Está en la página 1de 169

-rqf{

,.-tr ,J

ilqq
g,F
Y
w
I *r
-_J
t Reynaldo Perrone
ri
y Martine lrhn:rini'

Violencia y abusos
sexuales en la familia
Un aborduj. sistémico y comunicacional

frabaio Soslsl

Ell :,il'T; :,'l -{¡1'}i


j'ji'itf ll{
$ffn'f*'r*ut?H,g'5fiiÉ

\il0
p¡roós
Buenos Aires - Barcelona - México
Titufo original: Viol¿nu et abus sexuel
' d.ans laJamille

@ ESF éditeur
23, rue Truffaut, 75854, Paris

Traducción de Héctor Spirak

Cubiena de Gustavo Macri

la. ed.ición, 1997

Impreso en la Argentina - Printed in Argentina


Queda hecho el depósito que preüene laley ll.l23

@ Copyright de todas las ediciones en castellano

. Editorial Paidós SAICF


Defensa 599, BuenosAires

Ediciones Paidós Ibérica SA


Mariano Cubí 92, Barcelona

Editorial Paidós Mexicana SA


Rubén Darío ll8. México

La reproducción total o parcial de este libro, en cualquier forrna que sea, idéntica o mod
cada, escrita a máquina, por el sistema "multigraph", mimeógrafo, impreso por fotocop
fotoduplicación, etc., no autorizada por los editores, viola derechos resen'ados. Cualqu
utilización debe ser preüamente solicitada.

ISBN 95G12-467L6
TNDICE

Agradecimientos l3
Prólogo de la edición en castellano, Wanda 9anti......... l5
Prefacio, Clné MadanpJ ............... t7
Algunas reflexiones a modo de preámbulo............. l9
De la familia y de los riesgos que allí se corren l9
De la üolencia al abuso sexual 20
Del lenguqje como "portavoz" 22

Primera Parte
Violenciay familia

Introducción................ 27
TPremisas 28
Hipótesis.. ...... j............ 30

. La interacción violenta............... 33
Violencia y agresión 34
Violencia castigo 36

. Organización relacional de la violencia 39


Consenso implícito rígido 4l
Aspecto espacial 42
Aspecto temporal 43
Aspecto temático 43
Los disparadores de la üolencia............. 45
o
o¡ VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I"A, FAMILIA

o\ 3. El acto üolento
o Sistema de creencias y modelo del mundo
o Amenaza y ruptura del sistema de creencias ......................
Normalización y acto üolento en su contexto....................
o
o 4. Teorías del relais
Del relais al regulador
o Relaisy acto üolento
o Relais e intervenciones sociales
Relaisy terapia
o
o 5. Terapia de la violencia ..............
o Salidas de evitación
Protocolo de tratamiento .............
o Violencia agresión
o Violencia castigo
A) Si se puede establecer una alianza con el actor
o en posición alta .............
o B) Si la alianza resulta imposible

o Segunda Parte
o Abuso sexual e incesto

o Algunas precisiones a modo de preámbulo...............


o Relación complementaria y abuso sexual
Incestos antiguos e incestos actuales
o L Perfrl de los protagonistas
o Perfil de la familia y de la pareja jr.r........r......
o La pareja conyugal....
Perfil del padre/padrastro o tercero abusador
o Pei{il de la madre ................... 1
a Perfil del niño víctima ................. 1

o 2. Carácterísticas de la relación ................ 1


o Relación complementaria...........
La relación desigual
l
o Relación abusiva
1
1
o Relación de impostura ............... .............:......... 1
o Perversión de lá dialéctica autoridad/responsabilidad .....
Relación al margen de la ley
1
1
o
o
a
o
ALGUNAS REFLEXIONES A MODO DE PREÁMBULO

Relación fuera de contexto 109


Relación fuera de control 109
Relación de hechizo lil
3. Características de la comunicación 113
Ruptura de los registros comunicacionales 113
Lenguaje de conminación ........... rt4
La represalia oculta (en oposición a la represalia explícita) ll5
4. Características del hechizo ll7
Rituales_trance............ ll7
Trance 120
Cuatro conceptos clave .......... 122
Hechizo 124
La dinámica del hechizo ................ 125
Efracción 125
Captación .. 127
La programación ......... 133
Despertar sensorial 135
Erotización 136
Repetición 136
Evocación del anclaje .. 137
Secreto 138
Pacto.........
Responsabilidad .......... .....'...:.......'-' 139
Fatalidad 139
Vergüenza . 740
Conclusión r42

5. Terapia del hechizo 143


Las tres áreas de la intervención terapéutica...'...'.,............ r43
Las etapas del tratamiento ............ 145'
El manejo del tratamiento ............ 146
Protocolo de tratamiento............. .. 146

Conclusión general 157

Anexo ..........;.. 159


Dos casos 159
Bibliografia 170
"pimso que tmd.ríamos que dedicar nuestro tienQo y nuestro
ufuazo a
teorías sobre el carnbio que temías sohre las razones por Ins
elabmar má.s bien
que In gente se comparta como l'o hau'"

JevHeuv
en Mony Elkaim (dir.)
I'a thérapiefamilialz m changmunt
o

a\
o
o
o
O
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
O
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
O
o,
AGRADECIMIENTOS

Agradecemos a
lós parricipanres del grupo de investigaciones_del Institut de
- Formationet d'Application des Thérapies de la communication
(IFATC, 3 rue de la République, 42000 St' Etienne), Francia'
quienes durante años, en el marco de los cursos en St. Etienne,
Árrrr".y, Nimes, colaboraron activamente en la elaboración de
la primera parte de esta obra.
paicale Bancel, que transcribió el manuscrito pacientemente y
- soportó nuestras múltiples correcciones y dudas'
Cl;é Madanes, que amistosamente aceptó escribir el prefacio
- del libro.
carlos Sluzki, por sus consejos estimulantes al comienzo de
- nuestro trabajo.
Philippe caillé, por sus consejos estimulantes al final de nuestro
- trabajo.
Wanda Santi, por su prefacio de la edición en español y por su
- valioso trabajo de revisión de la traducción'

El texto original en francés fue reüsado y corregido por Reynal-


do Perrone.

La traducción fue realizada por el doctor Héctor Spivak'


PRÓLOGO DE LA EDICIÓN EN CASTELIANO

ciertamente el tema de la violencia tiene un Protagonismo cada


vez mayor entre las consultas psicoterapéuticas, y es esa necesidad
que satisface la lectura de este libro.
como seres viüentes, los humanos nos destacamos también, en-
tre otras cosas más loables, por la ferocidad que somos capaces de
desarrollar en nuestras interacciones. Entre los polos antitéticos de
Protección y Agresión en la conducta humana, existen múltiples
variables qrr. r. dif..encian entre sí por la proporción de amory de
odio que fur.o-po.rgan. Es así como de6ás de los actos de amor y
cuidado encontramoi vínculos continentes y relaciones constructi-
vas; en cambio la rabiay la descarga üolento-agresiva están alinea-
das tras el odio y las actitudes destructivas. Ciertamente, tal como lo
plantean Perrone y Nannini, todos somos caPaces de actuar hasta
con üolencia extrema, según las circunstancias en las que.creamos
estar expuestos. No obstante, cuando la üolencia es la modalidad
relacional que se priülegia, se hacen necesarios conocimientos es-
pecíficos para intervenir sobre ella.
Esta obra, .ott un lenguaje claro y coloquial, nos trae a la mano
explicaciones y desarrollos posibles de la violencia para los que no
t rrí"*o, parámetros preüos. Plantea una mirada y una Ieqtura de
lo violentó tales que se transforma en una situación abordable, po-
sible de ser comprendida relacionalmente, y de este modo nos abre
caminos alternativos para intervenciones resolutivas'
Este trabajo nos posiciona activamente en la dramática de la vio-
lencia. Nos dl elementos que desarticulan la fascinación del espan-
16
o \4OLENCIA YABUSOS SEXUAIES
EN IA FAMILIA

o to. Y, en este sentido, su efecto


sobre la lectura de la violencia
o hace el psicoterapeuta es isomórfico
de
o Iograr'd.rpeg"r"a los acrores ¿e r"
Reynaldo perrone es argentino
uiorel,Lil'i#T:ffi.dirigida
o vestiga y entrena en Europi. E.r
y desde .f
,,, í".* como"¡o
f gTg iruU4a,
terapeuta con sit
O ciones de viorenciafam'iir, .. irrt.r.rJ.n
las particularidades de
a interacción entre er individuo y r"
mático junto a Martine Nannini.
r.¡
".gr"izando
su esrudio si
o este libro, largamente elaborado,
U'árf,rl.,o conjunro dio luga
en el cuar los trabajadores de
o salud mental encontl
troagradecimienro.;xffi1'.:,::1tr:fff"".?il,Till3';:.J
o nuará.el éxito que la precede en
o sus ediciones en Francia.

o
o Direcrora del centro de rnvestiga.Y#i#ff
a Buenos Air

o
o
o
o
a
o
o
o
o
O
o
o
o
o
o
o
o
o
PREFACIO

Así como la üolencia es el problema más grave entre países, en-


tre diferentes grupos étnicos y en las calles de nuestras ciudades,
también es el problema más grave en la familia. El abuso de la mu-
jer por el hombre y de los niños por los padres constituye el proble-
ma de salud mental más insidioso, más grave y más destructivo de
cuantos deben enfrentar los terapeutas.
Durante los últimos diez años se progresó mucho en la detección
y la terapia de estos problemas. Los derechos de la mujer y de los ni-
ños van siendo cada vez más reconocidos, y la comunidad de los
terapeutas, aI participar en la protección de tales derechos, ha de ocu-
parse de prevenir el abuso y la violencia.
El libro de Reynaldo Perrone y Martine Nannini presenta una
conceptualización clara y estrategias útiles para los terapeutírs que
trabajan con la üolencia. La disrinción enrre violencia agresión y
violencia castigo es particularmente interesante, porque facilita el
análisis sistemático de la relación entre la víctima y el agresor.
La descripción del fenómeno de hechizo, profundayoriginal, nos
explica por qué lavíctima, en lugar de rebelarse claramente contra el
abuso y la explotación, se conüerte en unavíctima obediente que lle-
ga a proteger al abusador, y aun a absolverlo de toda culpa.
En su análisis de la relación violenta los autores utilizan tanro
conceptos intrapsíquicos como interpersonales y sistémicos, ofre-
ciendo una integración esclarecedora.
Aun cuando mi enfoque eúge una mayor participación de la fa-
milia (entendiendo por tal no sólo a padres e hijos sino la familia
18 VIOIINCIA YABUSOS SEXUALES EN IAFAMILIA

en senrido amplio y Ia comunidad), los métodbs que proponen


Perrone y M. Nannini para liberar a la víctima aá U fprlrión
parecen muy dignos de elogio por su pertinencia y su inteligenc
Me resultó muy graro leer este ribró, escrito de modo acJesib
que sin ninguna duda servirá como fuente de inspiración
a tod
quienes luchamos contra Ia violencia.

Cr-oÉ MeoeN
Directora del Family Therapy Insriru
Rockvi
Maryland, Estados Unid
ALGUNAS REFLEXIONES A MODO DE PREÁMBULO

D¡ r¿, r¡un-ra y DE Los RrESGos euE erLÍ s¡ coRREN...

práctica de la terapia familiar lleva a tener definiciones e


-La de la familia
imágenes donde aparecen, a priori, algunas contra-
dicciones.
Tanto puede ser una unidad social que posibilita crecer a sus
miembros y desarrollar sus capacidades, su potencial y habilidades
ne-cesarias para lograr su autonomía, como también un lugar de
sufrimiento, arbi trariedad, injusticia, opresión, pena, amen aia, vio-
lencia y abusos sexuales.

el mismo crisol se hacen y se deshacen los nudos de los la-


-En
zos familiares y se conjugan sentimientos positivos y negativos. Así,
poco a poco, se realiza la alquimia de la construcción de la identi-
dad y de la individualiz.ación,o bien dé h indiferenciación y aliena-
ción.
Lo que inicialmente parecía contradictorio deja de serlo ante la
idea de que allí donde circulan nuestros afectos más grandes emer-
gen los sufrimientos más intensos.
De ahora en más consideraremos que los lazos familiares pueden
ser también violentos, abusivos y fuera de la ley.
con las teorías psicoanalítica y sistémica, el siglo XX desacralizó
la familia, mostró su complejidad e inauguró el cuestionamiento de
lo que hasta ahora pertenecía a su intimidad: la üolencia y los abu-
sos sexuales in trafamiliares.
o
o \TOTXNCTA YABUSOS SEXUALES EN I-A FAMILIA

o nombre del interés generar, ra familia no es más un santua


a rio -En
que escapa a lajusticia represiva. se ha inscrito en un movimien

o to que desde hace veinte años tiende a su nonnalización.

O _ El cambio fue particularmente perceptible en el ámbito sociar


una concepción que conside raba ala viorencia y los abusos sexua
fe
o Ies aberraciones inevitables del comportamiento úumano, se
tomar conciencia de los aspectos inaceptabres de estas prácticas y
pasó
o tener voluntad de modificarlas.
o Pero más allá de una denuncia a laJusticia o una separación
o ¿cómo !u.:I para que semejanres situaiiones evolucionln y par
que las familias puedan reorganizarse sin üolencia?
o La¡ o¡iniones y la experiencia coinciden en un punto: Ia interven_
a .-
ción de la ley es necesaria, pero no suficiente. En lugar de la lógica
de
o la exclusión se dio cabida a una rógica de integracián y negoáción,
según la cual la familia puede funcionar como una unidad
o prensión y de solución de ros fenómenos de üolencia, justamente
de com

o porque es allí donde ésra tiene más posibilidades de surg"ir.


o No basta con comprender sino que tambiér,
",
nir' La primera etapa consiste en describir la comple¡a
p..Ii.o interve_
o dinámica
relacional en las familias con transacción violentu, lur diferentes
o formas que adopta la violencia y el modo en que cada uno participa
o en el surgimiento del acro üorento. Es necesário que ros cánceptos
creados y expuestos sean lo suficientem.rrt" op"ru.ionales cámo
o para construir líneas de intervención compatibles con las prácticas
o de los asistentes sociales y los terapeutas.

o Es a la investigación de estos conceptos que dedicamos


este libro.

o
o Dn [¡, vtol-¡tICIA AL ABUSo sEXUAL

o La üolencia se presenta con las características de la urgencia


o .
'crisis.
Aunque sus razones y sus determinismos estén inscritos en lo
y la

o más profundo de las historias indiüduares, el aquí y ahora


del sufri-
o miento parece no admitir ninguna demora en ia intervención.
La teoría de la comunicación humana de la escuera de palo
o en la que prevalecen la descripción y la explicación del "aquí y
Alto,
aho-
o ra', nos resulté particularmenrc pertin"ni. puru abordarlos fenó-
o
o
ALGUNAS REFLEXIONES A MODO DE PREÁMBULO 21

menos de violencia. Fue una referencia teórica esencial para identi-


ficar las condiciones puntuales en las que emerge la üolencia, y nos
permitió imaginar los protocolos de intervención, cuya meta es no
sólo que la violencia cese de inmediato sino también crear relacio-
nes en las que se pueda evitar la necesidad de la violencia.
La primera parte de este libro aborda las dos formas con que
manifiesta la violencia: la agresión y el castigo. Refiriéndolas a de-
terminados tipos de organizaciones relacionales, estas formas nos
llevarán a cuestionar los sistemas de creencias sobre los que se ba-
san y a definir la violencia desde el punto de visra de su función
interaccional.
Con el concepto de relais habremos de introducir el tema de la
intervención y la organización del tratamiento en los sistemas con
interacciones violentas.
Lo aprendido acerca de la violencia y sus manifestaciones nos
llevó a reunir en una misma lectura los fenómenos de abuso
sexual.
Aunque a priori todos los autores están de acuerdo en conside-
rar que el abuso sexual es una violencia, a veces se produce de tal
modo que hasta la misma víctima duda de que la violencia haya exis-
tido.
La üolencia castigo o complementaria es una forma de üolencia
en la cual la '\¡íctima" pierde el sentido de su integridad y puede lle-
gar a justificar y negar la violencia del otro. La relación de abuso
sexual se aproxima a este tipo de configuración relacional. En ella
el sentimiento de vergüenza y culpabilidad de la víctima trastorna el
sentido de la responsabilidad. El hecho de que a veces el abuso
sexual se produzca sin üolencia ni resistencia manifiestas confunde
las referencias con las que, por ejemplo, en un caso de üolación,
definimos y diferenciamos al abusador y la víctima.
Ahora bien, en toda terapia de casos de abuso sexual hay que
proceder a redistribuir la culpabilidad y las responsabilidades. A la
pregunta de la víctima "¿Por qué no dlje 'no'?", respondemos que
la üolencia puede revestir formas imparables, subterráneas, y pul-
verizar así las certezas más esenciales.
La confusión psíquica producida por la situación de abuso
puede hacer que los asistentes sociales, los testigos, la víctima y
VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I-J, FAMILIA

el abusador olviden que se trata de una situación de violencia o


jetiva.
Esto refuerza nuestra idea de que es legítimo incluir los abuso
sexuales en toda investigación sobre violencia intrafamiliar. por or
parte, debe comenzarse por dilucidar que lo que parece ser u
acuerdo con la víctima no es en realidad sino una iceptación s
opción posible por falta de alternativas y de apoyos relaiionales s
lidos.
Nos propusimos aislar y analizar esta particularidad del abus
sexual, porque constituye la clave para comprender los fenómeno
psíquicos creados por la relación abusiva.
Llamamos hechizo a una condición característica de la relació
del abuso sexual. La segunda parte de esta obra esá dedicada
destacar las singularidades de la relación de hechizo y a constru
los elementos de una terapia específica de este estado.

Del t.ENcunSE coMo "poRTAVoz"

En el imaginario tradicional de la violencia, así como en los rela


tos periodísticos, la manera de narrar y de explicar consiste simple
mente en diferenciar a los "verdugos" y las ,.víctimas".
Al decir deJay Haley, hay teorías que explican por qué las cosa
son como son, pero que no ofrecen ningún medio para cambiarlas

- si queremos que el problema de la violencia puéda solucionarse


de algún modo que no sea la separación, hay qui utilizar una teoría
y un lenguaje que posibiliten el cambio.
Pero es imposible que los malos se transformen en buenos y ro
-buenos en malos, a menos que nos arejemos de ras definiciones res
trrrtivas y simplistas e imaginemos que todo cambio debe apoyarse
sobre una definición dinámica de la interacción, haciendo a'cad
uno responsable de lo que ocurre /, por lo tanto, de lo que puede
evolucionar.
Así pues, ninguna "víctima" saldrá de su condición si no logra
entrever de qué manera participa en ella y, por consiguiente, en su
modificación. Ningún 'verdugo" podrá saliise de su
fapel si no lle-
ga a visualizar que tiene la libertad de hacerlo.
ALGUNAS REFLEXIONES A MODO DE PREAMBULO

Las palabras "verdugo"y'\úctima" crean, de por sí, una situacron


f cerrada e inmóvil, al amputar toda posibilidad de evolución. En
{
consecuencia, es preciso cambiar el vocabulario y vivir la experien-
cia, por cierto difícil, de no emplear más estas palabras para hablar
I

de la violencia.
I
Nosotros logramos hacerlo y así se ampliaron nuestras posibili-
dades de reflexión.
Sin embargo, lo que acabamos de puntualizar se refiere a los
fenómenos de violencia en general, pero en los casos de abusos
sexuales optamos Por utilizar los términos "abusador" y 'tíctima",
confirmando la idea de que la elección del vocabulario tiene su im-
portancia.
Lo característico de la violencia es que cada uno de los partici-
pantes rehúsa considerarse responsable de lo que ocurre, y culpa al
otro.
Esto no es así en la relación abusiva, donde toda la culpabilidad
recae sobre la ríctima, y en modo alguno sobre el abusador. Tal
desplazamiento confunde las capacidades críticas de la víctima.
Por ello es que, a diferencia de lo que Propugnamos en los casos
de violencia, cuando se trata de abusos sexuales nos pareció necesa-
rio reactivar e invertir el reparto de las responsabilidades, y definir
categóricamente a la víctima como víctima y al abusador como
abusador.
Definiciones que tanto ponían en duda el uno y el otro.
Así pues, tras haberjustificado en la primera parte del libro el
abandono del lenguaje lineal, en la segunda parte decidimos volver
a utilizarlo, aparente incoherencia que se explica desde el punto de
vista estratégico, por cuanto necesitamos subrayar la diferencia en-
tre abusador y víctima, y distribuir de otro modo las responsabilida-
des inherentes a estas dos posiciones existenciales.
o
o
a
o
o
o
o
o
o
o
o
a
o
o
o
O
o
o
O
o
o
o
o
o
o
?
e
o
o
o
o
o
Primera parte

VIOLENCIA YFAMILIA
"Cada uno es eI destino del otro, y sin duda
el destino secreto de cada uno es destruir al otro
(o seducirlo), no por maldición ni por alguna
otra pulsión de muerle, sino pm su propio d,esti-
no aital."
J. Beuon[r-o,no
La Transparence d,u rnal
INTRODUCCIÓN

Es en la familia donde nacen y maduran los sentimientos más


intensos, y donde se realizan los aprendiz{es sociales básicos.-
La aceptación de la diferencia y de la atrloridad, el respeto ¿e Usi
reglas, la iolerancia a la frustración, la experiencia del compromisojl
y i. U negociación dejan atrás las réplicas violentas, tanto en la re{ J
social cotio en la familia. Si estos aprendizajes no se llevan a cabo
es decir si no se toman en cuenta la diferencia, la singularidad y
lof
deseos de cada persona, aparece la violencia, y ésta se vuelve el
modo habitual de resolver ios conflictos familiares'i i
Antaño laüolencia parecía ser un signo del destino y de lo inevi-/
table. Hoy en día lajusticia interviene más a menudo en los asurlrys
familiarei (por ejemplo,, el derecho francés reprime la üolacíón
entre los cónyugés, un tipo de violencia que hasta ahora era difícil
de tratar), porque czdavez hay más glejas de las personas víctimas
de violencii familiar, legitimando así la nueva disponibilidad social
con respeto a esm problemática. Actualmente existe una tendencia
a asimilar espacio iamiliar y espacio social, con el derribamiento de
las últimas birreras que hacían creer que en el ámbito de la familia
cualquier persona podía sustraerse alaley general e igualitaria.
péro a pesar dJque ahora se escucha a quienes padecen tales
problemas, las maneras de resolverlos e intervenir en los sistemas
iamiliares con interacción üolenta siguen siendo un desafío,
Así, pues, la evolución natural nos lleva a buscar, en diferentes
niveles, los modos de intervenir para remediar, calmar o resolver
este tipo de problemas.
o VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I..A FAMILIA
o
a -
Los profesionales del campo de la justicia,
de lo social o de
o, salud menal que se enfrentan con fenámenos
tan instrumentos conceptuales y operativos
de üolencia nece
que resulten adecuado
O,, para comprender y anarizar estas situacion.i. gu.,
por una pan
o les nermiran poder rorerar el esrrés .mo.io.uiq";'.i;."b"jo
familias violentas produce' y por otra, res provean
co
a vención con ellas.
modelos de inte

o Nuestrainvestigación sobre la viorencia intrafamiliar


responde
a esa necesidad, y ambién propone elementos
péutica.
de ertratelia tera
o
o
a PRtuls¡s

o La necesidad de introducir una lógica diferente


en er análisis d
a la violencia nos
esta nueva lógica 'evó
a adoptar .rr"tio premisas básicas. Gracias

o es posibre encarar er problema de manera


ca y considerarlo desde una perspectiva
dinám
o de cambio.

o Primeraprem¿ia: laviolencia no es un fenómeno


individual sino l
o manifesración de un fenómeno inreraccional.
tan sólo en la esfera de lo intrapsíquico sino
No puede .;;i;".r.

a nal,-puesto que es el resurtado ¿..r" proceso


en un contexto relacio
de comunicación par
o ticular entre dos o más personas.

o premisa: todos cuantos


o -hallan
_Segund,a participan en una interacción se
implicados por.lo t rrio, resionsables (aquí la palrabra
y son,
o "responsable " hace referencia u
no legal).'De hecho, quien provoca
.rn" r.rptnsabilidad interaccionar,
o dad que quien responde a la provocación, "r,r-.aunla cuando
misma..rporrruUiti_

o tigue sino al que pasa al


la ley no cas_
S.ñalamos que hemos podido obser_
".to.y muy
o vlJ una participación activa precoz áe los niños'en la interac-
ción üolenta. Al comportarse de'dlrcrminado
o tores "responsables" de la aparición de laüorencia.
modo se vuerven ac-
un niño peque-
o ño puede oponerse firmemente arealizar alg,rrru
q* i. iia"
o su madre (por ejemplo, quedarse quieto, hacer "..iár,
etcétera), y es de algún modo y
sus tareas escolares,

o "r,
pu.t" responsable de la palmada

o
o
INTRODUCCION

que recibirá de ella. Sin embargo, sólo ella es, legal y moralmente,
responsable de su acto. De hecho, todos los actores de una secuen-
cia de violencia se hallan involucrados. El hecho de considerar que
un niño participa en la aparición de laüolencia desde un punto de
vista psicológico no impide que el adulto, implicado desde un pun-
to de üsta moral y legal, deba rendir cuentas de su acto.

Tncera premisa: en principio, debe darse por sentado que todo


individuo adulto, con capacidad suficiente para üür de modo autó-
nomo, ds el garante de su propia seguridad. Si ng asume esta res-
ponsabilidad, estimula los aspectos incontrolados y violentos de la
otra persona, con lo que organiza y alimenta una interacción de
carácter violento. Esta idea nos permite concebir las relaciones hu-
manas desde un punto de vista transaccional, donde cada individuo
debe realizar operaciones tendientes a garantizar su seguridad per-
sonal. Si la persona no efectúa tales operaciones, las transacciones
se organizan de modo tal que se vuelve posible la aparición de la
üolencia.
Mientras espera a su esposo, que suele ser violento, una mujer se
dice para sus adentros: "Espero que esta noche no me golpee". Esta
mujer cede a su marido la iniciativa de actuar violentamente y se
prepara para tolerar y recibir la violencia del otro, otorgándole así
un poder arbitrario.
Un padre le dice a su hijo de 7 años, que lo arrojar-
^men^z^con
le una piedra : "¡¿No me vas a lastimar?!...". De esta manera el padre
le cede al hijo la iniciativa de la violencia o de'la no-violencia, y lo
coloca en una posición de poder abusivo y transgresor.
El hecho de servíctima (o de ponerse en tal posición) más que en
la de verdugo, no cambia en nada el grado de responsabilidad de cada
uno. Esta, obviamente, consiste en no ser ni víctima ni verdugo.

Cuarta premisa: cualquier individuo puede llegar a ser violento,


con diferentes modalidades o manifestaciones. La üolencia y la no-
üolencia, más que estados opuestos y excluyentes, corresponden a
una situación de equilibrio inestable en un mismo individuo. Éste
no es de por sí üolento, pero en determinado contexto o determi-
nada interacción puede manifestar üolencia.
30 VIOLENCLA YABUSOS SEXUALES EN I-4. FAMILIA

Un individuo no es violento en sí, sino que su üolencia apare


según el contexto o la particular modalidad-de la interacción
;" q
está inmerso. Esta manera de pensar ras situaciones
es más opera
v-a para los operadores, porque se eütan así
prejuicios rígidos y pu
den imaginarse diferenres formas de salii aé la violácia. Es
opuesto a concebir la üolencia como una característica
de ciert
individuos, inherente a su particular .,naturaleza".
se-sabe que algunos ciudadanos considerados personas
de bi
por el medio social y profesional donde actúan, pueden ejercer
violencia en el seno de su familia, y también qrr" rr., hombíe
o un
mujer pueden ser violentos con su cónyuge ,in qrr. ello
impliqu
que lo sean con otras personas. IrreproifruUt".
pueden ser también implacabres torturadores de
¡"fes de ámil
. irisioneros po
ticos.

- Estas cuatro premisas nos sitúan en una perspectiva sistémic


donde se estudia la participación de ."du p..roru en el
funcion
miento del sistema y se-considera que cada uno tiene que
hacerse
pensarse responsable de sus propios comportamientoi.

HrÉóresls

Antes de enunciar ra hipótesis que nos ha servido de


guía def
niremos algunos términos que se utilizarán con frecuen.i"u
a., .rr
trabajo.
Resulta sumamente difícil lregar a un acuerdo sobre la definició
dela palabra 'violencia", puesto que cada uno tiene una apreciación
individual sobre lo que es üolenlo o no lo es.
Algunos autores habran de "buena viorencia", que podría
tene
c-onsecuencias positivas. En este caso, violencia suéle
ser confundi
dacon agresividad. La agresividad sirve para definir el territorio
d
cada uno y hacer valer "su derecho". Laiiolencia, en
cambio, rom
pe los Iímites del propio rerrirorio y los der orro, invade
Ia reíación
y los vuelve confusos. Es una fuerza destructora de
sí mismo y de
otro. Es consensual definir el acto üolento como ..todo atentádo
la integridad fisica y psíquica del individuo, acompañuao
sentimiento de coerción y de peligro". fo, ,r.
INTRODUCCION 3l

Estaproposiciónnoeliminalaapreciaciónindiüdual,Perotoma
.,r.rrt, algunos criterios objetivos' La adoptaremos' Pues' como
"r,
nuesga definición de acto violento'
Como nos aPoyamos en la teoría de la comunicación' a menudo
habremos de riferirnos a las seanencias comunicacional¿s'
que
Entendemos por secuen cia "launidad de análisis no causal
Una transacción es la
integra las transacciones interpersonales"'
modo en que
retaáón entre dos mensajes contiguos, vale decir el
que le.sigue' y
un meqsaje se enlaza con el que lo precedió y con el
varias tran-
así sucesiiamente. Una secuencia puede comprender
que se debe utilizar- es' enton-
sacciones. La primera información
ces, la interaciión, y no las características de
cada indiüduo en Par-
conducta
ticular. Cualdo se enfoca la atención en una persona' su
resulta significativa cuando ésta es estímulo de la conducta
del otro
y no por sus motivaciones individuales'
' comuni-
Ef primer paso para elaborar los modelos circulares de
cación en las interacciones violentas consistió en identificar las re-
peticiones observadas en algunas secuencias'
un modelo circular es una cadena de acontecimientos, cuyos
B y B esti-
elementos son interdependientes' Cuando A estimula a
a su vez c
mula a c, se trata de una causalidad de tipo lineal. Pero si

estimula a A, el modelo es circular y se sale de la lógica del sistema


precedente . Lalógicacircular muestra la interdependencia
recípro'
ia de los distintos elementos'
Alanalizarcasosclínicospudimosdescubriralgunasreglasde
funcionamiento comunes a las familias con transacciones de
tipo
de
violento, así como determinadas constantes en las secuencias
comunicación entre las personas implicadas'
Nuestrahipótesis.'q.'.elactoviolentonorePresentaunafor-
ma de desorden sino qué obedece a un orden prioritario, resultan-
te de las secuencias iirculares, de interacciones y de mensajes
repe titivos intercambiados en tre varios protagonistas' cuya
implica-
ción es innegable'
Como ya lo hemos dicho, el vocabulariio habitual de laüolencia
,,víctima") se vuelve incompatible con el modelo circu-
(.\rerdugo" y
lar. poré¡o nos pareció más razonable hablar de actoresde laüolen-
cia, y diferenciai los emisores (los que manifiestan la violencia
con
o VIOI¿NCIA YABUSOS SEXUALES EN I-A FAMILIA
o
a hechos, con actos) de los receptores (los que Ia reciben, en
el niv
o descriptivo). Llamamos participantes aras personas que se halra
presentes en el momento de la acción üolenta.
o Conforme a la hipótesis inicial, en este trabajo nos proponemo
o mostrar que existen modelos de interacciones que cónducen
a
o violencia.

o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
e
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
I. I,A, INTERACCION VIOLENTA

Durante el transcurso de esta investigación, nuestras obser-


vaciones nos llevaron a un descubrimiento fundamental concer-
niente a la forma de violencia. La violencia no es un fenómeno
indiscriminado o multiforme. Adopta dos formas distintas:

violencia agresión, que se encuentra entre personas vinculadas


la
por una relación de tipo simétrico, es decir igualitaria;
o la violencia castigo, que tiene lugar entre personas implica-
das en una relación de tipo compl,ementario, es decir desi-
gualitaria.

A pesar de que se trata de conceptos muy conocidos, nos parece


conveniente puntualizar qué se entiende por "relación simétrica" y
"relación complemen taria" .
En la relación simétrica, A y B se hallan en situación de rivalidad y
en actitud de escalada. Si A define un valor, B da a su vez una nueva
definición, con la que provoca aA.Los partenadr¿sreivindican el mismo
status y se esfuerzan por establecer y manten er la iguall,ad entre sí.
En la relación complementaria, A y B están de acuerdo sobre la
definición del papel y el lugar que le corresponden. a cada uno. Hay
una adaptación mutua: A define un valor y B lo acepta. Los
partenairesno tienen igual status. El modelo se basa en la aceptación
y la utilización de la diferencia existente entre ambos indiüduos.
Es sabido que simetría y complementariedad no se excluyen en
lainteracción'Enelcursodelaprendizajesocial,unodelosestilos,

E-,8i.1*{;-3i:¡
Lr:
^,-Tli.'iA t'
Fhlliiiñti u'c'
\TOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I-A, FAMILIA

simétrico o complementario, se internaliza de modo prevarecient


aunque no exclusivo. Cuando funciona en el grupo social, el suje
utiliza ora el registro simétrico, ora el complementario, con algú
predominio de uno sobre el otro. Sin embargo, cuando la relació
se impregna de una fuerte carga emotiva, el estilo prevaleciente
vuelve claramente prioritario.

Vror-e,Ncn ncn¡s¡óN

En la relación simétrica la violencia toma, pues, la forma d


ag'esión, y su contexto es el de una relación de igualdad. La violen
cia se manifiesta como un intercambio de golpes: tanto uno com
otro reivindican su pertenencia a un mismo status de fuerza y d
poder.
Puesto que se trata de una relación igualitaria, la escalada d
semboca en una agresión mutua. Poco importa que uno sea nrá
.
fuerte fisicamente, ya que la verdadera confrontación se realiza má
bien en el nivel existencial. Quien domina en lo corporal puede n
dominar en lo psicológico, y la rivalidad se desplaz ahacii orro ám
bito. Los actores tienen co'ciencia de esta forma de violenci
bidireccional, recíproca y pública.
cua'do se trata de violencia agresión entre adultos se observ
que los interlocutores, esposo-esposa, aceptan la confrontación y l
lucha. Por ejemplo, el marido puede pegarle a su mujer, pero ést
le arroja un objeto o lo insulta. Así se desarrollan peleas áe parej
terribles e interminables. El "libreto" está muy cerca de la tragedii
el escándalo. si el operador habla con una mujer maltratadá (vio
lencia agresión) puede escucharle decir que su marido la golpea
pero que ella no le tiene miedo.
Cuando se trata de üolencia agresión entre adultos y niños, e
caso más corrienre es el estallido de cólera seguido de golpes dirigi
dos a un niño que no se somete, Éste, u p.rurá. lapzllza,Áandene
su oposición y su desafío. El niveljerárquico se borra, puesro que e
niño "sube" a la posición de adulto, y pese a su edad le hace frente de
igual a igual. A la inversa, también puede ocürrir que el adulto
"baje" a la posición de niño e intercambie en un nivei igualitario.
I."A INTERACCION VIOLENTA 35
En ambos casos, y en la continuidad de la relación siméuica, tras
la agresión suele haber un paréntesis de complementariedad que
hemos denominad o paus a comp lemmtaria.
Esta unidad relacional es una verdadera caja de sorpresas que
desbarata todos los cálculos y previsiones de los testigos, y es utili-
zada como comodín por los actores. A menudo Ia pausa deja perple-
jos a los operadores poco avezados, porque gracias a ella eljuego
puede reanudarse sin fin.
El qqe ejecutó el acto violento pide "perdón", pasa a la posición
baja y puede encargarse de curar al que sufrió la violencia. Éste
abandona momentáneamente el enfrentamiento y acepta que lo
atiendan. En consecuencia üene el momento de la "reconciliación",
de la reparación, un breve armisticio en el que los actores y los par-
ticipantes olvidan el pasaje al acto y refuerzan su alianza. Durante
este período, los actores pueden pedir ayuda fuera del sistema. Por
ejemplo, después del episodio üolento, el marido solicita atención
médica para su mujer o le hace un regalo. La madre le da al niño
una tanda de golpes, pero después lo lleva a que lo curen, lo con-
suela y le pide disculpas.
La pausa complementaria comprende dos etapas diferentes:

1. La aparición del sentimiento de culpabilidad, que será el mo-


tor de la voluntad y el movimiento de reparación.

2. Los comportamientos reparatorios como mecanismo de olü-


do, banalización, desresponsabilización y desculpabilizaciín,sirven
para mantener el mito de la armonía, de la solidaridad y de la bue-
na familia.

A menudo la pausa complementaria es el momento en que los


actores piden ayuda a un terapeuta o a una instancia social. Suele
observarse que una madre, consciente del peligro que corre su hijo,
solicite su ingreso en una institución: "Recíbanme este niño, por-
que si no, lo puedo matar". Muchas peleas de pareja desembocan
en un pedido de ayuda para impedir el mutuo desgarramiento. La
intervención puede iniciarse durante el período de reparación,
puesto que la pareja o lafamilia lo han pedido, pero luego, paradó
o 36 VIOLENCIAYABUSOS SEXUAIES EN T-4.FAMILIA
o
a jicamente, los actores pueden rechazarra con er pretexto
de hab
vuelto a encontrar er equilibrio relacional .."y.rráo estar seguros
O, que no habrá más violencia. como diiimos más arriba, la par"rsa
d
o, la puerta a una inte_rvención terapéutica, pero también puede
ab
br
o quear esta posibilidad cuando los actores la utilizan .o-o med
o para trivializar la violencia por medio de reparaciones apresuradas
cuando por fin podrían habrar de la violen cia, yano tienen nad
o más que decir.
o En la violencia agresión, la identidad y la autoestima están
pre
a servadas: el otro es existencialmente reconocido. El pronóstico
positivo y las secuelas psicológicas son limiradas. conicientes
e

o de
incongruencia de los episodios violentos, los actores de la viorenci
a agresión muestran su preocupación y su voluntad de salir adelante

o
o Vrol-sNcn c.ASTIco
o En la relación complementaria, la violencia toma forma
o go y Se inscribe en el marco de una relación desigual. se
de cast
manifiesta
o en fo,rma de castigos, sevicias, torturas, negligenc"ia o falta
de cuida
o" dos. uno de los actores reivindica,rnu .oird*i.ión superior
otro y se arroga el derecho de infligirre un sufrimienio, muchas
a la de
a ces cruel, a quien, por definición, coloca en una clase
inferior a l
ve

o suya. Desde su punto de vista, el otro, ,,subhombre,


subniño
o infrahumano, sirviente, indigno, anormal o diabólico,,, se
el castigo y debe recibirlo sin rebelarse.
merece
a Puesto que se trata de una relación de desiguardad, la
viorencia
o es unidireccional e índma. El que actiaraviorencia
se define como
o ex-istencialmentesuperior al oüo, y éste por lo general lo
diferencia de poder entre uno y orro puede ,á t"r, grandelue
acepta. La
o que se encuentra en posición baja no tiene alrernativá y
debe iome-
e

o terse contra su voruntad. En el nivel social, conocemos


esta vioren-
o cia bajo la forma de la tortura y el genocidio.
Cuando se trata de violencia castigo entre adultos, se observa
o quien controla la relación re impone er castigo ar otro med.iante
que

o golpes, privaciones o humillaciones. por ejemplo, el hombre


le pega
o a su mujer, Ia esclaviza, Ie quita su libertaá, re impide
todo contacto
o
o
[A, TNTERACcTóN vtomvre

con el exterior y le niega su identidad. Según é1, el castigo sejustifi-


ca porque ha descubierto una "faltz" - El otro debe estar al servicio
def amo y resPetar su ley. Se observan mujeres maltratadas, con vie-
jas fracturas que nunca fueron tratadas, quemaduras, dientes rotos,
iicatrices o marcas corporales de sufrimientos físicos.
Cuando se trata de violencia castigo del adulto contra un niño se
observa que éste ha sufrido seücias reiteradas, torturas y privación
de afecto y de cuidados. Abundan los ejemplos de niños mártires
encerrados en armarios, sometidos a palizas brutales, definidos
como anormales o diferentes, o a los que se les infligen privaciones
o faenas pesadas. A menudo van vestidos con ropa poco apropiada,
están descuidados y presentan deficiencias y retrasos en su desarro-
llo psicológico, biológico y social. También sufren de enfermedades
mal cuidadas, con frecuentes complicaciones infecciosas. Cuando
llegan a los servicios de urgencia de los hospitales se puede consta-
tar la gravedad de sus lesiones y detectar también cicatrices o hue-
llas de antiguas fracturas. Son frecuentes los casos de desnutrición'
Estos niños crecen con un sentimiento de indignidad, creen mere-
cer los castigos, son incapaces de mirar de frente. Se repliegan y en
algunos casos son, además, designados como víciimas propiciatorias
por sus pares.
En otros contextos, como el de un establecimiento social, la es-
cuela o los grupos de niños, su comPortamiento puede volver a in-
ducir la üolencia hacia ellos.
En la violencia castigo no hay pausa. El actor emisor considera
que debe comportarse así y a menudo el actor receptor está conven-
cido de que tiene que conformarse con la vida que le imponen. Al
no haber pausas, esta violencia permanece escondida, y toma un ca-
rácter íntimo y secreto. Ninguno de los actores habla de ella en el
exterior. Más allá del aspecto interactivo, ocurre que ambos actores
tienen una muy baja autoestima. El maltratado presenta un impor-
tante trastorno de la identidad, y su sentimiento de deuda resPecto
de quien lo castiga lo lleva ajustificar los golpes y sufrirlos sin decir
nada. El actor emisor a menudo es rígido, carente de toda empatía,
impermeable al otro y a su diferencia, excepto en lo que ésta pudie-
ra parecerle peligroso para sí mismo. Presenta cantidad de ideas fi-
jas, repeticiones y comportamientos destinados a rectificar todo lo
38 \'IOLENCLA, YABUSOS SEXUAI-ES EN I¡, FAMILIA

que es diferente de sí mismo. La negación total y el rechazo de


identidad del actor receptor nos muestran que el violento des
modelar a su pareja hasta quebrarla,paraque se vuelva "como de
ser", vale decir conforme a su propia imagen del mundo.
. En la violencia castigo esá afectada lá identidad de la person
en posición baja, puesto que se le niega el derecho a ser "otro". L
secuelas son profundas, la autoestima está quebrantada y el pronó
tico es reservado. La persona que ocupa la posición alta sólo tien
una mínima conciencia de la violencia y un confuso sentimiento d
culpabilidad.
El acceso a estos sistemas resulta sumamente difícil porque n
hay pausa y porque, además, nos encontramos ante un consens
falaz en cuanto a la disparidad de la relación.
Así pues, aunque la mayoría de estas situaciones, por su grav
dad, requiere una intervención terapéutica, ésta suele ser aleatori
y la ayuda profesional resulta problemática.
La diferencia entre ambas formas de violencia (agresión y cas
go) es extremadamente rica en informaciones, ya que configura d
modelos relacionales diferentes. También aclara algunos compo
tamientos ulteriores a las situaciones de violencia y muestra que, e
el marco de una relación complementaria repetitiva, un niño te
drá un cierto estilo de aprendizaje, mientras que otro niño, aco
tumbrado a relaciones de tipo simétrico, tendrá un aprendizaje mu
diferente.
Por ejemplo, en la familia X, los dos últimos hijos han vivido e
periencias muy distintas. Michael fue el blanco permanente de l
reprimendas y los castigos de su madre. Eric, en cambio, crec
como protegido por una campana de vidrio, pudo desarrollar
"propia cólerv", y los ataques contra su madre se volvieron cadav
más frecuentes. Algunos años más tarde, Michael y Eric fueron
pvrar ala cárcel por haber cometido actos delictivos de poca enve
gadura, pero reiterados. Actúan juntos, aunque con un espírit
completamente diferente: Michael es depresivo y delinque con u
sentimiento de desesperación y culpabilidad, mientras que Eric es
permanentemente en guerra contra la sociedad, el mundo y lo
adultos.
2. ORGANIZACIÓN REI-\CIONAL DE IA VÍOLENCIA

En el capítulo anterior se presentaron las diferentes formas que


puede tomir la violencia. Se trata de un nivel descriptivo útil para
detectar y diagnosticar tales disfunciones relacionales. En el presen-
te capítulo proponemos observar y diferenciar los fenómenos
que
relacional de la violencia y ubi-
componen y organzan el contexto
carnos en un registro explicativo'
cuando una pareja utiliza la violencia como parte de su reperto-
rio habitual de intercambios, se diría que su comportamiento es
absurdo o masoquista. Sin embargo, hay pocos casos de separacio-
nes esponlárr."t. El curioso fenómeno de que la mayoría de estas
p"rronu, sigan viüendo juntas a Pesar del sufrimiento siempre fas-
.ino u los observadores, que se perdieron en conjeturas. Sin duda,
lo más desconcertante es ia voluntad de permanecer en el lugar del
"sacrificio", desoyendo las sugerencias de su entorno' ¿Cómo enten-
der semejante obstinación?
Por otra parte, es también grande la sorpresa cuando quien ha-
bía habituaáo los prójimos a su sacrificio, decide sustraerse de ese
marco relacional y persiste en su determinación sin volver atris, a
pesar de los pedidos de su partenaireviolento'
A continuación daremos una explicación y un ejemplo, paratra-
tar de penetrar más fácilmente este misterio y analizzr los pattmts
comunicacionales que se hallan en juego'
No es fiecuente que una interacción violenta ocurra ante testi-
gos, puesto que la présencia de un observador modifica el marco de
iuncionamie¡to de la secuencia. Pero es posible recoger los testimo-
o \TOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN IAFAMILIA
o
o nios de los protagonistas después der acto viorento,
e incluso .
caliente". Nuestro trabajo .. buru especialmenr.
O ár,. tipo de
mentarios y relatos detallados, que nos sirvieron"npu."
.orr.tut*
o caráctn repaiüuo, y hasta estereotipado, d,e ras secumciis en
o que eme
ras
la uiolencia.

o La familia S. constituye un ejemplo típico.

o !?t escenas se producen los aiernes por la noche. por razones de trab
. Marc,
a iy, el padre, duraite ra semana. Ar aoraer encu€n
estd de uiaie

o in.dicios de la "infidekdad,"
su mujer. Surge un altercado, t, p,rgr.
d.e
niños, que estaban a p eypna de la-escena, salen de
la cama. Li _oy
f
o {!o y llora, paralizada de miedo. La m¿nw se pone junto a
su madre.
,a del medio aa a buscar unas rnentas que ye tieni preparad,as
noche afuera.
para pasar
a D!:pyét del episodio Marc permanece m la casa, rnientras
a ^ el resto de
farnilia huye. El lunes pm ra mañana Ins niños uuelam y tantean er terrm
o para aer si puede aolun también ra rnadre. Luego pidre
er sare a hacn

o ) compracroissanrs y un regalo a su mujer para pedirle pndó


Toda lafamilia se raine alrededor de ti mesa
=aydgdol
o
a . ,.Er:u
escena se reproduce casi todos los viernes
idéntico libreto. Todo ocurre como si entre ros
por la noche, co
a actores hubiera u
acuerdo preüo sobre la mise en scéne d,e su relación.
La interacció
o que desemboca en la üolencia responde a un
verdadero guión e
O ll r"r los actores y los participant., pu....n tenerlo todo"previsto
Sin embargo, nada parece conrrolaüle. Cada uno
a anunciar lo que va a suceder, y detallar incluso
de .tt,oi poari
de qué _oáo u"
o suceder, pero ninguno decide autoprotegerse
ni eüiar el riesgo.
o Cabe preguntarse desde el más puro ientido
no se separan? Ciertamente, existe una suerte
común: ¿poiquC
a tanto a la resignación como_a la fascinación,
de acuerdt ligado
que lo, _"rrt.rr
o juntos.
o Dicho de otro modo, los actores construyen un
que luego los entrampa..Es lo que llamam os consenso
marco relaciona
o en cuyo interior determinados mensajes verbales
implícito rígtd,o
o no-verbal., a.
o sencadenan el acto violento.

a
o
o
ORGANIZACION RET.ACIONAL DE TÁ. VIOLENCIA

Co¡¡ssNso IMPLIclro RIGIDo

En el caso que acabamos de describir, y en muchos otros, la üo-


lencia se manifiesta de forma ritualizada: una cierta escena se repi-
te de manera casi idéntica.
Por lo general, se observa una anticipación e incluso una prepa-
ración de la secuencia violenta. Todos los participantes pueden to-
mar parte en esta especie de contrato o acuerdo al que denomina-
nTos consenso impUcitu rígrdo. Es dificil sostener que este acuerdo res-
ponde a la voluntad de pelearse. Se trata más bien de una trampa
relacional, donde la violencia aparece como una necesidad de man-
tener el equilibrio entre cada uno de ellos y los otros.
Veremos que el consenso opera en este nivel bipersonal pero tie-
ne raíces individuales, ya que se apoya sobre la imagen negativa y
frágil que cada uno tiene de sí o sobre circunstancias previas que se
registran como tales en la historia individual.
Los miembros de la pareja construyen el consenso y se constri-
ñen a él mediante complejos montajes sintácticos, afectivos y rela-
cionales.
La noción de límite o frontera se modifica. Define todo lo que se
puede hacer "con excepción de...". Por ejemplo: "Puedes decir lo
que quieras, pero jamás insultar a mi madre...".
Como es eüdente. esa manera de establecer límites tiene conse-
cuencias paradójicas, porque equivale a admitir todo lo demás:
"Puedes pegarme dentro de la casa, pero no afuera...". Simultánea-
mente prohíbe y otorga permiso para pegar.
Hemos observado que en los casos de violencia los límites y las
prohibiciones siempre están planteados de modo paradójico: esta-
blecen más posibilidades que imposibilidades, más consentimientos
que negativas.
Aunque no equivale a la voluntad de que las cosas ocurran así,
tal acuerdo funciona como una especie de cerrojo relacional respal-
dado por la baja autoestima ("No sirvo para nada...", "No me me-
rezco una üda diferente..."). Algunas mujeres justifican las palizas
que reciben por la idea negativa que tienen de sí mismas.
El consenso implícito rígido se apoya en esos sentimientos. Es obvio
que habrá violencia, no puede ser de otra manera. Y la violencia lle-
42 \4OLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I/, FAMILIA

ga a modo de confirmación. El consenso muestra los 'puntos


sen
bles", vale decir los puntos que entran en resonancia con la
histor
individual de cada uno, segúri lo explicaremos más adelante ar ref
rirnos al aspecto temático.
Ya dijimos que hay una anticipación y hasta una preparación
-la secuencia de violencia. Ar igual que las mariposas qrr. uu' a qu
d

marse con la bombilla de ruz, se observa cómo cada uno de los


pa
ticipantes es aspirado, fascinado por lo que va a desencadenar
violencia en el otro, y cómo ninguno de lÁs dos tra.u de evitar la
s
tuación, aunque la sabe inminente. Ambos se encuentran en el re
gistro de Io ineludible.
Este acuerdo o contrato comprende tres aspectos:
espacial, tem
poral y temático.

Asperro ESpACTAL

el territorio donde se admite la üolencia, el lugar donde s


Es
desarrolla la interacción violenta. A menudo está tan üien
designa
do y delimitado como el ring, la arena o el estadio. Estos
límites es
tablecen los territorios individuar y corectivo, íntimo y público,
r
frontera dentro/fueraryrlpresencia o exclusión d. t.í..ro, (fami
lia ampliada, vecinos, niñós, amigos).
t
L. "acept.!,' tlue le peguen dentro
- -.La yñora de su casa, pero no bn pú_
blico. cuando su marido re da una bofetada derante de
ros uecinos, eila
se autoriza a hacer la de_nunc!1I a refugiarse en un establecimiento
espe
cializado: puesto qrt ho írárrgrrdido el aspecto esparcial d,e
!t.maridá
c0t.t\ett'o implícito rígr,do, ella puede entonces sustraerse ,,cotnpro-
de su
7lll.\t'

La señora R. pamite que su marid,o la castigue


-
kt condiciótt rle que no lo haga delante d.e ros
d,entro d.e su cuarto, con
niños. con toda craridad, aqu
existe unafrontera que delimita las áreas d,onde
la aiolencia está o no admi_
tida.

Durar¿te aarios años, Marion su"frió er acoso sexuar


de su pacrre en er
ORGANIZACIÓN REIACIONAL DE Ij. VIOLENCIA

ó¡nbito d¿ su cuarto. Un día eI padre l¿s mostro a sus amigos Los senos d,e su
hija, y ésta le rneló eI ahuso sexual al que ln, sometía
su padre a uno d¿ sus
profesores.

Aspncro TEMPoRAI.

El momento en el que se desencadenan la interacción y la cro-


nología de los hechos está predeterrninado. Son momentos ritua-
lizados en los que es muy probable que irrumpa la violencia, como
por ejemplo al realizar los deberes escolares, durante las comidas,
ál irt. a acostar, al volver del trabajo o del paseo de fin de semana,
etcétera.

En lafamitia 8., elti¿mpo de los d,eberes acolares es extremad'am'ente "sen-


sible". La tensión aa en aurnento, hasta que Ia señma B. se uuelae aiobnta
y tz tira del peto y lt pega a su hijo. En ese instante ln madre está aerdad,era-
mente furiosa.
Los comportamientos aiolzntos parecen limitarse a uta situación. En otros
ntomentos del día, pese a Los conflictos y las disputas, la señora B. se abstiene
de ejncn cualquin uiolcncia física contra su hijo. Existe, pues, una apecie
de predef.nición del tiempo m el que la uiol¿nci:a es posible.

Asp¡cro tr,uÁrco

Utilizamos el término "temático" por cuanto hay acontecimien-


tos, circunstancias o contenidos de comunicación que desencade-
nan el proceso. En algunas familias basta que ocurran determina-
dos acontecimientos, que se den ciertas circunstancias o que se re-
cuerden determinados temas (la infidelidad, el trabajo, el pasado,
los hijos, los parientes, las condiciones profesionales, el dinero, et-
cétera) para que se produzca sistemáticamente una disputa e
irrumpa la violencia.

Lucie y Damien discuten a menudo solne sus familias de origm. Cada


uno aitica la del otro. En el curso de la escalada, detmninadas palabras
o 44
o \'IOLENCIAYABUSOS SEXUALES EN I*A.FAMILIA

a desencadenan infaliblemente la uiolencia. Cada uno conoce las palab


¡ precisas que lastimarán al otro. La secumcia es repetitiua y sólo se produ

o cuando tocan el tema de lafamilia. De alguna manera estó,n de acando

o pelzarse y defendn a sus padres, o quizás hahría que d,ecir que ninguno
ellos encontró todauía otros med,ios para defmder a su famika de mige
a impedir que eI otro se siraa de ella como un anna relacional.

o Los aspectos espaciales, temporales y temáticos tienen una fue


a te carga emocional, relacionada con la historia personal de los ac
o res y con la de su interacción.

o Este aspecto temático concita el interés de numerosos operad


res y terapeutas, a tal punto que sus seguimientos pueden llega
a organizarse de modo restrictivo, concentrando toda la atención
o la exploración detallada de la historia transgeneracional, la tran
a misión de la üolencia de padres a hijos, la búsqueda del sentido d
comportamiento üolento o la comprensión del "libreto".
O Sin duda, los actores de laviolencia tienen necesidad de explic
o sus historias personales, pero pensamos que es importante conte

o tualizar la evocación del tema en el marco general del consens


implícito rígido.
a Aunque tiene implicaciones muy precisas, el consenso no es o
O jeto de ninguna comunicación clara entre los protagonistas. Co
a ma)'or raz6n aírn,. no hay metacomunicación, ya que toda explic
ción del consenso llevaría a salir del marco establecido y mostrar
o el carácter ilusorio del conflicto. Esra imposibilidad muéstra ra rig
o dez de este tipo de organización relacional. Sin embargo, el conse
so implícito rígido es frágil en su estructura.
o Un simple cambio en los aspectos espacial, temporal o temátic
o modifica la aceptación del consenso implícito rígido, que enronce
a pierde su rigidez. En ese momento uno de los actores puede rom
per el contrato y sustraerse a las obligaciones impuestas por la rel
o ción.
o La transgresión de las reglas implícitas del consenso explica
o súbita denuncia de situaciones ocultas desde mucho tiempo atrá
Cuando uno sobrepasa el límite, el otro se permite romper el co
o senso.
o
o
o
ORGANIZACIÓN REI-ACIONAL DE I-A.\'IOLENCIA 45

Con la condición de que no tocar& a sus niños, una muier acQtaba que
su concubino la golpeara. Cuando éste aioló el acuerdo, ella solicitó refugo
en un centro especializado

Situaciones como ésta muestran lafuerzzy la fragilidad del con-


senso. Aparte, cada uno de los actores parece haber definido para
sí, e indirectamente para el otro, que es lo mínimo que debe ser
protegido. Este "mínimo" constituye el último bastión de la digni-
áad, de la imagen positiva de sí. Esto explica lo que ocurre cuando
es atacado ese bastión: se rompe el vínculo de la pareja o se produ-
ce una grave escalada de violencia seguida de brutal separación'

Los uspRn¡¡oRES DE I-A. \'IoLENCIA

Una de las características de la interacción violenta es la ma-


nera en que cada uno de los actores establece la puntuación de
la secuencia. El comportamiento de uno sirve para justificar el
del otro. Quien agrede lo hace exactamente cuando se siente
agredido, lo que parece evidente en una relación simétrica, pero
resulta más dificil de concebir en una relación complementaria.
Por ejemplo, entre una madre y un lactante, ¿se le puede atribuir
a éste el papel de agresor? Parecería que sí, Puesto que la madre
justifica sus actos de violencia porque reacciona a los mensajes
amenazantes que, según ella, provienen de su hijo. Puede tratar-
se de llanto, rechazo de la alimentación o incluso falta de reac-
ción, palabras no dichas o gestos no hechos- Los movimientos,
las miradas, las actitudes o las palabras funcionan como detonan-
tes que inflaman la pólvora.
Es evidente que tales mensajes verbales o no verbales actúan
como la chispa que enciende el fuego y determinan el pasaje al acto
(los etólogos y los expertos en comportamiento animal podrían
explicar el sentido oculto, cultural, de determinados gestos o men-
sajes violentos en la especie humana).
En el curso de nuestro estudio pudimos observar que siempre
hay un poderoso activador que autoriza el pasaje al acto y anuncia
el episodio violento. Es necesario identificar este mensaje particu-
46 VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I.4, FAMILIA

lar en las transacciones, ya que él provocará inmediatamente


la ag
sión ñsica.
En la relación complementaria se introduce una secuencia
de
metría, fugaz, pero determinante en el proceso, ya que inf
liblemente desencadena la viorencia. Es ra activación puntuar
sim
trica.

La señmaJ. le exptica ar tnapzuta: "cuand,o Marie rne pidn permiso


pa
corur una manzana mirándome con sus ojos críticos, no pueio
soportar
intmción de hacerme pasar pm sn una marn, mad,e. su mirad.a
me resur
intolnable, y mc induu a p)gartz.".

En ln pareja F., el señor ejercía una d,ominación pmnanente sohre


mujn, definida como sirvienta. Mujer e hijos aapabán esta
situación s
p-on7la en tela de juicio ni reberarse. si ta conid,á
no estaba seruid,a ar m
diodía, como correspondía que
fuera, er señor F. y ros niños injuriaban
maltrataban a la señoraF' Er señmF. ro expricaba así: "si
estti ohosa, dua
fía mi autoridad".

Se puede observar que quien se encuentra en posición alt


descodifica elromportamienio der que esrá en posicibn
baja lomo
amenazante, porque supone que apunta a situarse
en un nive
igual o superior al suyo. para restabiecer el equilibrio,
actúa con
violencia.
En el caso cle una relación simétrica, se producen
activaciones
pufrtuales complementarias. por ejempro, durante
una escalada s
métrica, uno rle los protagonistas puede mostrar una
actitud domi
nante, un seudoabandono de ra rucha o bien una
seudosumisión
El efecto de estos mensajes será determinanrc
para que se ponga en
marcha la acción violenta.
La relación simétrica se manriene en un equ'ibrio
-Todo.aumento de poder de uno u otro obiiga a unrigidificado.
i"nmediato
reequilibrio, so pena de deslizarse hacia una reLción
compremen-
taria que ambos están muy lejos de poder aceptar.

Michael, de 10 años, hace tropaar a su madre interfirimd.o


en su mar-
cha. La madre lc pegaferozmen.le ,,Ntara poner ord,en,,,
pnoeI niño se resiste,
ORGANIZACTÓN REI.ACIONAL DE T.AVIOLENCIA 47

t ln mad,re necesita pedirln ayuda a su marido. La señora G. expkca que


'Michael itesajía perm,anmtmtsnte su autorid'ad. En tal¿s circunstancias, la
..r,
Michael la pone totalmmte fuera de sí'

detami,nado mommto, él exige una res-


Julim y christine disattm. En
puísta, pno elta no contesta. Este siLencio proaoca la cólzra deJulien, quien
'pasa
al'acto. En la sesión de tnapia Ie explica aI trrapzuta que el sibncio d'e
Christine era una señal de desprecio.

Tanto en el primero como en el segundo ejemplovemos que uno


de los actores se siente en peligro ante un gesto o una palabra, que
implican para él la amenaza de un desequilibrio relacional dema-
siado grande.
Así, pues, algunos mensajes puntuales, analógicos o digitales,
funcionan como activaciones simétricas en el seno de las relaciones
complementarias, y como activaciones complementarias en el seno
de las relaciones simétricas.
Estos fenómenos deben ser analizados desde un punto de üsta
comunicacional. Más que hablar de actitudes, comPortamientos e
intenciones conviene analizar los efectos que estos mensajes tienen
en la interacción. Son señales de que eslá sucediendo algo peligroso.
El equilibrio previo, simétrico o complementario, se ve amenazado
por un gesto o una mirada capaces de romperlo. De ser así, los acto.
ies se verán confrontados con el problema de su existencia, su lugar
en la relación, que hasta entonces estaba encubierto por el statu quo.
El último punto que merece ser subrayado es el siguiente como
en toda comunicación, puede producirse una eventual distorsión
entre el código del emisor y la descodificación que hace el recep-
tor. Algunos mensajes son "reales" (emitidos realmente), mientras
que otros han sido simplemente "alucinados" por el receptor. Poco
importa que el recePtor esté o no equivocado. En uno u otro caso,
los mensajes no pierden nada de su significación y su fuerza puesto
que, ya sean reales o alucinados, desencadenan la resPuesta violen-
ta. Lo importante es que sean percibidos como a,melaaza y como
activadorés para el receptor, independientemente de la intención
del emisor.
a 48 VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES
EN I.A. FAMILIA

o Es importanrc detectar las activacion


a -
lo, a. to.á, .on rri,,ry"., la jus tifi cació"
i"t
o Ientos. Por un lado, nos muestran ,,hilo
el ":::ffiT:ffiii:X;:
con_ductor,, de quien eje
o ce la üolenciu, y po, otro nos brindan
la ocasión de echar luz sob
el sistema ae jusi'cación que lo, .o.rrt.ine
o cir actos violentos (véase "Érobcolo
y ros condena a prod
de tratamiento,,, cap. 5).
o Cuando decimos que las acdvaciones
ductor", significamos que ra intensidad
constituyen un ,,hilo co
a parada con ra uivialidad de ros hechos
de ra respues[a violenta com
o llevan a suponer que dichas acdr,aciones
invocados para justificarr
representan una verdad
o ra fractura en la imagen que cada
uno tiene de sí.
o Estas "pequeñas" activiciones
nos ponen directamenre en conracro
desembocan en grandes heridas

o desea dar de sí mismo a través de


con la imag?n q;. ;;;
sus relaciones ""l
sobre todo, con
o significación propia de tales rep.eserrtalio.r.r. /,

o Las imágenes de sí mismo están


-lo que denominamos
estrechamente imbricadas co
mapa d,el mund,o. En el capítulo
o explorarán las fracturas que muestran siguiente s
los comportamientos vioren
o tos en Ia construcción dél sistema
de creenciis de los actores y r
amenaza que representan las activaciones
o antes descritas.

o
a
o
o
a
o
o
o
o
o
o
o
a
o
O
3. EL ACTO VTOLENTO

Slsre¡,r¡ DE cREENCIAS y MoDEr.o DEr. tvfuNDo

Para vivir en sociedad y organizar su universo, el hombre necesi-


ta contar con algunos puntos de referencia fundamentales que de-
limiten el tiempo y el espacio, dándoles, directa o indirectamente,
un sentido al devenir y una connotación a los actos,vividos. Cada
persona es protagonista, testigo o depositaria de las situaciones viü-
das por ella o por los otros, y el valor que les dé a las miríadas de
acon tecimien tos depend er á de la clav e de descodifi caciín personal
o colectiva.
El hombre que vive en sociedad confiere a todo lo que percibe
un sentido y un valor para construir su propio mapa del mundo.
De hecho, poniendo orden en el conjunto de süs percepcio-
nes, realiza operaciones de distinción y construye su universo
cognitivo.
Sin este ordenamiento no le sería posible sobrevivir y estaría
constantemente amenazado por un caos destructivo, Cuando reali-
za este orden les atribuye un valor singular a los objetos percibidos;
después les otorga un valor absoluto, "real" e inmutable, en el cual
cree.
Dicho de otro rnodo: el hombre, a través de sus receptores sen-
sitivos, recoge informaciones sobre sí mismo y sobre su entorno.
Después procede a descodificar tales informaciones, asignándoles
un valor arbitrario, ya que depende de su propio sistema de
descodificación. Construye, entonces, el mundo que le conviene,
VIOLENCI,A YABUSOS SEXUALES EN I.A, FAMILIA

recreando una realidad que será la suya y que, seguidamente,


h
brá de compartir.
crea así una realidad verdadera que organiza sus acciones y s
pensamientos. El modelo del mundo es el mapa que le sirve
pa
situarse en la realidad, igual que le sirve er ,'upu á. determinad
territorio al üajero que necesita saber dónde .. a.r..r.rrtru.
El término "modelo der mundo" puede designar er sentido
su
jetivo y singular dado a las percepciones, el orden dado
a ros objeto
percibidos, o bien el valor relativo comparativo dado
áb¡
tos, relación única y subjetiva que se eitablece en el "curso
"rto,de
ra
suc.esivas percepciones, distinciones y experiencias.
Un sistema de creencias es más que un modelo del mundo, y
que supone haber integrado .., ,,,
-up" un orden del mundo esta
blecido por las generaciones precedentes, er que por otra parte
re
sulta compatible con la propia crave personal de áescodifiiación.

-los Cuando el conjunto de Ias experiencias üvidas por sí mismo


otros a lo largo de muchas generaciones se articura de mod
y po

coherente y funcional, constituye un sistema de creencias


al que l
persona se atiene y del que se vale para actuar.

AunNnze y RUpruR{ DEI. stsrElúA, DE cR-EENCLq.s

Ahora_podemos comprender el concepto de amenaza y de


rup_
tura del sistema de creencias.
Como es obvio, cada persona pone a prueba su propio sistema
de creencias, lo que moviliza y porr. enjuego estrategias de
acomo_
dación o de defensa y también mecanisriros que posibiritan
las trans
formaciones, en el propio sistema y en el del otro.
El encuentro de dos seres, ambts poseedores de un sistema
de
creencias diferente, nunca es un hecho triüal. Tampoco
lo es el en-
cuentro de dos seres cuyos sistemas de creencias se parecen.
-las En efecto, puede ser que el motor más poderoro pu.u movilizar
masas consista en conciriar, con un máximo de coúerencia
inrer-
na, los sistemas de creencias de todos los individuos.
Todo sistema de creencias, e incluso toda ideología, posee una
fuerte coherencia interna, una suerte de coraza protectora
contra
ELACTOVIOLENTO

depara la confrontación con otra realidad. ¿Cuán-


las sacudidas que
to dempo fue necesario para que se acePtara la redondez de la Tie-
rrz?
Un sistema de creencias no necesita ser compatible con la "reali-
dad", pero tiene que tener una lógica y una coherencia interna que
justifiquen su existencia, y un mínimo de cohesión con el consenso
colectivo.
Las contradicciones carecerán de importancia mientras las su-
cesivas redefiniciones del contexto garanticen la permanencia de
la lógica utilizada;pero cuando estas redefiniciones son imposibles
la
coháencia se rompe, )¡ entonces es preciso efectuar acciones de
acomodación. Gracias a éstas, y mediante síntesis creativas e inédi-
tas, se realizan nuevas integraciones que a sü vez se vuelven compa-
tibles con el sistema de creencias y lo modifican, haciéndolo evolu-
cionar. cuando la acomodación no se puede llevar a cabo, se plan-
tea una situación de ruptura inminente del sistema de creencias y,
por ende, de la idea global que la persona se hace de su propia exis-
tencia.
Puede decirse que la madurez del espíritu es la facultad de acep
tar la singularidad del otro, reconociendo su sistema de creencias
sin querei reducir las diferencias. La tolerancia del prójimo y el res-
peto, por ejemplo, son manifestaciones de acomodación creativa de
los sistemas de creencias.
Las guerras, las persecuciones, la intolerancia son expresiones
crueles de la barbarie del hombre, consecuencias de la rigidez de
los sistemas de creencias incapaces de operar síntesis y acomo-
daciones creativas.'

Nonuet.IzecIóN vecro vlol-ENTo EN su coNTEXTo

Los actores de comportamientos violentos Pertenecen a la cate-


goría de personas que viven las diferencias como amenazas. En qier-
ias pare¡as resulta impensable que uno pueda decidir algo o tomar
una iniciativa sin que el otro se sienta en peligro.
Los sistemas de creencia que hemos encontrado en los casos de
violencia contenían muchos modelos formales e idealizados: cómo
o VIOLENCIAYABUSOS SEXUALES EN LA FAMILIA
o
a debe ser una buena familia, cómo deben ser un buen bebé y
un
o buena madre, etcétera. Estas personas viven encerradas en morde
de exigenciaso expectativas inarcanzables, que el comportamient
o de cada uno de los miembros de ra pareja pone en evi-dencia. par
o no perder las ilusiones y ocultar las dolorosas incoherencias de
su
o construcciones, algunos se ven obligados a reducir al otro al silen
cio o a,impedirle que muesrre las diferencias. cuando el propio
io tema de creencias está amenazado en su coherencia, sÉ por.
si
.r
o marcha una acción dirigida a normalizar ,.la otra realidadi.
.un
o El acto violento p"..q" ser interpretado como mensaje
analógico de normalización del otro"b, incluso, como "una acción
o que apunta a normalizar la otra realidad".
a La característica fundamental de este mensaje analógico o est
acción es que responde a una consigna prioriiaria de iormaliza
o ción, vale decir hacer que er otro se conforme ar propio sistema
o creencias.
de

o
o
o
a
a
o
o
a
o
o
a
o
o
o
o
o
o
o
4. TEORÍÁ DEL REIA,IS

aiolsncia. Marido y mujn


En ta familia F. abundan las situaciones d¿

d,isputan cuand,o éluuelue tarde de su trabajo desfuh de habn bebido d¿ más


en'un bar csrcano. Ambos mantienen una rel.a,ción simétrica, riaalizando en
el desprecio d,e sí mismo y del otro. La señma F. pimsa que ningún otro hom-
bre pidrta amar a una mujrr tan poco "amable" y el señor F' dice que
sólo

utá mujer puede soportar a un homhre tan poco respetuoso. Ella acepta tu
prohíbe tlue
d.as las injurias 1 las faltas de respeto de su rnarido, pero lz se

dirija a los niños de manna autmitaria.


Ind,efectibtemente, durante las disputas el señor F' toma a los niños
como testigos, la señora F. reacciona aiolentamrnte, ! e??tonces se golpean
hasta que ella llama por teléfono a su padre, que uiae a muy poca distan-
cia. Eí pad,re d,e la señora F. intmtiene, d,etiene la escalnda de uiolencia y
recrimina a, su )erno y a su hija. Estos, como dos niños delante de un pa-
dre protector, Ie prometen no uolan a reñir. Obuiarnente, vueluen a pelear-
se, y el pad,re*uegro auelae a intmtenir cuando está por irntmpir o
ha
inumpido la uiolencia.

En este caso, como en tantos otros, hemos observado que ade-


más de los actores y los participantes hay una tercera instancia, for-
mada por parientes cercanos o vecinos que intenienen en la inte-
racción üólenta. Aparentemente, el tercero tiene o se propone la
misión de detener la üolencia, pero en general fracasa. Aunque su
intervención logra que la violencia se detenga momentáneamente'
de modo indirecto impide que los actores enctlentren los medios
para pararla por sí mismos.
54 VIOLENCIAYABUSOS SEXUALES EN I/. FAMILIA

D¿z nu¿,ls AL REGtlrADou

Este funcionamiento lo hemos encontrado más especialmen


en casos inscritos en una relación simétrica, lo que resulta coheren
te con el carácter público de este tipo de violencia.
El carácter repetitivo de estas intervenciones y la frecuencia d
los casos que hemos podido detectar nos conducen a integrar
funcionamiento de la persona, a quien llamamos rektis, en la com
prensión de estos sistemas üolentos. veremos la definición de rel.a
y cómo éste nos informa acerca del lugar que a veces ocupan lo
trabajadores sociales y los terapeutas cuando intervienen en situa
ciones de violencia

Ningún sistema üviente dispone de la posibilidad de una auro


observación total ni tiene la capacidad de recabar todas las info
maciones concernientes a su propio funcionamiento. A pesar d
ello puede, hasta cierto punto, tomar conciencia de su funciona
miento anómalo. Cuanto más complejo es un sistema, mayor es s
capacidad de "tomar nota" de sus disfunciones y de corregirlas.
Si el sistema no es lo suficientemente complejo, para 'verse fun
cionar" deberá referirse a una instancia externa que le envíe info
mación acerca de sus dificultades y Ie permita regularse. Si dich
instancia externa se encuentra en el interior del sistema, éste pued
volverse autónomo con respecto a ella.
Por lo tanto, la autonomía sólo puede existir si la instancia exte
na ha sido interiorizada por el sistema, convirtiéndose en parte in
tegrante de él y provocando un aumento de su complejidad. La c
pacidad de integración del sistema lo melve independiente co
respecto a las instancias dirigentes de las que antes dependía. En e
nivel social, esta instancia exterior está representada por la ley. po
ejemplo, un automovilista que respeta los límites de velocidad, lo
hace por miedo a los controles o por su propia convicción. En am
bos casos hay autorregulación e interiorización de la regla, gracias
lo cual no hace falta poner un policía en cada coche.
Cuando se ha llevado a cabo este proceso, la instancia externa
irrteriorizada se convierte en un regulador.
TEORÍA DEL R¿I,41S 55

Figura 2. Esquema del relais


o VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN IA FAMILIA
o
o El funcionamiento der relais también aparece en ra
educativa. Es clásico escuchar que los padres
relació
o digan a sus hiior, po
ejemplo: "Estás nervioso, tranq-uilízaté un poco" .,Estás
o a lavarte las manos". Estos mensajes son propios
o sucio, v
de una etapa e
o la que cabe imaginar que el niño áún ,ro li..r.
la comperencia ne
a c-esaria para ejercer ra autoobservación y ra
autocor...iiór,. Los p
dres, entonces, son la tercera persona exterio,
o que re envía al si
tema niño imágenes capaces de inducir el aprendizaje
de la auto
a observación y la autocorrección. Mien¿ras el nino.,oiuyo.Jq.riri-
do esta habilidad, los padres cumplirán la función
o tor.
a" .ri"¡o ,.n.._
o sabemos que cuando el niño empieza a adquirir
la capacidad d
a corregir su propio comportamiento, Ia intervención
persona se vuelve menos necesaria y tiende a
de una tercer
o hasta desaparecer casi por completo.
hacerse episódica

a Por lo tanto, la autonomía está en relación con


la capacidad
o que tenga el sistema para incorporar las instancias
las que antes dependía.
dirigentes de
o Una vez que el niño posee su propio sistema de
regulación, e
o -
relaisya no necesita seguir funcionand^o. La
comprejidaá y iu
I rez_marchan a la par de la capacidad de .egulacióri.
Los reguladores tienen ra iunción de controlar
^ua,r-

O -lentos, desarrollar los impursos vio


la auronomía y permitir er proceso dé socializa-
o ción'_La "responsabilidad " es un ejámplo de
lo que se entiende por
o reguladores adecuadamente incoipoüdor.
fácil imaginar que los p.o."ro, de interiori zaciónde
a -ladores
-Es
fracasen en ciertos iontextos de aprendizqie
los regu_
perturbado, o
o bien que algunos contextos particulares, como
el del alcohol o la
o droga, obstaculicen o disminlryan la capacidad
Esto nos interesa en la medidu ..r qrr" la
de regulación.
o problemrtica de la vio-
lencia nos obliga a inter-rogarnos sobre er no-funcionamiento
de los
o reguladores' La experiencia hace que ros
u'os pasen ra función de
o relais a los otros sin centralizar su tiabajo,
gulador en el sistema cliente.
más bien
"r,
irr¡".t". .l ,.-
e
o
o
o
o
TEORÍA DEL REI/IS

R¿l¡r.s Y ecto uoLENTo

Según las definiciones usuales , un relais puede ser:

1) Un Iugar o una persona intermediaria entre otras dos.


2) Un vparato destinado a producir determinadas modificaciones
en un circuito cuando en ese mismo circuito se dan ciertas
condiciones.
3) Un dispositivo que retransmite la señal que recibe, amplificán-
dola.
4) Un dispositivo que controla la intensidad de la corriente en el
circuito.

El relais hace las veces de puente (en ocasiones, con una acción
deformante) entre dos polos, y además ejerce un control sobre la
corriente que pasa.
Por lo tanto, es sensible al lugar intermedio, a la relación, a las
tensiones de la comunicación.
Antes de ir más lejos querríamos proponer otra idea. Cuanclo se
establece una comunicación entre dos personas, la relación entre
éstas es simétrica o complementaria. En ambos casos circula una
"corriente comunicacional" con un grado de tensión óptimo, que
tiende a la estabilidad. Hay un grado de simetría o de complemen-
tariedad que satisface bastante bien a ambos actores y les permite,
durante un tiempo, no Preguntarse quién decide o quién controla.
Nuestra hipótesis es que existe un conocimiento inconsciente de
la "dosis" de poder que cada uno necesita para que el problema
de la relación no invada constantemente sus intercambios'
El relais se activa cuando detecta una perturbación en lo que antes
hemos llamado "estabilidad ideal de la relación". Por lo general, su
intervención apunta a evitar que se amplifiquen los fastornos que
dieron origen a la señal. A modo de ejemplo, podemos citar el caso
de alguien que no reacciona cuando oye los gritos de sus vecinos,
pero que sí lo hace tan Pronto como le llegan ruidos de objetos rotos.
Según se verá a continuación, la constelación familiar, los traba-
jadores sociales, la policía o lajusticia pueden desempeñar el papel
de relais.
I¡IOIXNCIA YABUSOS SEXUALES EN IA FAMILIA

Por ejemplo, Piene y su mujer d,iscuten. Lucie, su hija de l I años,


ll
y empieza a presentar una crisis de asma. Los padrei dejan d.e reñir y
ocupan_d,e ella, to que significa que Lucie actia como rálais
ertcaz en
sus padres. sin embargo, con er paso der tiempo su
función de rerais
tenimdo cada uez menos éxito. un día et pad.re ammaza con pegarlc
a
mujn, pno los síntornas somáticos de Lucie ya no calman la iiotencia
q
tlr"a- eierce contra la mad,e, y entonces ta-niña pid.e ayud.a
a los uecin
Eüos intmtienen y
frenan ra uior¿ncia conyugal. poutaíinamente aan c
airtiándose m relais y sustituym a Lucie cad,a uez que ella lo
solicita, ha
que terminan pm cansarse de esta pesada tarea, reñuncian
a tafunción
relais ¡ no acuden al llamado de Lucie. En ese momento, tras
otra dispu
aiolcnta, interuiene la poticía y se lleaa d¿tenido a piene.

como puede comprenderse, el rerais permitió que el sistema s


-breviüese durante un tiempo más o -.rrt. hrgo. ü frr"ru a pedid
de la pareja o espontáneamente, durante años intervinieron
m
chas terceras personas, que hicieron de mediadores y
terminaro
por instalarse como relais.
El relais es sensible al aumento o la disminución de tensiones
d
sistema relacional en el que interviene. A veces el sistema
lo infb
ma directamente, como cuando uno de los miembros implicado
llama por teléfono (ejemplo precitado) para que arguien
deteng
la disputa.
cuando se modifica el umbrar óptimo estabre, er relaises activa
do por el sistema e interviene inmeáiatamente antes (sobre ras
a
tivaciones puntuales), durante o después del acto violento.
En los dos primeros casos, ra acción der reraisconsiste
en bajar l
tensión a-su nivel óptimo, vale decir permitir que el
sistema ,rp.r
el umbral crítico yr,'uelva a un estado de equiliÉrio
que no amenac
su existencia.Talvez la persona o la instancia que
intervienen pue
dan parar la üolencia, pero al mismo tiempo .uit
a las partes e
tener que hacerlo por sí mismas. De este modo, el 'sistemi
sosray
el aprendizaje de los comportamientos de contención,
y ya no ne
cesita buscar sus propios recursos para detener la viorenci
í. Er rerai
condiciona la duración del sistema y se conüerte, por
ende, en par
te integrante de él' Ar gvital los aprendizajes, er reraispued.einterve-
nir y debe seguir haciéndolo
TEORÍA DEL REIf,{IS

Sostenemos que la existencia del relaishace posible la repetición


de secuencias que conducen al acto üolento. Al quedar restableci-
do el nivel óptimo después de cada crisis, el sistema tiene garantiza-
da su continuidad.
Además, se ha de considerar que aunque el sistema violento ne-
cesia del relais, también éste necesita de aquéI. Abundan los ejem-
plosdepersonasl]'ePuedencalmarlainteraccióndeunapareja
erl crlsls, pero son rneficaces en el marco de su propia familia'
De hecho, el relais existe siempre y cuando el sistema lo active,
atribuyéndole esta función. Aquí es donde confluyen los intereses
recíprocos: el de los actores violentos, que no quieren crecer, y el
dei relais, que busca ser "considerado" y reconocido por sus servi-
cios. Esto es particularmente frecuente cuando el reLaisforma Parte
de la red familiar.
A cualquiera puede ocurrirle que alguien solicite su presencia
en una interacción üolenta, y que se vea obligado a intervenir como
tercero para separar a los contendientes, brindar protección, etcé-
tera. Pero lo que carlcteriz2-al relais es que tal funcionamiento se
melve sistemárico, y que el individuo se paraliza en tal función.
Por ejemplo, un.niño se activa como relais cadavez que empie-
za a generarse una interacción violenta entre sus padres. Esta fun-
ciónle da un sentido a su propia existencia, con todos los "benefi-
cios" pero también con tádai las consecuencias inherentes a su
posición.
Consideramos que el rel.ais ocupa un lugar estable y se integra en
el sistema relacional. El tercero interviene, sirve de mediador y po-
sibilita una triangulación esporádica, pero no queda integrado de
manera estable.

R.tt us E INTERVENCIoNES soclALES

Después de haber definido los conceptos de tercero, relaisy re-


gulador, podemos proceder a identificarlos de maner:a precisa'
Según se observa en la figura 2 (página 55), cuando dos polos A
y B están en comunicación, puede haber tres relnis, situados en tres
niveles diferentes, involucrados en la relación.
O ITOLENCIÁ \,ABUSOS SEXUALES EN
I-4. FAMILIA

o
a o"l?"iJ!í!,;XTf i.1: i :,1':f: :: :: :Í,u..' u, a u ón, s p os ic i p

o s s p. J. . :":t"::ffi ': jH*"",i*ffi :


",i:Tffi;.
r o do t

o ".
moflifica la caridad de la relación, e intervienen
con er fin de ev
o .una ruptura o una crisis.
a . sr. trata de integrantes del sistema familiar o bien pertenece
la red.socialtontigua a la familia (familia
extensa, vecinos...).
o
a 2do. niael: se trata de individuos
su red, que se activan como relais
exteriores al sistema familiar
o muestra ineficaz.
cuando el nivel precedente

o Al igual que ros der primer niver,


inrervienen sobre Ia rerac
a cuando se ha producido una desestabilización
relais pueden ser los asistentes sociares,
amenazante. Es
o tal, el terapeuta o los grupos de asistencia
los servicios de salud me

a red perifamiliar.
y de a¡rda incluidos en

o 3n' niuer: se trata.de personas pertenecientes


o c.iones (policía, justicia, hospitari,
a diferentes instit

o duos y no sobre la relación.^Apuntán


que intervienen sobre
indi
a separar, interrumpir la c
ros

o municación enffe los.dos polos. Ejercen


más bien un ,,tratamiento
a de reparación o sanción ¿et in¿ivlduo
relación.
que un ftatamiento sobre

o
o Un trabajador social o un terapeuta que
actúan como relais
a rren el riesgo de instalarse en esti posició.,
riosl' satisfacen sus necesidades psicológicas
cuando los ,,beneficia
o alienado en su funció n d,e relais,.orrtrib,rlre
personales, cuand.o
a laestabilidad del siste
o ma, o cuando no en(
o erapoyo.ne..,.n*f lff 5ifi .':,ü.Ji3:ilÍffiTl?#i"",,'":
ción evolucione.
o
o
o
o
a
o
o
TEORIA DEL R¿:¿,AIS

R¿l".t¡s Y r¡R¡'PtR

El rol del relaisno negativo en sí mismo, pero puede serlo si la


es
persona cae en la trampa de este funcionamiento o si éste respo¡de
i ,us p.opios intereses y beneficios.
euecei el trabajador social o el terapeuta tienen que pasar inelu--
diblemente por el papel de relaispara "entrar" en la situación¿' esta-
blecer, por ejemplo, las condiciones de seguridad necesarias para
el desarrollo de una terapia. cuando una familia en crisis pide ayu-
da a un terapeuta o a un asistente social, al mismo tiempo le confie-
re la función de relais. El terap'euta no debe rechazat esta función,
que puede constituir un paso estratégico, sino que ha de servirse de
.ilu putu llevar el sistema a condiciones que permitan un cambio'
En todos estos casos se apunta a que los actores encuentren o
aprendan sus propios sistemas de regulación y que el trabajador
social o el terapeuta no se conüertan en tanto que relais, en patte
integrante estable del sistema.
El operador debe concebir su tarea como una estrategia destina-
,.injertar" el regulador. Esto le servirá al sistema cliente para
da a
frenar los desbordes violentos, y al sistema terapéutico Para no
eternizarse en la funció n de relais. Como veremos más adelante, el
regulador reemplaza la función de relais.
5. TERAPIA DE I-A.VTOLENCIA

Según lo muestran numerosas observaciones, todas las personas,


.n ,r".o-portamiento hormal, utilizan a diario estrategias muy efi-
.u.., putu .vitar la escalada que conducíría ala violencia'
Loi protagonistas de la violencia familiar las emplearían de ma-
,r"ru páb.. i insuficiente. Nos parece importante describir tales
esrarlgias porque se sitúan en la frontera de lo intuitivo y lo tera-
péuticJ, y rlsulia muy útil comprender los mecanismos "normales"
qrr. poriúititan el control de la violencia o, más radicalmente toda-
via. el abandono de la violencia en la relación'
Por otro lado, parece factible utilizar algunas de dichas estrate-
t- espontáneas con fines terapéuticos.
gias ,-
La experiencia muestra que existen dos maneras de salir de la
violencia. En algunos casos la marcha hacia la üolencia se detiene
proüsoriamenté, para luego repetirse de la misma forma. Cuando
io-u' conciencia de su irrupción inminente, los actores encuen-
tran los medios para prevenir el acto violento, aunque sin modificar
las condiciones que conducen a la violencia'
Puede decirse, entonces, que estas salidas evitan la üolencia sin
resolver la problemática. Son las salidas de nitación'
Existe uña segunda forma para escapar de la üolencia, en la que se
riende a modi-ficar las condiciones de su aparición. Estas salidas intro-
ducen diferencias que vuelven muy dificil el r¡so de la violencia, ya sea
en el momento mismo o más adelante. Son las salidas d¿raoluciÚn.
En resumen, diremos que las salidas de euitaciónsirven para im-
pedir la emergencia del acto violento, pero sin cambiar las con-
o VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I-A. FAMILIA
o
a diciones que provocan su aparición. Las saridas de resorución
bian las condiciones que hacen que el acto violento
ca
a bable.
sea muy pr

O protagonistas de la üolencia familiar emplean diferentes


s
o lidas de evitación, según se encuentren ligados po.,rru
métrica o complementaria. En cambio, las salidas de
relación
a parecen ser las mismas en ambos casos.
resolució

o Naturalmente, varias saridas de evitación son utilizadas


simurtá
a neamente y de una manera complemen:.ariay alternativa
go relacional interpersonal.
en eljue
o
o
a Ser.lnes o¡ nr,rreclóN

o Las salidas de eaitación en la relación si,métrica


a
O cuando dos personas se hailan vinculadas por una relación
. simé
trica utilizan determinadas estrategias para.rritu,
o presentaría en forma de agresión según lo explicamo,
ra violencia que s
pr..Ld.rr
o temente.,
a sin duda, tales técnicas son eficaces, ya que sin e'as
er mundo d
o las relaciones humanas sería un p.rr.ru.r..rte
campo de batalla.
He aquí algunas de las formas que revisten las salidas
a ción:
de evita

o
o -En
ciertos casos' uno de ros miembros de la pareja
donar momentáneamente la simetría para ponerse
puede aban
o complementariedad con respecto a Ia otra. ^Es la salida
en posición de
iompretnmta-
o ria:pese a la simetría, er sujeto acepta la superioridad
del ot o, adop
a tando la posición inferior.

e -una forma indirecta de detener la escalada simétrica consiste


o en utilizar un síntoma.: el-sujeto no acepta t".,rp.rioiiaua,;;;"
,"
o sustrae a la relación simulando, por ejemplo, ,rn
sufriendo síntomas reales, .o*o rru.risis de asma.
dolo. d" .rb"ru, o
o
o
o
o
TERAPIA DE T,q. VIOLENCIA 65

veces, en una disputa, uno de los miembros de la pareja


-A
abandona el lugar, va a beber algo, rompe un objeto, fuma un cig-a_
rrillo, etcétera. Ambos saben que tal maniobra, que es siempre la
misma, sirve para evitar la üolencia. Estas acciones en forma de ri-
tual triangulan la relación. una tercera posibilidad para eütar la
üolencia es, pues, el ritual.

veces ocurre que otra persona se mezcle en la disputa. En


-A
ciertas parejas es habitual pedir ayuda a los vecinos, amigos ó parien-
tes para rirediatizar la relación. Llamamos tercero aquiá hace posi-
ble que se eüte la üolencia en situaciones momentáneas.

el sistema utiliza a un tercero de manera estable v


-cuando
duradera, éste se conüerte en un relais.

-A veces, para poder abandonar la costumbre de la violencia es


necesario que la pareja se separe. En estos casos la searacian pun_
lual o la ruptura más definitia¿ son los medios con que ri hu." frente
a la imposibilidad de resolver la problemática de ia violencia.

Las salidas de nitación en la relación cornplementaria

En la üolencia de tipo castigo, quien tiene la posibilidad de en-


contrar estrategias de transformación de la violencia es el que se
e[cuentra en posición baja. Al que está en posición alta, sólo la cul-
pabilidad o el sentimiento de fracaso puedin motivarlo para tratar
de evitar la violencia_
El que ocupa la posición d,ownpued,e utilizar varias .,récnicas":

- -Po.r ejemplo, puede buscar alianzas exteriores


,la relación, con respecto a
o descubriruna pérdida de fuerza en el otro, lo que
le servirá para adoptar una porición más igualitaria y reintroducir
la
simctríaen la interacción.

evitar la violencia, la persona en posición baja puede ale-


-Para
gar o experimentar síntomas, como en la relación simétrica.
VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN Ij. FAMILIA

hay quienes se autoacusan, se autocastigan, pide


-También
perdón, en una escalada de complementariedad que apunta a q
el otro se abstenga de castigar, de golpear, de acusar. Esla sobreco
plzmentariedad.

de algunos lr.relcos en las alianzas (una madre que


alía-Después
con los niños en contra del padre) o cambios de situación d
cónyuge (pérdida de empleo, enfermedad, etcétera), el que esra
en posición inferior puede pasar a la posición superior o vicevers
Después de un comentario del terapeuta, un niño puede sentirs
más fuerte y ejercer una suerte de chantaje sobre sus padres. Es
c o m.p lz mc n t ari e d.a d. inu eft i d a.

los procedimientos d,e separaciór¿, como la hospitaliz


-Todos
ción, el ingreso en un establecimiento social, el abandono y el d
vorcio pueden ser considerados, en determinados casos, como un
escapatoria de la üolencia.

último, la intervención de un tercero que se propon


-Por
como relais, puede hacer que la violencia quede aplazada por u
tiempo. Los asistentes sociales a veces tienen conciencia de ser un
especie de frágil muralla en las interacciones violentas (véase 'Te
ría del relais", cap. 4).

El orden en que hemos presentado las salidas de evitación en l


relaciones simétricas y complementarias corresponde a una progr
sión desde la más trivial, cotidiana y funcional, hasta la más patol
gica y disfuncional.

Salidas resolutiuas posibl¿s m los dos tipos de aiobncia

. Se trata de cambios que se producen frecuentemente de un


manera espontánea, sin una voluntad ni una estrategia elaborad
pero tienen un gran interés terapéutico.
Los que a continuación se enumeran son diferentes mecanismo
que pudimos identificar en los casos de personas que han resuel
TERAPIA DE IAVIOLENCIA

definitivamente el problema de la violencia. En este caso, varias sa-


lidas de resolución son utilizadas simultáneamente.

de la lq: se trata de un cambio fundamentar,


-Interiorización
en la medida en que el sujeto reconoce una instancia superior a
é1, ala que ha de conform-arse y que le siwe para regular
su propia
violencia. Es una toma de conciencia moial y glóblir"nte del
"hecho social", o de lo que Rousseau ilamaba "iorrtruto social,,,
es decir.la necesidad de reglas comunes para "i
la üda en sociedad
y el reconocimienro de laley como principio de obediencia. El
individuo vive una descentración de sí mismo y extiende su fron-
tera personal incluyendo a los otros en una experierrciu J. p.r_
tenencia colectiva donde rafuerzaconsiste en acept¿r..r, propio,
límites.

d,elsistema d,e creencias: cuando se produce un cambio


-carnbio en
el sistema de creencias, modificándose raüsión del mundo, cambia
en consecuencia el comportamiento con respecto al otró y pueden
realizarse acomodaciones, con una mayor fléxibilidad reÍacionar
v
una mayor tolerancia ante la diferencia.

del consmso irnptícito rígido (véase "organización relacio-


nal-cambio
de la üolencia", czp.2): cuando uno de los partmairesexcede
los límites que habían sido fijados consensuarmente, el otro
cobra
conciencia de la situación, de su gravedad, y ve la realidad de
otra
manera. Esto le dalafiierzay la voluntad necesarias para escapar
de
la violencia.

de representación (representación entendida como -re-


-camhio
producción mental de una percepción anterior"): en algunos casos
se produce un cambio en las representaciones, qrr. p.r.á.
repercu_
tir sobre el conjunto der_sistema cognitivo del sujito y hacer que
éste
cambie, en consecuencia, su comportamiento.

kgado al estado (bioquímico)..cuando el sujeto vive


una-Aprendizaje
experiencia emocionalmente significativa se pioducen
anclajes bioquímicos y neurobiorógicos que condicionan urterior-
o 68 VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I-A FAMILIA
o
a S¿rtoes DE tA vToLENCIA
o
o Violencia
o
a llzlac.ión simétrica
(Violzncia agresión)
Rz la ci ón comp
(Violzncia castigo)
lzmtnt aria

a D
I E 1. Complemenariedad
2. Síntoma
l. Simetría
o E
V 3. Ritual
2. Síntoma
3. Sobrecomplementariedad
o I
T
4. Tercero
5. R¿lais
4. Complementariedad revertid

o A
C 6. Separación
5. Separación
a) internación
o ó
I 7. Explosión,/ruptura b) hospitalización
a N c) abandono
6. R¿lais
o
o Relación simérrica
(Violencia agresión)
Relación complementaria
(Violencia casrigo)
O
a D
E
l. Interiorización de la ley
o R
2. Cambio del sistema de creencias
3. Recuadro de las actividades puntuales
a E
S
o
4. Cambio del consenso implícito rígido
o L 5. Cambio de representación

o U
C
I
6. Aprendizaje ligado al estado
7. Metacomunicación
O ó
N
8. Reguladores

o
o mente su comportamiento. En ocasión de una experiencia alte
a nativa, tales aprendizajes pueden modificarse con vistas a un cam
o bio de conducta.
o quien tiene ra posibilidad.de hacer u
o -Metacomunicación:
metacomentario con respecto a la situación puede colocarse mo
a mentáneamente fuera del contexto y, por ende, sustraerse a la vio

o
o
TEMPIA DE I-A, \'IOLENCIA 69

lencia. Esta persona, al ver su propia manera de reaccionar y par_


ticipar en Ia relación, introduce un distanciamiento benéficó.

Sin embargo, lo contrario es igualmente cierto: cuando los inter-


cambios de la pareja están focalizados en los aspectos relacionales,
a expensas del contenido, esta observación permanente de la rela-
ción es fuente de üolencia.

(véase "Teoría del relais",cap. 4): son instancias ex_


-Rzguladores
teriores con respecto al individuo. unavez "interiorizados" le sirven
para regular su comportamiento, pero de manera autónoma con
respecto a tales instancias. Dicho de otro modo, una persona vigila-
da termina por vigilarse a sí misma, incorporando un medio de au-
tocontrol.

Nuestras estrategias de intervención fueron elaboradas a partir


-
de estas observaciones de evitación o de resolución "natural" de la
üolencia. Las salidas de evitación nos sugirieron las primeras ma-
niobras, que responden a la urgencia de las situacionés, a la necesi-
dad de que la violencia cese lo más rápido posible. Las salidas de
resolución nos mostraron los objetivos que deben alcanzarse para
que los pacientes o las familias ganen la mayor autonomía posible
en el control de la violencia.

Pnorocor-o DE TMTAMTENTo

cuando se trata de organizar las intervenciones en familias con


transacciones üolentas resulta necesario establecer un protocolo de
intervención. Los riesgos de que esre modelo impliqúe una visión
redu'cida son mínimos si se los compara con la ventaja que supone
el uso de etapas y referencias, en situaciones que po.t"n fa.r.u p.,r.-
ba las emociones y los sentimientos de los operadores.
protocolo, que detalla las etapas que han de seguirse duran-
-Este
te la terapia, puede ser utilizado por los asistentes sociires y los tera-
peutas que se enfrentan con situaciones de violencia intrafamiliar.
La lógica que proponemos tiene en cuenta los conceptos expuestos
en los capítulos precedentes.
70 VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I-A FAMILIA

Diagnóstico del tipo de uiolzncia (1)*

pa
En ciertos casos, quien intewiene puede tener dificultades
I
castigo. 'os e
saber si se trata de viálencia agresión o d" uiol.ttcia
mentos de análisis pueden upottut indicios en uno
u otro sentid
de su vivencia' de
Pero el relato que la p.rro,,^ tratada haga
y las intencion
hechos, ,r, pori.ión existencial, la importancia
para el dia
que le atribuya al otro, serán parámetros esenciales
son dos co
nóstico. La simetría y la complémentariedad, aunque
y
ceptos clave, no denotan un-dualismo relacional antagónico
y complemen
.l,ly.nt". Hay simetría en la complementariedad
riedad en la simetría.
obser
Ello puede constituir una aParente dificultad cuando el
dor intánta definir el fenómáno del que es testigo' Por cierto
no pue
modo de "recortar" las secuencias y de mirar los hechos
operativo es útil p
ser sino subjetivo, pero desde el punto de vista
violencia q
fundizar elánálisii hasta descubrir cuál es el tipo de
predomina sobre el otr.o.
En la violencia castigo, el castigado podría mantener veleida
que
de resistencia, pero la ielación de fuerzas es tan despareja
que la comp
mina por resignarse a sufrir la üolencia' Obsérvese
la
mentariedad no siempre significa aceptación por parte de per
na en posición baja, sino que puede serle impuestl pgt
la fuerz
Una persona puede hallarse inter
po. deierminantei exteriores.
cionalmente en posición complementaria bajay,alavez' dentro
la relación, sentirse en posición simétrica'
Cuando la persona én posición baja logra sustraerse a las im
siciones y al aislamiento, puede cambiar de posición y asumir
comport;miento igualitario. En este caso, las secuelas pueden
menos graves que si el sujeto se encuentra existencialmente en
sición b-aja sometido al dominio del otro'
A vecás, cuando se observan situaciones de violencia entre
adulto y un bebé o un niño pequeño, podría creerse que se trata

* Los números entre paréntesis remiten al cuadro I, de pág' 68'


TERAPIA DE I,q, VIOLENCI,A 7l

violencia castigo. Pero si se escucha el relato del adulto, se llega a la


conclusión de que le atribuye al niño (e incluso al bebé) una in-
tencionalidad de adulto. La relación es, entonces, simétrica, y la vio-
lencia, de tipo agresión. De todas maneras, los criterios de diagnós-
tico dependen de la posición existencial que cada uno de los acto-
res tiene en la relación.

Transmi{ir el significad,o de k by (2)

La relación con la ley es el segundo punto que el trabajador so-


cial o el terapeuta debe dejar en claro, para sí y parala familia. Nin-
guna acción terapéutica puede llevarse a cabo "fuera de la ley" en
complicidad con la familia.
Cualesquiera que sean las modalidades prácticas que se elabo-
ren para cada caso, el esclarecimiento de la relación con la ley es
fundamental, y parúcularmente importante en el caso de la violen-
cia complementaria (véase más adelante). Ésta es la razón por la
que en la primera etapa del tratamiento debe determinarse el tipo
de violencia.
Para significar la ley, ei operador trabaja en varios niveles simul-
táneamente. En primer lugar, se define como alguien que forma
parte de un sistema sujeto a la ley. Además, cuando se comprome-
te en un tratamiento es, para los otros, vector de la ley. Las fami-
lias con transacciones violentas han construido su propia ley y a ella
se refieren, excluyendo la ley general. El operador introduce esta
dimensión negada I, por lo mismo, debe abstenerse de crear un
subsistema cliente-terapeuta que funcione al margen de la ley.
Nuestra experiencia nos dice que la relación con la ley es dife-
rente según se trate de familias en las que tiene lugar la violencia
agresión o la violencia castigo.
En las primeras, la ley no es extraña. Estas familias saben que la
ley existe y la transgreden a su pesar, con un sentimiento de males-
tary culpabilidad. De ahí que se deba hacer lo necesario para que la
familia admita la ley; ella debe ser explicada.
Para las segundas, la ley carece de significación. La ignoran y vi-
ven en una paracultura donde la violencia es legítima- No hay cul-
O
o VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN Ié, FAMILIA

o pabilidad. Es de destacar que quien se encuentra en posición a


o cree tener derecho a ejercer el castigo. El operador debe dejar c
o ramente sentado que la ley existe, y que todos los integrantes de u
comunidad deben conformarse a ella. se trata, pues, de hacer sab
o el carácter obligatorio de la ley, de enmarcar el sistema dentro de
o justicia'y darle término a la excepción.
o
O Introducción del relais ( 3)
o
o En el capítulo 4 hemos explicado la función d,el reraiscomo m
o diador estable de la relación. En esta etapa, el operador hace l
o veces de relais o pide que otro cumpla esta función. se designa a
guien perteneciente a la red (familia, asistentes sociales) páru q
a proteja a los actores e intervenga en caso de intimidación o de com
o portamientos violentos.

o El hecho de introducir el relaisd.enota er compromiso de la fam


lia e' el proceso terapéutico y abre la posibilidid de utilizar recu
o sos inmediatos para controlar la violencia.

o A partir de este punto, las etapas del tratamiento se distingue


o según se t.ate de violencia agresión o de violencia castigo. Desirib
remos estrategias específicas para cada una de ellas (véase el cu
O dro "Protocolo de tratamiento" en la página 82).
o
o
o Vlor-¡Ncr¿, RcR¡sróru

o Análisis del sistemá de o.emcias (4)


o
o Es necesario analizar el sistema de creencias de los pacientes
par
e tener acceso a su lógica de pensamiento y de comportamiento,
para conocer qué idea se hacen de su lugar en el mundo con re
o pecto a los otros y üceversa.
o Afin de avanzar en laacción terapéutica, espreciso aclararcuá
o les son los modelos de comportamiento a los que los pacientes s

o
o
TERAPTA DE TAVIOLENCIA

refieren, qué modelo educativo los guía, qué condición e impor-


tancia les dan a los conceptos de obediencia, respeto, etcétera.

Frangoise, madre soltera de d,os niños dc 4 y 2 años, no soporta que éstos


no tengan modal,es conectos ) se musoan durante las comidas. La ahueb de
Frangoise, única referencia positiaa, l¿ enseñó que los niños "bumos" no
deben mousrse atando están sentad.os a la mesa. Hasta entonces, paraFran-
goise, cuestionar esta regln, equiaalía a ponn en tela de juicio a su ahuela.

(Jna mad,re d,e origen africano tc pidc al concubino que lc pegue a su niño
d¿ 8 años. Lo expkca así: "A un niño hay que castigarlo muy uiolzntamente
para doblzgailo y enseñailc muy pronto a sorneterse a la autmidad de Los
adultos. En nuestro país se azota a los niños, y ellns crecen bien y quinen a
su familia. Si no Lo hago, no cumpln con mi deber". En esta etapa, es necesa-
rio explorar qué definición de la uiol¿ncia da la famika.

Búsqueda d,e akanza (5)

Akanza con todo el sistema apuntando al cambio. El objetivo del


terapeuta en esta etapa del trabajo consiste en posibilitar un reco-
nocimiento mutuo del sufrimiento. Cada uno debe aceptar que no
sólo el otro debe cambiar. El terapeuta tiene que mostrar la singula-
ridad de cada uno, pero también su implicación y la responsabili-
dad en cuanto al surgimiento de laviolencia. Si se alcanza esta meta,
luego se puede definir la violencia como un fenómeno interactivo.

Introd"ucción de un tercero o de un ritual (6)

Tercero: se trata de utilizar los recursos de la red natural del pa-


ciente o de su familia, averiguando si sería posible activar a alguno
de sus miembros a fin de que intervenga en caso de interacción üo-
lenta.
Este tercero puede ser un miembro del sistema. Debe tener el
poder, la "neutralidad" y la disponibilidad suficientes para interve-
nir en la relación dual de las parejas en simetría y evitar la violencia.
VIOLENCIAYABUSOS SEXUALES EN I-1q. FAMILIA

Por ejemplo, se puede propiciar la intervención del padre pa


bloquear el comportamiento-agresivo del niño hacia su inadre
viceversa. El tercero se compromete a proteger al niño y, si Ia ü
lencia continúa, denunciarla.
Ritual:los rituales que aquí proponemos se sitúan después de
escenas de violencia o las disputas que podrían haberse eütado.
Estos rituales "posviolencia" apuntan a reforzar la toma de co
ciencia con respecto a la gravedad de los actos de violencia, del
frimiento infligido a todos los participantes, a canalizar la üolenc
y a subrayar la interdicción social de la violencia, su impacto y
consecuencias, de tal manera que no vuelva a surgir como una fa
lidad.

El señm M. castiga a Ia segunda hija (11 años) de su com.pañna, pero


amable con las otras. Está desocupado, mimtras que su rnujer time traba
Acepta nlaborar para terminar con la aiol¿ncia. Tras una supmtisión
asistmte social le prescribe: "Si se produce otra situación de aiol¿ncia, us
d¿be tomar dos kilos de su ropa personal y llanrlos al Socono Popular.
aa, siguiente, tru kilos, y así sucesiuamente". Al aerlo en la próxima sesi
la aiolencia había d,isminuid,o consid.erablcmente.
El asistente social procedió de modo tal que lo ropo donada representa
ucosto"
el relacional, y la acción viol¿nta correspondía a una phdida para
actqr.

R¿mcu,adramisnto d,e las actiaid,ad.es puntuales


y camhio en el consenso implícito rígtdo (7)

Rzencuad,ramimto de las activid,ad,es puntuaksl el trabajo sobre


activaciones puntuales consiste en sustituir las imágenes que dese
cadenan la violencia por otras imágenes alternativas
Se trata de bloquear el desencadenamiento automático de lavi
lencia tras la activación puntual, de introducir "desvíos" en la mec
nica de la respuesta üolenta.

En una sesión, Brigitte cuenta que daranfe un aiaje en bus inaitó a


hija (11 años), que iba de pie, o, que se sentara en sus rodittas. La niñ
TERAPI,A DE Lq, VIOLENCIA

rehusó. Este rechazo prwocó m Brigitte una crisis d¿ colna y d,e uiobncia
contra su hija. Brigitte la dzf.ne como d,espreciatiuay poco afectuosa. EItqa-
paila, a.aanze otra interpretación dcl comportamiento d¿ la niña: 'Conocien-
'd.o
a su hija, creo com.prmdn que ella no quiso mol¿starla o sn unafumte
de incornodid,ad para usted. Es una. maner& de manifatad¿ arnor". Brigitte
queda pnplrja. Algunas sesiones mó,s tarde, l¿ pid'e aI tuapzuta: "Dthne má's
ixpkcaciones con rapecto a rni hija, como Io hizo a propósito del aiaje m hts.
Me ayudan a no ser rnaln, con elln..."-

Carnbio m el consmso irnplícito rígid,o:el operador explica, saca a la


luz las reglas del consenso implícito rígido para desmontar el mar-
co, salir de la rigidez,hacer imposible que las parejas "ignoren" su
'Juego" y sus modalidades. Sólo de ahí en más se podrá discutir so-
bre los verdaderos temas conflictivos. Hay que trabajar sobre los tres
aspectosr bloquear los temas fuentes de violencia, cambiar el lugar y
modificar las secuencias.

Bloqueo d,e La. pausa complzmcntaria (7)

La pausa complementaria desresponsabiliza y brinda la ocasión


de una reconciliación falsa y desculpabilizante para los actores'
dado que el sistema de reparación asociado a dicha pausa casi nun-
ca guarda proporción con el acto violento. La reparación sirve como
instrumento de negación, para disimular la magnitud del acto üo-
lento. La pausa hace posible el olvido y la repetición. Por lo tanto,
' el trabajo sobre la pausa debe aPuntar a que no se la utilice más para
anular la gravedad de la violencia, que no produzca más la ilusión
de una relación buena, que va cambiar, y que por lo tanto deje de
,,adicción" a laviolencia. El operador debe proscribir la
respaldar la
reparación inmediata, y volver imposible la desculpabilización.

Piene (35 años) y Lucie (27 alt'os) riñen acaloradamemte, a, aeces


sin pod,er eaitar la aiolencia física' Explican que se reconcilian por
las noches, en la cama. Así alimentan eI ciclo uiolencia-perdón-aio-
lencia. EI terapeuta prohíbe toda reconciliación y les ind,ica abstener-
se d,e tod,o acercatniento durante un período dado. t,a pareja reduce eI
o
o
VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN Lq. FAMILIA

o número d'e disputas y contiene de rnodo más eficaz las manifestacio


o nes de uiolencia.

o [- a madre de
Joséphine golpea a su hija y grita sin asar. Luego le pid
o pndón, y dice estar nerviosa y cansad,a. (Jna aa, que ha mani/esrado s
I ane'pmtimirnto, reitna la misma escena. El terapeuta le dice: ,,jus excusa

o ynfunden a su hiia y l¿ resultan todaaía más dañinas que Ins injusticia


Le pido que d,e aquí m adelante no se discurpe rnás. Ei preciso que uste
o contmga su angustia y espne un buen rato para reanud,ar er contacto".

o
o Integración d,e los reguladmes (9)
a
a Todas las personas necesitan reguladores para garantizar su pro
pia seguridad y la de los otros, vale decir p".ulr..tri el pasaje al act
a y posibilitar la auronomía de cada uno (véase et cap. 5).
o La integración de los reguradores es uno de los medios más ef
a caces para disminuir las respuestas violentas. A no dudarlo. la
frontación con el juez o la policía, la cárcel o la participación en
con
o grupos terapéuticos de hombres, mujeres o padresviolentos, sirven
a para crear reguladores en el espíritu de las personas que viven tale
I experiencias.

o _ María disputa con su rnarido, pad,re de su hijo, pmque ál es alcohólico


a Un día intmta echarh de Ia casa, lo amenaza con un ruchilto y
en med,io d

e la pelea se lo claaa en una rnano. Después de esruchart^a retaní


el tnapruta Iz reruerda k
eI incidmte
tq y b graued.ad, d¿ su acto. A continuación r
e inrlica que durante l"a sesiónfnne un esnito m el que se contprometná a no
o utilizar munca más la viol¿ncia contra su pareja. Este contrato se transfm-
o ma, pues, m un reguladm.

O
o Otras tnapias (10)

a unavez detenida la üolencia emergen otros síntomas que hasta


o entonces ella había mantenido ocultos, como depresión á fasror-
a nos del narcisismo. Estos síntomas plantean la neiesidad de
un ua-
o
o
TERAPIADE IAVIOLENCIA

nmiento másalláde la terapia puntual de laviolencia. Aquí comien-


zv otra etapv, en la que la terapia apunta a trvtar un conjunto de
problemas estructurales de la persona, la pareja o la familia, en un
sentido más amplio.

VroI-nNcIe cASTIGo

Anáksis del sistema de cremcias (4)

Antes que nada es preciso encontrar un acceso al sistema de


creencias e indagar el conjunto de creencias del actor que se en-
cuentra en posición alta. Luego, comprender la diferencia de las
posiciones que ocupan los actores: de qué modo uno y otro Perte-
necen a clases diferentes en su modo de ver las cosas, y cómo el que
domina la relación define al "otro" como objeto.
Antes de intentar una alianza con el actor emisor es preciso tra-
bajar sobre su sistema de creencias, puesto que la organización de
laalianza estratégica se basará en las "verdades" del cliente, ya sea
para utilizarlas o bien para evitar la confrontación directa con sus
modelos. Si no procedemos así, quien se encuentra en posición
dominante puede sentirse amenazado y esto a veces lleva a un re-
pliegue de toda la familia o a una intensificación de la amenazay
del castigo sobre la víctima. No es posible realizar cambio alguno
sin comprender el sistema de creencias del cliente, ni tampoco en-
frentándolo.

Búsqueda de la alianza (5)

Es imprescindible trabajar prioritariamente con el actor emisor,


que se sitúa en posición alta y dominante, Puesto que lo inverso (la
alianza con el actor en posición baja) produce una escalada de la
üolenciay desemboca en la interrupción del proceso. Por otro lado,
la familia suele bloquear bruscamente las intervenciones cuando el
terapeuta hace una alianza emocional, empática, con la "víctima".
En efecto, talalianzaes percibida como amenazar.te y peligrosa para
78 i'IoLENCIA YABUSoS SEXUALES EN I,4, FAMILIA

aquel que controla la relación, ya que al aumentar la fuerza de ra


persona en posición bajala obliga a amplificar su poder y bloquear
la entrada al sistema.
Hacer alianzano significajustificar y legitimar Ia violencia ejerci-
da sobre el otro, sino abstenerse de formularjuicios de valor y deci-
dir una opción esrratégica.
En el proceso terapéutico, el operador puede elegir trabajar con
diferentes subsistemas a fin de desarrollar y moülizar ad..rr"áu-"rr-
te las potencialidades de cambio de cada polo (padres solos,
acror
üolento solo, padre /madre violento y niño víciima, niño/adurto
solo, tercero y padre/madre violento, etcétera).
Sin embargo, a veces esta operación no logra su cometid.o, y en_
lonces hay que comenzar a trabajar únicamente con ra víctima
(niño o adulto) e integrar, cuando esto sea posible, los otros
subsistemas. Por consiguiente, el tratamiento .. org".riza de mo_
dos diferentes según que la arianzacon la persona en posición
alta
sea o no posible.

A) Si se puede establecer una alianza


con el actor en posición alta

En este caso se puede intervenir organizando las secuencias de


la manera siguiente.

Cambiar ciertas represmtaciones ( 6)

_ El terapeuta puede tratar de introducir imágenes diferentes de


las que provocan el acto violento. Algunas en las que la
üolencia aparece como equivalente dé marchitez^"táforu,
o destrucci¿n rran
demostrado ser eficaces para que el actor tomara conciencia
v bro-
queara los acros violentos. por ejemplo: .,Sin saberlo, su hiio .r,
.o'
respecto a usted, como un perro sumiso ante su amo. peó no
pue_
de ser un perro en la casa y un niño en la escuela...". El ,..up".,r"
trata de introducir una representación nueva y sorprende.rr.
d. l"
relación padre-hiio, con el fin de bloquear ra intericción üorenm.
TERAPIA DE Iá' VIOLENCIA

R¿mcuadrar las actiuidad,es funtualcs (7)

Es un medi o tan eftcaz aquí como en el caso de la üolencia agre-


sión. Por ejemplo: "Ella prefiere no hacer sus deberes porque tiene
miedo de equivocarse. Prefiere recibir una bofetada, que escribir
una tontería...". El reencuadramiento de la activación puntual
apunta a bloquear el paso al acto violento de la madre, inmediato y
estereotiPado.

Camhiar el sistema de cremcias (8)

Para introducir dudas en el sistema de creencias de la Persona se


puede inducir otra visión de la realidad, que ponga en evidencia
determinadas percepciones personales o "cegueras" que han inter-
ferido en la relación con el otro. Nuestra meta es darle la posibili-
dad de modificar su manera de ordenar el mundo ylos lugares que
les ha atribuido a las diferentes personas.

Integrar el regulador (9)

Los reguladores, según lo hemos explicado, son instancias ex-


teriores que, una vez interiorizadas, actuarán como inhibidores
del acto violento. En la violencia castigo, el sujeto \erdugo" nun-
ca suspende la violencia de buenv ganv. El comparecer ante el
juez u otra autoridad culturalmente aceptada (policía, curande-
ro, clan, familia, consejo de sabios), la promesa ritualizada me-
diante un contrato de abstenerse de infligir penitencias, la ame-
naza explícita de una internación o de la privación del derecho
de guarda o el participar regularmente en un gruPo de personas
violentas, son diferentes formas de incorporar los reguladores.
Estos cambios pueden dar lugar a la emergencia de otras proble-
máticas (como por ejemplo la cólera, el odio contra la familia de
origen, el rechazo del hijo o Ia depresión) que necesitan aten-
ción individual. Por cierto, el fin de la violencia marca el comien-
zo de una etapa en la que salen a la luz conflictos, desacuerdos,
o VIOLENCIAYABUSOS SEXUALES EN I.A. FAMILIA

o
o heridas, pesares y litigios, en un clima más propicio para el pr
o ceso terapéutico.

o
o B) Si la alianza resulta imposible

t Si tras los primeros contactos el actor üolento rehúsa el ratu


o miento o cualquier otra forma de seguimiento, si se muestra irre
o ponsable o intratable y si la alianza con él es técnicamente
impos
ble, se debe organizar una separación física y hacer ro necesar
a para proteger a la víctima y trabajar con er actor en posición
o según las siguientes secuencias.
baj

a
a
t
cambiar la representación d¿ sí mismo y ra d,e sus rernciones
con la persona uiolznta (6)

o Por ejemplo: "Sólo un-a persona muy fuerre y determinada


o -
de soportar la violencia
pue
y ras humilraciones que usted ha sufrido. N
o cabe. duda de que es usted muy fuerte, en este sentido
tiene de qu
o felicitarse...". "Probablemente usted tenga la capacidad de anes
tesiarse al dolor y al sufrimiento. Es ,rr" grur, .rrulid"d,
o fíe, porque en esre
pero no s
resulra muy peligrosa para su integri
o dad fisica y moral... "T.:I":r?
"El (eila) sabe que .*té¿ .s r,,.rte e intenta frac
t turar esa fuerza..." 1'No haber pedido ayuda antes, muestra
zay sr deseo de luchar sola contra lafuerzabrutal..."
su fuer

a
o
o Proponer modelos d,e sim¿tría relacional (7)

o se procura alentar y modificar el equilibrio de la relación


des
o igual-cambiando la posición del sujeto y buscando alianzay
apoyo
o exterior.
Se trata de brindarre el soporre de una red solidaria (grupos
o m üeres, trabajadores sociales que acompañan y defiende"n ainiRo,
de

o reinserción en un grupo de pares) en üsta de facilitar el crecimien-

a to psicosocial de aquel que ha sufrido la violencia.

o
o
TEMPIA DE I.A. \'IOLENCIA

Para elh se l¿ ha de hacer conocer su dignidad (8)

Hay que mostrarle la fragilidad del actor violento, respaldar la


decisión de cambiar la relación y convencerlo de su derecho a rei-
vindicar la igualdad. El terapeuta debe guiarse por una norma ética
clara: en ningún caso la diferencia (sexo, edad,raza, etnia) puede
justificar la desigualdad.
Se debe transmitir con serenidad la convicción de que el respeto
es un derecho que debe exigirse y al que no se puede renunciar. El
respeto e's debido, nada debe hacerse para merecerlo y por ende no
puede perderse. Cada individuo debe respeto al otro.

Cambio del sistema de creencias (9)

También la aproximación a la persona en posición baja pasa por


el conocimiento de su sistema de creencias, condición previa para
intentar las intervenciones destinadas a modificar la coherencia de
dicho sistema. Sus convicciones y la idea de que ella se hace de su
lugar o del papel que ha representado en la relación con el otro han
contribuido a mantenerla en posición de víctima. Se trata de cam-
biar la idea del destino, de la fatalidad, de la predeterminación ins-
crita en las instrucciones primarias legadas y que han sido acepta-
das como verdades inmutables.
Hay que favorecer el aprendizaje emocional de úpos de relación
diferentes de la relación complementaria, para llegai a ampliar la
red, enriquecer las experiencias y las alternativas, y reconocer los
sentimientos que impiden la autoafirmación y encierran a la perso-
na en el papel de víctima.

Otras terapias (10)

Pueden completar la primera etapa del tratamiento o situarse a


continuación de ella. Como se verá más adelante, en ciertos casos
extremos de violencia castigo, la persona en posición baja está so-
metida a una influencia psicológica que se manifiesta por un esta-
do de conciencia alterada idéntico al estado de trance.
82 VIOLENCIA YABUSOS SEXUATES EN I¿. FAMILIA

Cuad,ro 1. Protocolo de tratamimto

Violmcia agresión

1. Diagnóstico det úpo de üolencia.


2. significarla ley sociar en sustitución de la ley privada de ra familia; introducir
hacerla admitir, explicarla.
3. Introducción del rernis. asistente sociar o terapeuta con miras a iniciar
o con
nuar el tratamiento.
4. A¡álisis del sistema de creencias.
5' Alianza apuntando al cambio, con ra totalidad der sistema (padres,
hiios, c
yuges).
6. Introducción de un tercero o un ritual posüorencia (reforzar ra toma de co
crencla t.
7. a) Reencuadramiento de las activaciones puntuales;
b) cambio en el consenso implÍcito rígido.
8. Bloqueo de la pausa complementariai
9. Integración de reguladorás.
,10. otras acciones terapéuticas: cuando se ha suspendido la üolencia.

Viobncia castigo

l Diagnóstico del tipo de violencia.


2. significar la ley social en sustitución-de
ra ley privada de la familia; significar
mediante comunicación oficial; explicarla.
3. Introducciín de rerais trabajador iociar o terapeuta con miras
a comenzar
proseguir el tratamiento
4. Análisis del sistema de creencias.
5' Alianza con el actor emisor en posición alta y trabajo con er subsistema.

Si a posiblz crear la alianza: Si ln alianza resulta imposiblc:

Trabajo con la persona internación, separación.


en posición alta y otros subsistemas. Trabajo con la persona
en posición baja y otros subsistemas.

6. Cambio de representación. 6. Cambio de representación.


7. Reencuadramiento de 7. Introducir una simetría
las activaciones puntuales. en la relación.
8. Cambio del sistema de creencias. 8. Usar el concepto de igualdad.
9. Integración de los reguladores. 9. Cambio del sistema de creencias.
10. Otras acciones terapéuticas. 10. Otras terapias (véase "Terapia de
hechizo', Segunda parte, cap. 5).
TERAPLA DE I!q, VIOLENCIA

Se observa que "obedece" las órdenes del actor violento y se


abandona a su tiranía y su arbitrariedad. La violencia se ritualiza
hasta la perversión y la tortura. En estos casos, el acercamiento
terapéutico debe organizarse alrededor de la influencia de que es
víctima la persona castigada. En el capítulo siguiente se presentan
explicaciones acerca de estos aspectos particulares de la relación
violenta.
En conclusión, hemos podido observar que la violencia agresión
es más fácil de identificar. Los protagonistas son conscientes de la
situación, la violencia los interpela, expresan su temor por lo que
pudiera ocurrir y después de un episodio de agresión a menudo
piden ayuda.
En el caso de la violencia entre adultos y niños, estos últimos la
sufren, pero su identidad se halla preservada. Miran de frente a los
ojos, dicen que sus padres los golpean y con frecuencia reproducen
el mismo comportamiento, por ejemplo, en la escuela. El segui-
miento se organiza con relativa facilidad; no siempre resulta impres-
cindible denunciar la violencia ante lajusticia y es posille cambiar
la interacción. Estos casos suelen evolucionar de modo favorable.
Según nuestra opinión, la mayoría de los éxitos terapéuticos
constatados estadísticamente corresponde a casos de violencia agre-
sión.
Cuando se trata de violencia entre adultos, ambos actores se si-
túan en la misma posición existencial. Uno de ellos puede ganarla
confrontación en el registro físico, pero no necesariamente en el
registro psicológico o social, hacia el que se desplaza entonces la
simetría. Certificado médico, denuncia policial, estadía en un ho-
gar-refugio, acusaciones o represalias sociales pueden convertirse
en armas para las querellas entre los protagonistas.
En la violencia castigo existe un consenso falaz acerca de la des-
igualdad de la relación. No hay pausa, y eI acceso a este sistema es
extremadamente difícil para el operador. Ello hace que las intewen-
ciones terapéuticas tomen un carácter aleatorio, y que cuando el ua-
tamiento resulta problemático, aparezczn consecuencias graves. Es
más bien este tipo de üolencia el que da lugar a episodios dramáticos
durante el seguimiento, a raíz de los errores de evaluación que pu-
dieran cometer el juez, el terapeuta o los trabajadores sociales.
o VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I-A FAMILIA

o
o En la situación de violencia entre adultos, uno está "cautivo,,de
otro' Ya hemos dicho que el acceso a este sistema cerrado
o muy dificil.
resulta

o En el caso de violencia entre adurtos y niños, éstos tienen


gra
o ves problemas de identidad y sus vidas corren
perigro. Se trata de
niños que reproducen ra posición de víctima en todos los
o l"g-.q":
frecuentan, y que por ende viven con un sentimiento
contex

o indignidad. No se atreven a comunicar su sufrimiento,


porque
de

o creen merecérsero. Rechazan er contacto y se presentan


pables' suelen presentar algunos síntomas característicos
como cur
o automutilación, accidentes frecuentes, desnutrición, retardo
como
en e
o crecimienro psicológico y corporal, enfermedades á repetición
y
a evolución con complicaciones.
En los padres se observa una falta de sentido de la realidad,
o ausencia de responsapiligad y de percepción de
una
los riesgos, sin sen_
O timientos de culpabilidad ni remórdimlento.

o La familia cierra sus puertas, se muda, cambia de


asistente social, trivializa los hechos, siembra la
médico o de
o confusión...

o . Aquí resultan imprescindibt¿s ta dmuncia judiciar y ra inttmtención


so-

o cial,
ya que sin una obsmtación
ügrosammte inmutabl¿.
d,esde et exterim ra sitiación pnmanece
pe-

o
o Por último, deseamos advertir que no conüene contentarse
la aparente simplicidad de los ejempros presentados
con
o colo. Los rituales y las prescripci,onei no
en este proto-

o p"é:.q. haberse ganado la confianza de Liueden


indicarse sino des_
familia o de las p..ro.,",
o en dificultad. Vale decir que, como en toda terapia,
empada, del que no hablamos aquí, constituye lu
táU"¡o ae
"t del plroto_
o colo.
t."_u
o . En esta primera parte hemos tratado de permanecer en la lógica
o circular, a fin de pod-er aprehender los fenómenos
en roda
de la violencia
complejidad y aplicar el concepto de responsabilidad
o -su
tanto al "verdugo" como a Ia ,\¡íctima".
o Si no se piensa que cada uno es responsable
de su destino, nin_
o guna terapia, ningún cambio resultan posibles.
Por otro lado, hemos podido comprender hasta qué
o punto la
o
o
TERAPIA DE IAVIOLENCIA ó5

violencia implica y supone la participación de todos los actores, y


cómo el hecho de señalar tal participación resulta benéfico para
todos.
Estamos, pues, ante una perfecta ilustración del efecto "sisté-
mico".
Sin embargo, a menudo hemos observado que las situaciones de
complementariedad extrema entrampan al actor situado en posi-
ción baja, enredándolo en una relación psicológica particular que
trastorna su conciencia. Los abusos sexuales intrafamiliares, en par-
ticular, nos han parecido violencias desigualitarias, con una eviden-
te falta de capacidad crítica y de análisis por parte de la víctima.
Por consiguiente, nos resultaba dificil conservar el término "ac-
tor" para designar a las víctimas, ya que no correspondía ni alarea-
lidad fisica ni a la vivencia de la persona sometida.
En la segunda parte utilizaremos entonces los términos 'Vctima"
y "abusador" para designar del modo más preciso posible esta rela-
ción de extrema desigualdad, en la que la víctima está presa en una
interacción que le impide toda posibilidad de escapatoria en el ni-
vel físico y psicológico.
Como antes, la lógica circular no pierde aquí nada de su fun-
cionalidad, ya que sigue ayudándonos a comprender las interaccio-
nes duales y familiares, y a construir un protocolo de tratamiento.
Segunda parte

ABUSO SEXUAL E INCESTO

El transeúnte : "
¿De un hornbre que no ue, qué
ayuda esPerar?".
' Edipo: "Mis palabras no serán ciegas"'

Sóroclss, Eilipo m Colono


o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
ALGUNAS PRECISIONES A MODO DE PREAMBULO

Rrr.qctóN CoMpLEMENTARIA Y ABUSo sEXURl

Como se explicó en la primera parte de este libro, consideramos


que la üolencia puede adoptar dos formas interactivas esenciales:

Laüolencia agresión, que se manifiesta entre dos personas que


- participan en una relación simétrica.
La violencia castigo, que surge entre dos personas que ParticiPan
- en una relación complementaria.

En la segunda forma, la violencia configura una sanción infligi-


da por uno de los actores, que desde el punto de vista feno-
menológico adopta la posición superior con respecto a1 otro, defi-
nido como inferior. La relación se orgl@
dencia de que
"t¡o.@¿ifet."t"¡.f
que uno puedl aE5llirse plerrgg+YaLs, g?re el :ilo
Podemos asdéiál?TTffiiéláción en la que aparecen los abu-
sos sexuales con la forma más extrema de la üolencia castigo, y en-
contrar en las relaciones incestuosas las características de la comple-
mentariedad morbosa.
En las obsewaciones clínicas hemos visto que, en el marco de una
relación complementaria rígida, las personas sometidas aceptaban,
contrariamente a lo que cabía esperarse, los rituales de violencia im-
puestos por el agresor, y asimismo cómo mujeres maltratadas retor-
naban 'loluntariamente" con sus cón¡rges, Para sorPresa de todos,
comporlándose como si sus espíritus hubieran sido colonizados.
90 VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I-A, FAMILIA

En los casos extremos de violencia se observa una reración d


dominación en la que el espíritu de uno es "captado" por el otro. L
víctima presenta una modificación de su estado de conciencia, ca
racterizado por pérdida de la capacidad crítica y focalización restric
tiva de la atención, es decir que se encuentra bajo la influencia y e
dominio abusivo de quien controla la relación.
Dicho de otro modo, la persona entra en ur estado de trance
prolongado, de hipnosis no convencional, que puede perdurar aun
después de haberse interrumpido la relación.
A esta relación psicológica en la que uno ejerce un dominio abu
sivo sobre otro, la denominamos "hechizo". ia relación de hechizo
puede crearse por efecto del terror, laamenaza, laüolencia, la con
fusión, etcétera.
Los abusos sexuales intrafamiliares suelen producirse en un cli
ma de terror y de violencia, pero también pueden ocurrir en in
teracciones donde resulta dificil identificar y descubrir las presiones
que se ejercen sobre lavíctima. Aveces se habla de "seducclón', para
trafar de designar la relación particular que liga al abusador y su
Y.qTu, pero nos parece que este término no contempla el estado
de falta total de libertad descrito por las víctimas.
Para caracterizar la relación entre er abusador y la víctima prefe-
rimos utilizar el término "hechizo", y lo conceptualizaremo, a fir, de
que se pueda comprender la dinámica interactiva del abuso sexual.

INc¡stos ANTrcuos E rNcESTos AcruAr.Es

Tan pronto como se revelan ros abusos sexuares cae la ciudadela


familiar y se desencadena una crisis que involucra a todos los indiü-
duos pertenecientes a la familia. El temor a las sancionesjudiciales,
las condenas, las separ_aciones, los reproches y la vergü.r,á.o-p.*
mete el sistema de defensa común, de mbdo q.t. .id, uno lo susti-
tuye por un sistema de defensa indiüdual, con el que trata de prote-
gerse lo mejor posible de las consecuencias de la revelación. ü.-o,
entonces madres que no pueden creer a sus hljos, padres que nie_
gan toda responsabilidad, e hijos que se acusan de iodo o si desdi-
cen súbitamente.
ALGUNAs PRECISIoNESA MoDo DE
pnrÁMsul-o 9l

Además, en la realidad, es muy frecuente que la crisis coincida


con el encarcelamiento del padre, con la internación provisional de
la víctima en una institución y con dificultades de todo tipo para la
madre y la familia.
La experiencia nos ha mostrado que Para ProPoner rntervencrG'
,r", t".upé..ticas en estas situaciones de crisis se requieren ciertas
condiciones:

*al
terapia no puede tener lugar en un contexto margen de
-la
la ley". La denunciá a la instanciajudicial es, entonces, un requisito
preliminar, aunque no suficiente;

preciso tener la certezlde que la úctima se halla Protegida


-es
en la realidad: constatarque los abusos sexuales han cesado efecti-
vamente y que la víctima está a cubierto de toda presión por parte
del abusador o su familia;

de que la intervención se sitúe en el


-independienternente
marco de una prescripción terapéutica judicial o que responda a
un pedido voluntario de la familia, se corre el riesgo de que ésta
confunda al terapeuta con la instanciajudicial, y que tenga dudas
sobre el destino de las informaciones que le ofrece al terapeuta.

En ese caso, es importante informar a la familia acerca de las di-


ferencias y compleméntariedades entre el sistemajudicial y el tera-
péutico. Én el tratamiento del incesto, el hecho de aplicar la ley,
á.tttq.t. no baste en sí mismo, es ineludible'
Muchas personas para quienes los abusos sexuales y los Drocesos
judiciales cáncluyeron ya hace mucho tiempo y donde se_hizojusti-
-cia,
siguen sufriendo las secuelas del abuso sexual y padecen una
desorlanización psicológica profunda, consecuencia de la relación
de hechizo.
Ya se trate de un incesto reciente, actual o de üeja data, el fenG
meno d(E@ constituye el problema terapéutico central'
En esta segunda parte del libro intentamos aPortar un nuevo
o VIOLENCI,A YABUSOS SEXUALES EN
o I-A. FAMILIA

o hechizo (expricado en er cap


o llil'::"i:ll,-':^9c-T:] !o'..e,o..re
4), y describir las prácticas que utiliza el abusador con miiras adomi
nar ala víctima.
o La terapia del hechizo desde esta perspectiva
o ne en el capítulo b.
particular se expo_

o Preüamente se describen el perfil de los protagonistas


pítulo l, las características de ra ieració.r, .r, él capí"tulo
en el ca_
O de la comunicación abusiva, en el capítulo
2 y las carac
,terísticas 3.
O tal es la hipótesis básica de esre rrabajo, que
/,^"::::"":^.^T-:lll_1.r,y
o / :::::::::i.l_"1]-..
conesponden a un cierro tipo de relaciói, cuyas
caracterlsticas pueden describirse de manera
o I| .Esta relación
es lo que llamamos ,,hechizo,i
precisa.

O - Aunque la situación más'ustrativa sea ra der abuso sexual, ra re-


o lación de hechizo también existe, cpn formas
ciones en las que un individuo ejerce una
diferentes, en situa-
O influen ciu ,"ng"rud,a y
abusiva sobre otro, sin que éste sJa consciente
de ello.
o
O
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
I. PERFIL DE LOS PROTAGONISTAS

Deseamos destacar los elementos que se encuentran presentes


en el contexto familiar cuando se ha producido un abuso sexual.
Tul., el6ñ?ñGEiá?ísdcamente comunes a estas situaciones, des-
criben el terreno donde pueden desarrollarse problemáticas de in-
cesto. Se toman en cuenta los aspectos psicológicos, materiales y
sociales que parecen constituir el fondo común de los sistemas fá-
miliares afectados, así como el perfil psicológico de los protagonis-
tas (padre, madre e hijos).
En las descripcionÁ referidas al esti\Cú'las familias, o a la ma-
nera como se juegan los roles y se ocuPan los puestos familiares,
hemos encontrado numerosos puntos comunes. EStoS Son, enton-
ces, signos indicadores de la posibilidad, y la probabilidad, de que
..r .-tná familia haya interacciones transgeneracionales disfunciona-
les y transgresivas.
Las informaciones recogidas no nos ofrecen la "explicación" de
los pasajes al acto y de los abusos sexuales en el sistema familiar, sino
mái bien un panorama de los contextos familiares donde pueden
producirse ubrmor sexuales, así como la posibilidad de identificar las
configuraciones relacionales que suelen aparecer en las familias con
transacciones incestuosas.

PEnru- DE tA FAMILIA Y DE LA' PAREJA

Puesto que se trata de un trabajo de tipo comunicacional y sis-


témico, abórdaremos el estilo y la estructura de las familias, vale
94 VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I!c, FAMILIA

decir los parámetros generales sobre er modo de organización


d
las relaciones familiares.
En las familias multiparentales, la separación de los cónyuges,
divorcio y el nuevo matrimonio se realiian a veces a costa de
un re
lajamiento de los lazos de firiación. gcupa el lugar
euien de padr
no es el padre, o quien ocupa el lugar de madre .,o I-" madre:
ro
",
lazos.padres/hijos ya no rienen uniundamento de regitimidad .,na
tural", y siempre pueden ser objeto de cuestionamientos.
- _El nuevo padre o la nueva madre, con el acuerdo de su pareja
deben negociar su lugar en reración con ros niños del otro.
En cier
tos ca_sos, esta negociación no puede realizarse por el rechazo
las dificultades de unos y otros. bl sentimiento de responsabilidad
del adulto con respecto ar niño puede entonces volverse dif"r;,;
igual que ciertas fronteras intergeneracionales: los abusos
sexua
les cometidos por el padrastro ion extremadamente frecuentes
(en las familias reconstituidas el riesgo de incesto
es dos veces má
alto).
En el contexto interno de estas familias la interdicción
del inces
to no se impone con igual fuerza, y ros sentimientos ambivalentes
son menos reprimidos. Así, pues, pueden observarse conflictos
re_
lacionales madre/hija por .élor cán respecto al compañero
de ra
madre.
Se advierte también una alta incidencia de abusos
sexuares en ras
familias monoparentales, frecuentemente durante las visitas
de fin
desemanaalpadre.Asimismo,enelmarcodelhogardebidoauna
ausenciarealdélamadremotivadaporéausaslaÉorales,abando-
no, relaciones extraconyrrgales, enfermedad, alcoholismo,
depre_
sión, hospit alizaciín, etcétera.
En los dos tipos de familia que acabamos de mencionar,
la des_
truccióndeloslazosfilialesolasdificultadespropiasdela.á",.-.-
turación son bien eüdentes, y pronto muestran lai disfunciones
que
pueden surgir.
En lasf2¡¡¡lias aparentemente bien estructuradas, que
exhiben
un perfil "normal", la reveración del incesto o el abuso sexuar
de manifiesto la disfunción preexistente.
pon
r
La particularidad de esras familias es la discrepancia entre
la
imagen que muestran al entorno y lo que ocurre en
su interior.
PERFIL DE LOS PROTAGONISTAS

Destaquemos que ofrecer al exterior una imagen de bienestar tiene


carácter de verdadera obligación. En este sentido, los niños deben
colaborar activamente y participar en la mistifrcación montada por
los padres o los adultos.
En este tipo de familias reina una verdadera tiranía, que a veces
es ejercida muy directamente por el padre y que se basa en la ley del
silencio compartida por todos los miembros. Alas revelaciones siem-
pre se les atribuye un fuerte matiz de peligro, porque pueden hacer
sufrir a uno o a ótro, o hacer que estalle la estructura familiar. El
padre, eñ su actitud de dominación, puede llegar a imaginar que
en el territorio familiar se aplica su propia ley y que puede sustraer-
se a las leyes de la sociedad. Hay que Proteger prioritariamente a la
familia. Se considera una traición el solo hecho de que el adolescen-
te intente üncularse a Personas de su edad exteriores a la familia.
En este modelo, el predominio del padre se acompaña del borra-
miento de la madre, Quien no puede brindarle ningún tipo de so-
corro a la hija. Después de la revelación, algunas madres siguen sien-
do leales a su marido. Por otro lado, en la mayor parte de los testi-
monios recogidos se puede observar cuán fantasmales llegan a ser
estas madres: no ven, no oyen, niegan lo eüdente, como Si se tratara
de hechos que ocurren en otro mundo. Si no están bajo influencia,
esán cuanto menos replegadas y distantes. Esto hace posible que la
hija ocupe su lugar como pareja del padre, y cumpla al mismo tiem-
po las funciones de hija, esposa y amante. El padre se conüerte en-
iorr.., en marido, amante e hijo. Padre e hlja comparten todos los
papeles.
Paradójicamente, la indiferenciación de los papeles y de las
funciones familiares puede dejar intacta una aparente Pareja Paren-
tal y conyugal. Aveces ésta es el único "superviüente" tras la revela-
ción del incesto o el abuso sexual.
En todas las familias con transacción incestuosa la interdicción
del incesro se desplaza a la de la palabra: está prohibido hablar.
El secreto se guarda celosamente' tanto más cuanto que a menu-
do lo refuerzan las amenazas verbales o la üolencia física. Más allá
de su confüsión y sus dudas, el niño no puede imaginar fácilmente
cómo escapar de un sistema del que es tan dependiente. Los objeti-
vos prioritarios son la solidaridady la cohesión familiares'
o 96 VIOLENCIAYABUSOS SEXUALES EN
I.A.FAMILIA
o
a Muchos niños ca'an para eütarre una
rizados por las amenazas muy directas
pena asu madre o atem
o estas posiciones "de sacrificio",
puruf"fur*i
del padre.
¿iti.il entender .árrro ,n
resulta
o madre que tomaba somníferos para huir
de la tiranía sexuar de
o marido, no se alarme de saber que éste
rrado en er escrirorio.con ra hiiá. verdaá
puru ,ro.lr., .;;;;; ."..
o dres semejante situación está ires
.. qrr. pu.ruffi^ -u
aUa de to imagi.ru¡É p..o
o otras funciona como una ceguera
autoprotectora.
.
o
o Le renr¡n co\MJGAL
o
o Poco se ha dicho sobre ellazo conyugal en las familias
transacciones incestuosas. Éste no co
o tiva a parrir del momenro.en que
puede sino perder ,r, .ur*u nf¿.
padre hii":;;;".ü"1."a", ,.
a espacios, puesro que la h.iia ocupá " á. lu ,.rud..
el lugar
| ,. *.r".
o pareja del padre. una unión conyugal
lo natural con respecro.al incesío,],
ró-ti¿u constiruye r-ír, o¡rta.r

o unión resulta incompatible con .,r.u ",


.on".";" il;;ii{.r. ,"
in,".u.ción
o rub:.*pgler que la problemática incestuosa incestuosa. Luego
es correlativa a una
o probleinática de pareja.
En algunos casos' ra pareja se caracteri
o dad sexual, consecuencii ¿e un consenso
za por una pobre activi

o ro convenienre para ros dos


tiene una actividad.r.},ruJ
*i.-b;;.;l:I::HH':i*::tr;
o "*r.u.orryrgal explícit". H"bié";;::
perdido la intimidad y los límites,
o írr.?.ro se inscribe como una
en esta acdvidad sexual"lconquistado.a
y sir, ,"U¡"i" ai
o ;TÍHtffl
Los factores de miedo o de dependencia
o material
o 1,"::::::_": i".".,i***
.' q11.:^:1.::i,:i il; ::ffiT i,HHi' JJ:i?a veces
:::
o
," ñuli" ;:ff;;.l,lTlll;'.ro
lJ j""
pués de revelado ff
::' * : ::el incást., p; tó; ; ;;-á" Lv¡¡/u6dr
;
¡,..: "' :^-;-;:' .;
l"-rcestomuestra,paradójicamente,lafuüadel
1..
(rcs-
de s-
o ¡¡í^^,,r^ D__^_r_, -i,o"rio
;;;;ilffi
"yugar

O i::r^: ^Tg g e_cirse que de


to en el contrato conyugal. "rs";; ;# #1ffi:l
o En ciertos casos, la pareja con¡rgal
configuración en la quá la mujer
está construida según una
o prJ*g; al marido como lo haría
o
o
PERFIL DE LOS PROTACONISTAS 97

una madre tolerante y protectora con un adolescente. En estas


condiciones, el padre puede persistir en su "incontinencia" y sus
transgresiones, a las que la mujer define como desviaciones "perdo-
nables" o comprensibles.
La mujer asume una tarea altruista de salvamento: se muestra re-
signada frente a los desbordes abusivos de su cónyuge y se aleja pro-
gresivamente de su papel de madre de sus hijos. Sea como fuere,
como padres, ambos comparten inmadurez e irresponsabilidad.

Pnn¡u. orl pe¡nr/pADRASTRo o rERcERo ABUSADoR

Aun corriendo el riesgo de una simplificación reduccionis[a, con


el material provisto por numerosos relatos y observaciones es posi-
ble trazar los rasgos más significativos de la personalidad de los
abusadores. La descripción tipológica nos servirá para dibujar un
perfil reconocible.
El hombre abusador está en un momento de su vida en el que ya
ha alcanzado completamente el desarrollo sexual, así como la capa-
cidad de discernimiento, de alerta, de discriminación con respecto
a la ley, la sociedad y la responsabilidad.
A diferencia de los otros delincuentes sexuales, se trata de hom-
bres integrados en una unidad social estable, y sus delitos se inscri-
ben en una cronología, un marco espacial y temático bien determi-
nado. Esto significa que los acosos sexuales forman parte de una
construcción voluntaria y consciente, conforme a una lógica de re-
ferencia explícita o implícita.
Los abusadores se diüden en dos categorías que corresponden a
otras tantas posiciones existenciales:

1. Una es reservada, inocua, suave, poco üril, ni expansiva ni in-


trusiva, y fuera de la familia se muestra en actitud de repliegue so-
cial. Aparentemente púdico y moralista, e incluso religioso, el
abusador envía un mensaje de fragilidad asexuada. A la hora de
definir la relación se muestra sumiso, acepta el predominio de su
mujer, y a priori puede inspirar ternura, simpatía y deseo de protec-
ción. La unión abusador-víctima se caracferiza por un estrecho re-
98 VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN T¿. FAMILIA

pertorio de intercambios focalizados en la ternura y la búsqueda


gratificaciones bipersonales.
Este tipo de abusador secaracterizapor su dulzuray su inoce
-
cia, su abnegación hacia el infante, niño o niña. La relación
seudoigualitaria, dado que la posición existencial del adulto es
fantil e inmadura, al igual que su sexualidad. El niño es venera
como un objeto puro e ideal. J
Por otra parte, se trata de individuos solitarios, con comport
mientos fóbicos, y aversión a la sexualidad adulta. Testigos impote
tes de relaciones extraconyugales de sus partenair¿s solicitan al ni
para sustituirlos y compensar el abandono y la ausencia.
Desde otro punto de üsta, cuando existe una psicopatología re
y verificable, situación que no es la más frecuente, el perfil desc
corresponde a la paidofilia, trastorno grave del comportamien
definido como una desviación sexual en la que el objeto de elecció
es un niño. Éste es la fuente exclusiva de placer yi susceptible
provocar orgasmo.
Estos individuos se integran dificilmente en una familia pe
cuandolohacen,losniñosestándestinadosaservirlesco-oob¡eto
de placer sexual. Puede tratarse, además, de indiüduos pertenecie
tes a la familia (tíos, abuelos) o "adoptados" por ésta, a quienes
les confían los niños como consecuencia de la atracción que eje
cen sobre ellos.
Debemos señalar que, en estos casos, la prevalencia de la fanta
mática paidofilica es determinante y permanente
si bien no hemos desarrollado la problemática de los abu
sexuales realizados por la madre, es en este capítulo que el tem
merece ser citado. Las mujeres que abusan del niño pertenecen
este tipo de perfil. El rasgo común con el abusador ñombre es
seducción lúdica, el amor "sacrificado" hacia la víctima, sin dema
da de reciprocidad, sin coerción ni üolencia.
Las mujeres abusadoras se benefician con la coartada de la co
sagración maternal; la erotización, la excitación y la incitación a
que están sometidos los niños a través de gestos banales y coridiano
no pueden ser, en este marco, claramente connotados com
abusivos. como es sabido, la paidofilia no está descrita en el sex
femenino.
PERFIL DE LOS PROTAGONISTAS

2. La otraposición de los abusadores es la agresiva y üolenta. La


la conquista
actitud de esü tipo de abusador tiende a la expansión,
social. Muestra su voluntad de coloni-
I'el desprecio por el entorno
la arbitrariedad' el
,ur, roit olar,iometer a los otros, reivindicando
y psicológica apa-
despotismo y latirznia. La violencia verbal, fisica
,..á .r, forma de injurias y humillaciones, de desdén con resPecto a
los débiles y a las mrijeres. Estos abusadores hacen
alarde de sus fuer-
El abuso es una cuasi
zas y su virilidad dJun modo caricaturesco'
violación.
Cuairdo existe psicopatología, se trata de indiüduos con una
es-

ructura psicopática egócéntrica, incapaces de establecer un inter-


de placer
cambio .qnitutiuo. La relación se basa en una búsqueda
respecto la experiencia de
genital sin ninguna preocupación con a

át¡.to vivida por el niño víctima'


Las motivaciones que los guían giran en torno de la venganza'
el placer de
de la afirmación dominadora o del sadismo basado en
aterrorizar Y torturar al otro'

A estas dos posiciones existenciales les corresponden formas de


sexualidad diferente: en la prime ra, es repri'midapero selectiua;
enla
segunda es normalo intensa, pero indiscriminada'
il prirrr., tipo de abusador se une fuertemente a su víctima' sin
o
frecuentar a otras Personas. Las relaciones sexuales' conyugales
el
extraconyugales son escasas o inexistentes. El objeto de deseo
es

niño, claiariente aislado de la red relacional e inmovilizado en


esta
función.
ElsegundotipodeabusadorbuscaampliarSucotodecazayco.
La
dicia a ódas las personas que pueden servirle de pareja sexual.
relación .orryogil .pif"ttómeno en medio de múltiples rela-
"r.rr,
ciones sexuales ocasionales o estables, cuyas Presas bien pueden
ser
pu.i.nt., cercanos. Lo sexual se exPone sin pudor y públicamente'
a modo de vitrina de la sexualidad triunfante del
abusador.
Este tipo de abusador se caracterizapor su comPortamiento
osa-
Filma o fotografia a los niños con
do, temeiario y sin escrúpulos'
y gocen sexualmente' les
fines pornográh.or, exigé que ParticiPen
hace .egalo"s, les da dinlro. Este tipo de comportamiento puede
conducú a los niños hacia la prostitución y la marginalidad.
o \¡IOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I-{ FAMILIA
o
o Esta evolución se comprende, dado que er impacto destruc
o sobre el yo de la víctima es masivo. veremos más adelante cómo
producen los desarreglos sensciriales y psicológicos, pero es eüde
o te que la distorsión precoz üüda por estos niños deja trazas
o las en el área de la identidad y la sexualidad.
y secu

o
o P¡nnl DE r.{ MADRE
o
o En el terreno social, muchas db estas mujeres aparecen com
madres extenuadas, agotadas y muy ocupadai por r. trabajo
o ext
rior, a menos que no las ocupe su "inteiior", e^n cuyo caso"estará
o deprimidas ci frágiles. pero no se las podría corocar a todas
en un
o misma categoría. Las hay que reaccionan con firmeza tan
pront
o como conocen o sospechan el abuso sexual.
sin embargo, la mayoría permanece en una actitud ambivarente
o como si la revelación en sí no cambi ara gran cosa o no bastara
par
o romper el vínculo que las une a sus compañeros o maridos.
o La inmadurez afectiva se manifiesta in forma de compricida
impotente o de la ausencia de vínculo maternal con el niñL
o do o aun a través de la búsqueda incesante de pareja, arayendo
oca
abusa

a sionalmente a hombres al hogar o partiendt e., aventiras


extra
o conyugales que entrañan peligro para los niños.
Hay en ellas tres características dignas de atención:
o
o -La madre defiende a cualquier precio la idea de la familia
o normal y la cohesión familiar, sin duda porque suele tener una
toria caótica, con fracasos sentimentalei, rupturas, abandonos
his
a veces' violencia. La dependencia material de-algunas
y,
de estas muje
o res con respecto a su.cón;,uge puede impedir la emergencia
del má
a mínimo cuestionamiento de ras reraciones padre-hiiá a fin de
servar la estabilidad aparente de la familia.
pre
o La ley del secreto sirve paraproteger esta imagen con respecto
o exterior, e implica que la madre sea sorda y ciega u lo q.,. ocurre
a

o dentro de la familia.
o
o
o
PERFIL DE LOS PROTAC,ONISTAS t0t

percepciones de los acontecimientos familiares son objeto


-Sus
de una selección automática, que marcha a la par de un p..r.u-i.r,-
to reduccionista. Por ejemplo, la madre puede negar, olvidar y qui-
tarle valor informativo a un hecho digno de preocupación, como
ser que el padre se encierre con su hija en el baño. De este modo,
respeta el objetivo prioritario: mantener el statu quo.
Se comprende entonces por qué algunas muchachas dicen que
cuando hablaban de lo que les estaba ocurriendo, sus madres'no las
escuchaban.

-El discurso de la madre es de tipo omnijustificativo. Es un dis-


curso de defensa y de supervivencia, destinado a detener todos los
ataques: "Estaba demasiado ocupada..., no podía imaginármelo...,
sin embargo, mi hija me decía todo..., mi marido no me requería
sexualmente...,los niños tenían todo lo que necesitaban..., mi mari-
do los mimaba mucho...".

En resumen, puede decirse que las madres que forman parte de


los sistemas familiares con interacciones incestuosas se caracterizan
por estar ausentes, disminuir sus percepciones, escudarse en la
autojustificación y darle prioridad a la cohesión familiar formal.

P¡nnl o¡r- Nlño r,'Ícrru¡

Las características de estos niños están referidas a su edad" su re-


lación con el mundo exterior y su lugar en la familia. La edad pro-
medio de las víctimas de incesto es variable, pero la mayor parte se
sitúa alrededor de l"$lg]9
T9l. Aunque los casos de caricias y
tocamientos se dan -¿ edádés múho más tempranas (a menudo en
niños de 7 u 8 años) ,la realiización completa del acto sexual casi
siempre tiene lugar en el momento de la pubertad.
Obviamente, en el caso de niñas, durantp la pubertad el cuerpo
de la pequeña cambia y toma cadavez más aspecto de mujer. Para
el abusador, la feminización del cuerpo de la niña es la señal de que
puede pasar a la fase de realización, y luego instalarse en la relación
abusiva.
VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I-A. FAMILIA

Esta experiencia particular, secreta e imposible de compar


hace que, en el mundo exterior, la víctima no iueda crear relac
nes profundas v de con
Algunas adolescentes imaginan que se les ve."la vergüenza in
crita en el rostro", que se adivina el secreto por el solo hecho de s
miradas y que nadie puede comprenderlas ni ayudarlas. Al igual qu
la familia, la víctima suele üvir aislada, y tiene una red social poc
,t&
desarrollada.
"p Dentro de la familia, la víctima tiene una posición doble: es a
1"'+É vez la sacrificada y la que goza de un lugar de privilegio con respe
rnp to al padre, caray cruz de una misma situación. Como se le ha at
buido el papel de salvadora de la familia, mediante su silencio y
aceptación ("Si hablas, tu madre se va a suicidar, la familia se va
desintegrar y no me verás más") puede creerse que de ella depe
den en verdad la c-ohesión ),la estabilidad familiares, la felicidad d
algunos y el sufrimiento de otros...
Las víctimas quedan privadas de su infancia, aceptan el sacrific
porque se sienten culpables con respecto a la familia y crecen co
una madurez fotzada. Son portadoras del secreto, la vergüenza y
culpabilidad. Por lo general, la hlja mayor es la primera que sufre
abuso, y la posibilidad de que el abusador haga lo mismo con l
otras hermanas a veces la induce a no aceptar más la situación y
revelar el incesto. El sacrificio de la mayor también sirve para prot
ger a sus hermanas y hermanos de los acosos sexuales del padre.
Se podría creer que este lugar de privilegio al lado del pad
constituye un beneficio secundario para la víctima, cuando en rea
dad es otro de los cerrojos de la relación incestuosa, que refuerz
aún más el secreto.
Por último, aunque a veces el incesto no perturba los resultado
escolares o profesionales, a menudo la angustia se manifiesta e
J' forma de síntomas psicosomáticos: miedo al fracaso, claustrofobia
f terrores nocturnos, enuresis, amenorrea, y también intentos de su
\
f\
cidio y anorexia. En la observación clínica aparece todo el reperto
rio de síntomas psicológicos: fatiga, falta de concentración, compo
+ tamientos no convencionales (fugas, crisis de cólera, insolencia
desenvoltura, súbitos reproches y rechazo), repliegue, bloqueo
desinterés, pérdida de la curiosidad, trastornos mnésicos.
PERNL DE LOS PROTAC,ONISTAS

Asimismo, un extenso repertorio de conductas erotizadas puede


ser detectado en el contexto familiar o escolar: búsqueda imposible
de un compañero sexual, seducción caricaturesca frente al adulto,
mimetización y adultomorfismo constituyen la fase oculta del abu-
so, que siempre es üvido de una manera confusa y traumática.
Estos síntomas señalan al exterior el daño causado a la víctima
en su integridad fisica y en su autoimagen del cuerpo.
A modo de resumen, diremos que los niños y los adolescentes
víctimasde incesto se hallan aislados con respecto al medio exterior,
y que dentro de la familia ocupan una posición doble: sacrificados y
seudoprivilegiados.
o
o
a
o
o
o
o
o
O
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
a
o
o
o
o
o
a
o
o
o
o
o
o
2. cARACTTúsrtces DE Lq. REIÁ.cIoN

La relación entre el abusador y la víctima, a la que nos referi-


remos de aquí en más, presenta algunas características singula-
res. El hecho de haberlas identificado permitió categorizar
esa

relación.
EnestecapítuloemPezaremosPordescribirlosaspectosfeno-
menológicos de la inteiacción abusador/víctima, para referirnos
después=a la estructura de tal interacción
.iodas las características enumeradas son variables que confluyen
para construir una organización relacional del tipo del hechizo.

ReI¡cloN coMPI-EMENTARIA

como se explicó antes, la relación complementaria se caracteri-


zaporla desigualdady Por mantener l$4&rgEias rgtre las Perso-
nas involucradas.
A diferencia de la relación simétrica, cuya mayor moülidad per-
mite que las personas estén constantemente a la búsqueda de un
equiliürio, en la relación complementaria toda la energía se utiliza
pu.u -"nr"ner el statusrelacional, con la consiguiente tendencia a
la inmoülidad.
incestuosa o de abuso sexual, esta ten-
Justamente, en la relación
deicia a la inmoülidad paraliza la relación, excluye las escapatorias
y cierra las salidas: las víctimas tienen gran dificultad para imaginar
ult..rrariua, y perciben su situación como una fatalidad. Por su par-
106 VIOLENCIAYABUSOS SEXUALES EN I.A' FAMILIA

te, quien ocupa Ia posición alta está seguro de conservar el poder,


ya que su Puesto es inatacable.
De esta manera, abusador y víctima viven encerrados en un mun-
do aparte: sus s/alzs de adulto/niño y de padre/hija los sitúan en
una relación complementaria "natural", que luego sirve de disfraz a
la deriva perversa. Unavez instalada esta complementariedad extre-
ma, el niño no es sino lo que su padre quiere que sea.

Le nuaclóN DESrcuAr.

Normalmente, la relación adulto/niños, aunque complementa-


ria, es al mismo tiempo igualitaria. Respetar los derechos y los luga-
res de cada uno es una condición imprescindible para que todos
puedan crecer en el espacio familiar. Por cierto, los padres dispo-
nen de ciertas prerrogativas, pero se supone que sólo las utilizan en
provecho del niño.
En los casos de abuso sexual, el poder se vuelve un medio para
dominar y controlar al niño. El adulto lo utiliza en provecho pro-
pio, su posición le sirve para sus fines sexuales. La relación
desigualitaria se convierte así en una relación abusiva.

RH"orcróN ABUSTvA

Cuando un adulto abusa sexualmente de un niño, considera que


puede utilizar el cuerpo de éste a su antojo. Se vale de su ventaja
iltelectual y fisica, de su posición, de su autoridad y de su poder
socinl para desarrollar una dominación tendiente a la satisfacción
sexu:tl.
El niño está "programado" para el beneficio sexual del adulto.
Cuando cl incesto se prolonga durante varios años, lo que es fre-
cuente, lavíctima queda atrapada en una telaraña relacional que de
a poco carcolne su resistencia y sus posibilidades de oposición. Sin
embargo, esto no equivale a un consentimiento.
Por lo general el niño, al descubrir el sexo mediante intercam-
bios igualitarios y experierrcias compartidas con otros pares de su
CARACTERÍSTICAS DE T"¡\ RETACION

edad, accede gradualmente a las percepciones corporales, incorpo-


ra poco u po.ó las experiencias y más adelante aprovecha todos es-
tos aprendizajes.
.De tal -oáo, mientras crece el niño adquiere un potencial de
la
üvencias y conocimientos que luego, ya adulto, podrá utilizar en
relación sexual con sus Pares.
En el encuentro sexual entre un adulto y un niño, éste es despo
jadodelbeneficiodelaexperiencia'Puestoqueeladultoeselúni-
co beneficiario, se trata de una relación abusiua'
t^

Rrt¡clón DE IMPosruM
^,lw
/i " !

Lo característico de la impostura es Ia voluntad de apropiarse


de una cualidad o un valoi perteneciente a otro' mediante la
mentira.Hayimposturacuandoalguien.seaprovechadelacon-
ftanzadel otro, ló engaña a sabiendas y lo induce a error volunta-
riamente.
En los casos clínicos se ve con claridad que el abusador se vale de
falsos argumentos con el fin de obtener una satisfacción personal'
or-
El adulto le hace creer al niño que es normal que la relación se
tie.
ganice dé ese modo, Puesto que en torlas las familias los padres
nen relaciones semejantes con sus hijos. Los argumelltos apuntan a

que la víctima r. .."á que es la únicateneficiaria o la única sacrifi-


cada del grupo.Paulaúnamente, el abusador se apropia del
descu-
iq.
brimientó qúe el niño hubiera hecho de su sexualidad, del encuen-
ú. tro con su primer amor, de las emociones que Procuran la sensuali-
.:?
i. dad y el afecto inocente.
Ei abusador esgrime una amplia gama de argumentos, pero siem-
pre con una úniJa nleta: hacerse, mediante la astucia' del objeto
de la
deseado. De ahí que la irnpostura sea tlna de las características
relación incestuosa' y que se la pueda asimilar a una estafa'
Llámas{estafaulgg rse de un bien con argumen-
to s fal ace s, a-ilifFe4c !45!g! consiste en rse de un
be asimilar el ai-¡tl
W
lexual v el iltcesto a !4 la violación al robo.
Erta reiffide itnpostura afecta ñrtéracciones de los
o IO8
o VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I¿, FAMILIA

O miembros de Ia familia. sumergidos en un mar de mentiras, todos


o viven la experiencia de haber sido engañados y haber compartido
una mistificación colectiva.
o
o
O Pnnr,'r,nsróN or r¡, oler.ÉcrtcA AUToRT DRo/ R¡spor.¡s¡¡l ;oe¡
o En la relación de abuso sexual el poder es fluctuante, incierto e
O invertido. La dialéctica entre el poder y la responsabilidad sufre un
o {e¡nlazamiento, ya que el niño se ha vuelto responsable de ia segu_
ridad del adulto. De su silencio con respecto al ábuso sexual depén-
o de la suerre de quienes en principio déberían protegerlo, así como
o la estabilidad de la familia y la suya propia.
Para estos niños el poder cobra un carácter mágico, ilusorio, ca_
O
racterizado por el hecho paradójico de tener en sus manos el desti-
a no de los adultos. El abusador manipula el poder y cargaa la vícri-
o ma con la responsabilidad del secrero. El siléncio áel nino prorege
o no sólo al abusador, sino a sí mismo y a su familia.
Jay Haley sostiene que r,ro se puede tener responsabilidad sin po_
o der. según é1, la responsabilidad sin poder es una alienación. pero
o también es cierto que el poder supone en sí una responsabilidad. Así
a como la responsabilidad sin poder ileva a la curpabilidad y ra impo.
R?d:itil responsabilidad lleva al delirio y al absurdo
o /
F:iu,,"l
o" la relació¡r incestuosa, el niño carga con la responsabilidad
o /p"to
no tiene .l pg9:I, mientras que el adulto sí lo tiene, p.ro ,ro
asume la responsabilidad.
a / --¿
o
o REr,cclóN Ar. MARGEN DE rA LEy
a En las relaciones de abusos sexuares e incesto, la transgresión no
o va acompañada de culpabilidad por parte del agresor, si bién
algunas
O veces éste puede tener conciencia de la falta. pór su parte, la ví"ctima
suele estar atrapada en sentimientos confusos de culpabilidad.
O Puesto que durante el proceso de sociarización el abusador no
o ha interiorizado la prohibición, no surge en él el sentimiento de
a transgresión ni de culpabilidad. El adulto abusador queda a salvo
o
o
CARACTERÍSTICAS DE I-C, REIACIÓN 109

de la angustia y el sufrimiento que podrían ocasionarle sus actos. La


ley, que sólo rige para los otros, es para é1 una esPecie de moral
extraña y sin significación. Mediante trágicas acomodaciones, lo
arbitrario se vtrelve legítimo y las reglas intrínsecas facultativas co-
bran poder y fuerza de ley. En la intimidad del sistema familiar, la
ley privada se opone alaley general e igualitaria, dejando al niño
sin puntos de referencia ni protección.
Esto explica las reacciones de perplejidad que se observan cuan-
do la jqsti-ia golpea a la puerta de la familia y rompe la relación
incestuosa en detrimento de la "privacidad" que la protegía. Casi
siempre hay manifestaciones de negación y autovictimización, y muy
pocas veces de culpa y de arrepentimiento sincero. El abusador ac-
túa como si la ley no estuviese hecha para é1.

RrmctóN FUERA DE coNTEXTo

La "negación en los hechos" de los papeles familiares y de lajerar-


quía en el interior de la familia revela y confirma una negación de la
fámilia como contexto. És¡u ya no es un lugar de protección sino un
grupo cerrado y rígido que se mantiene gracias al secreto. Como con-
secuencia, se produce un borramiento del marco de referencia, la
frontera intergeneracional queda desdibujada y se altera la significa-
ción del tiempo y el lugar de cada uno dentro del sistema familiar.
Al niño le han dadojerarquía de adulto, y queda alienado de su
grupo de pares. sin haberlo elegido, vive la problemática del adulto
ño io*o éspectador sino como protagonista, pero sin posibilidad
de compartirla.
El adulto renuncia a su función, y empuja a todo el grupo fami-
liar hacia una paracultura que lo sustrae del contexto y lo aísla en
una autorreferencia ciega.

RrnclóN FUERA DE coNTRoL

Una de las características de estas..lu.io.r". es su opacidad con


respecto a los observadores exteriores: el secreto está bien guarda-
110 VIOLENCIAYABUSOS SEXUALES EN I.{ FAMILIA

do, no hay palabra que pueda revelarlo. Los trabajadores sociales


refieren las dificultades con que chocan cuando tratan de abordar
este tipo de problemas en una familia. Por la capacidad que tienen
para cerrarse, estas familias a menudo escapan al "control" de tipo
social.
Cabría asociar la dificultad del control social con la dificultad
que tiene cada uno de los protagonistas para gobernar sus propios
comportamientos: el padre abusador desea a su hlja sin poder resis
tirse, y la víctima refiere que le resulta imposible intentar cualquier
resistencia. En estas relaciones, lo prioritario es la satisfacción de
deseo.
indudable que para interiorizar las reglas y modelos restric-
Es
tivos en los comportamientos y las relaciones hay que interactuar
con el medio social, el cual sirve de instancia normalizadora y nor-
mativa. La permeabilidad y la apertura de la célula familiar y los
intercambios del sistema con el exterior limitan el predominio de
modelos disfuncionales y garantizanla integración en la comuni-
dad. Cuando la familia se vuelve opaca aumentan los riesgos de
disfuncionalidad, sin posibilidad de corrección
Aunque resulte obüo, es de destacar que un sistema familiar ce-
rrado resulta terriblemente patógeno, y que sus eventuales conse-
cuencias pueden tener un enorme alcance.
Los protagonistas se creen, se ven y se definen fuera del con-
trol social. Por su parte, los operadores, representantes de la so
ciedad, viven la experiencia de no poder gontrolar tales sistemas.
Con frecuencia refieren que, aun teniendo Ia certeza de que las
relaciones intrafamiliares son anormales, les resulta imposible in-
tervenir.
Las vivencias inconfesables de los protagonistas excluyen a todo
observador en su campo, al encapsular herméticamente la expe-
riencia. Por otra parte, el malestar que provoca la intensidad de
las relaciones y la natural repulsión ante lo inaceptable pueden
hacer que los operadores se autocensuren y desvíen su mirada
crítica.
CARACTEÚSTICAS DE I"{ REIACION lll

Rsl¡clóN DE HEcHIZo

sin üolencia
La gran mayoría de los incestos padre/hija ocurren
sexual incestuoso
"objeti"va" de tipo agresión' Aun si el primer acto
en una espe-
o,rJd. definirsá como una violación, la víctima lo üve
seduce
il i; eshdo segundo, de conciencia reducida' El padre no. crítico' de
pe-rder el sentido
a la hija sino qué la confunde y le hace
,rr.rrJq... a Áta le resulta imposible cualquier rebelión'
y aceptación'
Por parte de la hiia hay alivezno-consentimiento
desigual de la relación:
E. it"il;;""te tenerLien p"tt"t" esrc- matiz
.l paár. se vale de su podir para establecer una relación de influen-
ciaenbeneficiop.opioyendetrimentodelosinteresesdelaniña'
y confusión
El abusador descubré que su acción Provoca estuPor
vez puede llevar
en los miembros de la familia, y observa que cada
sobre los otros' y
más lejos su práctica de predominio- psicológico
es semejante a
." putti."fu, ,obre la niña víctima' La experiencia
lo cotidiano se convierte en una ceremoniay un
,r., i-l*¡umiento:
ritual de hechizo.
extensamente las
En los siguientes capítulos desarrollaremos más
los efectos que su accron eJerce a
técnicas dei "brujo", sus métodos y

largo plazo en la víctima del abuso'


o
o
O
o
o
o
o
a
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
a
a
o
o
o
o
o
o
3. cARAcTenÍsncas DE l-A. col,tu¡¡lcRclÓN

En las familias donde existe una problemática de incesto, y más


aún de pasaje al acto incestuoso, la comunicación presenta algu-
nos aspectos específicos. En este capítulo expondremos las carac-
terístiias de tal comunicación, que nos sen'irán para describir las
maneras de practicar el hechizo. El estilo comunicacional y el tipo
de lenguaje predisponen a la relación abusiva, al paralizar las ca-
pacidaáeJdá r.rp,r..tu. Veremos cómo las rupturas y las confusio-
nes de los registros comunicacionales, el lenguaje de conminación
y represalia, están casi siempre presentes en el discurso de los
abusadores.

Ruprun¡ DE t.os REGISTRoS CoMUNICACIoNAT-ES

Un padre le pide a su hlja que salude a sus comPañeros' Con


actitud de protección paterna la toma por los hombros f , alavez
que sonríe, proclama que seguramente ella terminará siendo pros-
tituta. La niña experimenta un profundo malestar, debido a su difi-
cultad para descodifrcar si lo más importante es el gesto del padre o
sus palabras.
Como ocurre en este caso, los mensajes se transmiten en regis-
tros contradictorios, lo que provoca sorpresa y perplejidad' El cam-
bio de tono y de calidad emocional impide Ia anticipación necesa-
ria para descodificar los mensajes de manera coherente. La autori-
dad y la brutalidad se mezclan con la suavidad y la compasión, la
l14 VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN LA FAMIIIA

orden terminante con la súplica, raamenazacon el pedido, Ia grati.


ficación con la privación, etcétera. Es uno de los aspectos que apa-
recen con más claridad cuando el observador aguza la mirada. El
padre nunca es el mismo, carece de continuidad, y por ende la an-
ticipación resuha imposible. Al escuchar los relatos de niños some-
tidos a semejantes variaciones de registro se advierte su profundo
agotamiento y el progresivo abandono de todo deseo de compren_
der. Estos niños se automatizan en el nivel corporar y se bloquean
en el nivel cognitivo, sin dejar de experimentar profundas pertur-
baciones en el nivel emocional.
Las rupturas frecuentes en la lógica de la comunicación desorga-
nizany desestabilizan ala víctima. Tal tipo de comunicación es co-
herente, pero no congruente. Lo que se dice está claro, pero al mis-
mo tiempo está en ruptura con el contexto. Al quebrantarse las re-
ferencias que el niño utiliza normalmente, se perturba su capacidad
para descodificar los mensajes del entorno

El lnucua.¡n nE coNrrllNeclóN

Este lenguaje hace que se modele el sistema de creencias del


niño, o que éste se encierre en la culpa, Al hablar de un ,,Iénguaje
de conminación" queremos decir que la comunicación va en un
solo sentido, porque no hay escucha del otro sino la voluntad de
obtener un resultado predeterminado, pero al margen del diáIogo,
al margen de los intercambios de puntos de vista. En la conmi-
nación, quien emite el mensaje omite el acuerdo voluntario y libre
de quien lo recibe.
La conminación no deja ninguna posibilidad de elegir, aunque
el destinatario pueda quedar con alguna duda sobre la pertinencia
de la acción que se le indica realizar. se diferencia de lá orden por
el hecho de que ésta da a entender muy bien lajerarquía de los ac-
tores y deja lugar para que eventualmente el receptor la rechace o
se rebele.
Pueden observarse dos tipos de conminación: de conformidad y
de culpabilidad.
CARACTERÍSTICAS DE IA COMUNICACIÓN ll5

En el primcr caso, el niño debe aceptar la situación que el adulto


pr"r.rrtr.omo "normal", y conform-t-t- 1l sistema de creencias del
.Todos los padres hacen así", "Esto no te hace daño...".
abusador:
Debe abandor:ar cualquier pretensión de singularidad y acePtar
la situación que se le impone. se reduce abusivamertte la gama de
opciones, y se traba cualquier iniciativa del niño' Se le hace saber
iÁperativamerite que debe acomodarse a esa realidad. La convic-
ciOt del niño ,le que nada porlrá cambiar es reforza¿a con comen-
tarios sob.re su anormalidad, incapacidad o enfermedad' Una vez
más, en eie contexto, la convicción del abusador domina la
resisten-
cia crítica del abusado.
,,Lafamilia se va a desintegrar por tu culpa" es lafrase típica de la
conminación de culpabilidad. Estas conminaciones, muy dañinas'
quedan registraclas a fuego en la conciencia del niño, más aún cuan-
do éste observa la vida feliz de la familia'
ocurre que los demás miembros, ciegos o extraños a la situación,
ofrecen un aspecto despreocupado y "desresponsabilizado". Al.niño
no le queda otra posibilidad que apuntar la crítica contra sí mismo,
abstenlrse de todá condena y pcrmanecer p aralizado en su posición
de víctima.

Ln ¡.epnaser.L{ ocut;rA (ru oloslclÓN A I'¡\ REPREsALIA rxu'Ícnn)

La represalia oculta hace que al niño le resulte evidente que cual-


quier iniento por cambiar el statu quo de la situación perjudicará a
éi y u r' familia. Torturan el espíritu de estos niños ideas de
destruc-
ción, vergüenza, sePvÍzción, suicidio y rnuerte'
Hay rira diferencia entre la represalia oculta ylaamenaza.La
primera Provoca una pert:rrbación más intensa, Porque conlleva
ia idea de que el mal y r..r .on...uencias se originan en la acción
defensiva dL lavíctima. Vale decir que esta acción se volvería contra
el que tratase de defenderse. Las cosas están presentadas de tal
de la víctima aparece como si fuese el re-
-oio que el sufiimiento
sultado de su propia reacción defensiva' El abusador no Participa'
La situación se asemeja a la de alguien que estuviera atado y corrie-
ra el riesgo de asfixiarse al tratar de moverse'
o I16
o VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I-4, FAMILIA

O En cambio, en la amenaza se anuncia de manera explícita que


a habrá represalias contra quien actúe o realice una acción prohibi-
o da, y también se define quién ejercerá el castigo.
El abusador utiliza ambos mensajes, pero el que mayores trastor-
o nos psicológicos ocasiona ala víctima es el de la represalia oculta.
o
o
O
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
a
O
o
a
e
o
o
o
o
o
a
o_
o
4. CARACTERÍSTICAS DEL HECHIZO

Rrruru¡s-tReNct

En el relato de las víctimas hemos observado a menudo que la


escena de ablrso sexual tiene "
destinada aparalizarlasx$Eelég¡lanq-ente. Cuando no es una ame-
-:-: :: T
Tazao violencia directa, es una especie de ceremonia que anuncia
el abuso. Se trata a veces de -un simple cambio en la mirada, offas
veces de palabras pronunciadas, actitudes o incluso mises en scéne
que la víctima conoce y el abusador utiliza cadavez, ritualmente, a
modo de prólogo. Sirven para fortalecer el poder del abusador y
debilitar la capacidad de resistencia de la víctima. El matiz ritual
nos ha parecido un comPonente espocialmente importante de la
dinámica del abuso sexual. En este capítulo se explora el concep
to de rituáI, la ritualización y sus implicaciones sobre el estado de
conciencia. El uso de las palabras "ritual" y "rito"* obedece más a
su campo de aplicación que a una verdadera diferencia de signifi-
cación. "Rito" se utiliza más bien en un contexto religioso, mien-
tras que "ritual" se utiliza en contextos más amplios. Por lo tanto,
"ritual" tiene la misma significación que "rito', pero sin connota-
ción religiosa.

* 'Ritual" es el conjunto de reglas, actos y costumbres ejecutados de manera


precisa, repetitiva y habitual, conforme a los ritos. "Rito" es una forma de ceremo
nia ñjada por convención social, religiosa o cultural.
\¡IOLENCIA YABUSoS SEXUALES EN I.4. FA]VTILIA

Todas las civilizaciones han utilizado rituales.


sin duda cumpren
una función social y favorecen el desarroilo cultural;
sirven princi
palmente para disminuir la angustia, facilitar ros
pasi.s dé ,r, ert
do a otro, limitar los conflictosiociales o intrapsíqui.Jr,
.r"u, puen_
tes enrre Io visibre y lo invisibre o enrre to
exprcánte y io inexprica_
ble, mimetizar los cambios para dominarros. Los ritos
conectan e
nivel individual con el nivel social; organizan ras relaciones
sociales.
Las ritualizaciones no sólo son er,ocaciones
o repeticiones siro
también reactualizaciones y reiteraciones de mensajls
a.rcestrales y
comunitarios' El ritual se refiere a una memoria de"tipo
analógico,
que se expresa a üavés de metáforas, símbolos,
etcétera.
Laritualización apunta simultáneamente al contenido
del men_
saje y al contexto, y confirma varios niveles
lógicos coexistentes: el
contenido del mensaje, Ia relación entre los piotagonist",
y .orr_
texto en el cual esrán incluidos ("esto es u,,ritual"¡. "l de
El hecho
reiterar un acto confirma nuestro acuerdo con
respecto a su senti-
do intrínseco tal como los bautismos iniciático,
qrr" -u.."n la en-
trada o confirman Ia pertenencia a un grupo.
El ritual hace referencia a r.ru
-.-ó.ia compartida (entre dos)
o colectiva (social, curtural, mítica, etcétera).
Modela al indiüduo
según los_valores y las costumbres de cada
cultura. En tanto que
com o m e d iador organ i za ras r eracion es in
terindivid uar es; por ejem-
plo, los rituales que rigen las relaciones entre los homLres
y las
mujeres son diferentes según los pueblos y las
culturas.
De este modo, er rituar crea urpasaje enffe
ro funcionar y Io cul-
tural' Representa un intento de evitar"et enfrentamiento
destructi-
vo con las emociones del otro y con las propias
emociones, . irr;;;_
ra un nivel de regulación supraindividual
i"to q,r. ," rru.É t i; q""
no se hace").
Los rituales tienen como función marcar
la pertenencia (a un
grupo, a una secta), permitir la separación (ritos
de partida, de cre_
cimiento, etcétera) o arcanzar u'rnetanivel
que p".-it" acc.d". a
un sentido, como son ros ritu.rles de reguración,
ritos de cortesía,
de encuentro, etcétera.
Más allá de los aspectos culturales compartidos
por la comu.i-
dad existen, entre ciertas personas, relaciones
rit,ralizadas ;;;'pr._
vocan fenómenos psíquicos singulares como
por ejemplo _odifi.u_
119
CARACTEÚSTICAS DEL HECHIZO

cióndelaconciencia,pérdidadelsentidocrítico,etcétera.Lasrela.
ciones ritualizadas mái reconocibles son la hipnosisy
el hechizo, que
de tranu'
producen, ambos, un fenómeno Particular: el estado
sistemas relacionales: exis-
La ritualización se observa en varios
ten ritos individuales, bipersonales y colectivos'
ritos
Los rituales colectiaos ion los más frecuentes (ceremonias,
en conjun-
religiosos), instituyen momentos en los que las personas'
organizaciín colectiva' su
to, í-orrir"n ,rm uiu"tcias, confirman su
y refuerzan el encuentro del tiempo
sentimiento de pertenencia,
-l
individual .ont de la comunidad, así como el del instante Presen-
,".orrelpasadoyelfuturo.Tomandiferentesconformacionesdel
religión'
mic.ogrt po al macrogrupo, según la cultura' la época' la
ercétera.
Los ritualzs biptsonalcs se inscriben en una relación
significativay
establealolargodeltiempo.Sistemasrelacionalestandiversos
como el mundo del trabajo,ia terapia, larelación amorosaylafami-
lia utilizan los rituales b-ipersonales, rituales privados o públicos,
:.pacifrcadores,, o ,'violenüs". Suministran un marco a la relación,
registro
economizan tiemPo y espacio y facilitan los cambios de
que
relacionales (por ejemplo, Ios gestos o los comportamlentos
una re=
emplea.ada áiem¡to á" la pareja para proponerle al otro
lación sexual).
se re-
Los rituales ind,iaid.ual¿s observan la misma lógica, aunque
fieren más bien a las emociones y las resoluciones de los conflictos
y ejer-
internos. Se los utiliza a fin de modelar los comportamientos
o los es-
cer un control. Son, por ejemplo, los rituales alimentarios
pirituales (meditación, plegaria, estados de éxtasis) '

Ritual¿s consmsual¿s y no consensualzs'Esteaspecto


merece Particu-
lar atención, porque .rábl"...r.ta diferencia entre los distintos ritua-
les, diferencii que resulta esencial Para comPrender el hechizo'
en un
Lejos de ser producto del consentimiento' la participación
la no adhesión- no in-
ritual'puede sei plena aunque novoluntaria;
del
validall ritual. La finalidadylaefrcaciadel ritual no dependen
lo menos
consentimiento, y puede ocurrir que la participación' Por
la fuerza' como en el caso de
al principio, ,.u í.r.lnro impuesta-por
algunas sectas.
o 120 VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN T¿, FAMILIA
o
o La validación del ritual puede apoyarse justamente en la partici-
pación sin alternativa, sin necesidad de consentimiento. En eite sen-
o tido se puede hablar de ritual¿s consensual¿scuand.o ros proragonis-
o tas expresan o muestran su voluntad de participar en los actos in-
o cluidos en el rirual, y de ri no consn*u¿l¿s cuando un

o estar de acuerdo con el3éñ


n física o osi lca sin

o Trataremos ahora de.ompre@e la ritua-


o lización sobre el espíritu, lo que equivale a inrerrogarie sobre la efi-

I cacia del ritual. consideramos que éste es una forma de comunica-


ción, que transmite mensajes, que deja improntas dificiles de olvi-
o dar. Lafuerza del ritual proüene del particular est¿do de concien-
t cia de los participantes, que puede asimilarse a ro que se denomina
"trance".
o
a
o TneNc¡

o Después de haber permanecido mucho tiempo relegado al ám_


O bito de los ritos rradicionales o de la hipnosis directiva, este fenó-
a meno psíquico aparece hoy en el campo de la neurobiología con
el nombre de "rrancq h4bitual" (E. Rossi). Llámase así a lás esta-
a dos de conciencia que se caracterizan por
o .rttu di!*iru.ión d.l r-b.^l .r!!igo y,rna foculir".iór d" lu ut.n-
o ción.
,-^ l^
El trance se expresa ^-- psicosomática:
de manera --: -
.\
modifica las actr-\
a -^-
tudes corporales, las percepciones y las sensaciones tanto como la I
t conciencia.
o En la sociedades tradicionales, forma parte de un sistema de
creencias y mitos, donde aparece .orno
o -édiador privilegiado en-
tre el mundo de lo visible, lo cotidiano, y er mundo ¿.lolnuirible.
o lo sagrado y lo diüno.
o En las prácticas terapéuticas como la hipnosis, el trance aparece
igualmente como vector, vínculo o pasaje entre diversas insiancias
o intrapsíquicas.
o Actualmente se lo conoce como un fenómeno neuropsíquico
o común y banal, que cualquiera puede experimentar durante ,r, uidu

o
o
CARACTERISTICAS DEL HECHIZO

cotidiana (estados espontáneos de exalbción, concentración, mo-


nólogo, actiüdades repetitivas, éxtasis, etcétera) .
A nivel descriptivo, el trance tiene las mismas características, tan-
to se dé en el marco de la brujería, como en la hipnosis o el trance
común. Lo que diferencia un caso de otro es la presencia o no de
un mediador. Las características del trance son las siguientes:

más o menos profundas;


-¿¡¡¡6si¿5 üsualizaciones;
-alucinaciones,
de desdoblamiento y disociación;
-fenómenos de reasociación y reorganización.
-fenómenos
Esto no significa que quien crea el trance sea el mediador: el es-
tado de trance es potencial; algunos terapeutas lo utilizaron en "es-
tado natural". Por ejemplo, Milton Erickson, quien solía esperar que
su paciente estuviera "naturalmente" en trance patarealizzr en ese
momento inducciones terapéuticas. Tal momento de trance corres-
ponde a lo que en neurobiología se denomina "ciclos úlffadianos"
(E. Rossi).
Así pues, el trance es un Proceso psíquico natural de transición,
que desdibuja los límites de la identidad y el tiempo. Por lo tanto, se
lo puede producir en una relación consensual o no consensual.
En el primer caso, ambos Protagonistas participan de una acción
donde el trance sirve para alcanzar un objetivo preüamente deter-
minado (hipnosis clínica, hipnosis esPectáculo, médium, ceremo-
nia tradicional). La hipnosis es un Proceso relacional voluntario y
consensual en el que se comprometen los dos protagonistas. La re-
lación que los vincula esrá definida a priori como complementaria
(uno admite el predominio del otro) y hay una meta clara (terapiá,
experimentación, espectáculo, etcétera). La manifestación psíqui-
ca que se crea en el paciente es el estado de trance, leve o profundo.
El hipnoterapeuta utiliza técnicas de tipo directo o indirecto para
llevarlo al estado de trance (hipnosis directiva o hipnosis erickso-
niana).
En el segundo caso, cuando se g3!19é una relación no consen-
sual, uno di tos participantes utili
VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I.A, FAMILIA

definido ni aprobado por la otra persona, que no es consciente de


la experiencia. se rrata del hechizo o el embrujamiento. En las pá-
ginas siguientes desarrollaremos este conceptol

Cu¡rxo coNcEpros cr-AVE

Trataremos de analizar de qué modo se vinculan entre sí los con-


ceptos mencionados: ritual, trance, hipnosis y hechizo.
Según se habrá comprendido, los rituales son soportes que orga_
nizan las relaciones y mediatizan los contactos personales. sirven
para elevar, modelar y crear estados de conciencia particulares y
modificados.
El trance es la consecuencia del ritual. La hipnosis es el resul-
tado de un ritual altamente formalizado, dondl el trance mani-
fiesta la modificación del estado cle conciencia inherente a esra
práctica. Pero el trance es asimismo una manifestación de otras
prácticas empíricas de orden indiüdual, bipersonal o colecrivo,
espontáneas o provocadas. De modo que el estado de trance es
común a la hipnosis, el hechizo y otras prácticas culturales o tra-
dicionales.
En el cuadro II se observan cuatro áreas definidas por dos ejes.
uno de ellos representa el carácter consensuar o no cónr"rrsual de
la relación, mientras que el otro define er carácter bipersonal o co-
lectivo del encuentro.

Se observa lo siguiente:

los rituales bipersonales y consensuales se utilizan en una rela-


- ción de tipo hipnótico;
los rituales bipersonales y no consensuales se uülizan en una re-
- Iación de hechizo;
los rituales colectivos y no consensuales se utilizan en una rela-
- ción de hechizo y de trance colectivo;
los rituales colectivos y consensuales producen un estado de tran-
- ce socializado en el que los aspectos relacionales quedan susti-
tuidos por el sistema de creencias y la pertenencia il grupo.
CARACTERÍSTICAS DEL HECHIZO

Cuadro II. Rituales

Consensual

Ritual amoroso Tradición


Droga Ritos religiosos o sociales
Disputas rituales Rituales tradicionales
Sadomasoquismo Ceremonias de Pacificación
o guerTeras
Perversión Grandes fiestas conmemo-
rativas o comunitarias
Dominación Terapias de gruPo
Hipnosis - autohiPnosis
PsicoteraPia ericksoniana
PsicoteraPias

Unip ers on al o biPers on al Col¿ctiuo

Violencia comPlementaria Movimientos de masa


extrema
Abuso sexual Sectas
Incesto Adoctrinamiento
Dominación o influencia Cautiverio
Hechizo
Lavado de cerebro
"Reeducación" doctrinaria

No consmsual

Valedecirquelasexperienciasconsensualesserelacionanmuy
directament" ao., la hipnosis, en tanto que las no consensuales
se

hallan vinculadas al hechizo'


el resulta-
Por otra Parte, y paralelamente, la hipnosis es más bien
"modelizada", mientras que el he-
do de una técnica formalizada y
no formalizados'
chizo remite más bien a aprendizajes empíricos y
a 124 \,'IOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I¿. FAMILIA
o
a El resto de este capítulo esrá dedicado a explicar los rituales
qu
a utiliza el protagonista que predomina sobre ér ot.o en la relació
de hechizo.
o
o
a HecHlzo

a como forma extrema de la relación no igualitaria, el hechizo


a caracteriza po. lu
s

a ":!y:!!2:4r'+
En otros casos' la persona sometida percibe una sensación
o malestar, opone resistencia y su sentido crítico permanece activo
d

o Vive una experiencia de injusticia, ala que se somete porque


n
o encuenrra salida a la situación. euien controla la relación ., ál ot o
Dicho de otro modo, la persona sometida registra el comporta_
a miento del otro, pero el contexto o ros medios de que dispone no l
o permiten escapar de esta relación. Existen dos seies diférenciados
o que ocupan explícitamente posiciones diferentes en la relación
pero en el caso del hechizo, la relación de dominio no esrá anuncia
o da así, tan claramente.
a - se observa una colonización del espíritu de uno por el otro. Se
a trata de una suerte de invasión de territorio, una Áegación de la
existencia, del deseo, de la alteridad y la "extranjeriduJ" d. la vícti
o ma. La diferenciación se melve incierta, las frontáras interindiüdua
o les se esfum an y la víctima queda atrapada en una relación de
alie-
a naclon.
Por cierto, la víctima ignora ras condiciones que la ilevaron a
o hechizo' desconoce el sentido de las intenciones y los comporta-
o mientos de la persona dominante y no puede detectar con nitidez
o sus efectos, porque esta última le envía una imagen especular enga-
ñosa: 'Aunque digas lo contrario, estoy,.grr.ot" qr.r.
a fa....".
te gus_
"rto
o Tal imagen es indefinible, pero perturba a la víctima, quien pier_

o de el sentimiento de su identidad y de su lugar. La víciima tiene


conciencia de participar en la relación, pero linaturalezade ésta le
o resulta profundamente indescodificable. El abusador no considera
o en absoluto lu "
, vale decir que no

o
o
o
o
CARACTERÍSTICAS DEL HECHIZO

toma para nada en cuenta su deseo. Ella es lo que él quiere que sea,
con la única meta de su beneficio personal. La persona dominada
dene una imagen ilusoria del otro, imposible de conocer y de de{i-
nir, ya que la naturaleza misma de la relación altera sus funciones
cognitivas y críticas.
Tal mecanismo nada tiene que ver con un simple abuso de po-
der, ya que se basa en la fascinación, y la violencia sólo constituye
un epifenómeno.
Tras haber definido el concepto de hechizo, mostraremos cómo
intervieni este tipo de relación én el abuso sexual. Veremos enton-
ces cuáles son los moümientos relacionales con los que el abusador
inicia sus maniobras de hechizo, cómo mantiene esta relación y
cómo el estado de la víctima también la sostiene'

Ln onÁurce DEL HECHIZo

El estado de hechizo se crea a través de tres tipos de prácticas


relacionales o praxis: de efracción, de captacióny de programación'
Todas estas prácticas caracterizanla relación de hechizo. Las
analizaremos con detenimiento para elaborar estrategias terapéu-
ticas.

Ernecclóru

Para aproximarse al tema es interesante conocer las definiciones


que emplean losjuristas para caracterizar los atentados contra la
propiedad.
"Robo": es una apropiación por la fuerza, de un objeto, sin con-
sentimiento de la víctima.
"Estafa": es la apropiación de un objeto perteneciente al otro
mediante argumentos y medios falaces tendientes a que la propia
víctima haga entrega del objeto codiciado.
'Abuso de confianza": es la acción de apropiarse de un objeto o
un bien que ha sido confiado de buena fe mediante un contrato.
Así pues, la aiol.aciónpuede ser asimilada al robo, ya que lo carac-
VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I¿, FAMILIA

terístico es el desacuerdo y la oposición de ra víctima. Ésta deb


ceder, y la violencia es el único medio para quebrantar su opo
ción.
- El abuso sexualy el'incesto pueden ser asimilados a la estafa y
abuso de confianza, porque er abusador toma posesión de ra víc
ma mediante argumentos falaces, traicionando lá confianza que
és
depositó en é1.
En la lógica tradicional de la brujería, estar "poseído" es el resu
tado de la invasión o la colonización de una persona bajo la influen
cia de una entidad extraña. Dicha persona deja de sei propietari
de su cuerpo y su espíritu; ya no dispone libremente di elios sin
que se halla bajo el dominio del "otro", un extraño, que sin emba
go actúa dentro de su persona.Laacción del brujo cónsiste en ca
sar una efracción, no sólo de la realidad (conseguir un mechón
d
pelo, poner un fetiche en la casa del otro) sino iambién de las imá
genes mentales.
unavez que se ha abierto la brecha, ésta no cierra fácilmente: r
falla de la protección indiüduar deja a la persona sin defensas. un
persona no poseída se siente entera, plena y pura, con límites
qu
marcan su diferencia con respecto a los de ioi demás. Mediante l
efracción, el brujo hace notar a lavíctima que su envoltura está rot
y que ya no puede mantener la diferenciación entre sí misma e
v
"t':'ufr)l::Tl,gnifica penerrar en una propiedad priuuau po
medio de Ia fuerza, transgredir Ia fronteru y toi límites del territo
rio. Así, pues, la efracción inicialaposesión, la prepara, ,., .rupu
preüa. ",
D. Anzieu, en su libro Le moi-peau,dice: ,Todo aparato psíquico
sea individual o grupal, necesita un envortorio q* ro
deiimite, lo
proteja y haga posibles los intercambios con el eiterior',.
La identidad y el senrimienro de integridad individual guardan
.
relación con la metáforade un d,entroy uÁ
¡uno,según ,rr, ."rqrr"-u
de pares en posición binaria yo/no-yo, su¡eto7oñ¡eto, sí_mismo/
otro...
El acto sexual entre-padre e hiia es una efracción no susceptibre
de elaborar, porque ni siquiera es metafórica. Además, esta efrac
ción se ve reforzada por el hecho de que casi siempre constituye ra
CARACTERISTIC¿q,S DEL HECHIZO

primera experiencia sexual de la niña. La desfloración es un cam-


bio de estado en el que no hay más límites ni posibilidades de sus-
traerse al dominio del abusador.
Una observación más fina del fenómeno nos muestra que la
efracción también consiste en penetrar dentro de su territorio:
espiarlo sin discreción, levantar los velos de protección, revelar sus
secretos y su intimidad. Primero se penetra en el espacio de la niña
(su habitación, su cama, su ropa) y luego en su cuerpo (caricias,
desfloración y coito).
La efracción también significa que el abusador irrumpe en el
mundo imaginario del niño y destrul'e su tejido relacional al rom-
per los vínculos con la madre, los hermanos y los amigos de su mis-
ma edad.
La efracción, pues, es la primera "maniobra" del abusador con-
tra lavíctima. Pero para lograr el hechizo, no basta con provocar una
efracción sino que se le ha de asociar la captación.

CnprncróN

La efracción no es equivalente de apropiación. La captación


apunta a apropiarse del otro, en el sentido de captar su confianza,
atraerlo, retener su atención y privarlo de su libertad. Siguiendo las
ideas que expone Tobie Nathan en I¿ sprrme du diablz, pensamos
que para lograr la captación se utilizan tres vías que confluyen en
un mismo resultado:

la mirada,
- el tacto,
- la palabra.
-
Estas tres vías forman parte del bagaje sensorial y sensitivo de una
persona, hacen posible el paso de las informaciones entre el indiü-
duo y su contexto, y la vuelven permeable y sensible a su ambiente.
En el curso del desarrollo y el crecimiento de la persona, esta
sensibilidad se vuelve alavez más aguda y más funcional para "cap
tar" y "proteger". Cuando el sistema sufre interferencias y parasita-
o
o VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I¿, FAMILIA

a ciones de manera traumática, su funcionalidad disminuye, y la pe


o sona se torna vulnerable, pierde su autonomíay puede ser manip
o lada y dirigida.

o Dado que los niños se encuentran en la fase de aprendizaje y d


adquisición de las capacidades críticas, son más fácilmente objet
o de las estrategias de captación, que caracterizan las situaciones y la
a relaciones de abuso sexual y de incesto.

o Nos referiremos ahora a cada una de las tres vías que se mencio
naron más arriba.
a
o
o La mirada. De los tres canales, el de la mirada es el más sutil
inasible. Todos sabemos que una mirada puede moülizar emocio
o nes intensas, hacer surgir afectos o provocar resonancias incontro
a lables, por cuanto son inesperadas y secretas.
Más que toda otra comunicación analógica, la mirada escapa a
o descripción precisa. su interpretación es inciertay aleatoria, y siem
o pre pueden quedar dudas en cuanto a su significación, su inten
O cionalidad y su contenido comunicacional. Para quien es el destina
tario de la mirada, cuanto más sostenida y cargada sea ésta, mayo
a será la duda que acompaña su experiencia subjetiva, y mayor s
a desazón.
a Lo que puede esclarecer el sentido de una mirada es la posibili
dad de articularla a los indicadores de contexto (naturaleza de l
o relación, circunstancias, tiempo, etcétera). Toda incongruencia
o toda falta de concordancia puede generar perplejidad y confusión
o La intensidad de la mirada es otro parámetro decisivo para inter
pretarla. Un intercambio "normal" áe miradas r,o pur" de cierto
o umbral de intensidad, de modo que cada uno puede sostener y con
a tener la mirada del otro. Más allá de ese umbral, la mirada, como
a ocurre en el caso de los brujos, se l'uelve incontenible, penetra en e
destinatario yüola las áreas normalmente prohibidas, los rugares má
o oscuros del alma. En su mirada, el brujo tiene todo el mundo de lo
a inüsible, que nadie podría mirar de frente sin quedarse petrificado
o Así es la mirada fuertemente cargada de deseo que el padre
abusador lanza sobre la hiia. Esta mirada se convierte en una red
o para atrapar a la presa, en una trampa paralizante.
o
o
a
o
CARACTERISTICAS DEL HECHIZO 129

A continuación se enumeran varios factores que hacen que la


mirada funcione como instrumento de captación y anulación de las
defensas del otro:

la carga, el peso del deseo sexual expresado,


- la incongruencia,
- la inconrenibilidad,
- la impreüsibilidad,
- la falta de escapatoria,
- el crimen que lleva imPlícito.
-
En la praxis de captación, la mirada se utiliza para apropiarse de la
víctima. El hecho de hallarse sometido a esta mirada que erosiona
la hermeticidad personal constituye una experiencia temible'
Los niños señalan la confusión que les causaba la mirada del
abusador. Para la víctima, el mensaje que pasa a través de la mirada
es "indecibl e" y ilmismo tiempo inevitable, porque anuncia el paso
al acto y excluye las escapatorias. Estas miradas, descritaS como "ile-
gibles", imposibles de descodificar, confunden las fronteras entre la
ternura, el amor, el deseo sexual y el crimen.
Los niños dicen que lo que ven en los ojos de los padres abu-
sadores les provoca un sentimiento de confusión. La víctima siem-
pre tiene dificultades para conciliar lo que en principio espera de
un padre o de un sustituto parental y lo que le transmiten sus mira-
das. La información es demasiado inquietante, y el sistema de alerta
del niño queda anulado.
Como factor complementario, las escenas que se exponen ante
los ojos de la víctima parasitan profundamente su sistema de repre-
sentación y quedan ancladas para siempre en su memoria, según se
desprende de los relatos ulteriores. Tales representaciones condi-
cionan el comportamiento, mutilan la espontaneidad e interfieren
de ahí en más en todas las relaciones de la víctima.
Un niño sometido a la visión brutal de la desnudez, el sexo, el
coito o las películas pornográficas cae más rápidamente en la tram-
pa de la relación abusiva.
VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN T-A, FAMILIA

El tacto. Así como la mirada es el canal más sutil e inasible, el ta


to representa la praxis de captación más notable e irrefutable.
La mirada y la palabra, en virtud de su carácter inmaterial y a
tracto, pueden ser efimeras y quedar anuladas, borradas o negad
por otros comportamien tos.
El contacto corporal, los gestos de ternura, las caricias, que s
manifestaciones de la confianza mutua entre dos personas, favor
cen y permiten que cada una abandone su cuerpo en manos de
otra, relaje su vigilanciay disminuya su espacio individual de segu
dad, propiciando la proximidad y el abrazo amoroso.
Tal tipo de encuentro se basa en el consentimiento. De no hab
acuerdo, lafircrzaylacoerción imponen un contacto corporal tra
mático, violento, asimilable a la violación.
.Entre estos dos extremos hay otra manera de tocar, con conn
taciones sexuales disimuladas, situada en un registro relacional qu
evita a la vez el consentimiento y la fuerza pura. Es el registro de
captación, en el que el tacto con finalidad sexual reviste, al princ
pio, formas que no permiten identificarlo
Los roces "casuales", los contactos aparentemente insosp
chables e ingenuos, de pronto se vuelven "indecidibles". Los gest
que hasta entonces tenían un carácter educativo o afectuoso (bañ
a un niño, ponerlo sobre las rodillas, etcétera) pueden cargars
progresivamente de una connotación sexual, sin que el niño se d
cuenta del momento en que se traspuso la frontera.
AI no poder formularse una opinión clara con respecto a la leg
timidad o ilegitimidad de estos gestos, con respecto a su "norma
dad", la víctima no puede defenderse, porque ha quedado sumid
en el malestar, la confusión y la parálisis.
Los contactos tienen una intensidad sensorial desconcertante,
van asociados a mensajes de trivializaciín ('Jugar"), de protecció
o afecto ("dormirjuntos", "abrazarse"), de cuidado ("dar un baño
"revisar el cuerpo"), etcétera. Además, al focalizar la atención y de
viar Ia crítica, crean un anclaje en el que se mezclan la excitació
sensorial ylas consignasverbales de aprendizaje, que condicionará
los comportamientos ulteriores de los niños.
Hemos de recordar que la víctima, invadida por la confusión
superada por los actos del abusador, no puede sino quedarse pe
CARAGTERISTICAS DEL HECHIZO l3l

pleja. Su cuerpo y su espíritu guardarán para siempre las huellas de


los gestos del abusador, necesarias para la captación.
Lavíctima, niño o adulto, estáa merced de algo irreversible: sin
alternativa ninguna será progresivamente desposeída de su cuerpo.
Ello es así porque gestos, actos y contacto forman parte de un mon-
taje sensorial complejo que la va encerrando en las trampas de la
mirada, la palabra y el tacto.

La palahra: es el canal más sofisticado del conjunto de estrategias


que el abusador utiliza con fines de captación.
Por cierto, el lenguaje verbal dispone de una infinita gama de
matices y precisiones, que ha elevado el espíritu hasta el más alto
nivel de abstracción. El lenguaje tiene la posibilidad de jugar con
los significantes y con la lógica en los que se apoya.
Las estructuras de los mensajes destinados al proceso de capta'
ción suelen presentar "anomalías" lógicas. En estos casos la lógica
':stá al servicio de la mistificación, la falsedad y la persuasión utilita-
ria. A menudo se utiliza la palabra para triüalizar situaciones o ta-
búes, para desnaturalizar los actos rePrensibles o Para inducir vo'
luntariamente a error.
Cuando el cuerpo del niño es sometido a estimulaciones senso-
riales abusivas, la palabra que acompaña los gestos desvía la atención
y crea confusión a fin de anular el sentido crítico, y o Per-
^menaza
suade para desarmar toda resistencia.
Puesto que en los planos afectivo y material el niño depende del
adulto, tal tipo de mensajes aniquila su sentido crítico. Sin posibi-
lidad de otra respuesta, se siente invadido por el malestar y la pa-
rálisis.
En una relación irormal, la palabra exPresa el estado de ánimo
del actor que la pronuncia. El otro, después de recibirla, a su vez
devuelve sus signos de reconocimiento.
En la relación abusiva, la palabra es, prioritariamente, una herra
nrienfa. Deja de ser un vector de comunicación-confirmación, para
transformarse en un simple medio de captura.
Como las palabras del brujo de las sociedades tradicionales, las
del abusador resultan incomprensibles. Resisten a la primera lectu-
ray aladescodificación. Siempre se enuncian en niveles múltiples:
o 132 \TOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I-A. FAMILIA
o
O cuando habla el padre, también lo hace el amante, el ed.ucador,
e
o marido de la madre, el confidente, etcétera.
Las palabras pueden ser utilizadas de modo confuso, cuand
o hacen referencia a varios campos semánticos d.iferentes: ,,querer,
o puede ser querer como padre, como amante, con ternura, sexua
o mente, etcétera, sin que haya cómo diferenciar de qué campo s
trata.
a El niño se aferra a la idea de que es imposibre que ras cosas sean
a así. Escucha y trata de traducir las palabras .., ,rrru lógica compati_

o ble con su condición y su edad. o di lo contrario se abitiene de


ducir, y las palabras quedan a Ia espera de un sentido.
tra

o a-unque hayan sido comprendidas, las palabras de seduc_


a . -Pero
ción quedan sin elucidar, ya que la elucidación podría pagarse con
la pérdida del objeto amado (el padre) o de tod^os lo. áb¡éto,
o dos (la madre, la familia). "-u-
O Lafalta de sentido explícito de la palabra sume al niño en el si
o lencio y la confusión, mientras que ra presencia de dicho sentido
ro
o expone al peligro de perder todo. Es como si, aun teniendo la intui-
ción de que lo que su padre dice es anormal, el niño se viera obriga
O do a no comprender. De lo contrario tendría que acusar a su padre,
a a su madre, a todos. Así es como para el niño algunas
palabras se r,rrer-
ven impronunciables y quedan proscritas, excluidas de su léxico.
a Además, las palabras pronunciadas por el abusador se refieren
o simultáneamenre a dos mundos distintós. El brujo tradicional hace
o algo semejante al utilizar palabras que estable."L ,* puente entre
el mundo de rodos los días y er mundo de ro invisibre t lo sagrado.
o El lenguaje del padre abusador mezcla dos mundos: el de los
niños
o y el de los ádultos. Las fronteras sufren más una transgresión
que
o un borramiento.
El niño queda en situación de exilio: forma parte del mundo
a adulto sin estar inregrado, y participa del mundá de los niños sin
a poder pertenecerle. Es extranjero en uno y en otro. En su casa oye
o unalengua extranjera, y habra una rengua extranjera en el exterior,
de ahí que esté condenado al silencio.
o
o Lo que caracterizaala captación es er hecho de "atrapar" a la per-
o sona, dejándola sin ninguna posibilidad de resistirse. Éno .ro
qrri.-
o
o
CARACTERISTICAS DEL HECHIZO 133

re decir que el abusador sea consciente de su propia estrategia. sin


saberlo, ha adquirido aptitudes de brujo doméstico y las utiliza. El
brujo, integrado culturalmente en la colectiüdad, cumple una fun_
ción social específica y pone su poder al servicio de ra comunidad
para luchar contra las fuerzas negativas exteriores al hombre. se
inscribe en una tradición, un sistema de creencias colectivo que le
otorga legirimidad. El abusador actúa en un registro igualmente
empírico, pero sólo utiliza sus fuerzas en pos de su beneficio perso-
nal y eq detrimento del otro. Allí radica su poder abusivo.
Las acciones que se han descrito conducen al estado de cautivi-
dad. Pero la pérdida de libertad no significa que quien la sufre no
tenga deseos de liberarse. Por ello es que el proceso del hechizo no
termina en la captación.
Para garantizar la continuidad y la duración del hechizo hace
falta agregar el fenómeno de programación. La efracción consiste en
entrar en el territorio de la presa; la captación, en dominarla y po_
nerla dentro de unajaula. La .programación consiste en "amaestrar-
la", en enseñarle a no salir aunque la puerta quede abierta y a per_
manecer cautiva volun tariamente.

I-n pnocn¡vecróN

Nos parece pertinente empezar por señalar las características


que diferencian el aprendizaje, el aprendizaje ligado al estado y la
programación.
En todo aprendizaje hay dos niveles: contenido y contexto. Es
sabido que los alumnos aprenden mejor si han entablado una bue-
na relación con el profesor. El aprendizaje, vale decir el hecho de
adquirir un conocimiento o una costumbre, implica apropiarse del
objeto enseñado en un contexto interactivo.
cuantas menos contrad.icciones e incongruencias haya entre el
contexto y el contenido, más fácil resultará el aprendizaje, que siem_
pre supone una interacción fluida entre el contexto y las informa-
ciones transmitidas.
Cuando en el contexto predominan las emociones se produce
una perturbación neurobiológica, y los aprendizajes realizados en
134 VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN tA FAMILIA

este estado quedan ligados a é1.Lal'uelta al estado precedente sue


le acompañárse d. una amnesia parcial, mientras que la reactiva
ción def estado emocional lleva a evocar las informaciones adqu
ridas en aquel momento. Lo prioritario es el contexto emociona
que deterÁina el acceso a las informaciones codificadas. Este pro
á"ro." denomina "aprendizaje en el estado" o MACLE (Memoria
Aprendizaje-Compoltamiento ligados al Estado, Rossi y Cheek
1988).
Los aprendizajes quedan atrapados en una "jaula neurob
lógica", y condiciánu' lo, comPo;hmientos del individuo en u
relertorio sobredeterminado.
LaprogramaciónconsiSteenintroducirinstruccionesenelce
rebro del ótro puru inducir comportamientos predefinidos a fin d
activar ulteriormente conductas adecuadas a una situación o un
breto previstos.
La metáfora que más se acerca a lo que entendemos por progra
mación se sitúa en el campo de la informática' La persona ingr
las instrucciones, tal como una computadora incorpora un conju
to de datos codificados, y los deposita en la memoria para utilizarlo
más adelante.
Dicho de otro modo, poco importa quién escribe en el teclado de
computadora. En la programación, los mensajes se acompañan d
la imposibilidad de piestar atención a quién da la orden. La instru
ción ie halla a lalttz,mientras que la relación eslá en la sombra.
obviamente, cuanto más dificil resulta criticar a quien se Pon
en posición de dar instrucciones, más fwerza tienen éstas. orwe
en su libroJ 984, presenta a Big Brother como un personaje mist
rioso, incognoscible, pero omnipresente y omnipotente'
Aunque-a menudo se los confunde, hay una diferencia cualita
va entre el concePto de aprendizajey el de programación' La pr
sramación se lleva a cabó unilateralmente, desde el exterior d
í.r¡.to. Éste obedece a la orden sin integrar completamente la info
máción. El aprendizaje, en cambio, requiere participación y asim
lación. El sujeto puede resistirse al aprendizaje, utilizar o no la e
periencia aáquirida, hacer o no hacer, obedecer o no obedec
porque, por esencia, el aprendizaje posibilita la elección y la co
ciencia de la alternativa.
CARACITRÍSNCAS DEL HECHI ZO r35

Normalmente,laexperienciacognitivaconstadetresprocesos:
y la programación'
el aprendizaje, el upt"t dita¡" ligado al estado
dizaie la persona puede utilizar vo'
Pero mientras que en el apien
adquiridos' el apren-
luntariay conscientement; los conocimientos
Jir4. ligado al estado y la programación predeterminan al sujeto
;" c,u"rr?" a sus posibilidadás de elección y de comportamiento'
Ponemos particular énfasis en los dos últimos piocesos' Porque
que prolongan y
hemos observado que, en el hechizo, son ellos los
todo cambio que pudie-
mantienen la siua¿ión , zlzvez que eütan
,^ porr.t, en Peligro al abusador'
utiliza para
Ahora veremos las operaciones específicas que éste
programar a la víctima. , . _:^^ r:_^).
' ,Ñg,rtu, de estas operaciones Provocan aprendizajes ligados al
estado, mientras que otras son oPeracrones de
programación en
el sentido estricto del término'
el dominio
El objetivo es condicionar a la víctima Para mantener
el acabado d'el hechizo'
sobre ella. Así pues, Ia programación constituye

Dnspr,nrnn SENSoRIAL

en estado
El potencial de sensualidad y de erotización Presente
cuando objeto de
de latencia en el niño se activa áe modo brutal
es

una acción abusiva'


despertarse deli-
Tales emociones sexuales estaban destinadas a
de intimidad' Cuando se
cadzy progresivamente, en un contexto
experien-
p.oaúá la movilización súbita, el niño se encuentraante
e integrar las emociones:
cias que suPeran su capacidad de asimilar
leresultaimposibleapropiárselas.Laintensidadsensorialnoestá
. mediatizada por los relacionales y comunicacion¿les de
"í.t"t"tot asociado a las
la vida ,ror-ul. Tal despertar va ineluctablemente
miedo, que hacen qUe
sensaciones de violencia, malestar, angustiay
del adulto'
el niño se vuelva vulnerable y accesible a la influencia
se los priva definitivamente de la posibilidad
de
A estos niños
descubrir la sexualidad áe manera progresiva'
Al sentirse desposeí
frágiles' depen
áor, pi.rd.n toda iniciativa personal y se vuelven
dientes y sujetos a los deseos del otro''
o 136 VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN TA FAMILIA
o
o _ Por otra parte, cuando el despertar se produce, el niño puede
buscar seducir o erotizar la relación cor, .i adulto, pero éstá debe
o abstenerse de toda estimulacióny participación. De iodas maneras
o el niño espera que sea el adulto quien establezca los límites.
o
o Enorlz¡cróN
o
o En el desarrollo normal, el niño descubre las zonas erógenas de

o su cuerpo en respuesta a determinados estímulos sensoriales. E


descubrimiento del placer marcha a la par de la localización de esas
o áreas.
O En la relación abusiva, este proceso se realiza de modo negativo.
El cuerpo del niño, sensibilizado y preparado para reaccionalr ante
o las estimulaciones sensoriales, no pr"á. eütailo, o lo hace pero a
a expensas de una disociación imposible. El mecanismo sensiiivo se
o acelera, sin posibilidad de control ni contención.

o La erotización y la excitación no tienen un partenaireni un desti-


natario adecuados.
O El niño que es objeto de las estimulación del adulto se halla in-
a defectiblemente implicado, cualquiera que sea su respuesta: ya co-
opere, participe, se abstenga, acepte o se resista, en-ningún caso
o puede evitar el estado de perturbación sensitiva.
o Por otra parte, no puede transferir su excitación a un objeto
o sexual integrado en su red social. cuando lo intenta, los otros niños
suelen rechazarlo, tratándolo de anormal, y con frecuencia estos
O episodios dan lugar a reprobaciones o sanciones por parte de ros
o adultos, ya sea en la escuela o entre los familiarer rá
-ry próximos.
o Paradójicamente, la catarsis sólo es posible con el ubrrruáor. fuí se
crea la repetición, como se verá en el punto siguiente.
a
O
o R¡pElcróN

o Esta idea es dificil de aceptar. Resulta insoportable suponer


que
o la víctima pueda buscar la repetición de situicior", qrré le provo.
o can sufrimiento. sin embargo, en algunos casos extremos, la éxcita-

o
o
CAFACTERÍSTICAS DEL HECHIZO t37

ción provoca en la víctima un condicionamiento y una dependen-


cia que la conducen a mantener el vínculo morboso que la une al
abusador con todas sus consecuencias.
Pero es primordial recordar que aun en los casos extremos, don-
de aparentemente lavíctima solicita la repetición de los episodios,
el abusador es el único que da origen a estos comportamientos pa-
radójicos. Por lo tanto, señalar que la víctima puede buscar la repe-
tición no equivale en modo alguno a decir que desea al abusador.
La repetición, que es una consecuencia del traumatismo, se sitúa
fuera del campo del deseo.

Evoc¡cróN DEr- ANCI-A.JE

Así como un segmento de círculo basta para reproducir el círcu-


lo en su totalidad, para recordar una situación particular o una rela-
ción a veces basta con percibir un olor o un simple detalle. La evo-
cación es una dinámica eficaz de la programación.
Los "objetos parciales" unidos a la relación de abuso sexual tie-
nen el poder de actualizar esta relación entre el terror, el fantasma
y el temor. El abusador utiliza miradas, gestos o señales contextua-
les que indican al niño que "llegó el momento"yqt. no hay escapa-
toria posible.
Se podría hablar aquí de una evocación traumática,ya que cual-
quier estimulación unida por su significante al abt¡so sexual hace
que emerja en lavíctima todo un cortejo de temores y sentimientos
confusos.
Tales fenómenos tienen consecuencias que han sido citadas a
menudo en forma de parálisis en los comportamientos o la palabra,
desvanecimientos, pérdidas de conciencia parciales o totales, pérdi-
das de memoria.
Llámase "anclaje" la unión entre el estado emocional y la memo-
ria. Gracias a este vínculo, el abusador no precisa realizar cadavez
todas las operaciones necesarias para llevar a cabo el acto sexual. Le
basta utilizar una mirada, una palabra o un comPortamiento que
evoque el hecho del abuso sexual, para que en la víctima aparezc
de inmediato el malestar,y para que cada uno quede instalado en
VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I-A. FAMILIA

su papel. Ciertas euocacioíles, que vistas desde el exterior puede


parecer anodinas, provocan en la víctima un estado de concierrc '*:l-
alterado o un trance, porque para ella están unidas a anclaj
emocionales de la memoria.
La evocación descrita corresponde en parte al funcionamie
MACLE y a la intensidad de la impregnación sensorial que acom
ña el traumatismo del abuso sexual.

Sr,cnr,ro

El carácter transgresivo del abuso sexual hace que los hecho


queden encapsulados en el espacio comunicacional de la fam
lia,sinposibilidaddesercompartidosenelinteriornienelex-
terior. La regla impuesta es el silencio, que organiza la relación
garantiza la supervivencia del sistema. El secreto supone la con
vicción de que las vivencias en cuestión son incomunicables
Entre las personas involucradas nace entonces un vínculo de fa
to, sin alternativas.
Lo insólito de la situación le confiere una dimensión incon
fesable, impregnada de certidumbres o de evidencias que no s
pueden verificar. La frontera entre lo transmisible y lo no dicho e
impermeable y rígida. El secreto es una de las instrucciones má
notables y tenaces. Tiene carácter de compromiso implícito, a dife
rencia del pacto, que es explícito.

Pnsro

La característica particular de la relación de hechizo es el hecho


de que se apoya en un pacto contra natura entre el abusador y l
víctima.
El abusador propone un acuerdo transgeneracional falaz de no
revelación, de seudosolidaridad, que sostiene con permanente
amenzvas de represalias o con alusiones a las consecuencias que una
eventual ruptura del contrato tendría para los protagonistas (fami
lia, abusador, víctima).
CARACTERÍSTTCAS DEL HECHIZO 139

El pacto es transtemporal, no negociable e indisoluble. Por ello,


aun cuando el secreto es revelado, la víctima sigue sintiéndose obli
gada a no denunciar a nadie, a permanecer fiel y leal a las condicio-
nes implícitas del acuerdo.
Romper el secreto, pues, no implica romPer los vínculos entre
los actores y el Pacto.

RFSPoNS{BII,IDAD

Todo se presenta a los ojos del niño de modo tal que-éste cree
ser enteramente responsable de lo que pudiera ocurrirle a su fa-
milia.
La felicidad de ésta descansa sobre el silencio y la aceptación de
la víctima. Cuanto más "correcta" es la imagen exterior de la fami-
lia, más obligados se sienten sus miembros a Preservar esta seudofe-
licidad, y -áyo. es el senrimiento de responsabilidad del niño, se-
gún lo tt"-ot podido observar en las entreüstas'
Dicho sentimiento de responsabilidad se refuerza mediante los
innumerables mensajes en los que se le expresa claramente que tie-
ne a su cargo la protección de la familiay de cada uno de sus miem-
bros. En muchos casos la niña mayor se sacrifica para que los otros
niños puedan quedar a salvo del sufrimiento. La responsabilización
de la víctima es una operación sofisticada que Practica el abusador,
a obte-
a veces en asociación con el medio familiar o social. Apunta
ner una lealtad rígiday a que lavíctima respete el pacto aun si logra
alejarse de la familia
"Por
otra parte, la responsabilidad se transforma confusamente
en culpabiliáad cuando él niño se supone responsable de,ser desea-
ble a los ojos del adulto abusador, presunción confirmada con fre-
cuencia por el entorno familiar.

Fnr.ql.Ioeo

Gracias a la información y la sensibilización con respecto a los


problemas de abusos sexuales, hoy las víctimas pueden sentirse
o \,TOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I¡,
o FAMILIA

a menos encerradas en el deshonor, el rechazo,la segregación y


O marginalización.

o Los vínculos familiares ya no tienen un carácter tan indisolubl


ylafatalidad que antes pesaba sobre las situaciones de abusos sexu
o les ahora es menos "real". Pero, sin embargo, la víctima sigue con
a idea de que cualquier intento de rebelión ocasionaría e.ro.-.s s
frimientos a toda la familia.
a En un nivel individual, la víctima vive con la convicción de qu
O haga lo que haga, siempre estará en la categoría de las persona
a despreciables, marginadas por el carácter singurar y reprensible d
su experiencia.
o Por desgracia, la realidad suele confirmar las peores aprensione
o de las víctimas, ya que la evolución de las situaciones, lós relatos
o los testimonios de los abusadores muestran que a menudo los otro
miembros de la familia inüerten los papeles: designan a la víctim
a como causante de los problemas y la marginan y excluyen de su re
o natural.
o El miedo al desrierro, a la marginación y a la designación, qu
encarnan los arquetipos tradicionales de exclusión, forman parte d
a los temores de la víctima. Ella es empujada a aceptar el rol mític
a de chivo emisario y a monrar el altar del sacrificio familiar.
La programación consiste en activar imágenes de aislamiento
O soledad, para reaüvar los miedos ancestrales. se la invita a acepta
o su condición de vícrima y a instalarse en la fatalidad, como lo hicie
o ron miles de hombres y mujeres antes que ella. Tal estado es la ún
o ca respuesta a la pregunta: "¿Qué hacer?".
Los grupos de a1'uda y de encuentro con otras víctimas permiten
o romper con la idea de la fatalidad y el aislamiento, y ofrécen un
o asistencia de carácter solidario.

a
c Vrncú¡Nzn
o
o En la mayor parte de los casos el abusador no siente ninguna cu
pa, y todo el sen[imiento de incongruencia de la situación lo hace de
o riva¡ hacia la víctima. Esta es la única culpable, puesto que el abusado
o no muestra duda alguna sobre la normalidad de su conducta.
o
o
3
o
CARACTERISTICAS DEL HECHIZO

El hecho de que sólo la víctima soporte la mácula moral, el des-


honor y el enülecimiento se debe a su imposibilidad de "metaboli-
zar" lv experiencia del abuso sexual, ya sea por falta de medios o de
madurez. La víctima tiene la impresión de haber perdido toda su
pureza y su integridad, y siente vergúenza por el padre y toda la fa-
milia.
La vergüenza, manifestación de la dificultad que experimenta la
víctima para discernir claramente las responsabilidades de los pro-
tagonistas, le impide ver puntos de referencia dentro de la situación,
elaborar los acontecimientos, aprender. Las emociones predomi-
nan sobre la lectura de las informaciones.
La vergüenza es el resultado del comportamiento humillante del
abusador con respecto a la víctima. Las palabras obscenas y la desca-
lificación hacen creer a la víctima que es indigna por naturaleza.
Este sentimiento, que dura a lo largo de los años, parece afectar a
todas las víctimas. sean niños o adultos.
La vergüenza persiste más allá de la revelación y el final de la
relación. Sólo cesa definitivamente cuando la víctima logra colocar
ese sentimiento en el acusador.
El proceso de programación resulta impresionante por las con-
secuencias que trae aparejadas. A él se deben las retractaciones, las
revelaciones tardías, el silencio, las "complicidades" y las ulteriores
contradicciones. Provoca dificultades en los tratamientos, hace fra-
casar la internación en instituciones y sigue siendo fuente de per-
plejidad y preocupación para la familia, los trabajadores sociales y
los terapeutas.
El aprendizaje unido al estado sirve para efectuar Ia programa-
ción, dado que la erotización, el despertar sensorial, la repetición
y el anclaje forman parte de esta categoría. El secreto, el pacto, la res-
ponsabilidad, Ia fatalidad y la aergüenzo, soÍr operaciones de progra-
mación en el sentido estricto.
La programación no puede llevarse a cabo sin el aprendizaje li-
gado al estado.
142 \'IOLENCIAYABUSOS SEXUALES EN T¿, FAMILIA

Coxcl-uslów

Al ser el hechizo un fenórneno relacional tan amplio, con cons'


cuencias tan manifiestas sobre los estados de conciencia, el crec
miento y el desarrollo psicoafectivo de las víctimas (sobre todo si so
muyjóvenes), cabe pensar que el fin de los abusos sexuales no im
plica el fin del hechizo.
¡'n este capítulo hemos üsto cómo se construye una relación d
hechizo, y en qué mecanismos biológicos y técnicas comunica
cionales se apoya. son conocimientos indispensables para ayudar
que las víctimas puedan salir de semejante estado. Basados en nue
tra experiencia, podemos afirmar que el hechizo no cesa al term
nar el incesto. Se trata de una idea esencial, en la que radica la sin
g*laridad de nuestro punto de üsta y del tratamiento que propone
mos para resolver estos problemas.
Gran cantidad de hombres y mujeres s()n víctimas del hechizo
fenómeno más frecuente que lo que podría cr€erse.
Fuera de la dimensión sexual, el hechizo existe en los casos ex
tremos de üolencia, como cuando una persona explota o coloniza
abusir,amente a otra, cuando un empleado jerárquico se ve obliga
do a sacrificarse por su empresa, cuando los padres srúren la tiraní
de sus niños, cuando alguien es inducido a entrar en una secta o u
grupúsculo totalitario, o cuando una familia vive bajo la influencia
de la patología de uno de sus miembros.
En el capítulo siguiente proponemos una terapia del hechizo
concebida para los casos de abuso sexual, aunque el lector constata
rá que su organización es aplicable a todas las situaciones derivadas
del estado de hechizo.
5. TERAPIA DEL HECHIZO

L¡s rnss Án¡¡.s o¡ tA INTERvENCIÓN ren'rpÉurlce

Las intervenciones terapéuticas deben organizarse en tres áreas:


las secuelas de efracción, captación y programación.
Tales áreas corresponden a las tres i'praxis" del abusador y a los
aprendizajes relacionales de la víctima, que una vez terminado el
abuso sexual quedan instalados en ella como modos relacionales.
El trabajo sobre la efracciónabarca todo lo que apunta a restaurar
el territorio, la envoltura y el espacio personales. La colaboración
de la familia puede ser un elemento significativo y reestmcturante,
ya que lo que ha alienado al niño es, en Parte, su lealtad. Lamenta-
blemente, no siempre se puede contar con ella. Aveces ocurre todo
lo contrario: la familia se solidariza con el abusador para marginar
a la víctima, excluirla del grupo y privarla de su territorio una vez
más. Las internaciones en instituciones sustitutas precitadas, lleva-
das a cabo sin preparación y "en caliente", contribuyen a romper el
espacio persoÁal áe h víctima y alejarla de su familia. Muy a menu-
do los hermanos y las hermanas o la madre de la víctima le piden a
ésta que se desdiga, y la castigan negándole toto afecto y excluyén-
dola del territorio familiar, vale decir de su lugar de üda. Pueden
sernecesarias varias sesiones para que la familia se disponga a soste-
ner a la víctima, asumir su protección y colaborar activamente en la
terapia.
. Por lo general, la primera parte del trabajo se realiza con la vícti-
ma sola, quien en alguna medida recupera el sentimiento de igual-
o VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN LA FAMII IA
o
) dad gracias a que no está presente el abusador, y al mismo tiemp
a se prepara a confrontarse con é1. Esta primera etapa apunta
a resta
blecer la frontera personal, y marcar la intimidaá y tá pertenenci
o al grupo de pares. se trata de que ra víctima, en contra de.los apren
o dizajes precedentes, luelva a encontrar- la voluntad d.e protegerse
d
a las intrusiones y salir de la confusión y ra indiscriminu.iórr, áif.r.rr
ciando lo que es personal de lo que no lo es. Un buen ejemplo d
a este tipo de trabajo es la reflexión acerca de las responsabilidud"
o en el abuso sexual.

t _ crgando a Ia par de esta tarea se desarrolla una investigación ju


dicial resulta todavía más necesario empeñarse en definir,junto con
o la víctima, su frontera protectora. si ésta no escoge bien sus pala
a bras o su interlocutor, ello puede indicar la rotura-del espacio
per
o sonal, como ocurre, por ejemplo, cuando la niña a,r"rt" u ,r
compañeras sus experiencias incestuosas. De igual modo, quien s
a . encierra con obstinación puede estar haciendo un desespeiado
in
o te-nto por recuperar la frontera protectora de su espacio personal
El terapeuta debe estar muy atento a uno u otro extremo, y relacio
o narlos con la problemática de la efracción.
o El trabajo sobre la captaciónapunta a que el paciente pueda sus
a traerse del hechizo. consiste en revelar las técnicas utilizádas
abusador, poner de manifiesto las artimañas de que éste se valía
por e
a para volver dócil a su vícúma. Los relatos suelen ,.i dolororos.
con
a el respaldo del terapeuta, la víctima descubre los gestos, las miradas
o y los comportamientos que empleaba er abusadoipuru
mantener er
hechizo, se libera de la trampa y recupera la posibiiidad de pertene-
a cer a su grupo de pares.
o El trabajo sobre la programacióntiend,e a d.esactivar los aprendiza-
o jes relacionados con el hechizo y a abrir er acceso á niveles
metaaprendizaje. se trata de un trabajo metódico en el que es
de
a pre-
ciso examinar detalladamente todas las instrucciones que condicio-
a naron y siguen condicionando el comportamiento de ia víctima. El
o terapeuta se interesa por las premisas del razonamie'to y los a prio-

I ri, y trata de borrar en el espíritu de Ia víctima los sentimientos de


culpa, vergüenza y fatalidad, y explicarre cómo fueron transferidos
O del abusador ala víctima. También permite a ésta riberarse
o unilateralmente del pacto y del secreto.

o
o
TEMPIA DEL HECHIZO

La clave de la intervención radica en hacer que Ia víctima logre


reconocer la naturaleza "extÍaña" de determinadas üvencias que
hasta entonces tomaba por propias. Se trabaja en contra de las nor-
mas éticas de la terapia, sobre el tercero ausente: se definen sus com-
portamientos como intencionales y se lo responsabiliza de sus actos.
Tal modo de organizar el trabajo significa que el protocolo debe
contemplar las tres áreas, no que las intervenciones hayan de respe-
tar necesariamente el orden expuesto.
El orden de las etapas del protocolo obedece a una lógica que
guarda re'lación con el proceso de hechizo.

L¡s nrep¡s DEL TRATAMTENTo

En el protocolo de tratamiento (capítulo 5, Primera Parte), las


etapas 3, 5 y 6 corresponden a la programación; las etapas 2 y 4, ala
captación, y las etapas 7 y 7 , a la efracción. La secuencia de las eta-
pas puede explicarse de la siguiente manera:
Hasta ese momento,-la víctima sólo puede asociar los hechos, las
üvencias y las experiencias con el incesto o el abuso sexual. Se trata
prioritariamente de que empiece a verlos como fenómenos asocia-
dos a una alteración de la conciencia (revelación del fenómeno de
hechizo).
Por ello es que se necesita evocar con la víctima el momento en
que se produjo un cambio en su relación con quien será su abusador
(evocación de la "puesta bajo hechizo").
En este momento lavíctima muestra, con respecto al terapeuta o
a quienes la rodean, comportamientos que parecen ser la manifes-
tación actual de las instrucciones recibidas en la relación de hechi-
zo. Conüene explicárselas como tales, con lo que a veces se impide
que interrumpa el tratamiento (relaciones entre los comportamien-
tos actuales y el hechizo).
Luego se trata de que la paciente pueda pasar del lugar de objeto
al de sujeto, que se lrrelva observador del abusador, viéndolo en pers-
pectiva y tomando Ia iniciativa (descripción detallada del abusador).
La etapa siguiente consiste en ampliar el campo de observación
de la persona: del personaje del abusador se'pasa a su método, sus
r46 VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I-A. FAMILIA

maneras de proceder con la víctima y los allegados, así como los r


tuales y los comportamientos de los demás miembros de la fam
(descripción detallada del abusador, la familia y el conrexro).
Sólo entonces se pueden abordar los aspectos más confusos, co
tradictorios y complejos de la experiencia de la víctima, y tratar d
que ésta pueda expresar lo inconfesable y manejar la ambigüedad
de sus sentimientos, que van de la erotización a la vergüenza, de l
excitación sensorial a la humillación (trabajo sobre la intensidad
sensorial de la relación).
Llegada a este punto, Ia persona está en condiciones de üvir la
últimas experiencias, que apuntan a sacarla del trance y devolverle
su capacidad critica. El hechizo sólo cesa cuando la víctima llega
darse cuenta de que puede retirarle al abusador el poder que le
había concedido. Por otra parte, este paso involucra a todas las per
sonas implicadas en el proceso del abuso sexual, ciegas o cómplices
(salida del hechizo).

El u¡N¡Jo DEL TMTAMTENTo

Los equipos que intervienen en el tratamiento deben ser capa


ces de explicar, tranquilizar y actuar de modo pedagógico.
Lejos de situarse en el registro del acompañamiento solitario
el operador ha de adoprar una posición directiva, metódica y cons
tructiva.
El trabqjo debe adaptarse a la realidad de la víctima, a su disponi
bilidad, a su madurez, a su necesidad de hablar, a sus medios de ex
presión y a su capacidad para "digerir" la experiencia de la terapia.
Hay que utilizar el protocolo con una actitud de respeto y de empatía

Pnorocolo DE TMTAMTENTo

Rnelación del hechizo a ln uíctimn

En esta primera etapa se apunta a revelar la existencia del hechi


zo como modo relacional, y hacer posible que la víctima "reescriba"
TERAPIA DEL HECHIZO 147

su historia en el marco de esta nueva manera de comprender que le


provee el concepto de hechizo' Para ello, es necesario:

el hechizo y explicarlo como un fenómeno interac-


-Nombrar
cional y comunicacional en el que uno ejerce dominación sobre el
otro.
que esta contrarrevelación pueda ser escuchada, se debe
-Para
crear un estado emocional adecuado, vale decir crear un estado de
receptividad, permeabilidad y atención reforzada con resPecto al
mensaje que se transmite.
que era imposible decir "no" a causa de la compleji-
-R.uét-
dad y banaliaa¿ aet .staáo de trance y por la amplitud de los efec-
tos gue éste provoca sobre los estados de conciencia'
el objetivo de las entrevistas y de las preguntas-que se
-E,*pt.*
plantean, estableciándo una diferencia entre las preguntas d-estina-
das a averiguar la verdad (procedimiento policial o judicial) y las
destinadasá comprender los procesos psicológicos que acompaña-
ron el abuso sexual. Esto es muy importante para eütar un discurso
justificativo o reiündicativo de lavíctima, de orden másjudicial que
terapéutico.

Eaocación d'e ln' "puesta bajo hechizo"

Podría resumirse en una Pregunta: "¿Cómo ocurrió?"'


. Es preciso entrar en el relato, la reconstrucción histórica del con-
texto: lugares, circunstancias, actores, participantes, espectadores'
etcétera.-Hacer el retrato de la familia, el decorado de la tragedia'
Se puede, entonces, definir de modo más preciso el comienzo
de
la situación, buscar los primeros comPortamientos desviados del
abusador (gestos y argumentos que han provocado perplejidad en
el niño y lo han inducido a quedar paralizado, a replegarse y ence-
rrarse) y los comportamientos inadecuados de los otros miembros
de la farnilia. se procura evocar el momento preciso en el que la
relación cambió, transformándose en una relación abusiva.

_Esteperíodocorrespondealmomentoenelqueelniñotuvo
O 148 VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I.A. FAMILIA

o que integrar en su
o imlqen del padre la imagen del abusador, p
diendo sus referencias rógicas uiu.... obrigaáo
o incompatibilidad: tal es el cemienzo del hechizo. ",."f,"r r.-ejan
o _ -Aparece así el rerato de Ia efracción: intrusiones sut'es o ü
lentas en el terrirorio personal de la víctima, u"r."-i."á
o vo de las fronteras intergeneracionales, pérdida
p-J."
de las iiragen
o protectoras de los otros miembros de la fámilia.
a
o Vínculo entre el comportamiento actual el hechizo
o
^t

o Como se dijo, en este


-o-..r,o Oel tratamiento aparecen, co
al terapeuta o a otras personas, comportamientos
a :::1".,"
recen ser manifestaciones actuares de la programación.
que p
se las ha d
o señalar, para que no comprometan el irabajo
terapéutico. De
a contrario, pueden interrumpirlo o hacer qué el
[re menos interesado.
p".i"rrr. se mue
O En situaciones del momento, y en la relación
con el operado
o aparecen comportamientos "respuesta" programados
durante
o hechizo.
La víctima dende a restar importancia a los
o manifestar temores, dudas, culpa, y una ciega
hechos, retractarse
lealtad hacia su fa
o milia' Se observa una resistencia a trabtar, evocar
cidades críticas, como si de pronto se hubie
y utilizar sus capa
a conminaciones programadas (,,Siempre serás
ían ,eforzado la
o una mala h¡a.-; con lo
hombres no podrás sino fracasar... " o, más aún, .,No
debeJhaúlar... "¡
a creando comportamientos predeterminados
y preaestinaaos.
o El-terapeuta tiene que mostrar la relación entre
actuales de la víctima, el estilo de sus relaciones
to, froUt._"
o res y lo que aprendió en el hechizo.
con sus interlocuto-

o
a Des crip ción detallnda del abus ad,or
o
a Esta etapa consiste en hacer que la víctima
pueda pasar del lu_
qT q. objeto al de sujeto, que pueda converrirse en observador
o del abusador' que tome distáncia con respecto
a a éste y se anime a

o
o
TERAPIA DEL HECHIZO 149

tomar la iniciativa. Todas las etapas anteriores, aunque hayan


acentuado su posición de víctima, sirven para sacarla del estado de
confusión al que la había llevado su participación en los abusos
sexuales.
De aquí en más cada uno debe hacerse cargo de lo suyo, y la cul-
pa le corresponde al abusador. Las víctimas suelen tener imágenes
muy "míticas" de éste. El terror, las emociones, el malestar hacen
que el personaje del abusador parezcainalcanzable, a salvo de cual-
quier amenazay cualquier sanción. Tal representación constituye
el blancó de esta etapa. Cuando el abusador vuelve a presentar una
figura humana ante los ojos de la víctima, pierde su capacidad de
hechizar, y aquélla puede liberarse de la idea de que estará para
siempre a su merced.
Si se ha conseguido avanzar hasta este punto, es probable que ya
se empiece a instaurar una cierta distancia entre la víctima y el
abusador.
La descripción del abusador tiende a agrandar dicha distancia.
¿Cómo era? ¿De qué hablaba? ¿Cómo actuaba? ¿Qué rqlaciones re-
nía con otras personas? ¿Cuáles eran sus puntos fuertes y sus puntos
débiles?
Estas preguntas, con las que se busca hacer un retrato más que
emitir juicios, servirán a la víctima para colocarse en una posición
activa y separada con respecto al agresor.
El hecho de pasar a la posición de observador y de actor quita a
la víctima su carácter de objeto.

Descripción d.e las tócnicas d,el ahusad,m y d.e lns rituales familiares

Esta etapa consiste en ampliar el campo de observación de lavíc-


tima. Se pása del personaje del abusadór a su mitod,o, sus maneras
de proceder con respecto a la víctima, así como a los rituales y los
comportamientos de los otros miembros de la familia.
El terapeuta se ocupa aquí de los aspectos relacionados con la
captación. En su relato, la víctima evoca el método del abusador, el
canal que más ha utilizado en su estrategia de aproximación corpo-
ral y psicológica, las palabras pronunciadas en un contexto deter-
150 VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN Lq, FAMILIA

minado, con los actos, los gestos, los discursos y las miradas que la
acompañaban. Esto sirve para revelar eljuego en el que cayó presa
la víctima.
Algunas preguntas pertinentes en esta etapa pueden ser, po
ejemplo: "¿En qué momento sentía usted la inseguridad, la amena
za, el malestar con respecto h su integridad personal?" o "¿Qué com
portamiento preüo funcionaba como anuncio y Ia paralizaba?,,.
Hay que hacer un inventario de las diferentes maneras de abor
daje utilizadas por el abusador y de su impacto sobre la víctima y los
otros miembros de la familia: "¿Cómo hacía él para que usted se
volüera vulnerable, sensible a sus solicitaciones?"; "¿Utilizaba la ter
nura, las amenazas, la piedad, los privilegios?".
En este momento el terapeuta debe invitar a la víctima a descri-
bir minuciosamenre Ia secuencia, las palabras y los gestos, pedirle
que también describa el comportamiento del abusador con respec
to a Ios otros miembros de la familia, y las reacciones, Ia pasividad,
la complicidad, la inconciencia, la ceguera de éstos.
En suma, se procura que la víctima observe retrospectivamente,
que al describir pueda tomar cad,a vez mayor distancia y que se
acostumbre a comprender, en su relato, los movimientos, hasta
entonces extraños e impreüsibles, que realizaba el abusador. De
esta manera los rituales se vt-relven familiares y pierden su fuerza
mágica.
Todas estas operaciones requieren muchísima delicadeza y una
gran empatía por parte del terapeuta.

Intensid.ad. sensorial de Ia relnción

Llegados a este punto, es posible abordar los aspectos


-ár.orr-
fusos, contradictorios y complejos de la experiencia de la víctima y
tratar de que pueda expresar lo inconfesabl4 así como de manejar la
ambigüedad de sus sentimientos que van de la erotización a lá ver-
gúenza, del placer a la humillación.
En algunos testimonios, mujeres y hombres víctimas de abusos
pudieron expresar el malestar que les causaban las vivencias contra-
dictorias, el doble vínculo de sentimientos agradables y desagrada-
TEMPIADEL HECHIZO l5l

bles, de proximidad deseaday rechazada. Se trata de una resPuesta


paradójica a una situación imposible cuando la víctima no ve esca-
patoria alguna. Las emociones más profundas traicionan la lógica
formal, y el niño se deja llevar por sus deseos de ser amado, de ser
"elegido", de abandonarse a la ineütable transgresión.
En determinadas condiciones, el cuerpo se habitúa a las esti-
mulaciones sensoriales, vive alíenado en la red de los receptores
sensitivos que responden a los estímulos mediante bucles retroacti-
vos excit¿ción-catarsisexcitación'
Esta etapa consiste en alentar a lavíctima Para que reconozca los
aspectos ambiguos de lo que percibió, y diferencie la excitación del
deseo, la pasividad del consentimiento y la participación de la res
ponsabilidad. Este pasaje es el más dificil desde el punto de vista
terapéutico. A veces, para abordar el tema con mayor facilidad, se
solicita la ayuda de otro teraPeuta del mismo sexo que el paciente.
El terapeuta puede sugerir que una duda ha podido instalarse en
el espíritu de su cliente con respecto a su eventual placer secreto,
(autocondenándose dadas las circunstancias de la experiencia), y
explicar que el cuerpo, al "ignorar" las leyes de lo prohibido, reac-
ciónó según las leyes que lo rigen fisiológicamente'

Sakd.a d.et h¿chizo

Por fin, el paciente está preparado para viür las últimas experien-
cias destinadas a sacarlo del trance, Para que recupere su capacidad
crítica. El hechizo, por cierto, sólo acaba cuando la víctima se da
cuenta de que puede retirarle al abusador el poder que le había
concedido.
Sin embargo, los pasos anteriores ya han servido para quebrar la
dominación del abusador. Desde la primera etapa se obserya un
cambio significativo en el comportamiento de la víctima. La nueva
definición de la situación muestra de inmediato sus efectos benéfi-
cos. Cuando la paciente se sitúa en la posición del obsenrador y
abandona progresivamente su lugar de objeto y de víctima, descu-
bre ante sí una persPectiva inédita.
Pero aunque a lo largo de las etaPas previas haya recuperado su
a r52
o VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I-A, FAMILIA

o dignidad, todavía le falta obtener el reconocimiento familiar y so


o cial por los daños que ha sufrido y la reparación de parte de todo
o los que hirieron su integridad.
Muchos abusadores nunca reconocen su crimen, pero las víct
o mas deben estar preparadas para enfrentarse con ellos, hacerle
o saber lo que perdieron (la infancia, la adolescencia, la confianza e

o los padres y los adultos, la experiencia de la sexualidad, la autoest


ma y la libertad) y quitarse de encima cuanto habían asumido equi
o vocadamente (la vergüenza,laculpa, la fatalidad y los efectos de la
o programación).
El éxito de este movimiento de salida del hechizo guarda meno
o relación con la realidad de la reparación que con la voruntad de
o reclamar lo debido. La ausencia del abusador o el hecho de que s
o niegue a reconocer sus faltas no constituyen obstáculos para álcan

o zar lameta, a saber: que la víctima se decida firmemente a exigir una


reparación. Pero deben utilizarse medios adecuados a cada caso
a Recuérdese que la víctima recupera su dignidad cuando su posición
o existencial le permite mirar de frente al abusador y exigirlé repara

I ción. La respuesta del abusador es un epifenómeno. Lo que impor


ta es el cambio que se ha operado en la persona que se encontraba
a en posición de víctima.
o El objetivo del tratamienro no es obtener l¿ reparación sino que
ésta sea exigida, independientemente de lo que ocurra después. S
a el abusador rechaza el pedido de la víctima, ésta puede conocerlo
o aún mejor y comunicarle su frustración, su decepción y su cólera.
a Así se acelera el proceso de desmitificación, cambian los papeles y
se restablece la igualdad.
o cuando el abusador acepta participar en sesiones con su antigua
o víctima, el encuentro sólo puede resultar positivo si ésta ha adquiri-
o do suficiente fuerzay libertad para no depender enteramente áe h
confesión de culpa por parte del agresor. De lo contrario, puede
o reactivarse el fenómeno de hechizo.
o La presencia del terapeuta puede permitir a la víctima hablar de
a su sufrimiento y expresar su pedido de reparación, cualquiera que
sea la respuesta del abusador.
o Si se utilizan los medios adecuados, el abusador puede recorrer
a el camino que va de la negación a la responsabilización,en el senti-
o
a
o
TERAPIA DEL HECHIZO 153

do preconizado por Cloé Madanes (1993). Inspirándonos en estos


conceptos, hemos profundizado nuestras ideas en cuanto al reco.
nocimiento de la falta. Cualquiera que sea la situación, nos parece
posible sistematizar tres niveles generales de implicación, con res-
pecto alafalta, de parte de los actores.
En eI primer niael, uno le manifiesta al otro su pesar. Reconoce la
pena de éste, pero no considera que su propio comportamiento sea
condenable. Cree estar en lo justo, pero se compadece del sufri-
miento del otro. Por ejemplo, en la frase: "Lamento informarle que
su pedüo..." se obseria q.re quien "lamenta" lo hace desde la pási-
ción alta, sin ninguna noción de transgresión ni de arrepentimien-
to. EI hecho de que manifieste su pena por el destinatario implica
reconocimiento y establece una premisa de respeto en la relación.
Cuando un cón¡rge comunica su pesar al otro y reconoce el sufri-
miento de aquéI, admite haber originado ese estado de cosas, pero
no se estima necesariamente obligado a reparar, sólo asume las con-
secuencias. El otro debe enfrentar solo su propio trastorno.
En eI segund,o niuel, se trata de presentar excusas. IJno reconoce
explícitamente su error delante del otro y se muestra pronto a asu-
mir su responsabilidad y las consecuencias inherentes, sin ambigüe-
dad. El acto que dio origen al sufrimiento puede haber sido volun-
tario o no, pero ahora aparece con claridad que quien ha ocasiona-
do un trastorno manifiesta su contrariedad y está dispuesto a indem-
nizar al otro, simbólica o materialmente. Se entiende bien que la
falta es excusable. La relación es igualitaria.
EI tsrcsr niuelse caracteriza por el reconocimiento que un sujeto
hace de una falta inexcusable, cometida voluntariamente, en detri-
mento del otro a quien provocó sufrimiento y dolor. El pedido de
perdón implica una crítica profunda del acto cometido, un arrepen-
timiento sincero, una toma de concienciay lavoluntad de abstener-
se de repetir cualquier comportamiento semejante. Quien pide
perdón acepta la posición bajay, por ende, la posición alta de quien
podría acordarlo. No existirá igualdad en la relación hasta el even-
tual perdón.
Cuando una falta es imperdonable se implora clemencia. Se tra-
ta del cuarto niuel
Por otra parte, consideramos que el perdón debe ser merecido,
VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN Ij' FAMILIA

y que nunca se lo ha de acordar antes de que haya sido pedido


Hemos observado que cuando la víctima perdona gratuitamente
antes de la demanda, conserva su sentimiento de indignidad y s
depresión. El pedido de perdón constituye Ia únicavía posible par
la reparación y la restauración del vínculo, pero la víctima no tien
ninguna obligación de acordarlo si no lo desea.
Este ritual parece ser la acción más pertinente y más estructuran
te, tanto paralavíctima como para el abusador, y aun Parv el tera
peuta. Se trata de un encuentro entre el abusador, la víctima,
familia y el operador o los operadores que intervienen, donde la ví
tima puede decir que ha sufrido a causa del comportamiento abus
vo del autor de la violencia sexual y que esperauna reparación d
su parte.
El abusador tiene la posibilidad de admitir que ha causado sufr
miento moral a la víctima, reconocer la ofensa cometida y asumir s
responsabilidad y su falta. Debe comprometerse explícitamente
nuncajamás cometer otro acto de esa naturaleza. Se le solicita qu
pida perdón a la víctima, sin que ésta deba sentirse obligada a oto
gárselo.
El tratamiento de una situación tan grave como es el abuso sexu
no permite la más leve ambigüedad. Para facilitar y clarificar el pr
ceso terapéutico conüer'e trazar una línea directriz y planificar un
meta final, aun si, como sucede en un gran número de casos, es
ritual de pedido de perdón resulta irrealizable en raz6n de qu
muchos abusadores niegan los hechos, rehúsan participar en la
sesiones, son inaccesibles o están ausentes o muertos.
Proponemos que la etapafinal de la terapia se organice en torn
a la idea de que el abusador debe pedirle perdón a la víctima, y qu
ésta debe permitirse exigir una reparación. Algunas veces,
abusador, apoyado por el resto de la familia, tiende a pedir perdó
rápidamen te, p^ra "dar vuelta la hoja" y trivializar sus actos. Por es
razón es necesario que esta etaPa no llegue demasiado rápido en
proceso de salida del hechizo.
Antes que nada, el abusador debe demostrar que su actitud
genuina, que lo lamenta de verdad. La víctima debe eütar perd
nar precipitadamente y sitr autenticidad, lo que le crearía la ilusió
de tener poder sobre el abusador. En esta fase de crisis se ha d
TERAPIA DEL HECHIZO 155

conducir el tratamiento con mucho tacto. El teraPeuta debe cuidar


que cada etapa satisfaga la coherencia del tratamiento. De
esta ma-
,r..u, la víctima puede liberarse rápidamente del hechizo'
Elmismoprocesoseutilizaconlosmiembrosdelafamiliaque
(madre' hermanos'
estaban más o menos al tanto del abuso sexual
tíos, abuelos, etcétera) , P^ra señalarles 'que no supieron o no qui-
sieron proteger a la víctima.
cloé Iua¿ánes puntualiz^ qtfe el trabajo indiüdual con la vícti-
ma no sustituye el trabajo con la familia:

a la familia' liberar a la vícti-


[...] No le corresponde al terapeuta, sino
es una víctima' y que el abusador
-a á.1 hechizo y confirmar que la víctima
es el responsable.

Además, esta autora prefiere el concepto de anepmtimimtoalde


perdón:

El abusador debe expresar con sinceridad su dolor y su agepentimien-


que pida per-
to, de rodillas ante la victima, pero no se le debe permitir
nada' La víctima
dán, porqrr. no tiene derechó a pedir absoluamente
accesorio' Lo esencial es
f"a.á p..a"narlo algún día, o no, perohechizo reconociendo que él es el
esto es
áel
i,r. .t ubrrrudo, libeie a la víctima
iti.o ,.rpo.sable del crimen, y reconociendo'el dolor que ha provocado
en la víctima.

sincero'
El terapeuta y la familia deben evaluar si el abusador es
hasta que
Si considáran que no' se vuelve a emPezar en cada sesión'
se exprese con toda buena fe'
de
Cárno se habrá podido observar, en este Punto disentimos
Madanes.
Cuandolavíctimaestásolayningúnmiembrodelafamiliapue.
deacompañarla,puedenutilizarseritualesconmetáforasqueevG'
quen la liberación del hechizo'
- radi-
Lu difi.,rltad del trabajo con las víctimas de abusos sexuales
de hechizo
ca en los condicionamieitos profundos que la relación
presentado
les imprimió. El protocolo dé üatamiento que hemos,
comportamientos dirigidos, por
,i*" p'u* ofrecei alternativas a los
relación
toma muy en cuenta los efectos de la programación' La
que
a 156 VIOI.ENCIAYABUSOS SEXUALES EN I"{ FAMILIA
O
o de hechizo es una relación de influencia abusiva. También el rcra
o peuüa se ve obligado a utilizar su influencia sobre la persona que l

a pide ayuda. Noie trata tanto di descartar esta influencia como d


ponerla al servicio de la igualdad en las relaciones, única garantí
O de equidad y de mutua libertad entre los hombres.
O
o
a
o
o
o
o
o
a
a
o
o
o
a
o
o
o
O
a
¡
o
a
o
a
o
o
o
CONCLUSIÓN GENERAL

EI principio del mal no es moral. Es un prin-


cipio de desequilibrio y de uérligo, un principio
d¿ mnplcjidndy dz extruñan, un principio dn seduc-
ción, un principio de incom.patibilidad, dz anta-
gonismo y d¿ irreductihikdad. No es un principio
de muerle sino, pm el contrario, un principio ai-
tal de d,eninculación.
J. BAUDRILIARD

Esta proposición nos invita a redefinir el mal, a verlo como com-


plejidad más que como inmoralidad y a distinguir el trabajo terapéu-
tico del enfoque moral.
Mientras las problemáticas de üolencia y de abusos sexuales fue-
ron cpnsideradas desde puntos de üsta morales y moralizadores, no
se pudo abordarlas más que por la exclusión, la reprobación, la
denuncia, la designación y el oprobio. Pero no resulta fácil salir de
esta actitud. Todos conocemos los intensos sentimientos de indig-
nación, cólera y repulsión que pueden suscitar en nosotros relatos y
testimonios que escuchamos como terapeutas.
Para mantener Ia acción terapéutica fuera de este campo necesi-
tamos definiciones y conceptos que, al tomar en cuenta la comple-
jidad, abran nuevas posibilidades a nuestra creatividad y nuestra
imaginación.
Frente al atascamiento propio de las teorías en las que la üolen-
cia aparece como una especie de fatalidad, proponemos la alterna-
tiva de una definición interaccional de la üolencia: una "mala rela-
ción" no es lo mismo que un "hombre malo", especialmente en
cuanto a las perspectivas de cambio.
Así, pues, si la üolencia aparece como un desequilibrio relacio-
nal más que como la consecuencia de un defecto en la construcción
psíquica de uno u otro, si evitamos deslizarnos del deJecto ala falta,
se abre la posibilidad de imaginar soluciones. También evitamos
remitir permanentemente la violencia al "otro" monstruoso, extra-
VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I.q. FAMILI,A

ñamente extranjero, contaminación de la que nos preservarían ta


sólo las diferencias de naturaleza.
De lo contrario, se corre el riesgo de definir la violencia del ot
como una alteridad absoluta, que es exactamente lo contrario de
alteridad, por cuanto induce la condenay no la aceptación del otr
Por una suerte de juego de espejos, el terapeuta se encuentra fren
a la cuestión ausente en los actores de la interacción violenta:
cuestión de la difere ncia,la cuestión de la existencia del otro com
ser diferente.
En Ia violencia y el abuso sexual existe el mismo desequilibr
que encontrarnos en la negación del otro, mientras que el recon
cimiento de su existencia y de su diferencia es la condición de
humanidad. En una tentativa desesperada de indiferenciación, l
actores de laviolenciayerran permanentemente este ejercicio de
alteridad. La interacción violenta aparece como una forma extrem
de supervivencia relacional, una paradoja en la que sólo se pued
vivir con otro a condición de destruirlo, porque toda diferenc
encierra una amenaza, una forma relacional que podría llamars
con palabras de Baudrillard, "una dewinculación".
Latarea es difícil, no cesa de ponernos a prueba a cada uno d
nosotros y a nuestra capacidad para aceptar lo que parece inacept
ble. Traemos aquí otra cita, que podría oponerse a la anterior: "L
medusa representa una alteridad tan radical que no se la pued
mirar sin morir". La temática de lo idéntico y Io diferente es ese
cial para la comprensión del incesto.
Para terminar, subrayemos que las propuestas de este libro sup
ran ampliamente el campo restringido que nos habíamos fijado
empezar la investigación. Más allá de la violencia física y de los ab
sos sexuales, los fenómenos relacionales identificados (los proceso
de desencadenamiento de la violencia o el hechizo) intervienen e
la üolencia psicológica o en la üolencia social. Por lo demás, el h
chizo ha demostrado ser un concepto rico en posibilidades pa
describir los procesos de condicionamiento y de programación o
servables en algunos acontecimientos sociales que marcan fuert
mente nuestro tiempo, tales como el desarrollo de sectas y el impa
to de las imágenes de los medios de comunicación de masas.
ANEXO

Dos cnsos

Las dos situaciones exPuestas en las páginas siguientes no son


protocolos de terapia sino testimonios que sirvieron para elaborar
las hipótesis de trabajo, los conceptos y el método de inten'ención
explicados en los capítulos anteriores.
Voluntariamente renunciamos a darles una forma más "litera-
ria", para que el lector entre en contácto de modo directo con los
.lernlntot más significativos del relato. Nos pareció más pertinente
exponer a su crítica el objeto de nuestras conceptualizaciones tal y
como lo observamos en su origen
l-,amayoría de los elementos descritos en los capítulos "Perfil de
los protagonistas", "Características de la comunicación" y "Caracte-
rísticas del hechizo" aparecen condensados en estos breves textos.
Los protagonistas autorizaron la reproducción de sus escritos
originales. Se modifrcaron los nombres, los lugares y las fechas para
preservar su identidad.
Sólo se presentan los aspectos relacionados con sus vivencias y
sentimientos, no así el proceso terapéutico'
La primera situación es un extracto del relato de una asistente
social, quien en un informe de supervisión reproduce las confiden-
cias de una paciente sometida a abusos sexuales por su padre- Guiada
por el supervisor, la asistente social asumió el trabajo terapéutico.
En la segunda historia, que tiene forma de carta, una mujerjo-
ven le relata a una asistente social su experiencia de niña üolada por
o r60 \,{OLENCIA YABUSOS SEXUALES EN Iá FAMILIA
O
a '
su padre. Esta paciente había expresado el deseo de escribir p*
o poder comunicar sus üvencias con mayor fidelidad. Sus cartas está
o reproducidas sin modificaciones, de manera que las palabras.*
pleadas, las redundancias y la construcción conservan todo su po
o der de significación.
a El caso Lucy muestra la importancia del estado de trance co
o disminución de la vigilancia. En las sesiones de supervisión
la asistente social había referido su experiencia con el padre de l
o víctima. Durante años, cuando visitaba a la familia, la mirada de
O este hombre le ocasionaba un profundo malestar, hasta el punto
o de volverla temerosa e inoperante. Le inquietaba tener que ha
cer una nueva visita porque sentía que quien controlaba la rela
o ción era é1, lo efectivizaba conseryando permanentemente la ini
a ciativa.
o De modo retrospectivo, la asistente social pudo describir tal mi
rada,y el efecto que le causaba. Durante un largo período ella mis
a ma fue ciega al abuso sexual, como lo eran los miembros de la fa
o milia.
o Gracias a la supervisión pudo, en un primer momento, salir de
hechizo, luego recuperar su capacidad de operar con su paciente
O por fin enfrentarse con el abusador. El cambio se produjo cuando
o la asistente social pidió perdón a Lucy por né haber podido prore
o gerla de modo eficaz durante el período de su primera interüen
o ción, cuando Lucy era aún una niña y vivía con sus padres. Así, pues
el tratamiento de Lucy empezó con un reconocimiento explícito y
o un pedido de perdón por una falta cometida con respecto a ella.La
o relación que la asistente social estableció luego con Lucy le permi
o tió conducir el tratamiento con éxito.
Esta experiencia muestra con claridad cómo el hechizo trastor
o na en primer lugar a la víctima, pero luego también al resto de Ia
o red relacional, y con frecuencia a los profesionales que intervienen
o en el caso (educadores, asistentes sociales,jueces, directores de es
tablecimientos, psicoterapeutas, etcétera).
e
o
O
o
O
a
ANEXO

C¡so Lucv. Nor,qs or suP¡nvlstÓN

Una pareja joven con una hija: Lucy, 2l años - Pierre, 27 años -
Céline. l0 meses.
Problemas de üolencia conYugal.
Pierre le pega a Lucy, casi desde el principio del concubinato
(1e87).
Lucy ha buscado refugio varias veces en casa de sus padres' Lue-
go, cuando éstos se divorciaron, en la de su madre (afines de 1988).
El iupervisor me pide que hable de Lucy, de su vida antes del
concubinato.
A causa de los grandes problemas económicos y educativos de la
familia, en 1987 se decide una tutela y una intervención educativa
para sus dos hermanos menores (un varón y una niña) '
Después que Lucy se va del hogar me entero de que había sufri-
do abuios seiuales. Lucy se había confiado a unavecina, la cual me
puso al tanto cuando Lucy ya no vivía con su familia'
El supervisor piensa que si Lucy logra hablar del período previo
a los abusos sexuales y desmontar el mecanismo de la seducción,
podrá salir del hechizo que ejerce su padre sobre ella'
Nos ponemos de acuerdo en que veré a Lucy sola y le propondré
tal trabajo.
A mediados de setiembre veo a Lucy. Desde el primer momento
se muestra contenta de poder hablar, por fin, de este tema'
Me describe minuciosamente el "libreto". Está muy pálida, sen-
tada como si se proyectarahaciaadelante, muy temblorosa' Quiere
decirlo todo, sin olüdar absolutamente nada. Todo vuelve a su me-
moria. Al final Parece agotada, pero aliviada en extremo'
Me dijo que todos sus problemas de pareja venían del hecho de
que a menuáo rechazaba las relaciones sexuales con Pierre, porque
ü momentos la imagen de su padre era demasiado violenta.
"ro,
Después de este relato no hubo ninguna otra escena de violen-
cia fisiia en la pareja. Lucy pudo hablar con Pierre de_nuestra en-
trevista y de su deseo de hacer una reunión con la familia para reve-
lar el secreto.
fl 162 \4OLENCIA YABUSOS SEXUAI.ES EN LA FAMILIA
{
.l'
Rsr¡ro A MEDTADos DE sETTEMBRE DE lgg0
1
¡
En setiembre de r984 Lucy tenía 12 años y medio
y estaba inte
ii na en el colegio con su hermano philippe.
Los padres iban a buscarlos todos lós viernes por
Ia tarde.
En el üaje de vuelta, Lucy va sentada atrás, y su padre
la mira si
cesar por el espejo retroüsor. Lucy se queja, ,l,
_áa.. ,. ,í. y t"m
bién el padre. (Jna vez llegados a la casa, pór lo general
la maáre, e
padre y ellavan a la cocina para prepar". lu ...ru. Los
hermanos
las hermanas están en la sala, mirando televisión.
atg,rtu, u...
Lucy queda sola con su padre. Éste la toquetea, le
rocalas nalgas
le pellizca los senos.
Lucy le dice: "Basta".
El padre contesta: "No me dirás que te hago doler,,.
La escena dura hasta la cena.
La cena está lista, cada uno ocupa su lugar. cuando
todos están
sentados, el padre mira fijamerrt. i L,r.y, y ríe con
disimulo, .,bur_
lándose de mí".
le dice deje de hacerlo. La madre expresa sorprendi_
,
da:
!"?
"¿Qué -que
pasa?"; después Lucy siente zumbidos .r, lo, oídos,
no ve
casi nada.
EI padre dice: "Llegó el momento, se va a caer ".
La madre: "Si te
sientes mal, vete a la cama".
Lucy permanece totalmente inmóvil, incapaz
de hacer nada,
hasta que se cae.
AI día siguiente, sábado, cuando Lucy bajaba a Ia
cocina, su ma_
dre le decía que se había desvanecido y qr. ,r,
padre la había lleva_
do ala cama. Toda la familia estaba leür,L¿", sálvo
Anne, qr.. d,r.._
me en la misma habiación que Lucy. AAnne le
cuesta muchísimo
despertarse, oye zumbidos, ve todo borroso
y no puede sostener
nada en la mano.
El padre le preparaba el desayuno yle decía:.Te
dewaneciste,,, y
su madre: "Tu padre se encargó de ponerte ,,.
el pijamay d.
El padre estaba muy amable. ya no la molesáb ".ortart
u nil^toqr"teaba
más durante toda la mañana. A ra mesa, e'a
ya no estaba irent. ar
padre, su hermano ocupaba ese lugar. pero
por Ia tarde volvía a
acecharla. cuando Lucy miraba tereüsión,
er padre se poníaáetrás
165

de ella, la toqueteaba, la miraba sin parar y se masturbaba delante de


ella. Lar"g.ri" por todos lados, la reteníajunto a é1, a solas, so Pre-
texto de tareas domésticas
Lucy se lo contó a su madre. Esta no le creyó'
14 años y medio: 2 años después del primer desvanecimiento,
Lucy pide una llave de su cuarto. El padre tenía el duplicado. Lucy
se las arregló para quedarse con las dos llaves'
Algunoi tttá."t más tarde le habló a la abuela paterna, quien pro-
metiór"regañar" asu hijo, y le dijo a Lucy que si la cosa se repetía
tenía queiacer la denuncia. El padre se calmó durante un tiemPo.
Lucy seguía sufriendo desvanecimientos, pero podía ir sola hasta la
sala, donde había una cama grande'
Una noche en que el desmayo era menos profundo, vio a su pa-
dre desnudo con .n la cama. Salió corriendo y se Puso ante el
junto "llu
con los hermanos y las hermanas'
televisor
El paáre üno hasta allí: "¿No te vuelves a acostar?"'
Lucy: "No, estoY mirando la tele"'
Lucy te volvió a hablar a la madre del agujero en la pared del
baño, i piensa que esto despertó las sospechas de la madre, que le
aconsejé: "Defiéndete, ya eres bastante grande"'
Apáximadamente l5 años: algún tiempo después, mienrras e
padre la toqueteaba, Lucy le dijo: "Si lo vuelves a hacer, te denun-
.io. fo únicl que deseo es crecer rápido e irme avivir con el prime-
ro que se me cruce".
Aquí paran los actos de incesto'
A los 15 años, Lucy conoce a Pierre. Hace un curso de formación.
su padre la busca a la salida del curso, la invita a un café y al salir
le pregunta: "¿No quieres acostarte conmigo?"'
Lucy responde: "No".
El padre^no insiste nunca más. Lucy no vuelve a tener dewaneci-
mientos.

31 nE osruen¡ ns 1990

Entrevista con la madre de Lucy, señora M. No haüsto nada. su


marido es violento con las dos mayores, sobre todo con Lucy' Tam
o IM VIOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN
o IA FAMILIA

o bién lo ha sido con ella: varios intentos de


sabe precisar en qué circunstancias.
estrangulación, pero n
O Habra de su comportamienio sexuar (masturbación
o tana, frente a una mujer desnuda) y
dice que ..era
ante ra ve

I -No-comprende
por qué no
dado a eso,,.
se di,o cuenta de nada, habiendo
o
e
tado allí.
Cuando el padre era üolento con las dos
o interponerse, tenía miedo. Salvo una vez,
mayores, ella no pod
cuando el señor M. go
O peó a Lucy en la cabeza (equimosis). La
señora M. dice qr.'to _a
a que hizo fue quejarse ante su suegra de
que ésta no le creyó
las estrangulaciár.., p"r

o , También dice que se fue varias veces, pero sólo por un día. Iba
o la casa de una amiga y vorvía por ra .ro.h".
Esos días er marido s
o ocupaba de los niños.

o
o CesoJulrr

o EI caso siguiente sirve nara comprender


o tamiento del incesto. La aiistente ,o.id,
Ia especificidad der tra
que ya conocía la situación,
o había pedido una rerapia parala*"a..
entreüsra con el psiquiatra resulra poco
y la hija. Sin embargo, ta
o dicen que denen dificultad para haüla,
productiva. Madre e hija
de sus a. uio_
O lencia y abusos sexuales con un terapeuta "*p..1".r.i",
hombrá. Se acuerda que
o el tratamiento quedará a cargo de la
rá supervisada por el psiquiatra.
asistente social, quien trabaja_
o -
Más adelante la paciente manifiesta
su voruntad de escribir car-
o tas, para poder expresarse de modo
más sincero e íntimo. pÁ.rt"
libro se seleccionaron tres cartas sucesivas,
O de un mes-, en las que se observa cómo
separadas por intervaros
e guntas de la asistente sociar (véase la
trata de responder a las pre_
¡ o 69, ,,protocoro de trata-
página
e miento").
o
e ",1".:::Ti;¡.*"?:,:ll#r;1,"8';ili.";:".#h:*:x"
en su determinación de llevai adelanre
et¡uicio.
o Esta situación de violencia castigo
y abusos sexuares muestra dos
o aspectos muy importantes:

o
o
ANEXO

:-las técnicas terapéuticas deben adaPtarse v cada situación y a


cada cliente;
frecuencia, las víctimas de violencia y abusos sexuales son
-con
vistas in situ por los asistentes sociales, quienes ya han entrado efi-
czlzmente en el sistema y pueden garantizar la continuidad de las
entrevistas con fines terapéuticos. La transferencia a una instancia
propiamente psicoterapéutica suele ser incierta.

La violencia y los abusos sexuales no siempre son la manifesta-


ción siniomática de un síndrome psicopatológico. Se los puede con-
siderar como una entidad mórbida relacional específica, que no
puede tratarse si el operador, cualquiera que sea su profesión, no
cuenta con suficientes conocimientos y saaoir-faire.

"¿Pon quÉ A MÍ?"

Nací en una familia modesla, rni padre trabaja como chof,er, mi madre
trabaja m el smticio d,e un restaurante.
Tengo cinco años. Tmgo una l:inda casa,, una gran cocina. I'os junes
no tengo escuela, es el día de descanso de mi mamá. Tmgo un gran comedm,
y a marná, no Ie gusta que esté desordenado, hay que ponerse pantuflnq la-
uarse las rna,nos antes de cornerl muchas cosas qye se aprmden cuand,o una
es pequeña y que hay que guardar la costumbre.
Tengo un anarto para mí sola, mi alfornbra es azul, tengo una mesita de
noche, mi armario, mi camay una silkta de paja. Todas mis cosas, a,sí una
sola cosa que aeía todo mi Teté (que sigo tmimdo cuand,o uueluo a pmsar
en cosas que me dan pma).
(Jna noche mi papá mtro sn mi anarto. Todos dormían- Me sacud'ió para
despertarme. Me asusté mucho, porque ll¿uaba una toalln m l,a, cinturL, era
la primera aa. que aeía a mi padre con unos ojos tan malos y saatdirme para
llamarm¿. En ananto abrí Ins ojos m,e puso una rn&mo en Ia boca y m¿ tiró al
suel.o sobre Ia alfornbra y ne qina mí camisón blanco conflmcitas azul.es y
me acarició pm todos lad,os y yo llmaba. Seguía tapándomz la boca con la
rn&no se quitó la toalta d,e ln cintura y de su zizi (escribo zizi pmque me dijo
)
que se decía así) sakó esa cosa blanca. Y me dijo que siyo lo decía, pues bien,
que mataría a mi mamá, o a mí. Entonces mantuae eI sil¿ncio. Después me
166 VIOLENCTA YABUSOS SEXUALES EN TA FAMIT-IA

aolaió ct poner en ra cama yo noraba sin r¿acer ruid.o pmque


1 me ponía
puño delante de los ojos, y ento_nces por eso
dz$acio pimque y
\ ttnabamiedi
qu.iyo a mi rnamá y tenía mntcho mucho muchísimo pn rito. T*to
miedo de quedarme sin tnamá,, entonces no rz dije nad,a
a'nad,ie d,espués
pensando m todo esto, me
fui quedando dornina y-to soñé que me moría y ae
mi pequeño feretro sohre mi m¿sita d,e noche no pri*oo
aa, que soñab
con Ia mueñe.
Y por la maña,a, cuando me d'sperté record,é ro
que me hahía dicho m
padr1, y el sueño y el puño. pm eso no dije nada. y
ailaía a uer, aún ahm
a rni padre lo llamo Comzn o el jefe. Time una estatura mzd.ia,
nuy poc
pelo, una mirad,a de asesino, d.e mald,ad.. Camina a paao
lo real.
Me hizo tantas cosas que no puedo d,ecir más no ,itq preparada para
decirlas.
Pero quiero escribir, agrada,co a mamá que se ro haya
dicho a usted, setiu
ra y a la policía y a Ia señora jua,a si no...
A aeces pinnso m las otras niñas que están en el mismo círailo que yo
entonces que no hagan corno yo, no guarden et silencio
hasta rn e¿aá a¿ l g
años para d¿cirlo. lo digan, y er Buen Dios las salvará de esta cos& sr
Que
cia, yo también tengouergüenza. A los padres que haan (reso sus hijas, corno
el mí0, yo los llamo los diabros pero nld¿ o tenwa,no
ros d.iabros cam, ejern
plo Comm y sin embargo sigo tmiendo rnied,o.
(22 años)

Cuando llngué a los,I3 edad., quefui al méd,ico con mi mama y


.años_d,e
que ne pidió una prueba de embarazo, yo-no sahía ro que quería d.ecir. En-
tonas fui al hospital y la seriora que ui allí mc d,ijo Io
q", oo.
Entonus fui con mi mamá, Il.eué la prirnna orina di
tn mañana, y Fm la
tarde a las 4 supe que estaba ernbarazád,a.
Y! no sabía para nada qué m¿ estaba ocurriend,o, mi
-
das las lágrirnas de su corazón (lágrimas dc sangre).
mamá lloraba tu
Entonces uoraimos a
casa y lz dije a mi padre hizo una sonrisa de kao
1 a4o que no era ciato que
no na posible que los médicos se hahían equiuocad,o.
Dt:P"? tuue que esperar hasta tener 14 años, aale decir hasta
e1... para
pracücar la intnru,pción aoluntaria d,e embarazo,
fuimos afinnar rni mamá
y yo' Después tenía que ir ar hospitar de... estaba preaisto
qie ingresara er...
por el doctor...
Antes d.e ir aI hospital mi pad,re me tomó pm Los hombros y, con sus ojos de
asesino, me d,ijo que si yo lo itecía a cualqufura él uendría a matu'ilw aI
hos-

pitat m m¡ cáná. Y tumbién rne diio no olaides que In fuerca de tu madre


'uuelae a ti
esta noche, mtonces si h dices te recuerd,o que la mataré, a ella o
pm m mi tod,o uol-
luae mucho nrucho... miedo m rní, todos lados cabeza, se

uía borroso, no sé pm qué a mí yo rne repetía pm qué a mí con frecaencia'


y a Io largo d,e todo el camino hacia el hospital esatchaba su aoz que Tne
pnseguía qrtr
-ueus-
*,
acechaba, la puerca de tu madre Ia aay a matar' Varias
esanché eso ! ttt¿ acmdaba d,e su ded'o m mi sim'
qué me oa'r
Y ñando estaba m Ia cama d,el hospital no sabía para nada
rría, no sabía, no comprmd,ía. Me había lt¿uado mi bibka y mi Teté no ll*
raba a pesar d'e miedo que tmía y que sigo tmimdo'
ese

¿,1 dta siguimte mamá aino a buscarme sola, cansada,


mferrna, tan
enfurna. Voluí a cas&, Tw dolía todo' no sabía qué mt oat'rría.lo que había

tenido, estaba ind,ispuesta. Después tmía que decansar rnamá' hacía tareas

d.omés,ticas y mi paáre tabajaha en la empresa y cuando rnamd, se iba a ha-


cu tareas domisticas ni padre aproaechó para decirme:
La,s
Bim, te promao
que no lo haré más, lo iuro sobre tu cabeza que te munal
Dafués hacia mí, tmía un papó después me,traicionó. Espe-
yo neía que
ró m¡ iis¡ta det. .. y oilr¡ó o anpaar pero no de la rnisma rnaner,' tmi'snd'o
relaciones comptetas y supo d,eárme ti creíste que no lo iba a hacer mas
pun-
ca rarlera. Eio nes pa.ri rní, no eres mi hija, nunca' te querr¿' y
de todos
niña, tienes cara de la punca de tu
mod,os nunca te quile pmque eres uixa La

mad,re. No la quino soto las quiero para una cosa a las d'os, para mi placn
pi
y tu mad,re tos dos niñoiy la cocina y.más todauía pm sus dos machos
.queaelloslosquiero.Ysabapmquélahagotrabajaratumadrepar&re.

íóntarto y a ti-te to haré hasta que sea abuelo, así eres rnía eres mi propiedad
mmirrne y
y tuue micho mucho... mied.o d,urante todo lo que m.e dijo. Qtnía
iUrp* me ll^amaba durante la ausmcia de rnis hermanos y de mi mamá' Yo

sabíá que eso no er& normal Lo que mi pad,re me hacía. Lo sahía desd'e lA

primia aez a los 5 años. Y cuanilo l¿ decía llue no na normal él me d'ecía: S


todos los pad'res arna'n así a sus hijas'
Dapiés me ped¡a, aafnos buhi", o decía sobre ti tengo el dete
a "hacer
estaba
cho d,e^ pemad,á y a.tanilo hacía eso no rne smtía mds _yo- rtui,yna,
sabía
sucia y él me deka goza... Varias aeces, repetía esta palabra' -Yo,no
quA qunta d,ecir esta palahra. Cuando lo hacía mi cuerpo
estaba inerte' me
d.olía ta caba.a, mi arcrpo me ped,ía la muerte y mi cabtza también y éI me
hagas la puta aunque esa
untca ":
!,::: aa a ser tu profesión m¿ d,ecí
profesión que harás bien.
su cara yo ta a)ía"de ,oro, orid.r,
diablo, tengo mied'o, quino morirme
cuando pirnro en eso.Estaba
más sucia' me d'aba asco. De ca
todos modos me ro había
d,icho cuan
o :::::rí::;rffi!;adre
me asqueaba aun cuand'o
no norto no"io,li'*,

o Y cuando estab,
manos,seportaba::;r:T,;:::r"{iTr?,1.:::;;,p::il2,#
o eso que estaba utnc^t17ente
o pro.hi_bid,o y que en
cuando íbamos de compras andaba

ta casi o iÁcfuso
iuelto ,, horío ,ifll"L"t.
fu
o no entendía por qué le gustaba
diablo' es decir, es un dlabro.
hacer daño porque ,i_ptí_rrt,
er
o oespuas á',ando cumprí 17
hasta la coron,ra, bero rearmenteiasta años y e

o El me quería sod,oiizar_, yo le
ra coron*ra me uino una
*r roy a suicid,ar y ét se detiuo
d,ije no,
fue
o me puso la mano en cyeill
y,apraó y yo me d,esaanecí
miedo y me dijo que si!yo lo deíía,'me y tuue muc
;oí*.
v espero qu, iuiro te cases de todos *ror,
y me dijo que yo ro habm"li;{#inir!Jii;#;r!;
proa,o)a;;;;;";;;io.
i:'i:!:;:!rimero
, Le pido.disatlpas señora y a mi mamd yor
ba usar estas palahras pero
de ueráad hs patauras
q"t'uí; iA".*"0oo
ahora tt"go 2: y digá gracias a mamá que d.ecidió
.P71 ",f?:
usted por mí señora. Soy.fe(-nim7 habtar
*oÁa"q* es tod,o para mí y al B
Dios por haberme sot"i¿L dr
rrr rn'-*"I";"-ü, digo pm qué
cosa a tos 19 años o sóto confié
ella que nunro ,",ñuio
decir gracias porque To*(,
d:f: mts;o n1r"l1rí *t padre"-i",l;¡"r.
íi't
y me etigió a mí p
t -'7*"
hacenne daño porque simptcmznte
a tos 5 an,os una linte miedo no
d,efenderse... ¡ s

ET ONSPENT¿¡ SENSORIAL DE
MI CUERPO CUANDO ¿NE
NTÑA YADOLESCENTE

o
¿Cómo fue este despertar durante el incesto?

Antes de que se produjese


íncesto. sol un niña que
papá como todos hs niñis tirne una mama, u
del mund,o. i ¿orl"r_onor.
Pero he aquí que una noche
especiat, _ij"arc me hizo esoa mí ¿pm qu
ANEXO

No Losé. Y dud,e mtonces comprendí que mi padre no me respetaba. En cam-


bio, yo siempre lo he respetado, y no podía llamarlo papá.
Durante mi.adolescsncia comprmdía que nunca rne consideró su hija
sino claro está como su mujer o su puta corno me decía. Y nunca tuue placer.
Mi mamá fue para mí mi más gran anxor de madre a hija y mi mayor
alzgría de viuir. A mi mamá Ia quiero esto lo diré toda la uida. Mamá me
saluó se Io dtjo a usted señora.

¿
o Los medios para ejercer el hechizo
d
1
Su mirada de asesino que siempre me dio miedo.
La imagen que no puedo escribir por el momento que yo aeía y uuelao a
aer a aeces cuando tengo la angustia, se diría que auelao a caer ) aueluo a
uerlc y tengo angümza.
Su puño en mi sim con sus dedos que me quería matar si yo no hacía lo
que él me decía.
Su desnuda. tengo miedo auxilio, tmgo miedo esta persona me da mucho
miedo no quino hablar de é1. Porque no comprenderé nunca ¿por qué mi
padre me hizo eso a mí?
Te pido disatlpas a ti mi Dios, pero me digo que está bien allí donde está,
se debe acordar cuando me tsnía mcerrada bajo su dominación desde peque-
ñita.
Eso es, señora, disattpemc me hace falta un poco de tiem.po para decirle
esta irnagen que ueo pmque me da miedo.
{

I
BIBLIOGRAFIA

{
::

Bergere t, J. ; La aiol¿n u fondammt alc, P zris, Dunod, 1 98-4'


Bougnonx, D.: Colloque dz Ctrisy, La sugestion, hypnose, inJluma, transe,
Párís, Les empécireurs de penser en rond, 1991'
Camedessus, B. ;-Kiene r, M.: L'mfan ce aiolzntée, París, ESF, 1993'
Cirillo, S.; Di Blasio, P.: Niños maltratad'os, Buenos Aires, Paidós,
1991.
Cyrnlnik, B.: Sazs Iz signe d'u lion,París, Hachette, 1994'
D'olan, Y.: Gueri,r d'e I'ahus sexuel et reuiare, Bruxelles, Satas, 1991' '
Forester, H. von: "La construction d'une réalité", en L',Inumtion de
Laréalité, París, Le Seuil, 1988.
Girard, R.: La uiol¿nce et b sacré, París, Grasset, lg72'
Goldbeter-Merinfeld, E.: Viol.ence sexuellc, inceste etfamillc, Cahier ffiti-
ques de thhapie famitiate et pratiques d,e réseaux, Toulouse, Privat'
1989.
Haley, J.: Nouaelles stratégies en thérapie familiale, París, Éditions
Universitaires, 1979.
"Aspects de la théorie des systémes et psychothérapie", en- Mony
-: Elkaim (dir.), La thérapie familiale en changement, París, Les
empécheurs de Penser en rond, 1994.
Heritier, F.; Cynrlnik, B.; Naduri, A.: De I'inuste,París,O'Jacob, 1994'
Les d,zux sozurs et leur mére,París' O.Jacob, 1994'
-:
O'Hanlon, H. y Weiner,M.: En busca de soluciones, Buenos Aires'
Paidós.1990.
Institut de I'enfance et de la famille: Les aiol¿nas dans les farnillzs,
París, S''ros, 1990.
il 172 \'IOLENCIA YABUSOS SEXUALES EN I-A, FAMILIA

Kempe, Ch; L'enfant battu et safamillc, parís, Fleurus, 1927.


Lévi-Straus s, C.: Anthropologie structurale, parís, Angora_press
Pocker, 1974 [Ed. cast.: Antroporogía estructuralBarcJrona, paid
l9e5l.
o L.uy,J.y Baruffaldi, G.: La sexualité humaine, Montréal, Méridie
o 1991.
Madanes, C.: Sexo, y aiolzncia, Buenos Aires, paidós, 1g93.
a,rnor
o Mariana,
!:: {1".,"1,_K: Viol¿ncias: IJn mfoque circular,Buenos Aire
o Nueva Visión. lgB8.
Maturana, H.: "Diálogos con el Dr. H. Maturana" en cuaderno de
o rapiafamiliat ed. Cetefa, Rosario, 1gg4.
o Morin, E.; von Foerster, H.; Maturana, H., y Sluzki, C.: *Les b
o systémes, 2¿'n' colloque International IFACT, Saint Étienn

o IFACT, 1984.
Nathan, T.: Lafotie d,es autres,parís, Dunod, 19g6.
o -: Le spermz du diabl¿, París, pUF, lggg.

o Navarro Góngora,J.: Técnicas y programas en tnapiafamiüar,Bueno


Aireso Paidós, 19g2.
o Nouuell¿ Re'ue dEthnopsychiatrie, "Les mécanismes de I'influence
o Grenoble, La pensée sauvage, 1993.
o Perrone, R.: 'violence et famille, une théorie explicative',, en A
Yahyaoui (dir.), Identité, culture er situation de ,,iie, Grenobre. L
o Pensée Sauvage, lg8g.
o -: Lafamillz carte et territoire, Saint Édenne, IFACT, 19g2.
a Rossi, E.; Cheek, D.: Mind-Bod,y Therapy, Method,s of ideodynamics
ling in hypnosis, Nueva york, Norton, lggg.
he

o Ruffa, B-: Mujeres rnaltratad,as. casa,s-re gio y sus arternafiuas, Bueno


o Aires, Senda, 19g0.
o Santi, W.: Hu'rarnientas para psicoterapeufaq Buenos Aires, paidós

o 1996.
segond, P.: Justice, üolence et famille", r.. colloque Internationa
o IFACT (1933), Saint Édenne, IFACT, lggg.
o Sluzki, C., y Bavin,J.: "simetría y complementariedad, una defini
ci91 operacional y una tipología de díadas,', Actapsiquió,trica y ps
o cológica d,e Amirica latina,lg65, págs. Z2l a ZZ0.
o sluzki, c.: 'violence et famille", l" colloque lnternational IFAC
o (1983), Saint Étienne, IFACT, l9gg.

o
o
BIBUOGRAFÍA 173

Sófocles: Oedipe Rni et Oedipe d. Colone, París, Garnier-Flammarion,


1964.
Strauss, P., y Manciaux, M. et al.: L'enfant maltraiü, París, Fleurus,
1982.
Watzlawick,P.: La réakté de In ráalité, París, Le Seuil, 1978.
(Jne logique de la comrnunication, París, Le Seuil, 1972.
-:

También podría gustarte