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Jorge Vidal

Historia Social del Fútbol… Issn 0718-9427

Historia Social del Fútbol: una Industria


Cultural de Trabajadores y Ciudadanos 1
Social History of Football: A Cultural Industry of Workers and
Citizens

Jorge Vidal Bueno


Universidad de Chile
Resumen

El artículo propone un viraje en el abordaje en la historia del fútbol, desde una


perspectiva influenciada por el giro cultural a una historia social, donde se asuma el
protagonismo de los actores de esta práctica deportiva, siendo así definidos como
trabajadores y ciudadanos. Partiendo de una crítica a los “estudios socioculturales
del deporte”, este trabajo propone complementar dicho enfoque prestando atención
a las condiciones materiales en que esta práctica deportiva se desarrolla, para ello
recure a las claves historiográficas propuesta por la “Nueva Historia Chilena”.
83
83 Palabras Claves: Historia Social, Fútbol, Culturalismo, Trabajadores, Ciudadanía

Abstract

The article proposes a turn in the boarding in the history of the football, from a

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perspective influenced by the cultural draft to a social history, where there is
assumed the protagonism of the actors of this sports practice, being like that defined
as workers and civil. Departing from a critique to the " sociocultural studies of the
sport ", this work proposes to complement the above mentioned approach paying
attention to the material conditions in which this sports practice develops, for it re-
recover to the keys proposed by the "New Chilean History".

Keys: Social History, Football; Culturalism; Workers, Citizens.

Correo electrónico: jvidal328@gmail.com

1
Estas ideas han sido discutidas en XX Jornadas de Historia de Chile, 13 de
Agosto 2013, Iquique, en la mesa: El Fútbol como Práctica Social y Cultural de los
Sectores Popualres y en el Panel Futopías en XXIX Congreso de la Asociación
Latinoamericana de Sociología (ALAS); Santiago, 3 de Octubre 2013.
Agradezco los comentarios de Sergio Villenas, Alex Ovalle; Roger Magazine y
Shunsuke Matsuo. Junto a ello han sido integrados los comentarios de los
profesores María Elisa Fernández y Rolando Álvarez. Los errores son
atribuibles al autor del artículo y no a los comentaristas de estas ideas.
Jorge Vidal
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Recibido: 15 de noviembre, 2013
Aceptado: 1 de diciembre, 2013
Introducción
Desde la aparición del libro Labradores, Peones y Proletarios
escrito por Gabriel Salazar en 1985, la historia social ha tenido un
auge en el campo historiográfico chileno con un amplio número
de publicaciones. Según Miguel Fuentes, este enfoque
historiográfico, que tiene sus raíces en la Revista Nueva Historia,
editada en Londres, tiene su momento fundacional con la
publicación de este texto, en conjunto con Historia de la
Acumulación Capitalista2 y Movimiento Teórico sobre Desarrollo y
Dependencia en Chile 1950-19733. De algún modo, estos textos
inauguraron un nuevo período dentro de nuestra producción
historiográfica 4, donde la dimensión “social” prevaleció por sobre
la “política”5, siendo esta entendida como participación de la
institucionalidad construida por los sectores oligárquicos.
La “Nueva Historia”, propuesta historiográfica que encabezó
Salazar, proponía examinar a aquellos actores que habían sido
84
84 ocultados por la escuela marxista, centrada en el movimiento
obrero y sus organizaciones políticas. Así mismo, criticaban a la
historiografía tradicional por centrarse en el análisis de los
sectores dominantes, estableciendo una operación ideológica en la

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que identificaban esta historia con aquella perteneciente a la
“nación”6.
Por ello, se hacía necesario rescatar a aquellos individuos que
hasta ese momento eran invisibles para la historia. Es así como
emergen nuevos actores sociales, y otros por su parte, son re-
examinados, siguiendo la propuesta de Salazar, centrada en el

2
Gabriel Salazar, Historia de la Acumulación Capitalista (Santiago: LOM
Ediciones, 2003).
3
Gabriel Salazar, “El Movimiento Teórico sobre el Desarrollo y la
Dependencia en Chile: 1950-1975”, Revista Nueva Historia: n° 4 (1982).
4
Miguel Fuentes, Gabriel Salazar y la Nueva Historia: Elementos para una Polémica
desde el Marxismo Clásico (Tesis para optar al Grado de Licenciado en Historia,
Universidad de Chile, 2007), 58-67.
5
Manuel Bastías, “Historiografía Social y Política. Algunos Comentarios
Críticos”, Revista Proposiciones: nº 36 (2007).
6
Gabriel Salazar, Labradores, Peones y Proletarios; (Santiago: LOM Ediciones,
2000); Salazar, El Movimiento Teórico.
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análisis de la “sociabilidad popular del bajo pueblo”7. Ello implicaba
comprender a los sectores populares poniendo énfasis en su
cotidianidad:

“la potenciación del sujeto histórico-popular tiene lugar en el ámbito


de su propia cotidianidad, ya que la humanización de la sociedad está
regida por la validación permanente de sus formas convencionales de
paz, aun dentro del campo marginal de las negaciones”8

En contraparte, el historiador Sergio Grez ha asentido en


necesidad de escribir una historia de los sectores populares, pero
esta debería ser abordada incluyendo el elemento político, vale
decir, con ella…

“…recalcar que es dable y necesario superar la dicotomía de lo social


versus lo político para poder aprehender de manera más nítida la
formación de los sujetos históricos populares. Sin reducir lo social o los
movimientos sociales a sus manifestaciones y representaciones
políticas, la política y lo político pueden ser el campo por excelencia en
el que sujetos colectivos que sólo han tenido existencia sociológica
(como el artesanado del siglo XIX o la clase obrera de comienzos del
85
85 siglo XX), devienen sujetos históricos en búsqueda de identidad y
autonomía. Esto es posible porque la política no es sólo ni
principalmente el terreno contaminado por las influencias de la elite y
del Estado; la política es por antonomasia un campo privilegiado de
decantación y defensa de los intereses de las clases y grupos sociales.

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Desde esta perspectiva, sin constituirse en la columna vertebral de la
historia, la política se transforma en un núcleo enriquecedor de la
historia social, apuntando a que ésta sea el área historiográfica que más
se acerque a la utopía normativa de la “historia total”9

Recogiendo dicha tradición historiográfica es que nos


proponemos hacer un planteamiento teórico, en el que la historia
del fútbol, ya sea en su forma profesional o amateur, no se
concentre exclusivamente en sus aspectos identitarios, tal como
ha sido la tradición de las ciencias sociales en los últimas dos
décadas. Por medio de esta vía de entrada intentaremos

7
Salazar, Labradores, Peones y Proletarios, 18.
8
Salazar, Labradores, Peones y Proletarios; 18
9
Sergio Grez, “Escribir la Historia de los Sectores Populares. ¿Con o sin
Política Incluida? A Propósito de dos Miradas a la Historia Social (Chile Siglo
XIX)”, Revista Política vol. 44: (2005): 28-29.
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comprender el fenómeno del balompié y el deporte en general a
partir de su “multidimensionalidad”.
En ese sentido, existe aquí una distancia de los
planteamientos sugeridos por la “Nueva Historia Chilena” y los
Estudios Socioculturales del Deporte, ya que los primeros no se
enfocan en un análisis de las prácticas deportivas de los sectores
populares, mientras que los segundos relegan a un segundo plano
a los actores de dichas prácticas, para enfocarse en la constitución
de las identidades colectivas, tanto de los “hinchas” como de los
“discursos nacionalistas” posibles de ser encontrados en la prensa.
En este sentido nos proponemos investigar el fútbol como parte de
la “sociabilidad popular” que propone Gabriel Salazar.
En consecuencia, el objetivo principal de este artículo es
realizar una propuesta teórica, que de analice el fútbol y el
deporte, para futuras indagaciones historiográficas insertas en
dicha temática, siguiendo los lineamientos anteriormente
señalados, proponemos una historia social del fútbol con “política
incluida”. A su vez, esta propuesta es el breve avance de una
investigación en curso, por lo que expondremos los resultados
86 preliminares de esta aproximación teórica. En este sentido,
86 debemos considerar, que el fútbol es una “práctica social”, en la
que los sectores sociales participan, ya creando clubes, es decir
organizaciones sociales o como trabajadores de una industria
cultural, de allí que se les conciba como “sujetos” y no

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simplemente como objetos reproductores de una “identidad socio-
cultural”.
Comenzaremos con un análisis de los estudios socioculturales
del deporte, para esbozar una crítica a la perspectiva
“culturalista” que ha predominado en dichas investigaciones.
Dicha crítica no es sólo teórica, sino también metodológica, en
vista que las “fuentes” utilizadas por esta corriente no han sido
problematizadas suficientemente, ya que se examina la emisión de
los mensajes, no así su contexto de producción, ni la recepción que
éstos poseen.
Luego, elaboraremos una crítica al culturalismo
prevaleciente en las investigaciones relativas al deporte y el
fútbol, en vista de la ausencia de investigaciones relativas a los
actores de estas prácticas, lo que posibilita recuperarlos como
sujetos políticos y económicos. A continuación definiremos al
fútbol en su vertiente económica (industria cultural) y política
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(construcción de clubes desde la sociedad civil), para así proponer
una nueva vía de entrada a los fenómenos que esta actividad
representa en las sociedades modernas. Finalmente
comentaremos los trabajos de la historiadora estadounidense
Brenda Elsey 10 y el argentino Julio Frydenberg 11, quienes han
abierto algunas puertas para el examen de esta actividad.
El objetivo de este trabajo es proponer una vía para la
historia social del deporte, y específicamente el fútbol, donde se
supere el “culturalismo” presente en las investigaciones
“socioculturales” del deporte y que lo vincule a la “Nueva
Historia”, a través del análisis de los sectores populares en su
dimensión económica (trabajadores de industria cultural) y
política ciudadana (formación de organizaciones de la sociedad
civil).

El Fútbol como Objeto de los Estudios


Culturales en América Latina
El sociólogo Pablo Alabarces señala que el fútbol como objeto
87
87 de análisis de los intelectuales latinoamericanos, tuvo una primera
aproximación en los años sesenta desde la literatura, en un
momento de redefinición de la izquierda, en la que se pretendía
romper con la ortodoxia comunista y aproximarse a los sectores

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populares, aprovechando el hechizo que proporcionaba la
revolución cubana, lo que en el caso argentino devino en un
acercamiento al peronismo12. En definitiva, la necesidad de
conocer a los sectores populares significó, entre otras cosas,
conocer el fenómeno del fútbol desde la narrativa y del ensayismo
social.
Es necesario aseverar que la relación de los intelectuales con
las manifestaciones de la cultura popular ha sido compleja, y el
fútbol no es una excepción a esta tendencia. El académico Eduardo

10
Brenda Elsey, Citizens and Sportsmen. Football and Politics in 20th Century Chile
(Austin: University of Texas, 2012).
11
Julio Frydenberg, Historia Social del Fútbol. Del Amateurismo a la
Profesionalización, (Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2011).
12
Pablo Alabarces, “Intelectuales y Fútbol: Pensar con los Pies”, en Cuestión de
Pelotas. Fútbol/Deporte/Sociedad/Cultura, eds. Pablo Alabarces y María
Rodríguez (Buenos Aires: Editorial Atuel, 1996), 159-175.
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Santa Cruz recuerda la reacción del “campo científico” ante la
elaboración de su primer libro sobre el balompié:

“…en momentos en que trabajaba en el presente texto, comenté el


hecho con colegas y amigos intelectuales y académicos. Me miraban
con distintas expresiones que oscilaban entre pensar que les estaba
haciendo una broma, hasta otras más piadosas que lamentaban cómo
perdía mi tiempo en algo tan banal. Lo más amigos lo encontraban
simpático”13

Como vemos, “el campo académico” veía con displicencia el


desarrollo de una investigación sobre el tema, ya que veían en el
fenómeno desde lo que podríamos denominar una “teoría de la
ideología”, que lo definía como instrumento de dominación y
alienación de las masas. Este libro se publicó en 1991, lo que
significa que entre los años claves de la “transición política”
chilena, donde las temáticas que eran relevantes para este campo
académico giraban en torno al binomio autoritarismo-democracia.
Esta explicación resulta plausible para el caso chileno, pero ¿qué
ocurría en América Latina?
88 De algún modo, dentro del campo académico se asumía que el
88
fútbol era una manifestación en la cual, los sectores populares se
encontraban controlados ideológicamente por los sectores
dominantes: “el fútbol organizado es una parte de esa industria,
que sirve para ejercitar y cimentar el principio imperante de

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realidad, y que de esa manera mantiene uncidas a las víctimas del
aparato alienado”14. Aquella visión de Vinnai era “sentido común”
dentro de los círculos intelectuales de izquierda.
El problema con dicha conceptualización es que su
propuesta no comprende, a la vez que subestima el fenómeno
futbolístico. Centra su análisis considerando el aspecto
“ideológico” del fútbol, por sobre los económicos y políticos. Esta
línea de investigación deriva en una especie de “ensayismo
marxista”, en el que la “teoría” dialoga con datos empíricos
dispersos, sin haberlos sometidos a un tratamiento metodológico
serio. En ella prevalecerían las tesis de Althusser sobre “los

13
Eduardo Santa Cruz, Crónica de un Encuentro. Fútbol y Cultura Popular,
(Santiago: Instituto ARCOS, 1991), 9.
14
Gerhard Vinnai, El Fútbol como Ideología (Ciudad de México: Siglo XXI
Editores, 2003), 22.
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aparatos ideológicos del Estado” y las de Adorno y Horheimmer en
torno a las “industrias culturales” 15.
Con la publicación de la obra colectiva “Peligro de Gol”,
editada por CLACSO en el año 2000, es que el fútbol logra
posicionarse como un objeto de investigación científico, al interior
de las ciencias sociales. Dicha publicación viene a consolidar un
proceso en curso al interior de dichas disciplinas, donde el deporte
comienza a ser tratado como un objeto relevante de ser
investigado por la comunidad científica 16.
Uno de los rasgos que expone dicho trabajo es la
interdisciplinariedad, y junto con ello el foco que debería ponerse
en los aspectos “culturales” del deporte. Los temas de género,
globalización, la construcción de narrativas y héroes en torno al
fútbol, la violencia de las hinchadas y las identidades regionales y
nacionales, son los focos sobre los que se elabora dicha
publicación.
En la introducción del texto, Pablo Alabarces, infuenciado
por el trabajo de Clifford Geertz, que por lo demás, sería una de las
referencias directas de la Historia Cultural, llama la atención
89 sobre la necesidad de constituir un espacio latinoamericano de
89 reflexión e investigación en torno a lo que denomina “estudios
sociales del deporte”. Para ello señala los tópicos a los que este
campo de estudio debe poner atención, donde predominará un
enfoque culturalista e identitario:

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“la idea de que el deporte puede leerse como arena dramática
privilegiada, donde actores sociales ponen en escena una
representación del deseo, o una inversión de la jerarquía, o su
celebración. (…) la posibilidad de leer, homólogamente, prácticas

15
Jesús Martín-Barbero, De los Medios a las Mediaciones. Comunicación, Cultura y
Hegemonía (Bogotá: Convenio Andrés Bello, 1998).
16
Junto a aquel hito, debemos mencionar la publicación de la edición nº154
(Marzo-Abril 1998) de la Revista Nueva Sociedad de Caracas (Universidad
Central) cuyo tema central es el Deporte en América Latina. Además en el
XXIº Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS) se
decide incluir como Grupo de Trabajo de dichos congresos al GT nº 23:
Sociología del Deporte, Ocio y Tiempo Libre, que aún permanece dentro de las
temáticas de los congresos de dicha organización.
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culturales como representaciones, donde las metáforas dominantes son
la del teatro y la del juego”17

En la misma línea anterior, el sociólogo costarricense Sergio


Villena, sostiene:

“…quienes se han interesado por los estudios sociales de los deportes


han mostrado una tendencia general –aunque no exclusiva– a
privilegiar, como objeto de investigación, un problema específico: el
proceso de formación de identidades socioculturales en el marco de los
espectáculos futbolísticos. (…) los estudios latinoamericanos sobre
deporte tienden a concentrarse en un área temática y problemática
particular: la relación entre el espectáculo futbolístico y la elaboración
de identidades socioculturales”18

En gran medida, por medio del estudio de las identidades


socioculturales a las que el fútbol da lugar, el objeto de análisis son
los hinchas. De ahí que las estrategias metodológicas utilizadas por
aquellas interpretaciones sean las cualitativas y el análisis
etnográfico. Junto con ello, dichos estudios se preguntan sobre los
mecanismos para la construcción de dichas identidades, es ahí
90
90 donde el papel de la prensa ocupa un espacio central, de ahí que
acercamientos indagatorios relacionados al “análisis del discurso”
sean una herramienta vital con la que cuenten los estudios
sociales o socioculturales del deporte, centrándose en lo que

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Alabarces ha denominado como “narrativas” 19.
Otro de los aspectos a considerar de aquellas obras colectivas
(Futbologías y Peligro de Gol) es que no integran ningún trabajo
historiográfico en sus compilaciones. Existe así un “presentismo”
en los estudios del fútbol y el deporte, lo que abre una puerta a los
estudios históricos, donde la Nueva Historia no ha puesto
atención, hecho que hubiese permitido una mejor comprensión de
la historia de los sectores populares.

17
Pablo Alabarces, “Estudios Sobre Deporte y Sociedad: Objetos, Miradas,
Agendas”, en Peligro de Gol. Estudios Sobre Deporte y Sociedad en América Latina,
ed. Pablo Alabarces (Buenos Aires: CLACSO, 2000), 18.
18
Sergio Villenas, “El Fútbol y las Identidades. Prologo a los Estudios
Latinoamericanos”, en Futbologías. Fútbol, Identidad y Violencia en América
Latina; ed. Pablo Alabarces (Buenos Aires: CLACSO, 2003), 23-30.
19
Pablo Alabarces, Fútbol y Patria. El Fútbol y las Narrativas de la Nación en
Argentina (Buenos Aires: Editorial Prometeo, 2008).
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Pero existe un punto aún más problemático para la propuesta
de “estudios sociales y culturales del deporte”, que es la
invisibilidad que poseen los actores del “campo deportivo”, es
decir: jugadores, técnicos, dirigentes, árbitros y periodistas
deportivos. Los jugadores aparecen en las investigaciones, no
como actores, sino como exponentes de un “imaginario
nacionalista”20, los periodistas como ejecutores de un discurso
ideológico que construye identidad 21 y los dirigentes en su
relación con el campo político22; pero no aparecen como actores
específicos de su campo.
Por ello es que para el caso chileno, quienes se han
preocupado por la historia del deporte han sido principalmente
los periodistas. Dicha tendencia comienza con las publicaciones de
Edgardo Marín durante los años ochenta y se dinamiza durante la
primera década del nuevo milenio, principalmente gracias a las
publicaciones de Juan Cristóbal Guarello y Luis Urrutia, entre
otros, quienes han enriquecido nuestro conocimiento en la
historia del fútbol.
En el caso de Edgardo Marín sus publicaciones están
91 motivadas por rescatar la historia anecdótica del balompié
91 nacional. Este tipo de planteamiento pretende rescatar del olvido
algunos eventos deportivos, de modo tal que este esfuerzo se
enmarca dentro de un ejercicio de “memoria deportiva”. Sin
embargo, se aborda como un fenómeno que se explica por sí

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mismo, abunda el uso de fuentes periodísticas, que no son
utilizadas debidamente23, ya que no se problematiza sobre ellas en
términos metodológicos.
Por su parte, Guarello y Urrutia, pese al intento de vincular
las “historias” que narran con el contexto político dictatorial en el
que se desenvuelven, no son más que reportajes sobre algunos

20
Jorge Vidal, D10s es Argentino. Nacionalismo Cultural Argentino y Maradona
(Tesis para optar al grado de Magíster en Historia, mención Historia de
América, Universidad de Chile, 2012).
21
Roberto Di Giano,; Fútbol y Cultura Política en la Argentina. Identidades en Crisis
(Buenos Aires: Editorial Leviatán, 2005).
22
Ariel Scher y Héctor Palomino, Fútbol: Pasión de Multitudes y de Elites (Buenos
Aires: CISEA, 1987).
23
Edgardo Marín, La Roja de Todos (Santiago; 1985); Edgardo Marín, Historia de
Campeones 1933-1987 (Santiago: La Nación, 1991); Edgardo Marín; Centenario del
Fútbol Chileno: 1895-1995 (Santiago: Editores y Consultores REI, 1995).
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“eventos” futbolísticos que no poseen el objetivo de ser una
“historia del fútbol” chileno. La vinculación con el contexto
político aquí es relevante, ya que servirá como un telón de fondo
en el cual ciertas acciones de los actores involucrados tienen
explicación. Quizás, uno de los aspectos más polémicos y
cuestionables, constituye la tesis de que la campaña de Colo-Colo
en 1973, retrasó el Golpe de Estado. Según esta versión la
actuación en la Copa Libertadores habría impedido que Allende
fuera derrocado antes de Septiembre, con las consecuencias
latamente conocidas24.
Dicha afirmación es realizada sin exponer ningún documento
que la acredite, tampoco existen testimonios de actores
involucrados en la planificación del Golpe que hagan referencia a
ello, por lo que surge la pregunta ¿Dónde nace está convicción?
Básicamente, de un “ambiente de opinión” que hasta el día de hoy
no ha sido corroborado. Más allá de eso, significa entonces que: De
ganar Colo-Colo la final de la Copa no se habría producido el Golpe
militar. A todas luces, la tesis parece exagerada y completamente
contrafactual. De cierta forma este es un supuesto que sirve, no
92 sólo para vincular “un hecho futbolístico” con un proceso
92 trascendental de la historia de Chile; el gobierno de la UP y el
Golpe de Estado; sino como “el acontecimiento futbolístico a ser
historizado, ya que escapa de su propio campo, para ingresar a lo
que se denomina “Historia General de Chile”.

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Tanto en Las Historias Secretas del Fútbol Chileno como en los
libros de Marín, la principal fuente de información es la prensa, lo
que desde una perspectiva historiográfica plantea una serie de
problemas. Ambos son ejercicios de memoria, donde existe una
tendencia a rescatar del olvido una serie de eventos deportivos, ya
sea en clave de “hazañas” (Marín), o como forma de recordar un
período obscuro en la historia del deporte (Guarallo-Urrutia).
En este sentido debiésemos establecer una distinción entre
memoria e historia. Según el historiador británico Raphael
Samuel, la memoria está condicionada históricamente 25, por lo que
para comprender dichos textos hay que examinar las condiciones
24
Juan Cristóbal Guarello y Luis Urrutia O´Nell, Historias Secretas del Fútbol
Chileno (Santiago: Ediciones B, 2005), 13-36; Luis Urrutia O´Nell, Colo Colo 1973:
El Equipo que Retrasó el Golpe (Santiago: Ediciones B, 2012).
25
Raphael Samuel, Theatres of Memory. Pasta and Present in Contemporary Culture
(London: Verso Ed., 2012), xxiii.
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en la que estas publicaciones fueron publicadas. Sin embargo,
debemos señalar que la historia, como disciplina, se nutre -en
parte- de la memoria, pero forma parte de lo que Samuel
denomina “conocimiento no oficial” 26.
Si examinamos esta condicionalidad de la memoria respecto
a las condiciones históricas, debemos señalar que existen una serie
de mecanismos por los cuales estas se producen y reproducen,
donde la prensa ocupa un espacio en estas funciones. En un
trabajo hemos hablado de “memoria mediática”, que es aquel
ejercicio que hacen los distintos medios de comunicación por
recordar ciertos acontecimientos u personajes, por medio de la
exhibición o publicación en momentos de conmemoración de un
hecho o ante algún suceso que trae al “presente” a estos personaje
o eventos27. Según Jelin, la conmemoración cumple una función
clave en los ejercicios de memoria llevados a cabo por los
“emprendedores de memoria”28, por ello que es clave
problematizar en torno a la utilización historiográfica que se hace
de los medios periodísticos.
La prensa puede ser utilizada como fuente de análisis
93 histórico siempre que se le someta a un examen crítico, ya que
93 estas no sólo exponen “hechos y acontecimientos” sino que a su
vez, llevan implícito un discurso ideológico29, por lo que si
queremos examinar la trayectoria histórica de los actores sociales
del deporte, debemos complementar este tipo de fuente con otras

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como las memorias institucionales, la documentación de los clubes
y/o entrevistas. Tal como lo señala el historiador Robert Darnton,
debemos observar que la “producción de noticias” está asociado a
un complejo proceso que está asociado a un tipo especifico de
actividad profesional que condiciona el contenido de las notas, por
lo que los medios de comunicación no sólo deben ser examinados

26
Raphael Samuel, Theatres of Memory. Pasta and Present in Contemporary Culture
(London: Verso Ed., 2012), 3-48.
27
Jorge Vidal, Acontecimiento y Contexto: El Cóndor Rojas y los Olvidos Cómodos
para la Identidad Nacional (Santiago: Inédito, 2008).
28
Elisabeth Jelin, ed., Los Trabajos de la Memoria. Las Conmemoraciones: Las
Disputas en las Fechas Infelices (Madrid: Siglo XXI Editores, 2002).
29
Alex Ovalle, “Crear “Campeones Nacionales”: libros, prensa y lectura en la
difusión del box en Chile. (1900-1930)”, Ponencia Presentada al XXIXº
Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS); Santiago;
Octubre 2013. ISBN No 978-956-19-0828-4.
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únicamente en su contenido, sino también a un proceso
productivo en el que intervienen actores, con distintos niveles de
jerarquías dentro de dicho aparato productivo30.
Con objetivos más académicos, el comunicólogo Eduardo
Santa Cruz, ha desarrollado un trabajo, sostenido en el tiempo,
sobre la historia del fútbol en Chile. En un primer momento se
dirigió a examinar los “orígenes” del fútbol y su encuentro con la
“cultura popular”, para así comprender a dichos sectores en su
vida cotidiana 31. El texto que da origen a la obra del autor, es una
crónica centrada en los hinchas y las “representaciones sociales”
que los identificaban con su club. Sólo en el primer capítulo hace
referencia a los problemas que plantean los orígenes, y su
adopción por parte de los sectores populares. Además hace
referencia a los problemas asociados a las profesionalización y la
organización de liga nacional.
Si bien, la característica principal del trabajo de Santa Cruz es
el uso de las fuentes periodísticas, no lo hace de un modo ingenuo,
ya que en ellas intenta observar la elaboración de un discurso
identitario. Sin embargo, dicho trabajo no es sistemático en sus
94 primeros dos libros32, ya que intentan abordar en pocas páginas
94 toda la historia del fútbol chileno hasta fines de la década del
ochenta. De cierta forma, podríamos sostener que se trata de otro
esfuerzo ensayístico y no de investigación empírica.
Es preciso reconocer que su libro Las Escuelas de Identidad: La

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Cultura y el Deporte en Chile Desarrollista 33 constituye un verdadero
avance, ya que analiza la relación entre cultura y deporte en el
período “desarrollista”, mediante el análisis de la Revista Estadio.
Quizás uno de los puntos sobresalientes de esta publicación es la
relativización que se hace respecto a la separación entre “alta
cultura” y “cultura popular” en Chile:

30
Robert Darton, El Beso de Lamourette. Reflexiones Sobre Historia Cultural;
(Santiago: Fondo de la Cultura Económica, 2010), 73-104.
31
Eduardo Santa Cruz, Crónica de un Encuentro, 9.
32
Santa Cruz, Crónica de un Encuentro; Eduardo Santa Cruz; Origen y Futuro de
una Pasión (Fútbol, Cultura y Modernidad) (Santiago: ARCIS-LOM Ediciones,
1995).
33
Eduardo Santa Cruz y Luis Santa Cruz; Las Escuelas de Identidad. La Cultura y el
Deporte en el Chile Desarrollista (Santiago: ARCIS-LOM Ediciones, 2005).
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“la importancia del papel jugado por las universidades en el desarrollo
cultural radica justamente en que no estaba circunscrito y limitado a un
ámbito puramente ilustrado, sino que pretendió difundir su accionar a
los más extensos sectores de las sociedad y el país”34

De ello sería expresión la constitución de clubes asociados a


las principales universidades de Chile (U. de Chile, U. Católica).
Junto a ello analiza la modernización de la industria cultural
y la circulación de prensa deportiva, donde la revista Estadio
cumple una función central en la formación de un discurso que
adapta el lenguaje modernizador del “desarrollismo” en boga
desde los años cuarenta, a la práctica de los deportes. Ello se hace
visible en que cumple una función pedagógica en relación a su
público lector, pero también abogaba por una “profesionalización”
de la actividad deportiva.
Cabe hacer la observación que en este trabajo, el periodista
adquiere un nuevo protagonismo en la conformación de un
discurso modernizador, no se le reconoce su “individualidad”,
pues no se le ve como un actor, sino sólo como el emisor de un
discurso social. De este modo, el discurso deportivo facilita la labor
95
95 pedagógica del desarrollismo, identificando los valores asociados
al impulso modernizador que llevaban a cabo las economías
latinoamericanas durante el período de Industrialización por
Sustitución de Importaciones (ISI). Así los medios deportivos, en

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este caso la revista Estadio, se constituye en una “Escuela” de
“Identidad Desarrollista”35.
Tal como ha sido analizado en esta sección, los estudios sobre
el deporte han abordado el tema de la identidad desde tres
vertientes. La primera dice relación con la “identidad
sociocultural” de los hinchas, la segunda con un esfuerzo de
“memoria mitológica” y la tercera observando la relación que
existe entre el discurso desarrollista y los “aparatos pedagógicos”
de la prensa deportiva. El tema de la identidad que convocó la
atención de los investigadores se inserta dentro de un momento
en el que los temas “culturales” se tomaron la agenda de las
ciencias sociales, que coincide con la crisis de paradigma al
interior de estas disciplinas.

34
Santa Cruz y Santa Cruz, Las Escuelas de Identidad, 56.
35
Resulta interesante para el caso argentino leer: Roberto Di Gianno, Fútbol y
Cultura Política.
Jorge Vidal
Historia Social del Fútbol… Issn 0718-9427
Junto con ello, la agenda política y económica estaba
marcada por la privatización de los servicios públicos, pero
también de la vida de los individuos, por lo que se observó en el
fútbol, y las identidades que se construyen a esta actividad, el
último reducto donde vivía la colectividad, tal como lo expresa
Alabarces:

“en los últimos años, como intentaré analizar, y contemporáneamente


con el profundo giro neoconservador de la sociedad argentina, la
exclusión y la desintegración han pasado a ser síntomas dominantes.
(…) El retiro del Estado, el desmantelamiento de un Estado de Bienestar
sin bienestar y poco Estado ha privado a la población- especialmente, a
sus clases populares- de su cobertura de servicios (educación, salud,
agua, electricidad, gas, vivienda) sin la existencia de un mecanismo
compensatorio (algún seguro de desempleo)(…) Este vacío material,
porque determina las condiciones de vida cotidiana harto difíciles,
significa un vacío simbólico, porque implica escamoteo de un discurso
que volvía a los sujetos pueblo, y en esa operación ciudadanos. Hoy,
esos sujetos son interpelados simplemente como consumidores. (…)Así,
la Argentina no puede proponer ni un horizonte de expectativas ni un
proyecto de incorporación al mundo, a excepción de la retórica vacía y
menemista de regreso al primer mundo-el caso de regresar donde
96
96 nunca se perteneció. Pero el vacío de sentido es lo intolerables: para
reemplazar esa ausencia, los medios de comunicación encuentran un
relato vicario, el fútbol, ahora expansivo e indetenible, máquina de
capturar sujetos-públicos- e interpelarlos como hinchas, única forma

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posible, al parecer, de la ciudadanía”36

El párrafo anterior expone de forma magistral el contexto


social y político en el que los estudios socioculturales se
desarrollaron. Recordemos que desde la década de los ochenta,
nuestro continente se ha visto sometido a la irrupción de políticas
económicas influenciadas por el “Consenso de Washington”, que
implica una privatización de servicios públicos y reducción del
gasto social. Junto a ello, se promueve una sociedad de mercado,
en la que se promueve la libertad individual la competencia como
mecanismo de superación. De allí que se genera espacios para un
“individualismo”, en el que las expresiones de acción colectivas
sean marginadas. Por esta razón es que la identidad se vuelve
central en estos análisis, ya que son el último reducto de expresión
de “lo colectivo”, o ciudadanía como lo expresa Alabarces.

36
Pablo Alabarces, Fútbol y Patria, 28-29
Jorge Vidal
Historia Social del Fútbol… Issn 0718-9427
De algún modo, este abordaje expresa una crítica al modelo
neoliberal, pero donde se carece de algún proyecto alternativo. Si
en los sesenta, como lo señaló Alabarces, el fútbol fue descubierto
por los intelectuales en momentos que querían aproximarse al
conocimiento de los sectores populares, en los noventa este
deporte es una de las únicas actividades capaces de convocar al
conjunto de la sociedad, bajo la lógica de “consumo”.
Por ello, que se hace necesario una nueva aproximación al
estudio de los deportes en América Latina en la que los actores de
esta actividad puedan ser concebidos como ciudadanos y
trabajadores.

Crítica al Culturalismo
Si nos remitimos al origen del giro culturalista en la historia,
observaremos que está estrechamente ligado a un posterior
desarrollo de la historia social. Ello adquiere especial importancia
si observamos que E. P. Thomson 37, uno de los autores que transita
de la historia social a la cultural, pero que en ningún momento
97
97 deja de prestar preocupación por lo social:

“esta preocupación se refiere a lo que yo considero un verdadero


silencio en Marx, silencio que se encuentra en lo que los antropólogos
llamarían sistemas de valores. No es que Marx dijera nada que haga

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imposible llenar este silencio, pero hay un silencio en relación a
reflexiones de tipo cultural y moral, a los modos en que el ser humano
está imbricado en relaciones especiales, determinadas, de producción,
el modo en que estas experiencias materiales se moldean en formas
culturales, la manera en que ciertos son consonantes con ciertos modos
de producción y relaciones de producción son inconcebibles sin
sistemas de valores consonantes. Uno depende del otro”38

De este modo, para que los estudios sobre el deporte no


queden estancados en el análisis identitario, el cambio de foco, de
los hinchas y medios de comunicación a los actores de esta

37
Suzanne Desan, “Crows, Community, and Ritual in the Work of
E.P.Thompson and Natalie Davis”, en The New Cultural History, ed. Lynn Hunt
(California: University of California Press, 1989), 47-71.
38
Edward Thompson, Tradición, Revuelta y Conciencia de Clase (Barcelona: Ed.
Crítica; 1984), 315.
Jorge Vidal
Historia Social del Fútbol… Issn 0718-9427
actividad, debemos incorporar el enfoque propuesto por la
historia social.
En los estudios sobre las identidades futbolísticas –como se
señaló- ha predominado el “análisis del discurso”, donde la
prensa, como se ha señalado, es su principal fuente de elaboración,
ha sido tratado como medio de “comunicación”, pero no como
“medio de producción”, tal como lo propone Raymond Williams:

“no se trata sólo de formas sino de medios de producción, ya que la


comunicación y sus medios materiales son intrínsecos a todas las
formas característicamente humanas de trabajo y de organización
social. Por lo tanto, se constituyen como elementos de relaciones de
producción. (…) los medios de comunicación ostentan una historia
productiva específica, que está más o menos directamente vinculada a
las fases históricas generales de la capacidad productiva y técnica. (…)
los medios de comunicación, que cambian a lo largo de la historia,
sostienen vínculos históricamente variables con el complejo general de
fuerzas productivas y con las relaciones sociales generales que son
producidas y reproducidas por ellas”39

La propuesta de Williams apunta a la necesidad de analizar


98
98 los medios de comunicación no sólo como emisores de discursos
ideológicos, sino como una “industria cultural” donde se producen
y reproducen relaciones sociales condicionadas por las relaciones
laborales, de tal modo que observaremos en ellos relaciones de

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dominación entre dueños de medios y editores y éstos con
periodistas. El foco cambia del consumo a la producción y a las
prácticas, de ahí que si insertamos al fútbol como parte de las
industrias culturales es que las investigaciones históricas no deben
quedar reducidas a la indagación sobre las “identidades”.
Desde otro enfoque, el historiador norteamericano Robert
Danton estima que se requiere realizar una historia de los medios
de comunicación, ya que lo que éstos comunican es sólo una parte
de su desarrollo. Dicha advertencia es clave para abordar la
historia del fútbol, ya que si los medios son una de las principales
fuentes utilizadas, éstas no pueden ser utilizadas de forma
“neutra”, siguiendo la tradición difundida por Marc Bloch40, sino

39
Raymond Williams, Cultura y Materialismo (Buenos Aires: La Marca Editora,
2013), 72.
40
Marc Bloch, Introducción a la Historia (Ciudad de México: Fondo de la Cultura
Económica, 2006).
Jorge Vidal
Historia Social del Fútbol… Issn 0718-9427
que se debe constatar el complejo proceso de producción de
“noticias”, las relaciones laborales dentro del medio de
comunicación, los intereses que defiende, las ideas que postula, a
quienes se dirige y, prestar especial atención, a los procesos de
recepción de esos medios41. En una postura similar se encuentra el
historiador cultural Roger Chartier42.
Lo interesante es que ambas propuestas no platean una
crítica al “culturalismo” desde la historia social, política o
económica, sino desde un campo de producción historiográfica
que ha sido muy fértil en las últimas décadas, la historia cultural,
para así no caer en la tentación de reducir toda explicación de los
fenómenos históricos a la dimensión “cultural”, tal como nos
advierte Peter Burke 43.
Para clarificar este punto vale el siguiente ejemplo44. En 1989,
la selección chilena debía competir en las eliminatorias al Mundial
de Italia 1990. Para ello debía enfrentar a Venezuela y Brasil, como
se sabe, quien obtuviera mayor puntaje llegaría a este certamen.
El 3 de septiembre de 1989 se disputaba el partido final entre
Brasil versus Chile en el estadio Maracaná, donde la selección
99 chilena debía vencer para llegar a dicho torneo. La tarea era difícil.
99 Durante el partido, que Chile iba perdiendo 1-0, el público lanzó
una bengala que el arquero chileno Roberto “Cóndor” Rojas
simuló que le había impactado en su rostro. El equipo chileno se
retiró del campo de juego, esperando que la FIFA suspendiera el

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partido, y que éste se jugara en terreno neutral, donde las
posibilidades de clasificar aumentaban para Chile.
Debo señalar que el partido se realizó en un ambiente de
evidente confrontación, donde la prensa chilena, imbuido por un
espíritu nacionalista, pretendía cuestionar la acción de la
selección brasileña, quienes contaban con el favor de la FIFA al ser
Havelange presiente de esta organización45. El retiro del campo de

41
Robert Darton, El Beso de Lamourette.
42
Roger Chartier, El Mundo Como Representación. Estudios Sobre Historia Cultural
(Barcelona: Ed. Gedisa, 2005).
43
Peter Burke, ¿Qué es la Historia Cultural? (Barcelona: Editorial Paidos, 2006)
44
Para una mayor profundidad remito a unos estudios aún no publicados.
Jorge Vidal, Acontecimiento y Contexto: El Cóndor Rojas y los Olvidos Cómodos para
la Identidad Nacional (Santiago: Inédito, 2008); Jorge Vidal, El Maracanazo en
clave Ideológica: Cóndor Rojas, Dictadura y Nacionalismo; (Santiago: Inédito, 2012).
45
Jorge Vidal; Acontecimiento y Contexto; Jorge Vidal; El Maracanazo en clave.
Jorge Vidal
Historia Social del Fútbol… Issn 0718-9427
juego significó la pérdida de los puntos y la eliminación de Chile.
La prensa nacional reaccionó indignada y exponía la imagen del
arquero ensangrentado, como prueba de la irregularidad del
partido. Chile debía clasificar al Mundial, o al menos debía
repetirse el partido. Todos los medios, representados en sus
editores, creyeron de forma inmediata la versión del arquero
Rojas, no así los periodistas.
El editor deportivo de uno de los principales periódicos de
Chile, La Tercera, fue despedido al expresar sus dudas sobre la
versión del portero, teniendo en cuenta el historial de éste. Había
tenido participación en un caso de dopaje, en otro de alteración de
pasaporte y tenía una conflictiva relación con la prensa y
dirigencia. Otro comentarista deportivo radial fue sacado del aire
al expresar sus sospechas 46.
Claramente aquí observamos las tensiones existentes al
interior de un medio de comunicación y las relaciones de
dominación existente al interior de éstos, ya que los periodistas se
vieron impedidos de emitir su “discurso” crítico a dicho
acontecimiento. Debemos recordar que dentro del contexto
100 autoritario de aquellos años, uno de los pocos espacios que tenía
100 mayor amplitud de crítica y donde existía la posibilidad de
transmisión en directo, eran los espectáculos deportivos 47.
En consecuencia, la investigación histórica sobre el fútbol se
enriquecería si complementáramos los análisis de la emisión de

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mensajes futbolísticos con los contextos económicos y políticos de
producción. La cultura no es una dimensión independiente de la
realidad social, o como señala el historiador británico E. P.
Thompson:

“Cada teoría de la cultura debe incluir el concepto de la interacción


dialéctica entre cultura y algo que no es cultura. Debemos suponer que
la materia prima de la experiencia vital está en uno de los polos y todas
las disciplinas y sistemas humanos e infinitamente complejos,
perspicuos, formalizados en instituciones o dispersos de las maneras
menos formales, que manejan, transmiten o tergiversan esta materia
prima están en el otro. Es el proceso activo- que es al mismo tiempo el

46
Juan Cristóbal Guarello y Luís Urrutia O´Nell, Historias Secretas del Fútbol
Chileno II (Santiago: Ediciones B, 2007), 121.
47
Diego Portales, “Los Retorcidos Caminos de la Información Política”; en La
Política en Pantalla, Varios Autores (Santiago: ILET-CESOC, 1989), 35.
Jorge Vidal
Historia Social del Fútbol… Issn 0718-9427
proceso a través del cual los hombres hacen su historia-en lo que estoy
insistiendo”48

De ahí que la noción de experiencia que tanto Williams como


Thompson elaboran, sea clave para comprender el abordaje que
hago del análisis del fútbol desde una perspectiva centrada en los
actores futbolísticos, que es la que pretendo exponer a
continuación. Debemos salir de la galería, para así ingresar al
campo de juego, a los camarines, así como en las salas de
redacción, además de los estudios televisivos y radiales.

Dentro del Campo de Juego


Si una parte importante de las investigaciones sociales sobre
el fútbol ha estado orientada en responder ¿Por qué el fútbol es
tan popular y masivo?, los problemas que están orientado mi
trabajo de investigación intentan responder ¿cuáles son las
condiciones sociales en las que esta práctica cultural se desarrolla?
Aceptando que el fútbol es parte de las denominadas
101 industrias culturales, debemos observar las condiciones materiales
101
en las que los trabajadores y directivos desarrollan esta actividad
económica. Esta mirada supone ampliar la mirada sobre los
contextos de producción en los que esta industria desarrolla su
actividad al interior de las sociedades latinoamericanas. De algún

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modo se acepta la noción de “industrias culturales” propuestas
por Horkheimmer y Adorno, pero en su clave “ideológica”, es
decir, como instrumento de dominación de los sectores
dominantes49, pero no en su dimensión económica y social.
De este modo los actores de esta industria podrán ser
analizados en su condición de trabajadores y ciudadanos, para ello
resulta crucial poner atención en las claves que Gramsci nos
entrega para el estudio de los sectores subalternos, donde en
primer lugar postula investigar: “…la formación objetiva de los
grupos sociales subalternos por el desarrollo y las
transformaciones que se producen en el mundo de la producción

48
Edward P. Thompson, “La Política de la Teoría”, en Historia Popular y Teoría
Socialista, ed. Raphael Samuel (Barcelona: Editorial Crítica, 1984), 304.
49
Jesús Martín-Barbero, De los Medios a las Mediaciones. Comunicación, Cultura y
Hegemonía (Bogotá: Convenio Andrés Bello, 1998).
Jorge Vidal
Historia Social del Fútbol… Issn 0718-9427
económica”50. Una vez visto ello es que podemos ver su
vinculación con la política y el sistema de dominación, así como en
la constitución de organizaciones laborales y políticas autónomas.
Al situar al fútbol como “industria” debemos incorporar la
dimensión económica en el análisis, ya que más allá de los
ingresos que puedan percibir jugadores, técnicos y periodistas
están relacionados, de forma estructural con dicha industria a
través de relaciones laborales.
En este sentido quisiera valorar el aporte realizado por el
historiador Julio Frydenberg, para quien la profesionalización del
fútbol argentino está asociada a una huelga de jugadores que
defendían sus derechos laborales. Frydenberg centra su atención
en el proceso de transformación de “jugador-socio” a “salariado”,
el historiador argentino sostiene:

“…de este modo los jugadores se fueron transformando en especialistas


y talentosos que debían cultivar, además de un riguroso entrenamiento,
determinados hábitos alimenticios y cierta disciplina sanitaria”51, todo
ello en vista que los jugadores se transformaron en “trabajadores”, con
lo que: “los conflictos entre jugadores y dirigentes también se
102 profundizaron o al menos se hicieron más visibles”52
102
Este tipo de análisis permite una nueva vía de interpretativa,
ya que parafraseando a Williams, el fútbol sería: “al mismo tiempo,
una actividad cultural y una actividad económica” 53. En este

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sentido las palabras de Carlos “Pluto” Contreras 54 cobran especial
sentido: “el futbolista es profesional y debe ir donde le paguen el
sueldo (…) si yo estoy en un club donde no me pagan, yo me voy” 55.
Es que al observar desde este punto de vista al futbolista, en su
condición de trabajador, nociones como “futbolista profesional” y
“carrera deportiva” cobra mayor sentido. Aquí se está

50
Antonio Gramsci, Antología (Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2004) 491.
51
Frydenberg, Historia Social del Fútbol, 203.
52
Frydenberg, Historia Social del Fútbol, 210.
53
Raymond Williams, Cultura y Materialismo, (Buenos Aires: La Marca Editora,
2013), 59.
54
Defensa Central de la Selección Chilena que obtuvo el 3º lugar en el
Mundial de 1962.
55
Pablo Retamal, Más que una Pasión, un Sentimiento Nacional: El Fútbol Chileno y
la Conformación de un Discurso Nacionalista (Tesis de Licenciatura, Universidad
de Chile, 2006), 186.
Jorge Vidal
Historia Social del Fútbol… Issn 0718-9427
revindicando al futbolista-trabajador. En ese espacio podrían
adquirir “conciencia” de su posición estructural dentro de esta
industria.
El fútbol se examinó desde la historia social, en un primer
momento, como un factor de construcción de la “cultura obrera”,
tal como lo expresa Hobsbawm en sus obras dedicadas a la historia
de la clase trabajadora británica. Según el planteamiento del
historiador, para conocer la historia de los trabajadores debemos
conocer su cultura, y las actividades que ellos realizaban durante
su tiempo de “ocio”, ya que no sólo generaban identidad, sino
también un mercado relativo a este entorno, a esta actividad 56.
Puesto que el objeto de estudio de Hobsbawm son los trabajadores
y “su” cultura, donde el fútbol ocupa un espacio auxiliar a otras
actividades.
Sin negar el valor de dicha propuesta, lo que aquí se propone
es que la historia del fútbol, en su vertiente profesional debe
partir de la constatación de que el futbolista es un “trabajador de
la industria cultural” o “industria del tiempo libre” y que ese es el
momento de ocio del hincha, que para el jugador es un tiempo
103 “laboral”.
103 Resulta interesante observar como la producción teórica y de
investigación empírica en torno a las denominadas “industrias
culturales” han puesto poco atención en la dimensión económica
de éstas, así como en sus trabajadores. De este modo analizan al

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“producto cultural” como mercancía, no así a quienes
mercantilizan su fuerza de trabajo para producirla 57. Quizás la
condición de hinchas de los investigadores del fútbol no les ha
posibilitado ver esta actividad como una fuente laboral.
Quizás, otro sesgo sea la percepción que se tiene sobre los
niveles de ingreso que hoy reciben los jugadores de fútbol:
Ronaldo, Messi, Guardiola, Mourinho, etc. reciben altos ingresos
por su actividad laboral, pero ello no obsta su condición de
“asalariados”. Pero no siempre existieron esos sueldos al interior

56
Eric J. Hobsbawm, El Mundo del Trabajo (Barcelona: Editorial Crítica, 1987).
57
Con el fenómeno de la globalización han aparecido investigaciones sobre el
proceso de intercambio de mercancías culturales, pero enfocándose en los
“productos” no así en los trabajadores de esta industria. Para ello ver: Néstor
García Canclini, ed., Las Industrias Culturales en la Integración Latinoamericana
(Buenos Aires: Ed EUDEBA-Secretaría Permanente del Sistema Económico
Latinoamericano, 1999).
Jorge Vidal
Historia Social del Fútbol… Issn 0718-9427
del fútbol, y más allá de ser el “club deportivo” una organización
sin fines de lucro, por gran parte de la historia, en muchas
ocasiones los jugadores debieron convocar a huelgas y organizar
sus respectivos sindicatos para defender sus derechos laborales.
Con ello cobra sentido la noción de experiencia humana que
Thompson define como un concepto central dentro de propuesta
de análisis de la “clase obrera”.

“con este término los hombres y las mujeres retornan como sujetos; no
como sujetos autónomos o individuos libres, sino como personas que
experimentan situaciones productivas y las relaciones dadas en que sen
encuentran en tanto que necesidades e intereses y en tanto que
antagonismos, elaborando luego su experiencia dentro de las
coordenada de su conciencia y su cultura (otros dos términos excluidos
por la práctica teórica) por las vías más complejas (vías, sí,
relativamente autónomas), y actuando luego a su vez sobre su propia
situación (a menudo, pero no siempre, a través de las estructuras de
clase a ellos sobrevenidas)”58

Junto con ello, esta perspectiva teórica posibilitará observar


la estratificación laboral existente dentro de este campo laboral.
104
104 Se abre así una fuente de investigación que posibilita establecer
diferencias dentro de una actividad que se presume “homogénea”.
Esta estratificación es importante ya que de algún modo podría
asociarse con las expectativas que esta actividad laboral genera a

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sus futuros trabajadores. No todos los futbolistas juegan en el Real
Madrid o Barcelona, sólo un porcentaje muy mínimo de estos
trabajadores constituyen parte de esta elite, y aquellos que quedan
relegados a un segundo o tercer plano, también tienen su historia.
¿No fue uno de los principales objetivos de la historia social
rescatar del anonimato a los “hombres” sin historia? Las
investigaciones sobre la clase obrera abordaron el tema de la
denominada “aristocracia obrera” por ejemplo.
De ahí se puede extraer otra derivada, el futbolista como
“sindicalista” ejerciendo su ciudadanía, siguiendo el camino
propuesto por Gramsci. Pero los sindicatos de futbolistas no son
las únicas organizaciones “ciudadanas” que el fútbol genera. De
este modo el vínculo que pretendemos exponer entre fútbol y
política no es desde arriba, es decir las clases dominantes o

58
Edward P. Thompson, Miseria de la Teoría (Barcelona: Ed. Crítica, 1981), 253.
Jorge Vidal
Historia Social del Fútbol… Issn 0718-9427
dirigentes controlando la actividad, tal como ha sido desarrollado
en una abundante literatura al respecto59, sino a través de la
asociatividad que esta actividad genera por sí misma.
El análisis del fútbol y de su unidad básica, el club, debe ser
visto no sólo como una empresa económica-cultural, sino como
organizaciones de la sociedad civil, donde está presente la acción
de socios y dirigentes. La mercantilización del fútbol actual no
debe ocultar el hecho que el club deportivo fue, y en algunos casos
continúa siendo, la expresión de la acción organizada de hombres
y mujeres, donde se constituye una ciudadanía activa. La
historiadora estadounidense Brenda Elsey observará en la
constitución de clubes amateur, un espacio de construcción de
ciudadanía en momentos que los sectores populares no tenían una
participación política formal dentro del sistema político. Aquí los
clubes aparecen como espacios de socialización de los sectores
populares en los que el fútbol posibilita la constitución de una
identidad60. De este modo, el problema de la identidad es
invertido, ya que es la práctica asociativa la que posibilita dicha
construcción: “los club de fútbol en Chile desarrollaron fuertes
105 relaciones con las instituciones políticas. Sus miembros se
105 definían como sujetos políticos cuando eran excluidos de la
participación electoral”61. De este modo Elsey, desde la noción de
“ciudadanía”, posibilita comprender a los jugadores y dirigentes
como actores políticos. Los clubes de fútbol construyen culturas

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59
Daniel Matamala, Goles y Autogoles. La Impropia Relación entre el Fútbol y el
Poder Político (Santiago: Editorial Planeta, 2001); Carolina Pérez, Así se Hacen
Goles. Uso Ideológico del Acontecimiento Futbolístico en los Diarios Las Últimas
Noticias y La Tercera. Septiembre de 1973-Octubre 1988 (Tesis Para Optar al Grado
de Magíster en Comunicación, Universidad de Chile, 1996); Gerhard Vinnai, El
Fútbol como Ideología; Ricardo Gotta, Fuimos Campeones. La Dictadura, El Mundial
y el Misteriosos 6 a 0 a Perú (Buenos Aires: Editorial Edhasa, 2008); Karen
Donoso, “Deporte y Recreación para Todos…”Política Social y Cultural de la
DIGEDER en los Municipios de Santiago”, en La Alcaldización de la Política. Los
Municipios en la Dictadura Pinochetista, ed. V. Valdivia (Santiago: LOM
Ediciones, 2012).
60
Luis A. Romero; “Los Sectores Populares Urbanos como Sujetos Históricos”;
en Sectores Populares, Cultura y Política. Buenos Aires en la Entreguerra, eds. Luís A.
Romero y Leandro Gutiérrez (Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2007).
61
Brenda Elsey, Football and Politics in 20th Century Chile (Austin: University of
Texas; 2012), 5.
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políticas, apareciendo así los actores de esta actividad como
agentes históricos activos y no pasivos.
¿Por qué volver la mirada sobre dichos aspectos del fútbol?
Respuesta compleja, pero necesaria. Pienso que en sociedades con
una tradición política autoritaria, donde los sectores populares
han quedado por largo tiempo al margen de la participación
política formal, observar las organizaciones político-culturales en
las que se constituyen como actor resulta relevante. Junto con
ello, las sociedades exponen altos niveles de desigualdad, donde
existe escasa movilidad social. Ni los sistemas educacionales, ni el
esfuerzo individual son vías estructurales de ascenso social, el
fútbol es una de las pocas esperanzas que poseen niños y jóvenes
para escapar de dicho destino predecible, sustituyendo a sus
padres en la posición social que éstos ocupan dentro de la
sociedad.
Podemos aquí rescatar la recomendación realizada por el
historiador Sergio Grez, realizar una historia social de los sectores
populares con la política incluida, no sólo en relación con la
institucionalidad política, sino también con la capacidad
106 organizativa de los sectores populares y en este proceso observar
106 la forma en que se construye una “cultura política”, que posibilita
una vía de acceso al conocimiento históricos sobre los sectores
populares.
Ya sea por la vía de las industrias culturales (economía

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capitalista) o por la vía de los clubes sociales y deportivos
(organizaciones de la sociedad civil), el fútbol constituye una vía
de entrada para un conocimiento más profundo de la historia de
los sectores populares y su cultura.

Conclusiones (Pitazo final a espera de un


Partido de Definición)
Uno de los puntos centrales de los historiadores que postulan
una “Historia desde Abajo”, es rescatar a aquellos actores que
habían quedado en el anonimato y de los cuales poco se sabía en
vista de las escasas fuentes documentales que dejaron a lo largo de
la historia. Hobsbawm señala que dada la naturaleza política de la
historia, las masas no se volvieron un problema historiográfico
Jorge Vidal
Historia Social del Fútbol… Issn 0718-9427
hasta que se volvieron activas políticamente, y de algún modo
incontrolable para la elite gobernante 62. Por su parte para Sharpe,
la historia desde abajo permite encontrar otro rostro de los
acontecimientos históricos, y rescatarlo de su olvido, conociendo
más sobre la historia misma, permitiendo abrir inéditas puertas
donde observar nuevos temas a investigar63, el fútbol es uno de
ellos. Pese a que el marxismo clásico intento investigar la historia
de la clase obrera identificó a estos sectores con el movimiento
obrero sindicalizado y a sus expresiones político-partidarias,
relegando y olvidando al conjunto de los trabajadores no
sindicalizados y no movilizados 64, transformándose ésta en una
historia tradicional enfocada al movimiento obrero, no innovando
en técnicas de recolección de información. Fontana señala que
cierta historiografía marxista es la aplicación de la teoría marxista
al estudio de los sectores dominantes 65, crítica que es compartida
por la Nueva Historia Chilena66.
Con la “Historia desde Abajo” no sólo aparece la gente
corriente en la historia, sino también la vida cotidiana 67 de estos
actores, lo que obliga a repensar las técnicas de recolección de
107 datos y a interrogar de distinto modo las fuentes tradicionales de
107 material histórico68, tal como lo reconocen algunos investigadores
de la “historia de la vida cotidiana” desde una perspectiva
heredera del materialismo histórico69.

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62
Eric J. Hobsbawm, Sobre la Historia (Barcelona: Editorial Crítica, 1998), 205-
207.
63
Jim Sharpe, “La Historia desde Abajo”, en Formas de Hacer Historia, ed. Peter
Burke (Madrid: Alianza Editorial, 2003), 39-58.
64
Hobsbawm; Sobre la Historia, 207.
65
Josep Fontana, Historia: Análisis del Pasado y Proyecto Social (Barcelona;
Editorial Crítica; 1999), 228.
66
Gabriel Salazar, “El Movimiento Teórico sobre el Desarrollo y la
Dependencia en Chile: 1950-1975”, Revista Nueva Historia: n° 4 (1982). Sergio
Grez, “Escribir la Historia de los Sectores Populares. ¿Con o sin Política
Incluida? A Propósito de dos Miradas a la Historia Social (Chile Siglo XIX)”,
Revista Política vol. 44: (2005).
67
George Iggers, Historiografía en el Siglo XX. Desde la Objetividad Científica al
Desafío Postmoderno (Santiago: Fondo de la Cultura Económica, 2012).
68
Hobsbawm, Sobre la Historia.
69
Alf Lúdke, “The Historiography of Every Day: The Personal and the
Political”, en Culture, Ideology and Politics. Ensay for Eric Hobsbawm, eds. Raphael
Samuel y Garet Stedman Jones (History Workshop Series: London, 1982).
Jorge Vidal
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Con el descubrimiento de la gente corriente y su cultura se
debió redefinir esta categoría de análisis, para ello se estimó
necesario recurrir al auxilio de la definición antropológica de ésta,
considerándola como un sistema de creencias y prácticas
realizadas por una comunidad o sociedad determinada 70. Este tipo
de definición está centrada en los consensos existentes, y carecen
de una explicación compleja sobre los conflictos sociales y
culturales. El culturalismo relegó a un segundo plano los aspectos
políticos y económicos de esta práctica deportiva. Aquello resulta
extraño, en la medida que en el proyecto fundacional de los
denominados “Estudios Culturales” dicha exclusión no era parte
del proyecto71, por lo que el estudio del deporte debe
problematizar en torno a dicha marginación. Por ello es que se
hace necesario una “historia social del deporte” en la que las
dimensiones políticas y económicas no se marginen de la
dimensión cultural.
De este modo estas conceptualizaciones serán criticadas por
parte de los historiadores de los sectores subalternos, quienes
apoyándose en la obra de Gramsci, se abocarán al estudio de los
108 conflictos culturales; recurriendo a la noción de hegemonía. Este
108 teórico italiano sostenía que la clase dominante no sólo ejercía su
dominio por medio de la coerción, sino también por medio de
mecanismos ideológicos, que permitían el mantenimiento de
status quo. Gramsci sostiene que la ideología “es concebida como

SudHistoria 8, enero-junio 2014


una unidad entre una visión mundo y sus correspondientes
normas de conducta”72. Por ello la ideología debe ser orgánica, es
decir tener capacidad de organizar las acciones humanas, para que
los sectores dominantes establezcan dominio no coercitivo de los
sectores subalternos. Sin embargo esto no impide que los sectores
populares posean prácticas culturales no cooptadas por la
ideología dominante, lo que les permite cierto nivel de autonomía
cultural, que pueda ir en contra, en algunos casos, de la ideología
dominante, por lo que habría que investigar la relación de los

70
Peter Burke, Qué es la Historia, 50.
71
Raymond Williams, “El Futuro de los “Estudios Culturales””, en La Política
del Modernismo, ed. Raymond Williams (Buenos Aires: Ed. Manantial, 1997),
187- 1999.
72
Jorge Larraín, El Concepto de Ideología. El Marxismo Posterior a Marx: Gramsci y
Althusser Vol. II (Santiago: LOM Ediciones, 2008), 108.
Jorge Vidal
Historia Social del Fútbol… Issn 0718-9427
sectores subalternos respecto a esa hegemonía 73. Es importante
señalar este aspecto debido a que en el desarrollo de esta práctica
deportiva los sectores populares establecen relaciones con la clase
dirigente74.
Es por esta razón que una historia del “bajo pueblo”, que
pretenda observarlo en su “cotidianidad” y donde la “política”
este incorporada, debe prestar atención al fútbol y el deporte en
general, ya que esta actividad genera “oportunidades” laborales a
los sectores populares que les permite escapar de la inmovilidad
social estructural de la sociedad chilena. Junto con ello permite
indagar sobre la capacidad organizativa de estos estratos sociales,
ya sea en la construcción de clubes deportivos y sociales, como de
sindicatos y organizaciones laborales de los “trabajadores del
tiempo libre”, abriendo nuevas posibilidades para el abordaje de
los sectores populares, donde las dimensiones culturales, políticas
y económicas se cruzan de forma particular. La historia del fútbol,
tal como aquí ha sido propuesta, abre nuevas puertas al
materialismo histórico, como herramienta de análisis de prácticas
específicas del modo de producción capitalista, ya que más allá de
109 su condición de futbolistas, técnicos y periodistas, estos actores
109 también son trabajadores y ciudadanos.

SudHistoria 8, enero-junio 2014

73
Antonio Gramsci, Antología (Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2004), 491-493;
Raymond Williams, Palabras Claves: Un Vocabulario de la Cultura y la Sociedad
(Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión, 2000), 159-162.
74
Elsey, Citizens and Sportsmen.

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