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1.

Anatomía
El SNA forma parte de nuestro sistema nervioso periférico, éste es
el encargado de generar respuestas en nuestro cerebro y controlar
la mayor parte de nuestras funciones orgánicas. Entendemos pues,
que el SNA está repartido por todo el cuerpo y se diferencia
anatómicamente del Sistema Nervioso Central por su posición en
nuestro mapa corporal.
Los nervios, el tallo cerebral, la médula espinal y algunas partes del
hipotálamo son las zonas más implicadas en el sistema nervioso
autónomo. A su vez, dividimos el SNA en: sistema nervioso
simpático, parasimpático y entérico (SNS, SNP y SNE)
2. Funciones
La función prinicpal del SNA es controlar nuestras funciones
inconscientes y vegetativas. Por ejemplo, no somos conscientes del
proceso digestivo, sin embargo, hay una parte de nuestro sistema
encargada de regularlo. Lo mismo pasa con la tensión muscular
involuntaria, la respiración y muchas más respuestas adaptativas.

3. Diferencias entre SNS y SNP


El sistema nervioso simpático y parasimpático son los responsables
de mantener nuestro organismo en un constante equilibrio, mientras
que el SNS se encarga de activar las funciones de alerta cuando un
estímulo nos produce estrés, agitación o percibimos peligro, el SNP
es el que dirige nuestro cuerpo a un estado de tranquilidad y
conservación.
Sustancia gris y blanca del cerebro

La sustancia blanca
La sustancia blanca, también conocida como materia blanca, está
compuesta por las fibras nerviosas mielinizadas o axones de las neuronas.
Se encuentra en las estructuras centrales del cerebro, como el tálamo y el
hipotálamo, y entre el tronco encefálico y el cerebelo.

Los axones están protegidos por la vaina de mielina, que les proporciona
aislamiento de los procesos eléctricos y les permite transmitir las señales
nerviosas más rápidamente. La mielina también es responsable de la
apariencia blanca de esta sustancia.

Función de la sustancia blanca


La sustancia blanca permite la comunicación entre la materia gris y las otras
partes del cuerpo. Transmite la información de las diferentes partes del
cuerpo hacia la corteza cerebral. También controla las funciones de las
que el cuerpo no es consciente, como la temperatura, la sangre de presión y
el ritmo cardíaco. Se encarga de liberar las hormonas y gestiona el control
del hambre y la sed, y también de las emociones.

Recientemente se ha descubierto que la sustancia blanca tiene más


funciones que las que se creía en un principio, como por ejemplo
la construcción de redes neuronales veloces que ayudan en el proceso
de la memoria, el aprendizaje y en general nuestros recursos
cognitivos en el desarrollo de la inteligencia.
La sustancia  gris
La sustancia gris (o materia gris) es un componente esencial del Sistema
Nervioso Central, y está formada por los cuerpos neuronales y los
neuropilos (región comprendida entre varios cuerpos celulares o somas. Se
compone de terminales axónicos, dendritas y células gliales. Lo que
diferencia a la materia gris de la blanca es que la primera no tiene ninguna
capa de mielina.

La materia gris se distingue de la sustancia blanca en que contiene


numerosos cuerpos celulares y relativamente pocos axones
mielinizados, mientras que la sustancia blanca contiene relativamente
muy pocos cuerpos celulares y se compone principalmente de largo
alcance tractos de axones mielinizados. La diferencia de color surge
principalmente del color blanco que posee la mielina. La sustancia gris debe
su color a los núcleos grises que componen las células. En tejido vivo, la
materia gris en realidad tiene un color gris muy claro con tonalidades
amarillentas o rosadas, que provienen de capilar de los vasos sanguíneos y
los cuerpos de las células neuronales.

Ocupa aproximadamente el 40% de todo el cerebro en los seres humanos,


y consume 94% del oxígeno.

Función de la sustancia gris


Como ya hemos dicho, la materia gris contiene la mayor parte de los
cuerpos neuronales del cerebro. Se encuentra en las regiones del cerebro
implicadas en el control muscular y la percepción sensorial como ver y
oír, la memoria, las emociones, el habla, la toma de decisiones y el
autocontrol.

La materia gris en el de la médula espinal se divide en tres columnas:

 La columna gris anterior: contiene neuronas motoras. Estas células


son responsables del movimiento de los músculos.
 La columna gris posterior: contiene los puntos de sinapsis de las
neuronas sensoriales. Estosn recibe la información sensorial del
cuerpo, incluyendo el tacto fino, la propiocepción y la vibración. Esta
información se envía desde los receptores de la piel, los huesos y
articulaciones a través de las neuronas sensoriales cuyos cuerpos
celulares se encuentran en el ganglio de la raíz dorsal. Esta
información se transmite a continuación, en los axones hasta
la médula espinal, incluyendo la columna dorsal-medial y el tracto
espinotalámico.
 La columna gris lateral: es la tercera columna de la médula espinal.
La materia gris de la médula espinal se puede dividir en diferentes capas,
llamadas láminas Rexed.

Comparativa entre sustancia blanca y


sustancia gris
1. La sustancia gris se compone de los cuerpos de las células nerviosas,
y la sustancia blanca está compuesta por sus fibras.
2. A diferencia de la sustancia blanca, las neuronas de la sustancia gris
no tienen axones extendidos.
3. La sustancia gris ocupa 40% del cerebro, mientras que la sustancia
blanca ocupa el 60% del cerebro.
4. La sustancia gris tiene un color gris debido a los núcleos grises de las
células. La mielina es responsable de la apariencia blanca de la
sustancia blanca.
5. El procesamiento de la información se realiza en la materia gris,
mientras que la materia blanca permite la comunicación entre las
distintas zonas de la materia gris, y entre la materia gris y las otras
partes del cuerpo.
6. La sustancia gris no tiene vainas de mielina, mientras que la
sustancia blanca está mielinizada.

Médula espinal

La médula espinal es un cordón de tejido nervioso que recorre el interior


de la columna vertebral, también recubierto, como el encéfalo, por las
meninges.

La sustancia gris se localiza en el centro de la médula espinal y presenta


forma de alas de mariposa. La sustancia blanca se sitúa en la parte
externa. En el interior de la sustancia gris se encuentra el epéndimo, un
canal que la recorre y que contiene líquido cefalorraquídeo.

Salen nervios de la médula espinal hacia todos los lugares del


organismo, menos hacia la cabeza.

En la médula espinal se pueden distinguir dos partes:

a. La sustancia blanca: ocupa la parte externa de la médula espinal,


y está compuesta por axones de neuronas. Es de color blanco por
la vaina de mielina que recubre los axones de estas neuronas,
conductoras de impulsos ascendentes (hacia el encéfalo) o
descendentes (hacia los órganos). Tanto las vías ascendentes
como descendentes se entrecruzan en  el bulbo raquídeo, por lo
que el lado izquierdo del cerebro gobierna y recibe sensaciones del
lado derecho del cuerpo y viceversa.
b. La sustancia gris: constituye la parte central de la médula espinal
y está formada por los somas o cuerpos neuronales. La sustancia
gris tiene una forma que recuerda las alas desplegadas de una
mariposa, con cuatro prolongaciones o astas. Las astas anteriores
son cortas; las posteriores son más largas. En la sustancia gris se
efectúan las conexiones entre las neuronas sensitivas y motoras
por medio de las neuronas intercallares.
De la médula espinal salen los 31 pares de nervios espinales o
raquídeos, con dos raíces: una ventral y otra dorsal.

 Las raíces dorsales constituyen la vía de entrada de estímulos


sensitivos a la médula.
 Las raíces ventrales constituyen la vía de salida de estímulos
motores de la médula espinal.

Giros cerebrales
Se conocen como circunvoluciones cerebrales o giros (del latín: gyrus, pl. gyri, y este a su
vez del griego antiguo: gýros, ‘anillo’ o ‘círculo’) a las elevaciones tortuosas («convoluciones»)
de la superficie de la corteza cerebral y separadas por las cisuras o surcos.

Giros importantes[editar]
Circunvoluciones que reciben un nombre específico son las siguientes:

 Giro frontal superior. Situado en el lóbulo frontal del cerebro, por encima del surco frontal
superior, y se extiende anteriormente desde el giro precentral.1 Se han descubierto
funciones de memoria de trabajo y cognitivas superiores.
 Giro frontal medio. Es aquel que se encuentra en el lóbulo frontal entre las cisuras
superfrontal y subfrontal, y que se continúa con la circunvolución del lóbulo orbitario.1 Es
un importante centro integrador de diferentes áreas del cerebro, así como de funciones
superiores de atención y aprendizaje.
 Giro frontal inferior. Está limitado por arriba por el surco frontal inferior, por detrás, por
el surco prerrolándico; hacia abajo, por el borde inferior del hemisferio cerebral y la cisura
de Silvio. Queda dividido por las ramas anterior y ascendente de la cisura de Silvio en tres
porciones: orbitaria, triangular y opercular.1 Se han identificado funciones de inicio de
respuesta inhibitoria ante amenazas y el reconocimiento visual o gráfico de la palabra
durante el proceso de lectura.
 Giro frontal medial. Se encuentra en la superficie interna o medial del lóbulo frontal
del cerebro, separado del giro cingulado por la cisura del cíngulo. Se continúa, hacia
arriba con el giro frontal superior, y hacia abajo, con la circunvolución orbitaria interna.1
 Giro precentral o circunvolución prerrolándica. Constituye el área motora principal de
la corteza cerebral. Se encuentra delante de la cisura de Rolando, de la que sigue la
misma dirección.1
 Giro temporal superior. Es la primera circunvolución temporal (perteneciente al lóbulo
cerebral homónimo). Constituye el labio inferior de la cisura de Silvio y se continúa hacia
atrás con el giro supramarginal.1
 Giro temporal medio. Segunda circunvolución temporal, comprendida entre los dos surcos
temporales y que se continúa por detrás con el pliegue curvo.1
 Giro temporal inferior. Tercera circunvolución temporal; corresponde al borde lateral
del hemisferio cerebral y se extiende por su cara inferior. 1
 Giro fusiforme. Se encuentra en la superficie inferior del hemisferio cerebral. Incluye a las
circunvoluciones temporo-occipital interna y externa.1
o Temporo-occipital interna (circunvolución subcolateral)TA: (gyrus occipitotemporalis
medialis). Es la porción interna del giro fusiforme, separada de la porción externa por
el surco temporo-occipital interno o temporo-occipital colateral y del giro
parahipocampal por el surco colateral.1
o Temporo-occipital externa (circunvolución subcolateral) TA: (gyrus occipitotemporalis
lateralis). Porción externa del giro fusiforme, situada en la superficie inferior del
hemisferio cerebral, separada de la porción interna por el surco temporo-occipital y
que se continúa lateralmente con el giro temporal inferior.1
 Giros temporales transversos. Son pliegues (de paso) temporoparietales profundos, que
señalan el extremo posterior del giro temporal superior. Están situados principalmente en
la cisura de Silvio. El más notable, la circunvolución temporal transversa anterior
o circunvolución de Heschl, corresponde al centro cortical de la audición.1
 Circunvoluciones occipitales. Forman el lóbulo occipital del cerebro. Hay
tres: superior o primera, media e inferior.1
 Giro cingulado. Circunvolución arcuada estrechamente relacionada (cercana) con la
superficie del cuerpo calloso, del que está separada por el surco calloso.1
 Giro parahipocampal. Se encuentra sobre la superficie inferior de cada hemisferio
cerebral, situado entre el surco colateral y el surco del hipocampo. Su extremo, en forma
de gancho, se denomina giro uncinado.1
 Giro lingual. Porción posterior de la circunvolución temporooccipital interna, que forma
el labio inferior de la cisura calcarina y, con la cuña, la corteza visual. Se continúa hacia
delante con el giro parahipocampal.1
 Giro poscentral. Se une al giro precentral.1
 Giro supramarginal. Se encuentra en la parte inferior del lóbulo parietal (lóbulo parietal
inferior) y describe una curva alrededor del extremo superior de la rama posterior de la
cisura de Silvio. Se continúa detrás de ella con el giro temporal superior.1
 Giro angular. Porción posterior de una circunvolución entre la cisura infraparietal y la rama
horizontal de la cisura de Silvio. La extensión hacia arriba de esta circunvolución recibe el
nombre de circunvolución cuadrada.1
 Giros de la ínsula. Nombre de las pequeñas circunvoluciones que en número de cinco o
seis forman el lóbulo de la ínsula o ínsula de Reil.1
o Giro largo de la ínsula. Es, como su nombre indica, una larga circunvolución, de
orientación occipital, situada en la superficie de la ínsula.1
o Giros cortos de la ínsula. Son, también como su nombre
indica, circunvoluciones cortas dispuestas ventralmente en la superficie de la ínsula.1
 Giro dentado. Se corresponde con una banda aserrada de sustancia gris, por debajo del
borde medial del hipocampo y en su profundidad. Es una arquicorteza (corteza primordial)
que se desarrolla siguiendo el borde de la cisura del hipocampo y que consta de tres
capas: molecular, glandular y polimórfica. La prolongación posterior y superior de esta
circunvolución recibe el nombre de giro fasciolado (fasciola cinerea, TA: gyrus fasciolaris),
el cual forma un área de transición entre la circunvolución dentada y el indusium griseum.1
 Giro recto. Se encuentra en la cara orbitaria del lóbulo frontal del cerebro, entre la cisura
olfativa y el borde medio.1
 Circunvolución olfatoria interna (circunvolución olfatoria interna de Retzius, área
subcallosa).1
 Circunvoluciones olfatorias medial y lateral (TA: gyri olfactorii medialis et lateralis). Se
corresponden con capas de sustancia gris que cubren las estrías olfatorias
medial y lateral. Comprenden la circunvolución olfatoria lateral y la circunvolución olfatoria
medial.1
 Giro paraterminal. Situado en la superficie interna del cerebro, va desde
el quiasma al pico del cuerpo calloso. Corresponde a una capa de sustancia gris de
localización frontal y ventral con respecto a la rodilla del cuerpo calloso.1
 Indusium griseum o circunvolución supracallosa.1
 Giros orbitarios. Reciben ese nombre las diversas circunvoluciones irregulares situadas
por fuera del surco olfatorio en la superficie orbitaria del lóbulo frontal del cerebro.1
 Lóbulo paracentral.

El polígono de Willis es el área de unión de varias arterias en la parte inferior del


cerebro. En él, las arterias carótidas internas se ramifican en arterias más pequeñas que
suministran sangre oxigenada a más del 80% del cerebro.

Polígono de Willis
El círculo arterial cerebral, más conocido como polígono de Willis, es un anillo
anastomótico de arterias que se ubica en la base del encéfalo. Este círculo
anastomótico conecta los dos principales sistemas arteriales del encéfalo, el
sistema de las arterias carótidas internas y el vertebrobasilar (arterias basilar y
vertebrales). Está formado por cuatro pares de vasos y un único vaso impar con
numerosas ramas que irrigan el encéfalo.

La función principal del polígono de Willis es proporcionar un flujo colateral entre los


sistemas arteriales anterior y posterior del encéfalo. Además, ofrece las vías
alternativas de flujo sanguíneo entre los hemisferios cerebrales izquierdo y derecho.
De esta forma el polígono protege al encéfalo de isquemia y eventos
cerebrovasculares en caso de obstrucción o daño vascular.

Areas funcionales de la corteza cerebral


Vamos a ir recorriendo, a continuación, las distintas zonas corticales, desde las más
desarrolladas (lóbulo frontal) a las más primitivas (zonas mediales del lóbulo temporal),
correlacionando áreas de Brodman con funciones claramente definidas en el momento
actual.

Corteza prefrontal
Es la zona más extensa y más desconocida. Hay que diferenciar varias regiones:

1.- 
Areas prefrontales 9 a 12 de Brodman
(Fig. 28).- Zona donde asienta la capacidad de generación de ideas abstractas, juicio,
sentimientos, emociones y personalidad.

La lesión produce una pérdida de iniciativa y del juicio, junto con una alteración en las
emociones (tendencia a la euforia), a la vez que pierde capacidades en el comportamiento
social (se cuida menos la apariencia externa).

Fig. 29.- Areas prefontales


2.- 
Areas 46 y 47 de Brodman
(Fig.29).- Forman la porción dorso lateral, que recibe y proyecta conexiones con las
regiones de asociación sensoriales de los lóbulos parietal, temporal y occipital, conectando
finalmente con la región prefrontal.

Fig. 30.- Corteza frontal dorso-lateral


3.- 
Area orbitaria (13 y 14 de Brodman)
.(Fig. 30)- Conectada con las estructuras límbicas y área 24 del cíngulo, sirve de estación
intermedia con el cortex prefrontal. Su lesión puede conducir a alteraciones afectivas y
pérdida de comportamientos inhibitorios sociales, así como alteraciones en el

comportamiento sexual.

Fig. 31.- Angioma cavernoso en corteza frontal orbitaria


Corteza frontal premotora
Es una zona extensa de transición entre las áreas anteriores donde se diseña qué hacer y las
motoras que lo ejecutan (Fig.32).

Fig. 32.- Corteza frontal Premotora


Se pueden diferenciar, a su vez, varias regiones:

1.- 
Areas 6 y parte de la 8 de Brodman
.- También descrita por Penfield como Area Motriz Suplementaria (AMS) (Figs. 4, 10 y
33).

Fig. 33.- Area Motriz Suplementaria (cara externa) (ver cara interna
en Figs. 4 y 10)
Su función es almacenar “programas” de comportamiento motor, de acuerdo a anteriores
experiencias, para acabar organizando la actividad final de la zona motora primaria. Sería
como la parte más superior del sistema extrapiramidal, que automatiza y armoniza los
movimientos voluntarios.

Existe una representación bilateral funcional, sobre todo en el  hemisferio dominante (Fig.
34).

Su estimulación provoca los movimientos adversivos de Foerster (gira la cabeza, tronco y


ojos hacia el lado contrario y eleva la extremidad superior contralateral [ver imagen
dibujada en el AMS de la fig. 4]).

Su lesión puede no ocasionar alteraciones relevantes, si la zona contralateral asume sus


funciones. Aunque puede quedar torpeza en la realización de movimientos y alteraciones en
la marcha, similares a un síndrome parkinsoniano, sobre todo si el lugar afectado es el
dominante (Fig. 34).

Fig. 34A.- Activación del Area Motriz Suplementaria, tras ejecutar


tareas motoras en ambos lados. Activación del área rolándica izquierda y AMS izquierda

solamentebas AMS Fig. 34B.- Activación de área rolándica derecha


y de ambas AMS. Este AMS se activa con tareas de ejecución motora de extremidades
derecha e izquierda
En la cirugía de la epilepsia es una de las zonas más características productoras de crisis y
susceptibles de resección quirúrgica (Figs. 11 y 12).

2.- 
Zona de los movimientos conjugados de ojos
(Fig.35).- En la unión de las áreas 6, 8 y 9 hay una pequeña zona cuya estimulación
provoca movimientos conjugados de los ojos hacia el lado contrario.
Fig. 35.- Area de movimientos oculares
3.- 
Areas 44 y 45 de Brodman
(Fig.36).- Es una zona de coordinación de movimientos de la zona de la cara, laringe,
faringe y respiratorios.

En el hemisferio no dominante es también un área de respuesta motora negativa, de acuerdo


con los hallazgos de Lüders, en el sentido de que su activación detiene la actividad motora
que está realizando el paciente (Fig. 36).

En el hemisferio dominante se corresponde con el área motora del lenguaje o área de Broca.
Su lesión produce una imposibilidad de decir las palabras que se desea (afasia motora de
Broca).

Fig. 36.- Areas 44 y 45 de Brodman Fig. 37.-


Area de respuesta motora negativa (PNMA) de Lüders
Corteza frontal motora
Es el área motora primaria, correspondiente con el área 4 de Brodman (Fig. 38). Como ya
hemos referido (Fig. 4), hay una representación somatotópica muy constante, que
constituye el llamado Homúnculo de Penfield. La cara se corresponde con la zona más
inferior y lateral del giro pre-rolándico; le sigue, hacia la convexidad, la representación de
la extremidad superior y el tronco; por último, la representación de la extremidad inferior se
localiza en la cara interna. Como es bien conocido, cada hemisferio controla los
movimientos del lado contralateral del cuerpo.
Fig. 38.- Area 4 de Brodman, tomada de Foerster
En esta región se localizan las neuronas piramidales, que van a iniciar la vía piramidal, que
lleva las órdenes de los movimientos voluntarios hacia las neuronas localizadas en la
médula espinal. Es la parte final efectora de los movimientos que se desean realizar (Fig.
31)

Es la zona funcional más fácil de localizar en las pruebas funcionales de RM y MEG (Figs.
39 y 40)

Fig. 39.- Imagen en la RM funcional de la zona activada tras

realizar actividad motora con la mano Fig. 40.- Imagen en la MEG +


RM de la zona activada tras realizar actividad motora con los dedos de la mano
Su estimulación genera movimientos de aspecto clónico, integrados (varios músculos
simultáneamente, que simulan una parte de un movimiento), de partes distales de las
extremidades (al contrario que la AMS, que provoca movimientos de zonas proximales).

La lesión o ablación genera una pérdida irreversible de la movilidad voluntaria de la zona


afectada correspondiente, excepto si la región  interesada corresponde a la cara (dado que
tiene representación bilateral).

Corteza parietal o sensorial


En el lóbulo parietal hay varias zonas funcionales, todas ellas dedicadas a recibir
información sensitiva:
1.-Area sensitiva primaria
La última de ellas en la cadena receptora, se corresponde con las áreas 1, 2 y 3 de Brodman,
que forman el giro post-rolándico y constituyen la zona sensitiva primaria (Figs. 2, 5 y 41).

Fig. 41.- Area sensitiva primaria (azul), secundaria (roja) y de


asociación (verde)
Este área presenta una distribución somatotópica similar al área motora primaria pre-
rolándica (Fig. 4) y la zona de la laringe, faringe y perineo tienen una representación
bilateral.

La estimulación provoca parestesias contralaterales y ocasionalmente movimientos


igualmente contralaterales. También puede ser reconocida esta zona a través de
estimulación periférica contralateral y recogida de potenciales evocados (Fig. 18).

Tras una lesión en esta zona se pierde todo tipo de sensibilidad en la zona contraria del
cuerpo, aunque posteriormente se va recuperando la sensibilidad dolorosa, temperatura,
tacto…, pero no se recupera jamás el sentido de la posición, la localización táctil, sensación
de peso, percepción de textura, discriminación entre dos puntos… De forma que queda el
miembro inútil en cuanto a función, excepto en personas muy entrenadas que puedan dirigir
los movimientos con la visión.

2.- Area sensitiva secundaria


Inmediatamente por encima de la Cisura de Silvio y debajo de la anterior zona, hay un área 
pequeña de asociación, con representación somatotópica diferente (cabeza hacia delante y
pies hacia atrás) (Fig. 4).

Tiene representación bilateral de la mayor parte del cuerpo e integra sensibilidad táctil,
posicional y dolorosa.

3.- Area de asociación sensitiva


Se corresponde con las áreas 5 y 7 de Brodman (Fig. 41). Su función es recibir e integrar
modalidades sensitivas, comparándolas con la experiencia previa, de forma que permita
reconocer objetos con la mano, por ejemplo, sin necesidad de verlos. Esta capacidad de
reconocer forma, tamaño y textura se conoce como estereognosia.También es en esta
región donde se tiene la conciencia del propio esquema corporal (Fig. 42).
Fig. 42.- Area de asociación sensitiva parietal, según esquema de
Penfield
4.- Area de asociación sensorial
Se corresponde con las áreas 40 y 41 de Brodman, situadas en los giros angular y
supramarginal respectivamente, que rodean la parte más posterior de la Cisura de Silvio
(Fig. 43).

Su función es integrar e interrelacionar la información sensitiva, auditiva y visual.

Fig. 43.- Areas de asociación sensorial


En el hemisferio no dominante colabora en la función de reconocimiento tridimensional y
esquema corporal (Fig. 41). Su lesión provoca una ignorancia o neglect del hemicuerpo y
campo visual izquierdos, incapacidad de reconocimiento tridimensional e incapacidad de
interpretar figuras complejas.
En el hemisferio dominante forma parte del Area de Wernicke, área de integración del
lenguaje, cuya lesión provoca una afasia sensitiva y un Síndrome de Gersmann (disfasia,
dislexia, disgrafía, discalculia, confusión derecha-izquierda, agnosis digital…).

Corteza occipital o visual


Tiene dos zonas bien diferenciadas:

1.- Corteza visual primaria


Se corresponde con el área 17 de Brodman y está situada alrededor de la Cisura Calcarina
(Fig 44). Es un área de proyección primaria donde termina la vía óptica. Su topografía es
característica, inversa al campo visual, no sólo en el sentido derecha-izquierda, sino
también superior-inferior. De forma que, por ejemplo, la parte superior del campo visual
derecho de ambos ojos se localiza en la región occipital izquierda, en el labio inferior de la
cisura calcarina.
Fig. 44.- Areas visuales primaria y de asociación, superficie externa
(A) e interna (B)
2.- Corteza de asociación visual
Se corresponde con las áreas 18 y 19 de Brodman, que rodean al área 17 (Fig.44).

Su función es integrar información visual y compararla con experiencias previas, de forma


que su lesión impide reconocer objetos en el campo visual contralateral.

También en el área 18 hay una zona cuya estimulación provoca una desviación conjugada
de la mirada hacia el lado contrario, como en la región frontal premotora.

Lóbulo temporal
Es una estructura más compleja que los anteriores lóbulos. Se pueden diferenciar varias
zonas corticales:

1.- Areas  auditivas.


A su vez, podemos diferenciar dos zonas:

A.- Area auditiva primaria.- Se corresponde con las áreas 40 y 41 de Brodman y está


situada en el giro de Heschl, situado en el labio inferior de la Cisura de Silvio (Fig. 45).
Recibe información bilateral, aunque su lesión va a provocar mayor dificultad de reconocer
los sonidos en el oído contralateral.

B.- Area de asociación auditiva.- Se corresponde con el área 22 de Brodman y parece que


su función está relacionada con la interpretación de los sonidos (Fig. 45).

Fig.- 45.- Areas auditivas, primaria (AI) y de asociación (AII)


C.- Area de Wernicke.- Parte del área de Wernicke, correspondiente a la región más
posterior de la primera circunvolución temporal. Está conectada con el área de Broca y
recibe información del lóbulo occipital y zona auditiva temporal. De forma que permite
entender el lenguaje escrito y hablado (Fig. 46).
Fig. 46.- Ejemplo de secuencia de activación
del área de Wernicke, registrada en la Magnetoencefalografía, durante la realización de una
tarea neuropsico-lógica de activación del lenguaje.
2.- Neocórtex posterior y basal
Las áreas 20, 21 y 37 de Brodman conectan áreas visuales y con el circuito límbico.
El área 22, al ser estimulada, provoca la detención del lenguaje y probablemente está
conectada con el área de Wernicke.

Fig.- 47.- Corteza temporal posterior y basal


3.- Neocórtex anterolateral
Está muy en relación con las estructuras mediales temporales, pertenecientes al rinencéfalo.
En este sentido, parece que pueden tomar parte en determinados procesos de la memoria y
comportamiento (Fig. 48).

4.- Rinencéfalo
Estructura en relación con el olfato, que ha evolucionado en el ser humano para convertirse
en una zona de asentamiento de la actividad motora instintiva, autonómica y visceral,
comportamiento, emociones y memoria, formando el inicio del circuito límbico, formación
muy compleja, que ocupa la cara interna de los hemisferios cerebrales y cuyo final es el
cíngulo (Fig. 10).
Fig. 48.- Corte axial de ambos lóbulos temporales. Se
aprecia la relación entre neocórtex ántero-lateral y estructuras mediales temporales
El complejo amígdalo-hipocámpico, con estructura cortical más antigua filogenéticamente
hablando, tiene en el momento actual una importancia grande en el campo de la cirugía de
la epilepsia, por asentar en él un alto porcentaje de síndromes epilépticos susceptibles de
tratamiento quirúrgico. Gracias a esto, vamos conociendo la estrecha relación de la
amígdala con las emociones y el comportamiento, así como del hipocampo con la memoria.

Las exploraciones neuropsicológicas han ido delimitando el lado dominante como el lugar
de asentamiento de los procesos que intervienen en la memoria verbal, mientras que en el
lado no dominante la memoria va a estar en relación con procesos viso-espaciales.

Fig. 49.- Control RM de resección temporal en un paciente


epiléptico (técnica de Spencer). Se reseca la corteza antero-lateral y el complejo amígdalo-
hipocámpico.
Lóbulo de la Ínsula
Queda una zona de corteza cerebral enterrada en al valle sylviano y tapada por los lóbulos
frontal y temporal (Fig. 45).
Su función es desconocida, aunque restan otros tipos de sensaciones cuya localización no se
sabe con precisión y la ínsula de Reil podría ser su zona de asentamiento.

Una de ellas es el sabor, que parece localizarse en la parte superior de la cisura de Sylvio, a
nivel post-rolándico y en la región de la ínsula correspondiente, estando en relación con el
área 43 de Brodman (Fig. 43), aparte de con estructuras rinencefálicas.

Las áreas vestibulares parecen estar situadas junto a las áreas acústicas y zonas sensitivas
de la cara.

El resto de la corteza parece estar en relación con funciones autonómicas y viscerales.

Futuro
Hay varios hechos que influirán positivamente en el aumento de los conocimientos sobre la
función de la corteza cerebral humana, que podríamos ir encuadrando de acuerdo a las
diferentes especialidades:

1.- NEUROIMAGEN
La conjunción de neuroimagen estructural (con Resonancias Magnéticas de cada vez más
alto campo) y la funcional (RM funcional y PET), a la vez que se perfeccionan los procesos
de integración de imágenes, van a dar cada vez mayor precisión anatómica individualizada.

2.- NEUROFISIOLOGÍA
El avance va a venir no sólo por los datos recopilados con las técnicas de Video-EEG (sin y
con electrodos intracraneales implantados), sino aún más por las técnicas funcionales no
invasivas como la Magnetoencefalografía (MEG) y la posibilidad de estimulación
transcortical.

3.- NEUROPSICOLOGÍA
A diferencia de las anteriores, es capaz de detectar fallos en la función cortical. Aparte de
que es la base para diseñar y generar tareas precisas que puedan provocar una función
cortical detectable con la RM funcional o la MEG.

4.- NEUROCIRUGÍA
Está por venir, gracias al auge de la Cirugía de la Epilepsia, el cambio de conceptos y
posicionamientos hacia la cirugía en la corteza cerebral. De forma que se llegue a concebir
como normal o rutinario la exploración funcional prequirúrgica de un paciente al que hay
que intervenir quirúrgicamente por cualquier proceso que pueda asentarse y afectar
la corteza cerebral.
Esto hará que el cirujano diseñe la intervención, conociendo las funciones de la corteza
cerebral en la que va a trabajar, corroborando con técnicas electrocorticográficas las
funciones detectadas previamente con metodologías cada vez menos invasivas.
Sería deseable, por tanto, concebir una Cirugía de la Corteza Cerebral, en la que se incluiría
la cirugía exerética (tumoral, vascular…) y la funcional (epilepsia, dolor…). La base y
diferencia fundamental con respecto a lo que se realiza hasta ahora es esta concepción de
exploración funcional no invasiva prequirúrgica y corroboración intraoperatoria de
funciones a conocer y respetar durante el acto quirúrgico

En este sentido, la radiocirugía podría colaborar en un doble sentido. Por su concepto de


cirugía no invasiva, estimulando los procesos diagnósticos no invasivos de conocimiento de
función cortical (RM y MEG fundamentalmente).

Por otra parte, la radiocirugía tiene un soporte de neuroimagen muy preciso. Su conjunción
con neuropsicología y repetición de controles funcionales post-quirúrgicos, favorecería sin
duda el conocimiento de los efectos de la ablación quirúrgica, probablemente con mayor
precisión que con la cirugía convencional.

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