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Enfoques sobre la educación sexual

Como ya hemos mencionado en clases anteriores, la educación sexual ha estado


presente en la escuela desde hace tiempo. Sin embargo no siempre fue igual, y
esto se debe a que hay distintas maneras de pensarla. Justamente podemos
decir que hay diferentes formas de caracterizar los enfoques sobre la educación
sexual que se dieron a lo largo del tiempo en el ámbito educativo. De esta forma,
cada enfoque plantea, desde su perspectiva, una idea sobre sexualidad, una
visión sobre cómo entender el proceso de enseñanza-aprendizaje, una
determinada mirada sobre el rol de las personas involucradas (docente,
estudiante, familia).
Por otra parte, debemos tener presente que en las situaciones pedagógicas con
las cuales nos encontramos, en la práctica suelen superponerse los enfoques
entre sí, es decir, no siempre es posible identificar claramente a qué enfoque
pertenece. Incluso es probable que en un mismo docente se pueda dar esta
particularidad.
Teniendo presente esto, a continuación se explicarán, de manera breve y concisa,
los enfoques que se han desarrollado en las escuelas, los cuales constituyen la
base sobre lo cual se constituirá la ESI.

Enfoques tradicionales

Enfoque moralista
En este enfoque, la sexualidad queda reducida al coito heterosexual por lo que se
centra en cuestiones tales como “lo que debe hacer” y “lo que no debe hacer”, “lo
que está bien” y “lo que está mal”. Es así como hay principios morales claramente
definidos, los cuales son de carácter universal por lo que todos deben respetarlos
y cumplirlos.
El supuesto pedagógico que encarna este enfoque establece que se debe
intervenir sobre la razón y la moral de los niños/jóvenes, los cuales deben ser
conducidos por “el camino correcto”, ya que se los considera carente y
desorientado, o abrumada por los sentimientos y las hormonas.
De esta manera se puede observar una pedagogía mecanicista que busca
enseñar el ejemplo, es decir, aprenderlo y llevarlo a la práctica. En este caso,
hablamos de una sexualidad como genitalidad, en donde se busca la abstinencia
por parte de la persona. Por su parte, se establece un “orden natural” q ue debe
ser respetado por todos, y por ello se termina haciendo mención de “anormales” o
“no natural” a aquello que no se adapta a ese orden. Por ejemplo, en cuanto a
personas podemos decir que son “anormales” los homosexuales, y en cuanto a
prácticas es “anormal” la masturbación.
En cuanto a la puesta en concreto de este enfoque en la escuela, es posible
advertir que la misma se plasma en materias religiosas o de ética (o relacionadas
a las ciencias humanas), y también es posible observarlas en actos, discursos,
diálogos, etc. Claramente, no contempla espacios para escuchar realidades
diversas, para abrir al diálogo, al intercambio con los estudiantes.
Enfoque biomédico
Este enfoque tiene como principal supuesto entender la sexualidad solo desde el
punto de vista reproductivo. El modelo biologicísta muestra el énfasis en el estudio
de la anatomía reproductiva, por lo que la sexualidad es entendida como
genitalidad, donde lo genital solo se explica desde la función reproductiva nada
más, dejando de lado otras prácticas vinculadas al disfrute del cuerpo. Por su
parte, estos contenidos en la escuela suelen trabajarse en las asignaturas como
Ciencias Naturales (escuela primaria) y biología (escuela secundaria).
Por otra parte, este modelo biologicista posee una complementación con la
perspectiva “médica” y entre ambos conforman un enfoque biomédico. El mismos
se caracteriza por adquirir importancia en los programas educativos a partir de la
pandemia del HIV -SIDA, y también con la creciente visibilización en las escuelas
del embarazo en la adolescencia. Es así como este modelo pone el foco en los
“efectos” no deseados de la sexualidad, en el incorrecto cuidado en las relaciones
genitales.
La escena educativa que podría describir este enfoque tiene que ver con
adolescentes en un aula obligados a mirar imágenes/fotos de pacientes con
enfermedades, con el objetivo de mostrar el peligro para que los adolescentes no
“caigan en eso” y “reaccionen”. De esta forma, la palabra autorizada pasa a ser la
del médico, enfermero, psicólogo en talleres o charlas para estudiantes, lo que
lleva a una forma de des-responsabilizar a la escuela de su tarea educativa (en
otras palabras, podemos decir que la educación sexual corresponde a
especialistas que trabajan fuera de la escuela, por lo que los docentes no están
preparados para ello y por ende no pueden entrometerse en esa enseñanza).
En resumen, desde este enfoque la sexualidad es algo que hay que prevenir,
donde al alumno se le “enseña” lo que hay que hacer para cuidarse, y se lo asusta
a través de una pedagogía del miedo y el impacto.

Nuevos enfoques “fuera de lo tradicional”

En los últimos tiempos, comenzaron a surgir nuevas formas de entender la


sexualidad, alejándose de la visión genital que predominaba hasta entonces. Cabe
mencionar que estos enfoques provienen de campos “fuera de la escuela”, pero
que con el tiempo fueron ingresando de ella.

Enfoque de la sexología
El mismo enfatiza la necesidad de promover la enseñanza de “buenas prácticas”
sexuales, lo que significa el prevenir disfunciones, problematizar creencias,
propiciar la exploración de modos personales de conocer y disfrutar la sexualidad.
Es así como concibe la sexualidad como una construcción, la cual está presente
durante toda la vida.
Una característica importante que presenta es que su modo de ver a la sexualidad
es individual, por lo que deja de lado las dimensiones colectivas y sociales. Por
ejemplo, no hace hincapié en qué lugar ocupamos en la sociedad, cómo fueron
construidos los sentimientos, las imágenes de masculinidades-feminidades, los
procesos de demandas de derechos, etc. En síntesis, podemos decir que es un
modelo que se vincula más a la consulta y terapia individual (entre sexólogo-
experto y paciente), que a la escuela.

Enfoque judicializante
Pone el énfasis en cuestiones vinculares y éticas por lo que encara la educación
en la sexualidad desde los sistemas judiciales. Así se busca enfatizar en las
situaciones de vulneración de derechos de niños, niñas y adolescentes, como por
ejemplo: abusos sexuales, violación, violencia, maltrato, discriminación. Todas
estas situaciones numerosas que niños atraviesan durante su infancia y
adolescencia.
Es posible dar cuenta de un enfoque que regula la sexualidad desde el derecho,
generando mecanismos para protegerlos y al mismo tiempo valorarlos como
sujetos.
De esta manera se propone la inclusión de una sólida formación en derechos
humanos, en la enseñanza de habilidades relacionadas con el autocuidado y la
posibilidad de identificar acciones abusivas por parte de adultos. Así se concibe a
los estudiantes como sujetos de derecho, por lo que trata de sensibilizarlos sobre
las injusticias.
La principal crítica que se le puede hacer a este enfoque es que las leyes y los
derechos deben ser abordados desde una perspectiva más amplia, que no se
agote en la mera enseñanza de normas.

Enfoque de género
Esta propuesta está inspirada en los movimientos de mujeres y disidencia sexual
(LGTTBIQ) que busca develar la trama de relaciones sociales en las que se
encuentran inmersos los cuerpos humanos, y visibilizar que el uso, disfrute y
cuidado del cuerpo están fuertemente condicionados por el sector socioeconómico
y educativo de pertenencia, las costumbres y valores del grupo social al que
pertenecen, y por las relaciones de género.

Sector socioeconómico y educativo

Uso, disfrute y
Costumbres y valores de grupo
cuidado del Condicionado por:
social al que se pertenece
cuerpo

Relaciones de género

De esta manera, el trabajo en la escuela va a consistir principalmente en dos


acciones fundamentales:
 Desnaturalizar lo que hacemos cotidianamente (sobre todo acciones que
promueven inequidad y vulneración de derechos).
 Analizar y criticar prejuicios y estereotipos (en relación a masculinos y
femeninos).

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