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Ediciones Rataguez

Primer Edición julio 2022


Diseño de portada:
Daniela Muñoz Rivera

La memoria de las líneas

Taller de Literatura del Departamento de la Juventud de Ñuñoa


Moderado por Camila Mardones

Santiago de Chile
Julio 2022
Prólogo

La memoria de las líneas

Que tu cuerpo sea siempre un amado espacio de revelaciones dijo Alejandra Pizarnik, como una
invitación a recorrer la memoria del cuerpo, nuestro primer y último territorio. El Taller
Literatura, corporalidades y afectos que moderé esta primera mitad del año se hizo eco del convite:
visitar las marcas de nuestras historias en la piel, escribir desde las experiencias sensoriales
magnificadas.

Este fanzine da cuenta de algunos versos e historias reveladas en las corporalidades, marcas y
cicatrices de un grupo de chiques, reunidos en torno a la creatividad y la sensibilidad, los
últimos doce jueves y sus tardes.

Este fanzine también nos permite acceder a una pequeña muestra de los textos nacidos en
aquella travesía por los recuerdos. Las líneas que conocerán, son de distinta especie: de la mano
y sus futuros, de la piel y sus edades, de los accidentes y sus heridas.
Paul Auster dice que las líneas de la piel son letras del alfabeto secreto que narra la historia de
quién eres, porque cada cicatriz es la huella de una herida curada, y cada herida era resultado de
una inesperada colisión con el mundo; es decir, de un accidente, de algo que no debía ocurrir a
la fuerza, porque por definición un accidente es algo que no sucede necesariamente. (En Diario
de Invierno).

Sea este, entonces, un cuadernillo de recuerdos, un pequeño álbum de viajes y accidentes, que
Carla, Gabi, José, Fernanda, Manuel y Sofía quisieron compartir con usted. La memoria de su
accidente. El mensaje de su herida. La memoria de sus líneas. Siéntase pues, agradecide en el
viaje.

En Ñuñoa, recién entradito el invierno del 2022 (ay, qué frío)

y en profunda alegría de habernos acompañado en la escritura

Camila Mardones
La Profe.
01.07.2022

-3-
Gabriela Cedeño

Mi nombre es Gabriela Cedeño, aunque prefiero que se refieran a mí como Gabi.


Nací el 2 de agosto de 2006. Llevo 4 años viviendo acá y hace 2 adopté a mi perrito
llamado Duque. Mis pronombres son she/her y soy vegana (amo los animalitos,
sobre todo las vacas y los conejos). Mido 1,49:/ Me gusta escribir y dar
descripciones específicas al hacerlo. Me gusta mucho Mitski, y el rock. También
me gusta usar “:3” en todo.

-4-
Pelos en la casa

No barro hace unas semanas


Las paredes están sucias, mi cuarto, la cocina, la sala,
envoltorios en mi escritorio, mugre
Puedes ver el gris melancólico cubrir el ruido que tu ausencia produce

Indistinguibles siluetas en las oscuras esquinas


acecha tu recuerdo disfrazado de polvorienta melancolía
Aquellos nudos por doquier
dos pasos, tres,
No hay rincón que no cubra
de tu ser, el silencio

Hileras de recuerdos olvidados al barrer


No barro hace semanas,
me atormenta tu recuerdo
en la mañana, cuando me acuesto
y al atardecer, por sobre todo

Hebras olvidadas en el piso


se mezclan con el polvo
Odio odiar que no te puedo odiar ahora mismo

El pelo,
un recuerdo
Puedes verlo
puedes olerlo desde lejos
siente lo que siento
pena, lástima
por mí, por lo que me has vuelto

-5-
Los pelos, el piso, la rosa que alguna vez viva estuvo
ahora muerta, seca
Puedes escuchar su tallo quebrarse debajo de los pétalos que alguna vez hubo

Toma la escoba
y acaba con el recuerdo ruidoso que dolor te ocasiona
Pasa la lengua por el piso
y cómete los recuerdos
Trágate la suciedad de tus pensamientos,
el vacío, y déjalos pudrirse dentro
¿Puedes sentirlo?

El pelo se enreda en tus dientes


¿puedes escuchar el amarillo de ellos?
Te dicen que pares
ya no hay remedio

¿Puedes escucharlos a ellos?


Te dicen que sigas
aunque ya no queden fuerzas para hacerlo
No te detengas
incluso si ves tu boca gritar que no puedes con esto

Tirado en el piso, junto a los pelos


Tirado, escuchando sus ruegos
Tirado, sintiéndolos adentro
Uno más de ellos
olvidado en el suelo
llora para que esto no sea eterno

Grisáceo, como todos esos pensamientos


Grisáceo, se volvió éste y tu recuerdo.

-6-
Rojo

El sonido de aquellas bestias, incesante, mortífero. Nerviosas por la incerteza de lo que les depara.
Y allí estabas tú, encendiendo la cocinilla a gas para prepararle un último banquete a ella, la mujer
que compartía casa contigo, que en algún momento compartió su corazón, hasta que te anunció
su partida. Te recalcó la similitud que tenías con los animales que criabas; pero tú no lo ibas a
permitir. Ella no dejaría tu pocilga tan fácil. Ella no te dejaría tan fácil.

Los puercos no paraban de producir sonidos, caminar de un lado a otro, inquietos. Estaban
asustados, su rosada piel cubierta de barro estaba tensa. Pocas horas antes habías sacado tu pistola
de perno cautivo y le habías apuntado a uno de ellos, entre tantos, en el cráneo.

Sin parpadear apretaste el gatillo, derribando el robusto cuerpo del animal en el lodo, junto a los de
su misma especie. El animal ya estaba muerto y los otros le lloraban; sus chillantes gargantas
proferían súplicas. Todos terminarían así tarde o temprano, y lo sabían, pero preferían ignorar su
inexorable fin.

Arrastraste el cuerpo del animal sin cuidado por la tierra, lo llevaste a la habitación roja (así le
llamaba ella). La habitación con marcas de color rojo que cubrían las paredes, el rojo de quienes
terminaron en tus manos y dieron sus últimos suspiros bajo tu inexpresivo ceño, y el filo de tus
instrumentales. Ella no toleraba el olor, o el verte ejecutar tu trabajo, así que decidía alejarse, cada
vez más. Te cuestionaste si alguna vez no existió lejanía. Estos pensamientos facilitarían el trabajo
que te esperaba.

Lo colgaste del gancho de suspensión y comenzaste: cortes transversales, sangre, capas de piel
desgarradas por un filo, rojo, órganos, el líquido deslizándose por tu ropa y tus brazos, por su
cuerpo, y ese olor, ese putrefacto olor a fiambre. Pronto ella no tendría que preocuparse más por
ese hedor. Los cerdos, el rojo, los chillidos; pronto ya no más para ella.

No fuiste totalmente consciente de los acontecimientos posteriores, pasaron en automático, tú


sólo estabas esperando el momento. No recuerdas con qué receta preparaste el puerco, no tuviste
certeza del pasar del tiempo, no recuerdas qué condimentos usaste, ni cuándo o cómo llegó ella.
Recuerdas servirle en un plato hondo, sentarte en la mesa de madera, observarla, observar su pálida
piel, su labial rojo, sus lindos ojos, que ni siquiera te miraban. Recuerdas que a ella le gustó, te dijo
lo delicioso que estaba. Qué frías fueron sus palabras al hacerlo.

-7-
No llevaste ni un bocado a tu boca, estabas esperando. Movías la pierna bajo la mesa,
impacientemente. Esperabas a que ella terminara el plato, que se llevara la última cucharada a la
boca, con las ansias cosquilleándote desde adentro; la última cucharada.

Más sangre, más cortes, más rojo, más manchas, más líquido, pero esta vez la figura colgada no era
la de un cerdo, era la de ella. Igualmente sucia y desalmada, pero con una piel más suave, tersa,
menos robusta; la yema de tus dedos podían recordarla, tan limpia, tan sucia. Finalizaste tu trabajo,
como cada día.

Esa noche los cerdos se dieron un banquete, se mancharon del rojo sucio de ella, así como tú lo
hiciste; pero no pararon de alimentarse de su cuerpo, de sus órganos, o de lo que quedaba.
Mientras ellos comían y producían sonidos de satisfacción, te sentaste en la mesa, y de igual manera
comiste. Pacientemente, bocado tras bocado.

Estabas orgulloso de ti, de lo bien que cocinabas, de lo bien que hacías tu trabajo. Al final todo se
resumía a ustedes, tú, ella, y los cerdos, todos formaban parte de todos, de ti, de tu sangre, del rojo
que algún día mancharía la habitación también.

Ya no había escapatoria, y todos permanecerían juntos por siempre. Los cerdos, tú, ella, el rojo,
todos juntos hasta la muerte.

-8-
Manuel Espinoza

Desde 1997 divagando, amante de lo fantasioso y de salir de la caja.


Malo para pensar en el futuro. Me gustaría estar más presente y no solo pensar en
el pasado.
Disfruto del silencio a solas, pero mejor es compartido.
Quisiera hacer un llamado a escuchar más a la otredad y a fomentar la filosofía.
Y a modo de despedida, le deseo el goce de la vida a todes, en especial, a quien lee.

Agradecimientos
Eternamente en deuda con el amor de mi madre, agradezco también a mi prima
por hacer
ameno cualquier lugar, a Carla por ser tan genial. A Sofía por el amor y paz que
da a mis días.

-9-
En el fondo del bosque

Nunca me detuve a pensar de dónde provengo. Desde pequeña sólo he puesto mis energías en
sobrevivir con lo que hay a mano.
Crecer con fervor parece ser el objetivo de todos en este bosque. Compiten entre los demás con sus
ramas, viendo quién toca el sol primero o qué tipo de flores deberían brotar. Quién logra tener el
verde más verde esta primavera, finalmente.
No le hallo sentido a esta competencia. No hay amor en el bosque. Siento en el pecho un agujero. Y no
sé si es a causa de un pájaro carpintero, o del hecho de no recordar qué árbol es mi madre.

-10-
Ahí, junto a ti

Eres tú en un recuerdo sin color. Estaba ahí, junto a ti. Quizá no me viste. Pero te vengo siguiendo con
la mirada. ¿Estás perdido? ¿Puedo ayudarte? No quiero que te ocurra lo mismo que a otros. Me
cuesta verte así, desorientado, perdido.
¿Llevas mucho tiempo esperando? Por algo debes estar fumando. Espero guardes bien ese encendedor
en tu bolsillo, y no caiga de los agujeros que aún no coces.
El aire te debe estar entumiendo, tu rostro lo dice. Le falta color.
Préndelo de nuevo, se apagó. ¿Se te cayó el fuego? No importa, aquí está el mío. Solo se parece al tuyo,
no creas que vine a robar.
¿Quieres que me vaya? Justo cuando estaba emocionándome con nuestro encuentro fugaz.
Volveré de donde salí, no de las sombras, sino de la luz.
Fue un gusto.

-11-
Antes de la Alarma

Al voltear a un lado, veo a mi padre vestir su jardinera favorita. Tanto le gustaba, que podía llegar
a entristecer cuando ésta ensuciaba de gravedad.
No entiendo el contexto, pero he vuelto al frondoso y verde patio de la casa de mis padres. Incluso,
siento que tengo un cuerpo joven, otra vez.
El sol de mediodía nos da de lleno y el alma se siente cálida. Aún no terminamos de plantar flores,
tienen una extraña forma, a mi juicio. Distintos tonos de rojo con azul, mezclados. Flores violáceas,
rosadas y blancas. Intensas, brillantes, en ese patio hermoseado de colores que recuerdo.
Al terminar la labor, él estaba contento. Sonreímos. Nos abrazamos.
No puedo creer que esté de nuevo en los brazos de mi padre. Es una felicidad que extrañaba volver a
sentir. El color del patio, sus flores, el jardinear juntos.
Creo que si cierro los ojos voy a despertar.
Suena la alarma.
La mañana está helada, pero hay que levantarse.

-12-
Por un recuerdo

De repente
una ráfaga me levanta.
El viento con su gélida fuerza
recorre mi piel hasta estremecerme
Me lleva a un más allá
Dilata mis pupilas
Veo un inmenso telar oscuro
con diminutos botones brillantes
Similar a un firmamento
pero de lana
Erróneamente me acerco
por una estrella de botón
para conservarla de recuerdo
Su fulgor me impacta,
me deslumbra, me tumba
Del telar nocturno caigo
y de nuevo el frío viento
me hace temblar
Despierto, huelo la realidad
Estoy sobre la alfombra,
extendido en el piso
Una vez de pie y repuesto
te llamo
Espero, espero, espero
Oigo tu voz
Te narro lo que aluciné

-13-
Carla Carrillo Cordovez

Me llamo Carla Carrillo Cordovez. En el Depa me conocen más como Parvum,


Pormus. Tengo 22 años, estudio Psicología, aunque a veces me lo cuestiono ya que
ni yo me entiendo, y voy a andar entendiendo a otros. Pero la intención es lo que
vale.

Quiero dar gracias a toda personita que se dé el tiempo de leer esto.

-14-
Gracias

Esto es pa la gente que quiero


como a mis padres
que siempre están pa mí
en especial cuando se me angustia el cora

A mis amigos
quienes me soportan casi a diario
y me tienden una mano
o son mi linternita cuando sólo veo oscuro

A los chiquillos del depa


que a lo mejor no lo sepan
pero muchas veces
me devolvieron la sonrisa

Para todos los que nombré


y los que se me quedaron fuera
muchas gracias
por quererme

-15-
¿Vida prestada?

Quiero partir este texto, relato, escrito o como tú quieras llamarlo, con la simple pregunta
¿Tu vida es prestada?
Muchas veces escuché decir que los hijos son prestados, que la vida es prestada, que los amigos son
prestados. Que todo es prestado cierta cantidad de tiempo.
Si es así

¿Tú vives tu vida?


¿Los demás la viven por ti?

Desde chica, vi cómo la gente le presta su vida a otra. Cómo centran sus vidas en su opinión, en su
aceptación. Borran su verdadera vida.

Se burlan de su familia para agradar


Cambian su personalidad para satisfacer
Insultan a sus cercanos para caer bien
Incluso, renuncian a seres queridos por aceptación

Esto me hace pensar…


lo que se dice anteriormente ¿es vida?

¿Uno está vivo por la validación del otro? ¿Yo le doy vida con mi validación?
¿Es válida esta validancia?
¿Ésta validancia es válida?
¿Es válida la validez?
¿Qué sacas con complacer?
¿Quién te complace a ti?
¿Por qué crees que eres conciliación?
En verdad
eres hipocresía.

-16-
De un momento

a otro te perdí
pero esa canción, al escucharla
me llevaba a ti

También me angustiaba el alma


y me abrumó los luceros
me entristeció el corazón
me anudó la garganta

A un lugar iluminado, me llevó


sombrío luego
solitario
gélido

Gélido como tú, al irte


irte sin mirar atrás
irte sin importar el dolor
sin adiós

Eso era esta canción


un simbolismo
un lema
era, es y será tu cantar

Hoy es el adiós
el te extraño
te quiero
te espero

También el te odio
el sufrimiento
el revoltijo
Final inesperado

-17-
Empieza a ser también la esperanza
de tenerte acá
la ilusión del abrazo que nos faltó
tu perfume acogedor

A pesar de mi pesar
el lugar gélido de esta canción
está volviendo a ser cálido
acogedor
como fuiste
tú.

-18-
Pío pío

Invierno del 2002, tienes 2 años. Estás comiendo un trutro de pollo. Tus papás están sentados en la
mesa. Hablan de cosas sin relevancia para ti, ya que, obviamente, es más interesante molestar a las
gatas.
Aún no caminas bien. De igual forma, quieres ir a tu pieza. Caminas unos pasos, te arrepientes,
vuelves.
En eso, se te enredan los pies y caes sobre el seguro de la salamandra. Por no querer soltar el trutro,
debido al riesgo de que se lo coman las gatas, éste se incrusta en mitad de tu frente. En el impacto,
sueltas tu comida.
Luego de todo el sacrificio, igualmente, te quedas con una cicatriz. Y más encima sin pollo.

-19-
Fernanda Leiva

Nací durante una luna nueva en enero del 2000. Estudio Literatura Hispánica en
UCH. Me gusta tomar fotos, los collages y escuchar audiolibros. Antes escribía
novelas de sirenas en wattpad, ahora escribo poesía y cuentos.

-20-
El cuarto sin esquinas Me hundo, paciente,
contando cada grano,
La noche no me alumbra más, sintiendo cada brisa
los caminos secos, oscuros
Yazgo susurrante, El musgo bajo las rocas
sin lograr encontrar me amenaza con subírseme,
busca nuestra unión
Rehúyo la mirada del espejo,
cuchillo sangrante Escarabajos anidan en mis cabellos,
No fui yo Me mimetizo con las rocas
no fui percibo sus movimientos
yo
Ya nadie tiene pruebas Dialogo con aguas lejanas
Ni siquiera es real este reflejo, Mi cuerpo queda oculto,
¿o, acaso, la sangre del suelo sólo la cabeza reposa
se seca más rápido sobre arenas frías.
al no mirarla?

Vuelvo al cuarto sin esquinas Memoria húmeda


Suelo de espejos,
que remarcan El río transcurre impasible,
cada Arrastra las piedras
paso que he ido acumulando
que Lanzo la última
doy. aumenta el caudal

Me veo reflejada
en este caudal turbio,
Fusionarse y contemplar No dudo más,
me lanzo sin pensar,
Privada en vista sin dudar
por arenas cortantes, Es el último desborde del año
rasgan mis pupilas,
obstruyen mis sentidos En el fondo de las arenas
se encuentran los huesos,

-21-
de la que alguna vez ahogué,
cuando me ahogué

Un reflejo pálido
me devuelve la mirada,
desde la superficie.

Muros de ceniza

Una persona extraña,


ajena, distante
Llena de escondrijos,
secretos podridos,
por cada rincón

Los ratones corroen


el lugar más húmedo,
creado por los fríos
de las lluvias.

El calor de la estufa,
quema los chalecos
Al final, junto a las cenizas,
ninguna de estas posesiones,
tenía un valor verdadero.

-22-
Altas las ramas

se despliegan a los cielos


Termina el invierno,
ninguna hoja, ningún brote

Altas las ramas,


caen resquebrajadas
Tormentas infértiles
bajo nubes vacías

En lo profundo del bosque,


sólo es posible escuchar
el crujir de los troncos
Tierras, rocas, árboles desnudos

Cafés, grises, cafés.

Avanzada la noche,
los cielos purpurean
Las raíces expectantes,
abandonan su letargo.

-23-
Animita

Todos los días paso junto a la animita que está frente a la rotonda. Casi siempre me quedo
mirándola, pensando en otra cosa. Es blanca, pequeña, sin adornos por dentro. Sólo queda el
espacio donde alguna vez ardieron las velas.
Cuando chica mi mamá decía que estaba ahí por un niño que atropellaron al cruzar la calle solo.
En ese entonces siempre había flores y peluches. Me sentía extraña al verlos ahí, siempre sucios,
siempre solos. Algunos eran bonitos y quería llevármelos, pero algo se me retorcía en el estómago al
pensar en esos peluches sentados en mi cama. Peluches que todo el día reciben miradas de los que
pasan, ¿acaso se sentirían satisfechos con sólo mi mirar?
No podía dejar de pensar en que el niño estaba enterrado ahí. Sus huesos pequeñitos entre la tierra,
asomándose entre los pastos. Mi mamá me decía que esa no era su tumba real, sino que el lugar
donde murió. Pero esta información no disminuía la inquietud que sentía al pasar a su lado. Ya no
quería mirar los ojos negros de los peluches, sabía que ellos esperaban los míos reflejados en los
suyos. De allí hasta grande siempre al cruzar la calle le apretaba fuerte la mano a mi mamá.
Desde entonces, la animita sigue vacía, las estaciones pasan y dejo de pensar al cruzar la calle. Es casi
un reflejo, al igual que los trayectos al salir de mi casa.
Era septiembre. Una tarde al doblar la esquina me encuentro con el resplandor de veinte o treinta
velas encendidas. La vereda vacía, los autos pasan en una rotonda que no se detiene.
Transcurren los días y las velas siguen encendidas, la cera se acumula formando una capa sólida por
alrededor de la animita. Se le suman flores, juguetes pequeños y sin embargo, sigo sin ver que nadie
se acerque a colocarlos o rezarle. Al igual que el resto de personas que pasan por esta vereda, la
curiosidad sólo dura los pocos segundos que me demoro en doblar la esquina.
Salgo atrasada y veo de soslayo entre las velas una pequeña fotografía enmarcada que me devuelve
la mirada. Era un hombre joven, serio. Durante el día, su rostro me queda rondando en los
pensamientos. Ya de vuelta, me acerco simulando indiferencia, veo que han puesto una placa.

1957 – 1986

Me sorprende la ingenuidad de haber creído por tanto tiempo que era la animita de un niño. La
tumba pequeñita ahora parece un homenaje. Un recuerdo latente que había sido olvidado por
tanto tiempo, de pronto, vuelve a la memoria.

-24-
Heridas que no cierran

Me hallo en la cicatriz de mi palma, presente con cada gesto


Es imposible borrar el ardor que recae entre las líneas
Mi madre dice que nací con esta herida. Siempre abierta, palpitante
Tuve que aprender a escribir con la mano izquierda aunque soy diestra
Rehúyo las miradas. La exposición constante del interior
Un tajo abierto me separa en lugar de acercarme al resto
Mi infancia son sólo basureros llenos de vendas, un olor húmedo en el ambiente, la amenaza de la
putrefacción
Veranos calurosos, pegajosos. El espantar mosquitos que me rondan
Las ventanas con las cortinas corridas, ir dejando pellejos en cada rincón, hacer laberintos de mis
pieles grises
Pasarme a llevar por las noches, las sábanas manchadas de un líquido amarillento
Automatizar el dolor que no cierra
Me han cocido, intentado esconder mi carne viva
Pensaba a veces en cortarme la mano, arrancarme el brazo
O agrandar incluso más la herida, tirar de los bordes, sumergirme en la sangre
Darme vuelta la piel, quedar completamente expuesta
Ser sólo una herida
Ya no ocupo vendas, no me escondo en piezas oscuras
El corazón late más fuerte en mi herida.

-25-
Jose del Carmen

Nací en abril del 88, al costado del río que pareciera ir contra su propia corriente.
Viví junto a mis padres hasta los tres años, tal como ellos, otrora, vivieron junto a
los suyos. Fue entonces que me vi declamando poemas en un internado de
menores, Ciudad del Niño, esa fue mi verdad durante 7 años; jugar a la poesía
como quien juega a las escondidas con los padres que nunca vuelven.
Luego salí. La básica la hice en una escuela-gallinero que llevaba el nombre del
famoso poema, la enseñanza media, en tanto, la hice en un liceo técnico que
llevaba el nombre del presidente que proscribió el partido político del famoso
poeta.
Entré a la U pero no era lo mío, por lo que egresé dos veces de desertor (desertar
de la universidad también es titularse de algo). Salí de la U, y tampoco, no era lo
mío. Nada era lo mío. Ni el presente ni el futuro. Ni el trabajo ni la casa. No así la
poesía, nos acompañábamos como un perros cartoneros, igual de huachos, igual de
río que parece retroceder cuando avanza; la poesía estuvo cuando nadie más pudo;
me sopló al oído, me langüeteó la mano, me apadrinó / que te apadrine la poesía
es como que te apadrine la orfandad. Yo correspondí al cariño. Si hubo algo que
me cautivaba de la poesía es que los libros eran cortos, era posible terminarlos.
Desde ahí escribo: del huacho que sabe reconocerse en la mirada de otro huacho.

-26-
LISTA RETAIL

Refundar
Reincidente
Reinado
Robo
Rabia
Reconquista
República
Repudio
Rebaño
Destierro
RAE
Reo
Río
Barro
Berro
Birra
De repente
De penterre
Ripio
Rastrillo
Carretilla
Carreta
Arriero
Arriendo
Horrible
Terrible
Tirria
Entierro
Inri
Resabio
Resaca

-27-
Rescata
Arrasar
Chorro
Churro
Rojo
Marx
URSS
Raskólnikov
Ruido
Razón
Rugir
Revelarse
Ramiro
Ramón Ramón
Ramona Parra
Resistir
Resurgir
Resarcirse
Restos
Rostros
Ritual
Tierra
Arrastrarse
Resignación
Rendirse
Realidad
Marraqueta
Parta
Rifa
Barrio
Plaza Recreo
Remodelar
Rememorar
Remecer
Remedio

-28-
Roto
Rata
Rati
Reculiao
Revólver
Reclamo
Réclame
Radio AM
Random
Rasca
Recina
Arrebato
Arrogante
Amarre
Arrimar
Amurrar
Aborrecer
Aberración
Guerra
Terror
Horror
Rancio
Radical
Fierro
Hierro
Perro
Porro
Parra
De Rokha
De Rokha Winett
Parra Violeta
Run Run
Ruega por nosotros
Prrr Prrr
Hasta la Derrota

-29-
RIP
RAP
Cuenta Rut
Ruina
Repugnancia
Remordimiento
Resentimiento
Revuelta
Resiliencia
Honra
Raíz
Retorno.

-30-
CADÁVER DE UNA LAPICERA AZUL

Sobre la mesa
el cadáver del mantel
Sobre el mantel
el cadáver de la panera
Sobre la panera
el cadáver de una lapicera azul
por si viene a verla la hija de su hija
a quien tanto le gusta ir anotando
cosas en su libreta
Teresa del Rosario / la luz de sus ojos
la misma que iba a nacer, decía
sobre su cadáver

-31-
PORNO CASERO

Me tira el porno casero


el ladrillo fiscal a la vista
las grietas que no cicatrizan
la humedad reseca en el techo
/con forma de continente saqueado

Eso es lo que me gusta


las sábanas del rey león
los postes de Camilo Sesto
los diplomas escolares del hijo
/que siempre se está yendo de la casa

Ese porno me toma


el de la derrota
donde el celular se cae pero no la escena
y los cuerpos desaparecen
y aparecen los ruidos
voces frotándose entre las sombras
y ya nada queda / y ya nada queda
más que el grito pelado
de algún familiar llamando a la mesa.

-32-
Sofía Gaete Bello

Chilena, estudiante de Fonoaudiología, dibujante y escritora aficionada. Nací un


día de verano frío de 1999, en Santiago. Siempre me llamó la atención la cultura
oriental. Desde que tengo memoria.
Empecé a escribir historias e interpreto personajes desde el 2012. No he parado
desde ese entonces, creando mis propios mundos de cotidianidad mezclado con la
naturaleza y la fantasía.
Me gusta el anime y el kpop, como también disfruto hacer análisis y crítica a
temas sociales y políticos, desde una perspectiva feminista.

-33-
Jardín de infancia

Veo a mi padre en el jardín. Jardín que en mi infancia corría a través de las plantas. Plantas
silvestres y pomposas, crecen incluso en las baldosas.
Ahora que vivo con mi señora, visito de vez en cuando a mi padre. Siempre lleva una chupalla para
protegerse del sol.
Las fibras de ese viejo sombrero son tan ancianas como las manos de mi padre. Manos tan ásperas
como las recuerdo, cuando yo era un niño.
Los dientes de mi padre siempre rechinan cuando no encuentra frutas en sus árboles. De hecho,
puedo escuchar ese rechinar característico de él, desde la lejanía. Sin embargo, en vez de ponerme
ansioso como lo hacía antes, ahora me produce una felicidad inmensa ver a mi viejito de pie, en
medio de esa vegetación eterna. En medio de esas flores que adornan nuestro patio. Expresan en
sus pétalos los recuerdos del pasado, presente y futuro.
Ya espero comentarle a mi padre
que mi mujer paciente, riega un pequeño retoño de amapola, en su interior.
El retoño jugará y regará pronto el jardín.

-34-
Vida efímera

Pareciera que está todo escrito


en esa historia al que llamamos vida
Esa vida que comienza con gusanos
que recorren por las finas raíces
de los cerezos abandonados


Miles de ojos observan

la salida de aquellos buzos de tierra

Dejan miel a su paso

Los insectos

desde arañas hasta escarabajos

se enredan las lenguas

cada vez que ven

a los buzos agusanados


En los sueños

todo está escrito

Aquellas babosas sólo tienen

dos destinos

ser mariposas de radiantes colores

o ser un montón de moscas
volando sobre las podredumbres

La pena de esos miles de ojos es

inevitable

aunque fuesen mariposas o moscas

la llegada del atardecer se acerca más y

más

El sol es dueño de aquellas agusanadas

criaturas

Duermen en un saco fino de seda

tejido con sus propios colmillos


Esperan sus destinos

-35-
Ya al mediodía
un día de primavera
La mitad de sus exploradores de tierra
lucen sus alas
mientras el resto de ellas observan

con sus ojos enormes

todo alrededor

Incluso sus propias almas

Emprenden el vuelo

Los insectos se acercan a la ciudad

sus emociones bailan

la tarde se avecina a paso apresurado

Se acerca a la muerte


Tanto las moscas como las mariposas

cumplen al pie de la letra

con este escrito

Escrito llamado instinto

instinto que da vida

a criaturas que caben
en una diestra humana

Con los vientres llenos de huevos

los abandonan en la tierra

tierra que los maternará

como lo hizo con sus ancestros



Al igual que pasó con ellos

tuvieron una vida efímera

como hermanas

las moscas y mariposas enfrentan el final

de sus días

saboreando con sus lenguas

los últimos rayos de la melancolía

-36-
Recuerdos de un corazón moribundo

En el agua cristalina
veo el reflejo de mi corazón
corazón que lame los recuerdos
recuerdos del pasado
recuerdos de mi corazón
recuerdos buenos y malos

Malos son mis recuerdos


miel derretida quema mi piel
Piel sensible y tersa

Mi piel, considerada, me protege del mundo


cruel por las desgracias que ocurren en el mundo
desgracias de color blanco
blanco es muerte

Muerte blanca
blanca
como la goma de mi lápiz
dispuesta a borrar esos recuerdos
de mi corazón
corazón que late y late Muerte es una línea dentro de mi vida.

-37-
El invierno marmolado

El invierno desciende como gotas de agua. Estas gotas de agua, al llegar al suelo, se cristalizan,
formando figuras de hielo. El hielo canta la llegada de aquella estación fría, acompañado de aquel
viento de color blanco, que congela hasta el alma.
Las figuras de mármol cristalino en plena calle pasan desapercibidas por los seres humanos. Ellos
buscan con esmero la armonía del calor en lo poco que tienen puesto, y oler con sus cuerpos la
dulce fragancia del deseado abrigo. Realmente no esperaban que la temporada fuese tan fría.
Las flores con sus pétalos de cristal adornan las ramas desnudas de los árboles, árboles que han visto
cómo pasan estaciones, años, desvestidos en invierno y abrigados en verano. Qué gran ironía.
Saborean y lloran la caída de sus hojas. Se pudren en la tierra fértil y húmeda, tierra que da vida y
que pisamos todos los días.

El cielo se vuelve camaleónico mientras cae la tarde, y se vuelve frío, más frío, el vaho sale de los
ojos de quienes esperan la micro para llegar a casa. Quizás esté llena y les queme los oídos, pero
podrán saciar el hambre de la armonía del calor.

-38-
Ciudad bajo la lluvia

Esperas la luz verde


Esperas que la luz roja
deje de estar
encendida en el semáforo

Ves los autos pasar


bajo el paraguas verde
Paraguas verde acoge
a las gotas de lluvia
lluvia que moja mis calles

Calmo las lágrimas


de un cielo desconsolado

La gente camina por mis calles


calles llenas de luces de neón
calles donde crecen árboles
de luces radiantes
de vestidos floreados

En la cálida noche de lluvia.

-39-
Que parezca viva

Yo miro
desde una cámara
una cámara con lente
lente mira a la nada
lente de color ceniza
cenizas surgen del recuerdo
recuerdos de melancolía
recuerdos de infancia
infancia que
la persona de la foto
teme al ver el reflejo

Temor ¿qué es eso?


dicen que todos lo tienen
Es algo común y corriente

Normal ¿qué es normal?


lo normal hace que seamos
figuras de ceniza
soldaditos de plomo
iguales, iguales según la norma impuesta
por algunos
algunos quieren que seamos
todos iguales
Seres sin rostro

Las ojeras color gris ceniza


reflejan cansancio
Tienen por soportar esta norma
Norma ha hecho que su infancia
su escolaridad, tenga más sombras que luces,
sombras color amarillo

-40-
Las sombras amarillas
tienen sonrisas maliciosas
sonrisas crueles ante el petirrojo herido
ante el gorrión con ala rota
ala rota como llaman a los raros

Los labios tratan de expresar calma


la poca felicidad en una situación en particular
o muchas situaciones a la vez
que causan esa felicidad
¿Qué es felicidad?
Es más que ausencia de tristeza
¿Qué es tristeza?

Tristeza de una niña de enseñanza básica desconsolada, desconsuelo de una infancia que fue y
sufrió la crueldad de sus pares, la ausencia de un padre que mencionaba su amor, pero no te
llamaba, el cansancio silencioso de una madre que te da todo a pesar de las adversidades y una
hermana que es compañera de esa realidad.
¿A dónde va esa memoria? / ¿Esa memoria es hoy?

-41-
Talleristas

La memoria de las líneas, prólogo........................................................................................................3


Gabriela Cedeño....................................................................................................................................4
Manuel Espinoza...................................................................................................................................9
Carla Carrillo Cordovez......................................................................................................................14
Fernanda Leiva.....................................................................................................................................20
Jose del Carmen...................................................................................................................................26
Sofía Gaete Bello..................................................................................................................................33

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