Está en la página 1de 20

PROGRAMACIÓN ACADÉMICA 2021

DIPLOMA SUPERIOR EN JUVENTUDES:


Desigualdades, violencias, derechos, políticas públicas, prácticas políticas
y culturales

Clase 4 : Giros epistemológicos y metodológicos de la investigación en ciencias


sociales y sus aprendizajes en el campo de la juventud. Fecha: 2 /6/21

Sara Victoria Alvarado Salgado 11-Jhoana Patiño López

Introducción

Las Ciencias Sociales nacen en la segunda mitad del siglo XIX, como forma de
emancipación frente a la hegemonía del pensamiento occidental moderno en sus
visiones de comprensión del mundo; se plantea consideraciones frente a como sentar
bases para un nuevo orden social a partir del conocimiento propuesto desde una
reflexión que apoya la acción colectiva y una praxis transformadora del mundo como
otra posibilidad de lectura de los contenidos tradicionales y Eurocéntricos de la
epistemología, siendo esta la que fundamenta las prácticas del saber y nos hace
replantearnos preguntas que van más allá de los modos cómo conocemos lo que
conocemos.

En América Latina y el Caribe esculpimos nuestras propias preguntas. Es un


escenario que está cansado de respuestas impuestas por otros, mientras intentamos
vislumbrar sus características que nos interpelan constantemente como rasgo común de
carácter estructural y alcance global en medio de la diversidad, multiplicidad y
pluralidad que nos sirve de telón de fondo para comprender desde la diferencia.

Las nominaciones que se concretan en las narraciones científicas sobre lo social


van configurando las realidades y a las mismas relaciones sociales. Los otros saberes
desplazan los límites de la epistemología pensada como horizonte siendo las
continuidades las que hacen posible esos movimientos y realidades.

1
1 Para esta clase compartimos algunas de las reflexiones que como investigadoras de los campos de juventud hemos construido
durante la última década a partir de la participación e interacción en diferentes comunidades y redes de sentido e investigación.
Algunos de los procesos y espacios en los que se han construido, debatido y ampliado estos aprendizajes son: Doctorado y
Posdoctorado en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, Red Iberoamericana de Posgrados en Infancia y Juventud –REDINJU,
Programa de Investigación Sentidos y Prácticas de Niños, Niñas y Jóvenes en torno a la Paz, la Reconciliación y la Democracia, GT
Juventud y nuevas prácticas políticas en América Latina,, GT Juventudes, Infancias: Políticas, Culturas e Instituciones Socia les en
América Latina, GT Juventudes, Infancias: Prácticas Políticas y Culturales, Memorias y Desigualdades en el escenario
contemporáneo y GT Ciencias Sociales en América Latina y el Caribe: Tendencias, Perspectivas y Desafíos.

1
Nos estamos preguntando por una epistemología que responda a lo que acontece,
siendo las infancias y Juventudes un núcleo de reflexión necesario que nos permita
reconocer las relaciones en que participan y que inciden en los contextos. Pero, ¿de qué
contexto nos estamos haciendo cargo?

La crítica a la epistemología dominante se ha situado en diversos horizontes


reflexivos; partiendo de las realidades de las experiencias de los jóvenes se hace
necesario poner en diálogo la tradición académica y el acumulado teórico con las “otras
voces”, invisibilizadas que están listas para mostrar aquellas condiciones, sentidos e
imaginarios que no se revelan con claridad.

A través de las diferentes experiencias e investigaciones nos preguntaremos por


los posicionamientos, trayectorias y líneas maestras conceptuales así como por las
continuidades, rupturas, diálogo con las Ciencias Sociales y con el conjunto de lo social.

Reflexionaremos sobre las consecuencias metodológicas en términos de cómo


producimos el conocimiento en el marco de cada tendencia epistemológica y
metodológica en particular, pensadas desde un saber itinerante en Infancias y
Juventudes, sus modos de conocimiento y las consecuencias metodológicas como crítica
a las metodologías extractivistas.

Hemos pensado en las miradas epistemológicas y metodológicas desde el


pensamiento crítico Latinoamericano, estudios políticos desde la necropolítica y
juvenicidio en América Latina y el Caribe, Los estudios feministas y descoloniales,
estudios de género y de memoria y la hermenéutica ontológica política como una
comprensión de los andamiajes narrativos y performativos de las infancias y juventudes,
pasando por las condiciones académicas de producción, formación y comunicación
hasta las subversiones en los estudios comunitarios.

Queremos pensar en el conocimiento puesto en diálogos de saberes para potenciar


la pluralidad de las Infancias y Juventudes reconociéndose más allá de la construcción
social que solo se limita a cualificar con atributos que los muestran como sujetos
frágiles o con prescripciones e idealizaciones en prácticas específicas de sus mundos de
vida. Proponemos un diálogo desde la pluralidad de los y jóvenes como otros modos de
ser y estar en el mundo a través de lenguajes, saberes y prácticas.

A partir de esto, nos interesa cuestionarnos en en esta clase, sobre los aprendizajes
que hemos alcanzado en términos de investigación comprensiva y transformadora con
jóvenes.

2. Algunos aprendizajes sobre los enfoques y perspectivas epistemológicas para


aproximarse, comprender y transformar las realidad de y con los jóvenes.

Lo primero que se ha reconocido a partir de las apuestas investigativas desde estas


comunidades académicas es que los jóvenes, son sujetos históricos, dinámicos,
heterogéneos, complejos con capacidad de voz y acción propia. Ellos y ellas son

2
capaces de conflictuar, apropiarse y movilizar los límites instituidos; sujetos en tensión
cuya construcción desborda las márgenes del tiempo cronológico de las condiciones
biológicas y de los estereotipos culturales. Los jóvenes son sujetos del mundo en el
mundo, con el mundo y para el mundo, por tanto, su comprensión no puede darse por
fuera de él.

Al hablar de y con los jóvenes de nuestros territorios es preciso reconocer y valorar la


diversidad de la que dan cuenta, como sujetos que se hacen desde prácticas relacionales
y sentidos diversos; resulta imposible pensar que pueden ser definidos bajo parámetros
fijos derivados de su condición biológica, cultural, social o política.

Lo anterior, implica que epistemológicamente la construcción del conocimiento en


torno a la configuración de las subjetividades, identidades, relaciones, trayectorias,
prácticas, sentidos y movilizaciones de los jóvenes Latinoamericanos y Caribeños
requiera una postura dialéctica capaz de reconocer la construcción conjunta de la
realidad y elconocimiento. Algunos de los principios epistémicos que hemos
configurado desde la experiencia investigativa en y para estos campos son:

1 – El conocimiento como producción intersubjetiva e interpretativa, que parte del


carácter histórico–cultural de los procesos sociales. La producción de conocimiento
concibe sujetos en relación: quiénes producen saberes y conocimientos al relacionarse,
interactuar, interaccionar tanto en sus relaciones comunitarias, comunales y societales,
entre sí y con “agentes externos” como los investigadores; productores y reproductores
de historia en contextos específicos: dónde y cómo producen saberes y conocimientos,
es decir, las formas y maneras que constituyen sus prácticas en un paisaje sociocultural
determinado. Al decir de Edgar Morín “…el conocimiento está ligado por todos los
lados a la estructura de la cultura, a la organización social, a la praxis histórica. Él no es
solo condicionado, determinado y producido, sino que es también condicionante,
determinante y productor…” (Morín, 1998: 31). De este modo, con Arendt (1951/2004,
1957/2000, 1958/1998) se comprende que frente a la separación entre el sujeto y el
objeto, presupuesta en la época moderna para un conocimiento verdadero, la perspectiva
política insinúa una apuesta en la cual no es posible comprender un objeto -mundo y
acontecimientos políticos- por fuera del sujeto; de igual manera, no es posible
comprender al sujeto por fuera de su mundo. Precisamente, la teoría de la autora no
puede entenderse por fuera de la experiencia del contexto histórico.

2- La interacción directa entre investigadoras-es e investigados-as como condición


para la construcción del conocimiento desde una noción de realidad plurideterminada,
con especial consideración del componente subjetivo.

3
3. La implicación subjetiva de los jóvenes en el proceso de investigación como sujetos
protagonistas de la transformación de su realidad, al decir de Paulo Freire “el acto
cognoscitivo del diálogo se produce cuando los que desean conocer algo logran
aprehender lo que se intenta conocer y ese algo se rinde como un mediador ante los dos
exploradores en su crítico develamiento del objeto a ser conocido” (Freire e Illich, 1986:
25). A partir de este principio se integra el sujeto mismo al descubrimiento de sus
dinámicas de actuación, de forma que "los sujetos entiendan a otro a partir de
entenderse a sí mismos y se entiendan a sí mismos a partir de entender a otro" (Navarro,
1990: 87).

4. La reflexividad como la capacidad de los sujetos de comportarse de acuerdo a sus


expectativas, motivos y propósitos, es decir, como agentes de su acción. Segundo, la
reflexividad que alude a las decisiones conjuntas que estos mismos actores toman en el
encuentro, en la situación del trabajo de campo. Desde esta perspectiva, y siguiendo a
Rossana Guber (2001) “la reflexividad inherente al trabajo de campo es el proceso de
interacción, diferenciación y reciprocidad entre la reflexividad del sujeto cognoscente –
sentido común, teoría, modelos explicativos– y la de los actores o sujetos/objetos de
investigación. Es esto, precisamente, lo que advierte Peirano cuando dice que el
conocimiento se revela no “al” investigador sino “en” el investigador, debiendo
comparecer en el campo, teniendo que reaprenderse, y reaprender el mundo desde otra
perspectiva” (Ibid.: 54)

5. La complejidad según Morín (1997), aquel en el cual sujeto y objeto se vuelven


mutuamente relacionados, son constitutivos el uno al otro, pero no en una relación de
equilibrio sino profundamente perturbados el uno por el otro.

6. La intencionalidad del conocimiento todo conocimiento es producido bajo unas


condiciones particulares que dan lugar a interesesque trascienden la esfera académica, y
por tanto, generan formas de saber que dan lugar a mecanismos de poder y de control.
En este sentido, la producción de conocimientos en tornoa a la vida de los niños, niñas y
jóvenes implica la explicitación de unas intencionalidades de orden ético, político y
académico que se conjugan en el propósito de reconocer y legitimar la existencia de
subjetividades e identidades producidas en condiciones particulares, de modo tal que se
logre ampliar el horizonte de sentido y praxis desde el cual se construye el “entre nos”.

Metodológicamente hemos logrado construir algunos desplazamientos que se exponen


como apuestas. Especialmente hemos encontrado en la perspectiva cualitativa la
posibilidad de construcción de conocimientosituado, crítico y movilizador de
transformaciones relacionales, subjetivas y prácticas con los jóvenes .

4
La investigación cualitativa se ha aplicado como una opción centrada en el proceso de
comprender, entendido este como una alternativa de aproximación a lo humano, enlas
relaciones y lenguaje, es decir, como un camino para acceder a la producción del
sentido humano.

De acuerdo con esto, la investigación comprensiva es una perspectiva en la que se


construyen, auscultan y expanden , con la mediación de las relaciones y de los
diferentes lenguajes, las diferentes formas de ser, enunciar, hacer, estar y decidir en las
que los jóvenes participan.

Decir investigación cualitativa es, en este sentido, hablar de un proceso que permite
construir datos sobre la vida de los niños, niñas y jóvenes que, al ser procesados con
ellos y ellas, habrán de articularse en nuevas narrativas, discursos, textos y prácticas . La
opción cualitativa en el campo de juventudes se expresa a través de diversos enfoques
cuya principal apuesta es trascender la polaridad entre agencia y estructura para
comprender los dinamismos que subyacen a las relaciones entre los jóvenes y asuntos
como la cultura, la política, la subjetividad, la identidad, entre otros.

En este sentido, destacamos algunos de los enfoques que pueden constituirse en


opciones significativas para la investigación en estos campos:

La hermenéutica performativa o hermenéutica ontológica política (Botero, Alvarado &


Luna, 2008), la cual integra el ejercicio del comprender la acción política de los
jóvenes; haciendo visibles y audibles elementos de la realidad que no han sido
nombrados y que permiten señalar, gracias a prácticas singulares, aquellos otros modos
de ser en el mundo que han logrado instituir, acontecer y aparecer en medio de la
pluralidad. Esta postura, tiene su origen en el pensamiento político arendtiano (1943;
1951/2004; 1957/2000; 1958/1998; 1959; 1963/2006; 1965/2001; 1968; 1978/2002), el
cual retoma los fundamentos de la crítica del Juicio kantiano (1790/1997) que en la
autora era un referente más político que estético; así mismo, retoma la hermenéutica
ontológica propuesta por Heidegger (1926/ 2003, 1958, 1970) como Praxis -
comprensión actuante- y como poiesis -producción de mundo que trae adelante- (Ospina
& Botero, 2007).

La fenomenología de Husserl, Schutz y otros (Briones, 2000) y también de autores más


contemporáneos como Geertz (1995), Giddens (1987), Mafessoli (1997) y Luhmann
(1996) desde la cual interesa conocer y rescatar los sentidos otorgados por los y las
jóvenes a las experiencia subjetivas de participación en movimientos sociales, políticos
y culturales que se configuran como experiencias particulares de vida, lo que lleva a
plantearse la necesaria construcción de categorías dinámicas, flexibles con capacidad de
diálogo constante con un universo social juvenil complejo, diverso y plural en sus

5
manifestaciones fenomenológicas que implique un proceso progresivo de conocimiento
y “acercamiento” a ellos y ellas.

El post-estructuralismo como opción epistémica que permite por un lado, considerar


los apparatus y juegos de poder que condicionan y atraviesan la configuración de la
agencia política y las experiencias subjetivas de los/as jóvenes, y por otro, reconocer la
importancia configurante de las condiciones materiales y de las fuerzas sociales
particulares en determinados territorios y contextos históricos.

Derivados de estos enfoques van emergiendo en las investigaciones cinco perspectivas


que se entrecruzan para dar cuenta de una producción de conocimiento centrada en los
niños, niñas y jóvenes como sujetos co-producidos en contextos particulares.

Perspectiva generacional: Botero, Alvarado y Ospina (2011) explicitan que la


perspectiva generacional, más que centrar sus esfuerzos en el estudio de grupos
poblacionales particulares, permite comprender la anticipación del espíritu del tiempo.
De esta manera, los jóvenes se encarnan en las prácticas del presente, las formas en que
se configuran ordenamientos sociales y se disputan sentidos en las relaciones de poder.
Apostar por una perspectiva generacional en la investigación, implica reflexionar los
contextos del colonialismo global en la confrontación con mundos existenciales
diversos que se encuentran en tensión con una sociedad del riesgo y la homogenización,
de la cual, nadie tiene la posibilidad de escapar (Bauman, Beck,
Guiddens&Luckman1996).

Así, los/as jóvenes subalternos no son sujetos pasivos "hibridizados" por una lógica
cultural que se le impone desde afuera (Castro & Mendieta, 1998); sino, sujetos activos
capaces de elaborar estrategias culturales y políticas de resistencias cotidianas que
señalan grietas profundas en el sistema colonial global que perpetúa un modelo de
civilización barbarie cuya lógica naturaliza la separación de individuo/comunidad,
política/cultura, y la segmentación analítica de poblaciones.. Así, enfrentar una
perspectiva generacional implica ampliar los referentes de comprensión, como formas y
prácticas de conocimiento de otros modos acudiendo así a una visión latinoamericana y
decolonial en las construcción de conocimiento sobre niñez y juventud.

Reconocer la vinculación de los jóvenes a las prácticas sociales, a los procesos de


transformación social, a las movilizaciones y movimientos sociales locales evidencia
cómo las generaciones expresan una voluntad de mundo (Mannheim, 1928 y 1982) que
anticipa el espíritu del tiempo. Así mismo, señala las expresiones interculturales de
creación de políticas del lugar (2003) a partir de una lectura decolonial de los
movimientos sociales (Zibechi, 2003a; Castro &Grosfoguel, 2007; Flórez, 2007;
Escobar, 2009; Tapia, 2009 y 2010), y plantea las rupturas desde la perspectiva

6
generacional en la política. Estas rupturas se dan en términos de la relación con los
tiempos, la relación con los contextos y la relación con el lugar de enunciación.

Actualmente, los jóvenes y las jóvenes en movimiento narran: “No nos encasillamos en
un gremio. Somos indígenas, afros, campesinos, jóvenes urbanos, estudiantes, somos
todo eso [...] si lo pensamos desde la división o lucha de clases, y desde la
flexibilización laboral, ni siquiera para ser obrero alcanza” (Sergio Rojas, Colectivo
Minga de Pensamiento).

A partir de los lugares de enunciación generacionales latinoamericanos los elementos


que aglutinan los colectivos rompen dicho presupuesto, así mismo, con aquellos que
separan sus luchas por el reconocimiento de género, generación o etnia de aquellas que
se encaminan a las búsquedas de redistribución y territorialidad (Fraser&Honneth,
2003). Los movimientos generacionales no sólo defienden la territorialidad, el
reconocimiento y la redistribución en los sectores populares, grupos de mujeres, o
jóvenes como minorías víctimas reactivas que buscan incluirse al sistema de los
derechos oficiales. Los movimientos generacionales no son exclusivos y excluyentes de
una identidad étnica, de género y generación o de la exigencia de condiciones dignas de
existencia, las luchas son pluri o transidentitarias; así mismo, las violencias se
constituyen en el motor de acción colectiva; de esta manera, transversal y
contextualmente se vinculan en la construcción de país a partir de luchas pacifistas.

Perspectiva interdisciplinaria: entendida no como la suma de varias disciplinas, sino


como la posibilidad de lograr una visión de totalidad –que entendida en los términos de
Mauss (citado por Cazeneuve, 1970) permita a partir de los estudios de diversas
disciplinas sobre la juventud , dar cuenta de los movimientos contradictorios y de las
tendencias contrapuestas que caracterizan a la mayoría de los fenómenos sociales
actuales. Según Morin (1997), el pensamiento complejo es aquel en el cual sujeto y
objeto se vuelven mutuamente relacionados, son constitutivos el uno al otro, pero no en
una relación de equilibrio sino profundamente perturbados el uno por el otro. Por tanto,
el desarrollo de un pensamiento complejo respecto a lo social va asociado a la ruptura
de los enfoques del conocimiento articulados en torno a una determinada disciplina.

Perspectiva histórica: desde esta se a las juventudes como construcciones asociadas a la


manera en la que en la región se gestionó una política para estos sectores de la
población, acorde con los propósitos de la modernidad y las sociedades de mercado.
Esta perspectiva permite comprender los modos concretos que las juventudes se han
construido socialmente en cada contexto, así mismo, permite develar cómo desde una
visión adultocéntrica universal, se intenta disciplinar a los niños, niñas y jóvenes
acudiendo a diversos dispositivos que se transforman bajo novedosas formas de control

7
y que recientemente toman la figura de sofisticadas formas de gobierno en el cual,
incluso, se les involucra parcialmente para agotar su capacidad de protagonismo.

Perspectiva de género: busca reconocer que la experiencia de vida de los niños, niñas y
jóvenes está estrechamente relacionada con la construcción simbólica, establecida sobre
los datos biológicos de la diferencia sexual, y por tanto, la comprensión de los procesos
a través de los cuales los hombres y mujeres jóvenes se configuran como sujetos
diferenciados ha de pasar por el reconocimiento de las particularidades que surgen como
resultado de normas culturales sobre el comportamiento de los hombres y las mujeres
mediado por la compleja interacción de un amplio espectro de instituciones económicas,
sociales, políticas, religiosas, educativas, etc.

Desde esta perspectiva, se sustenta la necesidad de hacer visible y audible aquellas


formas de discriminación e invisibilización que en distintos espacios de la vida, afectan
tanto a las mujeres como a los hombres en su infancia y juventud. La perspectiva de
género en la investigación con jóvenes implica, el desarrollo de procesos que posibiliten
la problematización y transformación de las formas jerárquicas y violentas mediante las
cuales se construyen las relaciones de poder entre hombres y mujeres, tanto, en los
espacios íntimos y privados, como en los espacios públicos, con el fin de ayudar a la
construcción de una contracultura que modifique aquellos patrones de relación basados
en un orden patriarcal-machista, que legitiman la superioridad de un sexo sobre el otro y
que niegan la existencia de múltiples formas de hacerse y nombrase como hombre o
mujer, y que además contribuye al sostenimiento y reproducción de la violencia social.

Perspectiva crítica latinoamericana: asumida como una posibilidad de afirmación que


permite dar cuenta de los procesos de construcción de conocimiento que tienen lugar en
los diferentes territorios del continente y en los que participan los diferentes actores
sociales. Frente a esto, Escobar (1996), propone una mirada en la diversidad y la
singularidad de acciones políticas que intenten señalar como marcos de referencia
posibilidades de vida distinta. Así mismo esta perspectiva busca reconocer la
construcción de políticas emergentes en las prácticas, los saberes y las búsquedas de
actores y espectadores sociales que, en medio de condiciones no siempre favorables,
interactúen críticamente e instituyen formas diversas de construcción de lo público, la
ciudadanía y la democracia, que incluyaprotagonicamente a los jóvenes.

De acuerdo con Escobar, “las comunidades de modeladores” (1996:417) permiten


adelantar una estrategia de investigación que logra deconstruir las maneras en que se ha
colonizado el pensamiento, desde referentes de saber/poder uniformes, homogéneos y
con parámetros normativos externos que han propuesto nociones como las de
desarrollo/subdesarrollo. Frente a una mirada hegemónica con estándares atemporales y
descontextualizados, aparece una postura que pretende comprender las prácticas

8
políticas desde contra-narrativas y contra-poderes exigiendo la cualificación de
etnografías situadas como herramienta clave para un nuevo tipo de visibilidad y
audibilidad de las formas de la diferencia y la hibridación cultural que algunos
investigadores siguen sin percibir. “La cuestión es la traducibilidad en términos teóricos
y prácticos de lo que se alcanza a leer, oír, oler, sentir o intuir en ambientes del tercer
mundo”. (Escobar, 1996, p. 418). Una nueva interpretación de las prácticas populares y
de la reapropiación del espacio de la producción sociocultural, por parte de actores
populares (Escobar, 1996, p. 419).

3. Algunos aprendizajes sobre la práctica de investigación


comprensiva y transformadora con jóvenes en América Latina y el
Caribe.

Lo primero que hemos reconocido a partir de las apuestas investigativas desde


estas comunidades académicas en las que participamos con muchos otros y otras
investigadoras de diferentes perspectivas, es que, los y jóvenes, desde sus primeros años
de vida, sonsujetos históricos, dinámicos, heterogéneos, complejos con capacidad de
voz y acción propia. Ellos y ellas son capaces de conflictuar, apropiarse y movilizar los
límites instituidos; están siendo sujetos en tensión cuya construcción desborda las
márgenes del tiempo cronológico de las condiciones biológicas y de los estereotipos
culturales. Los jóvenes son sujetos del mundo en el mundo, con el mundo y para el
mundo, por tanto, su comprensión no puede darse por fuera de él.
Al hablar de y con los jóvenes de nuestros territorios es preciso reconocer y
valorar la diversidad de la que dan cuenta, como sujetos que se hacen desde prácticas
relacionales y sentidos diversos; resulta imposible pensar que pueden ser definidos bajo
parámetros fijos derivados de su condición biológica, cultural, social o política.

Lo anterior, implica que epistemológicamente la construcción del conocimiento


en torno a la configuración de las subjetividades, identidades, relaciones, trayectorias,
prácticas, sentidos y movilizaciones con los jóvenes latinoamericanos y caribeños
requiere de nosotros los investigadores:

Comprender la investigación como práctica de creación del “sí” y del


“nosotros”, investigar en contextos de violencias y desigualdades crecientes como los
que se han configurado en América Latina y el Caribe, implica una visión compleja de
la investigación; entenderla no sólo como práctica científica, sino también como una
práctica de subjetivación, un modo de creación del “sí” y del “nosotros”. Esto implica
hacer investigación principalmente para comprendernos a nosotros mismos en tramas de
relaciones y sentidos que necesitan ser explicitados y problematizados, para ser
transformados.

Este aprendizaje nos lleva a comprender la investigación como una práctica para
formar nuestra subjetividad e identidad, para reinventarnos y ampliar las formas de Re-
existencia junto a otros y otras. Más que una acción académica, la investigación de tipo

9
comprensivo y con compromiso transformador es una acción política situada que
permite a sus participantes aparecer y acontecer en el mundo social como sujetos con
capacidad de agencia biográfica e histórica.

La articulación de investigación-formación-acción, uno de los aprendizajes que


se reafirma en cuanto a la investigación comprensiva y transformadora tiene que ver con
la relación potente entre las prácticas de investigación, formación y acción directa en
territorio. Esto muestra que son prácticas sociales y que tienen la capacidad de generar
conocimientos sobre aspectos de la realidad. Cuando se investiga se forma y se
interviene en la realidad, pero, a su vez, cuando se forma a jóvenes investigadores y
cuando se interviene con procesos educativos se está investigando. Esto no significa que
como prácticas sean las mismas, sino que su naturaleza social es potencialmente
inseparable.

Por otra parte, este aprendizaje muestra la importancia de generar procesos


investigativos que tengan claros componentes de formación y de acción. Esto obliga a
las investigaciones a preocuparse no solo por comprender sino por transformar y
especialmente por identificar de manera permanente aquello que debe ser comunicado y
enseñado de una investigación. Este aprendizaje subvierte la investigación que se queda
teorizando la realidad, hipotetizando las relaciones y condiciones en las que acontece la
vida, sin tocar las prácticas y sentidos que le dan forma.

Aunque la investigación-acción es uno de los enfoques cualitativos que tienen


más clara esta relación, no significa que otros enfoques como la etnografía o la
hermenéutica, no puedan incorporar aspectos y prácticas de acción directa en territorio
en sus procesos; pero tampoco se afirma con este aprendizaje que toda investigación
debe tener este componente de acción en territorio, ello dependerá del contexto, los
participantes, los problemas y los objetivos que se tracen. Sin embargo, afirmamos que,
en contextos de alta vulneración, exclusión y violencias, sí es fundamental que la
investigación trascienda la descripción y comprensión y se comprometa con la
movilización conjunta de otras condiciones de posibilidad. No puede una investigación
dejar a los participantes sus relaciones y prácticas tal como las encontró cuando dio
inicio.

El abandono de certezas y la transformación de categorías iniciales, este


aprendizaje es altamente significativo porque alude a que comprender y transformar son
prácticas que se sitúan en los márgenes del conocimiento formal e instituido como
verdadero, universal y comprobado y, por tanto, que ninguna categoría puede
mantenerse incólume en una investigación que busca comprender y transformar
aspectos de la realidad. La transformación de los marcos teóricos preliminares con los
cuales se llega a la investigación es en sí misma un indicador de avance del proceso de
comprender.

A medida que se gestan los encuentros con los participantes y sus trayectos
biográficos, las categorías instaladas por los investigadores se tornan insuficientes, para
dar cuenta de ellos y ellas en sus distintos contextos y realidades. Pero esta insuficiencia
es potencia, toda vez que obliga a situar la comprensión en los intersticios de lo

10
invisibilizado, de aquello no nombrado o, silenciado, es decir, en el seno de las
inquietudes de los jóvenes, allá en el tejido simbólico de sus maneras de acontecer y
comparecer ante el orden establecido.

Es en dicha transformación donde aparecen aquellas nuevas maneras de enunciar


y comprender, esas otras lógicas y lenguajes que permiten a los participantes correr las
propias fronteras de su existencia, de su forma de relacionarse con sí mismos y con el
mundo.

El reconocimiento de emociones, afectaciones y potencias como marcos de


sentido de la investigación comprensiva y transformadora,que convoca a los sujetos
en relaciones intersubjetivas altamente complejas y generativas que logran desplegar
acciones a favor del cuidado y ampliación de la vida. Este aprendizaje sitúa la
importancia que tienen aspectos que han sido desechados o negados en las perspectivas
tradicionales de la investigación positiva aplicada a las ciencias sociales.

Esto muestra que la investigación social incluye asuntos como: a) emociones


como la rabia, el dolor, el miedo, la tristeza y la indignación de los sujetos participantes
y b) las afectaciones derivadas de las formas de relación en sus contextos como el
desplazamiento forzado, la pobreza, la exclusión social y política, el silenciamiento
generacional, el abandono estatal, la violencia familiar, la destrucción del ambiente por
causa de las políticas extractivistas, entre otros; pero a su vez, evidencia que estas se
movilizan y transforman dando lugar a potencialidades como el juntarse con otros, para
preguntarse, incomodarse, imaginar y crear nuevas formas de vida que reparan o
amplían vínculos sociales y posibilidades de ser.

Este aprendizaje también permite entender que la investigación social de tipo


comprensivo y transformador con jóvenes crea conocimiento socialmente útil porque se
gesta desde lógicas situadas en las experiencias de vida, en los conocimientos prácticos,
en los equipajes narrativos y prácticas discursivas de quienes se reúnen para
comprender/se y, potenciar/se más allá de los roles de investigadores e investigados.
Así mismo impugna la tradición moderna que invoca la posibilidad y necesidad de
separar el sujeto del objeto, el cuerpo de la mente, el conocer del saber, lo maduro de lo
inmaduro, el adulto del niño, lo psicológico de lo social. Por el contrario, este
aprendizaje despliega un tipo de investigación cuyo marco de sentido y horizonte de
posibilidad se ancla en el sujeto de la enteridad, en las relaciones y en las subjetividades
que son posibles más allá de lo permitido por los regímenes de saber-poder y verdad
creados desde el Estado y sus instituciones de control, entre ellas, la academia.

Asumir la diferenciación como un asunto situado en círculos de poder,no en


categorías analíticas, este aprendizaje generó un desplazamiento de nuestra
comprensión en torno a las prácticas y sentidos de jóvenes ya que, hace unos años
situabamos lo diferencial en categorías sociológicas como género, generación etnia,
estrato o procedencia; pensábamos que fundamentalmente necesitábamos identificar las
diferencias entre jóvenes de sectores urbanos y rurales, sin darnos cuenta que había un
nivel de diferenciación y exclusión oculto que generalmente no está presente en las
investigaciones sobre juventud.

11
Ese asunto alude al lugar que los jóvenes ocupan en los sistemas y relaciones de
poder en los que están insertos en sus familias, escuelas y comunidades. Este
aprendizaje nos llevó a entender que la exclusión a la que ellos se ven expuestos pasa en
primer lugar por su condición de subalternos en los círculos de poder. Es decir, para la
toma de decisiones, la participación en asuntos que los involucran en su vida diaria, es
lo mismo ser niño que niña, porque ambos están en una condición de inferioridad en lo
que a ejercer poder se refiere.

Este aprendizaje invita a considerar que para transformar las condiciones de vida
de los jóvenes es necesario identificar los dispositivos de poder que limitan el
despliegue de sus subjetividades y la creación de sus biografías posibles. Hoy
entendemos que un asunto fundamental en la investigación y formación con ellos y ellas
pasa por problematizar las formas de construcción del poder, no sólo en relación al
mundo adulto, sino también en las relaciones que configuran entre ellos mismos.

Esto ayuda a situar el poder ya no como una categoría analítica, sino como una
práctica cotidiana en la que los jóvenes participan de forma desigual.

Practicar una comunicación horizontal e intergeneracional, tiene que ver con


varios entendimientos que se relacionan entre sí, el primero es que la comunicación en
investigación comprensiva y transformadora no es un acto aislado, no es únicamente
una práctica reproductora, ni un proceso informativo de contenidos. La comunicación es
encuentro, relación y acción creadora.

Esto implica la horizontalidad de la comunicación en la investigación que aporta a


la comprensión y transformación de la vida de jóvenes en contextos de vulneración,
violencias y re-existencias; es aquella que apuesta por la descolonización de los modos
de ver a los sujetos y los roles rígidos de investigador (sujeto)-investigado (objeto e
informante), para proponer formas de relación que reconocen a adultos y jóvenes como
sujetos en relación; cognitiva, afectiva, ética, política y creativamente capaces de
comprender/se.
Los jóvenes ya no son informantes de sus experiencias, son protagonistas de las
mismas. No son sujetos a quienes se les cuenta la realidad para que la aprendan, son
narradores de la vida que construyen con otros y otras.

El segundo entendimiento es que la investigación con jóvenes es un encuentro de


múltiples perspectivas y experiencias. Esto significa que la investigación comprometida
con la comprensión y transformación social, debe garantizar condiciones de
entendimiento mutuo entre los participantes, para ello es preciso construir acuerdos y
formas de mediación que reconozcan las particularidades y aspiraciones, rompan las
prácticas academicistas que tienden a imponer lenguajes y sentidos “rígidos y
verticales” y, ayuden a la construcción de relaciones de justicia epistémica, cognitiva y
afectiva en torno a intencionalidades, roles, medios, recursos, tiempos, técnicas e
instrumentos de investigación.

12
Un tercer entendimiento de este aprendizaje se refiere a la importancia de
identificar constantemente aquello que es comunicable en un proceso de investigación.
Los conocimientos que merecen ser compartidos con otros y otras durante, no solo al
final del proceso. Este aspecto impugna aquellas prácticas investigativas que asumen los
resultados como un sentido único al que se arriba al finalizar y no como una
construcción constante durante el trayecto. Lo comunicable de un proceso investigativo
no está en aquello que el “investigador” percibe como significativo en términos
epistémicos, conceptuales o metodológicos sino en aquello que se construye en diálogo
con los jóvenes y que atraviesa el cuerpo, la emoción y la memoria.

El cuarto entendimiento alude a la pluralidad de lenguajes y formas que deben


incorporarse en las prácticas de comunicación de una investigación. No basta la
generación de informes, artículos, capítulos o libros donde se nombran en lenguaje
académico las comprensiones respecto a las categorías y objetivos formulados al inicio
de la investigación.
La comunicación en la investigación comprometida con la comprensión y
transformación social, implica un proceso dinámico, constante y creativo que reconozca
e integre las posibilidades de los lenguajes, es decir, que incluya los asuntos estéticos y
lúdicos de tipo visual, auditivo, kinestésico y simbólico que circulan en la vida cotidiana
de los participantes, para superar los límites del lenguaje científico. Pero, además,
implica superar prácticas coloniales del saber y el ser, tan posicionadas en los escenarios
académicos a partir de acciones de información y devolución de resultados; en su lugar,
privilegiar encuentros dialógicos para la negociación política de los sentidos construidos
y de las gramáticas y prácticas de los participantes durante el proceso de comprensión.

Identificar las biografías, trayectorias familiares e historias comunitarias


como contextos de comprensión de los conocimientos, prácticas y sentidos de
jóvenes, es crucial para comprender y transformar los contextos, condiciones e historias
en las jóvenes viven y construyen sus relaciones y movilizaciones.

Hemos entendido que es posible construir conocimientos situados en torno a


asuntos como las subjetividades, las identidades, las relaciones, los trayectos, las
memorias, la participación en asuntos como la ciudadanía, la reconciliación y la
democracia, desde las experiencias y prácticas de ellos y ellas, mediante el
reconocimiento de sus redes relacionales, aquéllos con quienes se han construido como
sujetos. Esto significa que dejar al margen de estos procesos a las familias, los
profesores, los grupos de pares, los medios de comunicación, los movimientos sociales
y otros espacios y agentes relacionales, es cortar parte importante de sus subjetividades
e identidades.

Este aprendizaje muestra que es necesario preguntar/se por las biografías


concretas y particulares, por las trayectorias familiares y las historias comunitarias
donde los jóvenes identifican los acontecimientos que les dan existencia.
Acontecimientos que, aunque están relacionados con los procesos y hechos históricos
generales del país o de la región donde habitan, no siempre derivan de ellos. Esto
muestra la necesaria mirada glolocal e histórica respecto a la configuración de los

13
contextos y relaciones en las que se configuran la subjetividad e identidades de los
jóvenes.

Reconocer el lugar de sus familias, las trayectorias que han vivido y los hitos en
las historias comunitarias permite una mirada amplia, compleja y relacional de las
experiencias de jóvenes, en tanto los reconoce como sujetos sociales que se construyen
intersubjetivamente en relaciones intergeneracionales.

Crear de otros modos de concebir y desarrollar los encuentros con y jóvenes,


aprendizaje que pasa por el reconocimiento y puesta en marcha de escenarios y procesos
participativos en los que el diálogo, el reconocimiento de sí y del otro, la
problematización de las condiciones de vida propias, la imaginación de opciones y el
descubrimiento de capacidades y recursos se tornan pistas centrales para el diseño
metodológico.

Entendimos que encontrarnos con ellos y ellas requiere tiempos, espacios,


lenguajes y motivaciones compartidas donde las biografías se pongan en juego de forma
justa y tranquila, sin etiquetas que revictimizan a los sujetos o, instrumentalicen lo
vivido. Por esto, aparecen el diálogo, la lúdica, las artes, la música y el afecto como las
principales posibilidades para desplegar encuentros intersubjetivos con capacidad
comprensiva y movilizadora.

Así mismo, aprendimos que, si bien es importante generar espacios individuales


de diálogo, los encuentros e intercambios donde pueden participar colectivamente desde
su propia afectación, y a su vez, escuchar al otro, para reír, llorar y sorprenderse junto a
él o ella, se tornan oportunidades de creación que tienden a privilegiar. En tal sentido,
los talleres, las visitas familiares, los diplomados, las micro etnografías, los encuentros
de experiencias, los campamentos de jóvenes parecen ser las técnicas más acogidas por
ellos y ellas.

Estas formas de encuentro pasan por asuntos como: a) el cuidado de fijarse en


aquello que no aparece de forma explícita en los discursos elaborados, en las
explicaciones racionales que los jóvenes elaboran para responder a las expectativas del
mundo adulto; en sus modos de dibujar, en sus conversaciones desprevenidas, en
vestimentas y peinados, en sus prácticas de juego, en sus modos de preguntar, en las
canciones con las que se identifican, en los chistes que construyen para dar cuenta de
sus contextos, en las prácticas diarias que viven en sus familias, colegios, grupos de
pares, calles, esquinas, parches; b) des esquematizar las maneras de preguntar mediante
cuestionarios elaborados y cargados de gramáticas adultas que desconocen las otras
miradas de mundo que ellos y ellas expresan, c) incluir la espontaneidad, los ejemplos
cercanos a su experiencia, las metáforas, el juego, entre otros.

Este aprendizaje deja claro que esos otros modos de encuentro trascienden la
forma; no se trata solamente de cambiar los formatos, las técnicas y los instrumentos,
más bien se refiere al cambio en las maneras de relacionarse con los jóvenes. Este
aprendizaje tiene que ver con la oportunidad que tuvimos de reconocernos como
aprendices que, en muchos momentos tenían en ellos y ellas a los expertos/as que

14
narraban no una anécdota vacía, sino una experiencia cargada de significado subjetivo y
de sentido social de la que debíamos aprender.

Por otra parte, este aprendizaje sobre los modos de encuentro en la investigación
comprensiva con compromiso transformador, también tiene que ver con tener cuidado
en caer en la banalización de la experiencia de jóvenes y asumir que, cualquier cosa que
hagan o digan está cargada de sentido transformador. Ellos y ellas también son
reproductores del sistema de vulneración y violencia del que hacen parte, por ello, los
modos de relacionarnos con ellos y ellas en las investigaciones de tipo comprensivo y
transformador deben ayudar a transformar las prácticas y sentidos cotidianos que en sus
relaciones han naturalizado.

Potenciar equipajes narrativos, conocimientos emergentes y prácticas


insurrectas de jóvenes, aprendimos que adultos, y jóvenes, heredamos y reproducimos
unas prácticas discursivas en las interacciones cotidianas donde desplegamos nuestra
vida. Esas prácticas no son externas al sujeto, son el sujeto mismo; tienden a estar
ancladas a los marcos normativos de la vida social que normalizan y patologizan los
modos de ser, estar y hacer.

A tenor de este aprendizaje entendemos que investigar de manera comprensiva


implica reconocer esas prácticas discursivas hegemónicas, verlas en sus límites y
potencias, cuestionarlas en sus certezas y ampliarlas.

Esta ampliación se hace posible si acudimos a los equipajes narrativos que


también construimos como seres humanos. Los equipajes narrativos se refieren a esas
otras posibilidades de imaginar, nombrar y actuar la vida desde múltiples lugares de
comprensión y distintas resistencias que emergen como conocimientos y prácticas
insurrectas que atraviesan los cuerpos y rompen los cánones de lo instituido como
único, bueno, permitido, normal y sano.

Lo insurrecto de estas prácticas narrativas y discursivas es que su legitimidad se


ancla en la experiencia cotidiana, en el aprendizaje concreto, en la construcción de
relaciones posibles. Esta perspectiva permite asumir que en las interacciones humanas
simultáneamente hay regulaciones y emergencias.

Lo emergente de los equipajes narrativos alude a la recursividad en la


construcción de significaciones y relaciones con énfasis en la creatividad como
capacidad para fijarnos en la pluralidad de voces y experiencias y, en la posibilidad de
coordinar acciones distintas que indagan e interpelan los mandatos sociales y
culturalmente impuestos desde los sistemas de conocimiento hegemónico.

Este aprendizaje nos ayuda a entender que los dogmatismos presentes en la vida
de jóvenes, a la vez que los limitan, también alientan la creación de líneas de fuga que
vindican subjetividades plurales y permiten traer a la presencia aquello potencial en lo
instituido, en lo por nacer.

15
Por otra parte, lo insurrecto de las prácticas narrativas está relacionado con la
posibilidad de percibir ese otro tipo de conocimientos socialmente construidos, que se
oponen a los conocimientos globales-universales. Estos conocimientos otros, son
prácticas que se gestan, aprenden y usan en el plano de las relaciones cotidianas y
locales, es decir, son los conocimientos propios y cercanos que los jóvenes reconocen
porque se encuentran en circulación constante dentro de sus interacciones íntimas,
privadas y públicas y, muestran rupturas o reinterpretaciones frente a los conocimientos
globales que les son transmitidos en los procesos de educación y socialización.

Este aprendizaje es importante para la investigación comprensiva y


transformadora en los campos de juventud, porque muestra que, si bien la construcción
biográfica de los jóvenes se realiza en el marco de un contexto sociocultural
profundamente desigual y violento, donde se gestan prácticas discursivas y
conocimientos dominantes sobre ellos, ellas, sus familias y contextos relacionales,
también evidencian que crean conocimientos disruptivos ligados a asuntos como las
emociones, las necesidades, el cuerpo y las capacidades.

Asumir el cuerpo como territorio de investigación-acción, este aprendizaje


muestra que la investigación de tipo comprensivo y transformador no se da por fuera del
cuerpo de los sujetos participantes. El cuerpo aparece como un lugar central en los
procesos de comprender/se; es un espacio y un símbolo de agenciamiento,
decolonialización, creación y territorialización del “sí” y del “nosotros”.

El Cuerpo ha dejado de ser recipiente de elementos separados (carne, tejidos,


hueso, razón y alma) para vivirse como lugar de experiencia, acontecimiento y relación.
Los sujetos de la investigación, somos cuerpo, vivimos en él ycon él, sentimos a través
de él, creamos desde él, por él y a pesar de él; lo que perdemos lo sentimos en el cuerpo
dolido, lo ganado lo celebramos con el cuerpo y lo aprendido se enuncia también en el
cuerpo.

Este aprendizaje conmueve por la dureza y belleza de su contenido; con los


jóvenes hechos cuerpo, aprendimos que no hay sujeto o historia posible sin cuerpo, es
inviable comprender el presente y crear el futuro sin el cuerpo.

El cuerpo es enteridad y convergencia de todo lo que nos constituye, pero a la vez


es posibilidad de libertarnos de lo que nos encadena simbólica y subjetivamente. Se ha
tornado en un reino de debate y crítica, en terreno de dudas y de subversiones donde se
imaginan y se encarnan alternativas frente a la crisis de sentido que emana de esta
época.

Es así como el cuerpo se vive como lugar para tejer Re-existencias orientadas a
fisurar las prácticas discursivas hegemónicas y desplazar la lectura de las idealizaciones
epistémicas de los “expertos en infancia y juventud” hacia las construcciones
vivenciales.

La comprensión de las subjetividades e identidades, de los movimientos y


movilizaciones sociales y políticas en las que participan los jóvenes ya no se sitúan

16
sóloen territorios geográficos, sino en los cuerpos territorializados que instalan en las
relaciones interpersonales, formas de resignificar las violencias como un ejercicio
ciudadano en el que el reconocimiento, la aceptación y la valoración del cuerpo como
territorio de poder se convierten en dispositivo de transformación personal, social y
política en la cotidianeidad de los jóvenes.

4. Hermenéutica ontológica política: un camino posible para comprender y


transformar de la mano de los jóvenes.

En este apartado abordamos la apuesta de la hermenéutica ontológica política


como expresión de una episteme alternativa para comprender los procesos de vida de
jóvenes. Este abordaje se hace en el marco de la crisis de legitimidad y sentido del
paradigma hegemónico de ciencia, cuyo objetivo ha sido separar al sujeto del objeto y
conocer la naturaleza para dominarla y controlarla, desde una lógica causal que aspira a
la formulación de leyes y regularidades a través del uso deun lenguaje universal de las
matemáticas y de un enfoque causal, para comprender los fenómenos, emerge un
paradigma alternativo que reconoce que no todo el conocimiento científico puede
expresarse en lenguaje matemático.

En esta perspectiva epistémica que emerge con fuerza, se postula la necesidad de


reconocer el lenguaje común para comprender la parte de la naturaleza de la que no
poseemos estructuras matemáticas para su representación (Estany, 2006). Este
paradigma aboga por la pluralidad de comprensiones toda vez que la pluralidad de
lenguajes en la ciencia es tan deseable como la pluralidad de opciones políticas en una
democracia (Estany, 2006), ya que permite tomar posturas y romper con monismos
dominantes y con la inercia de pensamiento que obstaculiza el despliegue de la
creación.

Según De Souza Santos (2009),

Este paradigma emergente entiende que todo conocimiento científico natural es


científico social, esto quiere decir que el conocimiento es total y siendo total es
también local,; lo local y lo global son dos dinámicas que actúan de manera
recíproca e interdependiente, ninguna es ajena a la otra, constituyen un
conocimiento o tensión que analizado por separado no permite concebir la
complejidad y multidimensionalidad de la vida; todo conocimiento es
autoconocimiento en tanto el “carácter autobiográfico y autorreferencial de la
ciencia es posible, no se trata tanto de sobrevivir como de saber vivir, para lo cual
es necesario otra forma de conocimiento, más comprensivo que nos separa y nos
una personalmente a lo que estudiamos (De Sousa Santos, 2009, p. 53).

En este sentido,la hermenéutica ontológica política es entendida según Botero (


2006); Alvarado, Botero, Ospina, Patiño y Carmona ( 2011); Alvarado, Gómez, Ospina
y Ospina-Alvarado (2014); Alvarado, et al., (2016) y Ospina-Alvarado, Alvarado y
Fajardo (2016), como una perspectiva epistémica y metodológica de la investigación, y
una apuesta ético-política sustentada en el pensamiento de la filosofía política
arendtiana, que, a su vez, toma y amplía de Kant (no desde una mirada estética sino

17
política) su teoría sobre el juicio crítico, y de Heiddeger, la hermenéutica ontológica.
Esta postura busca hacer audibles y visibles las voces y expresiones invisibilizadas en
sistemas políticos hegemónicos de la modernidad, a través de las narraciones y las
metáforas como camino privilegiado para desocultar otras formas de la realidad, lo que
implica llevarlas a lo público a través del lenguaje, que a su vez es el elemento
constitutivo en la creación de nuevas versiones de la vida.
De acuerdo con la tesis de Botero (2006), una hermenéutica así, propone
“recuperar, a partir del mundo cotidiano y de la cosa misma, el modo de ser de los
textos estéticos, humanos y sociales; además, de la acción cotidiana elocuente como
campo de comprensión” (Botero, 2005, p. 32); añade a la hermenéutica ontológica
heideggeriana una perspectiva política, un sujeto con capacidad de acción, esto es,
capacidad para introducir algo nuevo, para crear mundo e inaugurar algo con
consecuencias impredecibles e inesperadas
Alvarado et. Al (2014), sostienen que, como apuesta epistémica logra dar cuenta
de una forma particular de producir conocimiento que se aleja de concepciones
deductivas, universalistas y sin contexto, heredadas del método científico moderno que
busca el establecimiento de leyes y asume la naturaleza como un ente de regularidades,
suponiendo una idea de orden y estabilidad del mundo. Y como perspectiva
metodológica, la hermenéutica ontológica política indaga por la performancia de la
realidad, a partir de interpelar los significados monolíticos de la historia, impuestos por
esquemas de pensamiento eurocéntricos y adultocéntricos que sobresaltan la inclusión
de unos y la exclusión de otros en la posibilidad de auto producirse y producir la
realidad. Nos muestra el camino para encontrar los intersticios desde donde es posible
encontrar modos otros de enunciación y comprensión de la vida, ruta que nos lleve a
nuevas oportunidades de producción de la existencia.
De esta forma, “la hermenéutica ontológica política o performativa, no puede ser
meramente una herramienta de comprensión, sino una comprensión del ser siendo, del
ser en acción que tiene la capacidad de pensar y juzgar” (Botero et ál., 2007, p. 140).
En este sentido al decir de Botero,
Habría que decir, pues, que la acción (lo performativo) es el intermediario que
permitiría resarcir la separación de la subjetividad respecto a su mundo de vida”.
Este enfoque “capta como ámbito privilegiado para la realización del ser, el
mundo de las acciones cotidianas, donde el mundo práctico cotidiano excede los
actos de cognición y las representaciones”…El giro o salto performativo de las
representaciones que retoma la autora se asume entonces como una categoría
metodológica “en cuanto se constituye en fisura y ámbito de transición frente al
concepto de representación como sustituto cognitivo del mundo vivido y
experimentado como revelador eficaz de los contenidos apropiados por los niños
y niñas en torno a lo público, para dar paso a la acción cotidiana elocuente como
campo de comprensión en la que el ser siendo y haciéndose en el mundo a través
de la práctica, construye sentidos y expresiones de mundo que no están
contenidas en la formalización cognoscente de los sujetos de la experiencia, y el
acceso a la dimensión performativa no tiene lugar a través de la observación
directa, sin mediación alguna, sino a través de “los relatos que formalizan las

18
acciones y describen las situaciones, los que aportan los datos para
interpretar”(pp. 51-53)

Arendt recurre a narrativas, biografías y metáforas como camino privilegiado para des
ocultar otras formas de realidad" (Botero, 2005 [2000]: 123), lo cual implica "descubrir
maneras de hacer ver, hacer público, iluminar o esclarecer posibilidades de la realidad"
(Botero, 2005, p. 124). Construye el concepto de narrativa ejemplar (Arendt, citada en
Ospina y Botero, 2007), entendiéndose como una narrativa que articula las perspectivas
general y particular en la cual se comprende, subsume y condensa el mundo abstracto en
una situación concreta, adquiriendo su carácter de representación sobre problemáticas
de una realidad social. Como lo clarificaría Vélez (1995), mantener la narrativa permite
escenificar, dramatizar y darles una atmósfera recreada a las historias concretando y
condensando lo abstracto (Botero, 2005, p. 133).

La narrativa es el camino privilegiado para comprender conceptos políticos


como acontecimientos históricos, de esta manera, "la hermenéutica ontológica política o
performativa, no puede ser meramente una herramienta de comprensión, sino una
comprensión del ser siendo, del ser en acción que tiene la capacidad de pensar y juzgar"
(Botero et ál., 2007, p. 140).

Finalmente, entendemos que esta propuesta epistémica,

se centra en que es necesario comprender las experiencias de los sujetos como un


ejercicio crítico frente a la forma de hacer ciencia, no sólo por su necesidad de
volcar la mirada a las prácticas mismas, sino, además, bajo la idea de que las
ciencias sociales pueden entenderse “mejor” desde aquellas, y no solo, desde la
distancia teórica. Siguiendo a Zemelman, es necesario pensar que el conocimiento
no solo deviene de un conocimiento anterior; por el contrario, es preciso encontrar
rupturas en los contextos y experiencias que permitan tal conocimiento...Es así
que se propone la reconstrucción de prácticas sociales, como un conocimiento que
permita pensar políticamente, en razón de construir condiciones de realidad en las
que pueden generarse mayores y mejores formas de vida. (Loaiza, 2016, p. 95-
96).

Finalmente, luego de apropiarse nuestro texto de la clase, los y las invitamos a leer el
siguiente material requerido

Bibliografía obligatoria

- Alvarado, S.V; Pineda, J; Correa, K. (2018). Polifonías del sur. Buenos Aires:
CLACSO.

Bibliografía optativa

- De Sousa Santos, B. (2008). “Los desafíos de las ciencias sociales hoy”. En Pensar el
Estado y la sociedad: desafíos actuales. Buenos Aires: CLACSO.

19
- Alvarado, S; Borelli, S. H. y Vommaro, P. Editores. (2012). GT Juventud y prácticas
políticas en América Latina: comprensiones y aprendizajes de la relación juventud-
política-cultura en América Latina desde una perspectiva investigativa plural. Buenos
Aires. Clacso
- Alvarado, S y Patiño J. Editoras. (2013). Jóvenes investigadores en infancia y
juventud, desde una perspectiva crítica latinoamericana: aprendizajes y resultados.
CINDE.

20

También podría gustarte