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LIBRO DE EMANUEL

© Manuel Piqueras

De esta edición: © Editorial Horizonte de Juan Humberto Damonte Valencia


Jr. Sucre Nº 470, San Miguel, Lima, Perú
Primera edición: julio de 2017

ISBN.: 978-612-47479-0-8
Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú (BNP)
N°: 2017-08246

Motivo de carátula:
La Patria, conjunto escultórico La Patria,
Pabellón del Perú, Gran Premio Feria Iberoamericana de Sevilla, 1929
Manuel Piqueras Cotolí, Arquitecto y escultor y Urbanista entre España
y el Perú (1885-1937).
Museo de Arte de Lima (MALI). Lima: 2003.

Fotografía: Jorge Piqueras Sánchez-Concha

Carátula: Gabriel Alayza

Corrección: Carmen Ollé y Andrés Hare

Diagramación: Lupe León

Impresión: Jesús Bellido, Los Zafiros 244, La Victoria, Lima.


Julio de 2017
Tiraje: 500 ejemplares
LIBRO DE EMANUEL
Manuel Piqueras

(Lima, 2017)
Agradecimientos:

A Mariví Mujica, que con sus

banderillas de fuego despertó el

alumbramiento de Libro de Emanuel.

A Carmen Ollé, que acompañó

este largo proceso de parto, con

su talento literario en espíritu y en

forma.

A Francesca Denegrí, que en medio

de su ajetreada vida, compartió el

alma de este escrito y de su autor.

A Editorial Horizonte, que acogió

esta obra, en remembranza del gran


librero, don Humberto Damonte

Q.E.P.D.

A todos los que trabajaron en

la publicación de esta, mi obra

reciente.
PRÓLOGO A
LIBRO DE EMANUEL
Conozco personalmente a Manuel Piqueras desde que presenté su
libro Solidaridad frente a homicidio: ensayos sobre la no violencia mili-
tante en el siglo veintiuno (2003) en la ONG IDL. Desde entonces, sé
de su afán por defender la libertad y los derechos humanos. Anterior-
mente, yo ya había escrito una reseña sobre La Edad de la Utopía
(2001) en la sección Luces de El Comercio. En este libro, Piqueras
hace una lectura reflexiva de filósofos trascendentales como Hannah
Arendt (1906-1975), Emanuel Levinas (1905-1995) y Amartya Sen
(1933), premio Nobel de Economía 1998 por su lucha contra la po-
breza, con el propósito de descifrar el espíritu de la época a través de
la filosofía y una economía humanista, y lo que para él significa el valor
de la vida como bien supremo (Arendt), la libertad integral (Sen) y el
amor al prójimo (Levinas); sentimientos, ideas, valores que hoy han
perdido autoridad y han dejado de guiar el desarrollo de los pueblos y los
destinos de los habitantes de este planeta, impulsados por intereses
8 Manuel Piqueras

mezquinos, lucrativos. En la Edad de la Utopía, anota Piqueras: “El


siglo XX nos deja la herencia de un cementerio planetario de alrededor
de 37 millones de muertes entre 1914 y 1991”. Para el sociólogo
peruano la importancia de la paz es crucial, la democracia y la com-
pasión por el prójimo. Ya en su segundo libro, le dedica un capítulo a
la violencia en Ayacucho durante la posguerra terrorista, para que la
historia no se repita.

El siglo XXI no parece dar marcha atrás ni parar la máquina del horror.
Por eso, los últimos escritos de Piqueras se sumergen en un lirismo
intimista y nos sitúa en el terreno del amor absoluto, el que va de lo
personal a lo universal, de lo concreto a lo simbólico, de los cariños pa-
rentales, filiales, a la admiración de los grandes mitos y de los poemas
epifánicos como Noche oscura de San Juan de la Cruz y Voy a hablar
de la esperanza de César Vallejo.

Libro de Emanuel es un texto híbrido, compuesto de dos partes inten-


sas: Las paradojas de la soledad y Libro de Emanuel. El estilo que elige
Piqueras para tramarlo es el de la fusión: poemas, reflexiones, crónicas
y ficción, que rompen los parámetros de los géneros cuyas fronteras
absolutas a veces son un símil de otros lindes, políticos y/o geográficos
que impiden a las gentes moverse libremente por el mundo.

En Las paradojas de la soledad, el referente inicial es un cuento infantil


del escritor danés Hans Christian Andersen, El patito feo, que Piqueras
hace suyo para revisar su periplo vital. No se trata de rememorar el
tiempo pasado con este peculiar símbolo, el de un patito deleznable
libro de eManuel 9

que se convierte en la madurez en un hermoso cisne; sino de pasar re-


vista a su infancia, a su país, a los acontecimientos que hicieron época
y dejaron huella en él, como Woodstock, y descubrir, ya como cisne,
la talla de Gandhi como pacificador y la sabiduría del Papa Juan XXIII.

Aunque no solo son Gandhi y Juan XXIII los paradigmas; surgen otros
personajes emblemáticos tomados de la Biblia y de la literatura uni-
versal: Job, el Principito y en especial Amadeus, este Amadeus andino
que Piqueras asocia con el réquiem de los pobres, con un “Cristo azo-
tado de América”. Amadeus es también tierra Wanka, piedra sagrada, en
lengua quechua. Pero estamos cruzando los límites culturales, uniendo
con líneas intangibles el mapa de la historia, de la vida, de los amores
de Piqueras. En el texto lírico El réquiem de los pobres. Misa fúnebre,
el versículo −podemos llamarlo de este modo para darle un hálito
espiritual- que pone el énfasis en estos primeros apartados de Las
paradojas de la soledad, no es ajeno a la trayectoria filosófico-literaria
de su autor, pues tiene que ver con aquello que sirve de apoyo en las
luchas de los grandes líderes de la paz y también en la trayectoria del
artista como sufridor ejemplar, como lo describía la escritora nortea-
mericana Susan Sontag en Contra la interpretación; “La pobreza es
la forma más mortal de la violencia”, escribe Piqueras. Y entonces
recordamos la pobreza de Mozart, ese Amadeus que fue enterrado
en una tumba comunitaria simple; la de Vincent Van Gogh, siempre
angustiado por la sobrevivencia y espoleado por la locura; la de César
Vallejo en París, para citar a tres vitales paradigmas en la obra del
escritor peruano.
10 Manuel Piqueras

Sin embargo, cómo no mencionar otros ejemplos magníficos, presentes


en Libro de Emanuel: la Odisea de Homero, el Ulises de Joyce; gracias
a ellos se expresa la incertidumbre no solamente del exilio, sino la del
“migrante sin patria y sin hogar”. Por ello, Piqueras se remite al poema
de Vallejo Voy a hablar de la esperanza, porque en este texto el poeta
de Santiago de Chuco dice: “Hoy sufro solamente. Si no me llamase
César Vallejo, también sufriría este mismo dolor”.

En Libro de Emanuel, el segundo capítulo que da título al libro de Manuel


Piqueras, está dedicado sobre todo a su abuelo paterno, Manuel
Piqueras Cotolí, artista, arquitecto, escultor, quien diseñó el Pabellón
del Perú en la Feria Iberoamericana de Sevilla (1929), donde ganó la
medalla de oro para nuestro país por su trabajo artístico, escultura
integral y obra cumbre: “la plasmación de una síntesis mestiza genial,
un collage andino e hispánico”.

Piqueras explora la diversidad cultural, planteada como una ruptura


con la visión europea u occidental; el principal referente es Piqueras
Cotolí, pero también el sacerdote y teólogo peruano Gustavo Gutiérrez,
cuya obra abona en la creación de una utopía andina y universal.

En Libro de Emanuel, “Bebiendo del pozo de los ancestros y descen-


dientes en la Tierra del llanto, de la que surge la risa y en la que el cielo
se abre”, el autor encuentra en vivos y muertos un camino hacia la
poesía, que junto a la crónica familiar y con un aliento místico configuran
un lenguaje filosófico cargado de lirismo. Este tono poético-filosófico le
sirve para inmortalizar a personajes de su familia que, como su abuela
libro de eManuel 11

Zoila Sánchez Concha, “limeña culta, inteligente y sensible”, esposa de


Piqueras Cotolí, forman parte de lo que él llama los ancestros hispa-
nos, andinos y universales: lazos de sangre, corazón y entrañas en la
vida de las personas. Ellos iluminan, a decir de Manuel Piqueras,
su historia personal y su circunstancia histórica. Por ello dedica
párrafos intensos y apasionados a su vez a los lazos de sangre ma-
ternos en la obra de los Luna. Uno de sus antepasados fue su tata
tatarabuela Juana Manrique de Luna, marquesa de Lara, ejemplo
de lealtad y sacrificio puestos al servicio de la patria, a quien Simón
Bolívar llamara “La patrona de Lima”, quien merece nuestro eterno
reconocimiento.

Es la única mujer que se jugó la vida por la patria, cuyos restos repo-
san, por Ley del Congreso de la República de 1963, en el Panteón de
los Próceres. Otro ancestro importante fue su bisabuelo Roberto Luna
Vargas, héroe de la resistencia contra la invasión chilena.

En Libro de Emanuel se rinde culto al espíritu libre de estas mujeres y


hombres, por esa razón deja constancia de algunas mujeres extraor-
dinarias, entre ellas se refiere a su madre, María Angélica, como “una
Luna espiritual”. Su enseñanza radica en un tema fundamental: ino-
cencia con experiencia, asunto que recorre la Biblia y puntal en la
enseñanza de Jesús. La importancia que tiene en la prédica de Jesús
la inocencia en el niño se transforma en inocencia con experiencia
en el adulto. La compasión, la solidaridad, la justicia y la caridad son
puntos nodales en este valioso libro de Piqueras; su composición ata y
desata cabos, para iluminar a los “hijos de las tinieblas”: “Los hijos de
12 Manuel Piqueras

las tinieblas son más astutos (...) que los hijos de la luz” (Lucas 16-8),
una cita de la Biblia con la que su madre le daba fortaleza y ánimos.

Libro de Emanuel “son los huesos de mi alma”, anota Manuel Pique-


ras, y se pregunta por qué el arquetipo poético de Amadeus como es-
píritu íntimo de su obra. Tal vez porque en Mozart-Amadeus, la libertad
de su genial temperamento artístico está urdida sobre la base de su
hermosa música y de su temperamento irreverente. Libro de Emanuel
es un libro con una música propia que fortalece alma y cuerpo en los
lectores.

Carmen Ollé
LAS PARADOJAS DE LA SOLEDAD
Manuel Piqueras

(Lima, 2014)
Contenido

I. Dispuesto a morir 21

II. Fuerza y ternura 31

III. La edad de la inocencia 35

IV. Me sedujiste y me dejé seducir 41

V. Tierra Wanka: piedra sagrada 49

VI. Ulises: peregrino en busca de los insignificantes 57

VII. Epílogo 63
En remembranza de mi abuelo, Manuel Piqueras Cotolí,
arquitecto, escultor y urbanista, hispano, andino y
universal.

A mis nietos, Andrea, Alejandra, Maite, Isabela y Julián,


los niños de mis sueños.
Lo que cuenta es lo que yo saque de todo ello. Y lo que quiero sacar es
un cierto pensamiento humano, clarividente, limitado en el tiempo [...].
Todo el mundo puede tener ideas. Pero meterlas en una obra, mantener
esa continua maestría del creador es lo que hace al escritor.

Albert Camus, Correspondencia


I.
DISPUESTO A MORIR
Se dirigió entonces hacia ellos, con la cabeza baja, para

hacerles ver que estaba dispuesto a morir.

Y entonces vio su reflejo en el agua: el patito feo se había

transformado en un soberbio cisne blanco…

Hans Christian Andersen, El patito feo

Patito feo, niño de Navidad, es difícil escribir sobre tu infancia. No


sabemos el porqué de una tristeza tan grande en un tiempo de
alegría tan grande. La Navidad es contradictoria, por las añoranzas.
El advenimiento del Dios-Niño, del Dios-Amor, tiene el significado
espiritual de la esperanza. Aquí estos breves textos, alumbrados
desde el alma.

1. Tribulaciones del paTiTo feo

Agresividad y violencia: ¿Por qué le tocaron al patito feo, animal humano,


niño hermoso, los peores golpes?

¿Acaso el patito feo con su inteligencia y sensibilidad no era el hijo que


tú querías? Un rebelde sin causa.
24 Manuel Piqueras

Acaso tu padre te trató igual y repetiste el absurdo en tu equivocada


historia personal.

Pero tu padre era un gran creador, en cambio tú renunciaste al talento


que te entregó la vida.

El patito feo ha pasado la vida tratando de perdonar.

Manojo de nervios, fallaste en el último momento.


Por miedo.

Solo queda ser un cómico en esta tragedia.

Amadeus andino y universal, Cristo azotado de América, la belleza nos


hace libres.

Desde esta tierra Wanka. Tierra de las mariposas. Feliz Navidad y un


buen año con gusto y sazón.

2. el jardín secreTo

El patito feo encontró un jardín secreto donde era amado y respetado,


allí pasaba el tiempo en un mundo de belleza y creación, un lugar donde
las heridas del alma se curaban. La abuela pata y los jóvenes tíos
patos lo acogían siempre, aunque fuera tan distinto. Un edén oculto,
el dulce reino de la granja, se llamaba Malambito.

La abuela pata
La abuela pata le contaba cuentos que lo hacían reír a él, niño maltra-
tado, con sus bromas finas y ocurrentes. Los momentos que el patito
libro de eManuel 25

feo pasaba junto a ella eran un bálsamo, lo llenaban de alegría y


tranquilidad.

Los jóvenes tíos patos


El patito feo admiraba a los jóvenes tíos patos por su imaginación sin
límites, Atento a todas sus ocurrencias, gozaba con sus graciosas agu-
dezas, sus argumentos inteligentes, sus vericuetos retóricos y con sus
trasmutaciones de chocolate. Los tíos menores eran como Melquíades
en sus años mozos, ese personaje misterioso que hablaba sánscrito,
una lengua muerta, como lo descubrirían todos en Cien años de soledad,
un cuento de un tal Gabriel García Márquez.

El icus ausente y presente


En medio de la casa grande de Malambito había un viejo ficus inmenso. El
patito feo se maravillaba jugando a su alrededor, trepaba por su tronco
añejo y sus ramas endurecidas desde tiempo inmemorial y luego
chapoteaba en una poza de agua.

Tras pasar largas horas en el árbol y en la poza, retornaba al rincón del


Museo de los Patos, construido por el difunto abuelo pato. Allí mora-
ban la abuela pata y los jóvenes tíos patos. Era un hogar de protección
y cuidado, de inteligencia y creatividad, de goce y sazón de la vida.

La remembranza del abuelo pato estaba presente en esta familia de


animales humanos, su sombra de ficus ausente cubría de luz todo el
jardín secreto, diseñado y edificado como casa de la memoria.
26 Manuel Piqueras

3. los paTos salvajes

En su viaje al exilio, fuera de la granja, hacia el ancho mundo, el patito


feo se unió a una bandada de patos salvajes, machos y hembras. For-
maban una tribu adolescente. De ellos recibió afecto y a su lado vivió
el despertar sexual y la complicidad en las peleas brutales, arrastrando
su rebelión frente al mundo de los patos adultos.

Llevaba una espina en el alma que lo hacía agresivo y violento. Por ese
milagro que solo se encuentra en los cuentos maravillosos de Hans
Christian Andersen o de Óscar Wilde, dos singulares patos adultos, un
maestro de judo y un maestro de boxeo, le enseñaron que el combate
debe ser únicamente defensivo; ese es el principio y el fundamento. El
patito feo adolescente admiraba a sus maestros, aunque solo enten-
dería sus enseñanzas muchos años después.

El patito feo procedía de un linaje de aves hispano-limeñas. Por una


parte, fue estigmatizado en su rebeldía, porque donde iba actuaba
como un pato salvaje, y por otra, su linaje y su astucia lo protegían en
sus conflictos con la ley.

Cuando se sentía en peligro se metamorfoseaba en un gallo navajero.


Un día, saliendo de una corrida de toros en la Plaza de Acho −que
frecuentaba porque formaba parte de su cultura−, tendió en la arena
de un golpe certero a otro gallo grande y fuerte, mayor que él, al que
le tenía miedo, pues hacía tiempo que lo venía retando.

El patito feo, victorioso en esta pelea breve y feroz, recordó confusa-


mente el mensaje de sus maestros. En el claroscuro de la culpa de
libro de eManuel 27

animal humano, por haber herido a su adversario dejándolo tumbado


en un charco de sangre, se abrieron paso las enseñanzas de los maes-
tros del combate defensivo: el valor de la vida humana y natural está
por encima de todo.

4. como una brisa suave

No hace mucho tiempo, tras un largo viaje atravesando continentes y cielos


bellísimos, calmados y tomentosos, el patito feo asistió con su bandada
de patos salvajes a una reunión multitudinaria de patos en un lugar de la
Costa Oeste de Estados Unidos, de cuyo nombre no quiero acordarme.

Reservado y amigable, quedó sorprendido desde un rincón de la gran-


ja, donde se llevaba a cabo la gran reunión, por la maravilla de la músi-
ca rock, las vestimentas estrafalarias tan coloridas, los cabellos largos
hasta la cintura, por el amor libre y sin barreras. Incluso, observó que
fumaban yerbas exóticas, que probó apenas y vomitó inmediatamente,
curándose en salud.

Woodstock, ese gran concierto que duró tres días, reunió a más de
medio millón de patos, pero además de la música magistral de impor-
tantes músicos poetas que nunca había visto ni oído, lo que más le
llamó su atención fueron los símbolos y mensajes de paz y amor que lo
conmovieron como una brisa suave. Le recordaron las huellas sólidas
y la estela de arte que, como una “roca de ser” protegían, cuando se
desataban las tempestades, a sus hermanos y primos patos pequeños
en el jardín secreto de Malambito.
28 Manuel Piqueras

En su búsqueda, sin medir el riesgo, los patos rebeldes encontraron en


el teatro de la generación del 68, del pájaro de fuego una “iglesia pri-
mitiva”. Por primera vez en su vida de animal humano supo de oídas de
la existencia de dos cisnes soberbios y sabios: uno se llamaba Mahatma
Gandhi y otro era el papa Juan XXIII. El patito feo comenzó a tomar
conciencia de que era un tiempo de grandes cambios, el mensaje era
el mismo que en Woodstock: paz auténtica y amor sin límites. Aunque
sin amor libre, ni marihuana o LSD.

Un cisne joven adulto, brillante y bondadoso, amigo del papa Juan XXIII,
trabó amistad con el patito feo y con sus amigos patos. Este cisne se
fue transformando en un maestro que lo acogió con una amistad sin
límites y le abrió el continente de la sabiduría del amor. El patito feo
era agnóstico, pero se volvió creyente en el Dios-Amor.

En el trasfondo, en busca de la tierra del padre, el patito feo comenzó


a tomar conciencia de la vida y la obra de gran creador de su abuelo.
¡El abuelo era un magnifico cisne! Para el abuelo cisne la belleza nos
hace libres.

Esta experiencia tardaría mucho en llegar al pensamiento del corazón


y a las entrañas del patito feo. Tuvo que hacer una terapia universal
para cisnes, adentrándose en los rincones enigmáticos de curación
de lo más profundo de su intimidad herida. Ya como cisne, emprendió
un camino de alta educación para dirigir un proyecto fundacional uno
que, decidió, con método y pasión, sería el sentido de su existencia:
la desmesura del amor por el Rostro del Prójimo, por los olvidados y
maltratados de la Tierra y el universo.
libro de eManuel 29

Las marchas y contramarchas inconscientes marcaron el itinerario pos-


terior del patito feo, sabía ahora que era un cisne soberbio y humilde
a la vez. Fuerza-débil-fuerte. La espina en el alma siempre fue el obs-
táculo a vencer con valentía y creatividad, como cuenta Hans Christian
Andersen, en el inspirado relato “El soldadito de plomo”. Simbólica y
real, el patito feo, aún guarda su arma secreta de peleador callejero.
II.
FUERZA Y TERNURA
Doña Fina: fuerza y ternura
A Andrea, su biznieta.

Doña Fina de la Puente de Villarán, gran mujer peruana, se fue


llena del Dios humilde a la 1 y 45 de la madrugada del primero de
agosto de 2002.
Sus cenizas fueron entregadas al mar, a la luz y a la libertad por su propio
deseo, para encontrarse con las de don Fernando, su amado esposo.

Doña Fina sopló vida y paz a los que amó —a los suyos y a los otros—,
desde la arena del dolor humano, antes de su partida definitiva del reino
de este mundo en el que alumbró felicidad.

Mostró su belleza trágica, perfilada en los rasgos apacibles de su hermoso


rostro caído, en el instante supremo en que la enfermera dijo: “Su madre
ha fallecido”, certificándoles la defunción, suavemente, a las hijas y a los
hijos, a las nietas y a los nietos unidos en torno a ella en su habitación, en
la noche oscura.

Doña Fina, fuerza y ternura, fuerza y sabiduría, fuerza y humildad,


—“fuerza débil fuerte”—, nos reencontraremos en la comunidad lunar y
solar de la amistad, juntos todos, con don Fernando, su caballero, Quijotín.
34 Manuel Piqueras

Mujer-Amor: en tu vida y en tu muerte


Felices lo que lloran, porque ellos serán consolados.
Mateo, 5:4.

Yo te lloro.

Mi llanto es como el silencio, se escucha o no se escucha.

Madre, amor siempre, más allá y más acá, en lo desconocido, en lo


conocido.

Mujer-Amor, en tu vida, en tu muerte.

Por tu partida, en los huesos de mi alma tengo un dolor tierno.

Maravilla, me salvaste.

Gracias.
III.
LA EDAD DE LA INOCENCIA
Los cantos del pequeño:
Apocalipsis, volver al primer amor
Simbolizar y poetizar, desde el pensamiento del corazón, es el manda-
to bíblico en el Génesis. Es la huella de Dios que irrumpe en la historia
con humildad y con su proyecto de amistad.

El sueño de Job
Plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro

A Ignacio, mi hijo, explorador de la


naturaleza.

Job, metáfora viva, histórica y poética de la paradoja de la existencia


humana.
Job soñaba con plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro.
Job nunca maldijo a Dios, luchó siempre con Él y al final del combate
lo bendijo.
38 Manuel Piqueras

Bendito sea el Dios humilde, por prodigarme el don de plantar un árbol.


La humanidad bien gobierna o mal gobierna el bosque, el agua y el suelo.
Plantar un árbol se asemeja a cultivar el sentido de la vida.
La soledad y la comunión encuentran su lugar en el bosque de la mís-
tica, el suelo de la contemplación y el agua de la ascesis.
La naturaleza es como el silencio de Dios que se escucha.

Bendito sea el Dios inocente, por prodigarme el don de tener un hijo.


La libertad para soplar vida o muerte en la comunidad es facultad humana.

La condición humana es la natalidad y la mortalidad en el presente eterno.


La vida del pensamiento del corazón ama en parejas, funda familias y
reúne amigos
La pareja es la luz solar y lunar de la inocencia, la familia es el capullo
de todos y los amigos, el perfume que derrama el Dios-Hombre de la
amistad.

Bendito sea el Dios pequeño, por prodigarme el don de escribir un libro.


La creación es gracia, la soberbia es laberinto humano.
La angustia se traspone en la obra de un escritor.
El sufrimiento se vuelca en tragedia y utopía.
El placer se torna mirada.
La sazón se trueca en palabras e imágenes.
La belleza del Dios-Niño nos hace libres.
Job bendijo a Dios por prodigarle el don de plantar un árbol, tener un
hijo y escribir un libro. “Y Job respondió a Yahvé: Yo te conocía sólo de
oídas, mas ahora te han visto mis ojos.” (Job, 42, 1 y 5).
libro de eManuel 39

La palabra del pequeño

La inocencia valiente

Andrea, la niña de mi utopía, es una vida y una libertad en busca de


ser amada por otras vidas y libertades.

Andrea, la niña de mi mirada, no es una esclava ni una sierva, es una


amiga capaz de morir por sus amigos.

Andrea, la niña de mi escritura, es la inocencia valiente, en flor,


descubriendo la Tierra y el universo.

Las niñas de mis sueños

He vivido con prisa una vigilia sin tregua, envuelto en los desvelos
de las niñas de mis sueños. Susana camina por su quinto
hebdomadario, alumbrando una forma de gobierno democrático,
ético y compasivo. La niña de primera comunión despliega la fuerza e
inteligencia del pequeño, no la de los sabios y prudentes.

En el giro del misterio de la existencia, Soledad −como María


Magdalena, gran santa amiga de Jesús de Nazaret− se encuentra
nuevamente con la gratuidad del Dios humilde que acoge en sus
brazos la inocencia original de Andrea. Andrea nos envuelve a todos,
niña pequeña nacida de “el soplo de vida” del Dios del principio y del fin.
40 Manuel Piqueras

Las niñas de mis sueños bien gobiernan, giran o buscan la leche en


el pecho materno. Niñas de generación en generación, siervas de
Yahvé que nos llevan de la mano a la fuente inagotable de la palabra:
“Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir” (Jeremías, 20:7).
IV.
ME SEDUJISTE Y ME DEJÉ SEDUCIR
La dura luz

Necesito estar desnudo y zambullirme después en el mar, perfumado


aún con las esencias de la tierra, lavar éstas en aquél, y anudar en
mi piel el abrazo por el que, desde hace tiempo, suspiran −labios
contra labios- la tierra y el mar.

Albert Camus, Bodas

Me duele tu dolor, me alegra tu alegría.


Espero contra toda esperanza que un día llegará la luz, en medio del
amor humano que nos une —luz solar y lunar de la inocencia
compartida durante toda una vida: “ilusión”—.

Sentimos más que sabemos, existimos en los claroscuros asiduos que


separan a la Luna del Sol y a veces sobrevivimos a la noche oscura.

¿Podemos esperar la luz compasivamente, buscar la paz profunda,


abrir las teatinas a la alegría de vivir cada día, mirar siempre el
rostro de los que amamos como El Principito cuidaba a su flor?
44 Manuel Piqueras

¿Podemos no esperar nada y esperar todo? Volverá el espacio y el


tiempo para acoger el advenimiento misterioso e inescrutable de la
luz, sean cuales sean sus designios.

Estaré a tiro para ti, hasta mi mortalidad humana,


porque te ceñí en mi corazón cuando miré tu rostro de niña de
primera comunión, un día de verano de 1968.
libro de eManuel 45

Canto al amor humano: Miré y vi


La escritura atrapa un instante que ilumina
la morada en un amanecer estival.

Al amanecer miré y vi una masa corporal cargada de alma: −fuerza,


débil, fuerte−.

Al atardecer, miré y vi el movimiento de un cuerpo mental de una


belleza estética misteriosa, esculpido por la maestría de un artista.

Al anochecer, miré y vi la delicadeza y la fuerza, a la vez, del talento y


del trabajo, de un corazón pensante.

Remembranza, de cara al enigma de viejos sentimientos que estaban


dormidos en el depósito de la memoria.

Despertar, frente al misterio de nuevos sentimientos que irrumpen


desde las entrañas inescrutables.

Vigilia, ante el advenimiento de una nueva y desconocida vida,


libertad y ternura.

Voy a hablar de los lazos insondables de la confianza y el miedo:


entre dos personas no hay oscuridad, solo hay luz; algo así siento, y
por eso, el miedo.
46 Manuel Piqueras

La muerte de la paloma

Había una vez una pareja de palomas, macho y hembra, crecidas


en edad, que se encontraron sin imaginarse por un instante que se
iban a unir.

Estas aves humanas intercambiaron sus vidas, algunas veces


divertidas y otras lacerantes. ¿Por qué no? Si El príncipe feliz, de
Oscar Wilde, tenía una amiga de verdad, la golondrina que dio su vida
por él. Empezaron a reconocerse, logrando una amistad hermosa y
honda, siempre cuidando uno de la otra.

La llamaron misterio y gracia, decidieron volar juntos hasta llegar al


cielo. Vivieron en ese paraíso sin mirar atrás.

Pasado el ensueño, en una irrupción impenetrable de la conciencia,


se dieron cuenta de que había que arreglar los asuntos que tenían en
la Tierra, para poder entrar al cielo para siempre, paradójicamente,
en un universo sin cielo.

Decidieron separarse para reemprender sus viajes de exiliados, libres,


tan solo guiados por sus sueños. Como dice el poeta Pedro Salinas: A
veces los sueños se desensueñan y se encarnan.

Nunca renunciaron a la amistad, hasta su partida, rumbo a lo


desconocido, hacia la no respuesta, hacia la muerte poética: la más
real de todas las muertes.
libro de eManuel 47

Amor y pasión/Piel con piel

No hay remedio niña antigua entre el otoño y el invierno te


eternizaste en mi columna vertebral, en mi médula, en mi sueño
espinal, el rictus de un rostro de dolor amor apasionado, niña
antigua, solo queda morir para vivir mañana en el clímax de una
noche de placer, morir uno dentro del otro, en la esperanza.
IV.
TIERRA WANKA: PIEDRA SAGRADA
Amadeus andino y universal:
Cristo azotado de América
Hoy sufro solamente.
Voy a hablar de la esperanza.
César Vallejo

Amadeus andino y universal, paloma y serpiente.

Amadeus andino y universal, caminamos rumbo a lo desconocido: el


dolor y la muerte.

Amadeus andino y universal. ¿Quién nos da la mano? Nadie, solo la


niña de ancianos pasos.

Amadeus andino y universal, estamos ante la remembranza y el


despertar a la pasión y muerte de la humanidad.

Amadeus andino y universal, revivimos. El Evangelio según San


Mateo, de Pier Paolo Pasolini: sol y luna, en un mismo instante,
iluminándonos, quebrando las leyes del universo.
52 Manuel Piqueras

Amadeus andino y universal, enlazas el réquiem de los pobres, el


viaje, el exilio y la búsqueda, el dolor y la muerte, la alegría y la vida.

Amadeus andino y universal, paradoja de la condición humana,


resurrección: vida, libertad y luz contra la muerte, opresión y
oscuridad.

Amadeus andino y universal: Cristo azotado de América.


libro de eManuel 53

Tierra Wanka: piedra sagrada

Tierra Wanka: piedra sagrada


(un significado, en lengua quechua, de las palabras Wanka Willca).

Amadeus andino y universal, eres Wanka, tienes un corazón de carne


y no un corazón de piedra.

Amadeus andino y universal, el rostro del prójimo en la desmesura


del amor te vuelca a morir por otro.

Amadeus andino y universal, ¿por qué tu violencia y el sacarle la


vuelta a quien se pone en tu camino de fenicio pobre?

Amadeus andino y universal, paradoja de piedra y corazón sagrados.


54 Manuel Piqueras

El réquiem de los pobres


Misa fúnebre (Réquiem)

Amadeus andino y universal, estamos partiendo del reino de la Tierra.

Luchamos, y volvemos a luchar siempre para encontrar la


morada humana de la hospitalidad.

La tierra de los hombres no nos da cabida.

La pobreza es la forma más mortal de la violencia.

Ni Dios ni los hombres pueden vencerla.

Cruzaremos la frontera hacia lo desconocido.

Tratado de la desesperación.

Temor y temblor.

Tan solo un detalle, entiérrennos en una fosa común.

Amadeus andino y universal, estamos partiendo del reino de la Tierra.

Post Scriptum:
Creemos que ante el réquiem de los pobres hay que regresar al ab-
surdo y al suicidio, para purificar la rebelión y darle un sentido real al
amor. Quiero situar esta intuición fundamental en un escrito sobre Albert
Camus, donde reflexionaba: “Albert Camus (1913-1960) despliega la
fuerza de su pensamiento poético en su obra maestra El hombre
rebelde (1952). En su ensayo filosófico, Camus “se propone proseguir,
libro de eManuel 55

ante el asesinato y la rebelión, una reflexión comenzada alrededor del


suicidio y de la noción de absurdo”, expuesta en su obra filosófica ger-
minal El mito de Sísifo (1942). En los ciclos camusianos de creación,
el absurdo se vuelca en la rebelión y al final gira en el amor. Entre el
primer y último ensayo, el pensador poético plantea: “En la luz (del
absurdo y la rebelión), el mundo sigue siendo nuestro primer y último
amor”. Volver a lo hondo, hacia atrás, hacia el absurdo y el suicidio,
es nuestro ethos.
VI.
ULISES:
PEREGRINO EN BUSCA DE
LOS INSIGNIFICANTES
Toda esta broza que adorna y abulta el libro se reduce a la historia
del viaje de dos vagabundos. El esquema del viaje empalma Don
Quijote con los libros de la Humanidad. Los más profundos y a la vez
más populares son libros de viajes: La Odisea, la Eneida, la Come-
dia, y luego, Gulliver, Robinson, Simbad, Las cartas persas, Fausto,
Las almas muertas. Porque todo gran libro es un tímido anticipo del
juicio final, y, para juzgar a los hombres, no hay mejor forma que el
viaje [...]. Mil veces se ha presentado al hombre como peregrino, un
peregrino que tiene la culpa por alforjas y la muerte por meta.

Giovanni Papini. Retratos extranjeros

Releyendo Ulises, de James Joyce, exploramos desde el mundo interno


en la Odisea y en Odiseo (Ulises en la traducción latina), traspuestos
en el tiempo y en el espacio, el aquí y ahora de la avalancha del
Tercer Milenio: una transfiguración por fuerza poética. Se trata del
itinerario de un viaje, del exilio lleno de llanto y risa, de la búsqueda
en el claroscuro de la significación del insignificante. No sabemos
adónde llegaremos en esta travesía de navegantes y náufragos, a
nada o a todo.
60 Manuel Piqueras

La Odisea de Homero: el viaje, el exilio,


la búsqueda
Penélope -en complicidad con su hijo Telémaco- teje y desteje
interminablemente una vela marina, esperando, contra toda esperanza
la llegada de Ulises de su largo viaje al exilio; esposo y padre despojado
de su patria y su hogar, de un mundo construido con sus propias manos.

Ulises, navegante y naufrago, regresará finalmente, paloma y serpiente.


Junto a su hijo Telémaco “destruirá la inteligencia de los inteligentes” (los
pretendientes depredadores de los bienes y el alma de Penélope, que
sólo espera a Ulises), y recuperará “la tierra donde mana leche y miel”.

Me imagino un paralelismo, semejanzas y diferencias, entre la Ítaca


de Homero y Utopía de Tomas Moro.

Ulises de James Joyce: la


universalización de lo insigniicante
Entre el Ulises de Joyce y la Odisea de Homero hay una distancia
inconmensurable: si pudiésemos medirla, veríamos sorprendidos lo
poco occidentales que somos.

Joyce, con su maestría en el lenguaje y su intuición mágica, redujo


el mundo a la ciudad de Dublín para darle universalidad a la
insignificancia.
libro de eManuel 61

El escritor irlandés sostenía que el pensamiento es producto del len-


guaje y no a la inversa, de allí la utilización de la replana de los bajos
fondos dublineses para marcar las distancias en la ciudad y en el
pensamiento. Esta idea la desarrolló aún más en Finnegan’s wake,
en donde creó términos para inventar nociones. Joyce nos conduce
por el médium del lenguaje, desestructurándolo, a nuestro mundo
interno. La economía del lenguaje no es su fuerte, es su talón de
Aquiles como narrador de poesía en prosa.

Colofón
Amadeus andino y universal, migrante sin patria y sin hogar.
Provinciano del mundo, estamos en un viaje, en el exilio, en la
búsqueda rumbo a lo desconocido. Nuestra intuición fundamental
como creadores es darle universalidad a la insignificancia, al más
chiquito y al más olvidado. No hay significancia mayor en la Tierra y
el universo que la de los insignificantes.
VII.
EPÍLOGO
San Juan de la Cruz y César Vallejo
San Juan de la Cruz y César Vallejo: lo sostengo y lo haré siempre, son
poetas emblemáticos de la literatura universal y los que más amo.

i. Noche oscura, por san juan de la cruz1

1. En una Noche obscura


con ansías, de amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada,

2. A escuras, y segura
por la secreta escala, disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada;

1
José Luis Aranguren. San Juan de la Cruz. Colección Los Poetas. Madrid: Ediciones
Júcar, 1973.
66 Manuel Piqueras

3. En la Noche dichosa,
en secreto, que naide me
veía, ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía,
sino la que en el corazón ardía.

4. Aquesta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde esperaba
quien yo bien sabía,
en parte donde naide apareciera.

5. ¡Oh Noche que guiaste!


¡Oh Noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

6. En mi pecho florido,
que entero para él solo se
guardaba, allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.

7. El aire de almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
libro de eManuel 67

en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.

8. Quédeme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado:
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre azucenas
olvidado.

ii. Voy a hablar de la esperanza, por césar vallejo2

Yo no sufro este dolor como César Vallejo. Yo no me duelo ahora como


artista, como hombre ni como simple ser vivo siquiera. Yo no sufro
este dolor como católico, como mahometano ni como ateo. Hoy sufro
solamente. Si no me llamase César Vallejo, también sufriría este mismo
dolor. Si no fuese artista, también lo sufriría. Si no fuese hombre ni
ser vivo siquiera, también lo sufriría. Si no fuese católico, ateo ni ma-
hometano, también lo sufriría. Hoy sufro desde más abajo. Hoy sufro
solamente.

Me duelo ahora sin explicaciones. Mi dolor es tan hondo, que no tuvo


ya causa ni carece de causa. ¿Qué sería su causa? ¿Dónde está aquello
tan importante, que dejase de ser su causa? Nada es su causa; nada

2
César Vallejo (1892-1938). Voy a hablar de la esperanza. En Obra poética completa.
Lima: Mosca Azul, 1974.
68 Manuel Piqueras

ha podido dejar de ser su causa. ¿A qué ha nacido este dolor, por sí


mismo? Mi dolor es del viento del norte y del viento del sur, como esos
huevos neutros que algunas aves raras ponen del viento. Si hubiera
muerto mi novia, mi dolor sería igual. Si la vida fuese, en fin, de otro
modo, mi dolor sería igual. Hoy sufro desde más arriba. Hoy sufro
solamente.

Miro el dolor del hambriento y veo que su hambre anda tan lejos de mi
sufrimiento, que de quedarme ayuno hasta morir, saldría siempre de
mi tumba una brizna de yerba al menos. Lo mismo el enamorado. ¡Qué
sangre la suya más engendrada, para la mía sin fuente ni consumo!
Yo creía hasta ahora que todas las cosas del universo eran, inevitable-
mente, padres o hijos. Pero he aquí que mi dolor de hoy no es padre
ni es hijo. Le falta espalda para anochecer, tanto como le sobra pecho
para amanecer y si lo pusiesen en la estancia oscura, no daría luz y si
lo pusiesen en una estancia luminosa, no echaría sombra. Hoy sufro
suceda lo que suceda. Hoy sufro solamente.
LIBRO DE EMANUEL
Manuel Piqueras

(Lima, 2016)
A Jimmy Carter y a Gustavo Gutiérrez, testigos compasivos y solidarios
en este tiempo de tragedia y esperanza.

Al Papa Francisco, luz, más luz.


Contenido

Proemio 75

A modo de introducción 77

I. La belleza nos hace libres 81

II. Los ancestros hispanos, andinos y universales 89


1. Lima 92
2. Pakatnamu 98

III. En busca de la tierra del padre 109


1. Orfandad 111
2. Los años formativos en Toledo, Madrid y Roma:
1899-1818 112
3. Manuel Piqueras Cotolí y el Inca Garcilaso
de la Vega: mestizaje 115
4. El giro genial, el Pabellón del Perú en la Feria
Iberoamericana de Sevilla 1929 (recibe el Gran
Premio del Jurado Superior por el Pabellón
y por el conjunto escultórico La Patria) 116
5. Arquitecto, escultor y urbanista entre
España y el Perú: 1919-1937 116
6. Su partida temprana 122

IV. En busca de la tierra del hijo 125


Autobiografía de Emmanuel 127

V. Epílogo: Libro de Emanuel, en su espíritu más íntimo 133

Advertencia sobre las fuentes 137


Proemio

Los lazos de parentesco, la veneración por los antepasados que apor-


taron al arte y a la cultura en el Perú no son solo un sentimiento de
orgullo ante personas ilustres, sino la necesidad de arraigo, de estar
vivo en el otro, amado, reconociendo su legado, el de los Piqueras
en tiempos de conflicto y en tiempos de paz, a pesar de la orfandad
ocasionada por las guerras y campos de exterminio. Por ello, belleza y
libertad son partes de Libro de Emanuel.

Carmen Ollé
Lima, 2015
A modo de introducción

pensamienTo poéTico

El punto de visión de Libro de Emanuel es la contemplación de lo bello


como consumación de la libertad. Esto significa que el juicio del gusto
es opuesto al juicio lógico, que la lógica del corazón es contraria a la
lógica calculadora, la contemplación de lo bello es siempre personal
y no universal. Desde René Descartes, Blas Pascal e Immanuel Kant
en los siglos XVII y XVIII, hasta Martin Heidegger, Walter Benjamin y
Hannah Arendt en el siglo XX, cuando se pretende demostrar por el
juicio lógico que una obra del gran arte es bella, soy ciego y sordo. No
existe en la lógica racional, calculadora, posibilidad alguna de demos-
trar nada sobre la obra de arte que surge de la lógica del corazón: es
interior e invisible, gratuita e inútil.

Recojo en estas páginas intuiciones que se hallan en un recorrido de


más de dos décadas, en mis libros: Lectura del siglo XX: tiempo de
tragedia y esperanza (1999), La edad de la utopía (2001), Solidaridad
frente a homicidio: ensayos sobre la no violencia militante en el siglo
78 Manuel Piqueras

veintiuno (2003), Las paradojas de la soledad (2012), y en mis artículos:


En busca de la tierra de padre (2004) y Hablar de Dios desde las
Indias y las Américas (2008). Así también, el pensamiento y la acción
antecedente y precedente, que se transparentan en mis textos, contra
la violencia extrema como siniestra producción cultural humana.

Las guerras internacionales y civiles, los campos de concentración y


exterminio de inocentes dejaron orfandad en mis ancestros, e hirieron
desde el alma a mi propia familia. Este horror de la violencia puede
regresar en una nueva y aún desconocida edad.

La contemplación de lo bello como condición sine qua non de la libertad


existencial por la paz auténtica se manifiesta en la historia y filosofía
del arte, como una exploración en lo más hondo y bello de la tragedia
de la condición humana, que no se desliga de la esperanza. Constituye
el significado y el significante de estas páginas. Soy un peregrino en
busca del significado de los insignificantes.

ancesTros hispanos, andinos y universales

En tiempo de crisis, a horcajadas entre la historia personal y la cir-


cunstancia histórica, mis fuentes culturales familiares (excepcionales)
−paternas y maternas− (Piqueras Luna), generacionales (La generación
de 1968) e históricas (el advenimiento de una y aún desconocida edad
en el cambio de milenio, la Iglesia y la sociedad contemporánea que
se debaten entre la felicidad y la redención, y su contrario, etcétera)
se vuelcan en la remembranza, el despertar y la vigilia, intrínsecos a mi
vida y obra, nutrida de la memoria viva.
libro de eManuel 79

Bebiendo del pozo de los ancestros y descendientes en la Tierra del


llanto, de la que surge la risa y en la que el cielo se abre; encuentro, en
vivos y muertos, una voz que clama desde las paradojas de la soledad,
una pasión intelectual y vital donde la cultura como producción
humana adquiere una altura que es su principio y fundamento. Esta-
mos ante una autoficción personal, familiar, generacional e histórica.

paradigmas culTurales: la Trascendencia de sus obras

¿Qué es cultura en su sentido integral? El gran arte arquitectónico y es-


cultórico del Pabellón del Perú en Sevilla, obra genial de Manuel Piqueras
Cotolí, mi abuelo paterno. El artificio científico técnico del reservorio que
surgió de la irrigación del Hornito en el Valle de Jequetepeque, obra del
talento de Roberto Luna Vargas, mi bisabuelo materno. La gastro-
nomía en la ciudad de Nueva York que se extiende a todo el mundo
hispano en Estados Unidos, obra del chef y artista, Emmanuel Piqueras
Villarán, mi hijo, quien se desgajó de esta tierra y se vio arrastrado a
una región extraña. Pensadores y científicos, narradores y poetas entre
nuestros sucesores y vínculos familiares. En busca de la tierra del padre
y de la tierra del hijo, hispana y andina, provinciana y universal, rescato
desde el pensamiento poético un tesoro de sabiduría. Libro de Ema-
nuel, tensión existencial entre Lima y Pakatnamu, entre el Perú y el
mundo, se revela en su espíritu más íntimo.
I.
LA BELLEZA NOS HACE LIBRES
El pensador poético, tal como nos lo manifestó Walter Benjamin,
permite mirar lejos, como un Amadeus de la lengua de La Mancha.
Juan de la Cruz y César Vallejo, entre unas Indias y Américas mejores,
son el principio y el fin.
Manuel Piqueras, Las paradojas de la soledad1

1. la conTemplación de la belleza como consumación de


la liberTad

La libertad es el corazón de la filosofía trascendental: el obrar mo-


ralmente es su realización; en la contemplación de lo bello radica su
cumplimiento.

“La contemplación de lo bello −denominado “juicio del gusto” por Im-


manuel Kant− hace experimentar un placer, estado vibrante del alma.
Conforme este se prolonga, se va profundizando e intensificando.

El juicio del gusto en comparación con el juicio lógico es siempre de


carácter individual y no universal. Su predicado no es ningún concepto,

1
Manuel Piqueras, Las paradojas de la soledad, “VII. Epílogo”, Librería virtual Amazon.
Kindle Books. Lima: 2012.
84 Manuel Piqueras

sino el sentimiento del placer o desplacer. No cabe fundarlo en nada,


hay que ensayarlo como cosa propia. Cuando se pretende demostrar
que tal poesía es bella, “me tapo los oídos”.2

A riesgo de parecer soberbio, voy a romper esquemas convenciona-


les sobre el pensamiento poético en el Perú, César Vallejo y Manuel
Piqueras Cotolí son dos momentos lúcidos de la historia de la patria
del siglo XX (hay que entrar en la traducibilidad de los lenguajes de la
literatura y de las artes plásticas; es historia y filosofía del arte). Creo
que Gustavo Gutiérrez es un lapso inteligente, perspicaz del Perú más
contemporáneo. Cada uno a su modo.3 Mirar esta Tierra de nuestros
dolores y alegrías, algún día lo escribiré a horcajadas, lo que me inte-
resa es el estallido poético.4

Tanto Mario Vargas Llosa como José María Arguedas −dos panoramas
distintos de una misma América− tienen fragmentos narrativos notables,
aunque nunca he visto en estos dos grandes narradores visiones totales.
La creación literaria es experiencia e imaginación; el Perú es un país frag-

2
Karl Jaspers, Los grandes filósofos. Tomo II. “Los fundadores del filosofar: Platón,
Agustín, Kant”, TECNOS. Madrid: 1995, pp. 293 y 294.
3
Cada uno a su modo: “El discurso del método que guía una obra integra la traduci-
bilidad de los lenguajes estéticos –escrito, pictórico y cinematográfico– e incorpora
el lenguaje de la mirada en la escritura de la tragedia humana. La tragedia surge en
un punto crítico de crisis; es la manera más profunda de tratar el sufrimiento y no
se despoja de la esperanza”, véase Manuel Piqueras, La mirada y la escritura, en
Solidaridad frente a homicidio: ensayos sobre la no violencia militante en el siglo
veintiuno, “II. Apocalipsis: el amor nunca muere”, Ideele. Lima: 2003, pp. 59- 63.
4
Me refiero a estos tres pensadores poéticos, muy diferentes entre sí, en el sentido
de lo que Karl Jaspers llama con profundidad en la introducción de su obra póstuma,
“Grandeza”. Karl Jaspers, Los grandes filósofos, Tomo I. “Introducción”, pp. 24-110.
libro de eManuel 85

mentado, así como es inútil pensar en una visión total del país desde las
ciencias sociales, es imposible pensar en una narrativa integral de la pa-
tria. Solo tenemos fragmentos, que hay que articular con temor y temblor.
En ese sentido, la poesía ilumina el laberinto, como en el mito de Sísifo.

Es una hipótesis de la exploración tras la cual ando hace años inspi-


rativamente −que hay que validar−, sabiendo además que es un hilo
en el laberinto, discutible como todos los otros puntos de visión sobre
el pensamiento poético.5

2. san juan de la cruz y césar vallejo6


Noche oscura, de San Juan de la Cruz, uno de los poemas más bellos
de la literatura, nos conduce a una experiencia de contemplación del
misterio del sufrimiento humano, de su naturaleza paradojal: la noche
oscura me guiaba más cierta que la luz del mediodía.

Voy a hablar de la esperanza, remembranza y despertar, el excepcional


poema en prosa de César Vallejo. Es sorprendente la trasposición poé-
tica de la realidad de este gran poeta universal, en que la esperanza

5
“Heidegger, Benjamin y Broch eran “pensadores poéticos”, hombres a los que (Hannah)
Arendt apreciaba por su amor al lenguaje. Cada uno a su modo, “se habían desgajado
del siglo XIX e ingresado en el XX de la misma manera que uno se ve arrastrado a la
costa de un país extraño” (cómo ella escribió a propósito de Benjamin)”, Elisabeth
Young-Bruhuel, Hannah Arendt, Biografía, Edicions Alfons El Magnánim-IVEI. Valencia:
1993, p. 12. “Casi al mismo tiempo que Descartes, Pascal descubre frente a la
lógica de la razón calculadora, la lógica del corazón.”, en Martin Heidegger, ¿Para
qué poetas?, Universidad Nacional Autónoma de México, México, D.F.: 2004, pp.
78 - 105.
6
Manuel Piqueras, “VII. Epílogo”, en Las Paradojas de la soledad.
86 Manuel Piqueras

se teje, con firmeza y delicadeza, desde el sufrimiento humano, limpio


de calificativos, solo sustantivo.

Como César Vallejo, Juan de la Cruz nos revela el gran arte poético
que la humanidad ha creado. El pensador poético, tal como nos lo
manifestó Walter Benjamín, permite mirar lejos, como un Amadeus de
la lengua de La Mancha. Juan de la Cruz y César Vallejo, entre unas
Indias y Américas mejores, son el principio y el fin.

Noche oscura y Voy a hablar de la esperanza son un collage, tejidos poéti-


cos, una amalgama que abre espacios maduros y originales en la poética
hispanoamericana. Más allá de su publicación, los poemas tocan fibras
íntimas del lector. Desde mi juventud, estos textos estuvieron en mi ima-
gen mental fragmentados; la articulación se produjo por inspiración en un
punto crítico de mi existencia madura, como interrumpido por la idea de
Henri Bergson sobre [el] instinto esclarecido por la inteligencia.

3. de “oTras indias mejores” a “oTras américas mejores”7


Asistimos en estos días a la exposición retrospectiva de la obra del
artista español Manuel Piqueras Cotolí (1885-1937) en el Museo de
Arte de Lima. En pocas semanas se entregará el premio Príncipe de
Asturias de Comunicación y Humanidades al teólogo peruano Gustavo
Gutiérrez Merino (1928). ¿Qué une a estas dos originales personalida-

7
Disponible en: <http://larepublica.pe/28-09-2003/de-otras-indias-mejores-otras-ame-
ricas-mejores>. “(…) embarcarse para otras Indias mejores (…)”, expresión de San
Juan de la Cruz, Carta al Padre Juan de Santa Ana, Vida y Obras de San Juan de la
Cruz, Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid: 1974, pp. 376 y 377.
libro de eManuel 87

des de nuestra creación cultural? Piqueras Cotolí y Gutiérrez Merino,


cada uno en su propio lenguaje, en dos periodos críticos y penetrantes
de la historia de las Américas, logran modular con fortaleza y delicade-
za todas las sangres enfrentadas en estas tierras de tragedia y espe-
ranza. Sus obras son un haz de luz, el laberinto de nuestra identidad:
¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?

Manuel Piqueras, escultor y arquitecto español, en su búsqueda de un


lenguaje plástico −arquitectónico y escultórico− congregó universos
complejos, diversos y polarizados −los horizontes tempranos, interme-
dios y tardíos del mundo andino, y las tradiciones del mundo hispánico−,
trazó un camino único en la creación de una obra artística, de una
visión estética y de un principio de humanidad andino y universal. El
Pabellón del Perú, su obra cumbre, que ganó la medalla de oro para
nuestra patria en la Feria Iberoamericana de Sevilla (1929-1930), es
la plasmación de una síntesis mestiza genial, un collage andino e his-
pánico llevado hasta sus últimas consecuencias. Su exploración artís-
tica se inscribe en una gran corriente del pensamiento de sentido y
del gran arte de los siglos XIX y XX en Europa y América, que se ha ido
planteando como una ruptura con una visión europea −u occidental−
encerrada en sí misma, y orientado hacia la diversidad cultural dentro
del universo humano.8 Gustavo Gutiérrez -fraile, sacerdote y teólogo

8
Manuel Piqueras Luna, “En busca de la tierra del padre”, Revista Páginas, N° 186.
Lima: abril, 2004 (con modificaciones). Véase Manuel Piqueras Cotolí (1885-1937):
Arquitecto, Escultor y Urbanista entre España y el Perú, Museo de Arte de Lima.
Lima: septiembre de 2003.
88 Manuel Piqueras

peruano-, a lo largo de su vida y su obra, va abriéndose paso no solo


en la maduración de un gran pensamiento teológico, sino en la ascen-
sión hacia un bello lenguaje poético cargado de fuerza y ternura. Sus
obras maestras, Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente, una
reflexión sobre el libro de Job (1986) y En busca de los pobres de Jesu-
cristo, el pensamiento de Bartolomé de las Casas (1992) constituyen
una contribución fundamental a la creación cultural, histórica y actual
de una utopía andina y universal.

Gutiérrez va haciendo camino desde su hablar de Dios, desde el su-


frimiento del inocente. En esa huella humilde hilvana una utopía que
conduce desde “otras Indias mejores” en el siglo XVI hasta “otras Amé-
ricas mejores” en el siglo XXI. Entre estas dos centurias se producirán
dos cambios de época que han conmovido los cimientos de la huma-
nidad hacia horizontes ilimitados. En nombre del Dios de Jesucristo,
del valor de la vida y la libertad humana, y desde el punto de visión de
los pobres, Gustavo Gutiérrez es, junto con su antecesor Bartolomé de
Las Casas, la conciencia lúcida de la continuidad y discontinuidad de
la destrucción y la restitución de los indígenas en el siglo XVI, y de la
opresión y liberación de los pobres en el siglo XX.9

9
Manuel Piqueras, “Hablar de Dios desde las Indias y las Américas”. Lima: 2008. Disponi-
ble en: <http://blog.pucp.edu.pe/blog/wp-content/uploads/sites/157/2013/06/392.pdf>.
II.
LOS ANCESTROS HISPANOS,
ANDINOS Y UNIVERSALES
Los lazos de sangre son el corazón y las entrañas en la vida de las
personas y de las comunidades humanas. Por una parte, evocan el
culto a los ancestros propios de todas las culturas de la humanidad, en
la diversidad de los diferentes. Por otra, cuando adquieren una altura
personal, libre y crítica, enriquecen e iluminan la historia personal y su
circunstancia histórica. Si no se elevan a lo personal son meros árbo-
les genealógicos vacíos o decorativos sin trascendencia.

Los lazos de sangre paternos y maternos que tematizo en Libro de Ema-


nuel buscan tener este alcance personal, libre y crítico. Sus orígenes his-
pánicos, andinos y universales configuran un haz de luz que marca nues-
tra identidad plural abierta. Los Piqueras y los Luna son un retablo de esta
Tierra de nuestros dolores y alegrías, vienen de los de arriba −no desde
los de abajo−, pero este origen sociocultural nos dio la oportunidad para
poner nuestra capacidad y habilidad (nuestro ser y hacer) al servicio de la
compasión y la solidaridad en Lima y Pakatnamu, en el Perú, América y el
mundo. Somos conscientes de que Libro de Emanuel recapitula a la vez
la novela familiar, el mito individual y la utopía mediante una autoficción.10

10
Me pregunto si la tetralogía: Manuel Piqueras, Lectura del Siglo XX: tiempo de tragedia
y esperanza (1999), La edad de la utopía (2001), Solidaridad frente a homicidio:
ensayos sobre la no violencia militante en el siglo veintiuno (2003) y Las paradojas
de la soledad (2012) es autoficción.
92 Manuel Piqueras

1. los lazos de sangre paTernos

Manuel Piqueras Cotolí: en busca del tiempo


retornado11

Manuel Piqueras Cotolí (1985-1937), mi abuelo, nació en Lucena,


Córdoba, España. Su padre, Manuel Piqueras Pérez, mi bisabuelo, casado
con Josefa Cotolí Peñade, mi bisabuela, ambos de Valencia. Mi bisabuelo
natural de Enguera y mi bisabuela natural de Aljunia de Torres-Torres. Mi
bisabuelo era un oficial español destacado en Córdoba, falleció en la
última guerra colonial española en Cuba siendo comandante de infan-
tería y mi bisabuela se murió de pena, dejando en la orfandad a mi
abuelo muy pequeño.

Huérfano de guerra, Manuel Piqueras Cotolí, luego de un largo proceso


formativo desde muy joven (Toledo, Madrid y Roma), se hizo artista;
dotado de una sólida formación cultural, intelectual, escultórica, arqui-
tectónica y urbanística. Desarrolló una visión estética, una obra artística
y un principio de humanidad a contracorriente de las visiones estéticas
hegemónicas en España y en el Perú. Este artista inconformista se fue
haciendo en el tiempo y en el espacio, en la humanitas española y ame-
ricana. Echar raíces en el Perú constituyó una revelación y un estímulo
decisivos en la maduración y originalidad de su obra monumental.

11
Manuel Piqueras Luna, “En busca de la tierra del padre”, Revista Páginas, N° 186.
Lima: abril, 2004. Véase Manuel Piqueras Cotolí (1885-1937): Arquitecto, Escultor
y Urbanista entre España y el Perú, Museo de Arte de Lima (MALI). Lima: septiembre
de 2003.
libro de eManuel 93

El artista tuvo que simbolizar el horror de la violencia y sus heridas


abiertas, que marcaron su leyenda personal y su circunstancia históri-
ca: la muerte de su padre, oficial español, en la guerra entre España y
Estados Unidos, acaecida en Cuba en 1898; y la desaparición inme-
diata de su madre.

La remembranza de la destrucción de la Indias durante la conquista y


la colonización española en el siglo XVI despertó en él una vocación de
restitución. La Primera Guerra Mundial (1914-1918), acaecida mien-
tras estaba formándose en Roma, lo marcó hondamente.

La Guerra Civil Española, ocurrida entre 1936 y 1939, que él intuyó


como una tragedia de conflagración y genocidio, y cuyo desenlace de-
vastador no conoció porque murió intempestivamente en 1937, fue el
motivo capital de su preocupación y desvelo durante sus últimos días.
La monstruosidad de la violencia condujo al artista a elaborar una idea
fuerza de reconstrucción personal y comunitaria; andina, hispánica y
universal, que rubricó los cimientos más íntimos de su obra.

Su idea cardinal de articulación de fragmentos enfrentados con furia, su


propuesta de una unidad compleja y difícil de elementos distintos que,
redivivos en una relación de alteridad, debían ir formando una identidad
personal y colectiva en el Perú y en América, tenían su fuente en la expe-
riencia de todas las violencias que lo signaron biográfica e históricamente.

Su temprana muerte se debió, probablemente, a estos dolores que cargaba


como un vía crucis. Antes de cruzar la frontera, traspuso magistralmente
el diálogo entre dos mundos en el collage arquitectónico-escultórico del
94 Manuel Piqueras

Pabellón del Perú en Sevilla, llevando hasta sus últimas consecuencias su


idea de las identidades diversas en la universalidad.

Entre España y América

El periodo de aprendizaje, de los 20 a los 29 años de edad, de Piqueras


Cotolí en España se puede considerar una etapa de educación tem-
prana cultural y artística en escultura, arquitectura y urbanismo, que
se extendió de 1905 a 1914 y le dio un soporte fundamental en su
formación versátil de artista. Hay todavía mucho que indagar en este
tiempo de su trayectoria artística.

Sus largos años de estudio y ensayo en Toledo, Madrid y Roma, estos


últimos, en la Academia Española de Bellas Artes -de 1915 a 1919-
entre los 30 y 34 años, le abrieron un horizonte muy vasto en el que
combinó su talento y su trabajo con el estímulo de sus maestros. Así,
fue adquiriendo por el camino de una educación formal y no formal de
alta calidad, una maestría singular en el dibujo, la escultura, la arqui-
tectura y el urbanismo.

Sus contactos intelectuales y artísticos en Roma, con peruanos y ameri-


canos, lo llevaron a la búsqueda de una visión estética americanista, que
solo pudo plasmar concretamente en las Américas. En el Perú, de ser un
americanista conceptual pasó a ser el creador de un estilo fundacional
como dibujante, arquitecto, escultor y urbanista. En 1919, cuando tenía
34 años de edad, arribó a nuestro país contratado como profesor de
escultura de la recién fundada Escuela Nacional de Bellas Artes.
libro de eManuel 95

Entre 1919 y 1937, en que fallece intempestivamente a los 52 años,


Piqueras realizó su obra: “Si con la fachada de la Escuela Nacional
de Bellas Artes (1919-1921) y su Pabellón peruano en la Exposición
Iberoamericana de Sevilla (1929), Piqueras irrumpe de manera polé-
mica e innovadora en medio de la ortodoxia neocolonial y un ingenuo
indigenismo para proponer una madura y original síntesis mestiza, con
la Plaza San Martín y la urbanización San Isidro Piqueras abre nuevos
caminos de comprensión y transformación de la ciudad […] Se trata
sin duda de un pionero en el medio peruano […] una ciudad capaz
de procesar una discusión sobre su propia identidad y destino entre lo
propio y lo ajeno”.12

Dentro y fuera: un espíritu libre

Piqueras Cotolí se formó siguiendo el empuje de las corrientes arqui-


tectónicas y las tendencias escultóricas, dentro del apogeo del urba-
nismo de centralidad y de suburbio neobarrocos y neoclásicos moder-
nos, que estaban en auge en la creación plástica y en el diseño de las
ciudades en España y de toda Europa desde fines del siglo XIX hasta
inicios del siglo XX.

A contracorriente, el gran artista recreó esta innovación europea


moderna, buscando las raíces prehispánicas en la compleja y

12
Wiley Ludeña Urquizo, “Piqueras urbanista en el Perú o la invención de una tradición”
(con modificaciones), en Manuel Piqueras Cotolí (1885-1937). Arquitecto, Escultor y
Urbanista entre España y el Perú. Museo de Arte de Lima (MALI): 2003. Pp.194- 242.
96 Manuel Piqueras

diversa civilización andina, e integrándolas a su lenguaje plástico y


urbanístico como elementos vivos de un nuevo estilo que podría-
mos llamar mestizaje hispanoamericano. Inculturación auténtica y
sincretismo vivo en las artes plásticas y urbanísticas del Perú y las
Américas; en eso consiste su originalidad como artista y su aporte
fundacional.

Ni en España ni en el Perú estuvo al servicio de los proyectos culturales


oficiales del poder. La paradoja y el azar en la historia, su participa-
ción en el proyecto de la Patria Nueva del despotismo ilustrado del
presidente Augusto B. Leguía (1919-1930) en el Perú constituyó una
reacción al proyecto del renacimiento neocolonial de la República Aris-
tocrática (1895-1918). A la caída de Leguía, en 1930, la insurgencia
militar encabezada por el general Óscar R. Benavides, que se instauró
en el poder como una dictadura, se identificó con los movimientos
totalitarios europeos: el franquismo y el fascismo.

Piqueras recibió sus principales encargos arquitectónicos, escultóri-


cos y urbanísticos del presidente Leguía, dentro de su proyecto de la
Patria Nueva, pero la obra del artista español-americano fue realiza-
da en contraposición al poder, con una auténtica identidad y libertad
creadora.

Piqueras fue uno de los grandes artistas del siglo XX, como lo fueron
Paul Klee y Paul Gauguin en el siglo XIX. Su proyecto intelectual y vital,
en busca de la tierra del padre, se resume en la contribución del arte a
la solución de la crisis de identidad de estas y otras Américas.
libro de eManuel 97

Zoila Sánchez-Concha Aramburu: los años felices

Zoila Sánchez-Concha Aramburú (1889-1991), mi abuela, nació en


Lima. Su padre, Eduardo Sánchez Concha y Guzmán (1848-1928),
mi bisabuelo, fue un eminente médico limeño, con un doctorado en el
Perú y un posdoctorado en Francia y sobre todo una vasta experiencia
práctica clínica al servicio de los de arriba y los de abajo. Fue un hom-
bre de letras, culto y patriota que atendió a los heridos de la guerra con
Chile, como en el Combate de Angamos y en el Huáscar. Casado con
Zoila Aramburú y Sarrio en 1885, mi bisabuela, limeña. Fruto de esa
unión nacieron Manuel Eduardo, Augusto, José Antonio, Luis, Enrique,
María Isabel, Zoila y María.13

Mi abuela Zoila, limeña culta, inteligente y sensible, se casó en 1921


con Manuel Piqueras Cotolí, que llegó desde España al Perú en 1919,
como profesor titular de escultura de la recién fundada Escuela
Nacional de Bellas Artes. Sus hijos fueron Manuel -mi padre-, Augusta,
Jorge, Jaime, Teresa (que falleció siendo pequeña), Carmen, Juan y
Alejandro.

13
Rafael Sánchez-Concha Barrios, “Historia y Genealogía de la Familia Sánchez-Concha”,
Instituto Peruano de Investigaciones Genealógicas (IPIG), Revista N° 22. Lima:
1999.
98 Manuel Piqueras

2. los lazos de sangre maTernos

La trascendencia de la obra de los Luna en


Pakatnamu14

Roberto Luna Vargas: el paradigma de los Luna

El paradigma de la trascendencia de los Luna en Pacasmayo fue Ro-


berto Luna Vargas (1852-1916), quien, luego de un tiempo largo y
formativo en el Colegio inglés de Valparaíso en Chile, logró “El artificio
científico técnico del reservorio que surgió de la irrigación de El Hornito
en el Valle de Jequetepeque, obra del talento y del trabajo realizado
con una cultura superior”15. Heredó tierras de su madre, que él exten-
dió con una destreza comercial especial, como lo señalan los relatos
orales y la documentación que los sustenta.

Este centro de estudios internacional le dio una visión amplia de la téc-


nica moderna, los negocios y la política: “Por indagaciones hechas, es-
tudió en The Valparaíso Artisan School, dirigido por Peter Mackay, pro-
fesor natural de Glasgow, Escocia. Por esa época Valparaíso contaba
con una fuerte presencia inglesa. Fue por ello que en el año 1857 se

14
Escrito por: Equipo de investigación Luna (Fernando Luna Salcedo, Francesca Denegrí
Álvarez Calderón y Manuel Piqueras Luna), sin la colaboración de nuestros familiares
Luna (especialmente de los Luna Polo y de los Luna Izquierdo, y de sus descendien-
tes) y de amigos especialistas en genealogía e historia, esta síntesis documentada
hubiera sido imposible. Cabe destacar la iniciativa y coordinación de Jorge Hernán
Luna Duran.
15
Manuel Piqueras Luna, “A modo de introducción”, en Libro de Emanuel (en edición).
Lima: 2015.
libro de eManuel 99

formó el primer colegio en Chile, que basaba su estructura educacional


en el diseño británico. No solo su fundación fue un hito en la historia
de Valparaíso, sino que además durante sus años de enseñanza en
la región proporcionó al Perú y a Sudamérica políticos, comerciantes
y empresarios importantes como Manuel Pardo, Billinghurst, Leguía y
Piérola del Perú, el presidente Ballivián de Bolivia y otras distinguidas
personalidades chilenas, como Agustín Edwards de El Mercurio (…)”.16

Sus padres y abuelos

El primer Luna que llegó de Lima a Pacasmayo a mediados del siglo


XIX fue Antonio Luna Manrique, hijo de Don José Cayetano Luna Ze-
garra, capitán de fragata, propietario del bergantín GLINA. Colaboró
con Lord Cochrane en la Independencia (el GLINA es considerado el
primer barco que tuvo el Perú independiente; en el año 1822 compró
el bergantín Antelope que se llamó después General La Mar). Su ma-
dre fue la patriota peruana Doña Juana de Dios Manrique de Luna,
distinguida dama limeña, quien tuvo un rol protagónico en la causa de
la emancipación al auspiciar económicamente a los patriotas y ayudar,
arriesgando su vida, al pescador chorrillano y gran héroe José Olaya en
su misión de trasladar las correspondencias entre aquellos.

Antonio Luna Manrique viajó al norte buscando nuevos horizontes, reca-


ló en Pacasmayo, que era un puerto mayor de comercio internacional;
y ahí se enamoró de la ilustre dama sampedrana Doña Josefa Vargas

16
Equipo de investigación Luna, Base de datos, Archivo privado: Lima: 2015.
100 Manuel Piqueras

Ríos, propietaria de grandes terrenos agrícolas sembrados de alfalfa


colindantes con El Hornito; fruto de ese amor vio la luz su hijo único,
Roberto Luna Vargas.

Los padres de Josefa Vargas Ríos fueron dos acaudalados españoles,


Don Agustín Vargas y Doña Fermina Ríos, quienes dejaron un legado de
educación y una fuente de recursos a sus hijas, Teresa y Josefa. Gracias
a ello, Josefa despegó con gran talento en los negocios, que luego here-
daría su hijo Roberto. Años después, Roberto Luna Vargas compró a sus
primos maternos, hijos de la tía Teresa, la tierra colindante a El Hornito,
llamada “Signan arena de la Pampa”. La huaca mochica Signan tuvo un
alto valor simbólico relacionado con los orígenes de los negocios de su
madre y gozó de una buena oportunidad comercial.

Agricultura, irrigación, comercio y patriotismo

Roberto Luna Vargas es el primer Luna que nació en Pacasmayo; fue


un héroe de la resistencia contra la invasión chilena. Apoyado por un
grupo de jóvenes de San José se enfrentó a una patrulla de soldados
chilenos para defender el honor de unas damas, víctimas de abuso
sexual. Por temor a las represalias tuvo que internarse en la sierra de
Cajamarca y pasó a formar parte del movimiento de montoneros que
hostilizaron al ejército invasor. Después de un tiempo regresó a Pacas-
mayo y fue recibido como un héroe del Valle de Jequetepeque.

En la guerra civil de 1985 colaboró con Piérola en la revolución contra


Cáceres (en 1894, este había ganado las elecciones presidenciales
libro de eManuel 101

en un cuestionado sufragio nacional, hecho que provocó -contra él- la


formación de la Coalición Nacional, integrada por los demócratas y
civilistas, encabezados por Nicolás de Piérola). Señala Razuri en el
libro citado que “En su indómita altivez, don Roberto tuvo, en 1894
(…) una valerosa resolución. Tomando la carabina al brazo, se sumó
a los revolucionarios de la época que demandaban el respeto a la ley
y la vuelta a la constitucionalidad. Se incorporó a las huestes revolu-
cionarias de Teodoro Seminario; asistió al combate de Guadalupe; de-
rrotó a Vivanco en San Marcos y desempeñó importantes comisiones
durante la larga campaña.” Participó en ella en varios enfrentamientos
armados, uno de esos combates fue el ataque a la plaza de Guada-
lupe, donde “le obsequiaron un tiro que le hizo perder un ojo y con el
único que le quedó, siguió adelante en sus afanes revolucionarios y en
sus labores agrícolas”); desde esa oportunidad fue conocido como el
“Tuerto Luna”.17

Roberto Luna Vargas, luego de su formación profesional en la escuela


inglesa de ingeniería en Valparaíso, consolidó las propiedades de su
madre Josefa Vargas Ríos, ampliándolas a cerca de 7,000 mil hec-
táreas de ricos terrenos agrícolas, convirtiéndose en uno de los más
grandes propietarios agrícolas del Valle de Jequetepeque. Se dedicó a
la siembra del arroz, a la crianza de ganado lechero y a otros negocios
que le dieron balanza equilibrada en su fortuna.

17
José Vicente Razuri Cortez, Pacasmayo y sus hombres representativos. Lima: 1997.
Véase también, Nicanor de la Fuente Sifuentes, Los hombres de mi provincia.
Chiclayo: 1997. Las copias de estos escritos se encuentran en el Archivo Privado
Luna: Lima: 2015.
102 Manuel Piqueras

En la ciudad de Guadalupe, construyó el primer ingenio de pilar arroz


de la provincia de Pacasmayo. Se transformó de ese modo en pionero
de la agroindustria, integrando verticalmente sus actividades agroem-
presariales. Este emprendimiento se tradujo en la búsqueda, tanto de
superiores utilidades como en la creación de un mayor valor agregado,
partiendo del sector primario en la cosecha del arroz hasta el consumidor
final en el pilado y comercialización del mismo.

Antonio Saavedra y Roberto Luna Vargas compraron las haciendas


“Catalina” y “La Calera”, la que fue explotada por muchos años des-
pués de disolverse la sociedad. En la división y partición, a los Luna
se les adjudicó “Catalina” y a los Saavedra “La Calera”. En total, las
haciendas que tuvo Roberto Luna Vargas en sociedad con Saavedra
fueron Chafán Grande, Chafán Chico, Faclo Grande y Faclo Chico,
Cafetal, Campanita y Casque, además de Catalina y La Calera.

Con doña Micaela Polo Esteves tuvo once hijos, de los cuales vivieron
Roberto Antonio, Eleodoro Augusto, Micaela Josefa, Jorge Eleuterio, Víctor
Alfredo, Juana Manuela, Julia Leonor, María del Carmen Elena; fallecieron a
temprana edad: Carlos Miguel, María Teobalda (gemela de Julia) y Manuel
Antonio. De su unión con doña Gaudiosa Izquierdo Razuri, de Cajamarca
nacieron Carlos Miguel, Josefina, Ramiro Alfonso y Roberto Armando.

Mujeres extraordinarias

Doña Juana de Dios Manrique de Luna, abuela de Roberto Luna


Vargas –quien como ya mencionamos desempeñó un rol protagónico
libro de eManuel 103

al intervenir en la causa de la Independencia con un coraje hasta casi


entregar su vida– es la única mujer cuyos restos mortales reposan en
el Panteón Nacional de los Próceres. Doña Josefa Vargas Ríos, pro-
pietaria de grandes terrenos agrícolas, mujer emprendedora y madre
dedicada de Roberto, su único vástago.

Los principales fundos agrícolas que pertenecieron a la familia Luna


Polo fueron El Hornito, Catalina y Farfancillo. Con gran visión desa-
rrollaron la agricultura intensiva en el valle, realizaron los estudios
inaugurales del proyecto de irrigación del Valle de Jequetepeque y
construyeron el primer reservorio de agua de la costa norte, que
fue la laguna del Hornito. De esta manera aseguraron el regadío y
la productividad de los terrenos agrícolas. Este estudio es el único
que fue íntegramente financiado por los propios agricultores lidera-
dos por los Luna Polo, base para la construcción del reservorio de
Gallito Ciego.

María Angélica, mi madre: una Luna espiritual

María Angélica Luna García, mi madre, nació en Lima; su padre, Jorge


Luna Polo, mi abuelo, se casó con María Angélica García Egúsquiza, mi
abuela. Nieta por el lado paterno de Roberto Luna Vargas y de Micaela
Polo Esteves. Se unió en matrimonio con Manuel Piqueras Sán-
chez-Concha, marino de guerra, submarinista, primero en la orden del
mérito naval durante su larga carrera. Tuvo por hijos a Manuel, Jorge,
Enrique, Carlos, Mercedes, Antonio, Javier y María Elena.
104 Manuel Piqueras

El lavatorio de los pies de mi madre, María Angélica

Una prima Luna, sobrina en línea directa de mi madre, me preguntó:


dónde va a ser la misa del año de la partida de tu madre. Mi respuesta
evocó inmediatamente lo que siempre he llamado “el lavatorio de los
pies de mi madre”, recordando el Evangelio de San Juan.

“La celebración del lavatorio de los pies” (Juan: 13,1-20) es algo que
llevo muy dentro de mi corazón. Cuando era un púber, encontré ca-
sualmente a mi madre en una habitación discreta de la casa, lavándo-
le los pies a una sirvienta muy jovencita, que tenía una infección con
pus en un dedo. Me quedé absolutamente sorprendido, sin entender
nada en ese momento −el impacto me causó náuseas−, mirando a
mi madre arrodillada ante una sirvienta, sin decir ni una palabra, cu-
rándola con mucho cariño y respeto.

Este hecho ha marcado mi vida y es coherente con lo que he escri-


to, María Angélica: mansedumbre y astucia. Mi madre era una mujer
creyente, lectora de la Biblia, equilibrada, ecuánime, con los pies en
tierra, de gran ternura. De ahí su talento pedagógico para transmitir
como una suave brisa un mensaje y un testimonio de compasión y
solidaridad humana y cristiana a sus hijos.

No hay misa de conmemoración en el segundo año de su partida. La


costumbre general en Lima es la misa del mes y la misa del año del
fallecimiento de un pariente, así como la visita a las tumbas en los
cementerios en el día de Todos los Santos, que se conoce en la religio-
sidad popular como Día de los difuntos.
libro de eManuel 105

Personalmente, recordaré este domingo, su mensaje y su testimonio


en lo profundo de mi corazón y de mis entrañas, en esta casa de
Barranco −“el pequeño Malambito”−, como lo llamaba Manolo, mi
padre, con tranquilidad y paz, tal como ella me enseñó.

En el nombre de mi madre, María Angélica:


mansedumbre y astucia

Salmo 131
Con espíritu de infancia

No está inflado, Yahvé, mi corazón,


ni mis ojos subidos.

No he tomado un camino de grandezas


ni de prodigios que me vienen anchos.

No, mantengo mi alma en paz y silencio


como niño destetado en el regazo de su madre.

¡Cómo niño destetado está mi alma en mí!


¡Espera, Israel, en Yahveh desde ahora y por siempre!

En mi memoria viva, el mensaje y el testimonio de mi madre, María


Angélica, −al conmemorar el segundo año de su partida, el próximo
domingo 26 de febrero−, se resumen en tres grandes enseñanzas
cristianas y humanas, que iluminaron el sentido de mi vida, de mi pa-
labra y de mi acción: buscar la inocencia con experiencia, cuidarse de
los hijos de las tinieblas, que son más astutos que los hijos de la luz; y
106 Manuel Piqueras

adquirir la capacidad de moverse en medio de lobos, con la astucia de


la serpiente y la mansedumbre de la paloma.

En el recuerdo vivo de mi madre, Mujer-Amor, en su vida y en su muer-


te, sus iluminaciones son de una vigencia sorprendente. Son, además,
según la Escritura, el corazón pensante de la predicación de Jesús de
Nazaret, presente en toda la Biblia, desde el Génesis hasta el Apoca-
lipsis. No están en el centro de este breve texto las luces y sombras de
mi existencia, sino por encima de todo, la remembranza del mensaje y
el testimonio de mi madre.

Su enseñanza fundamental: inocencia con


experiencia

He estado pensando en la visión del pequeño que me transmitió mi


madre desde que era niño hasta que me hice adulto. Me habló de los
niños y de los adultos (“inocencia con experiencia”, en el caso de los
adultos) según la enseñanza de Jesús: “Yo te bendigo Padre, porque
has ocultado estas cosas a sabios y prudentes, y se las has revelado a
pequeños” (Mateo, 11-25), la que tan bellamente se expresa también
en el Salmo 131 que encabeza esta breve meditación.

La preferencia por el pequeño es la inversión mesiánica central de


Jesús, alrededor de la cual se despliegan todas sus otras inversiones
mesiánicas: su predicación sobre la compasión y la solidaridad, sobre
la justicia y la caridad; la acogida a la viuda, al huérfano y al extranjero.
A veces siento y pienso que la perspectiva del pequeño nos liberará
libro de eManuel 107

y nos salvará. Solo tenemos que confiar, como confiamos en el amor


entre el amado y la amada, que se revela en el bello poema “Noche
Oscura”, de San Juan de la Cruz.

Un sentido realista del mal: los hijos de la luz y


los hijos de las tinieblas

“Los hijos de las tinieblas son más astutos (…) que los hijos de la luz”
(Lucas, 16-8). Es un tema fundamental que recorre toda la Biblia,
desde el Génesis hasta el Apocalipsis, que mi madre me citaba ilu-
minándome para fortalecerme y no dejarme inerme ante mis propios
límites humanos y al acecho exterior de los hijos de las tinieblas. Tar-
daba en tomar conciencia de este mensaje que me removía hasta los
“conchos”.

Todo el mensaje de mi madre se resume en la palabra de Jesús: man-


sedumbre y astucia: “Miren que yo los envío como ovejas en medio de
lobos. Sed, pues, astutos como serpientes, y sencillos como palomas”
(Mateo, 10-16). ¡Cuántas veces escuché esta iluminación en la ma-
ternidad y filiación que compartí felizmente con ella!

Gracias, María Angélica, madre maravillosa, tu recuerdo libera y salva


por siempre.
III.
EN BUSCA DE LA TIERRA
DEL PADRE
1. orfandad

Manuel Piqueras Cotolí nació en 1885 el 17 de mayo, en Lucena,


Córdoba. En 1898 falleció su padre, siendo comandante de infantería
en la guerra de Cuba. Poco después murió su madre. La orfandad no
determinó su vida por más dolorosa que esta fuera. Paradójicamente,
desarrolló su creatividad, su talento y el trabajo con los maestros com-
pañeros de su padre, que lo estimularon en el Colegio de Huérfanos
María Cristina.

“Cumpliendo el inexcusable deber informativo, acudimos al Hotel Ingla-


terra, con el objeto de conversar con el arquitecto autor del proyecto del
pabellón que la República Peruana va a elevar en el recinto de la futura
Exposición Iberoamericana. Caminando en dirección al alojamiento del
señor Piqueras Cotolí repetíamos estos apellidos intentando recordar
que nos eran o nos habían sido familiares. ¿Pero cómo podía ser –nos
preguntábamos− si en el Perú no conocíamos a nadie? Llegamos has-
ta el ilustre profesor de la Escuela de Bellas Artes de Lima, y en cuan-
to cambiamos con él media docena de palabras tuvimos la clave. El
señor Piqueras, hijo de un comandante español sufrió con nosotros,
hace ya muchos años, las consecuencias de aquella guerra de Cuba,
112 Manuel Piqueras

de infausta memoria. Y como perdiéramos en ella a nuestros padres,


hubiéramos de juntar nuestros lutos rojos en el Colegio de Huérfanos
de María Cristina. Muy niños aún salimos de aquel benéfico asilo, mil
veces bendito, con la preparación suficiente para mirar cara a cara la
vida, emprendiendo cada uno la ruta que más le agradó o la que le im-
pusieron las circunstancias […]. El camarada de ayer nos ruega que,
por ahora, no le preguntemos más, y ya la charla se encamina hacia el
recuerdo de los amargos días de la orfandad, en los cuales nos cobijó
el techo de María Cristina, donde unos hombres buenos que fueron
compañeros de nuestros padres nos enseñaron el camino del triunfo,
que Piqueras ha seguido con paso firme”. 18

2. los años formaTivos19

Toledo: 1899-1906

En 1899 ingresó al Colegio de Huérfanos María Cristina, en Toledo.


Empezó a dibujar y modelar esculturas. Fue discípulo del comandan-
te Manuel Gonzales Simancas, maestro que lo estimulaba. En 1904
envió su obra Al pobre ciego, busto en yeso, a la Exposición Nacional
de Madrid, donde obtuvo una Mención de Honor. En 1906, abandonó
Toledo y se trasladó a Madrid, con paso firme.

18
Museo de Arte de Lima, “Documentos (Cherif-El-Madini, El Liberal, Sevilla, 4 de
septiembre de 1927)”, en Manuel Piqueras Cotolí (1985-1937), Arquitecto,
Escultor y Urbanista entre España y el Perú. Lima: 2003, pp. 253 y 254.
19
Los datos de los años formativos de Manuel Piqueras Cotolí han sido tomados con
modificaciones de “Cronología”, en Manuel Piqueras Cotolí (1985-1937), Arqui-
tecto, Escultor y Urbanista entre España y el Perú. Lima: 2003, pp. 243- 249.
libro de eManuel 113

Madrid: 1906-1914

En Madrid, entró como aprendiz al taller del afamado escultor Miguel Blay,
donde permanecerá los siete u ocho años siguientes. Fue condiscípulo
y amigo cercano de Antonio Rodríguez Hernández, conocido como Julio
Antonio. Ambos tenían talleres en la calle Villanueva junto con el pintor y
crítico de arte Francisco Pompey. Conoció a Victorio Macho. Participó en
la Exposición Nacional con tres retratos al carbón y siete esculturas de
mármol y escayola. Recibió Mención Honrosa. Frecuentó a intelectuales
como Eugenio D’ Ors, Emilio Carrere y Álvaro Hernández Catá.

Trabajó para la fundición Codina, donde aprendió las técnicas del oficio.
Varios monumentos de Mariano Benlliure y Agustín Querol fueron ejecu-
tados por él. Paralelamente inició su formación como arquitecto, colabo-
rando con la casa constructora Algueis y con otros prestigiosos estudios.

Entre 1907 y 1914, a horcajadas entre sus intentos de presentarse


como pensionado a la Escuela Española de Bellas Artes en Roma y su
trabajo arquitectónico y escultórico en Madrid, Piqueras Cotolí avanzó
resueltamente en su maestría como artista. En 1907 presentó a la Ex-
posición General de Bellas Artes, Una chula, escultura en escayola. En
1910 mudó su taller a Glorieta de Atocha 8. Fue discípulo del escultor
barcelonés Filiberto Montagud, tomó parte en la Exposición Nacional
con un retrato en yeso en forma de medalla. En 1912 concurrió a
la Exposición Nacional con un boceto escultórico en barro. En 1914
ingresó con el primer puesto y como titular a la Escuela Española de
Bellas Artes en Roma.
114 Manuel Piqueras

Roma: 1915-1918. Ingreso en primer puesto y


como titular a la Escuela Española de Bellas Artes

El 2 de febrero de 1915 obtuvo el pasaporte del Ministerio de Estado


para trasladarse a Roma. Allí realizó un torso masculino. En 1916
trabajó las esculturas destinadas a exhibirse en Madrid. Conoció a los
peruanos Enrique Domingo Barreda y a Jaime de Ojeda, que fueron de
visita a la Academia Española de Roma. En 1917, dos obras suyas –un
torso masculino y una figura de anciana− son enviadas a la exposición
de los pensionados en Roma, abierta en el mes de febrero en el Minis-
terio de Estado, en Madrid.

En 1918 llevó a cabo las esculturas La leona herida y El amor roto,


que son despachadas a Madrid y colocadas en el Ministerio de Estado.
Entabló correspondencia con Barreda para ser contratado como profe-
sor de escultura en Lima.

En mayo de 1919 remitió fotografías de sus obras a Barreda, quien


se encontraba en Londres. Ese mismo mes, Eduardo Chicharro, direc-
tor de la Academia de Bellas Artes de Roma, certificó por escrito
sus méritos artísticos. El primero de junio fue nombrado profesor de
escultura de la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima. Suscribió
contrato en la Embajada del Perú en Paris. El 15 de junio Miguel
Blay le extendió otra carta de recomendación desde Madrid. Se
embarcó en el vapor Ucayali y arribó a la capital peruana el 31 de
julio. Recién llegado empezó a dibujar las primeras ideas para la
urbanización San Isidro.
libro de eManuel 115

3. manuel piqueras coTolí y el inca garcilaso de la


vega: mesTizaje

La fusión hispana, andina y universal del Inca Garcilaso de la Vega


y de Manuel Piqueras Cotolí tuvo en el siglo XVI y en el siglo XX una
influencia decisiva de Al Andalucí. En ese crisol ambos forjaron su mes-
tizaje, cada uno en su tiempo −cuatrocientos años de diferencia− y
cada uno con su originalísimo genio. Córdoba fue el centro cultural
de esas fusiones.

El trasfondo histórico y su eco en el siglo XVI y


el siglo XX: tolerancia y mestizaje

Como observó María Rosa Menocal en su libro La joya del mundo,20 ya


en el siglo X, en la España gobernada por los musulmanes, Córdoba
llegó a ser un rival tan serio como Bagdad, incluso más, para alcanzar
el título del lugar más civilizado del mundo. La tolerancia entre musul-
manes, judíos y cristianos se manifestó en este tiempo de creación
artística en Córdoba, como el gran centro multicultural.

Esta porción de la historia del arte en Al Andalucí constituyó estímulo de


intuiciones muy bellas y hondas, cuya resonancia se oirá con fuerza, pero
también con delicadeza, en el siglo XVI y en el XX. No podemos dejar de
pensar e imaginar que este eco, como un haz de luz, marcó las obras del

20
María Rosa Menocal, The ornament of the world: How Muslims, Jews, and Christians
created a culture of tolerance in medieval Spain, Nueva York, Little Brown, 2002, p.
86 [trad. esp.: La joya del mundo, Plaza &Janés, 2003].
116 Manuel Piqueras

Inca Garcilaso de la Vega y de Manuel Piqueras Cotolí, en épocas muy


distintas, en sus creaciones maduras, originales y tan diferentes.

4. el pabellón del perú en la feria iberoamericana de


sevilla: 1929-1930

Cuando Manuel Piqueras Cotolí llegó al Perú en 1919 como profesor


de escultura en la recién fundada Escuela de Bellas Artes, exploró su
proyecto estético y su creación artística: síntesis originalísima del mes-
tizaje. El giro genial, el Pabellón del Perú en la Feria Iberoamericana de
Sevilla 1929, recibió el Gran Premio del Jurado Superior por el Pabe-
llón y por el conjunto escultórico, La Patria, su obra maestra, como él
la describe notablemente aunque con modestia en sus breves escritos
de madurez y da cuenta de su monumental legado arquitectónico, es-
cultórico y urbanístico. Piqueras Cotolí dibujaba magistralmente antes
de realizar sus proyectos.21

5. arquiTecTo, esculTor y urbanisTa enTre españa y el


perú: 1919-1937

Manuel Piqueras Cotolí, artista inconformista que se fue haciendo en


el tiempo y en el espacio, en la humanitas española y americana. Enrai-
zarse en el Perú constituyó una revelación y un estímulo decisivos en

21
Museo de Arte de Lima, “Documentos”, en Manuel Piqueras Cotolí (1985-1937),
Arquitecto, Escultor y Urbanista entre España y el Perú. Lima: 2003, pp. 251-267.
Disponible en: <http://blog.pucp.edu.pe/item/166921/manuel-piqueras-cotoli-y-el-in-
ca-garcilaso-de-la-vega>.
libro de eManuel 117

la maduración y originalidad de su obra monumental. Si bien intuimos


que tenía una idea-fuerza de una síntesis mestiza neoamericana inspi-
rada en España, tal como lo señalamos en sus complejas y mediadas
relaciones con el Inca Garcilaso de la Vega, es en el Perú que echó
raíces y donde encontró el rincón para concretarla y transfigurarla.

Su idea cardinal del mestizaje, articulación de fragmentos enfrentados


violentamente, su propuesta de una unidad compleja y difícil de ele-
mentos distintos que, redivivos en una relación de alteridad, debían ir
formando una identidad personal y colectiva en el Perú y en América,
es alumbrada en territorio peruano.

La idea germinal: “ir a lo hondo, hacia atrás”

Piqueras Cotolí hizo del espacio americano el lugar significante de su


búsqueda estética, de su creación artística y de su exploración de un
principio de humanidad, de confrontación con el pasado para dar cara
al futuro de un nuevo renacimiento de la identidad de las Américas. El
artista hispanoamericano fue, en ese sentido, un creador multifacético
del siglo XX. Fundó un lenguaje original en las artes plásticas peruanas;
lo hizo, además, en el centro histórico colonial español en el sur de
las llamadas “Indias” durante el siglo XVI, y en el núcleo histórico neo-
colonial criollo de las llamadas “Américas” durante los siglos XIX y XX.

En la nueva visión estética, el artista español oponía “fusión” a “superposi-


ción” de dos estilos arquitectónicos y escultóricos distintos y opuestos:
los de las culturas indígenas y los de las españolas. Así, señalaba que
118 Manuel Piqueras

“Observando la raza nueva aún en formación. Viendo algunos ejempla-


res de la arquitectura peruana en la Colonia, [constaté que] solamente
hay superposición de estilos [indígenas y españoles]”.22

Para Piqueras, “fusionar” significaba unir estilos diferentes como ico-


nografías vivas no como una colección de antigüedades superpuestas,
en una monumental síntesis nueva: “[Esta visión de la superposición
de estilos] me hizo pensar que era posible ensayar o resucitar como
veremos más adelante una arquitectura netamente peruana; moderna,
en la cual estuvieran reflejados, el espíritu, los ritmos, el alma de un
pueblo; de los pueblos y las culturas que pasaron por estas tierras”.23

A contracorriente, “superponer” era poner un estilo sobre otro: de un


lado, una relación de dominación y sumisión, de yuxtaposición de lo
español sobre lo indígena en el caso del “hispanismo” neocolonial;
de otro, sustituir el lenguaje plástico por una denuncia social de la
situación de los indígenas vencidos por los españoles conquistadores
y encomenderos o por sus herederos republicanos −oligarcas y gamo-
nales− en el caso del “indigenismo”.

Su juicio estético sobre la cultura y el estilo artístico colonial y neo-


colonial es lúcido, irónico y lapidario: “En plena colonia crece un arte
español nacido aquí. Es el criollo, colonial. Siglo XIX, fines de la colonia,

22
Museo de Arte de Lima, “Documentos”, en Manuel Piqueras Cotolí (1985-1937),
Arquitecto, Escultor y Urbanista entre España y el Perú, p. 255.
23
Museo de Arte de Lima, “Documentos”, en Manuel Piqueras Cotolí (1985-1937),
Arquitecto, Escultor y Urbanista entre España y el Perú, p. 255.
libro de eManuel 119

república, una inmensa laguna, desde poco antes de la Independencia


hasta hoy. Influencia europea, imitación sin orden ni concierto, ni gusto,
que lo arruina y lo confunde todo. Renacimiento colonial, hispano-yan-
quisante con gafas californianas”.24

El artista trasciende las visiones antagónicas “hispanistas” e “indige-


nistas”, en una síntesis nueva, en un melting pot andino, hispánico y
universal democráticamente articulado. Piqueras busca ir a lo hondo,
hacia atrás, hacia lo prehispánico, presentando el lado vigoroso y crea-
tivo de la cultura indígena frente a la española, no el camino trillado
de la visión de los vencedores ni de los vencidos en la Conquista, la
Colonia y la República: “Con este concepto como guía, como obsesión,
desde el año 1919 empecé a aplicar la decoración indígena sobre
formas europeas, criollas o españolas (entre 1919 y 1921, la fachada
de la Escuela de Bellas Artes de Lima, en 1924 el salón del Palacio
de Gobierno) pero esto no era lo que buscaba, no satisfacía mi anhelo
[…]. Tenía que ir a lo hondo, hacia atrás, para encontrar un firme
[fundamento] […]. Con estos elementos y con un espíritu totalmen-
te moderno, porque moderna es toda la vida que vivimos y cualquier
reproducción arqueológica nos hubiera llevado a hacer algo muerto,
empecé a dibujar el Pabellón con que el Perú concurría a la Feria
Iberoamericana de Sevilla, creyendo que la Nación debía presentarse
ante las demás, en este magnífico certamen, con algo suyo, muy suyo,

24
Museo de Arte de Lima, “Documentos”, en Manuel Piqueras Cotolí (1985-1937),
Arquitecto, Escultor y Urbanista entre España y el Perú, p. 255.
120 Manuel Piqueras

que la diferenciara de las otras, que la afirmara en su personalidad


artística. […] En el Pabellón peruano he intentado esto para el Perú y
para América”. 25

El Pabellón del Perú, su obra cumbre, que ganó el Gran Premio para
nuestra patria en la Feria Iberoamericana de Sevilla (1927-1930), es
la plasmación de lo que Piqueras nombró tentativamente como un
collage andino e hispánico llevado hasta sus últimas consecuencias.

El espíritu de un pueblo: arte e identidad

En el proceso de creación plástica y urbanística de Piqueras Cotolí,


luego de obtener el Gran Premio en Sevilla, es muy significativa la
madurez que adquiere su reflexión sobre una política cultural: “[…]
pues si con algo un pueblo puede definir su personalidad en la historia
y transmitirnos lo que fue, en algo es en su arte, en el más amplio
sentido de la palabra, pero no solamente su gran arte sabio, música,
literatura, pintura, escultura, arquitectura, etc. sino más todavía en el
que se dice pequeñas artes, artes industriales, artes populares, folklo-
re arquitectónico o musical, etc. que forma su espíritu, que influyen en
todas las otras facetas de su vida (intelectual, política, etc.) artes vivas
que nacen de la sangre, de la entraña, de la raza, que son producto de
su psicología y que forman su psicología”.26

25
Museo de Arte de Lima, “Documentos”, en Manuel Piqueras Cotolí (1985-1937),
Arquitecto, Escultor y Urbanista entre España y el Perú, p. 255.
26
Disponible en: <http://exposicioniberoamericanadesevilla1929.blogspot.com/2010/04/
pabellon-del-peru.html>.
libro de eManuel 121

Su idea de la cultura y el arte es, a la vez, creación de los intelectuales


y del pueblo. Se vincula con el proyecto de una nación en formación,
de una comunidad en busca de una identidad: “[…] Todo en la paradoja,
cuando buscamos muy profundamente en el particularismo racial, en
el sentido nacional, afirmándolo, descubrimos esa sutil retícula her-
mana, convirtiéndolo en universal […]. ¿Qué nos enseña todo esto?
Que tendremos que buscar todas las soluciones de los problemas de la
vida nacional; en el complejo nacional, donde está [la fuerza] vital de
la raza, de aquello que tenemos junto a nosotros en ese complejo, sin
imitar a otros que no están comprendidos en él, pues imitándolos, renun-
ciamos a nuestro yo, hemos fracasado […]. Sólo cuando un pueblo se
reconoce en su yo, lo afirma, lo define […]. Sólo en ese momento […]
es un valor universal”.27

Maestría y vocación artística

Piqueras Cotolí, como profesor de escultura de la Escuela Nacional de


Bellas Artes (1919-1930), así como asesor de la dirección de la Escuela
Nacional de Artes y Oficios (1930-1937), va a revelarse como un notable
maestro. Su gestión en un proyecto de calidad de la educación artís-
tica y su labor como un formador vital de vocaciones, consagrado a sus
alumnos artistas y artesanos, intelectuales y manuales poseen igual
valor: “Eso mismo puede decirse de todos sus oficios: esas activi-
dades manuales que algunos quieren separar de las intelectuales, pero

27
Museo de Arte de Lima, “Documentos”, en Manuel Piqueras Cotolí (1985-1937),
Arquitecto, Escultor y Urbanista entre España y el Perú, p. 256.
122 Manuel Piqueras

que no es posible hacerlo pues ellas dos juntas forman el complejo hombre,
sin una o sin otra, nada de lo realizado en el mundo hubiera sido realizado,
la mano es tanto como la cabeza, y la cabeza tanto como la mano”.28

El artista y educador va a orientar su actividad docente dando cara a la


crisis de vocaciones. Suscitar vocaciones parece ser el centro intelec-
tual y vital de su pedagogía: “La crisis que aquí sufrimos no es sólo de
conocimiento ni de preparación técnica; de esto en comparación hay
mucho, demasiado tal vez. La crisis es de espíritu, de orientación, de
afición, de vocaciones. […] Ésta es la raíz del problema […]”.29

La escuela nueva de artistas y artesanos debe, simultáneamente, huir


de la enseñanza estandarizada, tener una sólida unidad en torno a
propósitos claros y poseer sentido práctico. En esta perspectiva, la dis-
ciplina es concebida como el estímulo de vocaciones y no como el cas-
tigo que prejuzga y estereotipa a los alumnos. El gran maestro propone
una educación personalizada, que desarrolle la inteligencia, la cultura,
la destreza artesanal y la vocación artística por encima de todo.

6. su parTida Temprana

Manuel Piqueras Cotolí funda en el Perú un hogar con Zoila, su mujer,


decisiva en su obra y en su vida. Ella lo acoge y le da la inteligencia y
madurez afectiva que necesitaba para crear durante los años felices

28
Museo de Arte de Lima, “Documentos”, en Manuel Piqueras Cotolí (1985-1937),
Arquitecto, Escultor y Urbanista entre España y el Perú, p. 256.
29
Museo de Arte de Lima, “Documentos”, en Manuel Piqueras Cotolí (1985-1937),
Arquitecto, Escultor y Urbanista entre España y el Perú, p. 257.
libro de eManuel 123

que compartieron junto con sus hijos pequeños, que él llamaba “dia-
blillos”, como Manuel, Augusta, Jorge, Jaime, Teresa (que falleció muy
niña), Carmen, Juan y Alejandro.
Por lo que tuvo de imprevista, instantánea y prematura, tengo concien-
cia de que la muerte temprana de Manuel Piqueras Cotolí causó un
dolor muy grande a mi padre, su hijo mayor, con apenas quince años,
a mi joven abuela Zoila, viuda a los treinta y siete años, y a los más
pequeños de sus hijos e hijas.

Elegía a Manuel Piqueras Cotolí30


por Belsarima

¿Tu mano creadora, sabia y certera, que supo infundir vida, ha de


quedarse quieta?

¿Tus ojos relucientes, de sueños y quimeras, como dos faros rotos,


quedarán en tinieblas?

¿Tu mente, esa llama que iluminó las piedras, puede apagarse de
súbito como cae una estrella?

Agudos puñales fríos, tu corazón han herido.

¡Tú, que hiciste hablar al mármol, en mármol te has convertido!

Lima, agosto de 1937

30
Cuaderno de Belsarima (María Isabel Sánchez- Concha Aramburu, escritora, poeta
y guionista). Archivo privado de Marisa Pinilla Sánchez-Concha, viuda de Mujica.
IV.
EN BUSCA DE LA TIERRA
DEL HIJO
A Julián, hijo de Emmanuel y Gabriela, el niño de mis sueños.

emmanuel piqueras: auTobiografía31

El mar

Crecí en Chorrillos, un barrio costero de la ciudad de Lima. Soy surfista


desde los 8 años y es en la playa donde aprendí a pescar, a marisquear
y a mezclar los cebiches. Mi interés por los productos marinos y por la
culinaria chorrillana me llevó a cocinar desde muy joven.

Mi primer maestro y Pantagruel

Empecé profesionalmente en el año 1994 con el chef más renombrado


de la época, don Cucho la Rosa, en el primer restaurante de cocina
fusión de Lima: Pantagruel. En este restaurante se lanzó la cocina
novoandina del gastrónomo Bernardo Roca-Rey, actual director de la
Sociedad Peruana de Gastronomía, Apega.

31
Disponible en: <http://www.saboryfusion.com>. Corrección: Carolina Teillier.
128 Manuel Piqueras

En Pantagruel comencé como aprendiz de chef y terminé como sub-


chef de 1994 a fines de 1999. En ese año me gradué en la carrera de
chef en Cocina y Pastelería, formando parte de la primera promoción
de Le Cordon Bleu en Lima.

Arzak, mi segundo maestro

En el año 2000 fui aceptado por el chef Juan Mari Arzak en San
Sebastián, País Vasco, España. Arzak ha obtenido tres estrellas de la
Guía Michelin, es el número cuatro del mundo según la Guía Pellegrino y
mejor chef de Europa por repetidas veces, entre otros reconocimientos.

El primer año hice una pasantía (equivalente a una maestría) en cocina


vanguardista. El segundo año me contrataron y fui promovido a chef de
partie, cargo que ejercí hasta fines de 2002. Ese año regresé a Lima
para casarme con mi novia, Gabriela León, en ese momento una top
model en el Perú y estudiante de Psicología de la Universidad de Lima.

Mi primer proyecto en Estados Unidos: Andina

En 2003 fui contratado como consultor por Andina Restaurant, de la


ciudad de Portland, Oregon, para diseñar y equipar la cocina, confec-
cionar la carta y entrenar al personal. Después de recibir una buena
oferta, me quedé allí como chef ejecutivo. Mi esposa, Gabriela, entró a
la Portland State University para continuar sus estudios.

En 2004 la revista Epicurius me nombró Embajador de la Cocina


Novoandina en Estados Unidos. La revista Gourmet categorizó a Andina
libro de eManuel 129

Restaurant como big deal, cuando había solo dos restaurantes en esa
categoría en el estado de Oregon. Step aside Nobu, Piqueras tiraditos
are better (‘Hazte a un lado Nobu, los tiraditos de Piqueras son mejores’),
escribieron en Gourmet.

En el año 2005 la revista Food and Wine me nominó para el premio


Best New Chef. El mismo año recibí el premio Rising Star otorgado por
la revista Restaurant Hospitality a los nueve mejores chefs jóvenes de
Estados Unidos. Para cerrar el 2005, Andina recibió el premio Restaurant
of the Year, del diario The Oregonian.

Mixtura en Seattle

A principios de 2006 abrí el restaurante Mixtura, al este de Seattle,


Washington, como chef ejecutivo y socio, con la insignia de cocina
novoandina. El restaurant se hizo rápidamente conocido, y a los tres
meses de inaugurado recibimos 3.5 estrellas de la crítica gastronómica
del Seattle Times, Nancy Leson. Luego de ello, Mixtura se convirtió en
el restaurante de moda en el área. Además, ganamos el reconocimiento
al mejor happy hour del lado este de Seattle.

Trabajé en el proyecto Fare Start, de la Fundación Bill Gates, dirigiendo


a un grupo de muchachos con problemas de conducta para integrarlos
a la sociedad mediante la formación gastronómica. Actualmente hay
una placa con mi nombre en la fundación, en agradecimiento a mi
labor social.
130 Manuel Piqueras

Limon, San Francisco

La familia Castillo me contrató para reabrir su restaurante Limon, en el


Mission District de San Francisco. Este restaurante peruano fue el más
famoso del área hasta que abrió La Mar, de Gastón Acurio.

Luego de que Limon sufriera un incendio y el seguro reconstruyera


el local, me contrataron para plantear una propuesta más moderna,
obtener un buen rating y volver a ser el número uno de los res-
taurantes peruanos instalados en el área. Efectivamente, en el año
2009 reabrí Limón, con un planteamiento moderno. Recibimos tres
estrellas del crítico de gastronomía Michael Baur, del periódico San
Francisco Chronicle (una estrella más que La Mar, que había abierto
seis meses antes).

El mismo año Michel Baur escribió el artículo “Chef’s out of the box”,
donde me nombró como uno de los tres chefs de la ciudad que esta-
ban dándole una nueva perspectiva a la cocina tradicional.

Restaurante Panca, West Village, Nueva York

Abrí el restaurante Panca en el año 2008, con el formato de cebi-


che-bar y cocina criolla, en el mercado más difícil de Estados Unidos:
la Gran Manzana. Fue un año difícil debido a la crisis económica, y
por eso, para apoyar el negocio y aliviarlo de mi salario, me fui un
tiempo a San Francisco, ciudad menos afectada por la crisis, para
reabrir Limon.
Regresé en el año 2010 a Panca y me quedé hasta el 2014.
libro de eManuel 131

En 2012 el gobierno peruano premió a Panca y a Pio-Pio por la di-


fusión de la gastronomía peruana en el extranjero, siendo ambos los
únicos dos restaurantes del Three State galardonados.

Junto con Rubén Blades y otros nominados, en el año 2014 recibí el


premio El Award, de El Diario/La Prensa, que reconoce la labor de los
latinos más notables del Three State.

Como clientes regulares he atendido a Mario Testino, Sara Jessica


Parker e Ethan Hawke, entre otros.

PromPerú

Desde 2005 represento a mi país, por medio de PromPerú (instancia


del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo), en numerosas reunio-
nes de los mercados estadounidense y canadiense.

Como chef, me encargué de los banquetes que tuvieron lugar durante


el nombramiento de la primera dama de la nación, Nadine Heredia,
como Embajadora Mundial de la Quinua, en Nueva York y en Washin-
gton D.C.

He tenido el honor de cocinar para muchos presidentes; entre ellos,


Jimmy Carter y el presidente del Perú, Ollanta Humala.

Mi más reciente labor en Nueva York ha sido dirigir el cóctel del evento
Alta Moda, de Mario Testino, donde cociné para la reina Sofía de España,
entre otras personalidades.
132 Manuel Piqueras

Ministerio de Cultura

En mayo de 2014 representé al Perú en la Feria Internacional del Libro


de Bogotá (FILBO). El Perú fue el país invitado de honor, y nuestra de-
legación batió un récord histórico de asistencia y ventas.

Mis nuevos proyectos

Actualmente conduzco el programa de cocina Sabor y Fusión, en


coproducción con Canal Sur Perú. Además, escribo un libro de cocina
peruana sana y sostenible, con un enfoque social y de protección al
ecosistema.

El próximo año abriré mi primer restaurante en el Centro Histórico de


Lima, y en él voy a plasmar casi 18 años de preparación personal y
profesional. El estilo reunirá la tradición con la modernidad, y usare-
mos productos peruanos traídos de 100 kilómetros a la redonda, con
el centro de Lima como punto capital de la cadena productiva”.
V.
EPÍGRAFE: LIBRO DE EMANUEL,
EN SU ESPÍRITU MÁS ÍNTIMO
amadeus de la lengua de la mancha
¿Por qué el arquetipo poético de Amadeus es el alma de Libro de
Emanuel y de mi obra escrita? Estoy tratando de tomar lúdicamente
mi alumbramiento, Libro de Emanuel, pero me asusta. Solo puedo mi-
rarlo. No tengo distancia sobre mi escrito, son los huesos de mi alma,
la columna vertebral, su médula espinal. Mi única memoria es el ojo
mental (miré y vi el mundo como escritura), mi instinto iluminado por
la inteligencia. No tengo memoria auditiva, lo que me entra por un oído
me sale por el otro.

Insisto, ¿por qué el arquetipo poético de Amadeus es el espíritu íntimo


de mi obra? No tengo ninguna capacidad de hacer una reflexión de
segundo grado sobre este libro, no puedo hablar de él, solo podría leer
intuitivamente algunos breves textos que se articulan en su fragmen-
tación, como un rompecabezas que se arma con las manos, como un
collage que se pinta en un lienzo.

Necesito meterme en el mundo de mis nietas y mi nieto, ver bellas


películas sobre niños con ellos acá, en el pequeño Malambito de
Barranco, eso me da tranquilidad y paz, me olvido de todo, solo exis-
ten ellos, soy tan solo papapa-nana. Necesito descansar, perderme
136 Manuel Piqueras

en la inocencia de los niños de mis sueños, que me salvan de la


angustia y el dolor.

¿Por qué titulo este opúsculo Amadeus de la lengua de la Mancha? Es


el epílogo de mi libro, significa que la creación artística no es mérito
humano: es don, que uno tiene que agradecer, más allá de ser cons-
ciente de que no eres nada ni nadie, más allá de estar dispuesto a ser
enterrado en una fosa común como un pobre diablo.
Advertencia sobre las fuentes

Libro de Emanuel se basa en escritos ya publicados por el autor desde


hace más de dos décadas, sea en ediciones impresas o en digitales.
Hay nuevas investigaciones y ediciones, especialmente realizadas so-
bre la base del Archivo Privado de los Luna o en la Autobiografía escrita
por Emmanuel Piqueras. Todas aparecen en las notas a pie de página
del texto. El secreto está en la autoficción.
Libro impreso en
Jesús Bellido M.
Los Zafiros 244, La Victoria, Lima.
Telef.: 470 2773
Tiraje: 500 ejemplares

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