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Un Estado unitario es aquel en donde el poder está concentrado y existe un solo centro de poder
político que extiende su accionar a lo largo de todo el territorio del respectivo Estado.

Un estado federado, entidad federativa o entidad federal es, en una de sus acepciones, la entidad
subnacional en que se divide una federación. Se caracteriza por ser una porción de territorio cuyos
habitantes se rigen por leyes propias, aunque sometidos en ciertos asuntos a las decisiones del
poder federal central.

Resultado de imagen para estado confederado

El término confederación se aplica para referirse a diversos Estados a lo largo de la historia, como
la Confederación Argentina, la Confederación Germánica, la Confederación Helvética, la
Confederación Perú-Boliviana (1837-1839) y los Estados Confederados de América (1861-1865)

a. Parte General o Preámbular

En esta sección se hace alusión a los principios filosóficos o pragmáticos de una nación. Existe una
invocación y evocación a héroes y mártires, así como personalidades nacionales. En la mayoría de
los casos el Preámbulo refleja el contexto político e histórico en que se aprueba y discute la
Constitución Política; es por eso que

Nuestra Constitución Política refleja en el Preámbulo el contexto histórico de la revolución vivida


en los años ochenta.

b. Parte dogmática

La parte dogmática es el reflejo del respeto al ser humano y su dignidad, ya que alude a los
derechos y garantías constitucionales que posee la persona humana. Se nace del derecho natural
propio donde existen ciertos derechos anteriores al Estado y que por tal razón deben ser
respetados.

c. Parte orgánica
En este acápite se hace mención del Estado y su organización. Nicaragua es un Estado Social de
Derecho (art. 130 párrafo 1 Constitución Política) y se organiza en 4 Poderes del Estado:
Legislativo, Judicial, Ejecutivo y Electoral (art. 129 Constitución Política); en órganos de creación
constitucional y en órganos propios de la Administración Pública.

REFORMAS A LA CONSTITUCIÓN POLITÍCA DE NICARAGUA

• Reforma 1990.- Aprobada 30 de enero 1990, publicada en la Gaceta No. 46 del 6/3/90.

• Reforma 1990.- Ley N. 115, Publicada en la Gaceta N. 226 del 23/11/90.

• Reforma de 1994. Ley N. 173, aprobada el 30/08/94. Sin publicar en la Gaceta.

• Reforma de 1995. Ley N. 192, publicada en la Gaceta 124 del 4/07/95.

• Reforma 2000, Ley Nº 330, Ley de Reforma Parcial a la Constitución Política de la República de
Nicaragua. Aprobada: 18/01/2000, Publicada 19/01/2000, Gaceta Nº 13.

• Reforma de 2004, Ley 490, Gaceta No 132 del 07/07/2004

• Reformas del 2005, Ley 520. Aprobada el 13 de enero del 2005. Gaceta No 35 del 18/02/2005

• Reforma 2005. Ley 521. Publicada en La Gaceta, Diario Oficial No. 28 del 18 de febrero de 2005.

• Reforma 2005. Ley 527, aprobada el 15 de marzo del 2005. Gaceta No 68 del 08/04/2005

• Ley Marco 2005. Ley No. 558 “Ley Marco para la Estabilidad y Gobernabilidad del País”
• Reforma del 2007. Ley No 610 “Ley Reforma a la Ley No 558, Ley Marco para la estabilidad y la
Gobernabilidad del país, aprobada el 19/01/07. Publicada en la Gaceta No 14, del 19/01/2007

• Sentencia No. 52 DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. DECLARA LA INCONSTITUCIONALIDAD


PARCIAL DE LA LEY NO. 520

• SENTENCIA No. 01, DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DECLARA LA INCONSTITUCIONALIDAD


DE LA LEY NO. 558

• SENTENCIA No 06-2010, DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

I.- SE RATIFICA LA INCONSTITUCIONALIDAD EN EL CASO CONCRETO declarada en el POR TANTO


de la Sentencia No. 504, de las cinco de la tarde, del diecinueve de octubre de dos mil nueve, de
conformidad con los artículos 20 y 21 de la Ley de Amparo, y 5 y 27 numeral 5 de la Ley Orgánica
del Poder Judicial.

II.- En consecuencia: SE DECLARA LA INAPLICABILIDAD ERGA OMNES de las siguientes


disposiciones constitucionales: ARTÍCULO 147 Cn., únicamente en la parte que íntegra y
literalmente se lee: “No podrá ser candidato a Presidente ni Vicepresidente de la República:

a) el que ejerciere o hubiere ejercido en propiedad la Presidencia de la República en cualquier


tiempo del período en que se efectúa la elección para el período siguiente, ni el que la hubiere
ejercido por dos períodos presidenciales;

b) el Vicepresidente de la República o el llamado a reemplazarlo, si hubiere ejercido su cargo o el


de Presidente en propiedad durante los doce meses anteriores a la fecha en que se efectúa la
elección para el período siguiente; …” y el ARTÍCULO 178 Cn., únicamente en la parte que íntegra y
literalmente se lee: “ … El Alcalde y el Vicealcalde sólo podrán ser reelectos por un período. La
reelección del Alcalde y Vicealcalde no podrá ser para el período inmediato siguiente. …”; por
tanto estos artículos son inaplicables para todos los casos erga omnes.

• Reforma del 2011. Ley Nº 756 Ley Reguladora de la Facultad Constitucional de la Asamblea
Nacional.
ensayo

La supremacía constitucional posee en su naturaleza dos vertientes que explican su


funcionamiento. Por una parte está el aspecto formal, sin el cual carecería —en buena medida—
de fuerza y exigibilidad. Hoy en día este aspecto se ha visto mermado, pues la supremacía del
texto constitucional en aquellos sistemas donde existen bloques de constitucionalidad es
compartida con otros ordenamientos, tal es el caso de los tratados internacionales de derechos
humanos. Por otra parte, está el aspecto material, sustancial o axiológico, el cual expresa lo más
importante que tutela una Constitución: los derechos humanos y la dignidad de la persona. Ambos
aspectos son vitales para un adecuado quehacer constitucional.

Si la historia es “maestra de la vida”, este breve recorrido por la historia de Nicaragua debe

traernos algunas enseñanzas. Lo primero que se nos ocurre es pensar en la constatación de la

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Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica 18

poca independencia existente entre los poderes del Estado, y de la subordinación del

legislativo al ejecutivo, en varias ocasiones. Tal acontecimiento no puede convertirse,

recurriendo a nuestra “idiosincrasia”, en una especie de ley, casi inmutable, como algunos

interesados abogan. Esto supondría, por principio, renunciar a un verdadero estado de derecho

y a vivir condenados a revitalizar un Estado donde todavía, en la práctica, prevalezca algo

similar a aquello de que “El Estado soy yo”.

Hemos constatado también que algunos de los militares se convirtieron, en momentos

determinados, en la máxima autoridad, aunque no les correspondía ese honor. Ellos se situaron

por encima de los poderes del Estado. Un ejemplo lo vimos en la actitud de Trinidad Muñoz,

quien en nombre de sus intereses impidió que se promulgase la constitución de 1848. Antes de

él, ya había habido otros modelos de autoritarismo militar y, después de él, algunos generales

llegaron a ser presidentes de la República, lo que incrementó más su poder y, con ello, la

subordinación de algunos otros poderes del Estado.

Los intereses creados de algunos grupos o partidos llevaron también a éstos a aceptar o

rechazar la constitución, teniendo por primera vez la amarga experiencia de estar vigentes
simultáneamente dos constituciones. Esta triste realidad, ya repetida, la hemos tenido que

vivir, en 1995. Y, como si la experiencia hubiera sido positiva, en este momento hemos vuelto

a las andadas y estamos sufriendo nuevamente este mal, el que, si no le ponemos remedio, se

puede convertir en endémico. Los grupos de poder, considerándose dueños de la nación,

pueden crear una crisis para sacar sus propios beneficios, cuando, “en nombre de la paz y de la

gobernabilidad”, se decidan a firmar un acuerdo político, capaz de legalizar lo que debería

legalizar y legitimar por sí sola la constitución, sin necesidad de que la instrumentalicen. Es

inmoral justificar determinadas acciones, aduciendo capacidad de poner remedio a un mal,

cuando, pudiéndolo haber evitado, se dedicaron a sembrar la enfermedad.

Aunque los pactos en ocasiones pueden ser positivos, muchos de la historia de Nicaragua han

tenido efectos negativos. El que se firmó “secretamente” en 1938 tuvo como consecuencia que

Somoza se consolidara en el poder por más de diez años seguidos, con la acumulación cada

vez mayor de un poder económico, político y militar, y con el consiguiente crecimiento del

servilismo, que se originó en torno al Hombre de turno, al que los demás poderes acabaron

rindiendo pleitesía. Este primer pacto desencadenó otros, como el de los Generales de 1950,

en donde solamente dos personas decidieron por toda la nación, aunque ésta fuera considerada

oficialmente una “República”. Esta es otra enseñanza que no debemos olvidar y que, por

desgracia, o la gente no la conoce o nos estamos acostumbrando a tropezar en la misma piedra,

con toda normalidad. Por lo general, los pactos de caudillos siempre han resultado más

beneficiosos para ellos o sus grupos que para la propia nación, a no ser que los identifiquemos

con ella, lo cual sería una aberración. Esta costumbre, que se va casi convirtiendo en una

norma en los últimos 60 años, no se puede defender abogando, de nuevo, que así es “nuestra

idiosincrasia”. En semejantes casos, el pueblo siempre ha resultado ser un sujeto paciente y no

un sujeto agente de su propia historia.

Y para finalizar, queremos hacer constancia, de algo no expresado arriba, pero que se puede

deducir de lo expuesto. La verdad histórica de Nicaragua nos enseña que casi siempre que ha
habido violación a la constitución en materia electoral, o cuando se ha querido reformar la

misma para tener acceso “constitucional” – aunque el espíritu de la constitución fuera el de la

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Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica 19

no reelección-, casi siempre se ha desembocado en rebeliones, sublevaciones, altercados y, en

el peor de los casos, en guerra abierta, como la civil de 1854, con la elección de Fruto

Chamorro; como el levantamiento de los conservadores contra Roberto Sacasa o el de los

propios liberales en 1896, contra la pretendida reelección de Zelaya, sólo por poner algunos

ejemplos. Este mal endémico, como enfermedad crónica por el poder, merece curarse de raíz,

y sólo se curará cuando los políticos, respetando el estado de derecho, y controlando su ansia

de poder, no se “identifiquen” con la nación y se consideren simples “ciudadanos” al servicio

de la patria. Los gobernantes están en función de la patria y no la patria en función de los

gobernantes, afirmación que puede significar un principio básico de decencia política.

Una Reforma Constitucional tiene por objeto una revisión parcial de una Constitución y la
sustitución de una o varias de sus normas que no modifiquen la estructura y principios
fundamentales del texto Constitucional. En los países con sistemas de "Constitución rígida" o
"rígidamente", las reformas constitucionales requieren de un procedimiento especial, diverso al
que utiliza para la aprobación de las leyes ordinarias. En ella se conocen tres mecanismos para
cambiar o modificar algo dentro de su constitución, éstos son: Enmienda, Reforma y
Constituyente. En España, sin embargo, se reconocen dos formas: un procedimiento ordinario y
otro agravado (este último para diversos artículos de mayor relevancia constitucional).

Índice

1 Reformas que se pueden hacer a la Constitución

1.1 Clasificación de las Constituciones

2 Fundamento de la reforma constitucional


3 Mutación constitucional

4 Reformas constitucionales

5 Véase también

6 Enlaces externos

Reformas que se pueden hacer a la Constitución[editar]

La clasificación que tomaremos para reformar la constitución es doctrinaria; propuesta por varios
estudiosos del Derecho, con base en su contenido que pueden ser:

Innovadoras:

pretenden introducir o suprimir normas nuevas que no estaban reguladas antes para dar lugar a
un tipo de institución verdaderamente original

Actualizadoras:

Su objetivo es reforzar el carácter de una institución ya existente o bien suprimirle elementos que
ya no tienen razón de ser por su propia evolución.

Explicativas:

Su fin es explicitar el alcance de una norma constitucional que generalmente sea entendible por la
sociedad.

Correctivas:

Pretenden enmendar las deficientes expresiones de los artículos sin alterar su contenido.

Clasificación de las Constituciones[editar]

Constituciones Flexibles:
Si las normas constitucionales pueden ser modificadas por el poder legislativo ordinario de la
misma manera que a las demás leyes, estamos frente a una constitución flexible.

Es la que se puede reformar mediante una ley común de acuerdo al procedimiento ordinario de
sanción de las leyes.

Constituciones Rígidas:

Son las Constituciones en las cuales existen ciertas formalidades que no existen en las ordinarias
para reformarla y afirman que esto le da más estabilidad y mayor fuerza legal a las Constituciones.
Ejemplos: La Constitución política de la República de Guatemala de 1985, la Constitución de
Estados Unidos del 17 de septiembre de 1787, La Constitución Política de El Salvador de 1983 y la
francesa del 3 de septiembre de 1791 Una Reforma Constitucional tiene por objeto una revisión
parcial de una Constitución

Las normas constitucionales que están colocadas por encima o fuera del alcance del poder
legislativo, a razón de que habiendo sido dictadas por una autoridad superior “Asamblea Nacional
Constituyente” no puede cambiarse. En consecuencia, la constitución rígida es la que no se puede
reformar mediante una ley común sin un procedimiento especial distinto a las leyes y sectores .

Fundamento de la reforma constitucional[editar]

La aspiración de la Constitución de establecer para el futuro un orden político, jurídico y social, se


vería frustrado si quedase a merced de posibles alteraciones que cambiasen la organización del
poder o vulnerasen los derechos que en ella se fijan. También es lógico pensar que la Constitución
no puede quedar a la disposición de poderes que deben su existencia a la misma, sería
contradictorio que la obra del poder constituyente esté sujeta a lo que disponga el poder
constituido. Pero de la misma forma resulta improcedente, negar la posibilidad de reforma de la
Constitución, esto supondría que una generación podrían establecer pautas de una comunidad
para siempre. Jean-Jacques Rousseau manifiesta que no existe sociedad a quien no pueda
reconocerse el derecho a cambiar las condiciones generales de su existencia. Thomas Jefferson
también defendió que sería antidemocrático negar a las generaciones futuras la capacidad para
decidir su propio modo de vivir.
http://www.ihnca.edu.ni/files/doc/1264787440_contextohistoricodelasconstituciones.pdf

https://www.google.com.ni/webhp?sourceid=chrome-instant&ion=1&espv=2&ie=UTF-
8#q=cuales+son+las+partes+de+la+constitucion+politica+de+nicaragua&*

https://www.google.com.ni/webhp?sourceid=chrome-instant&ion=1&espv=2&ie=UTF-
8#q=estado+confederado&*

https://www.google.com.ni/webhp?sourceid=chrome-instant&ion=1&espv=2&ie=UTF-
8#q=estado+unitario&*https://www.google.com.ni/webhp?sourceid=chrome-
instant&ion=1&espv=2&ie=UTF-8#q=estado+unitario&*

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