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PALABRAS CLAVE
1
sólo a través de los partidos políticos, sino también a través de las agrupaciones
ciudadanas y pueblos indígenas. Fue la Ley de Agrupaciones Ciudadanas y Pueblos
Indígenas, Ley 2771 de 7 de Julio de 2004, la que desarrolló este mandato
constitucional, estableciendo en el art. 5 que los pueblos indígenas son organizaciones
con personalidad jurídica propia reconocida por el Estado, cuya organización y
funcionamiento obedece a los usos y costumbres ancestrales, que podían participar en la
formación de la voluntad popular y postular candidatos en los procesos electorales en el
marco de lo establecido en la Ley2.
Humanos, Género y Pluralismo Jurídico y docente de postgrado en diferentes universidades y en la Escuela de Jueces del
Estado, en los temas antes señalados.
El art. 222 de la CPE reforma en 2004, tenía el siguiente texto: “La Representación Popular se ejerce a través de los
partidos políticos, agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas, con arreglo a la presente Constitución y las leyes”.
2
El texto íntegro del art. 5 s el siguiente: “Los Pueblos Indígenas son organizaciones con personalidad jurídica propia
reconocida por el Estado, cuya organización y funcionamiento obedece a los usos y costumbres ancestrales. Estos pueblos
pueden participar en la formación de la voluntad popular y postular candidatos en los procesos electorales, en el marco de
lo establecido en la presente Ley, debiendo obtener su registro del Órgano Electoral”.
3
El Tribunal Constitucional Plurinacional se ha pronunciado sobre este tema en la SCP 645/2012 de 23 de julio, que en el
FJ.III.2.1. señala: “Siguiendo el mismo entendimiento, con relación a la exigencia de acreditación de la personalidad
jurídica, éste no constituye un requisito habilitante para el ejercicio de los derechos de los pueblos indígena originario
campesinos, puesto que más bien se trata de un derecho que les asiste, ya que sus facultades organizativas se ejercen y
se han ejercido independientemente del reconocimiento que haga el Estado de su condición de sujeto de derechos,
prexistentes a la misma estructura estatal, aspecto que indudablemente constituye un deber para el Estado y no así para la
nación o pueblo indígena en sí mismo. No contemplar este entendimiento conlleva una interpretación restrictiva que pone
en riesgo la eficacia material de sus derechos colectivos”.
4
Ver SCHAVELSON Salvador. El nacimiento del Estado Plurinacional de Bolivia. Etnografía de una Asamblea
Constituyente. Editorial Plural. La Paz - Bolivia 2012. P 127.
5
Los aspectos más importantes en cuanto a los nuevos constitucionalismos latinoamericanos y la legitimidad de la
Constitución democrática de 2009 pueden encontrarse en: Martínez Dalmau, R. & Viciano Pastor, R. (2010). Los procesos
constituyentes latinoamericanos y el nuevo paradigma constitucional. Revista del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla,
25, 7-29. Recuperado de https://www.redalyc.org/html/2932/293222977001/; Martínez Dalmau, R. & Viciano Pastor, R.
(2011). El nuevo constitucionalismo latinoamericano: fundamentos para una construcción doctrinal. Revista General de
Derecho Público Comparado, 9, 1-24. Recuperado de
https://www.academia.edu/6339900/El_nuevo_constitucionalismo_latinoamericano_fundamentos_para_una_construcci
%C3%B3n_doctrinal; Martínez Dalmau, R. & Viciano Pastor, R. (2013). La Constitución democrática, entre el
neoconstitucionalismo y el nuevo constitucionalismo. El Otro Derecho: Debates Constitucionales en Nuestra América, 48,
63-84. Recuperado de http://www.ilsa.org.co/biblioteca/ElOtroDerecho/Elotroderecho_48/El_otro_derecho_48.pdf; y,
Martínez Dalmau, R. (2014). El debate sobre la naturaleza del poder constituyente: elementos para una teoría de la
constitución democrática. En R. Martínez Dalmau (ed.), Teoría y práctica del poder constituyente (pp. 67-119). Valencia:
Tirant lo Blanc.
2
indígena originario campesinas6, a partir de la cual ejercen sus sistemas políticos en el
marco de la democracia comunitaria7.
6
Art. 2 de la CPE “Dada la existencia precolonial de las naciones y pueblos indígena originario campesinos y su dominio
ancestral sobre sus territorios, se garantiza su libre determinación en el marco de la unidad del Estado, que consiste en su
derecho a la autonomía, al autogobierno, a su cultura, al reconocimiento de sus instituciones y a la consolidación de sus
entidades territoriales, conforme a esta Constitución y la ley”.
7
De acuerdo al art. 11.II de la CPE, una de las formas del ejercicio de la democracia es la comunitaria, “por medio de la
elección, designación o nominación de autoridades y representantes por normas y procedimientos propios de las naciones
y pueblos indígena originario campesinos, entre otros, conforme a Ley”. El art. 30.II.14 de la CPE establece que las
naciones y pueblos indígena originario campesinos tiene derecho “al ejercicio de sus sistemas políticos, jurídicos y
económicos acorde a su cosmovisión”.
8
Ver Ariza Santamaría, R. (2012). Derecho aplicable. En J. C. Martínez, C. Steiner y P. Uribe (coords.), Elementos y
técnicas de pluralismo jurídico: manual para operadores de justicia (pp. 43-62). Ciudad de Guatemala: Konrad-Adenauer-
Stiftung. El Tribunal Constitucional Plurinacional, abordó también la plurinacionalidad en las DCP 0006/2013 de 5 de junio.
FJ III.1; y, en la SCP 0037/2013 de 4 de enero. Fj III.1..
9
En efecto, la ley, ya no es la única fuente directa de derecho, sino también son fuente directa de derecho las normas,
procedimientos y valores de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, así como los estándares internos e
internacionales de protección a derechos. De la misma forma, en el marco de la cláusula de libre determinación de las
naciones y pueblos indígena originario campesinos, las naciones y pueblos indígena originario campesinas ejercen sus
sistemas jurídicos en igualdad jerárquica en relación a las otras jurisdicciones y también ejercen sus sistemas políticos en
el contexto del ejercicio de la democracia comunitaria.
André Hoekema (2002) destaca dos tipos de pluralismo jurídico: el social y el formal, que a su vez puede ser de tipo
unitario o igualitario. En este escenario, siguiendo a este autor, el pluralismo social sustenta sus ideales a partir de una
concepción social del derecho, entendiendo este como “las normas para la vida social de una comunidad determinada,
aplicadas, cambiadas y mantenidas vigentes y sancionadas por los oficiales a quienes conforme a la normatividad
pertinente se les otorgó el poder de ejecutar este cargo”. De acuerdo con este criterio, el autor señala que “estas normas sí
deben ser eficaces en el sentido de que se trata de una autoridad estable y no solo presunta o usurpada. Al ser así,
funciona una institución que identifica, aplica y hace respetar normas de conducta” (pp. 70-71).
También existen otros autores que abordan el tema del pluralismo jurídico, entre ellos Boaventura de Sousa Santos (2003,
2009), quien realizó sus estudios sobre pluralidad jurídica o “pluralismo legal”. También De la Torre Rangel (2012), desde la
filosofía de la liberación, sustenta un pluralismo jurídico de corte igualitario; al respecto, señala que “el Derecho también
nace del pueblo, de las relaciones interhumanas, de las luchas y reivindicaciones de diversos colectivos”. Este autor
sostiene que el pluralismo jurídico emerge de un “rompimiento epistemológico” que da lugar al surgimiento de una filosofía
del conocimiento con otros fundamentos; en este marco, el autor formula otra mirada a la justicia cuando señala que estos
procesos deben darse “con una racionalidad analógica, que acepta lo diverso y lo distinto, pero sin perder lo esencial de la
juridicidad, lo que le da sentido en última instancia, lo que le permite ser Derecho: la justicia” (p. 14).
Debe señarse también que Raquel Yrigoyen Fajardo, es un referente latinoamericano en pluralismo jurífico de tipo
igualitario. Ver Yrigoyen Fajardo, R. (2006a). Hacia una jurisprudencia pluralista. Derecho Penal y Pluralidad Cultural.
Anuario de Derecho Penal, 377-415. Recuperado de http://perso.unifr.ch/derechopenal/assets/files/anuario/an_2006_20.pdf
Yrigoyen Fajardo, R. (2006b). Hitos del reconocimiento del pluralismo jurídico y el derecho indígena en las políticas
indigenistas y el constitucionalismo andino. En M. Berraondo López (coord.), Pueblos indígenas y derechos humanos (pp.
537-567). Bilbao: Universidad de Deusto.
También ver Wolkmer, A. C. (2003). Introducción al pensamiento jurídico crítico. Bogotá: ILSA; y, Wolkmer, A. C. (2006).
Pluralismo jurídico. Fundamentos de una nueva cultura del derecho. Sevilla: MAD.
3
perspectiva, todas las culturas, saberes, cosmovisiones, vivencias, etc., dialogan y se
complementan entre sí para consolidar el fin esencial del Estado: el vivir bien10.
En base a todo lo señalado, debe afirmarse que los conceptos antes referidos,
fundamentan el ejercicio de una democracia comunitaria en un Estado Plurinacional,
como es el caso de Bolivia, razón por la cual, el artículo 11 de la Constitución, consagra
este tipo de democracia en un marco de equivalencia entre hombres y mujeres y de
acuerdo a sus normas y procedimientos propios13. En este contexto, específicamente en
los artículos 26, 210.III y 211.III, las naciones y pueblos indígena originario campesinos,
tienen derecho a elegir, designar y nominar de forma directa a sus representantes,
mediante sus formas propias de elección y en el marco del libre ejercicio de sus sistemas
políticos acordes con su cosmovisión, tal como reza el artículo 30.II.14 de la Constitución.
10
Ver Walsh (2012). Interculturalidad y plurinacionalidad: elementos para el debate constituyente. Ecuador: Universidad
Andina Simón Bolívar. Recuperado de http://www.reduii.org/cii/sites/default/files/field/doc/Interculturalidad%20y
%20Plurinacionalidad.pdf
En este texto, la autora afirma también que la labor de la interculturalidad como principio e instrumento crítico no es
simplemente promover la relación entre grupos o sistemas culturales, sino partir de y hacer ver la diferencia colonial que ha
negado la “existencia precolonial de las naciones y pueblos indígenas, originarios y campesinos y su dominio ancestral”.
Continúa señalando que resaltar esta subjetividad colectiva jamás considerada y trabajar desde ella, fortaleciendo lo propio
y las cosmovisiones con sus aspectos identitarios, espirituales, científicos, productivos, organizativos, territoriales y
existenciales (no como una diferencia inconmovible o estática, sino como un posicionamiento estratégico de carácter
decolonial y en pro de suma quamaña —el vivir bien—), es lo que da la interculturalidad en sentido crítico, un sentido
descolonizador.
11
El Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia, en la SCP 0847/2014 de 25 de febrero, señaló que con la
descolonización se “rompe con la herencia del constitucionalismo monocultural, que nació a espaldas de los pueblos
indígenas y del constitucionalismo pluricultural que introdujo de manera subordinada un reconocimiento parcial a los
derechos de los pueblos indígenas”. Esta misma sentencia señaló que “nuestra Constitución marca una ruptura respecto al
constitucionalismo clásico y occidental concebido por las élites políticas; es un constitucionalismo que expresa la voluntad
de las clases populares y los pueblos indígenas, creando una nueva institucionalidad, transversalizada por lo plurinacional,
una nueva territorialidad, signada por las autonomías, un nuevo régimen político y una nueva legalidad bajo el paradigma
del pluralismo jurídico igualitario en el marco de la Constitución”. Tribunal Constitucional Plurinacional. Sentencia
Constitucional Plurinacional 0487/2014 del 25 de febrero de 2014.
Ver también Tribunal Constitucional Plurinacional. SCP 0260/2014 del 12 de febrero. Además, esta sentencia estableció
que “la descolonización, empero, no debe ser entendida únicamente como la eliminación de las relaciones de
subordinación respecto a las naciones y pueblos indígena originario campesinos, sino desde una concepción más amplia,
como la eliminación misma de la jerarquización de las relaciones en todos los ámbitos, pues lo que es motivo de crítica es
precisamente la lógica del poder que subordina no solo a los indígenas, sino también a otros grupos o colectivos que no
son aceptados por no enmarcarse bajo los parámetros del sistema”.
12
El Ministerio de Justicia a través del SIPPASE, ha formulado el Modelo Boliviano Integrado de actuación frente a la
violencia en razón de género, que parte de los conceptos de descolonización y despatriarcalizacion, que “están orientados
al desmontaje de la estructura ideológica, política, económica y cultural que sostienen y reproducen la desigualdad social,
la discriminación, opresión y subordinación de género y generacional. Esto implica que debe existir una transformación
estructural en las relaciones de poder para Vivir Bien con la eliminación de patrones culturales y estereotipos sociales
discriminatorios” MINISTERIO DE JUSTICIA, SIPPASE, Modelo Boliviano Integrado de Actuación frente a la Violencia en
razón de Género (VRG).
13
En este escenario, de acuerdo a los elementos que moldean el modelo de Estado vigente, rige una democracia plural,
conformada por una democracia directa y participativa que se ejerce, entre otras, a través del referendo, la iniciativa
legislativa ciudadana, la revocatoria de mandato, la asamblea, el cabildo, la consulta previa; asimismo, se tiene una
democracia representativa que se manifiesta a través de la elección de representantes por voto universal, directo y secreto;
y también esta vigente una democracia comunitaria que deberá ser ejercida por medio de la elección, designación o
nominación de autoridades y representantes por normas y procedimientos propios de las naciones y pueblos indígena
originario campesinos, tal cual prescribe el artículo 11.II de la Constitución democrática de 2009.
Por su parte, la Ley 026 de 30 de junio de 2010 denominada Ley del Régimen Electoral, en sus artículos 4 10 y 91 en
armonía con el bloque de constitucionalidad antes descrito, consagra la democracia comunitaria. la cual debe ejercerse en
equivalencia de condiciones entre hombres y mujeres tal como reza su artículo décimo primero.
4
El ejercicio de la democracia comunitaria tiene sustento también en instrumentos
internacionales de protección a derechos de pueblos indígenas que forman parte del
bloque de constitucionalidad boliviano14, entre ellos, el Convenio 169 de la OIT15; la
Declaración de Naciones Unidas sobre derechos de los pueblos indígenas 16; y, la
Declaración Americana sobre Derechos de Pueblos Indígenas17.
14
La SC 0110/2010-R de 10 de mayo, estableció que forman parte del bloque de constitucionalidad boliviano no solamente
los tratados internacionales referentes a derechos humanos, sino también los estándares internacionales de protección a
derechos, especialmente aquellos que emergen de las interpretaciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Estos estándares además tienen aplicación directa de acuerdo al artículo 109.I de la Constitución y su aplicación en el caso
boliviano emerge además de los artículos 13.1, 13.IV y 256 de la Constitución boliviana. TRIBUNAL CONSTITUCIONAL.
Sentencia Constitucional 0110/2010-R de 10 de mayo. FJ III.3.
15
Este instrumento, en el artículo 8.2 consagra el derecho de los pueblos indígenas a conservar sus instituciones.
16
Este instrumento internacional, entre otros derechos, consagra en el artículo 3 el derecho a la libre determinación; el
derecho a la autonomía y el autogobierno consagrado en el artículo 5, en el derecho a mantener sus propias instituciones
tal como lo establece el artículo 18, en el derecho a mantener y desarrollar sus sistemas o instituciones políticas
establecido en el artículo 20.1, el derecho a definir sus propias estructuras institucionales como lo señala el artículo 33.2, el
derecho a mantener sus propias instituciones tal cual lo establece el artículo 34.
17
Este instrumento reconoce entre otros el derecho a la autoidentificación en el artículo I.2, el respecto al carácter
pluricultural de los Estados contenido en el artículo II, el derecho a la libre determinación consagrado en el art. III, el
derecho al ejercicio de sus sistemas e instituciones propias tal cual lo señala el artículo VI, la garantía de prohibición de
asimilación contenida en el artículo X, el derecho a su identidad cultural prevista en el artículo XIII.1, el derecho al respeto a
sus formas de organización, el derecho al ejerecicio de sus normas, procedimientos, valores y costumbres tal cual manda
el artículo XX.1, el derecho al autogobierno como manifestación de la libre determinación según el artículo XXI, el derecho
a mantener y desarrollar sus propias instituciones de decisión de acuerdo al artículo XXI.2, el derecho a ejercer sus propias
normas y procedimientos tal como reza el artículo XXII.1.
18
Esta sentencia estableció que la democracia comunitaria “…es simplemente la decisión comunitaria colectiva para
cualquier toma de decisiones, donde la participación no es individualizada en el voto sino en el consenso colectivo”. En este
marco, ha señalado también que “…el ejercicio de la democracia comunitaria como una manifestación del derecho al
ejercicio de los sistemas jurídicos de los pueblos indígenas, debe ser reconocido plenamente, aún adopte, para su
“legalidad” las formas de la institucionalidad occidental; pues, de lo contrario, se estaría subordinando el ejercicio de la
autodeterminación de los pueblos indígenas y el derecho al ejercicio de sus sistemas políticos, a una legalidad occidental,
al margen de la plurinacionalidad, del pluralismo político y jurídico que son la base de nuestro Estado”. TRIBUNAL
CONSTITUIONAL PLURINACIONAL. DCP 0030/2014.FJ III.4.
5
comunal respecto a la elección, cambio, sustitución o destitución de autoridades y
representantes de las naciones y pueblos indígena originario campesinos19.
Estas características también son anotadas por María Teresa Zegada Claure, a partir
del trabajo de Ticona, Rojas y Albó, al sostener que:
“cuenta con un sistema colectivo de toma de decisiones y administración del poder; los
cabildos o asambleas se constituyen en instancias de deliberación y decisión; se instituye
la rotación de cargos con base territorial y la obligatoriedad en el cumplimiento de
funciones de autoridad; la noción de autoridad como servicio y no como privilegio;
sistemas de rendición de cuentas y control social; la revocatoria de mandato, entre las
principales (…) así como la necesaria trayectoria que siguen los comunarios para llegar a
ser proclamados autoridades, mediante el denominado thaki o camino…”21.
19
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL. DCP 0030/2014. FJ III.4. La DCP 0030/2014 señaló que “las formas
colectivas del poder comunal para la elección, cambio, sustitución o destitución de cualquiera de las autoridades y
representaciones que emerjan de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, en el marco de un
constitucionalismo plurinacional y descolonizador, al ser parte del derecho a la libre determinación, que implica la
autodeterminación colectiva, al igual de las formas de democracia occidental, estas son parte esencial de un Estado
Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario. Un entendimiento contrario estaría subordinando el ejercicio de la
autodeterminación de los pueblos indígenas y el derecho al ejercicio de sus sistemas a una legalidad occidental, que está
regida bajo formas de ejercicio democrático ajenos a su realidad concreta”.
20
SCP 2114/2013, FJ.III.3.
21
Zegada Claure, M. T. (2012), Indígenas y mujeres en la democracia electoral. Análisis comparado, Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación, 2012. México, p.15
6
A partir de dichas características, la SCP 2114/2013 antes anotada, concluyó que la
elección de autoridades mediante la democracia comunitaria es conocida, aceptada y
ejercida plenamente por las comunidades, por lo que la persona que ingresa a la
representación política mediante la democracia comunitaria, debe respetar las reglas de
dicha democracia.
Ahora bien, la democracia comunitaria, que genera, en muchos casos, los acuerdos
de gestión compartida, ha logrado persistir y sobrevivir, a través de la combinación de
normas y procedimientos propios con los correspondientes de la democracia
representativa, en verdaderos procesos de interlegalidad, en la medida en que, para
“legalizar” las decisiones asumidas en la comunidad se acude a la forma de elección de la
democracia representativa; lo que evidentemente se explica por la exclusión histórica de
sus sistemas políticos, conforme se ha explicado en el anterior acápite. Así, María
Teresa Zegada Claure, señala que existe una tensa relación del Estado con los pueblos
indígenas, vinculada con su sistemática exclusión de las políticas estatales o “con su
incorporación subordinada a la tutela republicana justificada por el pensamiento liberal y
el positivismo social, así como por la aplicación de sistemas de elección individual,
construyendo una ciudadanía política que, en cierto modo, se sobreponía o suplantaba
las lógicas de una ciudadanía colectiva o comunitaria”22.
Conforme a ello, la regla es que las y los concejales sean elegidos a través del
sufragio universal; sin embargo, las naciones y pueblos indígena originario campesinos,
pueden elegir sus representantes al Concejo Municipal mediante sus normas y
procedimientos propios; consiguientemente, si estas normas, a partir del derecho a la
libre determinación de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, conllevan
la existencia de convenios en algunos municipios, bajo el nombre de “gestión
compartida”, dichos convenios tienen reconocimiento constitucional.
En similar sentido, cabe mencionar que el art. 285.II de la CPE determina que “El
periodo de mandato de las máximas autoridades ejecutivas de los gobiernos autónomos
es de cinco años”; igual periodo se encuentra previsto en el art. 288 de la CPE;
consiguientemente, dicho periodo, en el marco de lo mencionado anteriormente, es la
regla; sin embargo, en mérito al reconocimiento constitucional de la posibilidad que las
naciones y pueblos indígena originario campesinos elijan a sus representantes mediante
sus normas y procedimientos propios, es evidente que los cinco años de duración del
periodo de mandato de las autoridades de los gobiernos autónomos, no se aplica a los
supuestos de elección de autoridades elegidas por normas y procedimientos propios, de
ahí que, por ende, es posible que en gestiones compartidas se establezcan otros
periodos, menores, de duración en el cargo.
Por otra parte, cabe mencionar que el art. 194 de la Ley del Régimen Electoral, hace
referencia a la sustitución de autoridades legislativas, señalando que, en caso,
22
Íbidem, pp-. 17-18.
23
Artículo 70. (COMPOSICIÓN).
I. Los gobiernos autónomos municipales están compuestos por dos órganos:
a) El Órgano Ejecutivo presidido por la Alcaldesa o el Alcalde elegida o elegido mediante sufragio universal, por
mayoría simple, en lista separada de las candidatas y candidatos a Concejalas y Concejales.
b) El Concejo Municipal, integrado por Concejalas y Concejales elegidas y elegidos mediante sufragio universal. La
conformación del Concejo Municipal se establecerá en la Carta Orgánica Municipal.
II. Los Municipios donde existan naciones y pueblos Indígena Originario Campesinos que no constituyan una
autonomía indígena originaria campesina, éstos podrán elegir sus representantes ante el Concejo Municipal, de acuerdo al
parágrafo II del artículo 284 de la Constitución Política del Estado.
7
debidamente acreditado por las organizaciones políticas interesadas, de renuncia,
inhabilitación, fallecimiento, impedimento permanente de autoridades legislativas
nacionales, departamentales y municipales, el Tribunal Electoral competente habilitará al
suplente correspondiente para asumir la titularidad. Dicha norma debe ser entendida
como la regla, para quienes fueron electos bajo las reglas de la democracia
representativa, más no así respecto a las naciones y pueblos indígena originario
campesinos, quienes, se reitera, en el marco de sus normas y procedimientos propios y
los acuerdos de gestión compartida, pueden acordar un tiempo menor de duración del
mandato y, por ende, es constitucionalmente válido que una de las causales de
sustitución sea precisamente el cumplimiento de los acuerdos de gestión compartida.
Lugones señala que el feminismo blanco y heterosexual enfocó su lucha contra una
caracterización de las mujeres como frágiles, débiles, recluidas al espacio privado y
sexualmente pasivas; modelo que excluía a las “hembras no blancas que eran
consideradas animales en el sentido profundo de ser seres ‘sin género’, marcadas
sexualmente como hembras, pero sin las características de la femineidad” 25, concluyendo
que el sistema de género tiene un lado visible/claro y uno oculto/oscuro. El primero
construye, hegemónicamente, al género y a las relaciones de género; organiza “las vidas
de hombres y mujeres blancos y burgueses, pero constituye el significado mismo de
‘hombre’ y ‘mujer’ en el sentido moderno/colonial” 26. Por su parte, el lado oculto/oscuro
del sistema de género fue y es violento pues redujo a las hembras no blancas a la
animalidad, al sexo forzado con los colonizadores blancos y a una explotación laboral27.
Entonces, existió una construcción diferenciada del género en términos raciales, así
como una afectación a la organización misma de los pueblos indígenas hacia un orden
patriarcal. Silvia Rivera Cusicanqui, analizando el caso boliviano antes de la colonia,
sostiene que las mujeres conservaron un espacio de poder a través del desempeño como
agricultoras, organizadoras del ciclo doméstico, tejedoras y ritualistas y que nunca fueron
24
LUGONES, M. (2008). Colonialidad y género. Tabula Rasa, núm. 9, julio-diciembre, 2008. Universidad Colegio Mayor de
Cundinamarca, Bogotá, Colombia. pp. 73-101.
25
Ibid
26
Ibid
27
Ibid
8
segregadas del todo de la producción normativa y de la formación de "opinión pública" en
el ayllu o la "comunidad indígena", pero que la modernidad boliviana –incluida aquella
que se plasma en leyes- ha puesto este sistema en situación de acoso y está logrando
quebrar sus más íntimos engranajes internos28; concluyendo que se está profundizando la
patriarcalización de la sociedad y que esta situación se traduce en la precarización de
las condiciones de acceso de indígenas y mujeres a los derechos humanos.
Así, de acuerdo al art. 14.II de la CPE, el Estado prohíbe y sanciona toda forma de
discriminación fundada, entre otras causas, en razón de sexo, que tenga por objetivo o
resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de
igualdad de los derechos de toda persona. De manera específica, con relación a los
derechos políticos, el art. 26 de la CPE determina que todas las ciudadanas y los
ciudadanos tienen derecho a participar libremente en la formación, ejercicio y control del
poder político, directamente o por medio de sus representantes, y de manera individual o
colectiva; añadiendo dicha norma que “la participación será equitativa y en igualdad
de condiciones entre hombres y mujeres”.
9
constituyan discriminación contra la mujer30; así como la adopción de medidas especiales
de carácter temporal encaminadas a acelerar la igualdad entre hombres y mujeres;
medidas que están destinadas a lograr la igualdad sustantiva de la mujer31.
El Estado también está obligado a adoptar medidas para modificar los patrones
socioculturales de conductas de hombres y mujeres con miras a alcanzar la eliminación
de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias, basadas en la idea de inferioridad o
superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y
mujeres32 y, en ese sentido, los Estados deben cerciorarse que no se utilicen las
actitudes tradicionales, históricas, religiosas o culturales como pretexto para
justificar la vulneración del derecho de la mujer a la igualdad ante la ley 33. De
manera específica el art. 7 de la CEDAW señala que el Estado debe adoptar las medidas
apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer en la vida política y pública del
país, asegurando la participación de las mujeres en todas las elecciones, así como a
ocupar cargos públicos y ejercer todas las funciones públicas y participar activamente en
todos los partidos políticos y organizaciones de todo tipo.
Por otro lado, el art. 14 de la CEDAW determina que se deben adoptar las medidas
apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer en las zonas rurales para
asegurar su participación en el desarrollo rural y en sus beneficios, participando en todas
las actividades comunitarias. Sobre esta norma, el Comité para la Eliminación de la
Discriminación, en la Recomendación 33 sobre acceso a la Justicia recomienda que los
Estados partes tomen medidas inmediatas a fin de asegurar que los sistemas de justicia
religiosos, consuetudinarios, indígenas y comunitarios armonicen sus normas,
procedimientos y prácticas con los derechos humanos consagrados en la CEDAW y otros
instrumentos internacionales de derechos humanos y aseguren que las mujeres puedan
elegir, con un consentimiento informado, la ley y los tribunales judiciales aplicables en los
que preferirían que se tramitaran sus reclamaciones34.
10
decisorios, en concreto en los parlamentos y órganos de gobernanza a todos los niveles,
procurar que las mujeres rurales y sus organizaciones puedan influir en la formulación, la
aplicación y el seguimiento de políticas a todos los niveles y en todos los ámbitos que les
afectan mediante su participación en partidos políticos y en órganos locales y de
autogobierno, como los consejos comunitarios y municipales. Además, la Recomendación
establece que los Estados deberían establecer y aplicar medidas especiales de carácter
temporal para acelerar el logro de la igualdad sustantiva de las mujeres rurales en todas
las esferas en las que están insuficientemente representadas o en desventaja, entre ellas
la vida política y pública.
Respecto a la violencia hacia la mujer, el art. 15.II de la CPE, señala que todas las
personas, en particular las mujeres, tienen derecho a no sufrir violencia física, sexual o
psicológica, tanto en la familia como en la sociedad, señalando el parágrafo III de la
misma norma, que el Estado adoptará las medidas necesarias para prevenir, eliminar y
sancionar la violencia de género y generacional, así como toda acción u omisión que
tenga por objeto degradar la condición humana, causar muerte, dolor y sufrimiento físico,
sexual o psicológico, tanto en el ámbito público como privado; normas constitucionales
que se enmarcan en la obligación del Estado Plurinacional de respeto y garantía de los
derechos de las mujeres.
Normas que también son coherentes con los instrumentos internacionales sobre
derechos humanos. Así, el art. 3 de la Convención Belem do Pará señala que toda mujer
tiene derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como privado;
derecho que de acuerdo al art. 6 de la Convención incluye los derechos de la mujer a ser
libre de toda forma de discriminación, a ser valorada y educada libre de patrones
estereotipados de comportamiento y prácticas sociales y culturales. De acuerdo al art. 7
los estados deben abstenerse de cualquier acción o práctica de violencia contra la mujer
y velar por que las autoridades, sus funcionarios, personal y agentes e instituciones se
comporten de conformidad con esta obligación, y deben adoptar políticas para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra la mujer. Específicamente, se establece que
Estado debe actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la
violencia contra la mujer; así como establecer sanciones penales, civiles, laborales y
administrativas para castigar y reparar los agravios infligidos a las mujeres que sean
objeto de violencia; además de adoptar las medidas para modificar o abolir leyes y
reglamentos, o modificar prácticas jurídicas o consuetudinarias que respalden la
persistencia o la tolerancia de violencia contra la mujer; así como establecer
procedimientos legales, justos y eficaces para la mujer que ha sido sometida a violencia,
que incluyan medidas de protección, juicio oportuno y acceso efectivo a esos
procedimientos.
En ese marco, las normas internas establecen, conforme se tiene señalado, que la
participación política debe ser equitativa y en igualdad de condiciones entre hombres y
mujeres (art. 26 de la CPE), por lo que varias leyes, como la Ley 018 de 16 de junio de
11
2010, Ley del Órgano Electoral y la Ley 026 de 30 de junio de 2010, Ley del Régimen
Electoral, contemplan entre sus principios, al de equivalencia, según el cual la
democracia boliviana se sustenta en la equidad de género y la igualdad de oportunidades
entre mujeres y hombres, aplicando la paridad y alternancia en las listas de candidatas y
candidatos para todos los cargos de gobierno y de representación en la elección interna
de las dirigencia y candidaturas no sólo de las organizaciones políticas, sino también en
las normas propias y procedimientos propios de las naciones y pueblos indígena
originario campesinos.
En similar sentido, dentro de los postulados electorales, la Ley del Órgano Electoral
se hace referencia a la paridad y alternancia (art. 8) obligatoria en la elección y
designación de todas las autoridades y representantes del Estado; en la elección interna
de las dirigencias y candidaturas de las organizaciones políticas; y en la elección,
designación y nominación de autoridades, candidaturas y representantes de las
naciones y pueblos indígena originario campesinos mediante normas y
procedimientos propios. También el art. 11 de la Ley del Régimen Electoral, desarrolla
el principio de equivalencia de condiciones estableciendo criterios básicos para
garantizar la equidad de género y la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres,
estando las autoridades electorales competentes obligadas a su cumplimiento; para el
efecto, establece el respeto de la paridad y alternancia de género entre mujeres y
hombres en las candidaturas a Senadoras y Senadores, Diputadas y Diputados,
Asambleístas Departamentales y Regionales, Concejalas y Concejales Municipales y
otras autoridades electivas35. Por otra parte, tratándose de una sola candidatura, la
igualdad y alternancia se manifiesta en titulares y suplentes 36. Los dos criterios, de
acuerdo a la misma norma, deben ser observados por la lista de candidatas y
candidatos de las NPIOC.
35
El art. 11.a) señala: “Las listas de candidatas y candidatos a Senadoras y Senadores, Diputadas y Diputados,
Asambleístas Departamentales y Regionales, Concejalas y Concejales Municipales, y otras autoridades electivas, titulares
y suplentes, respetarán la paridad y alternancia de género entre mujeres y hombres, de tal manera que exista una
candidata titular mujer y, a continuación, un candidato titular hombre; un candidato suplente hombre y, a continuación, una
candidata suplente mujer, de manera sucesiva”.
36
El art. 11.b) sostiene: “En los casos de elección de una sola candidatura en una circunscripción, la igualdad, paridad y
alternancia de género se expresará en titulares y suplentes. En el total de dichas circunscripciones por lo menos el
cincuenta por ciento (50%) de las candidaturas titulares pertenecerán a mujeres”.
37
Esta ley, en el artículo séptimo diferencia el acoso de la violencia política. Desde este marco, el inciso a) establece: “Se
entiende por acoso político al acto o conjunto de actos de presión, persecución, hostigamiento o amenazas, cometidos por
una persona o grupo de personas, directamente o a través de terceros en contra de mujeres candidatas, electas,
designadas o en ejercicio de la función político-pública o en contra de sus familias con el propósito de acordar, suspender,
impedir o restringir las funciones inherentes a su cargo, para inducirla u obligarla a que realice, en contra de su voluntad,
una acción o incurra en una omisión, en el cumplimiento de sus funciones o en el ejercicio de sus derechos.
El inciso b) señala que se entiende por violencia política a las acciones, conductas y/o agresiones físicas, psicológicas,
sexuales cometidas por una persona o grupo de personas, directamente o a través de terceros, en contra de las mujeres
candidatas, electas, designadas o en ejercicio de la función político-pública, o en contra de su familia, para acortar,
suspender, impedir o restringir el ejercicio de su cargo o para inducirla u obligarla a que realice, en contra de su voluntad,
una acción o incurra en una omisión, en el cumplimiento de sus funciones o en el ejercicio de sus derechos.
38
El artículo 6.g de esta ley señala: “Despatriarcalización.- El Estado implementará un conjunto de acciones, políticas y
estrategias necesarias para desestructurar el sistema patriarcal basado en la subordinación, desvalorización y exclusión
sustentadas en las relaciones de poder, que excluyen y oprimen a las mujeres en lo social, económico, político y cultural”.
12
todos los niveles de la Organización Territorial del Estado, de todos los estantes y
habitantes del territorio boliviano, y los lugares sometidos a su jurisdicción.
39
TICONA, E., ROJAS, G., ALBÓ, X., (1995) Votos y Wiphalas. Campesino y pueblos originarios en democracia, CIPCA,
Cuadernos de investigación 43, La Paz, Bolivia, p. 30.
40
Ibid., p. 85
41
Ibid. pp. 86-87
42
Ibid. 88-89.
43
LERO QUISPE, T. (2019), Mujeres indígenas y la “Reconstitución del Ayllu”, en Revista Andamio, Revista del Órgano
Electoral Plurinacional de Bolivia para la deliberación Pública, Nueva época, año 4, numero 8 p. 54.
13
alternancia, antes que coadyuvar hacia una participación cualitativa de ellas, muestra una
instrumentalización de las mujeres para cumplir con la Ley Electoral. Asimismo, las
mujeres solicitan que se recomiende al Estado el uso de los idiomas originarios, y que se
fortalezca la participación política de las mujeres en los ámbitos deliberativos del Estado,
en iguales condiciones que los hombres, sin mediación partidaria44.
44
Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Bolivia, el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu y la
Federación Nacional de Pueblos Indígenas de Bolivia, Informe Sombra de las mujeres de naciones y pueblos indígenas de
Bolivia, 2015. Disponible en: https://tbinternet.ohchr.org/Treaties/CEDAW/Shared%20Documents/BOL/
INT_CEDAW_NGO_BOL_20845_S.pdf
45
Las investigaciones sobre este tema en diferentes comunidades así lo establecen. Así, Ina R[osing, con relación a
Amarete, sostiene que “La realidad social en Amarete subordina a la muejr respecto del varón. Un cargo ogicial en manos
de una mujer es algo impensable en Amarete, el poder oficial está firmemente en las manos del varón. ROSING, Ina
(2014), Los diez géneros de Amarete, Bolivia, en Más allá del silencio. Las fronteras de género en Bolivia, ARNOLD Denise
Y, Editora, ILCA, La Paz, p. 89.
Por su parte, Andrew Canessa, en la investigación, Género, Lenguaje y Variación en Pocobaya, Bolivia, sostiene que “la
posición de la mujer como jefa de la casa es una posición interna: su autoridad se circunscribe a los límites del hogar; en
tanto que la autoridad del marido se ejerce frente a la comunidad…”, en la misma investigación, se reproduce la entrevista
a un pocabayeno (vecino de Pocabaya) que contó que cómo después de un día de trabajo en las chacras, él podía
descansar pero su mujer tenía que seguir trabajando y hacer la cena, lo que sería una prueba de que los hombres estarían
en una posición ventajosa comparados a las mujeres y que tenían más valor, reconociendo que las cosas no deberían ser
así, CANESSA, Andrew, (1997) Género, Lenguaje y Variación en Pocobaya, Bolivia, en Más allá del silencio. Las fronteras
de género en Bolivia. Denis Y. Arnol Comp, La Paz, p. 236 y ss..
46
María Cecilia Chacón Rendón anota los siguientes datos: En la Asamblea Legislativa Plurinacional, de los 36 escañaos
del Senado, 16 son ocupados por mujeres y 20 por hombres, proporción que se mantuvo tanto en las elecciones de 2010
como en las de 2014; en la Cámara de diputados, en 2010, de 130 escaños, 29 correspondía a mujeres y 101 por
hombres; en 2014, de los 130 escaños, 64 están ocupados por mujeres y 66 por varones. En cuanto a las gobernaciones,
el 100% de ellas están dirigidas por hombres, y en cuanto a los asambleístas titulares, 2/3 eran hombres y 1/3 mujeres; en
tanto que el 2015, 110 titulares son mujeres, en tanto que 131 son hombres. Respecto a los Gobiernos Municipales, el año
2015, con 339 municipios, 311 estaban ocupadas por varones y sólo 28 por mujeres, y en cuanto a las concejalías, de un
total de 1972, 1007, es decir el 51,1% fueron ocupadas por mujeres y las restantes, 965 (48,9%) por varones,
incrementándose la presencia de mujeres en un 8,5% con relación al año 2010. En síntesis, señala que las mujeres
ocuparon el 51% de las concejalías, el 45% de las asambleas departamentales, el 50,7% de la Cámara de Diputados y
44% de la Cámara de Senadores. CHACÓN RENDÓN, M. C.(2019), Perpetuando roles: un balance del estado de la
participación política de las mujeres en la última década, en ANDAMIOS, Revista del Órgano Electoral Plurinacional de
Bolivia para la deliberación pública. Participación Política de las mujeres en las democracias. Nueva época, año 4, número
8, abril, p. 15.
47
ACOBOL, Reporte anual de seguimiento a casos de acoso y violencia política, gestión 2018, La Paz, 2018, p. 14 y ss.
ACOBOL entiende por gestión compartida “a los acuerdos verbales o escritos que se realizan entre Concejalas titulares con
sus suplentes y viceversa, para compartir los cinco años de gestión, de tal manera que asuma dos años y medio la o el
titular y los restantes dos años y medio, el o la suplente. Cabe señalar que estos acuerdos no están estipulados en la
normativa, por lo tanto, dichos acuerdos generan acoso y violencia política y son ilegales.”
48
Ibid. pp.17-18
14
municipios activaron procesos de revocatoria de mandato para las concejales que, sin
embargo, no lograron su objetivo49
En ese sentido, es evidente que, de inicio, las renuncia de las autoridades elegidas
por normas y procedimientos propios de las naciones y pueblos indígena originario
campesinos, que se enmarcan en los acuerdos de gestión compartida no podrían ser
considerados como prácticas de acoso y violencia política; pues, se reitera, emerge de
sus normas y procedimientos propios, siendo más bien lo correcto, que quienes fueron
elegidas y elegidos bajo dicho procedimiento, entre tanto no se implementen mecanismos
para el reconocimiento por el órgano electoral de la elección de las autoridades indígena
originario campesinas –conforme se propondrá en este documento- respeten dichos
compromisos y efectúen la renuncia al cargo, conforme lo entendió el Tribunal
Constitucional Plurinacional en la SCP 2114/2013.
Sin embargo, también es evidente que, en el marco de los compromisos asumidos por
el Estado, los órganos del poder público y las diferentes instituciones, tienen la obligación
de velar por la eliminación de la discriminación y la violencia hacia la mujer y, por ende, el
Órgano Electoral tiene el deber de garantizar que las renuncias efectuadas por las
autoridades mujeres, realmente sean consecuencia de dichos acuerdos y de sus normas
y procedimientos propios, y no un mecanismo para ejercer violencia y acoso político
contra ellas, de ahí que, conforme se propondrá, el órgano Electoral, a través del SIFDE,
tiene la obligación de informar sobre la existencia de dichos acuerdos y el respeto a los
derechos de las mujeres, elevando el informe correspondiente a efecto de aceptar la
renuncia presentada por la autoridad.
4. Estudio de casos
Desde entonces, la concejala denuncia que sufrió una serie de atropellos y acoso
político, hasta que el 03 de marzo de 2018, en reunión de cabildo de MACOJMA, dirigida
por el Jacha Mallku, se acordó obligar a renunciar a las autoridades electas, ejerciendo
presión sobre los Concejales titulares del Municipio Jesús de Machaca, aludiendo que
existen acuerdos personales firmados y notariados, pese a que los mismos son
inexistentes.
49
Ibid., p. 21
15
el Reglamento Interno para la Recepción de Trámites de Denuncia y Renuncias 50 y el 19
del mismo mes y año, la denuncia fue remitida al Ministerio Público, por la comisión de
los actos de acoso político previstos en el art. 8.c, d, g, h, i, l, q de la Ley 24351.
Efectuada la denuncia, la concejala sufrió más presión por parte de su suplente, quien
le señaló que al ser joven y mujer no podría hacer proyectos ni obras y que tampoco
tendría el respeto de las autoridades de la comunidad. Ante la negativa de la renuncia,
las autoridades originarias de la comunidad presionaron a la autoridad electa para lograr
dicha finalidad, amenazando con conformar un Tribunal indígena originario campesino
para procesar a la autoridad electa por la denuncia de acoso y violencia política
formulada ante el Tribunal Departamental.
16
reservada a la o el denunciante, o en su defecto al familiar o persona natural o jurídica,
que debe constar en un formulario que luego es remitido a la Dirección Nacional Jurídica
o asesoría legal en los Tribunales Departamentales, que elaborarán un informe legal a fin
de considerar los hechos denunciados y si son remitidos o no a la instancia competente;
informe que debe ser puesto a conocimiento de Sala Plena que podrá disponer la
remisión de antecedentes al Ministerio Público conforme al art. 25 de la Ley 243;
debiendo la Dirección Nacional Jurídica y Asesoría Legal de los Tribunales
Departamentales Electorales, en coordinación con el Observatorio de Paridad
Democrática del Órgano Electoral Plurinacional, efectuar el seguimiento a las denuncias
remitidas al Ministerio Público y brindar el apoyo y asesoramiento legal a las denuncias.
4.2. Caso Huarina, Omasuyus, La Paz: La concejala denuncia que desde el mes de
noviembre de 2017 se iniciaron actos de acoso y violencia política, por cuanto las
autoridades originarias, el Concejal suplente y el sub alcalde, la retuvieron en la plaza
principal en Copancara, la discriminaron por ser mujer; posteriormente, fue agredida
verbalmente e intentaron chicotearla, presionándola para que renunciara al cargo, bajo la
amenaza que le quitarían sus tierras y tomarían posesión de ellas.
17
La concejala sostuvo que era cierto que había “firmado un acuerdo delante de mi
comunidad para entregarle el cargo a mi suplente, también he compartido mi sueldo con
él durante cuatro meses, pero después me he dado cuenta que no podía seguir
trabajando para él y le he dicho que ya no más. Ahí han comenzado los problemas”.
Como la Concejala se resistía a abandonar el cargo para el que fue electa, tanto las
autoridades de la comunidad como el propio concejal suplente la presionaron para
renunciar, bajo amenaza de seguirle un procedimiento por quebrantar las normas y
procedimientos propios e incumpliendo acuerdos y compromisos; evidenciándose que,
efectivamente, el Consejo Amawtico de Cantón Copancara, el 29 de agosto de 2018, le
hizo llegar una notificación para que se presente a responder una denuncia de las
“autoridades cantonales” en audiencia pública a realizarse el 1 de febrero de 2018.
18
supervisión de dicha designación a efecto, además, de garantizar los derechos políticos
de las mujeres.
Sin embargo, este aspecto debió haber sido verificado por la instancia electoral, a
efecto de determinar si correspondía o no que se remitieran antecedentes al Ministerio
Público; pues, de lo contrario, al igual que en el primer caso, se criminaliza el ejercicio de
los sistemas políticos de las naciones y pueblos indígena originario campesinos;
afirmación que en el presente caso es más contundente, en mérito a los acuerdos
efectivamente existentes, en sentido que la accionante fue elegida en el marco de normas
y procedimientos propios, existiendo el compromiso de sólo ejercer funciones por media
gestión.
Así, para llegar a un equilibrio entre los derechos colectivos de las naciones y pueblos
indígena originario campesinos y los derechos de las mujeres, los acuerdos de gestión
compartida no sólo deberían exigir el respeto a la equidad, a la paridad y alternancia, sino
también deberían contener el consentimiento informado de la mujer respecto al tribunal
ante quien acudirá con sus reclamaciones.
19
comunitaria, las mujeres ejerzan sus derechos sin violencia ni discriminación,
equilibrando dichos derechos con los de las naciones y pueblos indígena originario
campesinos. Para el efecto, se proponen los siguientes lineamientos y recomendaciones
para el trabajo del Órgano Electoral Plurinacional
Por ello, en el marco de la Constitución Política del Estado, una vez producida la
elección de las autoridades a través de normas y procedimientos de las naciones y
pueblos indígena originario campesinos, con el acompañamiento del SIFDE, no existe la
necesidad de llevar adelante la elección a partir de la democracia representativa; empero,
en la aplicación de sus normas propias deben respetarse los principios de equidad,
paridad y alternancia y, en ese sentido, garantizar que el 50% de titulares y el 50% de
suplentes de las diferentes autoridades sean varones y mujeres.
20
contuviera esta previsión, considerando que de acuerdo a los principios de
plurinacionalidad, pluralismo, interculturalidad y descolonización se asumió un modelo
dialógico para la construcción de derechos, en estos casos, el Órgano Electoral
Plurinacional, podrá generar diálogos inter culturales destinados a la promoción de
espacios para el empoderamiento de la mujer en el ejercicio de sus derechos, de manera
tal que la protección reforzada se exigida por las propias mujeres al interior de las
naciones y pueblos indígena originario campesinas.
Así las cosas, debe precisarse que en casos en los cuales se pretenda ejecutar un
acuerdo de gestión compartida que implique la sustitución de una mujer electa por voto
popular; o, cuando una mujer electa bajo mecanismos de democracia comunitaria
presente su renuncia cuando esta no emerja de un acuerdo de gestión compartida, el
Órgano Electoral Plurinacional, antes de ejecutar dicho acuerdo de gestión compartida; o
antes de aceptar la renuncia en los términos establecidos por el art. 24 de la Ley 243, de
oficio y a través del SIFDE, deberá realizar una recolección de información
contextualizada al caso, para verificar si existió o no una situación de acoso o violencia
política en contra de una mujer.
21
mujeres, la Corte Interamericana de Derechos Humanos estableció el deber de los
Estados de generar información contextual para poder así visibilizar una posible situación
de violencia contra la mujer55, por lo que sin duda, este deber de generar información
contextual del caso, debe ser ejercido por el Órgano Electoral Plurinacional para
renuncias o ejecución de acuerdos de gestión compartida de mujeres en un contexto de
democracia comunitaria.
22
los estereotipos son una causa y consecuencia de la violencia de género en contra de la
mujer62. Desde este enfoque, por la interdependencia que existe entre estereotipos de
género y violencia, sin duda es imprescindible que la recolección de información
contextualizada al caso, indague de manera profunda en cuanto a la existencia o
inexistencia de estos estereotipos, pero con la aclaración de que el análisis de estos
estereotipos consideren el enfoque de despatriarcalización brindado en este trabajo.
23
ser esta una forma de violencia psicológica 70. La violencia psicológica se enmarca en
actos de tortura psicológica que emerjan de contextos de amenazas o cualquier forma de
presión71.
24
Al margen de lo señalado, debe resaltarse que la Corte establece que en casos de
violencia contra la mujer, los Estados deben contar con un adecuado marco jurídico de
protección, que además tenga una aplicación efectiva y que incluya políticas de
prevención y prácticas que permitan actuar de una manera eficaz en casos de violencia
contra las mujeres82, en este escenario, la ineficacia o indiferencia estatal constituye en sí
misma una discriminación contra la mujer83.
Finalmente, es importante recordar que una respuesta ineficaz del Estado a casos
de violencia contra la mujer, en términos de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, propicia un ambiente de impunidad que facilita y promueve la repetición de los
hechos de violencia en general y envía un mensaje según el cual la violencia contra las
mujeres puede ser tolerada y aceptada, lo que favorece su perpetuación y la aceptación
social del fenómeno, además de generar el sentimiento y la sensación de inseguridad de
las mujeres, así como una persistente desconfianza de éstas en los órganos estatales 84.
En este escenario, sin duda el Órgano Electoral Plurinacional tiene un rol esencial para
garantizar el ejercicio de los derechos políticos de las mujeres libres de violencia y toda
forma de discriminación para que en el marco del principio de despatriarcalización, el
Estado Plurinacional de Bolivia cumpla de buena fe sus obligaciones internacionales; sin
embargo, la protección reforzada a las mujeres, de ninguna manera significa anular o
desconocer el derecho colectivo de las naciones y pueblos indígena originario
campesinos a ejercer la democracia comunitaria.
6. Reflexiones finales
En base a todo lo señalado, se puede colegir que los acuerdos de gestión compartida
son plenamente compatibles con la Constitución y el bloque de contitucionalidad
boliviano, toda vez que emergen del ejercicio de la democracia comunitaria, por lo tanto,
deben ser respetados por todos los órganos de poder, no siendo necesario aplicar la
figura de la renuncia, toda vez que dicho acuerdo debe ser ejecutado directamente por el
Órgano Electoral Plurincional; sin embargo, en una armonización de derechos colectivos
de las naciones y pueblos indígena originario campesinos con una protección reforzada a
las mujeres, esta instancia, si bien debe respetar estos acuerdos de gestión, empero,
también debe velar porque los mismos respeten criterios de equidad, paridad y
82
Cfr. Caso Campo Algodonero vs. México, op. cit., párr. 258. Este estándar también fue asumido en el caso Masacre de
El Mozote y lugares aledaños Vs. El Salvador, párr. 243.
83
Este razonamiento es consecuencia del estándar establecido en el caso Veliz Franco y otros vs. Guatemala, párr.. 208.
84
Caso Espinoza Gonzáles vs. Perú, op. cit.,párr. 280.
25
alternancia y que no sean ejecutados en un contexto de acoso y violencia politica contra
las mujeres.
Referencias
De Sousa Santos, B. (2009). Sociología jurídica crítica. Para un nuevo sentido común en
el derecho. Madrid: Trotta.
26
Lero Quispe, T. (2019), Mujeres indígenas y la “Reconstitución del Ayllu”, en Revista
Andamio, Revista del Órgano Electoral Plurinacional de Bolivia para la
deliberación Pública, Nueva época, año 4, numero 8
Rosing, Ina (2014), Los diez géneros de Amarete, Bolivia, en Más allá del silencio. Las
fronteras de género en Bolivia, ARNOLD Denise Y, Editora, ILCA, La Paz, p. 89.
Ticona, E., Rojas, G., Albó, X., (1995) Votos y Wiphalas. Campesino y pueblos originarios
en democracia, CIPCA, Cuadernos de investigación 43, La Paz, Bolivia
27
28