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" El infierno medieval. Vínculos entre las maravillas y el espacio en relación con
el Infierno para la sociedad medieval.”

Working Paper · June 2016


DOI: 10.13140/RG.2.2.34935.73129

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Esteban Patricio Navarrete Contreras


Pontificia Universidad Católica de Chile
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“El infierno medieval.
Vínculos entre las maravillas y el espacio en
relación con el Infierno para la sociedad
medieval.”

Esteban Navarrete Contreras1

1
Estudiante de Licenciatura de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Esta ensayo esta
contextualizado en el curso de Viajes Medievales impartidos por el profesor Pablo Castro durante el primer
semestre del 2017.
El lugar más detestable y al cual nadie desea presentarse en la actualidad como en
toda la historia de la humanidad es el infierno. Howard Rollin Patch, al analizar el infierno,
lo caracteriza como un lugar de penas y de una muerte eterna, un espacio sombrío y oscuro,
etc., siendo solo algunas de las formas en que ha sido descrita tanto por fieles cristianos
como también laicos que tienen dicha creencia en el mundo del más allá en la Edad Media2.
Sin embargo, no siempre ha sido así. Para la sociedad medieval, el infierno era tan
cotidiano como respirar, tanto así que inclusive se creía poder atravesarlo y salir con vida
de sus llamas, e inclusive frecuentarse con demonios.

Es por tanto, que muchos autores han creído, en base a las narraciones dejadas por
los viajeros, que el infierno no representa una visión lejana para la sociedad, sino que está
regularmente dentro de su pensamiento y su día a día. Para los habitantes del medioevo el
infierno es una maravilla que se pule a través de las narraciones y de las distintas criaturas
que son descritas en los viajes, vinculadas al mismo espacio infernal en la tierra.

Ahora bien, qué se busca con todo esto. Habrá que contemplar de distintas formas a
las fuentes para comprender este afán del viajero y también las consecuencias que estos
produjeron, a la cual creo una sociedad temerosa de Dios y de sus creaciones. Hecho que la
iglesia medieval no dejo al margen e incorporo un contenido reciente para encontrar más
prosélitos. Y no solo ello, sino que veremos en varias fuentes que la súplica a Dios es la
única forma, por la cual los viajeros se encontraron a salvo en una tempestad o peligro, y
que en este ensayo trabajare el mayor de todos, me refiero por supuesto al infierno.

Para ello, en primer lugar tenemos que comprender cómo la sociedad entendía la
maravilla y cómo era representada tanto por la visión eclesiástica en sus viajeros (San
Brandan, Odorico de Pordenone, Fray Guillermo de Rubruk, etc.); como también por los
demás relatos, dícese Marco Polo, John de Mandeville, entre otros. Junto con ello plasmar a
través de los bestiarios las relaciones que estos tenían con el espacio infernal dentro de dos
ejes a trabajar: el desierto y el océano. Para luego concluir con la influencia que tuvo para
la sociedad medieval. A grandes rasgos, el sentido de este trabajo busca otorgar una visión

2
Cf. Rollin Patch, Howard, El otro mundo en la literatura medieval, Fondo de Cultura Económica, México,
1956, p 123-125.

1
de cómo se forma una idea y una representación del espacio en relación con las distintas
maravillas que son asociadas al trasmundo infernal.

I. El inframundo en la Tierra. Aproximación al infierno como maravilla.

Varios autores plantean diferentes maneras por las cuales una afirmación de algo
extraordinario puede considerarse como maravilloso. Le Goff divide al mundo sobrenatural
de tres maneras: Mirabilia (maravillas de orígenes precristianos, es decir monstruos y seres
extraordinarios); Magicus (relacionada con la magia negra y blanca, pero que la sociedad
medieval incidió a asociarla con la maldad); y Miraculosus (relacionada principalmente con
lo maravilloso cristiano o milagroso). Adicionalmente, da a explicar que dentro de todas
estas divisiones existen objetos, poderes sobrenaturales, entre otras cosas que se escapan de
lo cotidiano y son admiradas o temidas por la población3.

Con esta presentación de Le Goff, me es fácil comprender hacía qué punto el


infierno era considerado como maravilla. Si lo asociamos a la Mirabilia, el infierno ya era
relatado en la época antigua como el Tártaro, en el cual, las almas de los hombres se iba al
inframundo que estaba a cargo de Hades.

Noción del otro mundo que también se representa en la Edad Media, puesto que aún
se le nombra con dicho nombre, por lo tanto hay una cierta influencia de aquel espacio para
la sociedad medieval. E inclusive algunas veces la propia Iglesia hacía referencia al infierno
con este sinónimo del concepto. Concepto que se nutre cada vez más de las narraciones, y
del imaginario antiguo, y que transforma lo simbólico, por ejemplo un demonio o el lugar
en que habitaría, en algo real.

Es decir, que la representación del espacio infernal proviene ya descrita del


imaginario del periodo anterior, o sea, de la antigüedad, en especial del mundo griego, que
igual al imaginario cristiano, es descrito y representado hacia las profundidades. En este

3
Cf. Le Goff, Jaques, Lo Maravilloso y lo Cotidiano en el Occidente medieval, Editorial Gedisa, Barcelona,
2008, p. 13-17.

2
caso, el infierno está en las profundidades de un abismo porque el tártaro también se
describe como tal.

El mundo griego es la base con la cual muchas civilizaciones y culturas se sentirán


con atributos para desarrollar sus días, ejemplo de ello fue el renacimiento. En este caso
Isidoro de Sevilla nos da una explicación sobre el origen de infierno como representación y
con ello su ubicación en base a la lingüística:

“Al infierno se le denomina así porque está situado abajo (infra). Del mismo modo que los
cuerpos observan un orden de acuerdo con su peso, ocupando los lugares más bajos los
cuerpos más pesados, así también, en el mundo del espíritu, los lugares más profundos son
los lugares más tristes. El origen del vocablo con el que se designa en griego al infierno
significa que en él no se escucha nada que sea apacible”4.

Con ello, San Isidoro nos habla del infierno como un lugar profundo y se basa de la
lingüística griega para asegurar que no es un espacio ameno para las personas. Por lo demás,
nos relata de como estaría jerarquizado el más allá, en donde por sus pecados se asentaran
más en el fondo del mundo aquellas personas determinadas a ir a este espacio infernal,
siendo participe también la ley de lo alto y lo bajo, en la cual se creía organizado el mundo.
Es entonces, cuando la repartición del mundo también implica en donde habitarían los
demonios, y los monstruos o animales que luego serán representados como tal. Esto lo
veremos más adelante.

Para instaurar la categoría de Magicus al infierno, debemos trabajar más este


concepto. La magia, o lo sobrenatural generada por ella, está presente en este espacio, en la
cual, cualquier maleficio realizado a una persona lo atribuían al actuar de Satanás. 5 Lo
sobrenatural satánico, como lo emplea Le Goff, se puede asociar a la acción de los
demonios en los humanos. Odorico de Pordenone (1286-1331), quien escribió su libro de
viaje llamado Relación de Viaje, da muestra de la intervención de los frailes ante el actuar
de satanás en la región de Tartaria6:

4
San Isidoro de Sevilla, Etimologías, XIV, 9, 10-11, p.1043
5
Cf. Le Goff, Op. Cit, p. 14
6
Nótese la casualidad del nombre Tartaria con Tártaro, y con ello del infierno y las posesiones demoniacas
que eran abundantes en dicha región descritas por el fraile. Talvez, es posible asociarlo al lugar de pecadores

3
“1.En esta región, Dios omnipotente concedió esta enorme gracia a los Hermanos Menores.
Puesto que nadie, en toda Tartaria, puede en manera alguna expulsar a los demonios del
cuerpo de los poseídos, tal como se expulsaría a un perro de la casa. Por ello muchos
hombres y mujeres son allí poseídos por el demonio, unos y otras [luego de un recorrido]
de diez jornadas son conducidos ante nuestros Hermanos. Y éstos, cuando los mencionados
demoníacos se encuentran ante ellos, de parte y en nombre de Jesucristo, ordenan a estos
demonios salir de esos cuerpos lo más pronto posible.”7

La posesión demoníaca era común observarse en la Edad Media, y con ello también
tipos de ilusiones y maleficios que según Claude Kappler podían hacer trastornar el acto de
las personas8. Esto estaría incluido dentro de la segunda categoría de Le Goff como en la
tercera.

Miraculosus hace referencia a las maravilla cristianas, y el infierno encaja


perfectamente en ella. Desde un principio se nombra ya a los demonios en la Biblia con el
Paraíso Terrenal, el Jardín del Edén, representando al demonio como una serpiente que
luego es deshonrada a arrastrarse por el suelo, haciéndola participe, posteriormente, del
imaginario medieval como un animal al que asemejan con un demonio. Desde allí ha
habido varios sucesos entre la Iglesia Cristiana y el espacio infernal dentro del Antiguo y
Nuevo Testamento como la tentación de Cristo en el desierto. Sin embargo, será en la Edad
Media cuando se dará un apogeo de su presunta existencia y representación. Las posesiones
demoniacas en el medioevo son, como vimos anteriormente, un fiel ejemplo de ello.

La iglesia aprovechó la contemporaneidad de estos sucesos para implicar la


existencia de un infierno terrenal, como por ejemplo los viajes hacia oriente, en los cuales
varios espacios fueron catalogados como posibles infiernos; por ejemplo los desiertos y los
mares. Otro ejemplo es el miedo. ¿Por qué el miedo? y ¿a qué miedo me refiero? Robert
Fossier me da una idea al respecto. Según Fossier, la gente del campo y algunos caballeros,
e incluso algunos nobles, reaccionaban antes sucesos que no lograban entender,

que los frailes iban a observar y a realizar misiones en nombre de la Iglesia para salvar las almas de ellos. La
región puede asociarse a un “tipo” de infierno.
7
Odorico de Pordenone, Relación de Viaje, XXXVI, p.88.
8
Cf. Kappler, Claude, Monstruos, demonios y maravillas a fines de la Edad Media, Madrid, Akal, 2004, p.
203-204.

4
principalmente, sucesos naturales. Estos al no comprender lo que ocurría creían que era
debido a una causa sobrenatural explicada por los doctos de la época, es decir, los mismos
sacerdotes, y los mercaderes o viajeros 9 . Por ende, es posible observar una posible
correlación entre la percepción de los pobladores y las enseñanzas o saberes de los viajeros
y doctos que en muchos casos también son parte de la iglesia.

Con ello, se les hacía fácil manipular el miedo de las personas con las cruzadas,
pestes, monstruos, entre otras cosas para imponerles que el infierno está en la tierra y que
deben realizar ciertas acciones para salvarse. Argumentaban diciendo que ven dichos
demonios, o seres y/o animales que también serán representados como tal para crear un
imaginario colectivo.

Como ya hemos visto, Le Goff nos dio una base, en la cual, se logra trabajar el
concepto de infierno como espacio maravilloso, pero no es el único. Para Robert Bartlett
hay varias formas, en las cuales, un lugar o algo sea denominado como sobrenatural, y por
tanto maravilloso. Poseer características mágicas, hechos u objetos que se salen de lo
común y no son entendidos a simple vista (la otredad presente), monstruos, milagros y la
propia maravilla como tal que puede ser simplemente lo desconocido, pero asegura ser
producto de la obra de Dios.10 Esto son los conceptos con los que explica el nacimiento de
lo supernatural en la Edad Media.

Muchas de estas son semejantes a las descritas por Le Goff, pero articula unos
conceptos más. A lo largo del primer capítulo explica estos conceptos en base a la
Mirabilia, Magicus y Miraculosus, colocando el énfasis a lo sobrenatural, principalmente
ligado a la otredad y lo maravilloso a simple vista. Lo otro, lo diferente es llamativo para la
vista. Esta es una condición que Bartlett da para que algo sea maravilloso.

Pero, ¿Cómo sabemos si es llamativo para las personas? El miedo implicó que el
infierno también sea considerado como maravilla. La maravilla no tiene que ser algo
hermoso y que genere placer, sino que también como un lugar que te implique terror y que
te genere un cambio en ti por ingresar en él. Para el Homo Viator, la experiencia de
9
Cf. Fossier, Robert, Gente de la Edad Media, Madrid, Taurus, 2007, p. 155.
10
Cf. Bartlett, Robert, The Natural and the Supernatural in the Middle Ages, Cambridge University Press,
New York, 2008, pp. 1-29.

5
atravesar este espacio es un ascesis que genera un cambio dentro de sí, es un cambio
espiritual, un viaje a lo profundo de su ser, que busca encontrar el camino a la salvación a
través de una práctica piadosa11. Se debe aprobar la prueba máxima para ganarse el paraíso,
atravesar el infierno. Por ello, a los peregrinos que buscan la salvación de su alma y el
perdón de sus pecados, les es llamativo encontrar este espacio, puesto que su tránsito
implicaría un desarraigo del mundo cotidiano12.

Ejemplo de lo anterior se ven en varios relatos como en San Brandan, y en la


literatura medieval como en la Divina Comedia de Dante Alighieri. Miguel A. Granada,
asegura tras analizar la obra de Dante, que el viaje responde a dos situaciones, pero la que
se acomoda en este ensayo es la segunda, descrita como la redención del pecado y la
obtención de la beatitud eterna13.

Mandeville en su relato, El libro de las Maravillas, escrito alrededor de 1357 a 1371,


narra conocer y pasar por valles tenebrosos y lugares que ha escuchado acerca del infierno.
Pero como todos sabemos, no realizo dicho viaje y, por ende no cumple con la condición de
los viajeros con el afán de expiar sus pecados. Entonces, ¿Por qué incluir el infierno en su
obra si no busca crear un cambio en su interior? La respuesta es muy fácil, y posee relación
con lo anterior. Es de notar que el infierno llego a ser tan popular y cotidiano que muchos
viajeros pudieron inventar su odisea al atravesar el infierno. Este es el caso de John de
Mandeville, que ocupo el imaginario popular del infierno para otorgarle algo de legitimidad
a su obra y con ello hacerla más popular.

Considerando todo lo vista hasta ahora, el espacio infernal ha tenido cabida para las
distintas descripciones de maravillo y como estas se han vinculado con la sociedad a través
de representaciones e imaginarios. Además de como doctos y viajeros se valen de este
espacio para generar adeptos y legitimarse como viajeros, respectivamente.

11
Cf. García de Cortázar, José Ángel, El hombre medieval como “Homo Viator”: Peregrinos y viajeros,
Universidad de Cantabria, p. 28.
12
Cf. Rubio Tobar, Joaquín, La peregrinación como encuentro, Liébana y letras, p. 71-74.
13
Cf. Granada, Miguel A., La Cosmología de Dante, Ciencia y cultura en la Edad Media, Canarias, 2003, p. 323.

6
II. Desiertos y mares. Dos espacios en relación con el infierno

Ahora bien, y tras haber terminado de analizar al espacio del infierno en


generalidades, he querido detenerme en dos espacios que me llamaron la atención al leer
diferentes fuentes, los desiertos y los mares; y, en los cuales, seguiré avanzando con el
análisis de reciprocidad que se generaban entre la sociedad medieval y estos espacios
catalogados como tartáricos. Ya analizamos algo se ello en los puntos anteriores y los
retomare para describir sus vínculos con ellos, es decir, el miedo y la posible manipulación
de la iglesia del espacio.

La representación del mundo se idealizó mediante las narraciones de las maravillas


a través de los viajeros y las explicaciones de los doctos, en especial de la Iglesia que
controlaba la mayoría de los conocimientos del mundo conocido y, por tanto, gracias a la
gracia divina, podían dar un origen y un porqué de los seres maravillosos. En este caso, de
porqué hay un infierno en la Tierra y cómo se relacionan con los animales y seres
monstruosos que habitan estos espacios.

Para Joaquín Rubio Tobar, la peregrinación salvífica tiene relación con antecedentes
bíblicas, y gracias a ella se desarrolló una imagen del cristiano viajero a través de profetas
que caminaban por el desierto. Se invita a dejar su patria para recorrer el mundo14. Con ello
el desierto se convirtió en un lugar simbólico, en el cual abundan los peligros. La relación
con el infierno es a través de la aparición de demonios.

La más conocida es la aparición del demonio a Jesús en el Nuevo Testamento, el


cual buscaba tentarlo para que no cumpla su misión15. Esto implico que los sacerdotes en
sus predicas o enseñanzas asociaran al desierto como un lugar en donde la fe se pone a
prueba, ya sea por sus apariciones demoniacas como también por lo dificultoso de
atravesarlo debido a sus condiciones climáticas. El desierto se convirtió en el infierno de fe
y, también de reflexión para algunos.

14
Cf. Rubio Tobar, Op. Cit. p. 69-70.
15
“En seguida el Espíritu lo empujo al desierto. Estuvo cuarenta días en el desierto y fue tentado por Satanás.
Vivía entre los animales salvajes y los ángeles”, Mc, 1, 12-13.

7
El desierto será parte del país de iras y no volverás, que como tal, genera miedo a
través de varios sucesos como ruidos y gritos de entidades invisibles. Fray Jordán Catalán
de Séverac (siglo XIV) asegura que el diablo habla con los hombres muy a menudo:

“[…] Allí habla también el diablo de noche muy, pero muy a menudo, como yo oí decir.”16

Los viajeros se internan en este espacio de tentaciones y peligros, y para lograr


avanzar es necesario pedir ayuda a Dios. Así relata Mandeville el traspaso del “valle del
diablo” en el cual escucha trompetas y ve demonios:

“Y sabed que quando yo y mis compañeros estuvimos en la entrada de aquel valle fuy mos
en gran pensamiento diciendo si osaríamos a entrar y poner los cuerpos en aventura y
protección de Dios […] y quando estos religiosos nos dixeron esto, en confianza de Dios y
d’ellos hezimos cantar una missa y nos confessamos y comulgamos con el cuerpo de
Nuestro Señor Jesuchristo […]”17

Y estas situaciones son muy comunes, puesto que había muchos lugares que se
asociaban al infierno. Egeria, en su Itinerario, relata que viaja constantemente con frailes
que permanentemente están orando para no tener peligros en su travesía. Se asocia entonces
que la travesía por el desierto implica una confianza completa en Dios.

Pero estos peligro no son solo climáticas o por obra de demonios, sino que hay
criaturas que son asociadas al mal y están al asecho de las personas pecadoras y con poca fe.
Ejemplo de ello es el cocodrilo que habitaba cerca del Nilo y la hidra que representaba a
Jesucristo:

“Así, el cocodrilo simboliza a la muerte y el infierno, cuyo enemigo-hidrus es Nuestro


Señor Jesucristo. Pues fue Él quien, asumiendo la carne humana, bajo al infierno y,
rompiendo todas sus disposiciones internas, condujo el interior a las gentes que allí

16
Fray Jordán Catalán de Séverac, “Maravillas descritas por Fray Jordán Catalán, natural de Séverac, Obispo
de Colombo en India la Grande”, en La india y el Catay. Textos de la Antigüedad clásica y del Medioevo
occidental, Alianza Editorial, 1995, VI, 35, p. 420.
17
Mandeville, John de, Libro de las Maravillas del Mundo, Plaza Editorial, USA, 2011, XXIIII, p. 219.

8
estaban injustamente encerrados. Destruyo la propia muerte alzándose de entre los
muertos […]”18

Pero, ¿cuál es la razón por la cual se asocian a los animales o criaturas maravillosas
con demonios? Muchas de ellas son concepciones religiosas o sentido lógico del actuar de
las criaturas. Es decir, en este caso, al observar que el cocodrilo puede tanto estar en tierra
como sumergirse en el agua, le es asociado a las criaturas que puede trasladarse entre el
mundo profano y el inframundo. Por ende es un demonio que se traslada de un mundo a
otro y que atormenta a los viajeros que cruzan el desierto. Además, en este fragmento, se
estipula que Dios no crea nada sin su contraparte. O sea, que al crear al cocodrilo, también
crea la hidra, que es asociado a la figura de Cristo que venció al demonio.

Otro ejemplo es el grifo, en el que el Fisiólogo 19 lo representa como el mismo


demonio:

“Este pájaro representa al diablo; el buey significa el hombre que vive en pecado mortal y
no quiere apartarse ni retirarse él. Cuando llega la muerte, tiene que morir; entonces,
viene volando el grifo de los desiertos y busca su pitanza. Y agarra al alma desdichada, y
se lanza a volar con ella hacia los desiertos y la arroja ante sus polluelos […].”20

El grifo es representado como un asediador de almas que habita en el desierto. Esta


criatura va tras aquellos pecadores que mueren en pecado, ya sea durante el viaje o bien en
otros lugares. Con esto el grifo se convierte en un demonio al que los viajeros no desean ver,
puesto que pueden ser agarrados como el buey, a quien hace referencia como las almas en
desdicha. El Fisiólogo también hace la aseveración a que “el desierto representa al infierno
del que vino volando el grifo” y en donde los polluelos “significan los diablos que viven en

18
Cambridge, 178-180, 49-51. White, T.H., “The Bestiary. A Book of Beats”, G.P. Putman´s Sons, Nueva York.
Traducidos y recopilados en Malaxecheverría, Ignacio, Bestiario Medieval, Ediciones Siruela, Madrid, 1999, p.
232.
19
“El Fisiólogo armenio (¿siglo v?), apareció en su lengua originaria en el tomo III del Spicilegium Solesmense
de Pitra”. Malaxecheverría, Ignacio, Bestiario Medieval, Ediciones Siruela, Madrid, 1999, p. 59.
20
Pierre de Beauvais, “Le bestiaire”, en Bianciotto, G., Bestiaires du moyen âge, Stock-Plus, Paris, 1980 ;
Véase también, Cahier, Ch., y Martin, A., Nouveaux mélanges d’archéologie, d’historie el de littérature sur le
moyen âge. Curiosités mystérieuses, Firmin-Didot, Paris, 1874. Traducido y recopilado en Malaxecheverría,
Ignacio, Bestiario Medieval, Ediciones Siruela, Madrid, 1999, p. 139.

9
los desiertos; en las tinieblas del infierno donde la pobre alma mora en manos de sus
enemigos”21.

Con ambos casos damos por cuenta que el desierto es más que un espacio de
aventura, sino que de terror y de purificación mediante el viaje peligroso que se genera
mediante las concepciones religiosas de hechos y criaturas que ocurren y habitan. No es al
azar que el Fisiólogo y varios doctos expliquen que el desierto es sin más que un infierno
en la tierra. Pero no es el único espacio, llamémosle “inferino”, en la Edad Media, sino que
varios viajeros tienen otros miedos a este espacio arraigados un lugar diferente, el mar
abierto u océano.

El océano tiene mucho para mostrarnos en relación al infierno. En una primera


situación, es maravilloso por el miedo que genera a la gran mayoría de las personas, puesto
que como dice Fossier, “desde hacía decenas de miles de años, veían en él las fronteras del
miedo, el mundo del Mal. En él todo era incierto, engañoso, imprevisible.”22 Pero, a qué se
debe este miedo. Me parece que este miedo es más argumentado que otros. Técnicamente
los habitantes del medioevo no tenían conocimientos del mar, salvo por las costas y algo
del mediterráneo. No conocer su amplitud y lo que le espera más allá del horizonte género
un miedo formado por los monstruos y los cuentos relatados por viajeros y peregrinos.

Es como dice Fossier, incierto y engañoso. No se sabe cuándo y dónde se producirá


una tempestad y menos conocen como afrontarla. En este sentido adentrarse al mar es un
acto de mucho peligro y del cual no cualquiera está dispuesto navegar. ¿Habrán
considerado una locura la valentía de Colón? Lo más probable es que sí. Muy buen
navegante habrá sido, pero adentrarse en aguas desconocidas, sin un rumbo concreto, sin
puntos de referencia, habrá sido una tortura para los marinos de las naos en el mes de viaje.

Conociendo que el mar es considerado como un terror para las personas, ¿qué lo
hace una maravilla?, y más aún, ¿es un espacio “inferino”? La respuesta fue contestada
anteriormente. Como bien habíamos descrito el infierno a través de varios autores, el miedo
como factor de la maravilla estará siempre presente en este espacio: criaturas maravillosas

21
Idem.
22
Fossier, Op. Cit. p. 165.

10
relacionadas con demonios, demonios propiamente tal, desconocimiento, entre otros
factores serán el camino que tomaran muchos viajeros con un mismo fin: llegar al paraíso
atravesando el infierno marino. Pero también posee un peso onírico, puesto que la línea
costera es la frontera con el mundo paradisiaco de islas y tesoros por descubrir.

San Brandan es fiel modelo del viajero medieval y además del tipo navegante. Su
viaje a través de un navío y acompañado de doce sacerdotes en el siglo X, vivieron una
experiencia relatada en la Navigatio Sancti Brendani, de la cual, Benedeit se basa para
escribir el viaje de San Brandan. Observan las maravillas creadas por Dios y los peligros
que lleva su viaje, sin embargo, la búsqueda del paraíso, o bien la Isla del Paraíso, valía
cualquier peligro. Este es un viaje iniciático, en donde su fin último es volver a renacer a
través del encuentro con la divinidad. Encuentro al cual el infierno no es una excepción.

En este caso habrían dos infiernos: la isla y el mar. La isla, desde la época antigua,
es considerada como un lugar extraordinario para las maravillas, siendo nuevamente los
griegos los partícipes de esta idea con las narraciones de la Odisea y la Ilíada. E inclusive,
la Eneida está vinculada a este ítem. Dentro de la obra de Benedeit se nombra al infierno
como parte de esta maravilla creada por el poder divino a través de una isla, la Isla del
Infierno, y por donde estos sacerdotes deben pasar para llegar a la Isla del Paraíso23:

“Huyen de allí los viajeros, marchándose a otra parte, y se miran unos a otros, asustados:
despejada ya de nubes la montaña, ante sus ojos, abierto de par en par, aparece el
infierno”24

Y en donde el diablo tiene apariciones y realiza tentaciones a sus acompañantes:

“Cuando todos los viajeros se encontraban dormidos, he aquí de repente Sotanas sedujo a
uno de ellos, infundiéndole el deseo de coger a hurtadillas alguna pieza de oro, entre todo
aquello que allí había visto amontonado.”25

23
Nótese que para Brandan, tanto el infierno y el paraíso están en el mar, no así como los otros viajeros lo
asocian en tierra firme. Sin embargo, este paraíso e infierno tienen las mismas características que la
terrestre como el difícil acceso y la aventura que te implica dejar atrás catástrofes y la vida cotidiana y
pecadora.
24
Benedeit, El viaje de San Brandán, Ediciones Siruela, Madrid, 1986, XXV, p. 43.
25
Ibidem, X, p. 13.

11
Al igual que en el desierto también es necesario encomendarse a los poderes divinos.
Fossier indica que oraban especialmente hacia San Pedro y a la Virgen, y si no era
suficiente incluso arrojaban a un hombre al agua como un sacrificio humano para que no
hubiera ningún mal y no le faltara fe.26

“Mis buenos señores, no empecéis a asustaros, que ello provocaría el enojo de Dios. Sólo
por un loco temor, no vayáis a perder la confianza divina y vuestro feliz destino, pues quien
toma a Dios por guía no debe asustarse por el mugido de una bestia. Después de
pronunciar estas palabras empieza a rezar”27

El demonio no es el único que tiene presencia en el infierno marino. Las criaturas


que aparecían dentro del mar son parte del imaginario medieval y al igual que en el desierto,
estas también tienen una explicación religiosa. El animal, o criatura, que más me llamo la
atención fue la ballena o aspidochelone, por la explicación que le dan los diferentes
bestiarios a este animal, el cual todos concuerdan. La ballena es el demonio más grande que
habita en el océano y puede ser capaz de atrapar a todo aquel impío y pecador que navegue.
Así habla el Fisiólogo28de la ballena:

“Este pez, cuando siente hambre, abre la boca de par en par, y de ella sale un olor que
resulta muy placentero. De inmediato acuden todos los pececillos, que se precipitan junto,
en multitud, dentro de sus fauces, atraídos por el aroma, que les parece agradable; el cetus
cierra las mandíbulas […] Lo mismo hace el demonio: abre las fauces desmesuradamente
hacia la gente de poca fe, hasta que los ha atraído, pues los que tienen poca fe y son
débiles resultan muy fáciles de pescar para el que sabe ponerle cebo […] El demonio no
derrotara a los que se acuerdan de Dios; pero los desdichados, los incrédulos, que dudan
de Dios y son escasos de esperanza, corren tras los placeres, y el diablo, engañándolos,
abre las fauces y los engulle.”29

Es interesante como llegan a asociar un actuar común de la ballena como es alimentarse con
las andancias de los demonios. Aquí se ve plenamente como la Iglesia, en manos de sacerdotes
doctos, crea un vínculo entre ambos. La ballena representa al diablo cuando desea tentar a los

26
Cf. Fossier, Op. Cit., p. 166.
27
Benedeit, Op. Cit. XIX, p. 34.
28
Este no es el mismo Fisiólogo que antes. Este es el Fisiólogo Griego (siglos III- V d. C.)
29
Carlill, J, (trad.), “Physiologus”, en Epic of the Beast, Carlill and Stallybrass, Londres, 1924. Recopilado en
en Malaxecheverría, Ignacio, Bestiario Medieval, Ediciones Siruela, Madrid, 1999, p. 111.

12
pecadores en el mar; mientras que aquellos que están determinados en rezar y tener fe en Dios, estos
no sufrirán el peligro que esta criatura le ocasionará. Es una forma de como educaban a las
personas y dar una autenticidad a los viajes con fin espirituales. La sociedad al no conocer
el mar, le era fácil dar una representación simbólica de estas criaturas.

E inclusive, era muy fácil entender los vínculos que los bestiarios tenían en relación
con estas criaturas. Ejemplo de ello es la sierra:

“En esta vida, la serra representa al diablo; la mar, a este mundo; la nave, a las gentes que
viven en él, y por el viento entendemos el Espíritu Santo. Cuando la serra sorprende a la
nave, le quita el viento; así, el diablo quita a las gentes el hálito del Espíritu Santo; cuando
oyen sermones y predicación, no quieren escucharlos, sino interrumpir; esto les hace el
demonio: les quita el Espíritu Santo”30.

Así es también como daban la explicación a los naufragios. La pérdida de fe


ante Dios es la principal causa que le denominaban los sacerdotes a las consecuencias de
los peligros en que se someten. La maravilla, entonces, está a disposición de ser
representadas simbólicamente para que las personas del medioevo logre comprender el
mundo que le rodea, en especial el mar; tan incognito como misterioso. Para José Ángel
García de Cortázar, la percepción de los espacios, través de los viajeros, crea imaginarios
que luego son plasmados en lo que el describe como “geografía simbólica”, en los cuales el
mar lo atribuye a un ejemplo del miedo causado por el terror que implantaron los doctos de
la Edad Media.31

Ambos espacios tienen un mismo fin: la purificación del alma y alcanzar el paraíso
a través de todos los peligros. Además, para ambos casos hay criaturas que intervienen en
este fin del viajero y que le dan, supongo mediante una reflexión, una representación y
explicación teológica a sucesos naturales. Son espacios que concretan una idea acerca del
infierno, como lugar de pena y muerte, puesto que en ambos lugares pueden llegar a morir
y sufrir, pero si son superados, la dicha de su acción es mayor a todos los sufrimientos que
acarrean este infierno.

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Philippe de Thaün, Le Bestiaire, E. Walberg (Ed.), H. Möller, Paris-Lund, 1900, 1681-1737. Recopilado en en
Malaxecheverría, Ignacio, Bestiario Medieval, Ediciones Siruela, Madrid, 1999, p. 130.
31
Cf. García de Cortázar, Op. Cit., p.24.

13
III. Consideraciones finales.

Ya es más fácil comprender como el infierno es pronunciado como una maravilla


relacionada al terror, al miedo y el peligro. Su paso corresponde a pruebas y adentrarse en
ella es una suerte de iniciación al viajero, en lo que se prepara para su fin último: llegar
puros al encuentro de Dios.

Quisiera retomar la idea de una “geografía simbólica” de García de Cortázar. Me


gustaría asociarla a no solo al mar, sino que al desierto y en lo posible a todos lugares que
poseen una categorización de maravilla en base a lo expuesto al principio de este ensayo.
En lo que respecta al infierno, creo poder hablar sobre algunas consecuencias de las
representaciones del mismo en la Edad Media. Estas son en la cartografía. Si hablamos de
“geografía simbólica” esta está plasmada en los mapas que poseen un fin decorativo y poco
erudita para navegar.

Se le atribuyen explicaciones a ciertos sucesos y monstruos que luego son


plasmados en bestiarios y mapas, en la cual, el mar será más representado en este ámbito.
Por lo tanto, se siguen creando vínculos entre las maravillas y el concepto de espacio
inferino. En el mapa de Abraham Ortelius, Theatrum Orbis Terrarum de 1571 se nos
muestra claramente como las criaturas descritas en los viajes y en los bestiarios, que
acompañado de las explicaciones de sacerdotes creo un imaginario colectivo en donde el
infierno tiene un papel principal. (Anexo 1)

Esto hizo que la sociedad medieval fuera temerosa del poder de Dios, pero a la vez
con la esperanza en que un espacio de pena y muerte, sea necesaria para llegar a la
salvación. Sin embargo, todo depende de los testimonios de fe de estos viajeros, que si bien
estos espacios pueden no existir, el infierno medieval implica tener un lugar en donde
recrea las esperanzas de los fieles.

Por otro lado, las maravillas descritas aquí, hacen referencia que al igual que al
paraíso, el infierno se convierte en una maravilla. No solo por infundir un temor como lo
vimos a lo largo de este ensayo, sino porque represento un lugar de aspiraciones, y de
asombro visto tanto en San Brandan como en los otros viajeros que tuvieron la audacia de

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integrarse en el infierno mismo. Gracias a esto, también se ideo una imagen tenebrosa del
mismo.

El infierno como maravilla está representado en las criaturas maravillosas y


prodigiosas que lo habitan. No solo los demonios, sino que basiliscos, cocodrilos, sierras,
ballenas, entre otras que anexaron una riqueza más a este espacio inferino. Sin embargo,
estas también tienen relación con esta construcción de reciprocidad de espacio y maravilla,
en donde adquieren un papel fundamental, puesto que serán quienes representen el peligro
mismo, más que el espacio en sí.

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Bibliografía

Fuentes

‒ Benedeit, El viaje de San Brandán, Ediciones Siruela, Madrid, 1986.


‒ Fray Jordán Catalán de Séverac, “Maravillas descritas por Fray Jordán Catalán,
natural de Séverac, Obispo de Colombo en India la Grande”, en La india y el Catay.
Textos de la Antigüedad clásica y del Medioevo occidental, Alianza Editorial, 1995.
‒ Malaxecheverría, Ignacio, Bestiario Medieval, Ediciones Siruela, Madrid, 1999.
‒ Mandeville, John de, Libro de las Maravillas del Mundo, Plaza Editorial, USA,
2011.
‒ Odorico de Pordenone, Relación de Viaje, Buenos Aire, Editorial Biblos, 1987.
‒ San Isidoro de Sevilla, Etimologías, Biblioteca de Autores Cristiano, Madrid, 2004.

Bibliografía y artículos

‒ Bartlett, Robert, The Natural and the Supernatural en the Middle Ages, Cambridge
University Press, New York, 2008.
‒ Fossier, Robert, Gente de la Edad Media, Taurus, Madrid, 2007.
‒ García de Cortázar, José Ángel, El hombre medieval como “Homo Viator”:
Peregrinos y viajeros, Universidad de Cantabria, pp. 11-30
‒ Granada, Miguel A., La Cosmología de Dante, Ciencia y cultura en la Edad Media,
Canarias, 2003.
‒ Kappler, Claude, Monstruos, demonios y maravillas a fines de la Edad Media,
Madrid, Akal, 2004.
‒ Le Goff, Jaques, Lo maravilloso y cotidiano en el occidente medieval, Editorial
Gedisa, Barcelona, 2008.
‒ Patch, Howard Rollin, El otro mundo en la literatura medieval, Fondo de Cultura
Económica, México, 1956.
‒ Rubio Tobar, Joaquín, La peregrinación como encuentro, Liébana y letras.

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Anexo.

1. Monstruos marítimos atacan un barco en la India, Abraham Ortelius, Theatrum


orbis terrarum, 1571 (British Library)

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