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Carla Daniel Fortuna Rivera Melo 7 de Mayo 2019

2. Perceptosensación

Además de la interacción entre la sensación y la percepción que convergen en un objeto,


pienso que también este concepto se puede trasladar a un fenómeno. “Fenómeno
significa originariamente lo que se muestra, lo que se da, lo patente, del griego apariencia,
manifestación. Los fenómenos serán pues, la totalidad de lo que se manifiesta, es decir,
los entes o el ente en su totalidad” (Erich, Luna. (11 marzo 2010). ¿Qué es esto, la
fenomenología? El concepto de fenómeno. Wordpress.com
https://erichluna.wordpress.com/2010/03/11/%c2%BFque-es-esto-la-fenomenologia-2-el-
concepto-de-fenomeno/)

En este caso la perceptosensación resulta en experiencia, el cúmulo de percepciones que


hayamos tenido de ciertos eventos relacionados, es decir, la significación que le
asignamos a todo lo que vivimos.

Sirve de ejemplo el que considero mi primer contacto con el mundo del arte, una
excursión en la primaria, quizá cursaba el segundo año, nos llevaron al museo de la
estampa que se encuentra en Toluca, al lado de la Alameda central.

Recuerdo que nos llevaron a recorrer todo el museo, nos sentaron en el piso y
comenzaron a hacernos preguntas acerca de lo que creía yo, era una pintura, nos
explicaron un poco de lo que ellos hacían, pero los conceptos volaban en mi mente, hasta
que nos condujeron al taller, un lugar un tanto alejado del museo, era como acabar de
recorrer un laberinto, llegamos a un cuarto iluminado, con una gran máquina al centro,
nos explicaron que íbamos a hacer unas imágenes, ellos ya tenían unas hechas, nos
preguntaban qué dibujo queríamos y qué color le pondríamos, no recuerdo la imagen ni el
color, pero si la máquina aplastando todos los dibujos que habíamos metido ahí y correr
del otro lado para ver cómo salían, levantaron la tela enorme y salieron nuestros dibujos,
de cada madera se retiraba el papel y ahora teníamos nuestros dibujos, del color que
queríamos.

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Carla Daniel Fortuna Rivera Melo 7 de Mayo 2019

Lo que más recuerdo, es la emoción de todos corriendo para ver cómo había resultado
nuestra elección de imagen y color. No recuerdo más del asunto, ni tengo en posesión
aquel papel que resultó de ese día.

Fue años más tarde, al estudiar artes plásticas y visitar el mismo museo, cuando ese
recuerdo llegó a mi mente y ya con los conocimientos adquiridos dentro de la carrera, me
di cuenta que ese había sido mi primer contacto con la estampa.

Es por eso que planeo hacer objetos artísticos vistos como experiencias artísticas, donde
haya un gusto por el material con el que trabajo y destacando sus cualidades puras junto
con una significación y resignificación de ese material junto con mis vivencias.

2.1 Experiencia estética

Para entender acerca de la experiencia estética, es necesario desdoblar los conceptos


por separado para poder hacer una relación entre ellos. Según la Real Academia
Española, una experiencia es un hecho de haber sentido, conocido o presenciado alguien
algo. Y la estética es la Disciplina que estudia la belleza y los fundamentos filosóficos del
arte. Seria sencillo entonces entender que la experiencia estética es experimentar la
belleza dentro del arte, pero esta definición quedaría muy superficial.

La estética principalmente fue la ciencia que estudiaba la belleza, sin embargo, no


quedaría ahí, con Kant y Baumgarten (filósofos) La estética pasaría de ser solo el estudio
de lo bello a ser una reflexión filosófica que se hace sobre objetos artísticos y naturales, y
que produce un juicio estético.

El término estética proviene del griego αἴσθησις (aísthêsis) sensación. En ese caso habrá
que analizar qué son las sensaciones y no solo representarlas, sino también analizarlas
filosóficamente, o en mi caso, desde la fenomenología.

Paul Valéry en su libro La invención estética, en el capítulo El infinito estético nos habla
de dos tipos de sensaciones, las que él denomina “prácticas” y las “estéticas” Las

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sensaciones prácticas son aquellas que queremos inhibir desde el momento que las
tenemos, las que nos sirven para la vida cotidiana, por ejemplo cuando tenemos hambre,
que hacemos lo que esté a nuestro alcance para ya no tenerla, o como cuando tenemos
frío, que buscamos la forma de abrigarnos para inhibir esa sensación, tienden a ser
finitas, este tipo de sensaciones nos ayudan en la cotidianeidad, siendo aquellas que
permiten nuestro andar por la vida. En cambio las sensaciones estéticas son aquellas
que tienden al infinito, es decir, que nos produce placer o algún tipo de goce llevarlas a
cabo, y repetirlas cuantas veces podamos, en el mismo ejemplo del hambre, hablando de
sensación estética no comemos cualquier cosa que nos pongan enfrente, todos tenemos
comidas que nos gustan más que otras, incluso cuando tienes tu comida favorita tratas de
comerla más despacio para extender ese placer que te produce la sensación.

Así que para mí, la experiencia estética es ese momento de goce, de gusto que te
produce alguna cosa, en particular a mí, estar en contacto con los materiales y procesos
escultóricos es lo que me induce a experimentar de manera estética, pues de esta
manera disfruto mucho de las sensaciones que se producen, como tocar los materiales,
utilizar las herramientas, experimentar. Ahora si bien ya establecí que para mí eso es una
experiencia estética, habrá que analizar después porque esos materiales y procesos son
los que producen en mi esas sensaciones y no otros.

2.2 ¿Qué pasa dentro de los museos?

He asistido varias veces a exposiciones de arte, en galerías y en museos, el momento de


la inauguración suele ser muy ameno, todos platicando, compartiendo acerca de sus
piezas, preguntando, tomando una copa de vino quizá, uno que otro bocadillo, sin
embargo, los días siguientes, el lugar cambia por completo, deja de ser habitado, pasa de
ser un recinto para el intercambio de arte e ideas y se vuelve algo así como un templo
sagrado, y es que la mayoría de la gente le tiene una especie de miedo al arte, miedo de
mirar, de detenerse, de comentar, de poner en crítica aquello que ven, de hablar muy alto,
de reír.

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Carla Daniel Fortuna Rivera Melo 7 de Mayo 2019

En 2017 tomé un curso llamado Dibujar es pensar impartido por Christopher Aquino, en
este curso nos habló de cómo abordar el dibujo desde la háptica, que es el conjunto de
nuestros sentidos, con base en esto, los dibujos los hacíamos desde nuestras
sensaciones, claro que inevitablemente tenía un pensamiento asignado también, solo que
el detonante era lo que percibíamos, por ejemplo, un ejercicio consistió en cerrar los ojos
y escuchar, a cada tipo de sonido debíamos asignarle un grafo en especial, cada que lo
escucháramos, debíamos ponerlo en el papel. Esto me hizo entender que hay muchas
formas de poder abordar un dibujo, y así como hay muchas formas de ello, debería haber
aún más para interpretar un objeto artístico.

Pienso que el problema no existe dentro de los museos, sino de nuestra educación
artística, claro que está bien respetar y cuidar las piezas artísticas y acatarse a lo que el
autor quiera, pero en términos de pensamiento, deberíamos ir más allá que solo “admirar”
una obra.

Paul Valéry en su libro La invención estética, narra en uno de sus capítulos su experiencia
al adentrarse en un museo, para él entrar ahí es perderse por completo de la realidad, es
un lugar donde el sentido se ha perdido, pues le ensordece el silencio, la cantidad de
piezas le abruma, las esculturas de diferente tamaño, pose, forma, algunas mutiladas lo
confunde. Así como él, pienso que se sienten muchas personas, incluyéndome. Es por
ello que trato de buscar una alternativa, un modo distinto de interactuar con el arte, para
que las piezas se sientan más cercanas.

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