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Confianza Propia

El mejor estímulo para realizar buenas acciones es el convencimiento de que


somos capaces de llevarlas a cabo. Enemigo es el que quebranta la fe en nosotros
mismos, en nuestra capacidad para realizar nuestros propósitos, porque si
perdemos la confianza propia se desvanece todo poder y facultad. Nunca llegará
el éxito a mayor nivel que el que alcance la confianza del individuo en lograrlo.

Por mucha que sea la capacidad, nunca llegará el éxito de un hombre a más alta
cumbre que la de nivel de confianza en sí mismo. Cada cuál puede hacer lo que
cree que puede hacer, y no será capaz de hacer lo que crea que no puede hacer.
Ésta ley es inexorable.

Poco importa lo que los demás opinen de nosotros, de nuestros proyectos y


aspiraciones. Menos importa todavía que nos llamen visionarios, ilusos o
soñadores. Debemos creer en nosotros mismos, pues en cuanto perdamos la
propia confianza seremos apóstatas y desertores de nuestro ideal.

Que ni la opinión de la gente ni los rigores de la adversidad quebranten nuestra


confianza (Marden, 1921, pp. 153-155). Para Marden (1921), la confianza en uno
mismo, tiene relación con la educación recibida y atrae una serie de
consecuencias, como aquellos que se figuran que lo de los demás es demasiado
bueno para ellos. No echan de ver cuánto se perjudican con esta actitud de
menosprecio, que los inutiliza para esperar de sí mismos cuanto podrían obtener
si confiarán en sus facultades.

“Nadie será gigante si se tiene por pigmeo, porque la estatura es siempre según el
modelo y el modelo es la interna visión” (Marden, 1921, p. 157).

Los hombres con éste sentimiento de inferioridad serán inferiores hasta que por
auto educación reconozcan su valor. Hay quienes se contraen a tareas vulgares o
medianas y vegetan en la oscuridad, porque no se atreven o no saben poner en
acción sus energías.

El persistente pensamiento de que no valemos tanto como otros, de que somos


seres débiles estando inútiles rebajará el nivel de nuestra conducta y estabilizará
nuestra capacidad. Éste sentimiento de inseguridad en uno mismo, también lo
comenta Gellman (1987), haciendo alusión a que es un sentimiento que en algún
momento todos experimentamos en mayor o menor grado. Gellman (1987) lo
cataloga como una especie de “crítico subconsciente”, que le dice porque no
puede, debe o nunca conseguirá esto o aquello.
Explica que en dosis pequeñas, la inseguridad puede ayudarle a tomar decisiones
prudentes y sensatas; pero si es exagerada, puede trasformar un panorama
positivo en negativo y poner en peligro su éxito y su felicidad, incluso su bienestar
físico.

“Cuando experimenta usted una crisis de inseguridad, ansia, probablemente,


tener al lado a alguien a quién ama o admira, en la esperanza de que fortalezca su
confianza, ayudándole a comprender sus cualidades positivas y sus logros”
(Gellman, 1987, p. 21).

Conocer las características de nuestra inseguridad para Gellman, posibilita la


utilización de nuestra energía para la creación de nuevas alternativas. Podemos
confiar en nosotros mismos y en nuestras decisiones, y no envidiaremos el éxito
de los demás. Con respecto a esto, Muñoz de Visco (1999), dice lo siguiente:

“Una buena autoestima está relacionada con el conocimiento y aceptación de


características personales; está estrechamente relacionada con la posibilidad de
desarrollar las potencialidades que son inherentes a casa persona” (p. 68).

Gellman, recalca la importancia de los primeros meses y años de vida, como etapa
fundamental para que el niño adquiera la seguridad y confianza en sí mismo,
siempre que haya recibido mediante el tacto, el oído, la vista, etc., estímulos
positivos.

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