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MONOGRÁFICO

DEL BARRIO DE
SANTIAGO
DURANTE LA
GUERRA CIVIL

Pedro García Aguilar

2º Bachillerato A
En relación al barrio de Santiago tomamos dos principales
referentes para este trabajo:

- El acuartelamiento de la Calle Taxdirt, posteriormente llamado


Cuartel de Miguel Primo de Rivera.
- El Hospital Militar Santa Isabel, nombrado Hospital oficial de la
Guerra Civil, hoy en día nuestro Instituto.

Pasamos a relatar los hechos que acontecieron en los lugares


nombrados.

El golpe de Estado de 1936 fue una sublevación militar de distintos


sectores del Ejército español que intentó hacerse con el control del
Estado y derrocar al Gobierno frentepopulista, legítimamente y
democráticamente constituido tras las elecciones de febrero de
1936.

Después de varios días de enfrentamientos, violencia y confusión


entre el 18 y el 21 de julio de 1936, las principales ciudades e
instituciones del Estado permanecían bajo control del Gobierno
republicano. A pesar de ese control gubernamental, entre finales de
julio y comienzos de agosto de 1936 se fueron perfilando dos
bandos repartidos en distintos territorios del Estado. «Ni el Gobierno
republicano era capaz de reducir a los golpistas, ni éstos lograban
destruir la legitimidad republicana en los principales centros del
Estado». Comenzaba la Guerra Civil Española.

La noche del 17 de julio de 1936 el Comandante Militar de Jerez,


Salvador Arizón, recibió una comunicación telefónica desde Sevilla
del General Villa Abrille, preguntándole si ocurría “alguna novedad”.
Esto hizo que Arizón empezara a tomar precauciones que servirían
para iniciar posteriormente el levantamiento en Jerez,
especialmente cuando en la mañana del 18 de julio se conoce por
la radio las noticias confusas del golpe de los militares en la colonia
africana el día anterior y, concretamente, cuando el general López
Pinto le informa de lo que sucede en Cádiz y le pide que declare el
estado de guerra.
El detonante del golpe en Jerez fue cuando, por la tarde de ese
mismo día 18, Arizón fue informado por Juan Abreu, Capitán de
Caballería, que la guarnición de Sevilla estaba sublevada y que en
las calles de la capital andaluza se había entablado la lucha.
Bajo estas circunstancias, Arizón reunió a los oficiales -entre ellos,
los capitanes Enrique Guillén, José Hernández Franch, Pedro
Ardila, José Gil Ramírez y Juan Arizón Mejías-, quienes se
mostraron conforme con el levantamiento militar; luego ordenó el
acuartelamiento de las fuerzas que en esos momentos disponía,
consistentes en unos sesenta y cinco soldados, y dio también las
órdenes pertinentes al resto de los soldados establecidos en los
cortijos de Vico y Garrapilos para que estuvieran preparados,
sumando estos últimos un total de cuarenta.

Mientras que los militares golpistas y las fuerzas derechistas civiles,


sobre todo falangistas y carlistas jerezanos, se preparaban para
secundar el golpe, las autoridades civiles, partidos y sindicatos
obreros permanecían confusos y desorientados ante el desarrollo
de los acontecimientos sin articular una línea de actuación que
impidiese el triunfo de los sublevados en Jerez y su comarca.

Fue en la tarde-noche del sábado 18 de julio de 1936 cuando se


activó el golpe de Estado en Jerez de la Frontera. Los sublevados,
civiles y militares, comenzaron a concentrarse en el antiguo cuartel
de Caballería de la calle Taxdirt, hoy desaparecido y que tras el
triunfo de los sublevados se le denominó Miguel Primo de Rivera.
Asimismo hace saber a todos los elementos de orden la obligación
moral y material que tienen de ayudar a las fuerzas del Ejército,
presentándose a ser posible con armamento en el Cuartel.
”Todo el que contravenga las órdenes de mi autoridad, será
severísamente juzgado y al acto pasado por las armas” (palabras
del Comandante Arizón).

Oficialidad y tropa del cuartel y del Depósito de Recría y Monta,


falangistas, carlistas y elementos derechistas de la ciudad salían
desde el cuartel en automóviles y camiones aplicando de forma
efectiva las órdenes del comandante Arizón: ocupación del
Ayuntamiento y de las instalaciones de Radio Jerez, despliegue de
patrullas civiles y militares por las calles de Jerez, control de los
accesos a la población y declaración del Estado de Guerra en toda
la ciudad.

«Si exceptuamos algunos enfrentamientos aislados en los barrios


obreros de Jerez, podemos concluir que en las últimas horas del 19
de julio de 1936 los golpistas controlaban la ciudad y la II República
dejaba de existir en Jerez»
Jerez de la Frontera pasó a convertirse en una ciudad de
retaguardia dentro del contexto general de la Guerra Civil Española.

La ciudad quedó bajo mando castrense y se constituyó un nuevo


Ayuntamiento el 28 de julio de 1936 por iniciativa militar.

«Pero, para lo que ningún jerezano o jerezana de la época estaba


preparado era para la brutal represión que se inició a los pocos días
del triunfo de los golpistas en Jerez.

Pocos podían imaginar el sanguinario proceso represivo que se


alargó durante la guerra y la posguerra por la geografía andaluza y
española y que en Jerez comenzó con la disolución de partidos e
instituciones que habían sido leales a la República.

El paso siguiente fue la detención de los líderes y militantes de


formaciones republicanas y obreras, así como la aplicación del
Bando de Guerra, esto es, el fusilamiento sumario de un número
aún no clarificado de personas, en diferentes puntos de nuestra
ciudad y su campiña (el Alcázar, la plaza de toros, el cementerio, la
Sierra de San Cristóbal, etc).
El antiguo hospital Santa Isabel de Hungría (1841 – 1975)
en Jerez de la Frontera recogió en sus dependencias a muchos
heridos de guerra, gran cantidad de ellos morían. Se cuenta
en Jerez, que a los cuerpos de los fallecidos marroquíes, se les
cortaban las orejas para posteriormente enviarlas envueltas en un
paño a sus familiares, quienes se encargaban después de darles
sepultura en su tierra natal. Debido a esta más que curiosa
costumbre, los jerezanos llamaban a estos difuntos: “los
desorejados”.

Hasta aquí los hechos expuestos de forma muy breve, casi tan
breve como las investigaciones existentes respecto a esta cuestión.

La Guerra Civil Española continúa siendo uno de los grandes


silencios del imaginario colectivo jerezano. Para muchos fue un mal
sueño que en la actualidad provoca miedos y el dolor de viejas
heridas, que a veces degenera en polémicas y discusiones
enquistadas, especialmente cuando se combinan con la ignorancia
que, desgraciadamente, sigue siendo una constante habitual
respecto a este tema y a muchos otros de la Historia de Jerez.
La sociedad jerezana debe ser valiente y generosa para mirar su
pasado, conocerlo, apreciarlo y valorarlo, y esto sólo se puede
conseguir mediante la investigación histórica, la reflexión intelectual
y la divulgación universal de la realidad de nuestra Historia.

El conocimiento general es la solución polivalente que puede evitar


la pervivencia de tópicos ignorantes o la ruina de nuestros edificios
históricos.

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