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LA ENTREVISTA FINAL

Riccardo Falcinelli: "Hace 100 años, los


niños iban de rosa y las niñas de azul"
 IRENE HDEZ. VELASCO
@IreneHVelasco
Madrid
Actualizado Domingo, 27 octubre 2019 - 11:47

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El diseñador gráfico italiano Riccardo Falcinelli, en Madrid. SERGIO


ENRÍQUEZ NISTAL

 Ensayo. Los secretos de 'Cromorama': ¿por qué cuando


imaginamos un lápiz lo vemos amarillo?
Riccardo Falcinelli (Roma, 1973), profesor de Psicología de la Percepción en
la Facultad Isia Roma Design y diseñador gráfico, en su fascinante
libro Cromorama analiza cómo el color transforma nuestra visión del mundo.
¿El color es una cuestión cultural o depende de la sensibilidad de cada
uno?
Las dos cosas. El color, desde el punto de vista de la comunicación -
entendiendo por tal también la moda y el comportamiento- es una
convención cultural. Y eso explica por qué según en qué países y según
las épocas históricas cambien los colores que consideramos bonitos,
que consideramos elegantes. La ex directora de Vogue en Nueva York
decía que en Europa el color elegante es el azul marino, el azul oscuro,
mientras que en India es el fucsia, el magenta. Cada país tiene sus
estándares respecto al color, sus reglas, así que en ese aspecto la
percepción del color depende de la cultura en la que estamos inmersos.
Y esa cultura puede ser en ocasiones muy violenta.
¿A qué se refiere?
Entre los niños pequeños hoy funciona la idea de que los chicos deben
ir de azul y las chicas de rosa.
¿No siempre ha sido así?
No, para nada. Hace 100 años era a la inversa. En el siglo XIX el azul
celeste era el color del manto de la Virgen, así que las niñas iban de
azul como la Virgen. Y los niños iban de rosa porque el rojo era el
color de la guerra, del dios Marte, y a los niños se les vestía con un
color más delicado, de rosa. En Italia perdura por ejemplo la tradición
de que cuando los chicos van a la fiesta de 18 años, a su primera fiesta
como adultos, se ponen una camisa rosa. Es un retazo de esa moda del
siglo XIX.
¿Y qué sucedió para que hoy a los niños se les vista de azul y a las niñas
de rosa?
Es difícil saber la respuesta. He investigado mucho al respecto y creo
que un elemento crucial fue la Barbie. La Barbie es la primera muñeca
que tiene forma de mujer, esa es su gran novedad. Hasta entonces,
todas las muñecas tenían aspecto de recién nacidos, a las niñas lo que se
les proponía era que jugar a ser mamás. Con la Barbie se propone sin
embargo a las niñas jugar a ser mujeres. El gran éxito de la Barbie creo
que no es tanto la muñeca en sí como los complementos: los vestidos
que le puedes poner, los bolsos, los zapatos, las cintas para el pelo... Y
el color distintivo de la Barbie era el rosa. Los otros fabricantes de
juguetes, al ver que la Barbie era una muñeca superventas y visto que
su color era el rosa, empezaron a hacer cosas rosas para las niñas para
poder competir en el mismo mercado. En 20 años, todos los juguetes
para niñas se volvieron rosas y los azules para niños. Creo que esta
puede ser una razón, pero podría haber una anterior...
¿Me la cuenta?
En los años en los que se lanzó la Barbie, la mujer del presidente
estadounidense Eisenhower se presentó a un cóctel vestida de rosa palo.
Tuvo muchísimo éxito, y todas las mujeres americanas comenzaron a
imitarla. El rosa palo no estaba entonces muy extendido en ese tipo de
prendas, a los cócteles se solía ir de negro o de rojo. El utilizar un color
como el rosa pastel fue una gran novedad. Y la señora Eisenhower era
entonces el equivalente a una 'influencer' de hoy en día. No excluyo que
el rosa se convirtiera en el color de la Barbie porque ese color se había
puesto de moda entre las mujeres americanas.
Para explicar la evolución de la percepción de los colores en su libro usted
habla de una Virgen conservada en el museo de Lieja que, a lo largo de la
historia, ha sido repintada de cuatro colores distintos...
Sí, la cambiaban de color según cambiaba la época. Durante el siglo
XIV y principios del XV en todos los cuadros, sobre todo italianos y
españoles, la Virgen viste de negro, porque es una madre de luto, tiene
al niño en brazos pero sabe que éste morirá en la cruz. Con la llegada
del Renacimiento, los que encargaban cuadros querían dejar claro su
poderío, su riqueza, y el manto de la Virgen empezó a pintarse de azul,
porque el color azul era muy costoso porque se hacía con el lapislázuli.
En el Renacimiento ver el color azul era como ver hoy un bolso de
Louis Vuitton: algo que inmediatamente te hace pensar que ha costado
un montón de dinero. Hoy el distintivo de precio son las marcas, en el
Renacimiento era el color.
¿Y en que otros dos colores repintaron a esa Virgen del museo de Lieja?
Después de pintar el manto de esa Virgen de azul, en el Barroco lo
pintaron de oro. Y a finales del siglo XIX el manto lo pintan de blanco,
porque con el dogma de la Inmaculada Concepción decretado en 1854
la Virgen se convierte en un símbolo de pureza. Por eso al hacer la
primera comunión las niñas visten de blanco.
¿La revolución industrial ha transformado nuestro modo de ver los
colores?
Sí, absolutamente. La revolución industrial ha puesto a nuestra
disposición muchísimos colores que antes no había. Antes de la
revolución industrial las personas tenían una relación con el color muy
limitada y excepcional. Es por eso por lo que todavía hoy hay piedras a
las que se les llama preciosas: se las consideraba preciosas no sólo
porque eran escasas sino también porque tenían color. No existía el
plástico, no existían los colorantes sintéticos... Las cosas en la
naturaleza muy coloridas son pocas. Las flores son coloridas, sí, pero se
secan y duran poco, enseguida oscurecen. Así que para la gente antes
de la revolución industrial el color era algo precioso, raro y muy
deseado.
¿Y hoy?
Hoy podemos tener cualquier cosa de cualquier color. Le pongo un
ejemplo: un polo tipo los de Lacoste cuesta lo mismo en rosa, amarillo,
verde, celeste, azul marino... En el pasado, un tejido de color azul
costaba 30 veces lo que ese mismo tejido en color blanco. Con la
industrialización todo esto se ha hecho invisible, el color ya no tiene un
precio. Cualquier objeto -un vaso de plástico, un sofá- lo puedes elegir
del color que quieras y el precio es siempre el mismo. Sólo hay algunas
excepciones, como por ejemplos los coches que, efectivamente, son
algo más caros en algunas tonalidades. Pero hace 200 años no era así:
cualquier cosa tenía un precio muy distinto según el color de la que
estuviera hecha.
¿Y por qué antes el color era determinante en el precio de las cosas?
Porque los colores se hacían con sustancias naturales, y cuanto más
escasas eran éstas más costosos eran los colores. El color azul ultramar,
por ejemplo, se hacía con una reducción a polvo de una piedra
semipreciosa, el lapislázuli. Y en el mundo antiguo la única fuente de
ese mineral era la actual Afganistán. Todo eso cambia con la revolución
industrial.
Usted sostiene que otro de los cambios fundamentales en nuestra
percepción del color es la llegada con la industrialización del color plano,
el color que tiene exactamente el mismo tono en cada punto de una
superficie...
Así es. El color plano apenas existe en la naturaleza, sólo en el cielo y
en algunas flores. Pero la revolución industrial ha permitido que
surgiera el color plano, que las superficies se pudieran pintar de manera
compacta con un color homogéneo, siempre igual. Hoy estamos
habituados al color plano. Lo divertido es que, como ocurre siempre
que nos habituamos a una cosa, ahora se desea lo contrario.
¿Qué quiere decir?
Hoy vivimos en un mundo muy sintético, digital y plástico en el que el
color plano es la norma. Así que hemos empezado a desear cosas que
no tienen color plano: los tejidos melange que combinan varios colores
o tonalidades, o las paredes pintadas con esponja en varios tonos... Hoy
nos gustan las cosas un poco imperfectas. Si uno va al supermercado, se
da cuenta por ejemplo de que los alimentos industriales usan en sus
envases el color plano, mientras que los envases de los productos
biológicos son marrones, un poco aterciopelados, un poco granulosos,
como los viejos papeles que se usaban para envolver el pan. Existe hoy
el deseo de utilizar colores que tengan una apariencia natural, orgánica.
Y también hay un resurgir de los 'colores viejos', de los colores pastel, por
ejemplo. ¿No le parece?
Sí, sí. Eso se debe al éxito del vintage. Se desean cosas que tienen una
pátina, que tengan el aspecto de ser cosas vividas, que no sean nuevas.
Esas cosas son percibidas como más refinadas. Aunque muchas de esas
cosas luego son producidas en serie. Las cosas realmente artesanales
son costosísimas.
Otro cambio importante es que los colores industriales apenas envejecen,
se mantienen iguales mucho tiempo...
 Sí. Una pieza por ejemplo de Lego de color rojo mantiene exactamente
el mismo color que tenía hace 40 años. El color en el plástico envejece
poco. Pero, como le decía al principio, ahora un color que envejece
puede ser considerado más refinado, más sofisticado, precisamente
porque estamos invadidos de productos de plástico cuyos colores
apenas se alteran con el pasar del tiempo.
La omnipresencia hoy del color único, ¿ha modificado nuestra forma de
pensar o ver los colores?
Yo creo que sí. Y creo que también ha modificado nuestro modo de
hacer valoraciones. Una de las consecuencias del color único es que las
cosas hoy nos parece que envejecen muy rápidamente. Antes, un
mueble podía estar en una familia 400 años. Hoy un mueble, en cuanto
empieza a estropearse o a perder color nos parece inmediatamente
viejo. Una pared pintada de blanco de una oficina comienza a
ensuciarse y hay que volver a pintarla aproximadamente a los dos, tres
años. En las casas, como máximo se suele a pintar a los 10 años, y se
retrasa la fecha porque es una pesadez hacerlo. Pero en el siglo XIX esa
percepción no existía. Las paredes enteladas duraban 30, 40 años. Todo
era muy lento, el sentido del envejecimiento de las cosas era muy
distinto. Para mí, el color único y uniforme es una imagen de la
velocidad.
Las dos terceras partes de los lápices producidos y vendidos en el planeta
son amarillos. ¿Por qué?
Para todo el mundo, al menos en occidente, el lapicero barnizado de
color amarillo es percibido como el lapicero por excelencia. Nos ocurre
con muchas cosas, pero en el caso del lapicero amarillo es ejemplar:
tanto se identifica un lapicero con el color amarillo que se hizo un
experimento en el que le daba a la gente lápices idénticos, unos
amarillos y otros verdes, y la mayoría decía que los lápices amarillos
escribían mejor. El condicionamiento del color es increíble,
absolutamente increíble. Le pongo otro ejemplo: hicieron un
experimento en laboratorio, elaboraron una Coca-Cola exactamente con
el mismo sabor que la Coca-Cola pero de color naranja, y la gente que
la probaba decía que era Fanta
Por no hablar de las maletas...
Sí, es otro test muy divertido: dos maletas Samsonite idénticas, una
blanca y una negra, con exactamente el mismo peso. Pues bien, la gente
decía que la negra pesaba más. Pero lo más increíble es que a los
participantes en ese experimento les colocaron electrodos para medir su
nivel de esfuerzo y, efectivamente, la gente se cansaba más y sudaba
más cuando cogía la maleta negra, a pesar de que pesaba igual que la
blanca.
 ¿Y eso cómo se explica?
Estamos habituados a que las cosas negras, por lo general, sean más
pesadas. Así que, con sólo ver el negro, el cerebro prepara al sistema
muscular para realizar un esfuerzo mayor, así que al coger una maleta
negra efectivamente se realiza un esfuerzo muscular mayor que al coger
una blanca que pesa lo mismo.
¿Existen colores cuyo significado no haya cambiado en el tiempo?
No, todos los colores han cambiado en el tiempo. Pero hay colores cuyo
significado dura tiempos muy muy largos. Por ejemplo: el que las cosas
oscuras sean más pesadas que las claras, que los colores luminosos son
positivos y los oscuros negativos son cosas que vienen de muy lejos.
Pero que también tienen sus matices. Para nosotros hoy es normal vestir
de oscuro en un funeral, pero en el siglo XIX eso también significaba
lujo, porque teñir de negro oscuro una prenda era muy, muy costoso. Y
en el siglo XIX la gente pobre iba a los funerales con el mejor traje que
tenían, aunque fuera de colores.
Usted sostiene que el azul no es un color frío... ¿Me lo explica?
En la Edad Media el azul era considerado un color próximo al rojo, por
ser ambos colores vivos, fuertes, y ambos eran considerados calientes.
Sin embargo hoy nosotros consideramos que un color es caliente si se
aproxima al color del fuego. Eso ha hecho que consideremos el verde y
el azul, más próximos al hielo, como colores fríos, y el rojo, el amarillo
y el naranja calientes. Pero en parte esa creencia parte de que vemos
con muchísima frecuencia ese tipo de asociación, hasta el punto de que
terminan pareciéndonos naturales. Cuando dan por ejemplo la previsión
del tiempo, el mal tiempo, el frío, es azul y el buen tiempo, el calor,
rojo. A fuerza de ver eso, consideramos que es algo natural. Sin
embargo la física dice lo contrario: si yo cojo un trozo de hierro y lo
caliento, se pone al rojo vivo, pero si lo sigo calentando se pone azul. Y
la llama del gas con el que cocinamos también es azul. Pero no
hacemos ese tipo de asociaciones, pensamos muchas veces en los
colores como categorías estándar.
¿De verdad, como asegura usted en "Cromorama", en el arcoíris no
existe el color rojo? A mí en el colegio me enseñaron otra cosa...
 El rojo no está en el arcoíris. Lo que hay es un naranja muy, muy
cargado que en la época de Newton era considerado un tipo de rojo, y
de hecho lo es. Pero en el arcoíris no está el rojo Coca-Cola, para
entendernos. Desde los tiempos de Newton se da por descontado que en
el arcoíris están todos los colores, pero la ciencia reciente ha
demostrado que el rojo-rojo, el de las amapolas o el de la Coca-Cola,
no existe en el espectro cromático.
Otra creencia infantil que usted hace trizas: dice que no es verdad que si
se mezcla el amarillo y el azul se obtiene verde...
Sí, eso es una invención de la industria. Hoy damos por descontado que
si mezclamos azul y amarillo obtenemos verde porque con los colores
industriales ocurre así. Pero en la antigüedad, antes del siglo XV, estaba
prohibido mezclar los colores y además, si se hacía, se podía obtener un
resultado muy diferente al deseado. Cennino Cennini, un pintor del
siglo XIV, de la época de Giotto, y quien además escribió uno de los
primeros tratados de arte de Europa cuenta por ejemplo que no se puede
mezclar el verde y el blanco para obtener un verde más claro, porque en
el verde hay cobre y en el blanco plomo, y si esas dos sustancias
reaccionan el resultado es el negro. Para un niño medieval, si al blanco
se le añadía verde el resultado era negro. Para nosotros hoy todo es
regular, los colores que compramos son industriales y están hechos para
comportarse "bien" y siempre del mismo modo.
 Los neurólogos sostienen que nuestro cerebro percibe primero el color
que la forma...
Así es. Los estudios recientes, de los últimos 20, 30 años, así lo
confirman. Es una cuestión de un instante, de milisegundos, pero
nuestro cerebro capta efectivamente el color antes que la forma. Pero es
más fácil si se lo explico con un ejemplo: imagínese que mientras está
hablando conmigo y mirándome, algo empieza a aparecer por un
lateral, soy capaz de decir de qué color es antes que decir qué es. Es
fascinante.
¿La comunicación en su sentido más amplio -el cine, la publicidad, el
cómic, la televisión, las revistas y periódicos, etc.- es lo que crea nuestra
idea de los colores?
Sí. Los medios de comunicación de masas juegan un papel fundamental
a la hora de construir las asociaciones que hacemos con los colores.
¿Hay algún color más aceptado, con más éxito que los demás?
No, usamos todos los colores para decir todas las cosas. Pero en
occidente, desde el punto de vista industrial, el blanco es el color más
producido. El 80% de los pigmentos producidos en occidente son
blancos, es el color más comprado de todos. Incluso en las prendas de
vestir y, por supuesto, en la pintura de paredes. Pero eso no significa
que no pueda cambiar...
¿Qué cosa no sabemos aún de los colores y le gustaría saber?
Nadie ha podido explicar aún cuál es el verdadero mecanismo por qué
el cambian las modas respecto a los colores. Yo en este libro cuento
históricamente por qué han cambiado las cosas respecto a los colores,
pero hacerlo a toro pasado es fácil. Nadie ha dado con un modelo que
explique por qué cambia nuestra percepción de los colores, porque unos
colores nos gustaban y de pronto dejaron de gustarnos y otros sin
embargo nos siguen gustando.
La globalización, ¿está provocando que los colores tengan el mismo
significado en todo el mundo?
Sí, pero muy lentamente. En oriente los colores todavía tienen
significados muy diferentes a los que les atribuimos en occidente. A
mis estudiantes les dije que diseñaran las portadas de una novela de
amor y de otra de terror. Y una estudiante china me explicó que en su
país el amor pasional, el amor sexual, es blanco, un color que para
nosotros simboliza pureza. Para nosotros la pasión es de color rojo o
incluso negra: la portada de "Cincuenta sombras de Grey", por ejemplo,
era negra en todo el mundo.

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