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DOLOR TORAXICO Y SUS EXTREMOS DAÑOS

El dolor torácico es una queja muy común. El dolor puede ser agudo o sordo, aunque algunas
personas con un problema torácico describen su sensación como malestar, tensión, presión, gases,
ardor o dolor. A veces, la persona afectada también tiene dolor en la espalda, el cuello, la
mandíbula, la parte superior del abdomen o el brazo. Otros síntomas, como náuseas, tos o
dificultad para respirar, pueden estar presentes dependiendo de la causa del dolor torácico.

Muchas personas son conscientes de que el dolor torácico es un síntoma de trastornos


potencialmente mortales y solicitan asistencia por síntomas mínimos. Otras, incluyendo muchos
individuos con enfermedades graves, minimizan o ignoran estas advertencias.

Causas del dolor torácico

Muchos trastornos causan dolor o malestar torácico. No todos estos trastornos afectan al corazón.
El dolor torácico también puede estar causado por trastornos del sistema digestivo, pulmones,
músculos, nervios o huesos.

Causas frecuentes

En general, las causas más comunes de dolor torácico son

Trastornos de las costillas, de los cartílagos costales, de los músculos del tórax (dolor
musculoesquelético de la pared torácica), o de los nervios torácicos

Inflamación de la membrana que cubre los pulmones ( pleuritis)

Inflamación de la membrana que recubre el corazón ( pericarditis)

Trastornos digestivos (como reflujo gastroesofágico o espasmo, úlcera o cálculos biliares)

Ataque al corazón o angina ( síndromes coronarios agudos y angina estable)

Causas no diagnosticadas que desaparecen por sí solas

Se produce un síndrome coronario agudo (ataque al corazón o angina inestable) cuando ocurre
una obstrucción súbita de una arteria del corazón (arteria coronaria), provocando el cese del
suministro sanguíneo a una determinada zona del músculo cardíaco. Si una parte del músculo
cardíaco muere porque no recibe suficiente sangre, ese efecto se denomina un ataque al corazón
(infarto de miocardio). En la angina estable, un estrechamiento de larga evolución de una arteria
coronaria (por ejemplo, por ateroesclerosis) limita el suministro de sangre a través de esa arteria.
La reducción del suministro de sangre causa dolor torácico cuando el paciente hace un esfuerzo.

Causas potencialmente letales

Algunas causas de dolor torácico pueden comprometer la vida del paciente de forma inmediata
pero, a excepción del ataque al corazón o la angina inestable, son poco frecuentes:

Infarto de miocardio o angina inestable

Un desgarro en la pared de la aorta ( disección aórtica torácica)

Un tipo de colapso del pulmón en el que se acumula presión suficiente como para que se obstruya
el flujo de sangre que retorna al corazón ( neumotórax a tensión)

Una rotura del esófago

Obstrucción de una arteria pulmonar por coágulos de sangre ( embolia pulmonar)

Otras causas varían desde amenazas potencialmente graves hasta trastornos que son
simplemente incómodos.

Evaluación del dolor

Las personas afectadas por dolor torácico deben ser evaluadas por un médico. La siguiente
información puede ayudar a decidir cuándo es necesaria la valoración y a saber qué esperar
durante ésta.

Signos de alarma

En las personas que padecen dolor o malestar torácico, ciertos síntomas y características son
motivo de preocupación. Entre estos factores se incluyen los siguientes

Dolor aplastante u opresivo

Dificultad respiratoria

Sudoración
Náuseas o vómitos

Dolor en la espalda, el cuello, la mandíbula, la parte superior del abdomen, o uno de los hombros
o brazos

Mareo o desmayo

Sensación de pulso acelerado o irregular

Cuándo acudir al médico

Aunque no todas las causas de dolor torácico son graves, dado que algunas son potencialmente
mortales, deben consultar con un médico de inmediato las siguientes personas:

Aquéllos con dolor torácico de inicio reciente (en unos días)

Los que tienen algún signo de alarma

Los que sospechan que se está produciendo un ataque al corazón (por ejemplo, porque los
síntomas se asemejan a los de un ataque al corazón previo)

Estas personas deben llamar al servicio de emergencia o ser transportados a un servicio de


urgencias lo más rápido posible. Estos pacientes no deben tratar de llegar al hospital conduciendo
ellos mismos.

Un dolor torácico que dura segundos (menos de 30 segundos) rara vez está causado por un
trastorno cardíaco. Las personas con un episodio de dolor torácico muy breve necesitan consultar
con un médico, pero por lo general no es necesario acudir al servicio de urgencias.

Las personas que han sufrido dolor torácico durante más tiempo (una semana o más) deben acudir
a la consulta de un médico lo antes posible a menos que aparezcan signos de alarma o que el dolor
se haga progresivamente más intenso o más frecuente, en cuyo caso deben acudir al hospital
inmediatamente.

Actuación del médico

En primer lugar, el médico pregunta acerca de los síntomas del paciente y su historial médico y, a
continuación, realiza una exploración física. Los antecedentes clínicos y la exploración física a
menudo sugieren la causa del dolor torácico y las pruebas que pueden ser necesarias.
Sin embargo, los síntomas debidos a trastornos torácicos peligrosos y no peligrosos pueden
superponerse y variar considerablemente. Por ejemplo, a pesar de que un ataque al corazón típico
causa un dolor torácico sordo y opresivo, algunas personas únicamente experimentan molestias
torácicas leves o se quejan solo de indigestión o de dolor en el brazo o el hombro (dolor referido,
ver figura ¿En qué consiste el dolor referido?). Por el contrario, una persona con indigestión puede
simplemente tener malestar estomacal, y si siente dolor en el hombro puede tener solamente
dolor muscular. Del mismo modo, aunque el tórax es doloroso a la palpación en las personas
afectadas por dolor osteomuscular, el pecho también puede doler a la palpación en aquellos casos
que están teniendo un ataque al corazón. Por lo tanto, el médico suele hacer pruebas en los
pacientes con dolor torácico.

TABLA

Algunas causas y características del dolor torácico

Pruebas complementarias

En los adultos con dolor torácico súbito, se realizan pruebas complementarias para descartar
causas peligrosas. En la mayoría de los casos, las pruebas iniciales incluyen

Medición de los niveles de oxígeno con un sensor colocado en un dedo (pulsioximetría)

Electrocardiografía (ECG)

Radiografía de tórax

Si los síntomas sugieren un síndrome coronario agudo o en ausencia de otra causa clara (sobre
todo en pacientes de alto riesgo), se suelen medir los niveles de sustancias que indican daño
cardíaco (marcadores cardíacos) en la sangre (por lo menos dos veces separadas por unas pocas
horas) y se repiten varios ECG.

Si estas pruebas no muestran un síndrome coronario agudo, a menudo se realiza una prueba de
esfuerzo o una angiografía con TC antes de que la persona afectada vuelva a su casa o en el plazo
de unos días. Sin embargo, si se utiliza un nuevo marcador cardíaco llamado troponina de alta
sensibilidad y esa prueba no muestra indicios de daño cardíaco, puede que no sea necesario
realizar más pruebas. En la prueba de esfuerzo se realiza un electrocardiograma o una prueba de
diagnóstico por la imagen (como la ecocardiografía) durante el ejercicio (a menudo en una cinta de
correr) o después de administrar un medicamento para aumentar la frecuencia cardíaca o
aumentar el flujo de sangre a través de las arterias coronarias (como dipiridamole).

Si se sospecha la existencia de una embolia pulmonar, puede hacerse una tomografía


computarizada (TC) o una gammagrafía de los pulmones. Si se considera que existe aunque sea
una posibilidad remota de que se trate de una embolia pulmonar, a menudo se realiza un análisis
de sangre para detectar coágulos (prueba del dímero-D). Si la prueba es negativa, es poco
probable la embolia pulmonar, pero si es positiva, con frecuencia se realizan otras pruebas, como
una ecografía de las pantorrillas o una TC de tórax.

En las personas afectadas por dolor torácico de larga evolución, es poco probable que este
suponga una amenaza inmediata para la vida. Inicialmente, la mayoría de los médicos solo
obtienen una radiografía de tórax y, a continuación, solicitan otras pruebas en función de los
síntomas y los hallazgos de la exploración.

Tratamiento del dolor torácico

Si se identifican trastornos concretos, se tratan. Si la causa no es claramente benigna, se suele


ingresar al paciente en el hospital o en una unidad de observación para monitorizarlo y realizar
una evaluación cardíaca más extensa. Los síntomas se tratan con paracetamol (acetaminofeno) u
opiáceos si es necesario hasta que se obtenga un diagnóstico.

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