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(Revisión hecha por MV José Santos Tolosa Palacios y MV Hernán José Lovera)
1.- Introducción.
Las miasis han sido definidas “como las infestaciones de los hombres y vertebrados vivos por larvas de
dípteros, las que por lo menos durante un cierto período se alimentan de sus tejidos vivos o muertos,
sustancias líquidas corporales, o ingieren alimentos de los huéspedes”.
Los vertebrados usualmente involucrados son mamíferos, aves, anfibios y reptiles, pero también se ha
informado de un caso en un pez. Estas afecciones tienen todavía un impacto económico mucho mayor en
los animales que en el hombre.
2.- Clasificación.
Las diferentes formas de miasis han sido clasificadas en dos formas: la primera, en términos anatómicos,
según la parte del cuerpo del huésped que es infestada, lo que proporciona una base adecuada para llegar
a un diagnóstico práctico a través de la identificación morfológica de las especies de larvas actuantes. La
segunda, en función de parámetros parasitológicos, y se hace de acuerdo a los tipos de relaciones parásito-
huésped, lo que da una comprensión mejor de la biología de las moscas, como también constituye una guía
útil para diseñar los tratamientos preventivos y curativos, además del conocimiento de las evoluciones de
los hábitos de ambos socios.
Según la ubicación anatómica en los huéspedes las miasis se han clasificado como:
a) Miasis cutáneas o ulcerosas. Afectan la superficie del cuerpo del animal. Los dípteros son atraídos por
las heridas frescas y el olor de la sangre.(Cochliomyia hominivorax)
b) Miasis subcutáneas o furunculosas. Las larvas penetran la piel intacta (Dermatobia hominis)
c) Miasis cavitarias (Penetran por los ollares para instalarse en los cornetes (Oestrus ovis)
d) Miasis orgánicas o gastrointestinales. Las larvas entran al organismo ubicándose en el tracto digestivo
(Gasterophilus spp).
Adaptando la clasificación parasitológica, se consideran tres grupos de especies productoras de miasis:
parásitos obligados que se desarrollan en huéspedes vivos específicos, y parásitos facultativos, que pueden
desarrollarse tanto en tejidos vivos como en materia orgánica muerta.
De acuerdo a los hábitos alimenticios, las miasis se han clasificado como:
a) Miasis Biontófagas: (Parásitos obligados) Se alimentan de tejidos vivos. (Oestrus ovis).
b)Miasis Necrófagas: (Parásitos facultativos) Se alimentan de tejidos muertos (Sarcophaga spp.
c) Miasis Necrobiontófagas (Parásitos facultativos) Se alimentan tanto de tejidos vivos como muertos.
(Chocliomyia spp)
1.2. Morfología.
Se trata de una mosca grande, la hembra mide aproximadamente 12 mm de largo, es gruesa, de cabeza
grande y muy marcada, los ojos son rojizos y con un aparato bucal muy reducido ya que no se alimenta en
el medio exterior; El tórax es de color azul oscuro, con un vello grisáceo y el abdomen es ancho y corto, de
color azul brillante.
Las larvas parasitarias se distinguen fácilmente por estar contenidas en un grueso tubérculo en la piel. Son
claviformes, adelgazadas hacia la extremidad posterior. La larva 1 es pequeña; la larva 2 tiene un aspecto
muy particular con una extremidad anterior marcadamente ensanchada y una posterior sensiblemente más
fina, y la gran larva 3 el tamaño varía entre unos 1,7 cm hasta 2 cm.
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1.000 huevos y los deposita a una tasa de uno por segundo. Los huevos son puestos uno al lado del otro, a
lo largo de su eje mayor, usualmente en un lado del abdomen del insecto transportador. Están fuertemente
adheridos por una sustancia cementante que no pierde su integridad por más de 50 años (observaciones de
huevos mantenidos en museos), y además están fuertemente adheridos unos con otros. Esta combinación
de huevo- huevo y huevo-forético incrementa la posibilidad de que ellos permanezcan adheridos e
incrementan la rigidez de la masa total. Todas estas características reflejan la notable adaptación del
parásito para llegar a sus nuevos huéspedes especialmente a los bovinos.
El período de incubación de los huevos es de 4 a 6 días; su color blanco indica que han sido depositados
recientemente sobre el forético y luego se tornan carmelitas a medida que el período de incubación se
completa; a mayor temperatura la incubación es más corta. El tipo de portador debe tener alguna relación
con el período de incubación, los con gran capacidad de vuelo, ágiles, dinámicos ofrecen mayor posibilidad
de un corto período de incubación que aquellos lentos y poco capaces de volar. Mientras más corto sea el
período de incubación hay mayor posibilidad de que las larvas lleguen a los animales huéspedes.
Luego de la incubación y cuando el forético se encuentra sobre un animal susceptible de parasitar las larvas
abandonan la celda del huevo, descienden sobre la piel y activamente se introducen bajo la misma; estas
larvas son de unos pocos milímetros de largo. En el tejido subcutáneo del animal afectado comienza el
crecimiento y un desarrollo lento dentro de un nódulo que se comunica con el exterior mediante un
pequeño orifico que sirve para la provisión de aire.
La larva 1 va creciendo hasta que se transforma el larva 2 y posteriormente, ésta muda a larva 3 la que
toma un tamaño grande. La Larva 1 crece por unos cuatro días y luego comienza su muda. La larva 2
también incrementa su tamaño hasta alrededor de dos semanas del período parasitario; luego muda a
larva 3 la que también crece hasta el final de dicha fase, entre los 35 y 50 días desde la invasión, de tal
manera que la etapa parasitaria dura entre 5 a 7 semanas y se desarrolla completamente en el tejido
subcutáneo.
Coincidiendo con el final del estadio de larva 2, los nódulos comienzan siendo distinguibles notoriamente, y
esto sucede alrededor del día 16 post infestación. Es decir, que en todos los casos en que se encuentran
nódulos evidentes, la parasitosis correspondiente tienen más de dos semanas de evolución. Cuando las
larvas adquieren su máximo desarrollo y son grandes y bien quitinizadas, se preparan para dejar al animal;
el orificio respiratorio se agranda e inician su recorrido activamente hacia afuera ayudadas por las coronas
de ganchos que rodean su cuerpo. Las larvas prefieren abandonar a los bovinos en la mañana muy
temprano, cuando la temperatura es más baja o cuando se encuentran en la naturaleza el menor número
posible de enemigos. Caen al suelo para pupar algo introducidas en las capas superficiales del mismo.
El período de prepupa, dura 24 a 48 horas. Se inicia al salir las larvas del animal y caer al suelo, allí escogen
el lugar apropiado para penetrar en la tierra y luego convertirse en pupas. El estado de prepupa es crítico
pues, en este momento, los enemigos naturales que tienen pueden entorpecer el ciclo (bacterias, hongos,
moscas, hormigas, ratas, otros roedores y aves de rapiña). Después el parásito entra al estado de pupación
que también necesita condiciones de humedad y temperaturas apropiadas. Los terrenos sueltos y arenosos
son más propicios para una buena pupación que los terrenos arcillosos. Este estado dura 32 a 42 días
durante las épocas más favorables, que depende de las temperaturas externas y condiciones
microclimáticas. El ciclo en total abarca unos 4 meses.
1.5. Epidemiología
En la epidemiología de D. hominis participan factores relacionados a la bioecología de la propia mosca y la
de los foréticos. Desde el punto de vista de la reproducción del ciclo, los foréticos más eficientes son los
altamente zoófilos, mansos, diurnos y de talla media. Normalmente los más adaptados a la transmisión de
este ciclo son los atraídos por los exudados de las propias lesiones de la ura. Morrelia pruna
(Sarcopromusca pruna) ha sido diagnosticada como una de las más eficaces en la transmisión de esta miasis
en las zonas subtropicales. Esta pequeña mosca se nutre con alta frecuencia de los exudados de los
nódulos. Los mosquitos normalmente llevan poca carga de huevos.
Se han reconocido más de 60 especies de foréticos. Los más importantes podrían ser Sarcopromusca pruna,
Stomoxys calcitrans, M. domestica, Fannia spp, H. irritans, Anopheles spp., Simulium spp., Aedes spp., Culex
spp., Cochliomyia spp., Chrysops spp.
El ecosistema necesario para su presencia y reproducción es el de zonas arbustivas y cerca de cursos de
agua. En algunas áreas brasileras y colombianas el 100% de los establecimientos rurales tienen D. hominis
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durante todo el año. Las temperaturas altas y la lluvia favorecen a la actividad de la mosca y la de los
foréticos. Cuando se ingresa una hacienda limpia a zonas de D. hominis normalmente comienzan a verse
nódulos en los animales unos 18 a 20 días después de ingresada, suponiendo que el ataque de los foréticos
e invasión de larvas en el subcutáneo se haga enseguida del ingreso.
El sitio de la localización de las larvas sobre los animales depende más de los hábitos del transportador que
de las larvas en si mismas. Los que son lamedores se posan sobre heridas o lugares donde hayan
secreciones teniendo así la oportunidad de descargar allí las larvas. Los picadores se pueden posar sobre
cualquier lugar del animal para depositarlas allí. Hay varias publicaciones que demuestran que la cantidad
de nódulos existente sobre un animal, es mayor en el lado izquierdo que en el derecho y esto es atribuible
al hecho que durante el proceso de la rumia los bovinos descansan sobre su flanco derecho, lo que lo
protege del ataque de los foréticos. También se ha señalado que los lugares que quedan fuera del alcance
de los movimientos de la cola, son los más parasitados.
Los bovinos de color oscuro siempre tienen mayor cantidad de larvas que los de color claro. En animales de
color blanco y manchas negras bien definidas, como las de la raza Holstein la infestación es mayor en las
zonas negras de la piel. También en las explotaciones bovinas es más común encontrar larvas en los
machos que en las hembras. La cantidad de larvas en los bovinos depende de la raza, del color y de la edad
de los animales, también del tipo de huésped forético que predomine en la zona. El grado de
susceptibilidad de las razas bovinas indica que la Cebú es muy resistente y Holstein y Brown Swiss
altamente susceptibles.
La cantidad de Dermatobia también depende del estado de limpieza de las praderas; cuando se tienen
praderas libres de malezas hay menos larvas en el ganado. La proximidad a los bosques y matorrales
aumenta la cantidad de larvas, así como la época lluviosa. La temporada seca, aunque acorta ligeramente el
periodo de pupación, no favorece la vida de los adultos, que en estas épocas secas salen muy poco a los
potreros libres de malezas y se refugian en las áreas de bosques.
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todavía se usan los tratamientos tópicos con estos compuestos. Por otro lado, los fosforados utilizados en
forma sistémica por vía oral o inyectable como trichlorfon han sido útiles. En la actualidad cuando se les
quiere añadir un efecto de repelencia frente a los foréticos se han combinado para uso externo
compuestos organofosforados con piretroides sintéticos. También el momento presente, es muy común el
tratamiento curativo sistémico con drogas de efecto ectoparasiticidas, como el closantel, la ivermectina y la
doramectina.
El Closantel, droga salicylanilida, ha sido encontrada como efectiva contra D. hominis. En el país,
Lombardero y Luciani, informaron el año 1978 que una sola dosis de Closantel a 10 mg/kg, producía una
reducción del 95 al 100% del parasitismo por larvas de este parásito. Experimentalmente la droga aplicada
a la dosis de 8 mg/kg, vía intamuscular (1 ml = 50 kg), mostró un efecto residual pare prevenir el desarrollo
de larvas infestantes durante un período de tres semanas. Las lesiones en los animales tratados cicatrizan
usualmente en unos pocos días después del tratamiento.
La ivermectina al 1% con dosis de 200 g/kg asegura además una protección contra la reinfestación de
unos 20 días. En ensayos realizados con doramectina se evaluó su eficacia terapeútica y persistencia. La
droga se aplico a terneros a razón de 200 g/kg de peso vivo (1 ml por 50 kg) por vía subcutánea. A las 48
horas post tratamiento los animales tratados tenían una reducción significativa del número de nódulos
larvarios comparados con los que tenía el día 0 (74%). La eficacia se incremento al 95% al día 4 post
tratamiento y llego al 100% en el día sexto. En cuanto a los estudios de la eficacia de persistencia, las
inyecciones de doramectina previnieron el desarrollo de nódulos cuando las infestaciones fueron inducidas
a los 21; 28 y 35 días post infestación. Las observaciones hechas a los 6; 12 y 18 días post infestación, y que
corresponden con el desarrollo esperado de los estados larvarios uno, dos y tres, respectivamente, fueron
siempre negativas en los animales tratados.
Los tratamientos preventivos se hacen fundamentalmente en base a piretroides sintéticos por tratamiento
externo los que demuestran una alta acción de repelencia por contacto; se corta así el ciclo por medio del
control del forético, los que no llegan a depositar las larvas sobre los huéspedes. Las drogas más usadas en
bovinos comprenden la deltametrina, cipermetrina, flumetrina e alfametrina. En ensayos realizados en el
Argentina por Romano y col, se demostró que la aplicación de flumetrina al 1% pour-on mató la larvas de
Dermatobia hominis hasta 22 días después del tratamiento y previno nuevas reinfestaciones por otros 12
días. Los autores estiman que repitiendo el tratamiento cada 40 a 45 días es posible el control de
Dermatobia hominis durante la estación endémica y actuar también sobre otros parásitos como Boophilus
microplus y Haematobia irritans.
En un brote de enfermedad, si no es imprescindible el tratamiento uricida que provoque una rápida
limpieza de larvas, normalmente se corta el ciclo y la reaparición de nuevos casos, con tratamientos
repetidos de piretroides sintéticos. Las larvas existentes en el momento del primer tratamiento van
desapareciendo, por terminación de su ciclo biológico en un plazo de 15 a 25 días. A los animales más
parasitados pueden hacerse tratamientos uricidas puntuales.
Las caravanas insecticidas con la incorporación de ingredientes activos organofosfarados o piretroides
sintéticos son útiles pues aseguran la presencia de insecticida sobre la piel durante tiempos prolongados;
esto impide la invasión de larvas desde los transportadores.
2.2. Morfología.
Los adultos miden 10 a 15 mm de longitud; su cuerpo es de color verde azulado con tres bandas
longitudinales en el tórax. El rostro y los ojos son de color marrón naranja. En cuanto a las larvas su tamaño
varía de 1mm al nacimiento hasta unos 15 mm de longitud que poseen cuando completan su maduración.
Las larvas de tercer estadio de C. hominivorax tienen una característica perceptible a simple vista que las
diferencia de otras especies, ya que los troncos traqueales son visibles a través de la superficie dorsal
posterior mostrándose como dos formas rectangulares, oscuras y alargadas que se extienden desde el
extremo posterior de la larva hasta algo menos de la mitad del cuerpo.
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2.3. Huéspedes afectados, distribución geográfica e importancia económica.
La presencia de C. hominivorax constituye una amenaza constante para la producción del ganado vacuno
en Latinoamérica, donde esta mosca es endémica y es la causa más importante de miasis primaria en el
ganado. Afecta a la industria ganadera de varias maneras: En primer lugar el daño directo del parásito
disminuye el valor de los cueros, segundo, las moscas adultas depositan sus huevos en la piel previamente
dañada por garrapatas, mosca de los cuernos (Dermatobia hominis) y complica aún más los serios
problemas que originan estos ectoparásitos y tercero la incidencia de ese parásito en épocas específicas del
año, ha forzado en algunas regiones a modificar prácticas de manejo tales como las pariciones,
castraciones, etc. a épocas del año en que este díptero es menos prevalente.
En el país todavía no han sido cuantificadas las pérdidas económicas que ocasiona esta miasis, pero se sabe
que en las provincias de Corrientes, norte de Santa Fe, Chaco y Formosa, representa una de las causas
principales de un notable atraso en el desarrollo de los terneros.
Esto se debe a que la esta bichera afecta la región umbilical causando onfaloblebitis, el ternero se separa
de su madre y, por falta del estímulo de la succión, disminuye notablemente la producción lechera. El
ternero así afectado puede sobrevivir unos 20 días aproximadamente, y si se cura y vuelve a encontrar a su
madre, ésta ya no tiene leche o tiene muy poca; entonces para sobrevivir se alimenta con pasto y con esto
puede ingerir larvas de parásitos gastrointestinales y/o pulmonares de manera muy prematura.
El principal impacto económico a corto plazo de esta miasis en la industria ganadera lo demuestra no sólo
la mortandad de los animales, sino también el costo de la profilaxis y tratamiento de las heridas infestadas.
Este díptero es de la mayor importancia como bichera del ganado, necesita de una continúa y costosa
vigilancia, tratamiento y control.
La distribución de esta mosca, conocida también como gusanera, bicheira, gusano barrenador, o mosca
tornillo, abarca una amplia zona de todo el continente americano. Se extiende desde los estados del sur de
EE.UU, a través de América Central e islas del Caribe hasta el norte de Chile, Argentina y Uruguay.
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Los adultos emergen del suelo dispersándose rápidamente durante los dos primeros días. El macho se
aparea a partir de las 24 horas de nacido momento en que ya maduro sexualmente. La hembra en cambio,
recién al segundo o tercer día es capaz de recibir al macho y lo hace una sola vez. Cuatro días después del
acople y una vez que la hembra encuentra a un huésped apropiado, está en condiciones de depositar los
huevos. La hembra vive aproximadamente de 3 a 4 semanas.
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detectar los animales “embichados” y proceder a la aplicación de un curabicheras. En este procedimiento
intervienen la habilidad del hombre para descubrir la infestación y la eficacia de la droga aplicada, cono
factores determinantes del éxito del tratamiento.
Para el control de ésta miasis cutánea se usan los así llamados ”Curabicheras” que pueden presentarse en
forma de polvos, líquidos, en aerosoles o pomadas, y idealmente deben tener las siguientes propiedades:
(1) Efecto parasiticida instantáneo o sea matar las larvas presentes y para ello se usan en la formulación
insecticidas organofosforados y piretroides sintéticos.; (2) Efecto repelente por el mismo insecticida que
contiene la formulación o eventualmente con el agregado de aceite de pino y sus derivados; (3) efecto
expelente: se considera como tal el poder de un curabichera de sacar las larvas del interior de una herida
hacia la superficie; (4) Efecto cicatrizante que se obtiene agregando a la formulación óxido de zinc o suero
equino; (5) Efecto bacterícida que se obtiene agregando a la formulación sulfonamidas o antibióticos.
Las drogas endectocidas, como la ivermectina y doramectina, han sido ensayadas con éxito ya sea con fines
curativos y prófilácticos.
La eficacia persistente y la acción profiláctica de la doramectina contra este díptero es atribuida a su
eficacia intrínsica y se sustenta en su perfil farmacocinético. Así la doramectina se pone en contacto con la
larva del parásito durante la exudación de líquidos en la formación del tejido normal granulomatoso de
reparación, como parte del constituyente plasmático del proceso inflamatorio.
Idealmente el control medicamentoso de esta miasis debería ser fácil de aplicar en un rebaño y lo que es
más importante, ser capaz de prevenir el establecimiento de larvas en las heridas no infestadas. Este efecto
protector debe persistir frente a nuevos ataques. Debido a que los adultos de C. hominovorax
generalmente no vuelan a grandes distancias, la prevención de los ataques durante los picos de incidencia
del parásito podría llevar a una protección estacional prolongada. La acción profiláctica de la doramectina
contra este agente, podría usarse como tratamientos preventivos antes del parto, castraciones, descorne y
otras prácticas de manejo que resulten en heridas abiertas, entonces muchas prácticas de manejo podrían
realizarse sin temor a las consecuencias negativas que ocasiona este parasitismo.
3.2. Morfología.
Los adultos son muy difíciles de observar. Se trata de una mosca pequeña de 10 a 12 mm de largo, con
pilosidad corta y poco visible. La cabeza es grande y abombada con antenas amarillentas, los ojos
relativamente pequeños. El aparato bucal está atrofiado, lo que suprime toda posibilidad de alimentarse.
El tórax tiene un color gris azulado, con bandas longitudinales parduscas, poco definidas y numerosos
gránulos negros brillantes y muy pequeños y el abdomen oscuro amarillento con reflejos.
Las larvas de tercer estado son mucho más grandes que las L2, midiendo entre 20 a 25 mm de largo por 8
mm de ancho, y el cuerpo aumenta progresivamente hacia atrás. Inicialmente son translúcidas y blancas,
luego son amarillentas y cuando maduran toman una coloración marrón claro.
En cuanto a la pupa presenta una superficie negra y lustrosa con numeroso pliegues resultantes de la
desecación del tegumento de la larva y mide 15 mm de largo.
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infestados y los informes indican mermas productivas que van entre 1,1 a 4,6 kg de carne, de 200 a 500 g
de lana y hasta un 10% de leche. En varios países la prevalencia de esta miasis alcanza hasta el 100% de los
animales de un rebaño, y hay aseveraciones de que por lo menos una vez en su vida, todos los ovinos han
sido parasitados por O. ovis. Hay informes que dan cuenta de casos mortales en ovinos que son
introducidos en zonas endémicas sin haber tenido contagios previamente
3.5. Epidemiología.
La epidemiología de O. ovis está condicionada fundamentalmente por los factores climáticos, entre los que
se destaca la humedad, pero sobre todo la temperatura, que incide de manera decisiva tanto en los ciclos
exógeno y endógeno del parásito.
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b) Efecto de la edad
La edad de los huéspedes es muy importante y se han recuperado hasta siete veces más larvas en corderos
que en ovinos de más de un año de edad. Los animales más viejos tienden a producir mayor cantidad de
mucus el que actúa como una barrera física frente a la actividad de las larvas, que además, son más
susceptibles a los microorganismos inhalados que parecen actuar como patógenos para ellas.
e) Estudios generacionales
En el año 1973 se pudo
demostrar la existencia de dos
generaciones anuales. La
primera generación es
relativamente breve. Los
adultos emergen en
diciembre, copulan y
depositan las larvas durante
unos pocos días. Estas larvas
llegan a ser L3 maduras en
Enero y Febrero, caen de sus
huéspedes y pupan y aparece
la segunda generación de
adultos. La segunda
generación de larvas madura a
una velocidad menor que las
Esquema del ciclo anual de Oestrus ovis
de la primera generación,
llegando a ser maduras al final
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de Agosto y Septiembre. Estas larvas maduran, caen al suelo y pupan. Estas pupas permanecen dormidas
hasta la primavera y comienzan a emerger como primera generación de adultos en Diciembre.
Dependiendo de las condiciones climáticas, puede haber alguna superposición de generaciones año a año.
3.6. Patogenia
Los mecanismos patogénicos de las larvas durante su fase parasitaria se pueden agrupar bajo los siguientes
aspectos:
a) Acción irritativa
Es provocada por los ganchos bucales y las espinas corporales sobre las mucosas nasales y sinusales, que
determinan la aparición de un proceso reactivo de naturaleza catarral. Tales procesos son particularmente
importantes durante la fase de migración y algo menor durante la fase de localización definitiva. Durante el
período de transformación de las larvas, lo que lleva aparejado un incremento del tamaño y eliminación de
la muda, se inicia nuevamente en la mucosa un catarro nasal y sinusal de tipo agudo, con abundante
secreción de tipo seroso, seromucoso, mucoso o purulento. El incremento del tamaño de las larvas provoca
acciones mecánicas, de naturaleza obstructiva sobre los orificios sinusales que impiden el drenaje y
limpieza de los senos, causando fenómenos un fenómeno de retención y acumulación de las ecreciones, y
en consecuencia la aparición de sinusitis.
b) Acción inoculatriz
Se debe tanto a un incremento del tamaño de las larvas, como a la presencia de L 3 maduras, las cuales por
tener un tamaño superior al del conducto del drenaje, son incapaces de abandonar la localización y
permanecen alojadas en los senos, provocando un taponamiento con retención sinusal, que favorece la
colonización secundaria de gérmenes y da lugar a la aparición de sinusitis crónicas purulentas,
acompañadas frecuentemente de olor fétido.
c) Acción antigénica e hipersensibilidad
Se debe a las sustancias polipeptídicas y liberadas por las glándulas salivales, las cuales son capaces de
provocar reacciones de hipersensibilidad de tipo I, con predominio de mastocitos y eosinófilos. La
degranulación de tales células en el corión y submucosa de los senos, septos y cornetes, induce a la
aparición de amplias zonas de hipérhémicas con salida de plasma y células. Tales fenómenos son mucho
más notables en la cabra que en la oveja y son más propios de las reinfestaciones que de las
primoinfestaciones.
3.7. Sintomatología
La oestrosis se traduce esencialmente por un síndrome coriza más o menos manifiesto, con una expresión
clínica de intensidad variable donde predominan los signos locales. El síntoma constante es el exudado
nasal, comúnmente bilateral. Es al comienzo claro, seroso, a veces teñido de sangre que después se hace
mucoso y termina siendo mucopurulento. La naturaleza de este exudado varia en función de los estos
larvarios, la antigüedad de la infestación y de la estación.
A menudo se observa que los animales estornudan y sacude la cabeza y presenta un exudado seroso o sero
sanguinolento hasta mucopurulento. Esto se asocia al estado inflamatorio de la mucosa pituitaria, lo que es
posible de examinar a nivel de las comisuras nasales en los animales vivos.
Otros síntomas que se presentan durante el desarrollo de los estados larvarios incluyen disnea, jadeos,
rechinar de dientes, anorexia y decaimiento. Si las larvas perforan la placa del etmoides y pasan a la cavidad
craneana, pueden invadir el cerebro se producen trastornos nerviosos asociados a incordinación de los
movimientos y marcha en círculos, similares a los que se observa en la coenurosis; por esta razón a este
tipo de cuadro clínico se le denomina “falso torneo”. Aunque éstos últimos síntomas son raros de ver y de
aparición esporádica.
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3.8. Tratamiento y control.
Para realizar un tratamiento adecuado, independientemente del producto que se elija, es conveniente
conocer adecuadamente la epidemiología de la oestrosis en la zona, especialmente en la época más
comunes del contagio de los animales. Los tratamientos deben aplicarse después del vuelo de los adultos,
con el objeto que el principio activo actúe sobre las larvas de primer estado más jóvenes, que se
encuentran en las cavidades nasales y son mucho más pequeñas que los otros dos estados larvarios y que
tienen acciones patógenas más importantes. Por lo tanto habría que evaluar localmente en los
establecimientos en que debemos actuar, cuando mas o menos se producen estas dos generaciones que
describimos anteriormente, de modo de diseñar una estrategia en base a la epidemiología local ya que
puede haber variaciones según las diferentes regiones.
Las ventajas del tratamiento precoz es que puede provocar la muerte de casi todas las L 1, que ahora son
fácilmente eliminadas al exterior. Por el contrario, un tratamiento tardío provoca la muerte de las L2 y L3
localizadas más profundamente, y de eliminación más difícil, que pueden quedar retenidas y seguir un
proceso de degeneración posterior a su muerte, dando lugar a la eliminación y dispersión de sus
constituyentes estructurales en los tejidos próximos, con lo que mantiene el estímulo durante más tiempo
y consecuentemente una respuesta inflamatoria más sostenida y duradera.
El descubrimiento que la administración oral de compuestos órganos fosforados tales como la combinación
neguvón/asuntol era efectiva contra las larvas de O. ovis, fue un gran avance en la terapéutica.
A comienzo de la década de los 70, se empiezan a usar drogas de alta eficacia y mucho más seguras que los
fosforados. La primera de ellas es un salicylanilido halogenado, el rafoxanide, que además tiene muy buena
acción contra helmintos hematófagos como son H. contortus y Fasciola hepatica. Los ensayos demostraron
que a la dosis de 7,5 mg/kg la eficacia de la droga alcanza valores entre el 94 y 100%, independientemente
si la administración es por vía oral, o intraruminal. La droga actúa rápidamente sobre los estados larvarios,
y los animales sacrificados a los cuatro días después del tratamiento, están prácticamente libres de larvas.
Además, la droga tiene un efecto residual de por lo menos 11 días y aplicada intervalos de 3 y 4 semanas
previene las reinfestaciones y virtualmente elimina la postura de huevos de H. contortus.
A fines de la década de los 80, empiezan aparece publicaciones que dan cuenta de los resultados obtenidos
con otra droga, perteneciente también al grupo de los salicynalidos, el closantel, la droga es administrada
por vía oral a la dosis de 10 mg/kg. En un primer ensayo, Alzieu y Chiarisli, comunican en 1990 haber
obtenido un 98% de eficacia en la eliminación de los tres estados larvarios de O. ovis en ovejas de 3 a 4años
infestadas naturalmente.
En cuanto a las lactonas macrocíclicas la bibliografía cita una efectividad del 99% de la ivermectina,
inyectable; de la moxidectina, también inyectable del 100% en todos los casos, cuando la población larvaria
está compuesta por L2 y L3; cuando la población larvaria está compuesta por L1 la eficacia disminuye entre 4
y 6 puntos.
En un trabajo publicado en 1997, Tolosa y col dan a conocer los resultados de un ensayo realizado en la
UNRC, en el que comunican los resultados obtenidos con la aplicación de doramectina a las dosis de 200 y
300 m/kg de peso vivo, administrada por vía intramuscular. Los animales provenían de la zona del
Embalse de Río Tercero (Pcia. de Córdoba) y eran mayores de tres años de edad, y su mayoría eran cruzas
Corriedale con Criolla y se seleccionaron por presentar algún síntoma que hacía sospechar que estaban
parasitadas con O. ovis. La doramectina a dosis de 200 g/kg produjo una reducción del 95,1% de la
población larvaria de primer estado y del 100% de las L2 y L3.
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