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Anatomía
El SNA forma parte de nuestro sistema nervioso periférico, éste es
el encargado de generar respuestas en nuestro cerebro y controlar
la mayor parte de nuestras funciones orgánicas. Entendemos pues,
que el SNA está repartido por todo el cuerpo y se diferencia
anatómicamente del Sistema Nervioso Central por su posición en
nuestro mapa corporal.
Los nervios, el tallo cerebral, la médula espinal y algunas partes del
hipotálamo son las zonas más implicadas en el sistema nervioso
autónomo. A su vez, dividimos el SNA en: sistema nervioso
simpático, parasimpático y entérico (SNS, SNP y SNE)
2. Funciones
La función prinicpal del SNA es controlar nuestras funciones
inconscientes y vegetativas. Por ejemplo, no somos conscientes del
proceso digestivo, sin embargo, hay una parte de nuestro sistema
encargada de regularlo. Lo mismo pasa con la tensión muscular
involuntaria, la respiración y muchas más respuestas adaptativas.
La sustancia blanca
La sustancia blanca, también conocida como materia blanca, está
compuesta por las fibras nerviosas mielinizadas o axones de las neuronas.
Se encuentra en las estructuras centrales del cerebro, como el tálamo y el
hipotálamo, y entre el tronco encefálico y el cerebelo.
Los axones están protegidos por la vaina de mielina, que les proporciona
aislamiento de los procesos eléctricos y les permite transmitir las señales
nerviosas más rápidamente. La mielina también es responsable de la
apariencia blanca de esta sustancia.
Médula espinal
Giros cerebrales
Se conocen como circunvoluciones cerebrales o giros (del latín: gyrus, pl. gyri, y este a su
vez del griego antiguo: gýros, ‘anillo’ o ‘círculo’) a las elevaciones tortuosas («convoluciones»)
de la superficie de la corteza cerebral y separadas por las cisuras o surcos.
Giros importantes[editar]
Circunvoluciones que reciben un nombre específico son las siguientes:
Giro frontal superior. Situado en el lóbulo frontal del cerebro, por encima del surco frontal
superior, y se extiende anteriormente desde el giro precentral.1 Se han descubierto
funciones de memoria de trabajo y cognitivas superiores.
Giro frontal medio. Es aquel que se encuentra en el lóbulo frontal entre las cisuras
superfrontal y subfrontal, y que se continúa con la circunvolución del lóbulo orbitario.1 Es
un importante centro integrador de diferentes áreas del cerebro, así como de funciones
superiores de atención y aprendizaje.
Giro frontal inferior. Está limitado por arriba por el surco frontal inferior, por detrás, por
el surco prerrolándico; hacia abajo, por el borde inferior del hemisferio cerebral y la cisura
de Silvio. Queda dividido por las ramas anterior y ascendente de la cisura de Silvio en tres
porciones: orbitaria, triangular y opercular.1 Se han identificado funciones de inicio de
respuesta inhibitoria ante amenazas y el reconocimiento visual o gráfico de la palabra
durante el proceso de lectura.
Giro frontal medial. Se encuentra en la superficie interna o medial del lóbulo frontal
del cerebro, separado del giro cingulado por la cisura del cíngulo. Se continúa, hacia
arriba con el giro frontal superior, y hacia abajo, con la circunvolución orbitaria interna.1
Giro precentral o circunvolución prerrolándica. Constituye el área motora principal de
la corteza cerebral. Se encuentra delante de la cisura de Rolando, de la que sigue la
misma dirección.1
Giro temporal superior. Es la primera circunvolución temporal (perteneciente al lóbulo
cerebral homónimo). Constituye el labio inferior de la cisura de Silvio y se continúa hacia
atrás con el giro supramarginal.1
Giro temporal medio. Segunda circunvolución temporal, comprendida entre los dos surcos
temporales y que se continúa por detrás con el pliegue curvo.1
Giro temporal inferior. Tercera circunvolución temporal; corresponde al borde lateral
del hemisferio cerebral y se extiende por su cara inferior. 1
Giro fusiforme. Se encuentra en la superficie inferior del hemisferio cerebral. Incluye a las
circunvoluciones temporo-occipital interna y externa.1
o Temporo-occipital interna (circunvolución subcolateral)TA: (gyrus occipitotemporalis
medialis). Es la porción interna del giro fusiforme, separada de la porción externa por
el surco temporo-occipital interno o temporo-occipital colateral y del giro
parahipocampal por el surco colateral.1
o Temporo-occipital externa (circunvolución subcolateral) TA: (gyrus occipitotemporalis
lateralis). Porción externa del giro fusiforme, situada en la superficie inferior del
hemisferio cerebral, separada de la porción interna por el surco temporo-occipital y
que se continúa lateralmente con el giro temporal inferior.1
Giros temporales transversos. Son pliegues (de paso) temporoparietales profundos, que
señalan el extremo posterior del giro temporal superior. Están situados principalmente en
la cisura de Silvio. El más notable, la circunvolución temporal transversa anterior
o circunvolución de Heschl, corresponde al centro cortical de la audición.1
Circunvoluciones occipitales. Forman el lóbulo occipital del cerebro. Hay
tres: superior o primera, media e inferior.1
Giro cingulado. Circunvolución arcuada estrechamente relacionada (cercana) con la
superficie del cuerpo calloso, del que está separada por el surco calloso.1
Giro parahipocampal. Se encuentra sobre la superficie inferior de cada hemisferio
cerebral, situado entre el surco colateral y el surco del hipocampo. Su extremo, en forma
de gancho, se denomina giro uncinado.1
Giro lingual. Porción posterior de la circunvolución temporooccipital interna, que forma
el labio inferior de la cisura calcarina y, con la cuña, la corteza visual. Se continúa hacia
delante con el giro parahipocampal.1
Giro poscentral. Se une al giro precentral.1
Giro supramarginal. Se encuentra en la parte inferior del lóbulo parietal (lóbulo parietal
inferior) y describe una curva alrededor del extremo superior de la rama posterior de la
cisura de Silvio. Se continúa detrás de ella con el giro temporal superior.1
Giro angular. Porción posterior de una circunvolución entre la cisura infraparietal y la rama
horizontal de la cisura de Silvio. La extensión hacia arriba de esta circunvolución recibe el
nombre de circunvolución cuadrada.1
Giros de la ínsula. Nombre de las pequeñas circunvoluciones que en número de cinco o
seis forman el lóbulo de la ínsula o ínsula de Reil.1
o Giro largo de la ínsula. Es, como su nombre indica, una larga circunvolución, de
orientación occipital, situada en la superficie de la ínsula.1
o Giros cortos de la ínsula. Son, también como su nombre
indica, circunvoluciones cortas dispuestas ventralmente en la superficie de la ínsula.1
Giro dentado. Se corresponde con una banda aserrada de sustancia gris, por debajo del
borde medial del hipocampo y en su profundidad. Es una arquicorteza (corteza primordial)
que se desarrolla siguiendo el borde de la cisura del hipocampo y que consta de tres
capas: molecular, glandular y polimórfica. La prolongación posterior y superior de esta
circunvolución recibe el nombre de giro fasciolado (fasciola cinerea, TA: gyrus fasciolaris),
el cual forma un área de transición entre la circunvolución dentada y el indusium griseum.1
Giro recto. Se encuentra en la cara orbitaria del lóbulo frontal del cerebro, entre la cisura
olfativa y el borde medio.1
Circunvolución olfatoria interna (circunvolución olfatoria interna de Retzius, área
subcallosa).1
Circunvoluciones olfatorias medial y lateral (TA: gyri olfactorii medialis et lateralis). Se
corresponden con capas de sustancia gris que cubren las estrías olfatorias
medial y lateral. Comprenden la circunvolución olfatoria lateral y la circunvolución olfatoria
medial.1
Giro paraterminal. Situado en la superficie interna del cerebro, va desde
el quiasma al pico del cuerpo calloso. Corresponde a una capa de sustancia gris de
localización frontal y ventral con respecto a la rodilla del cuerpo calloso.1
Indusium griseum o circunvolución supracallosa.1
Giros orbitarios. Reciben ese nombre las diversas circunvoluciones irregulares situadas
por fuera del surco olfatorio en la superficie orbitaria del lóbulo frontal del cerebro.1
Lóbulo paracentral.
Polígono de Willis
El círculo arterial cerebral, más conocido como polígono de Willis, es un anillo
anastomótico de arterias que se ubica en la base del encéfalo. Este círculo
anastomótico conecta los dos principales sistemas arteriales del encéfalo, el
sistema de las arterias carótidas internas y el vertebrobasilar (arterias basilar y
vertebrales). Está formado por cuatro pares de vasos y un único vaso impar con
numerosas ramas que irrigan el encéfalo.
Corteza prefrontal
Es la zona más extensa y más desconocida. Hay que diferenciar varias regiones:
1.-
Areas prefrontales 9 a 12 de Brodman
(Fig. 28).- Zona donde asienta la capacidad de generación de ideas abstractas, juicio,
sentimientos, emociones y personalidad.
La lesión produce una pérdida de iniciativa y del juicio, junto con una alteración en las
emociones (tendencia a la euforia), a la vez que pierde capacidades en el comportamiento
social (se cuida menos la apariencia externa).
comportamiento sexual.
1.-
Areas 6 y parte de la 8 de Brodman
.- También descrita por Penfield como Area Motriz Suplementaria (AMS) (Figs. 4, 10 y
33).
Fig. 33.- Area Motriz Suplementaria (cara externa) (ver cara interna
en Figs. 4 y 10)
Su función es almacenar “programas” de comportamiento motor, de acuerdo a anteriores
experiencias, para acabar organizando la actividad final de la zona motora primaria. Sería
como la parte más superior del sistema extrapiramidal, que automatiza y armoniza los
movimientos voluntarios.
Existe una representación bilateral funcional, sobre todo en el hemisferio dominante (Fig.
34).
2.-
Zona de los movimientos conjugados de ojos
(Fig.35).- En la unión de las áreas 6, 8 y 9 hay una pequeña zona cuya estimulación
provoca movimientos conjugados de los ojos hacia el lado contrario.
Fig. 35.- Area de movimientos oculares
3.-
Areas 44 y 45 de Brodman
(Fig.36).- Es una zona de coordinación de movimientos de la zona de la cara, laringe,
faringe y respiratorios.
En el hemisferio dominante se corresponde con el área motora del lenguaje o área de Broca.
Su lesión produce una imposibilidad de decir las palabras que se desea (afasia motora de
Broca).
Es la zona funcional más fácil de localizar en las pruebas funcionales de RM y MEG (Figs.
39 y 40)
Tras una lesión en esta zona se pierde todo tipo de sensibilidad en la zona contraria del
cuerpo, aunque posteriormente se va recuperando la sensibilidad dolorosa, temperatura,
tacto…, pero no se recupera jamás el sentido de la posición, la localización táctil, sensación
de peso, percepción de textura, discriminación entre dos puntos… De forma que queda el
miembro inútil en cuanto a función, excepto en personas muy entrenadas que puedan dirigir
los movimientos con la visión.
Tiene representación bilateral de la mayor parte del cuerpo e integra sensibilidad táctil,
posicional y dolorosa.
También en el área 18 hay una zona cuya estimulación provoca una desviación conjugada
de la mirada hacia el lado contrario, como en la región frontal premotora.
Lóbulo temporal
Es una estructura más compleja que los anteriores lóbulos. Se pueden diferenciar varias
zonas corticales:
4.- Rinencéfalo
Estructura en relación con el olfato, que ha evolucionado en el ser humano para convertirse
en una zona de asentamiento de la actividad motora instintiva, autonómica y visceral,
comportamiento, emociones y memoria, formando el inicio del circuito límbico, formación
muy compleja, que ocupa la cara interna de los hemisferios cerebrales y cuyo final es el
cíngulo (Fig. 10).
Fig. 48.- Corte axial de ambos lóbulos temporales. Se
aprecia la relación entre neocórtex ántero-lateral y estructuras mediales temporales
El complejo amígdalo-hipocámpico, con estructura cortical más antigua filogenéticamente
hablando, tiene en el momento actual una importancia grande en el campo de la cirugía de
la epilepsia, por asentar en él un alto porcentaje de síndromes epilépticos susceptibles de
tratamiento quirúrgico. Gracias a esto, vamos conociendo la estrecha relación de la
amígdala con las emociones y el comportamiento, así como del hipocampo con la memoria.
Las exploraciones neuropsicológicas han ido delimitando el lado dominante como el lugar
de asentamiento de los procesos que intervienen en la memoria verbal, mientras que en el
lado no dominante la memoria va a estar en relación con procesos viso-espaciales.
Una de ellas es el sabor, que parece localizarse en la parte superior de la cisura de Sylvio, a
nivel post-rolándico y en la región de la ínsula correspondiente, estando en relación con el
área 43 de Brodman (Fig. 43), aparte de con estructuras rinencefálicas.
Las áreas vestibulares parecen estar situadas junto a las áreas acústicas y zonas sensitivas
de la cara.
Futuro
Hay varios hechos que influirán positivamente en el aumento de los conocimientos sobre la
función de la corteza cerebral humana, que podríamos ir encuadrando de acuerdo a las
diferentes especialidades:
1.- NEUROIMAGEN
La conjunción de neuroimagen estructural (con Resonancias Magnéticas de cada vez más
alto campo) y la funcional (RM funcional y PET), a la vez que se perfeccionan los procesos
de integración de imágenes, van a dar cada vez mayor precisión anatómica individualizada.
2.- NEUROFISIOLOGÍA
El avance va a venir no sólo por los datos recopilados con las técnicas de Video-EEG (sin y
con electrodos intracraneales implantados), sino aún más por las técnicas funcionales no
invasivas como la Magnetoencefalografía (MEG) y la posibilidad de estimulación
transcortical.
3.- NEUROPSICOLOGÍA
A diferencia de las anteriores, es capaz de detectar fallos en la función cortical. Aparte de
que es la base para diseñar y generar tareas precisas que puedan provocar una función
cortical detectable con la RM funcional o la MEG.
4.- NEUROCIRUGÍA
Está por venir, gracias al auge de la Cirugía de la Epilepsia, el cambio de conceptos y
posicionamientos hacia la cirugía en la corteza cerebral. De forma que se llegue a concebir
como normal o rutinario la exploración funcional prequirúrgica de un paciente al que hay
que intervenir quirúrgicamente por cualquier proceso que pueda asentarse y afectar
la corteza cerebral.
Esto hará que el cirujano diseñe la intervención, conociendo las funciones de la corteza
cerebral en la que va a trabajar, corroborando con técnicas electrocorticográficas las
funciones detectadas previamente con metodologías cada vez menos invasivas.
Sería deseable, por tanto, concebir una Cirugía de la Corteza Cerebral, en la que se incluiría
la cirugía exerética (tumoral, vascular…) y la funcional (epilepsia, dolor…). La base y
diferencia fundamental con respecto a lo que se realiza hasta ahora es esta concepción de
exploración funcional no invasiva prequirúrgica y corroboración intraoperatoria de
funciones a conocer y respetar durante el acto quirúrgico
Por otra parte, la radiocirugía tiene un soporte de neuroimagen muy preciso. Su conjunción
con neuropsicología y repetición de controles funcionales post-quirúrgicos, favorecería sin
duda el conocimiento de los efectos de la ablación quirúrgica, probablemente con mayor
precisión que con la cirugía convencional.