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HISTORICOS DESDE EL 19
DE ABRIL DE 1810 HASTA EL
5 DE JULIO DE 1811
Sección: 01CIVD001
Fecha: 25/03/2012
Estudiante:
Antecedentes
Entre los antecedentes más cercanos al 19 de abril, se hallan la conspiración de Gual y España en
1797, la expedición libertadora de Francisco de Miranda en 1806 y la conspiración de los
Mantuanos en 1808. En relación al movimiento llevado a cabo en Caracas y La Guaira por parte
de Gual y España, en el mismo participaron individuos de todas las clases sociales, excepto los
mantuanos; tratándose en términos generales, de un proyecto revolucionario igualitario,
republicano y democrático, con proyección hacia el resto del continente. En cuanto a sus líderes,
tenemos que Manuel Gual era un hijo de un militar distinguido que había defendido La Guaira 50
años antes; por su parte, José María España había sido teniente de justicia de Macuto; es decir,
ambos eran hombres cultos incorporados a la administración colonial. A la conspiración se
sumaron también republicanos españoles que poco antes habían organizado en Madrid una
revolución similar, quienes fueron apresados y remitidos a América como reos de Estado. En este
grupo destacaba Juan Bautista Picornell, quien en poco tiempo estableció contacto con Gual y
España. El ideario de la revolución de Gual y España se expresó en unas Ordenanzas que en
nombre de la Santísima Trinidad se proponían restituir al pueblo americano su libertad. Entre los
puntos fundamentales de este programa figuraban la instauración en los departamentos de
Venezuela de un nuevo gobierno; y la proclamación de los derechos del hombre (igualdad,
fraternidad, libertad y propiedad, lo que contribuiría a la eliminación de las clases sociales por
parte de la República. Asimismo, dicho movimiento pretendía extender la revolución a otras
regiones de América. Otro documento importante de la revolución de Gual y España fue el folleto
de los derechos del hombre, que fue impreso en la isla de Guadalupe. No obstante, la conspiración
se descubrió antes de que llegase a estallar. Los revolucionarios españoles lograron huir y se
refugiaron en las Antillas. Manuel Gual fue a Trinidad, donde murió, se cree que envenenado en
1800. José María España, quien había huido y regresado, fue apresado y ejecutado en la plaza
mayor de Caracas en 1799. Aunque la conspiración en definitiva fue bañada en sangre, conmovió
la tranquilidad de la sociedad colonial, y generó una honda preocupación en los mantuanos
caraqueños, quienes vieron amenazada su posición preeminente en la sociedad.
En 1806 la tranquilidad de la vida colonial venezolana se vio una vez más sacudida, cuando
Francisco de Miranda, emprendió una expedición libertadora de Venezuela desde Nueva York.
Disponía de tres barcos, y la mayoría de los tripulantes, oficiales y soldados, eran norteamericanos.
Miranda intentó desembarcar en Ocumare de la Costa, pero varios buques españoles se lo
impidieron, refugiándose en Trinidad. Meses después intentó un nuevo desembarco en Coro, pese
a que en esta ocasión logró poner pie en tierra, la población huyó, por lo que Miranda tuvo que
desistir de sus planes. Sin embargo, a bordo del buque "Leander" traía una imprenta con cual
imprimió proclamas que incitaban a los venezolanos a combatir por su libertad e independencia.
También difundió la célebre "Carta a los españoles-americanos" del jesuita peruano Juan Pablo
Viscardo, en la que éste animaba los americanos a defender sus derechos y los de sus sucesores. Al
fracasar su expedición, Miranda se trasladó a Trinidad y posteriormente a Inglaterra, desde donde
prosiguió promoviendo la independencia de Venezuela y de América Latina.
Mientras que el movimiento de Miranda tenía como objeto tomar el poder de Venezuela desde el
exterior, para hacerla libre e independiente; la conspiración de los mantuanos en 1808 intentaba
apoderarse del poder desde dentro, es decir, mediante un golpe de Estado. Para este momento, los
mantuanos tenían el poder económico a través del control del Cabildo, el Real Consulado y la
agricultura, aspiraban a obtener el poder político ya fuera Venezuela independiente o por lo menos
autónoma. La invasión en 1808 de España por parte de los franceses y el arresto del rey Carlos IV
y su sucesor Fernando VII, crearon el vacío el poder propicio para los intereses del mantuanaje
caraqueño. En tal sentido, al enterarse los mantuanos que en todas las provincias españolas se
organizaron juntas para preparar la resistencia contra las fuerzas invasoras y para dirigir la política
de cada región, le solicitan al capitán interino de Venezuela, Juan de Casas, que organice también
una junta con la misma característica de las españolas y en la cual tuvieran ellos el puesto
preponderante; en otras palabras era una revolución interna que no pretendía cambiar el orden
social. En definitiva, la conspiración de 1808 fracasó debido a que el capitán general no accedió a
las demandas de los mantuanos, poniendo en prisión a los más exaltados y enviando a sus
haciendas a los más moderados. También fracasó este movimiento, como consecuencia del apoyo
de los oficiales de las milicias de pardos, quienes se presentaron ante Casas y se mostraron
dispuestos a combatir contra los mantuanos, si éstos persistían en sus propósitos.
El 19 de abril de 1810 renació la conspiración de los mantuanos, quienes en esta ocasión se habían
procurado la cooperación de los batallones veteranos o las milicias, así como el apoyo de los
notables, los intelectuales, de parte del clero y otros sectores de la sociedad, y de un núcleo
considerable del pueblo. Una vez eliminada la posibilidad de toda resistencia en la Península, los
notables caraqueños concibieron la constitución de una junta similar a las formadas en España a
fin de regir los destinos de la provincia.
El capitán general Vicente Emparan, deseoso de ganar tiempo e indeciso ante el camino a seguir,
suspendió la sesión del Cabildo y se dirigió a la catedral; sin embargo a las puertas de ésta, uno de
los revolucionarios, Francisco Salías, se interpuso y tomando del brazo a Emparan, le conminó a
regresar al Cabildo. La actitud de Salías fue ampliamente celebrada por la multitud en general y
por un grupo de conjurados; ante la osadía de Salías, los soldados que formaban la guardia del
capitán general hicieron un ademán de apercibir sus armas, pero una orden del oficial venezolano
que los mandaba, los mantuvo firmes en sus puestos sin intervenir. Dadas la circunstancias,
Emparan regresó al Cabildo, acompañado de los alcaldes, regidores y notables, mientras una
multitud invadía la plaza mayor. Al poco tiempo llegaron al Cabildo el abogado Juan Germán
Roscio, el canónigo José Cortés Madariaga y otros representantes del pueblo y del clero, quienes
se incorporaron a la reunión. Presionado por los factores de poder presentes en el Cabildo de
Caracas, Emparan pronunció las palabras que señalaron el principio del fin, por lo menos
jurídicamente, del régimen español en Venezuela. Dirigiéndose al pueblo congregado en la plaza,
desde el balcón del cabildo, les preguntó si deseaban que él continuase mandando; ante la
respuesta negativa de las personas presentes, exclamó Emparan: "¡Pues yo tampoco quiero
mando!". Luego de esto, quedó establecida la que oficialmente recibió el nombre de Junta
Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII.
Cuadro explicativo del tumulto del 19 de abril de 1810
No es que hay dos Congresos. ¿Cómo fomentarán el cisma los que conocen más la necesidad de la
unión? Lo que queremos es que esa unión sea efectiva y para animarnos a la gloriosa empresa de
nuestra libertad; unirnos para reposar, para dormir en los brazos de la apatía, ayer fue una
mengua, hoy es una traición. Se discute en el Congreso Nacional lo que debiera estar decidido. ¿Y
qué dicen? que debemos comenzar por una confederación, como si todos no estuviésemos
confederados contra la tiranía extranjera. Que debemos atender a los resultados de la política de
España. ¿Qué nos importa que España venda a Bonaparte sus esclavos o que los conserve, si
estamos resultados a ser libres? Esas dudas son tristes efectos de las antiguas cadenas. ¡Que los
grandes proyectos deben prepararse con calma! Trescientos años de calma ¿no basta?. La Junta
Patriótica respeta, como debe, al Congreso de la nación, pero el Congreso debe oír a la Junta
Patriótica, centro de luces y de todos los intereses revolucionarios. Pongamos sin temor la piedra
fundamental de la libertad suramericana: vacilar es perdernos.
Que una comisión del seno de este cuerpo lleve al soberano Congreso estos sentimientos.
Simón Bolívar