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Maestra Titular: MPB. Rosana Vázquez del Mercado López.

Psicología de la Salud.

Estrés y Afrontamiento.

(Ensayo)

Instituto Universitario de Ciencias y Humanidades.

Alumno:
Jorge Alberto Chavira Barragán.
El presente ensayo pretende ahondar en las afectaciones a la salud por

parte del estrés negativo (distrés) en las personas; aclarar los significados que

para este efecto tienen los términos que en el área de la salud mental se utilizan

para ellos y las medidas para prevenir y combatir las consecuencias negativas, así

como la importancia de la intervención del clínico en situaciones de evitación de

factores de estrés negativo al igual que lidiar con los males que las personas

sufren una vez que los ha sobrepasado su modo de lidiar contra los factores

negativos en este aspecto.

El estrés es una respuesta psicofisiológica que manifiesta el individuo ante

una situación que surge en su cotidianidad y de pronto no sabe cómo lidiar con tal

situación; se puede dar la reacción de defensa (ataque, dicen unos textos) o

huida; son las dos facetas del instinto de conservación. Podríamos, hasta este

punto, afirmar que el estrés en general es bueno, pues nos puede poner en estado

de alerta, para activarnos y responder atendiendo esa situación que surgió y si es

demasiado perniciosa, alejándonos de ella para protegernos. Ante la súbita

aparición de una causal de estrés, se genera la ansiedad: es la emoción ante la

amenaza real e inminente o imaginaria o irreal.

Cuando la ansiedad es desproporcionada e incontrolable, estaremos ante

la presencia del distrés, el estrés que causa daño a la tranquilidad y bienestar

mental de la persona; el eustrés es la reacción adecuada para atender esa

situación que se presenta, activándose nuestro razonamiento para tomar acciones

y culminarla, por lo que podremos denominarla la cara positiva del estrés. Es

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cuando estamos en la presencia del afrontamiento: el uso de recursos

balanceados de razonamiento y actuación para enfrentar aquella situación o

circunstancia que ya, presente en nuestras vidas, exige ser atendida (Lazarus y

Folkman,1984).

El Síndrome de Adaptación es compuesto por la serie de reacciones ante

el factor estresante, que se dan como si siguieran un orden: primero, la

resistencia, que es el afrontamiento, pero que, si es demasiado intenso o

excesivamente prolongado, el individuo puede perecer. Ante un estresor de

mediana magnitud, el sujeto entra en la fase de resistencia, intentando adaptarse

a la situación; aquí, se generan factores de riesgo para la salud o respuestas

somáticas: asma, hipertensión, insomnio, úlcera. Al prolongarse esta etapa se

generará la fase de agotamiento o claudicación, y será cuando se genere una

enfermedad y esta puede llevar a la muerte.

Tenemos un modelo transaccional del estrés (según autores como Cox y

Mackay 1981; Lazarus y Folkman 1986; Scotland 1987), en que el individuo

intenta balancear las demandas de la situación y sus fortalezas psicológicas,

biológicas y sociales. esto sucede en la medida en que el individuo interprete y

valore cuan demandante le resulta dicha situación. La generación del distrés está

directamente relacionada con cuan discrepante le sea esa situación a sus

esfuerzos de nivelarse con la misma. El proceso lleva tres etapas: la presentación

del acontecimiento, percibirlo como altamente amenazante y cuando el organismo

responde a dicha amenaza. Cuando las respuestas, según los recursos de la

persona, su interpretación de la percepción que de lo mismo está teniendo

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(evaluación cognitiva, Lazarus 1984), no está obteniendo una sensación de

balance o de solución ante lo que está atendiendo, el sujeto se encuentra ante una

discrepancia. Esas interpretaciones consisten en la valoración primaria, que se

refiere a si el factor pone en peligro la supervivencia física o psicológica del

individuo y, en segundo lugar, la valoración secundaria que consta de medir la

fuerza de sus fortalezas psicológicas, biológicas y sociales con las que va a

contraatacar; el estrés (negativo) se dará en cuanto el sujeto perciba un

desbalance.

Las fuentes de estrés pueden ser personales (enfermedad), las que

surgen de situaciones familiares (divorcio); sociales (del renglón laboral, sobre

todo). Y se les ha de atribuir su correspondiente nivel estresor: como

acontecimiento vital, puede ser la muerte de un cónyuge; como tensión vital

persistente que se ejemplifica con los problemas y dificultades constantes en el

trabajo; y, los problemas constantes cotidianos, que se presentan y se resuelvan o

se desvanecen y se presentan otros.

Correspondiendo ahora el turno del afrontamiento, que es definido como

Esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes, que se

desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o internas que son

evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo”

(Lazarus y Folkman,1984), y existen dos métodos, uno, el control primario, está

dirigido a atender el problema, que puede ser a través de dos vertientes: cambiar

o controlar uno o varios aspectos de quien experimenta las incomodidades de la

situación estresante o modificar el ambiente (por ejemplo, si es del tipo laboral,

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solicitar un cambio de área, departamento o sección o cambiar definitivamente de

trabajo. El segundo método, es también llamado de evitación (porque no se dirige

contra el evento estresor), y está encaminado a controlar las emociones negativas

que tiene el individuo afectado por el estresor.

Es aquí donde se denota la importancia de la intervención del clínico para

con el sujeto que manifiesta los síntomas negativos de sufrir algún nivel de estrés,

sobre todo antes de que esos síntomas se intensifiquen y dañen seriamente la

salud del individuo. es importante que la persona no entre en fase de negación,

que se evite que escape (posponiendo las sesiones, por ejemplo); es muy

importante brindarle toda la información científica pertinente al sujeto que padece

de estrés, inculcarle métodos de conductas que le apoyen a confrontar los factores

estresantes; auxiliarle a que conduzca su vida de manera sana y que incluya

actividades nuevas como realizar otro tipo de rutinas y realice actividad física, que

busque el apoyo y la calidez de sus familiares y amigos; que la terapia incluya

apoyos y consejos para el mantenimiento del control de sus emociones y la

búsqueda de alternativas para pasar a etapas o plataformas en su vida, donde

pueda controlar las situaciones y los factores de estrés, sin temores como el que

causaría el cambio de trabajo. En caso de tratarse de una enfermedad la causante

de distrés, ayudarle a que pueda tener una reinterpretación de la misma y obtener

apoyo social; en última instancia, brindar el apoyo y asesoría necesaria para que

pueda llegar a una aceptación de una enfermedad o condición irremediable.

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