Está en la página 1de 4

5° Grado

EXPERIENCIA DE
Promovemos acciones para cuidar nuestra salud
APRENDIZAJE N° 01 física, emocional y espiritual según las
enseñanzas de Jesucristo y de la Iglesia

ACTIVIDAD 3: Proponemos acciones para cuidar nuestra salud espiritual y


fortalecerla desde las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia.

En esta actividad, argumentamos como el perdón, que es el amor misericordioso de Dios,


contribuye a mejorar nuestra salud espiritual para proponer acciones que fomenten su cuidado y
desarrollo desde las enseñanzas de la Iglesia.

INICIAMOS CON LA ORACIÓN: No permitas, Dios de mi vida, que mi salud espiritual se vea
deteriorada por el pecado, por el arduo caminar que cada día se torna difícil, pero no
imposible si Tú vas a mi lado. Tú, Dios del universo eres el único capaz de mantenerme
firme en el camino, pues tu amor y tu ternura son especiales para cada uno de tus hijos.
Toma mi mente, Padre bueno, toma mi corazón, y moldéalos conforme a tu voluntad. Amén.

Te invito a observar el siguiente video:

“Abrazo” (2011 FEFEPROBA)


https://www.youtube.com/watch?v=OlldI-
gu8So

TAREA N° 01: Reflexionamos sobre los pasajes del video y respondemos.


1. ¿Por qué las personas suelen responder con agresividad sin medir el daño que puede causar en
su semejante?
2. ¿Por qué crees que el personaje principal abraza a quienes muestran una actitud hostil y no
desfallece a pesar de la reacción?
3. En los diversos espacios en que interactuamos ¿Cómo deberíamos actuar si nos encontramos en
situaciones similares?
4. ¿Cuáles serían tus propuestas para ayudar a cambiar las reacciones hostiles en nuestro entorno
más cercano que hieren a la salud espiritual?

Leamos, comprendamos y reflexionemos el texto:

Hay una sordera interior que es peor que la física: la del corazón
Tomado y adaptado de Vatican News. Papa Francisco Catholic net. Novelo Mayra

Todos tenemos oídos, pero muchas veces no logramos escuchar. Atrapados en nuestras prisas, con mil cosas
que decir y hacer, no encontramos tiempo para detenernos a escuchar a quien nos habla. Corremos el riesgo
de volvernos impermeables a todo y de no dar cabida a quienes necesitan ser escuchados
“Jesús es la Palabra: si no nos detenemos a escucharlo, pasa de largo. Pero si dedicamos tiempo al Evangelio, encontraremos
un secreto para nuestra salud espiritual”. Fueron palabras del Papa Francisco durante el Ángelus. Al comentar el Evangelio del
día (Mc 7, 31-37), que en el XXIII domingo del Tiempo Ordinario presenta a Jesús que obra la curación de una persona
sordomuda, el Santo Padre animó en este día, para nuestra salud espiritual, a dedicar más tiempo al Evangelio: cada día un
poco de silencio y de escucha, - dijo - algunas palabras inútiles de menos y algunas Palabras más de Dios. Pero, además,
refiriéndose a modo de ejemplo a nuestra vida familiar, invitó a fijarse en las veces que “se habla sin escuchar primero,
repitiendo los propios estribillos siempre iguales”. Y afirmó que el renacimiento de un diálogo a menudo no viene de las
palabras, sino del silencio, del no obcecarse, de volver a empezar con paciencia a escuchar a la otra persona, sus afanes, lo que
lleva dentro. “La curación del corazón – aseguró – comienza con la escucha.
Ábrete. Lo que llama la atención en el relato – comenzó diciendo el Papa – es la forma en que el Señor realiza este signo
prodigioso: toma al sordomudo a un lado, le pone los dedos en las orejas y con la saliva le toca la lengua, luego mira hacia el
cielo, suspira y dice: "Efatá", es decir, "¡Ábrete!" (cfr. v. 34)”. En otras curaciones de enfermedades igualmente graves, como
la parálisis o la lepra, Jesús no hace tantos gestos. ¿Por qué hace todo esto ahora, aunque sólo se le ha pedido que imponga su
mano sobre el enfermo (cf. v. 32)? ¿Por qué hace este gesto? Quizás porque la condición de esa persona tiene un valor
simbólico particular y tiene algo que decirnos a todos. ¿De qué se trata? Se trata de la sordera. El hombre no podía hablar
porque no podía oír. De hecho, Jesús, para curar la causa de su malestar, primero le pone los dedos en los oídos.
Primero escuchar, luego responder. “Todos tenemos orejas, pero muchas veces no logramos escuchar”, continuó diciendo
Francisco. De hecho, hay una sordera interior, que hoy podemos pedir a Jesús que toque y sane. Se trata de una sordera que
“es peor que aquella física” porque es “la sordera del corazón”: Atrapados en nuestras prisas, con mil cosas que decir y hacer,
no encontramos tiempo para detenernos a escuchar a quien nos habla. Corremos el riesgo de volvernos impermeables a todo
y de no dar cabida a quienes necesitan ser escuchados: pienso en los niños, en los jóvenes, en los ancianos, en muchos que no
necesitan tantas palabras y sermones, sino ser escuchados. Preguntémonos: ¿cómo va mi escucha? ¿Me dejo tocar por la vida
de las personas, sé dedicar tiempo a los que están cerca de mí, para escucharla? A todos nosotros, primero escuchar, y luego
responder.
La curación del corazón comienza con la escucha. El Santo Padre invitó a pensar en la vida familiar: “¡cuántas veces se habla
sin escuchar primero, repitiendo los propios estribillos siempre iguales!” Incapaces de escuchar, decimos siempre las mismas
cosas, o no dejamos que el otro termine de hablar, de expresarse, y nosotros lo interrumpimos. El renacimiento de un diálogo
a menudo no viene de las palabras, sino del silencio, del no obcecarse, de volver a empezar con paciencia a escuchar a la otra
persona, sus afanes, lo que lleva dentro. La Todos tenemos oídos, pero muchas veces no logramos escuchar. Atrapados en
nuestras prisas, con mil cosas que decir y hacer, no encontramos tiempo para detenernos a escuchar a quien nos habla.
Corremos el riesgo de volvernos impermeables a todo y de no dar cabida a quienes necesitan ser escuchados. curación del
corazón comienza con la escucha. Escuchar. Y esto, sana el corazón. “Pero, padre hay gente aburrida que siempre dice las
mismas cosas” ¡Escúchalo! Y luego cuándo terminará de habla; di tu palabra, pero escucha todo.
¿Nos acordamos de ponernos a la escucha del Señor? “Lo mismo vale para el Señor”, prosiguió Francisco: Hacemos bien en
inundarle con peticiones, pero haríamos mejor en escucharle primero. Jesús lo pide. En el Evangelio, cuando le preguntan cuál
es el primer mandamiento, responde: "Escucha, Israel". Luego añade el primer mandamiento: "Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón [...] y a tu prójimo como a ti mismo" (Mc 12,28-31). Pero en primer lugar dice: "Escucha Israel", escucha tú.
¿Nos acordamos ponernos a la escucha del Señor? Somos cristianos, pero quizás, entre los miles de palabras que escuchamos
cada día, no encontramos unos segundos para dejar que resuenen en nosotros unas palabras del Evangelio. Jesús es la Palabra:
si no nos detenemos a escucharlo, pasa de largo.
El “secreto” para nuestra salud espiritual. He aquí la medicina: cada día un poco de silencio y de escucha, algunas palabras
inútiles de menos y algunas Palabras más de Dios. Escuchemos hoy, como el día de nuestro bautismo, las palabras de Jesús:
"Efatá, ábrete". Jesús, deseo abrirme a tu Palabra, abrirme a la escucha. Sana mi corazón de la cerrazón, la prisa y la
impaciencia.
Perdonar y disculpar como parte de la salud espiritual
Se disculpa al inocente y se perdona al culpable. Disculpar es un acto de justicia, porque la persona que ha ofendido merece
que se le reconozca que no es culpable, tiene derecho a la disculpa, mientras que el perdón trasciende la estricta justicia,
porque el culpable, no merece el perdón; si se le perdona es por un acto de amor, de misericordia. No cabe duda que resulta
más fácil disculpar que perdonar. Cuando me doy cuenta que alguien no tiene la culpa, no encuentro en mí ninguna resistencia
para disculparlo. En cambio, cuando, cuando descubro que el ofensor es culpable de su acción, de ordinario, surge
naturalmente una acción, inspirada por el sentido de justicia, que exige que esa persona cargue con las consecuencias de su
acción, que pague el daño cometido. El perdón implica ir en contra de esa primera reacción espontánea, hay que superarlo con
la misericordia.
Misericordia y perdón. En el antiguo testamento prevalecía la ley del Talión, inspirada en la estricta justicia. “ojo por ojo, diente
por diente”. Jesucristo viene a perfeccionar la antigua ley e introduce una modificación fundamental que consiste en vincular
la justicia a la misericordia, más aún en subordinar la justicia al amor, lo cual resulta tremendamente revolucionario. A partir
de Jesucristo, las ofensas recibidas deberán perdonarse, porque el perdón forma parte esencial del amor. “El perdón es una
faceta del amor”. La misericordia que Jesús practica y exige a los suyos, choca, no solo, con el sentir de su época, sino con el
de todos los tiempos: “han oído ustedes que se dijo: ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a
sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian” (Mt 5, 43-44). “Al que te
golpee en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite el manto, déjalo llevarse también la túnica” (Lc 6, 28-29). Estas
exigencias del amor superan la natural capacidad humana, por eso Jesús invita a los suyos a una meta que no tiene límites,
porque sólo desde ahí podrán lo que se les está pidiendo: “Sean misericordiosos, como su padre es misericordioso” (Lc 6, 36).
Para este ideal tenemos que contar con la ayuda de Dios y trabajar incansablemente en ser mejores.
TAREA N° 02: Después de leer y reflexionamos la lectura responde:
1. ¿Por qué para nuestra salud espiritual se debe dedicar más tiempo al Evangelio?
2. ¿En qué se diferencia la disculpa del perdón?
3. ¿Por qué el perdón es el punto de partida para sanar el espíritu?
4. ¿Cuál es tu punto de vista frente a la misericordia y el perdón?

Ahora, llegó el momento de comparar tus experiencias


a partir del mensaje del Papa Francisco y lo aprendido
Todos tenemos oídos, pero muchas veces no logramos
escuchar. Atrapados en nuestras prisas, con mil cosas que
decir y hacer, no encontramos tiempo para detenernos a 5. ¿Cómo va mi capacidad de escucha con mi
familia y compañeros?
escuchar a quien nos habla. Corremos el riesgo de
6. ¿Me dejo tocar por la vida de las personas, sé
volvernos impermeables a todo y de no dar cabida a dedicar tiempo a los que están cerca de mí,
quienes necesitan ser escuchados. Corremos el riesgo de para escucharla?
volvernos impermeables a todo y de no dar cabida a 7. ¿Qué acciones puedes poner en práctica este
quienes necesitan ser escuchados: pienso en los niños, en tiempo de pandemia de acuerdo con las
los jóvenes, en los ancianos, en muchos que no necesitan recomendaciones del Papa Francisco?
tantas palabras y sermones, sino ser escuchados. A todos
nosotros, primero escuchar, y luego responder. (Papa
Francisco)

RETO: Ahora es el momento de plantear tus propuestas de acción.


1. ¿De qué manera la sordera del corazón no permite escuchar y responder al amor
misericordioso de Dios que quiere sanar nuestro espíritu a través del perdón?
2. ¿Qué acciones propones desde las enseñanzas de la Iglesia para fomentar el cuidado y
desarrollo de la salud espiritual en tu familia y colegio?

Sigamos desarrollando nuestro boletín informativo:

REVISA CON
ATENCIÓN LOS PASOS
A SEGUIR PARA EN ESTA ACTIVIDAD PUEDES
ESTRUCTURAR TU INICIAR CON EL PASO 4 DE
BOLETÍN TU BOLETIN.
INFORMATIVO
Estimado estudiante carolino, ahora con sinceridad evalúa todo lo que has aprendido

COMPETENCIA 1: Construye su identidad como persona humana, amada por Dios, digna, libre y
trascendente, comprendiendo la doctrina de su propia religión, abierto al diálogo con las que le son
cercanas.
¿Qué puedo hacer
CRITERIOS DE EVALUACIÓN Lo logré Estoy en proceso para mejorar mis
aprendizajes?
Propuse alternativas de solución a problemas y necesidades
de mi comunidad que favorecen la promoción de la dignidad
de la persona y el respeto por la vida humana.
Interioricé el mensaje de Jesucristo y de la iglesia para
actuar en coherencia con mi fe.
Planteé acciones para promover el cuidado de la salud
emocional, respetando la dignidad de la persona humana.

También podría gustarte