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LAS MIASIS: GENERALIDADES:

(Revisión hecha por MV José Santos Tolosa Palacios y MV Hernán José Lovera)

1.- Introducción.
Las miasis han sido definidas “como las infestaciones de los hombres y vertebrados vivos por larvas de
dípteros, las que por lo menos durante un cierto período se alimentan de sus tejidos vivos o muertos,
sustancias líquidas corporales, o ingieren alimentos de los huéspedes”.
Los vertebrados usualmente involucrados son mamíferos, aves, anfibios y reptiles, pero también se ha
informado de un caso en un pez. Estas afecciones tienen todavía un impacto económico mucho mayor en
los animales que en el hombre.

2.- Clasificación.
Las diferentes formas de miasis han sido clasificadas en dos formas: la primera, en términos anatómicos,
según la parte del cuerpo del huésped que es infestada, lo que proporciona una base adecuada para llegar
a un diagnóstico práctico a través de la identificación morfológica de las especies de larvas actuantes. La
segunda, en función de parámetros parasitológicos, y se hace de acuerdo a los tipos de relaciones parásito-
huésped, lo que da una comprensión mejor de la biología de las moscas, como también constituye una guía
útil para diseñar los tratamientos preventivos y curativos, además del conocimiento de las evoluciones de
los hábitos de ambos socios.
Según la ubicación anatómica en los huéspedes las miasis se han clasificado como:
a) Miasis cutáneas o ulcerosas. Afectan la superficie del cuerpo del animal. Los dípteros son atraídos por
las heridas frescas y el olor de la sangre.(Cochliomyia hominivorax)
b) Miasis subcutáneas o furunculosas. Las larvas penetran la piel intacta (Dermatobia hominis)
c) Miasis cavitarias (Penetran por los ollares para instalarse en los cornetes (Oestrus ovis)
d) Miasis orgánicas o gastrointestinales. Las larvas entran al organismo ubicándose en el tracto digestivo
(Gasterophilus spp).
Adaptando la clasificación parasitológica, se consideran tres grupos de especies productoras de miasis:
parásitos obligados que se desarrollan en huéspedes vivos específicos, y parásitos facultativos, que pueden
desarrollarse tanto en tejidos vivos como en materia orgánica muerta.
De acuerdo a los hábitos alimenticios, las miasis se han clasificado como:
a) Miasis Biontófagas: (Parásitos obligados) Se alimentan de tejidos vivos. (Oestrus ovis).
b)Miasis Necrófagas: (Parásitos facultativos) Se alimentan de tejidos muertos (Sarcophaga spp.
c) Miasis Necrobiontófagas (Parásitos facultativos) Se alimentan tanto de tejidos vivos como muertos.
(Chocliomyia spp)

LAS MIASIS ESPECIFICAS DE LOS RUMIANTES.

1. Miasis furunculosa producida por DERMATOBIA HOMINIS.

1.1. Clasificación taxonómica.


CLASE: Insecta
ORDEN: Díptera
FAMILIA: Oestridae
SUB FAMILIA: Cuterebrinae
GENERO: Dermatobia
ESPECIE: hominis.

1.2. Morfología.
Se trata de una mosca grande, la hembra mide aproximadamente 12 mm de largo, es gruesa, de cabeza
grande y muy marcada, los ojos son rojizos y con un aparato bucal muy reducido ya que no se alimenta en
el medio exterior; El tórax es de color azul oscuro, con un vello grisáceo y el abdomen es ancho y corto, de
color azul brillante.
Las larvas parasitarias se distinguen fácilmente por estar contenidas en un grueso tubérculo en la piel. Son
claviformes, adelgazadas hacia la extremidad posterior. La larva 1 es pequeña; la larva 2 tiene un aspecto
muy particular con una extremidad anterior marcadamente ensanchada y una posterior sensiblemente más
fina, y la gran larva 3 el tamaño varía entre unos 1,7 cm hasta 2 cm.

1.3. Huéspedes afectados, distribución geográfica e impacto económico.


Dermatobia hominis afecta principalmente a los bovinos, pero también puede atacar a los perros, cerdos,
aves de corral, caballos, mulas, venados y otros animales salvajes y al hombre. Precisamente el nombre de
esta especie fue dado por el naturalista Linneo quien recibió ejemplares de larvas que habían sido
encontradas en el cuerpo de esclavos negros en Perú. Es la especie cuterebrida más importante que existe
en Centro y Sur América. El estado parasitario, se conoce en cada país con un nombre regional diferente. A
continuación se mencionan algunos de ellos: Nuche, en Colombia, Tórsalo en Costa Rica y Guatemala,
Berne en Brasil, Ura en Paraguay, Uruguay y Argentina, Borro en Bolivia y Mirunta en Perú.
Como se puede observar, el parásito existe solamente en las zonas tropicales de América Latina. La
temperatura promedio tolerada por el parásito oscila entre los 18 y 28 ºC. Su distribución geográfica se
extiende desde México (24–26 ºN), pasando por todo Centro América. En América del Sur se le encuentra
en todos los países excepto Chile. En Argentina la distribución geográfica abarca las provincias del Noreste
Argentino (30-32 ºS).
La presencia de la forma larvaria de D. hominis bajo la piel de los animales domésticos y del hombre
constituye uno de los problemas más graves causados por artrópodos en las zonas tropicales de América
Latina.

1.4. El ciclo evolutivo.


El fenómeno biológico más importante en el ciclo de Dermatobia hominis consiste en que la mosca adulta
no deposita sus huevos directamente sobre el animal huésped, sino que se vale de un artrópodo que actúa
como huésped forético, el cual se encarga de transportar los huevos durante algún tiempo (período de
incubación), para luego llevar y depositar las larvas sobre los animales vertebrados. En condiciones de
campo las moscas adultas ponen sus huevos sobre artrópodos de vida activa, tales como mosquitos, y
moscas de diversos géneros.
La evolución de la conducta de oviposición de D. hominis ha llamado la atención porque es única. Hoy día
las especies domésticas presentan fuertes infestaciones debidas a este parásito. Sin embargo, antes de la
introducción del bovino y de otros animales domésticos en el continente americano en el siglo XVI, los
principales huéspedes eran los animales nativos y la fauna avícola: monos, cerdos salvajes, jaguares,
pumas, agutis, armadillos, tucanes y diferentes aves. Se ha postulado que antes del advenimiento de los
bovinos, Dermatobia usaba mosquitos arbícolas como portadores de sus huevos y que los huéspedes eran
sólo aquellos mamíferos nativos de la América tropical y que en general tenían la piel más delgada que la
de los bovinos.
Para poder explotar a los bovinos como huéspedes, D. hominis estimuló en forma considerable su habilidad
de usar huéspedes de transporte, ya que este mecanismo fue necesario para vencer los problemas
originados por los ambientes abiertos y más secos, preferidos por los bovinos para vivir. Además la luz solar
es altamente perjudicial para el desarrollo del huevo a larva; si éstos fueran depositados directamente
sobre la piel, sufrirían un alta mortalidad en el lapso de los 4 a 9 días que dura la incubación, inconveniente
que se subsana cuando este proceso se realiza sobre el insecto forético.
Los estados adultos de D. hominis son poco activos, pasan largos períodos en reposo y es muy difícil
sacarlos de ese estado. Los cambios de luz o temperatura parece que no los afectan. Vuelan muy poco y
prefieren mantenerse en áreas muy circunscritas. Los adultos salen muy poco al campo abierto, prefieren
mantenerse cerca de los bosques y arbustos y nunca se ven en parejas y a los bovinos sólo se arriman las
hembras. En condiciones de campo cada cuatro moscas que se capturan tres son hembras. La cantidad de
huevos que se adhieren al abdomen de un forético depende del tamaño del mismo. Los zancudos
generalmente pueden llevar de 6 a 10 huevos y las moscas grandes entre 40 y 60.
La hembra inicia la cópula unas 24 horas después de emerger, y dura varios minutos y la puede hacer con el
mismo o diferentes machos. Para la postura de huevos prefiere portadores animados y la inicia días
después de la cópula y se realiza fundamentalmente durante la luz del día. Observaciones de laboratorio
demuestran que las moscas adultas mantenidas en la oscuridad, ponen sólo el 5% de la cantidad de huevos
que hembras mantenidas a una luz constante. Esto se confirma por el hecho que todos los foréticos son
siempre especies que vuelan de día. Cada hembra tiene un potencial de postura de aproximadamente

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1.000 huevos y los deposita a una tasa de uno por segundo. Los huevos son puestos uno al lado del otro, a
lo largo de su eje mayor, usualmente en un lado del abdomen del insecto transportador. Están fuertemente
adheridos por una sustancia cementante que no pierde su integridad por más de 50 años (observaciones de
huevos mantenidos en museos), y además están fuertemente adheridos unos con otros. Esta combinación
de huevo- huevo y huevo-forético incrementa la posibilidad de que ellos permanezcan adheridos e
incrementan la rigidez de la masa total. Todas estas características reflejan la notable adaptación del
parásito para llegar a sus nuevos huéspedes especialmente a los bovinos.
El período de incubación de los huevos es de 4 a 6 días; su color blanco indica que han sido depositados
recientemente sobre el forético y luego se tornan carmelitas a medida que el período de incubación se
completa; a mayor temperatura la incubación es más corta. El tipo de portador debe tener alguna relación
con el período de incubación, los con gran capacidad de vuelo, ágiles, dinámicos ofrecen mayor posibilidad
de un corto período de incubación que aquellos lentos y poco capaces de volar. Mientras más corto sea el
período de incubación hay mayor posibilidad de que las larvas lleguen a los animales huéspedes.
Luego de la incubación y cuando el forético se encuentra sobre un animal susceptible de parasitar las larvas
abandonan la celda del huevo, descienden sobre la piel y activamente se introducen bajo la misma; estas
larvas son de unos pocos milímetros de largo. En el tejido subcutáneo del animal afectado comienza el
crecimiento y un desarrollo lento dentro de un nódulo que se comunica con el exterior mediante un
pequeño orifico que sirve para la provisión de aire.
La larva 1 va creciendo hasta que se transforma el larva 2 y posteriormente, ésta muda a larva 3 la que
toma un tamaño grande. La Larva 1 crece por unos cuatro días y luego comienza su muda. La larva 2
también incrementa su tamaño hasta alrededor de dos semanas del período parasitario; luego muda a
larva 3 la que también crece hasta el final de dicha fase, entre los 35 y 50 días desde la invasión, de tal
manera que la etapa parasitaria dura entre 5 a 7 semanas y se desarrolla completamente en el tejido
subcutáneo.
Coincidiendo con el final del estadio de larva 2, los nódulos comienzan siendo distinguibles notoriamente, y
esto sucede alrededor del día 16 post infestación. Es decir, que en todos los casos en que se encuentran
nódulos evidentes, la parasitosis correspondiente tienen más de dos semanas de evolución. Cuando las
larvas adquieren su máximo desarrollo y son grandes y bien quitinizadas, se preparan para dejar al animal;
el orificio respiratorio se agranda e inician su recorrido activamente hacia afuera ayudadas por las coronas
de ganchos que rodean su cuerpo. Las larvas prefieren abandonar a los bovinos en la mañana muy
temprano, cuando la temperatura es más baja o cuando se encuentran en la naturaleza el menor número
posible de enemigos. Caen al suelo para pupar algo introducidas en las capas superficiales del mismo.
El período de prepupa, dura 24 a 48 horas. Se inicia al salir las larvas del animal y caer al suelo, allí escogen
el lugar apropiado para penetrar en la tierra y luego convertirse en pupas. El estado de prepupa es crítico
pues, en este momento, los enemigos naturales que tienen pueden entorpecer el ciclo (bacterias, hongos,
moscas, hormigas, ratas, otros roedores y aves de rapiña). Después el parásito entra al estado de pupación
que también necesita condiciones de humedad y temperaturas apropiadas. Los terrenos sueltos y arenosos
son más propicios para una buena pupación que los terrenos arcillosos. Este estado dura 32 a 42 días
durante las épocas más favorables, que depende de las temperaturas externas y condiciones
microclimáticas. El ciclo en total abarca unos 4 meses.

1.5. Epidemiología
En la epidemiología de D. hominis participan factores relacionados a la bioecología de la propia mosca y la
de los foréticos. Desde el punto de vista de la reproducción del ciclo, los foréticos más eficientes son los
altamente zoófilos, mansos, diurnos y de talla media. Normalmente los más adaptados a la transmisión de
este ciclo son los atraídos por los exudados de las propias lesiones de la ura. Morrelia pruna
(Sarcopromusca pruna) ha sido diagnosticada como una de las más eficaces en la transmisión de esta miasis
en las zonas subtropicales. Esta pequeña mosca se nutre con alta frecuencia de los exudados de los
nódulos. Los mosquitos normalmente llevan poca carga de huevos.
Se han reconocido más de 60 especies de foréticos. Los más importantes podrían ser Sarcopromusca pruna,
Stomoxys calcitrans, M. domestica, Fannia spp, H. irritans, Anopheles spp., Simulium spp., Aedes spp., Culex
spp., Cochliomyia spp., Chrysops spp.
El ecosistema necesario para su presencia y reproducción es el de zonas arbustivas y cerca de cursos de
agua. En algunas áreas brasileras y colombianas el 100% de los establecimientos rurales tienen D. hominis

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durante todo el año. Las temperaturas altas y la lluvia favorecen a la actividad de la mosca y la de los
foréticos. Cuando se ingresa una hacienda limpia a zonas de D. hominis normalmente comienzan a verse
nódulos en los animales unos 18 a 20 días después de ingresada, suponiendo que el ataque de los foréticos
e invasión de larvas en el subcutáneo se haga enseguida del ingreso.
El sitio de la localización de las larvas sobre los animales depende más de los hábitos del transportador que
de las larvas en si mismas. Los que son lamedores se posan sobre heridas o lugares donde hayan
secreciones teniendo así la oportunidad de descargar allí las larvas. Los picadores se pueden posar sobre
cualquier lugar del animal para depositarlas allí. Hay varias publicaciones que demuestran que la cantidad
de nódulos existente sobre un animal, es mayor en el lado izquierdo que en el derecho y esto es atribuible
al hecho que durante el proceso de la rumia los bovinos descansan sobre su flanco derecho, lo que lo
protege del ataque de los foréticos. También se ha señalado que los lugares que quedan fuera del alcance
de los movimientos de la cola, son los más parasitados.
Los bovinos de color oscuro siempre tienen mayor cantidad de larvas que los de color claro. En animales de
color blanco y manchas negras bien definidas, como las de la raza Holstein la infestación es mayor en las
zonas negras de la piel. También en las explotaciones bovinas es más común encontrar larvas en los
machos que en las hembras. La cantidad de larvas en los bovinos depende de la raza, del color y de la edad
de los animales, también del tipo de huésped forético que predomine en la zona. El grado de
susceptibilidad de las razas bovinas indica que la Cebú es muy resistente y Holstein y Brown Swiss
altamente susceptibles.
La cantidad de Dermatobia también depende del estado de limpieza de las praderas; cuando se tienen
praderas libres de malezas hay menos larvas en el ganado. La proximidad a los bosques y matorrales
aumenta la cantidad de larvas, así como la época lluviosa. La temporada seca, aunque acorta ligeramente el
periodo de pupación, no favorece la vida de los adultos, que en estas épocas secas salen muy poco a los
potreros libres de malezas y se refugian en las áreas de bosques.

1.6. Efectos patológicos en los bovinos y el hombre.


Durante el período larvarios en los bovinos el parásito pasa por 3 etapas distintas. En las dos iniciales, las
larvas se caracterizan por ser dinámicas, muy activas, de rápido crecimiento; comen mucho y causan gran
malestar. En la tercera etapa, el parásito se torna tranquilo, come poco y causa menos problema al animal.
La presencia de larvas grandes y traumáticas debajo de la piel provoca una reacción del tejido subcutáneo
con formación de un nódulo de tamaño significativo. Una vez ingresada la larva1 al subcutáneo, la primera
reacción es de edema e infiltración neutrófila. Luego se va formando con el crecimiento de la larva y la
reacción inflamatoria, un contenido de material necrosado que es el alimento para la larva, que produce
una secreción de material bacteriostático que puede tener relación a las poca atractividad de esta herida
para C. hominivorax. Las larvas de D. hominis no migran durante su estado parasitario bajo la piel de los
animales. La presencia de dos, tres o más larvas dentro del mismo saco larvario se debe a que, por la
contiguidad, los sacos larvarios iniciales se unen al crecer las larvas, hasta juntarse entre sí los más vecinos
y aparecen respirando por el mismo orificio.
Estos nódulos son dolorosos y de difícil cicatrización después de la emergencia de las larvas. Las
infestaciones corrientes en las zonas endémicas pueden presentar una 10 a 30 larvas y nódulos.
Infestaciones de alto grado pueden mostrar algunos cientos de larvas y afecta marcadamente estado
general especialmente de los animales jóvenes. Se han descrito pérdida del apetito, enflaquecimiento
progresivo, desnutrición, caquexia e incluso muertes. En muchas zonas al producirse el ataque de D.
homimis durante el entore, se la ha responsabilizado de la disminución de los nacimientos. Los animales
parasitados están intranquilos y molestos y se refugian en montes, aumentando las posibilidades de
infestación. La intranquilidad y el dolor es mayor cuando la temperatura ambiente es más alta.
Además de su principal importancia en la salud animal, Dermatobia hominis es común en el hombre.

1.7. Tratamiento y control.


Es necesario considerar los tratamientos curativos que limpian los animales afectados de larvas en un corto
plazo y los tratamientos preventivos que impiden la reinfestación de animales y la reaparición de nuevos
nódulos.
Las larvas son sensibles a los compuestos sistémicos como lo son los insecticidas organofosforados.
Durante años se han empleado con éxito drogas como trichlorfon, y en muchas zonas sudamericanas

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todavía se usan los tratamientos tópicos con estos compuestos. Por otro lado, los fosforados utilizados en
forma sistémica por vía oral o inyectable como trichlorfon han sido útiles. En la actualidad cuando se les
quiere añadir un efecto de repelencia frente a los foréticos se han combinado para uso externo
compuestos organofosforados con piretroides sintéticos. También el momento presente, es muy común el
tratamiento curativo sistémico con drogas de efecto ectoparasiticidas, como el closantel, la ivermectina y la
doramectina.
El Closantel, droga salicylanilida, ha sido encontrada como efectiva contra D. hominis. En el país,
Lombardero y Luciani, informaron el año 1978 que una sola dosis de Closantel a 10 mg/kg, producía una
reducción del 95 al 100% del parasitismo por larvas de este parásito. Experimentalmente la droga aplicada
a la dosis de 8 mg/kg, vía intamuscular (1 ml = 50 kg), mostró un efecto residual pare prevenir el desarrollo
de larvas infestantes durante un período de tres semanas. Las lesiones en los animales tratados cicatrizan
usualmente en unos pocos días después del tratamiento.
La ivermectina al 1% con dosis de 200 g/kg asegura además una protección contra la reinfestación de
unos 20 días. En ensayos realizados con doramectina se evaluó su eficacia terapeútica y persistencia. La
droga se aplico a terneros a razón de 200 g/kg de peso vivo (1 ml por 50 kg) por vía subcutánea. A las 48
horas post tratamiento los animales tratados tenían una reducción significativa del número de nódulos
larvarios comparados con los que tenía el día 0 (74%). La eficacia se incremento al 95% al día 4 post
tratamiento y llego al 100% en el día sexto. En cuanto a los estudios de la eficacia de persistencia, las
inyecciones de doramectina previnieron el desarrollo de nódulos cuando las infestaciones fueron inducidas
a los 21; 28 y 35 días post infestación. Las observaciones hechas a los 6; 12 y 18 días post infestación, y que
corresponden con el desarrollo esperado de los estados larvarios uno, dos y tres, respectivamente, fueron
siempre negativas en los animales tratados.
Los tratamientos preventivos se hacen fundamentalmente en base a piretroides sintéticos por tratamiento
externo los que demuestran una alta acción de repelencia por contacto; se corta así el ciclo por medio del
control del forético, los que no llegan a depositar las larvas sobre los huéspedes. Las drogas más usadas en
bovinos comprenden la deltametrina, cipermetrina, flumetrina e alfametrina. En ensayos realizados en el
Argentina por Romano y col, se demostró que la aplicación de flumetrina al 1% pour-on mató la larvas de
Dermatobia hominis hasta 22 días después del tratamiento y previno nuevas reinfestaciones por otros 12
días. Los autores estiman que repitiendo el tratamiento cada 40 a 45 días es posible el control de
Dermatobia hominis durante la estación endémica y actuar también sobre otros parásitos como Boophilus
microplus y Haematobia irritans.
En un brote de enfermedad, si no es imprescindible el tratamiento uricida que provoque una rápida
limpieza de larvas, normalmente se corta el ciclo y la reaparición de nuevos casos, con tratamientos
repetidos de piretroides sintéticos. Las larvas existentes en el momento del primer tratamiento van
desapareciendo, por terminación de su ciclo biológico en un plazo de 15 a 25 días. A los animales más
parasitados pueden hacerse tratamientos uricidas puntuales.
Las caravanas insecticidas con la incorporación de ingredientes activos organofosfarados o piretroides
sintéticos son útiles pues aseguran la presencia de insecticida sobre la piel durante tiempos prolongados;
esto impide la invasión de larvas desde los transportadores.

2.- MIASIS CUTÁNEA O ULCEROSA PRODUCIDA POR COCHLIOMYA HOMINIVORAX

2.1. Clasificación taxonómica.


CLASE: Insecta; ORDEN: Díptera; FAMILIA: Calliphoridae
GENERO: Cochlomyia (= Callitroga);ESPECIE: hominivorax.

2.2. Morfología.
Los adultos miden 10 a 15 mm de longitud; su cuerpo es de color verde azulado con tres bandas
longitudinales en el tórax. El rostro y los ojos son de color marrón naranja. En cuanto a las larvas su tamaño
varía de 1mm al nacimiento hasta unos 15 mm de longitud que poseen cuando completan su maduración.
Las larvas de tercer estadio de C. hominivorax tienen una característica perceptible a simple vista que las
diferencia de otras especies, ya que los troncos traqueales son visibles a través de la superficie dorsal
posterior mostrándose como dos formas rectangulares, oscuras y alargadas que se extienden desde el
extremo posterior de la larva hasta algo menos de la mitad del cuerpo.

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2.3. Huéspedes afectados, distribución geográfica e importancia económica.
La presencia de C. hominivorax constituye una amenaza constante para la producción del ganado vacuno
en Latinoamérica, donde esta mosca es endémica y es la causa más importante de miasis primaria en el
ganado. Afecta a la industria ganadera de varias maneras: En primer lugar el daño directo del parásito
disminuye el valor de los cueros, segundo, las moscas adultas depositan sus huevos en la piel previamente
dañada por garrapatas, mosca de los cuernos (Dermatobia hominis) y complica aún más los serios
problemas que originan estos ectoparásitos y tercero la incidencia de ese parásito en épocas específicas del
año, ha forzado en algunas regiones a modificar prácticas de manejo tales como las pariciones,
castraciones, etc. a épocas del año en que este díptero es menos prevalente.
En el país todavía no han sido cuantificadas las pérdidas económicas que ocasiona esta miasis, pero se sabe
que en las provincias de Corrientes, norte de Santa Fe, Chaco y Formosa, representa una de las causas
principales de un notable atraso en el desarrollo de los terneros.
Esto se debe a que la esta bichera afecta la región umbilical causando onfaloblebitis, el ternero se separa
de su madre y, por falta del estímulo de la succión, disminuye notablemente la producción lechera. El
ternero así afectado puede sobrevivir unos 20 días aproximadamente, y si se cura y vuelve a encontrar a su
madre, ésta ya no tiene leche o tiene muy poca; entonces para sobrevivir se alimenta con pasto y con esto
puede ingerir larvas de parásitos gastrointestinales y/o pulmonares de manera muy prematura.
El principal impacto económico a corto plazo de esta miasis en la industria ganadera lo demuestra no sólo
la mortandad de los animales, sino también el costo de la profilaxis y tratamiento de las heridas infestadas.
Este díptero es de la mayor importancia como bichera del ganado, necesita de una continúa y costosa
vigilancia, tratamiento y control.
La distribución de esta mosca, conocida también como gusanera, bicheira, gusano barrenador, o mosca
tornillo, abarca una amplia zona de todo el continente americano. Se extiende desde los estados del sur de
EE.UU, a través de América Central e islas del Caribe hasta el norte de Chile, Argentina y Uruguay.

2.4. El ciclo evolutivo de Cochliomyia hominivorax.


El ciclo evolutivo de este parásito consta de una fase parasitaria que se realiza en animales de sangre
caliente y otra fase que transcurre libre en el medio ambiente. El período parasitario que incluso puede
transcurrir en el hombre, tiene una duración bastante constante, de 6 a 8 días, no siendo afectado en la
práctica por factores climáticos.
La fase parasitaria se inicia cuando la hembra deposita sus huevos en los bordes de heridas o en mucosas
asociadas con aberturas naturales del organismo de animales vivos. Estas hembras son fecundadas una sola
vez, (circunstancia que ha sido aprovechada para controlarla con el uso de machos estériles), tienen un
período de oviposición de tres días y depositan en total hasta 500 huevos los que son colocados en un
orden perfecto, alineados y superpuestos en capas simulando la disposición de la tejas de un techo. Los
huevos tienen un aspecto blanquecino y se llaman “cresas” (en el campo argentino los denominan
“queresas”).
Entre 24 a 36 horas después de la oviposición, por un extremo del huevo se abre un orificio por el que
emerge en forma algo dificultosa la larva. Ellas muestran en esta etapa movimientos muy rápidos sobre
todo en heridas con presencia abundante de líquido. En este momento ya se alimentan, comenzando su
crecimiento y la formación del “saco” característico en las heridas parasitadas.
Las costumbres alimenticias son muy particulares, las larvas aparecen como clavadas profundamente en la
herida con la parte anterior hacia adentro mientras los espiráculos posteriores procuran emerger buscando
aire, si es que en la herida existe claramente una fase líquida. Una vez insertados en el tejido se alimentan
activamente sin cambiar de lugar, fuertemente sostenidas, al punto que su remoción se hace dificultosa.
Después de mantenerse en esta etapa durante 6 a 8 días pasando sucesivamente por tres estadios
larvarios, caen desde la herida al suelo donde se desplazan ágilmente buscando penetrar en él a fin de
pupar.
La fase no parasitaria comienza cuando las larva maduras se introducen en el suelo donde se desarrollan
los cambios que determinan la formación de la pupa. El período de pupación es el más variable del ciclo y
se influenciado notoriamente por el clima y las condiciones del suelo. Pueden variar de 7 días en verano y
54 días en invierno.

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Los adultos emergen del suelo dispersándose rápidamente durante los dos primeros días. El macho se
aparea a partir de las 24 horas de nacido momento en que ya maduro sexualmente. La hembra en cambio,
recién al segundo o tercer día es capaz de recibir al macho y lo hace una sola vez. Cuatro días después del
acople y una vez que la hembra encuentra a un huésped apropiado, está en condiciones de depositar los
huevos. La hembra vive aproximadamente de 3 a 4 semanas.

2.5. Efectos patógenos y cuadros clínicos.


Los mecanismos precisos de quimio atracción que la desencadenan no se conocen aún, pero se sabe que la
sangre y los líquidos que emanan de las heridas son atractivas de las hembras adultas, también lo son los
metabolitos bacterianos que infestan los sitios de oviposición.
Durante los 6 a 7 días de alimentación larvaria, ellas perforan profundamente los tejidos del huésped, de tal
manera que sólo su segmento posterior y el espiráculo están expuestos. Los tejidos muestran una
licuefacción progresiva, necrosis y hemorragias antes que las larvas abandonen la herida. Las larvas nacidas
de los huevos depositados por las moscas en las zonas afectadas, causan lesiones con sus ganchos bucales
y con las enzimas proteolíticas, dando lugar a la descomposición de los tejidos con malos olores que atraen
a invasiones secundarias de moscas cuyas larvas agravan las lesiones, que se contaminan frecuentemente
con bacterias causantes de supuración. Las lesiones se van ampliando, produciéndose grandes heridas
malolientes, que atraen a más moscas de la misma especie, agravando el proceso, que como en otras
miasis puede concluir en septicemias mortales.
Histológicamente se observan dos fases diferentes: la primera es una intensa infiltración por neutrófilos y
hemorragias asociada con el crecimiento de la larva; la segunda es una fase de cicatrización fibroblástica en
las que predominan las células cebadas y los eosinófilos. La cicatrización de las heridas, sólo comienza
cuando las larvas completan su desarrollo en ellas y luego las abandonan y caen al suelo para completar el
ciclo evolutivo.
Las manifestaciones clínicas consisten en un fuerte dolor en la región afectada y en un intenso prurito que
obliga al animal a rascarse. Si éstos no son tratados, la continua destrucción tisular y la toxemia, producen
desasosiego, depresión, pérdida de peso, postración y por último la muerte. En ocasiones cuando las
moscas son muy abundantes, la mortalidad puede alcanzar hasta el 20% de los animales afectados.

2.6. Control y tratamiento.


Entendida la estrecha relación lesión/infestación es necesario estudiar las causas de lesión para intentar
prevenir la infestación. Al respecto se podría clasificar las lesiones en tres grupos de acuerdo a las causas
que las producen:
1.-Las producidas por manejo del hombre o por razones fisiológicas del animal: Entre ellas son notorias las
heridas de ombligo del recién nacido, sitio de predilección de C. hominovorax para depositar sus huevos.
También la castración, el descorne, el caravaneado, la esquila aparece integrando este grupo. 2.- Las
producidas por otros agentes etiológicos: Es bien conocido por los productores y los técnicos que trabajan a
nivel de campo la alta coincidencia entre lesiones por foot-rot (Pietin o pododermatitis infecciosa) y las
posteriores miasis. Asimismo las lesiones producidas por garrapatas son indicadas en algunas áreas como la
puerta de entrada para estas larvas.3.- Las lesiones casuales: Son frecuentes las laceraciones producidas
contra los alambrados así como las que aparecen a consecuencia de enfrentamientos entre individuos de
un grupo de animales. Actuando en la prevención y tratamiento de algunas de éstas lesiones, es un paso
importante en la prevención de ésta miasis y otras.
El combate de la mosca adulta: sea intentando su muerte o su esterilidad (técnica de los machos estériles)
ha sido el objeto primario del combate en EE.UU y México. De ellos, el ataque mediante la liberación de
machos estériles fue la estrategia preferida en esas regiones y ha sido el pilar principal de los éxitos de
erradicación en algunas zonas de ambos países.
Muerte de los adultos: consiste en la liberación a campo de pellets conteniendo un atrayente para adultos
de C. hominivorax unido a un insecticida de corta duración. Los pellets utilizados contienen una mezcla de
sangre deshidratada, polvos de maíz e insecticida todo impregnado con un atrayente para C. hominivorax
adultas. El atrayente simula el olor de las heridas por lo que atraería especialmente a las hembras, las que
ingieren el contenido del pellet y mueren.
Curación tardía de la parasitosis: es la práctica más común en la región y en ese tratamiento se basa casi
exclusivamente el combate de esta mosca. El tradicional “recorredor” del campo es el encargado de

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detectar los animales “embichados” y proceder a la aplicación de un curabicheras. En este procedimiento
intervienen la habilidad del hombre para descubrir la infestación y la eficacia de la droga aplicada, cono
factores determinantes del éxito del tratamiento.
Para el control de ésta miasis cutánea se usan los así llamados ”Curabicheras” que pueden presentarse en
forma de polvos, líquidos, en aerosoles o pomadas, y idealmente deben tener las siguientes propiedades:
(1) Efecto parasiticida instantáneo o sea matar las larvas presentes y para ello se usan en la formulación
insecticidas organofosforados y piretroides sintéticos.; (2) Efecto repelente por el mismo insecticida que
contiene la formulación o eventualmente con el agregado de aceite de pino y sus derivados; (3) efecto
expelente: se considera como tal el poder de un curabichera de sacar las larvas del interior de una herida
hacia la superficie; (4) Efecto cicatrizante que se obtiene agregando a la formulación óxido de zinc o suero
equino; (5) Efecto bacterícida que se obtiene agregando a la formulación sulfonamidas o antibióticos.
Las drogas endectocidas, como la ivermectina y doramectina, han sido ensayadas con éxito ya sea con fines
curativos y prófilácticos.
La eficacia persistente y la acción profiláctica de la doramectina contra este díptero es atribuida a su
eficacia intrínsica y se sustenta en su perfil farmacocinético. Así la doramectina se pone en contacto con la
larva del parásito durante la exudación de líquidos en la formación del tejido normal granulomatoso de
reparación, como parte del constituyente plasmático del proceso inflamatorio.
Idealmente el control medicamentoso de esta miasis debería ser fácil de aplicar en un rebaño y lo que es
más importante, ser capaz de prevenir el establecimiento de larvas en las heridas no infestadas. Este efecto
protector debe persistir frente a nuevos ataques. Debido a que los adultos de C. hominovorax
generalmente no vuelan a grandes distancias, la prevención de los ataques durante los picos de incidencia
del parásito podría llevar a una protección estacional prolongada. La acción profiláctica de la doramectina
contra este agente, podría usarse como tratamientos preventivos antes del parto, castraciones, descorne y
otras prácticas de manejo que resulten en heridas abiertas, entonces muchas prácticas de manejo podrían
realizarse sin temor a las consecuencias negativas que ocasiona este parasitismo.

MIASIS CAVITARIA PRODUCIDA POR OESTRUS OVIS.

3.1. Clasificación taxonómica.


CLASE: Insecta
ORDEN: Díptera
FAMILIA: Oestridae
SUB FAMILIA: Oestrinae
GENERO: Oestrus
ESPECIE: ovis.

3.2. Morfología.
Los adultos son muy difíciles de observar. Se trata de una mosca pequeña de 10 a 12 mm de largo, con
pilosidad corta y poco visible. La cabeza es grande y abombada con antenas amarillentas, los ojos
relativamente pequeños. El aparato bucal está atrofiado, lo que suprime toda posibilidad de alimentarse.
El tórax tiene un color gris azulado, con bandas longitudinales parduscas, poco definidas y numerosos
gránulos negros brillantes y muy pequeños y el abdomen oscuro amarillento con reflejos.
Las larvas de tercer estado son mucho más grandes que las L2, midiendo entre 20 a 25 mm de largo por 8
mm de ancho, y el cuerpo aumenta progresivamente hacia atrás. Inicialmente son translúcidas y blancas,
luego son amarillentas y cuando maduran toman una coloración marrón claro.
En cuanto a la pupa presenta una superficie negra y lustrosa con numeroso pliegues resultantes de la
desecación del tegumento de la larva y mide 15 mm de largo.

3.3. Huéspedes afectados, distribución geográfica e importancia económica.


El género Oestrus está formado por cinco especies, de las cuales cuatro afectan a los antílopes y sólo
Oestrus ovis es cosmopolita. Además de la oveja doméstica también parasita a la oveja cornuda de las
Montañas Rocosas (Ovis canadiensis), a la cabra, al íbex europeo (Capra ibex) y más raramente al perro y al
hombre. Los adultos de O. ovis perturban seriamente a los ovinos en el momento de la postura de las
larvas, lo que disminuye su tiempo de pastoreo. Se han demostrado pobres ganancias de peso en corderos

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infestados y los informes indican mermas productivas que van entre 1,1 a 4,6 kg de carne, de 200 a 500 g
de lana y hasta un 10% de leche. En varios países la prevalencia de esta miasis alcanza hasta el 100% de los
animales de un rebaño, y hay aseveraciones de que por lo menos una vez en su vida, todos los ovinos han
sido parasitados por O. ovis. Hay informes que dan cuenta de casos mortales en ovinos que son
introducidos en zonas endémicas sin haber tenido contagios previamente

3.4. Ciclo evolutivo.


Las moscas adultas aparecen en cuanto llega la época calurosa. Se encuentran en los sitios frecuentados
por las ovejas tanto en el campo como en los locales donde se alojan de noche. Se muestran más activas en
los días de fuerte sol y temperaturas elevadas, y en las horas centrales, de once de la mañana a las cuatro
de la tarde. En esos momento vuelan vertiginosamente alrededor de las ovejas, describiendo vueltas
rapidísimas en busca de la ocasión propicia de alcanzar el hocico de los animales. Las ovejas al advertir su
proximidad, se defienden pataleando, imprimen sacudidas a su cabeza, hasta que huyen con la cabeza al
ras del suelo, pretendiendo escapar a sus ataques.
Tarde o temprano un descuido de la oveja les facilita la ocasión deseada, y colocándose a la altura de las
narices expelen por la abertura genital una gota de un líquido espeso, en el que va incluída la larva que cae
sobre los orificios nasales de los animales.
Las larvas de primer estadio, son filiformes y miden entre 1 a 3 mm de largo. El esqueleto bucofaríngeo
está muy desarrollado. En la parte posterior del último segmento abdominal, poseen dos prominencias con
pequeñas espinas encorvadas, entre las cuales existe una cavidad donde van los estigmas respiratorios.
Luego repta, remontando por las fosas nasales ayudada por la inspiración de aire de sus huésped, que
contribuye a hacerla penetrar. En esta primera fase puede dirigirse hacia las cavidades del hueso etmoides,
o bien fijarse en los senos maxilares, o incluso en la faringe. Las larvas pueden perforar la placa cribiforme
de los huesos etmoides y pasar de las cavidades nasales a la cavidad craneana.
Llegada a cualquiera localización se fija a la mucosa con ayuda de sus ganchos bucales, permaneciendo allí
por algún tiempo. La progresión está además facilitada, por las espinitas dirigidas hacia atrás, que impiden
la expulsión violenta a pesar de los fuertes estornudos que provocan en las ovejas en el momento de la
penetración. Excepcionalmente se encuentran larvas en la tráquea y pulmones.
Una muda da paso a las larvas de segundo estado, que miden de 3,5 a 10 mm de longitud, con los ganchos
bucales bien desarrollados. Las L2 se localizan en los cornetes superiores y senos frontales.
La larva de tercer estado es de forma ovoide, alargada, que se va ensanchando hacia atrás, con la cara
ventral aplanada y la dorsal convexa. Su longitud de 12 mm al principio llega a 25, e incluso 30 milímetros
en los ejemplares mayores. Inicialmente son de color blanco, luego pasa a amarillento y cuando están
totalmente maduras son de un color marrón claro. Estas L3 maduran preferentemente en los senos
frontales, maxilares y corneales. Una vez alcanzado su máximo desarrollo se despega de la mucosa y
emprende el camino en sentido inverso para alcanzar de nuevo los orificios nasales, provocando violentos
estornudos a las ovejas que las arrojan a tierra.
Una vez en el medio, las larvas penetran unos centímetros en el suelo, donde se inicia la pupación., que se
realiza en unas doce a veinticuatro horas. La piel se endurece, acorta y adquiere un color pardo negruzco,
alojando en su interior la verdadera pupa. Dependiendo de las condiciones ambientales, la cubierta se abre
y emergen los adultos.

3.5. Epidemiología.
La epidemiología de O. ovis está condicionada fundamentalmente por los factores climáticos, entre los que
se destaca la humedad, pero sobre todo la temperatura, que incide de manera decisiva tanto en los ciclos
exógeno y endógeno del parásito.

a) Efectos de la temperatura ambiental en el desarrollo parasitario dentro del huésped


Se ha demostrado que se recuperan más larvas en los huéspedes mantenidos bajo condiciones climáticas
calurosas que en lo que viven en ambientes más fríos, pero que en estos últimos el número de larvas que
llega a L3 es mayor. Este fenómeno puede deberse a una menor competencia intraespecífica tanto por el
alimento como por el espacio. Al haber una menor cantidad de larvas, hay más nutrientes (mucus)
disponibles para las larvas sobrevivientes y si hay más alimento, se forman más larvas maduras.

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b) Efecto de la edad
La edad de los huéspedes es muy importante y se han recuperado hasta siete veces más larvas en corderos
que en ovinos de más de un año de edad. Los animales más viejos tienden a producir mayor cantidad de
mucus el que actúa como una barrera física frente a la actividad de las larvas, que además, son más
susceptibles a los microorganismos inhalados que parecen actuar como patógenos para ellas.

c) Efectos de la temperatura y humedad relativa sobre la pupación


La temperatura ambiente afecta la pupación de las L3, la emergencia de los adultos e indirectamente su
longevidad. Aunque no se consigue la emergencia de adultos con temperaturas constantes de 4, 10 y 16 ºC,
la mayoría de las larvas llegan a pupas. Las pupas muertas a los 16 grados revelaron que la mayoría de este
grupo habían desarrollado el estado adulto, pero se mantenían dentro del pupario, aparentemente en
diapausa.
A 38 ºC sólo el 22,5% de las larvas pupan y aproximadamente la mitad emerge como adultos. La humedad
relativa baja, tienen un efecto perjudicial en las condiciones morfológicas de los adultos, que cuando
emergen, tienen una vida más corta (ocho días) que los que emergentes con otras temperaturas.
La temperatura óptima para una pupación exitosa parece ser los 27 ºC. Bajo esta condición térmica el 100%
de las L3 pupan. Los adultos emergen en plazos tan cortos como los 10 días, el 70,3% de ellos son normales
y el promedio de vida es de casi 16 días.
Las pupas pueden sobrevivir durante el invierno y las larvas de O. ovis probablemente no sobreviven, por lo
menos en climas moderados, como L1 dormidas dentro de las narices de los huéspedes, pero sí que se
desarrollan más lentamente que en el verano y se hacen maduras a fines de Julio, Agosto, y Septiembre.
Las larvas maduras que caen del huésped, permanecen dormidas como pupas hasta el final de la primavera
o comienzos del verano y emergen como la primera generación de adultos.

d) Intensidad e incidencia de las infestaciones naturales


La intensidad más alta de infestaciones por O. ovis ocurre durante los estados iniciales de la segunda
generación, que es el período que sigue inmediatamente a la cesación de la actividad de los adultos en el
otoño, durante los meses Abril, Mayo, y Junio; desde allí se produjo una sostenida declinación hasta
Noviembre. La mayor intensidad de L2 y L3 ocurre en Enero, y son las progenies de la primera generación
de adultos. las L1 tienen su mayor intensidad en Marzo y Abril estas larvas de otoño, son debidas
principalmente a la progenies de los adultos de segunda generación y van seguidas por infestaciones de L2
y L3 por 3 a 4 meses.

e) Estudios generacionales
En el año 1973 se pudo
demostrar la existencia de dos
generaciones anuales. La
primera generación es
relativamente breve. Los
adultos emergen en
diciembre, copulan y
depositan las larvas durante
unos pocos días. Estas larvas
llegan a ser L3 maduras en
Enero y Febrero, caen de sus
huéspedes y pupan y aparece
la segunda generación de
adultos. La segunda
generación de larvas madura a
una velocidad menor que las
Esquema del ciclo anual de Oestrus ovis
de la primera generación,
llegando a ser maduras al final

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de Agosto y Septiembre. Estas larvas maduran, caen al suelo y pupan. Estas pupas permanecen dormidas
hasta la primavera y comienzan a emerger como primera generación de adultos en Diciembre.
Dependiendo de las condiciones climáticas, puede haber alguna superposición de generaciones año a año.

En un estudio realizado en el Laboratorio de Parasitolgía del Departamento de Patología Animal de la


Universidad de Río Cuarto, por Tolosa y col, se encontró una prevalencia del 100% de O.ovis en 24 cabezas
de ovejas naturalmente infestadas y que fueron procesadas en un ensayo sobre la eficacia de un
endectocida. La experiencia se desarrolló durante el mes de Febrero de 1996 y los hallazgos apoyan la tesis
de la existencia de 2 generaciones de adultos.

3.6. Patogenia
Los mecanismos patogénicos de las larvas durante su fase parasitaria se pueden agrupar bajo los siguientes
aspectos:
a) Acción irritativa
Es provocada por los ganchos bucales y las espinas corporales sobre las mucosas nasales y sinusales, que
determinan la aparición de un proceso reactivo de naturaleza catarral. Tales procesos son particularmente
importantes durante la fase de migración y algo menor durante la fase de localización definitiva. Durante el
período de transformación de las larvas, lo que lleva aparejado un incremento del tamaño y eliminación de
la muda, se inicia nuevamente en la mucosa un catarro nasal y sinusal de tipo agudo, con abundante
secreción de tipo seroso, seromucoso, mucoso o purulento. El incremento del tamaño de las larvas provoca
acciones mecánicas, de naturaleza obstructiva sobre los orificios sinusales que impiden el drenaje y
limpieza de los senos, causando fenómenos un fenómeno de retención y acumulación de las ecreciones, y
en consecuencia la aparición de sinusitis.
b) Acción inoculatriz
Se debe tanto a un incremento del tamaño de las larvas, como a la presencia de L 3 maduras, las cuales por
tener un tamaño superior al del conducto del drenaje, son incapaces de abandonar la localización y
permanecen alojadas en los senos, provocando un taponamiento con retención sinusal, que favorece la
colonización secundaria de gérmenes y da lugar a la aparición de sinusitis crónicas purulentas,
acompañadas frecuentemente de olor fétido.
c) Acción antigénica e hipersensibilidad
Se debe a las sustancias polipeptídicas y liberadas por las glándulas salivales, las cuales son capaces de
provocar reacciones de hipersensibilidad de tipo I, con predominio de mastocitos y eosinófilos. La
degranulación de tales células en el corión y submucosa de los senos, septos y cornetes, induce a la
aparición de amplias zonas de hipérhémicas con salida de plasma y células. Tales fenómenos son mucho
más notables en la cabra que en la oveja y son más propios de las reinfestaciones que de las
primoinfestaciones.

3.7. Sintomatología
La oestrosis se traduce esencialmente por un síndrome coriza más o menos manifiesto, con una expresión
clínica de intensidad variable donde predominan los signos locales. El síntoma constante es el exudado
nasal, comúnmente bilateral. Es al comienzo claro, seroso, a veces teñido de sangre que después se hace
mucoso y termina siendo mucopurulento. La naturaleza de este exudado varia en función de los estos
larvarios, la antigüedad de la infestación y de la estación.
A menudo se observa que los animales estornudan y sacude la cabeza y presenta un exudado seroso o sero
sanguinolento hasta mucopurulento. Esto se asocia al estado inflamatorio de la mucosa pituitaria, lo que es
posible de examinar a nivel de las comisuras nasales en los animales vivos.
Otros síntomas que se presentan durante el desarrollo de los estados larvarios incluyen disnea, jadeos,
rechinar de dientes, anorexia y decaimiento. Si las larvas perforan la placa del etmoides y pasan a la cavidad
craneana, pueden invadir el cerebro se producen trastornos nerviosos asociados a incordinación de los
movimientos y marcha en círculos, similares a los que se observa en la coenurosis; por esta razón a este
tipo de cuadro clínico se le denomina “falso torneo”. Aunque éstos últimos síntomas son raros de ver y de
aparición esporádica.

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3.8. Tratamiento y control.
Para realizar un tratamiento adecuado, independientemente del producto que se elija, es conveniente
conocer adecuadamente la epidemiología de la oestrosis en la zona, especialmente en la época más
comunes del contagio de los animales. Los tratamientos deben aplicarse después del vuelo de los adultos,
con el objeto que el principio activo actúe sobre las larvas de primer estado más jóvenes, que se
encuentran en las cavidades nasales y son mucho más pequeñas que los otros dos estados larvarios y que
tienen acciones patógenas más importantes. Por lo tanto habría que evaluar localmente en los
establecimientos en que debemos actuar, cuando mas o menos se producen estas dos generaciones que
describimos anteriormente, de modo de diseñar una estrategia en base a la epidemiología local ya que
puede haber variaciones según las diferentes regiones.
Las ventajas del tratamiento precoz es que puede provocar la muerte de casi todas las L 1, que ahora son
fácilmente eliminadas al exterior. Por el contrario, un tratamiento tardío provoca la muerte de las L2 y L3
localizadas más profundamente, y de eliminación más difícil, que pueden quedar retenidas y seguir un
proceso de degeneración posterior a su muerte, dando lugar a la eliminación y dispersión de sus
constituyentes estructurales en los tejidos próximos, con lo que mantiene el estímulo durante más tiempo
y consecuentemente una respuesta inflamatoria más sostenida y duradera.
El descubrimiento que la administración oral de compuestos órganos fosforados tales como la combinación
neguvón/asuntol era efectiva contra las larvas de O. ovis, fue un gran avance en la terapéutica.
A comienzo de la década de los 70, se empiezan a usar drogas de alta eficacia y mucho más seguras que los
fosforados. La primera de ellas es un salicylanilido halogenado, el rafoxanide, que además tiene muy buena
acción contra helmintos hematófagos como son H. contortus y Fasciola hepatica. Los ensayos demostraron
que a la dosis de 7,5 mg/kg la eficacia de la droga alcanza valores entre el 94 y 100%, independientemente
si la administración es por vía oral, o intraruminal. La droga actúa rápidamente sobre los estados larvarios,
y los animales sacrificados a los cuatro días después del tratamiento, están prácticamente libres de larvas.
Además, la droga tiene un efecto residual de por lo menos 11 días y aplicada intervalos de 3 y 4 semanas
previene las reinfestaciones y virtualmente elimina la postura de huevos de H. contortus.
A fines de la década de los 80, empiezan aparece publicaciones que dan cuenta de los resultados obtenidos
con otra droga, perteneciente también al grupo de los salicynalidos, el closantel, la droga es administrada
por vía oral a la dosis de 10 mg/kg. En un primer ensayo, Alzieu y Chiarisli, comunican en 1990 haber
obtenido un 98% de eficacia en la eliminación de los tres estados larvarios de O. ovis en ovejas de 3 a 4años
infestadas naturalmente.
En cuanto a las lactonas macrocíclicas la bibliografía cita una efectividad del 99% de la ivermectina,
inyectable; de la moxidectina, también inyectable del 100% en todos los casos, cuando la población larvaria
está compuesta por L2 y L3; cuando la población larvaria está compuesta por L1 la eficacia disminuye entre 4
y 6 puntos.
En un trabajo publicado en 1997, Tolosa y col dan a conocer los resultados de un ensayo realizado en la
UNRC, en el que comunican los resultados obtenidos con la aplicación de doramectina a las dosis de 200 y
300 m/kg de peso vivo, administrada por vía intramuscular. Los animales provenían de la zona del
Embalse de Río Tercero (Pcia. de Córdoba) y eran mayores de tres años de edad, y su mayoría eran cruzas
Corriedale con Criolla y se seleccionaron por presentar algún síntoma que hacía sospechar que estaban
parasitadas con O. ovis. La doramectina a dosis de 200 g/kg produjo una reducción del 95,1% de la
población larvaria de primer estado y del 100% de las L2 y L3.

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