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Sociología

de la
educación
 Educación y
sociología.
 El escenario actual
de la sociología de la
educación.
Jose Antonio Aguilar
Avalos
Introducción
¿Qué es la sociología de la educación? Antes de dar respuesta a esta pregunta primero
debemos saber ¿Qué es la sociología? Y la etimología de la palabra “educación”. La sociología
es la ciencia que estudia los fenómenos colectivos producidos por la actividad social de los seres
humanos dentro del contexto histórico-cultural en el que se encuentran inmersos 1 y
etimológicamente la palabra educación procede del latín educare, que significa promover el
desarrollo (intelectual y cultural) del educando, es decir desarrollar desde las propias
potencialidades psíquicas y cognitivas del educando el intelecto y el conocimiento haciendo en
tal proceso activo al educando2.

Aparentemente entre la sociología y el proceso por el cual se promueve y desarrollan las


habilidades de los individuos (educación), no existe relación alguna, pero si nos adentramos al
fascinante mundo de estudio de la educación, desde el punto de vista de la sociología nos
daremos cuenta de que no son ajenas una de la otra y su vínculo de dependencia es reciproco.

Desde el punto de vista de la sociología la educación es un fenómeno social de vital


importancia y como tal requiere de un amplio estudio para poder desmenuzar y entender este
complejo proceso social, y es por ello que surge esta rama de la sociología destinada a su estudio.

Educación y sociología

Se considera al sociólogo Émile Durkheim como el primero en tomar a la educación como


una rama de la sociología, pero ésta ya había sido considerada en la sociología positivista, en la
segunda mitad del siglo XIX, durante la transición del antiguo régimen a la sociedad industrial,
provocado por el desorden moral y la creciente diferenciación social; lo que le daba a la
educación un papel social muy importante para garantizar la comunicación moral de la sociedad
y la cohesión a partir de la adhesión de los ciudadanos a un conjunto de ideas y hábitos
compartidos (Bonal, 1998, Pág. 18) sustituyendo la función histórica de la iglesia.
La sociología positivista identifica a la escuela como la mejor institución para preservar y
transmitir los conocimientos, hábitos, valores sociales y normas (control social) en las que se
fundamenta la sociedad, siendo esta la primera razón por la que la sociología de la educación
empieza como una sociología de las instituciones escolares.

La segunda razón por la que el desarrollo de la disciplina se basa en las instituciones es por
importancia de la educación en el proceso de asignación y distribución de las posiciones sociales,
esto debido a que en la sociedad meritocracia capitalista1 la escuela es la institución clave para
adquirir el estatus, pues aunque el logro educativo no aseguraba la movilidad, si la posibilitaba.

En esta etapa la sociedad creyó en la educación formal depositando en ella sus expectativas y
demandando desde todos los sectores más educación: convirtiéndola en una institución social con
un gran poder estructurante y un importantísimo papel de legitimación.2

La educación como subsistema social de atribución y legitimación de posiciones sociales


permite acercarse al objeto central de la sociología: la explicación de las desigualdades sociales y
de los mecanismos por los que estas se construyen, mantienen, se legitiman, se reproducen o se
modifican (Xavier Bonal, Sociología de la Educación, 1998, Pág. 20). De ahí que la sociología de
la educación sea una disciplina sin la cual ya no sea posible el estudio de la sociedad.

El principal interés de la sociología en la educación es porque constituye identidades y


posiciones sociales que condicionan la forma en que los individuos viven en sociedad, así como
sus actitudes y formas de interacción.

El proceso de enseñanza aprendizaje es un proceso sociológico porque es el resultado de


poder y de control entre grupos sociales, y a su vez un factor crucial en la constitución de
identidades individuales y colectivas y en la asignación de individuos en espacios de
diferenciación social.

Institucionalización de sociología de la educación

A partir de que los sociólogos positivistas del siglo XIX destacaran la importancia de la
educación en los procesos sociales, se produjo el desarrollo e institucionalización de la sociología
de la educación; cuyo proceso ha sufrido muchos cambios,

Desde las aportaciones de Durkheim sobre la relación de educación y sociedad y la adopción


del término sociología de la educación, transcurre un periodo denominado preformación de la
sociología de la educación, pero es a partir de la finalización segunda guerra mundial cuando
surge una verdadera perspectiva sociológica de la educación.

A partir de la década de los cincuenta la educación se convirtió en un área prioritaria de


intervención del estado, tanto por su importancia como factor de desarrollo económico, como por
ser un instrumento clave en la política de igualdad de oportunidades.

Este contexto es el que enmarca el comienzo del proceso de institucionalización de la


sociología de la educación. Una ciencia que arranca en pleno predominio del estructural-
funcionalismo norteamericano como un instrumento de legitimación de la política educativa en
una fase de consolidación de los estados de bienestar.

El escenario actual de la sociología de la educación

Aquí se distinguen tres ámbitos de trabajo que representan, al nivel económico, al nivel
político y al nivel cultural de la educación; el primer nivel corresponde a la relación entre
educación y empleo, es decir, el nuevo papel económico de la educación. El segundo nivel relata
la importancia de la sociología de la política educativa. Finalmente se encuentra el tercer nivel
en donde se enfatiza la reorientación del discurso educativo para promover la atención a las
diferencias para garantizar la igualdad de oportunidades y la calidad de la educación.

La sociedad actual y la relación entre educación y empleo

Desde los años ochenta se viene dando un resurgimiento de la teoría del capital humano, pero
esta vez destacando más la importancia del aspecto cualitativo como un factor fundamental para
el crecimiento económico y la competitividad internacional.

El principal factor del cambio económico y social lo representa la innovación educativa, se


trata pues de un cambio estructural guiado por el cambio tecnológico y sus repercusiones en las
relaciones económicas, sociales y culturales de la sociedad.

Algunos autores como Castells (1994 y 1995) y Coriat (1993) nombran a esta transformación
de la estructura social como la sociedad de la información. Según Castells (1994) las
aportaciones de los teóricos del postindustrialismo son limitadas y deficientes para entender la
magnitud de los cambios económicos y de las nuevas estructuras sociales, debido a que los
cambios tecnológicos suponen transformaciones que no solo alteran las fuentes del crecimiento
económico, sino también las relaciones económicas, sociales o culturales.

Además de alterar las relaciones de poder entre los grupos sociales el conocimiento y el
procesamiento de la información, desplaza la división marxiana entre propiedad y no propiedad
de los medios de producción y genera un conjunto de cambios en la organización de la economía,
en la transformación del trabajo, en las formas de comunicación social o en papel de los estados.

El crecimiento económico y la productividad dependen más del control de la información y


de su aplicación que de la combinación clásica de los factores de producción; capital y trabajo.
En conclusión la información es a la sociedad actual, lo que la energía fue a la revolución
industrial (Castells 1994 pág. 24).
Partiendo de esta premisa es lógico plantearse la pregunta ¿en que deben cambiar los
sistemas educativos para adaptarse a los nuevos cambios económicos y sociales? Donde se tienen
como factores determinantes de reorientación las transformaciones en el sector productivo.

La sociología de la política educativa

No puede excluirse el análisis de la dimensión política de los sistemas de enseñanza y de su


importancia como instituciones de control social, puesto que la formación de los sistemas
educativos públicos es consecuencia de la acción de los estados y no del desarrollo de las fuerzas
de mercado o de la demanda popular.

Dale basándose en la teoría del estado de Claus Offe, parte de los problemas básicos
(acumulación capitalista, garantía de un contexto para su continua reproducción y la legitimación
del modo de producción capitalista y del propio estado) para interpretar la función social y
política de la educación.

Estos problemas no especifican cuáles serán las acciones que cada estado tomara para
solucionarlo, sino que las acciones del estado serán el producto del conflicto de clases, y están
sujetas a oposiciones y resistencia y no pueden ofrecer un único resultado socialmente
satisfactorio.

Las aportaciones de la sociología de la política educativa son fundamentales para superar dos
limitaciones del análisis sociológico de la educación; el primero, la incorporación del análisis del
Estado como autoridad, proveedor y administrador de educación, posibilita un tratamiento teórico
del principio de autonomía relativa del sistema educativo respecto a los intereses de la clase
dominante.

Segundo, el tratamiento de la educación como aparato del estado permite avanzar hacia la
superación metodológica que ha caracterizado al desarrollo teórico de la sociología de la
educación (la división macro-micro).

Las decisiones políticas incorporan los limites estructurales básicos (facilitar el proceso y el
contexto para el desarrollo de modo de producción capitalista) y el resultado de las acciones
anteriores y del propio papel de los actores (profesores).

En definitiva, la sociología de la política educativa se confirma en los años noventa como un


campo especifico de análisis de la sociología de la educación, pues añade una nueva dimensión
de análisis y obliga a la revisión de planteamientos monocausales de la relación entre educación y
sociedad.

La sociología de la educación y la atención a las diferencias

Los procesos sociales como lo fueron los movimientos migratorios de los ochenta, la
globalización económica y cultural, así como las crisis de los estados de bienestar, tuvieron
consecuencias sobre la orientación de la política educativa de los países capitalistas.

En las reformas educativas de los noventa, se reorienta el discurso oficial de la educación,


redefiniendo conceptos fundamentales como la igualdad de oportunidades o la calidad de la
educación; dicha reorientación repercute desde las responsalidades del estado en la oferta
educativa hasta en la definición del trabajo de los docentes, pasando por lo que se considera un
currículum adecuado o la atención a las diferencias culturales en el aula.
El énfasis que el discurso educativo pone sobre la atención a la diversidad y en las
consecuencias que esto tiene sobre la investigación sociológica actual, evidencía un cambio de
rumbo en el papel social de la educación.

El discurso oficial de la crisis de la educación se refiere a la obsolescencia de los


conocimientos que transmite para el sistema productivo y a la incapacidad de producir de manera
acelerada nuevo conocimiento, de ahí que se produce un mayor énfasis en la necesidades de
calidad del sistema educativo y una redefinición del principio de igualdad; ambos principios se
consideran complementarios y en ningún caso contradictorios.

El nuevo discurso educativo oficial, al subrayar la importancia del principio de calidad de la


enseñanza, cuestiona la misma base de legitimación de las políticas de igualdad de oportunidades
de los años sesenta.

La homogeneidad en el acceso, en el currículum, en los tiempos y ritmos escolares fueron


fundamentos que anteriormente se consideraron como condiciones justas para el
aprovechamiento individual de la educación, hoy es sustituido por recomendaciones que
flexibilicen la oferta educativa y su gestión, asumiendo que un sistema ineficiente no puede
proporcionar igualdad de oportunidades.

Giroux (1992) en un análisis revisa los postulados del modernismo, posmodernismo y


feminismo, para reelaborar su teoría de la pedagogía crítica, cuyo objetivo es identificar los
aspectos emancipatorios de estas posiciones para integrar los principios de igualdad y los
derechos de los grupos sociales marginados, con una política de la diferencia.

La propuesta de Giroux pretende desarrollar un principio pedagógico de tratamiento de la


diversidad donde destaca la importancia de la configuración de identidades por razón de clase,
raza o género, es decir, la importancia del grupo social como variable clave en la orientación de
la práctica educativa.

Retos metodológicos de la sociología de la educación

Bernstein nos muestra que uno de los mayores retos que enfrenta la sociología de la
educación actual, es explicar el medio de reproducción, transmisión y evaluación del discurso
pedagógico de la educación.

La mayoría de las teorías explican más el qué que el cómo de la reproducción cultural,
separando al transmisor de lo transmitido, como si la forma del transmisor “careciese de
consecuencias sobre lo transmitido” (Bernstein, 1993, pág. 169)

Una teoría de la producción cultural (y de la reproducción) “debe ser capaz de trasladar,


dentro de la misma teoría, lo micro a lo macro y lo macro a lo micro, así como interpretar los
aspectos dinámicos de las relaciones educativas, el papel de los actores y el efecto de feed-back
entre lo estructurado y lo estructurante (Bernstein, 1993)

Los argumentos de Bernstein muestran la imposibilidad de las teorías macro para asociar las
relaciones sociales a las reglas sociales que regulan un tipo de transmisión que constituye esas
relaciones. Por otra parte de su planteamiento se deriva también la critica a los enfoques
etnográficos, porque aunque sean capaces de describir al transmisor, no construyen ni disponen
de conceptos y reglas que permitan construir una teoría que relacione el medio de transmisión y
lo que es transmitido, que es externo a la institución.

Sin la posibilidad de establecer enlaces entre los niveles macro y micro seremos incapaces de
captar la complejidad de la configuración de la experiencia individual y grupal y de los cambios
en las relaciones sociales que son reproducidas.
Según Bernstein, el dispositivo pedagógico (el medio de transmisión) se estructura en tres
conjuntos de reglas: distributivas, de recontextualización y de evaluación). Estas reglas están
jerárquicamente relacionadas y regulan la relación fundamental entre poder, grupos sociales,
formas de conciencia y práctica, así como sus reproducciones.

Las reglas distributivas son el medio a través del cual el dispositivo pedagógico controla
aquello que es pensable y lo distingue de aquello que no lo es, así como quien puede pensarlo
(que grupos). De esta forma, aquello que es pensable se transmite en los niveles primario y
secundario del sistema educativo (la parte reproductiva del sistema) y lo que no lo es,
corresponde a los encargados de la producción de discursos (enseñanza superior entre otros).
Las reglas distributivas lo que hacen es controlar el acceso al segundo nivel.

Las reglas de recontextualización, aseguran que la transmisión educativa no responde a las


propias características internas de las competencias que quieren transmitirse, sino que se reordena
y recoloca en base al discurso regulativo, discurso que realmente domina por encima del discurso
instruccional.

Las reglas de evaluación, regulan la práctica pedagógica n el contexto de reproducción del


discurso. A través de estas reglas tiene que asegurarse que el texto se inserte en un tiempo y un
espacio específicos. Estos tres conjuntos permiten a Bernstein establecer la conexión entre la
distribución del poder, del conocimiento y de determinadas formas de conciencia.

Bernstein denomina a su teoría como teoría de la producción, distribución, reproducción y


modificación del discurso pedagógico y señala que los diferentes niveles o instituciones del
sistema educativo disponen de cierta autonomía relativa y que existe una fuente de conflictos y
resistencias en los diferentes campos del discurso.
Considera que los propios transmisores pueden no estar siempre dispuestos a reproducir el
código de transmisión esperado, pero no explica por qué y en qué medida el profesorado u otros
grupos recontextualizadores pueden convertirse en un colectivo no dispuesto a reproducirlo.
Identifica las razones teóricas por las que los agentes no son solamente estructurados, sino que
son también estructurantes, pero sus instrumentos teóricos nos describen el dispositivo
pedagógico de arriba abajo, pero no la forma en que los agentes, al ser estructuradores de las
acciones sociales educativas, pueden ser generadores de cambio.

Los docentes no solo actúan, sino que son reflexivos. Al actuar, consiguen comprender
algunos aspectos de su situación social, ya sea de manera implícita o explícita.

La reflexividad de los actores no ha sido ignorada por la sociología de la educación, como


tampoco lo ha sido por otras especialidades sociológicas, pero su análisis ha permanecido
tradicionalmente desvinculado del resto de los componentes de la acción social, dicha
reflexividad permite descubrir las resistencias y disposiciones al cambio de discurso y de
prácticas y, por lo tanto acceder a un tipo de conocimiento que de otro modo permanece oculto
para el analista social.

Conclusión

La educación desde mi punto de vista no es el medio para desarrollar las capacidades de los
individuos, sino más bien un mecanismo de control y manipulación por parte del estado, ligado
fuertemente a las decisiones políticas, donde lo más importante es, someter al individuo y
aniquilarlo no físicamente, ni tampoco por medio de la fuerza, sino que lo hace de la manera más
dañina y perjudicial posible; aniquilando su pensamiento y su capacidad de reflexión
interiorizándole desde pequeño las ideas de mediocridad, autoculpabilidad y conformismo.
Provocando con esto la reproducción de las clases sociales y en muchos de los casos
agrandando sus diferencias, asegurando así el control y su estabilidad social.

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