navarra (París) y a continuación obtuvo el grado de
"magister theologiae". Canónigo en Ruán y en París, fue obispo de Lisieux a partir
de 1377.
Este singular escolástico y teólogo de la Baja Edad Media es famoso por la
genialidad y la modernidad de sus gustos científicos y culturales. Cultivador de la
"geometría especulativa" en el Tratado de la latitud de las formas, en el Algorismo
de las proporciones, en el De difformitate quantitatum (1370) y en otros trabajos
todavía inéditos, anticipa muchos aspectos de la matemática moderna, como la
representación analítica de las variaciones intensivas mediante el método de las
coordinadas, el tratado de los irracionales mediante potencias con exponente
fraccionario y el espacio cuatridimensional. Como físico, considera posible el
movimiento diurno de la Tierra, y descubrió que el movimiento de los graves es
uniformemente acelerado.
Cosa muy importante es que fue uno de los pocos doctos profesionales que
escribió en lengua vulgar, además de escribir en latín: así, tradujo al francés
algunas obras de Aristóteles (como la Política y la Ética a Nicómano); escribió en
francés un Traictie du ciel et du monde, y también una obra política, Livre de
politique y un célebre Traictie de la première invention des monnaies, que hace de
él el primer autor moderno de economía política.

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