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Pero ¿algún día podremos lograr ser realmente felices? Nietzsche (1844-1900) decía “el destino
de los hombres esta hecho de momentos felices, pero no de épocas felices” lo que nos hace
pensar que al ser algo tan momentáneo siempre estaremos en busca de ella, en un ciclo sin fin
hasta morir. Lo cual se puede convertir en algo agotador. Poniendo como ejemplo el mundo en el
que vivimos hoy en día, pareciera que lo que más nos hace felices es la apariencia o tener un
nivel de estatus social, pero ¿Por qué nos pasamos gastando el tiempo preocupándonos por cosas
externas cuando la felicidad es algo interior?
Si nos dedicáramos más a tener una buena salud mental, a dejar de compararnos o envidiar lo de
los demás, a no estar contentos con lo que tenemos si no cada vez querer mas y más. Franklin
(1706-1790) dijo “la felicidad no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas
veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días”. Imaginemos que la mente es nuestro
único poder como seres humanos, está en nuestras manos, lo que decidimos hacer con el o para
que lo utilizamos, por lo tanto, la felicidad se puede catalogar como una decisión de cada uno.
Mandela (2017) Refiere que según estudios psicológicos el 50% de nuestra felicidad esta definida
por nuestros genes, un 10% por nuestro contexto y el 40% restante por nuestras decisiones. La
experiencia del mundo externo, y la forma en que vivimos influye mucho en esto. a veces no le
encontramos sentido y nos preguntamos ¿con que propósito vinimos a este mundo? si a nuestro
alrededor solo hay desgracias, y nunca seremos capaces de ser realmente felices, por esto
tratamos de crear un mundo alterno a este, en nuestra mente donde todo es como quisiéramos, es
una forma de engañar al subconsciente, cuando hemos perdido las esperanzas en este planeta.
Para concluir podemos tener un bienestar perdurable, pero para esto necesitamos el
entrenamiento de la mente, existen muchos métodos a la que acuden las personas según sus
creencias, como la meditación, la religión o el ejercicio ya que este libera endorfinas, las cuales
nos hace sentirnos mejor, tanto interiormente como con nuestra apariencia. No existe una pauta
que haga felices a todos, tenemos que habituarnos a esta vida que es de constante cambio.
Referencias:
Seligman, M. (2002). La autentica felicidad. España. B de bolsillo (ediciones b)