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1) Un punto de reunión para todas las artes: en su labor educativa musical Schafer afirma que

encuentra una cierta “innaturalidad” básica de las formas de arte existentes, las cuales
utiliza un conjunto de receptores sensitivos, con exclusión de todos los demás. Las
exigencias para alcanzar el virtuosismo necesario en cualquiera de las formas de Arte han
dado como resultado realizaciones abstractas a las que podemos aplicar con propiedad el
Calificativo de “antinaturales”, ya que de ninguna manera corresponden a la vida tal como
la Experimentamos en esta tierra. Para el niño de cinco años, la vida es arte y el arte es
vida. Al observar jugar a los niños y que se trate de delimitar sus actividades por las
Categorías de las formas de arte conocidas, es imposible. Cuando estos niños Ingresan en
la escuela, el arte se vuelve arte y la vida se convierte en vida. Descubrirán que “música”
es algo que sucede en un pequeño compartimiento, un día de la semana a un horario
determinado, mientras que otro día y en otro horario, hay un compartimiento llamado
“pintura”. Afirma que en este caso sucede el destrozo del sensorium (suma de la
percepción de un organismo, el "asiento de la sensación" donde experimenta e interpreta
los ambientes en los que vive) y es la experiencia más traumática de la vida de un niño
pequeño. Schafer se pregunta ¿Por qué fue destruido el sensorium? ¿Por qué no tenemos
simplemente una sola forma de Arte multitudinaria en la que los detalles de percepción se
corroboren y contrapunteen unos con Otros, tal como sucede en la vida? En este sentido,
señala que se separan los sentidos con el fin de desarrollar agudezas específicas y una
apreciación disciplinada. Pero una separación total y sostenida de los sentidos concluye en
una fragmentación de la Experiencia. Perpetuar eso durante toda una vida puede ser
malsano. Es así que el autor considera las posibilidades de síntesis de las artes, afirma
que se debería abolir el estudio de todas las artes en los primeros años de la escuela, para
tener una materia integradora, que podría llamarse “estudio de los mdios”, o “estudios de
sensibilidad y expresion”, que podría incluir todas y a la vez ninguna de las artes
tradicionales en particular. Aún así, en un determinado momento se podría clasificar las
artes individuales como estudios separados, teniendo en cuenta que se hace con el interés
de desarrollar agudezas sensoriales específicas. Este podría ser el periodo medio de
estudios. Tras haber “limpiado cada una de las lentes de la percepción” se podría volver
nuevamente a una reconfiguración de todas las formas de arte, en el trabajo de arte total,
situación en la que “arte” y “vida” serian sinónimos.
Así Schafer indica que se aproxima el tiempo en que nos veremos forzados a
desarrollar programas de estudios para obtener una nueva integridad en el arte (y en la
vida). El autor sostiene haber tenido un pensamiento influenciado por la filosofía oriental,
cómo la reverencia por el silencio, por el calmo paisaje sonoro en el cual un pequeño gesto
puede tornarse grande porque no se halla abrumado por la competencia, mientras que en
Occidente, el silencio es un concepto negativo, una molestia que debe evitarse. Schafer
señala así que le gustaría recuperar ese estado para que unos pocos sonidos puedan
introducirse y ser escuchados con prístino brillo. Por ello, en sus clases trato de emplear
algunos ejercicios de relajación yoga como preparación para la experiencia de la audición y
la creación. De a poco músculos y la mente se Relajan hasta el punto en el cual todo el
cuerpo se vuelve un oído, lleva algunas horas, pero según sus estudiantes, escucharon la
música como nunca antes lo habían hecho vida. Así también, coincide en que se debería
dejar de manosear torpemente los sonidos y empezar a tratarlos como objetos preciosos.
No hay dos sonidos iguales, una vez emitido, el sonido se pierde para siempre (al menos
que lo recordemos) La música no es mas que una colección de los sonidos más
fascinantes y bellos, producidos por hombres con buenos oídos y afectuosamente
recordados por la humanidad.

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