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Julián Andrés Aldana

20192005008
Informe de lectura: “El imperio de la ley”
1. INVENTARIO DE TERMINOS

 Aurífero: Del oro o relacionado con él.


 Veta: Estrato alargado de un mineral que rellena la grieta de una formación
rocosa y se distingue de ella por su color o constitución; puede ser objeto de
explotación minera.
 Aluvión: Afluencia repentina y violenta de un río o arroyo debida a su
desbordamiento.
 Malsanos: Que es considerado inmoral u opuesto a la moral establecida.
 Mascullar: Hablar entre dientes y en voz baja, sin pronunciar claramente las
palabras.
 Cimarrones: [esclavo americano] Que huía buscando la libertad y se refugiaba
en las montañas.

2. “DEFINICIONES” DE TERMINOS

 Oidor: Antiguo juez que en las audiencias del reino oía y sentenciaba las
causas y pleitos.
 Beneméritos de la Conquista: Ascenso político y social de los nuevos ricos; los
contrabandistas y los tratantes de esclavos negros. El dinero empezó a ser más
importante que la tierra.
 Realengas: De propiedad de la Corona, con eso muchos miles de fanegadas de
tierras volvieron a ser del imperio español

3. RESEÑA

La Colonia en el Nuevo Reino de Granada empezó con mal pie: de la ferocidad


desaforada de la Conquista se pasó sin transición —pues eran los mismos
protagonistas. Corrupción en Santa Fé, piratería en Cartagena. Pasada la primera
ráfaga de sangre de la Conquista, el Nuevo Reino de Granada —como el resto de las
Indias— empezó a llenarse de españoles pobres: es decir, que ya no podían hacerse
ricos. Ya la tierra y los indios tenían dueños y el oro de las tumbas había sido
saqueado. La rápida disminución de la mano de obra indígena (en Antioquia, por
ejemplo, se agotó por completo), a lo que las autoridades coloniales respondieron
mediante la importación de esclavos negros,

Así, muy pronto, la economía neogranadina se centró casi exclusivamente en dos


únicos productos: oro para la exportación y esclavos africanos para la importación. El
Imperio español comenzó a perderse desde el mismo momento en que empezó a
ganarse en América. Se desgajaba Flandes, Francia recuperaba el Rosellón, se
independizaba Portugal, el Franco Condado volvía a manos francesas; y en el Caribe se
perdía isla tras isla. Curazao ante los holandeses, Martinica y Guadalupe ante los
franceses, Jamaica ante los ingleses y después la mitad de La Española (Haití), de
nuevo ante los franceses. Y un reguero de islitas de las Pequeñas Antillas, de la Tortuga
a Providencia, se convertían en guaridas de bucaneros y piratas, los llamados
Hermanos de la Costa, o en bases desde donde los navíos holandeses, franceses o
ingleses asaltaban las posesiones españolas o los convoyes de galeones cargados con
el oro y la plata indianos. 1

En el Nuevo Reino de Granada, entre tanto, reinaban la violencia, la corrupción y la


anarquía. Un gobierno corrupto y complaciente con los excesos de los encomenderos
ricos y de las también corruptas y también cada vez más ricas órdenes religiosas. Los
frailes —“escandalosos, sueltos y deshonestos”— en vez de evangelizar a los indios,
como era en teoría su oficio, se ocupaban en la cría de caballos finos y perros de
cacería o en el juego. Si así puede llamarse al habitual desorden. Tan caótica se había
vuelto la situación en la capital del Nuevo Reino, “tierra llena de vicios y de malas
costumbres”, que el Consejo de Indias pensó en trasladar la sede del gobierno a Tunja,
que era una ciudad más aburrida, pero más tranquila. El nombramiento en 1564 de un
presidente de la Real Audiencia en propiedad, revestido además de la autoridad militar
de capitán general del Nuevo Reino: Andrés Venero de Leyva. Era por añadidura un
hombre recto y de carácter. Puede decirse que con él termina aquí el caos de la
Conquista y empieza el orden de la Colonia.
Su llegada al Nuevo Reino se escandalizó al ver que, en desafío a las leyes de la Corona,
los encomenderos “echaban a los indios a las minas, los cargaban, los alquilaban, los
vendían y los empeñaban como hato de ganado”. Hizo construir caminos de herradura
y puentes para que mulas y caballos reemplazaran a los indios como bestias de carga.
Hizo que sus oidores de la Audiencia emprendieran frecuentes visitas a las provincias
“por rueda y tanda” para vigilar el cumplimiento de la ley por los terratenientes de las
regiones: lo que hoy se llamaría “presencia del Estado”. Y, sobre todo, tomó la medida
revolucionaria —pero contemplada en las leyes de Indias— de crear los resguardos
indígenas: tierras de propiedad colectiva e inalienable adjudicadas a los indios de los
antiguos cacicazgos. Un tradicional impuesto a las ventas que allá era del diez por
ciento y aquí iba a ser apenas del dos, pero al que se rehusaron amotinados los
encomenderos de Tunja. Se negaban a pagar el impuesto, que no pagaban los indios,
alegando estrambóticamente que estos se habían hecho ricos en sus resguardos
mientras que ellos, los encomenderos, eran pobres. Prácticamente todos los
presidentes de la Audiencia de Santa Fé, que fueron veintinueve en casi dos siglos,
salían del puesto sometidos a severísimos juicios de residencia y por lo general iban
presos; pero a continuación eran absueltos y premiados en España. 2

A principios del siglo XVII, en los largos años de tranquilidad del gobierno del
presidente Borja, empezaron a verse cambios e inclusive progresos en el estancado
Nuevo Reino. Se hicieron caminos, mejoró la navegación fluvial por el Magdalena con
la introducción de barcos de vela, creció la producción de las minas, aunque su
explotación siguió siendo notablemente primitiva, como consecuencia de la
importación masiva de esclavos negros para trabajar en ellas y en los trapiches de las
estancias azucareras. en consecuencia, a la binaria estratificación racial de los primeros
tiempos —blancos e indios— la sucedió una más compleja estratificación social: la élite
blanca española, los criollos blancos, y las llamadas “castas” —mestizos, mulatos y
zambos— que empezaron a mezclarse racial y socialmente con los blancos pobres:
artesanos, tenderos, aparceros y medianeros de las haciendas, arrieros y sirvientes. En
Santa Fé fundaron el Colegio Mayor de San Bartolomé y la Universidad Javeriana, a los
cuales se sumaron el Colegio del Rosario, del arzobispado, y el de Santo Tomás, de los
dominicos; y los colegios jesuitas de Cartagena, Tunja, Honda, Pamplona y Popayán.

Porque gracias al cuasi monopolio del comercio de importación y exportación —y en


particular a la trata negrera— Cartagena progresó hasta convertirse en uno de los
principales puertos de las Indias, a la vez que Santa Marta se despoblaba y decaía y
quedaba reducida al contrabando con los barcos piratas, que ya no encontraban en
ella botín por el que valiera la pena asaltarla. 3 Con la llegada de los Borbones
desaparecieron las precauciones legalistas y las pretensiones éticas, de respeto por los
fueros y de “federalismo” de la múltiple Monarquía Hispánica. Se disolvió el vigilante
Consejo de Indias, reducido a cuerpo consultivo y sustituido en sus funciones por el
Ministerio de Marina, calcando el modelo administrativo francés, centralista y
absolutista. Al mismo tiempo la Real Audiencia del Nuevo Reino fue elevada a la
categoría de Virreinato, y nombrado virrey Jorge de Villalonga, con instrucciones
precisas de acabar con la corrupción. Su administración fue la más desaforadamente
corrupta que se había visto hasta entonces.

4. PREGUNTA CENTRAL DEL CAPITULO

¿A qué se debe la corrupción en la sociedad hispanoamericana?

5. HIPOTESIS (PERSONAL) DE LECTURA

En la transformación de la presencia del imperio español se da el paso de la conquista


a el colonialismo, con este cambio las necesidades de España no cambiaron, debido a
sus problemas en el antiguo continente, básicamente el inicio de un periodo de declive
español.
Gracias a que ya en el territorio hispanoamericano las principales ciudades ya estaban
situadas y establecidas geográficamente se empezó a diversificas las castas en la
sociedad. Uno de los principales problemas contemporáneos y de siempre en el
gobierno es la corrupción, con el mismo objetivo, tener un buen puesto en la pirámide
social del colonialismo para beneficio propio, cabe aclarar que tanto en esos tiempos
como los actuales, el hecho de tener poder sobre la población ya sea
democráticamente o por su posición en la sociedad es consecuente de querer siempre
mas riqueza, una enfermedad latente en Latinoamérica.

Notas:
1 Juan Friede.  “La conquista del territorio y el poblamiento”, en Instituto Colombiano de Cultura,  Manual de historia de Colombia

2 Indalecio Liévano Aguirre. Los grandes conflictos socioeconómicos de nuestra historia

3 Germán Colmenares. “La economía y la sociedad coloniales (1550-1800)”, en Jaime Jaramillo Uribe (ed.), Manual de historia de Colombia

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