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Además de esto, Murad desarrolló el famoso sistema del devşhirme, con el que reclutaba

periódicamente a los mejores jóvenes cristianos de las provincias de los Balcanes para
convertirlos al islam y para que prestaran servicio de por vida al imperio. A estos se les
favoreció en un principio para que adquirieran poder, y así equilibraran el poder que
acumulaba la aristocracia turca. Tras la firma de dos tratados de paz, Murad cedió el trono
voluntariamente a su hijo Mehmed, de cuya juventud intentaron aprovecharse sus enemigos.
Queriendo sacar partido de la situación se hizo una llamada a una cruzada para expulsar a los
otomanos de Europa; parecía que lo iban a conseguir, pero Mehmed cedió el trono a su padre,
que con sus ejércitos logró una aplastante victoria en la batalla de Varna. Tras esto, el Imperio
otomano estableció un control directo sobre Macedonia, Tracia, Bulgaria y gran parte
de Grecia.

Imperio otomano y Mediterráneo oriental, 1450.

Mehmed II el Conquistador (1451-1481) se apoyó en el devşhirme durante su gobierno, por lo


que necesitaba una victoria militar para plantarle cara a la oposición, liderada por su propio
gran visir, Candarli Halil. El famoso sitio (6 de abril-29 de mayo de 1453) y la conquista de
la Constantinopla del emperador Constantino XI supuso el principio del fin de la influencia de
la aristocracia turca. Poco a poco los otomanos se fueron apoderando de todas las
poblaciones cercanas a la ciudad, y ante el temor a una invasión, el emperador bizantino pidió
ayuda a los reinos europeos, pero pocos acudieron a su llamada. El 29 de mayo de 1453,
los jenízaros entraron en la ciudad tras un sangriento asedio de ocho semanas. La caída de
Constantinopla puso fin al Imperio romano de Oriente y consolidó el gran Imperio otomano,
que trasladó su capital a Constantinopla, a partir de aquí llamada Estambul.10 Tras esta
victoria, Bosnia y Serbia pasaron a ser provincias otomanas y Albania, después de sofocar la
revuelta de Skanderbeg, quedó incorporada al imperio en 1468. Llegan hasta Italia, y por fin
los venecianos reconocen la soberanía otomana y les pagan un tributo. También
los mamelucos dejan de ser un enemigo, ya que su decadencia interna no les permite llevar a
cabo el enfrentamiento entre los dos imperios más importantes de Oriente Próximo. Además
de conquistar la ciudad de Constantinopla y acabar con el último reducto bizantino de
Trebisonda, Mehmed logra someter el último principado turco independiente de Anatolia,
Karamania, y consolidar la posición turca en Morea y Serbia, además de seguir la guerra
contra Hungría, Venecia y Moldavia.11
Para evitar la desintegración del Imperio como les había ocurrido a los Estados turcos, que
dividían el imperio entre varios sucesores, Mehmed y sus descendientes establecieron el
principio de indivisibilidad del poder, con todos los miembros de la clase dirigente sujetos a la
voluntad del gobernante. Se estableció el principio que seguirían todos los gobernantes, hasta
el siglo XVII, de ejecutar a todos los hermanos inmediatos a fin de eliminar las disputas
dinásticas. Como gobernante, el padre elegía al más capaz entre sus hijos. Finalmente
Mehmed empezó el proceso por el cual estas disposiciones fueron codificadas en
el Kanunname, tarea terminada por Solimán el Magnífico. La actuación económica, sin
embargo, resultó desastrosa al final, ya que los impuestos y la inflación provocaban cada día
mayor descontento en la sociedad. Todo esto desembocó en una guerra civil, y a la muerte de
Fatih los problemas y las críticas a la administración se agudizaron aún más.

El imperio tras la caída de Constantinopla[editar]


Artículo principal: Edad Clásica del Imperio otomano

El sultán Beyazid II.

El sultán Selim II.


El sultán Murad III.

El sultán Mehmed III.


El sultán Osman II.

Batalla de Viena: El sultán Murad con jenízaros.

Representación de la batalla de Lepanto (1571).

Mehmed murió envenenado por su médico Yakup Paşa, que llevaba trabajando para los
venecianos bastante tiempo y que fue linchado por los jenízaros. Para evitar una situación de
enfrentamiento entre los dos hijos de Mehmed, el sadrazam les envió mensajes
comunicándoles que quien llegara primero sería el sultán. Su enemigo, Ishak Paşa, mató al
mensajero de Cem, el favorito de todos, por lo que Beyazid se hizo con el trono. El sadrazam
fue linchado e Ishak Paşa nombrado nuevo gran visir. Los jenízaros también saquearon la
ciudad entera aprovechándose del poder adquirido, pues cada vez eran más incontrolables.
Le sucedió su hijo Beyazid II (1481-1512), cuyo periodo puede considerarse como un tiempo
de sosiego para el Imperio, en el cual se consolidaron las acciones de Mehmed y se
resolvieron las reacciones económicas y sociales que su política interna había causado. Las
relaciones con el exterior se caracterizaron por la prudencia, debido sobre todo a los
problemas internos que había dejado su padre. Además tuvo que enfrentarse a la revuelta
promovida por su hermano, Cem Sultán, que se instaló en la ciudad de Bursa y se
proclamó padişah. Con un aumento de sueldo logró el apoyo de los jenízaros, pero fue
derrotado en una batalla contra su hermano y tuvo que retirarse a Egipto. El segundo intento
no le fue mejor, por lo que decidió quedarse en Rodas (1495).
La primera decisión de Beyazid fue anular la reforma agrícola que había realizado su padre,
devolviendo tierras a sus antiguos dueños, terratenientes y sobre todo religiosos. Una vez
hecho esto, eliminó a los altos cargos del devşhirme para crear un equilibrio entre estos y la
aristocracia turca, cosa que consiguió y mantuvo hasta su muerte. Reorganizó la estructura
fiscal y estableció un nuevo sistema de impuestos, más llevadero para los súbditos. Bajo la
influencia de los ulemas, Beyazid luchó contra las tendencias europeizantes y se adhirió
al islam ortodoxo, en lucha contra la proliferación del chiismo. Se le considera un integrista
ortodoxo y, aun así, permitió la afluencia masiva de los judíos expulsados de España y de
otras partes de Europa.
Beyazid tuvo ocho hijos, y la lucha por la sucesión se hacía cada día más latente. Quiso
engañar a sus hijos para matar a todos menos uno, pero tres de ellos no se dejaron engañar.
Efectivamente, se desató al final una lucha por la sucesión. Obligado por los jenízaros, tuvo
que ceder a que su hijo Selim fuera su sucesor, y enfrentarse a este ante sus exigencias para
que abdicase en su favor. El otro candidato, Ahmed, se casó con una hija del sah de Persia.
Beyazid se vio obligado a ceder el trono a Selim I en 1512 a causa del levantamiento de los
jenízaros.
Selim I (1512-1520) era un estadista coherente, organizador y un extraordinario dirigente.
Mandó eliminar a sus hermanos y primos después de la muerte de su padre, por lo que recibió
el sobrenombre de «el cruel». El primer objetivo que se impuso fue consolidar el Estado y se
dirigió hacia el este, a por los chiíes de Irán. Ganaron la batalla después de una larga
campaña, pero no acabaron definitivamente con la amenaza. Selim fue un ferviente suní y
mandó aniquilar a muchos chiíes de Asia Menor.
La segunda expedición de Selim tuvo lugar en 1516, esta vez contra los mamelucos de Egipto.
Primero se dirigió a Siria, donde los dos ejércitos se enfrentaron cerca de Alepo. Tras esta
victoria aplastante de los otomanos, estos se dirigieron a Egipto y lo conquistaron también. El
califa Mütevekkil III cayó prisionero de los otomanos en 1517 y este califa abbasí tuvo que
ceder su título. Logró asimismo llegar a Arabia y conquistar la Meca y Medina. En 1519 el
señor de Argelia también se adhirió al ejército del Gran Señor. Selim I murió de cáncer en
1520. Su reinado, aunque breve, fue muy importante al asegurar las fronteras orientales del
imperio e instaurar la dominación otomana en algunas de las provincias más ricas del mundo
árabe; además proporcionó a los otomanos el control absoluto del comercio entre el
Mediterráneo y el océano Índico.
Le sucedió su único hijo Suleymán I (1520-1566), que siguió los pasos de su padre
consolidando aún más la paz y la estabilidad interior. De esta manera, el Imperio otomano
alcanzó su máxima extensión geográfica, que duraría hasta 1683. Este restauró, durante su
reinado, el poder del gran visir y fue generoso con los jenízaros, permitiéndoles casarse.
Desarrolló una considerable actividad legisladora que se centró principalmente en la
organización del ejército, el feudalismo militar, la propiedad territorial y el sistema tributario.
También llevó a cabo personalmente varias campañas militares. La más famosa fue el primer
sitio de Viena en 1529, en la que fracasó. Sin embargo, los territorios del centro y este
de Hungría se hallaban bajo el control otomano sin importar que la incursión en Viena hubiese
fracasado. A lo largo de su reinado y los posteriores siglos de guerras contra el Sacro Imperio
Romano Germánico, los turcos siempre utilizarían el idioma húngaro como instrumento
comunicativo y negociador con los germanos, aunque en la propia Viena no fuese una lengua
conocida. Los pachá turcos y el propio sultán harán escribir cartas, misivas y comunicados a
los cristianos en húngaro, puesto que los otomanos no dominaban el idioma latín.12 Asimismo,
Solimán le concedió mucha importancia a las artes y embelleció considerablemente Estambul.
Durante su reinado, el Estado otomano alcanzó su máximo grado de desarrollo civil. Reunió la
legislación en el Kanunname y concedió las capitulaciones a Francia en 1535, quienes
pretendían utilizar la presión otomana en el este para amortiguar la presión de los Habsburgo
en el oeste. Durante el periodo de Solimán, se ve al Imperio otomano aliarse con Francia,
como lo prueba el sitio y la toma de Niza (1543) por tropas otomanas y francesas. No
obstante, esta alianza le era más benéfica a Francia (para aliviarse de las presiones hispano-
austriacas), que a los otomanos que no podían esperar nada de ella.13
Es importante destacar a quien fue gran visir de Suleymán entre 1523 y 1536, Pargalı İbrahim
Paşa, que debido a su gran labor en numerosas campañas militares y su exitoso trabajo como
líder del ejército, fue absolutamente vital para la que fue para muchos la mejor época del
imperio. Incluso una numerosa cantidad de fuentes remarcó que la importancia e influencia de
Ibrahim fue incluso mayor a la de Suleymán durante su reinado y que sin este el imperio no
hubiese llegado a su punto mayor. Ibrahim destacaría gracias a su impresionante habilidad en
el manejo político del Imperio y en las campañas militares, sobre todo liderando a los ejércitos
y convirtiéndose en una amenaza letal para el enemigo. Fue un valiente comandante del
ejército que siempre cumplió su papel exigiendo justicia y el honor del Imperio. Fue un blanco
a eliminar constante para todo aquel que fuese enemigo de los Otomanos, también por ser el
fiel amigo y consejero de Suleymán.
El sucesor de Suleymán fue el hijo de este y de Hürrem Sultan (también
llamada Roxelana), Selim II (1566-1574), que cometió el error de atacar la isla de Chipre y
sufrió la primera derrota otomana en Europa en la batalla de Lepanto, en 1571.10 Al morir el
sultán, su hijo Murad III (1574-1595) subió al trono. A partir de este sultanato creció la
influencia del harén en las decisiones del gobierno. Murad III se dedicó a la buena vida y los
placeres del harén, al igual que su sucesor Mehmed III (1595-1603), dejando todo el poder en
manos del gran visir. El caos y la inseguridad reinaban en todo el Estado, y dentro del ejército
aumentó la enemistad entre jenízaros y sipahis, el cuerpo de caballería del ejército otomano.
Cuando muere el sultán, su hijo Ahmed I es muy joven, y después de un breve periodo de
auge se termina de consolidar el «sultanato de las mujeres».
Retrato de Solimán el Magnífico, hacia 1530, hecho por Tiziano.

El siglo XVII, bajo los sultanatos de Mustafa I, Osmán II y Murad IV, fue una época trágica.
Osmán II (1617-1622) fue el soberano más culto de toda la dinastía. Sabía que una reforma
era necesaria, la cual vencería los poderes fácticos establecidos. Los jenízaros, al tener
noticia de ello, asesinaron a los altos cargos en sus propias casas, por lo que el sultán tuvo
que ceder. A pesar de todo, no se libró de ser asesinado a manos de los jenízaros. Después
de la nueva ascensión de Mustafa I nombraron a Murad IV (1623-1640) nuevo dirigente del
Imperio. Este consiguió hacer alguna reforma en la administración pero, cuando murió, el
Estado quedó sin dirigentes y se extendió un vacío de poder por el imperio durante veinte
años.
El sultán Ibrahim I (1640-1648) sucedió a Murad IV y es considerado el peor padişah de la
dinastía otomana. Anuló lo que había conseguido Murad IV, provocando una corrupción
generalizada y desmedida, aparte de una crueldad incomparable debido a la locura que
padecía, lo cual se vio reflejado tanto en el estado como en el harén del palacio.

Sultanato de las mujeres[editar]


Artículo principal: Sultanato de las mujeres

El término hace referencia al periodo en que las mujeres (comúnmente esclavas y concubinas
del harén), en la mayoría de los casos, madres legales gobernaron en nombre de sus hijos,
esposos o nietos debido a la ineptitud, ausencia o inexperiencia del sultán en función.
Esta época abarca desde mediados del siglo XVI hasta finales del siglo XVII, comenzando con
el nombramiento de Roxelana en 1534 como esposa legal (Haseki sultan) de Solimán I, y
finalizando con las regencias oficiales de Mahpeyker Kösem y Turhan Hatice en 1683. Durante
este periodo también los jenízaros empezaron a intervenir directamente en la política del
imperio.
El gobierno de Kösem Sultan (1623-1651) es uno de los máximos exponentes del sultanato de
las mujeres, puesto que por ello es considerada la mujer más poderosa en la historia del
Imperio otomano. Se convirtió en la primera regente oficial del sultanato (Naib-i Saltanat)
durante la minoría de edad de su vástago Murad IV, mantuvo cierta influencia durante el
terrible reinado de su hijo menor Ibrahim I, y volvió a proclamarse regente del imperio pero
bajo el mandato de su joven nieto Mehmed IV. Tras su muerte, su nuera Turhan Sultan se
convirtió en la segunda y última mujer regente del sultanato, título que conservó hasta su
deceso pero no logró ejercerlo en su totalidad debido a la influencia del gran visir en los
asuntos del Estado.14
Organización[editar]
El proyecto del creador de la organización otomana, Fatih Mehmed, era el de crear un imperio
inmenso, el cual integraría a mongoles, musulmanes y cristianos. Para ello, su capital
comenzó a ser repoblada por gentes de muy distinta procedencia y hasta dejó en libertad a los
prisioneros de guerra para que se establecieran en la ciudad. También se animó al patriarca
ortodoxo griego, Ghennadios Scholarios, al Catholicos armenio (1461) y al gran rabbí judío
para que se establecieran allí, y se les permitió convertirse en jefes tanto civiles como
religiosos de sus seguidores, constituidos en comunidades autónomas y autogobernadas,
llamadas millet, que fueron las unidades de gobierno básico de las comunidades no
musulmanas dentro del Imperio otomano. El primer responsable de la millet era elegido por el
sultán y a partir de él eran elegidos por la comunidad.
Mehmed II se había convertido a su muerte en «el señor de dos mares y dos continentes».
Durante su gobierno también se crearon las instituciones que iban a ser características de
este imperio. El elaborado ceremonial y el sistema de jerarquías de la corte bizantina fueron
recreados en la del sultán, a fin de separar al sultán del pueblo para que fuera un gobernante
respetado y temido. La autoridad del sultán se vio reforzada asimismo por la alianza de
intereses de los grupos no musulmanes con los suyos propios. Eliminó a las grandes familias
de la estructura de la administración y nombró a Zaganos Paşa como gran visir, después de
matar a Candarli por traidor.
Para evitar la desintegración del imperio que le sucedía a los Estados turcos, que dividían el
Imperio entre varios sucesores, Mehmed y sus sucesores establecieron el principio de
indivisibilidad de poder, con todos los miembros de la clase dirigente sujetos a la voluntad del
gobernante. Se fijó el principio que seguirían todos los gobernantes hasta el siglo XVII: ejecutar
a todos los hermanos inmediatos a fin de eliminar las disputas dinásticas y, como gobernante,
el padre elegía al más capaz entre sus hijos. Finalmente Mehmed empezó el proceso por el
cual estas disposiciones fueron codificadas en el Kanunname, tarea terminada por Solimán el
Magnífico

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