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3 Claves para trabajar “La Presencia”

“Haciéndonos más conscientes en el camino de liderar, guiar, aportar luz, inspirar y servir a
los demás”

En este post quiero profundizar en un tema que he escuchado a menudo que a todos nos
interesa y del que se habla mucho en el mundo del liderazgo, del desarrollo personal, de la
empresa consciente, del management, de la educación, de la universidad, de la política, etc., y
que, inconscientemente, no le prestamos toda la atención que requiere.

Me estoy refiriendo a la “La Presencia” entendida como esa capacidad o cualidad consciente


de “estar delante/presente” al 100% al servicio de la persona, del equipo y/o evento que está
sucediendo en ese momento.

Ya he comentado en otros post anteriores que los caminos neuronales en nuestro cerebro se
cuentan por miles de millones y una manera de generar “nuevos senderos neuronales” es
desde la consciencia de “querer/elegir crearlos en el momento presente”. Y desde un punto
de vista de nuestro contexto vital actual, en el que vivimos marcados por la “pauta del mundo
VUCA” (volatilidad, incertidumbre, cambio continuo y ambigüedad) más una continua
exposición a la inmediatez, rapidez y exceso de información, forman el caldo de cultivo
perfecto para que nos cueste muchísimo desarrollar nuestra “Presencia”.

Por ello, teniendo en cuenta estos dos grandes factores, quiero compartir contigo 3 claves que
pueden aportar una guía de inspiración para desarrollar la Presencia.

La primera es la “conciencia de tu fuerza” y viene a ser esa energía que ponemos al hacer las
cosas. De momento, ¿te suena bien? podrías pensar que, por supuesto, pones “toda” tu
energía para que las cosas salgan adelante y se resuelvan. Hasta aquí, “vamos bien, ¿verdad?”

¿Y si te dieras cuenta (que no es lo habitual) o alguien te hiciera darte cuenta de que tu fuerza,
en muchas ocasiones, va más allá de tu verdadera intención? Para detectar esto es
necesario hacernos conscientes del impacto de nuestra intención (sobre todo si es
inconsciente) porque podemos estar generando una situación con consecuencias no deseadas
tanto para uno mismo como para la otra parte.

¿En cuántas ocasiones pretendemos “ayudar”, “aconsejar”, “guiar”, “Liderar…” pero lo que
realmente estamos haciendo es “controlar”, “imponer”, “exigir”, “no dejar espacio al otro”,
“cuestionar”, “desconfiar…”?
Querido lector, te invito a reflexionar sobre este punto. El Aikido, es un arte marcial no
violenta que busca integrar la fuerza de ambos practicantes al servicio de un resultado de
crecimiento conjunto en la maestría. Como humilde practicante de este deporte me he dado
cuenta de dicho impacto no deseado. Desde esa presencia y apertura mental para recibirlo y
obrar en consecuencia.

La segunda es el “alineamiento neuronal”. ¿Qué quiero decir con esto? En ese momento de
elección consciente estamos jugando desde el cerebro creativo. Es decir, ese cerebro que no
se “siente amenazado” porque actúa desde esa energía relacionada con lo que quiere lograr.

Por ello, cuando un líder ve cientos de correos sin responder, o un listado interminable de
“temas urgentes” u otras muchas situaciones que nos ponen a prueba cada día o un
practicante de Aikido tiene que repetir una y otra vez un ejercicio o un padre/madre tiene que
educar a sus hijos etc. lo pueden hacer desde un cerebro reactivo o creativo.

Desde un cerebro reactivo, la energía que impera es la “urgencia” por actuar y resolver lo que
sea de la manera más rápida posible porque estamos dominados por la amígdala (el guardián
de nuestro cerebro emocional) y la tensión derivada del miedo o de la amenaza o de ambos
que representa esa situación determinan dicha reactividad. El grado de tensión interna en el
cuerpo y de agitación muscular más un neurotransmisor llamado cortisol, aceleran aún más
este estado.

Por otra parte, desde un cerebro creativo estamos incluyendo al reactivo y aunque tengamos
el detonante de la reactividad a punto de boicotearnos nuestro cerebro también activa
nuestro circuito de recompensa cuando estamos actuando desde el ser, desde la presencia y la
conexión apasionada con lo que nos da sentido de vivir. Por contra, el grado de tensión
muscular es diferente y estimulante, derivados de la sensación de euforia y recompensa que
producen neurotransmisores como la dopamina o la serotonina.

Y la tercera, es “tener un propósito o un sentido de vida”. Desde esta clave se conecta nuestro
cerebro creativo. Por supuesto, no se trata de escribir un tratado sobre el sentido que debe
llevar cada uno en su vida o tal vez si…; lo que si ayuda de verdad es tenerlo presente en
nuestra toma de decisiones diarias.
Ya sabemos que ha caído el “neuromito” de que no se podía aprender más ni evolucionar a
partir de cierta edad. Con el descubrimiento de la neuroplasticidad del cerebro podemos
trabajar conscientemente esta “Presencia” necesaria para seguir aprendiendo, mejorando y
cambiando. Si realmente, estoy honrando quién soy y para que estoy en este mundo,
responderse a este tipo de preguntas viene bien para seguir evolucionado nuestro cerebro
creativo y que de un salto un cerebro integral mucho más balanceado y preparado para seguir
afrontando los retos cada vez más complejos que se nos plantean.

“LA TRANSFORMACION ES MAS FACTIBLE AL CUESTIONARSE PREGUNTAS PROFUNDAS QUE


AL BUSCAR RESPUESTAS INMEDIATAS Y PRACTICAS

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