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Esteban Soní Rico

Historia de la filosofía de los siglos XVII y XVIII

El lenguaje natural y artificial en Leibniz

Introducción

El tema del lenguaje ocupó en cierta medida a Leibniz llevándolo a realizar grandes
investigaciones y análisis sobre el tema para saber si éste es natural o arbitrario, incluso,
después, él se propuso hacer un lenguaje que fuera universal.

En el siguiente trabajo me propongo exponer la teoría del lenguaje de Leibniz, que


ordinariamente se interpreta como una teoría natural del lenguaje, pero también examinaré
algunos pasajes de sus obras que podrían ser interpretados como que su teoría del lenguaje
es en parte arbitraria y en parte natural.

Para esto, comenzaré por explicar qué se debe entender por lenguaje natural, y qué
significa que de este lenguaje se originen todos los demás. Asimismo, expondré el análisis
histórico, etimológico y onomatopéyico que hace Leibniz acerca del lenguaje para
determinar que es natural. También mencionaré la importancia de que el lenguaje sea
natural para la teoría de la doble función del lenguaje, que es a su vez comunicativo y
mnemotécnico.

Posteriormente expondré los pasajes en los que Leibniz parece dudar sobre su teoría
natural del lenguaje al plantear la posibilidad de cierta arbitrariedad en éste. Primero
presentaré los pasajes de De linguarum origine naturali; después los de los Nuevos
ensayos; y finalmente los del Diálogo.

Después, mostraré la tensión que se genera entre los pasajes de las obras en los que
postula, por un lado, que el lenguaje es natural y por otro que éste tiene rasgos artificiales; y
por último, presentaré algunas posibles soluciones al respecto, dejando ver algunas de sus
consecuencias.

Lenguaje natural

1
Dentro de los escritos de Leibniz algunos de ellos son dedicados al tema del lenguaje,
tanto acerca del lenguaje universal que busca crear―tema que no es objeto del trabajo, por
lo cual no se explicará―, como acerca del origen del lenguaje, el cual generalmente explica
que su origen es natural.

Al hablar de lenguaje natural, se refiera a que hay un lenguaje original, del cual
surgieron todos los demás lenguajes. En el Diálogo, Leibniz afirma que existe alguna
relación u orden entre los caracteres y las cosas 1, lo que le lleva a pensar que, en el
lenguaje, las palabras tienen una íntima conexión con aquello a lo que refieren2.

Leibniz realiza distintos análisis para conocer la lengua natural, ya que parece estar
seguro de que “en el origen de las palabras existe algo natural, algo que establece la
relación entre las cosas y los sonidos y movimientos de los órganos de la voz” 3, por lo que
hace distintos análisis para conocer, en medida de lo posible, esa lengua primera, a la que
Jacob Boehme llama Adámica, porque piensa que esa lengua debe ser la que Adán hablaba
y con la que nombró a los distintos seres de la creación, como marca la tradición (Gn 2, 20-
22)4; pero, contrario a Boehme, Leibniz niega que este idioma sea el hebreo, sino que, más
bien, de esta lengua originaria surgió el hebreo como todas las demás lenguas5.

Para realizar este análisis, hizo una investigación histórica y etimológica de los
idiomas, ya que, esta lengua adámica o primigenia fue anterior a todas, y todas surgen de
ésta, por lo que deben de tener ciertos rasgos de sus raíces. Para este propósito hace una
especie de árbol genealógico de las lenguas, agrupando los idiomas que tiene cierto
parentesco y analizando las palabras y la gramática de los distintos idiomas para poder unir
todos los idiomas en un antecedente común6. Este análisis se ve claramente cuando
identifica las palabras de distintos idiomas como el alemán, el francés o el latín y va

1
Cf. Leibniz. Dialogus A VI, 4, p. 23, Trad. Olaso, 1982.
2
Cf. Nicholas Jolley, ed. The Cambridge Companion to Leibniz (Estados Unidos: Cambridge
University Press. 1995), 240.
3
Leibniz. Nouveaux Essais, III, cap. 1, § 1.
4
Cf. Mauricio Beuchot. Historia de la filosofía del lenguaje (México: Fondo de cultura económica.
2005), 125.
5
Cf. Nicholas Jolley. 240. Cf. Leibniz. Nouveaux Essais, III, cap. 2, § 1.
6
Cf. Mauricio Beuchot. 124-125. Cf. Daniel P. Walker. "Leibniz and language." Journal of the
Warburg and Courtauld Institutes (1972), 299.

2
observando su parecido, como croar, que muestra que es coaxare en latín; couaquen en
francés; y quaken en alemán7. Además, también cree que esto sucede porque los ruidos de
los animales constituyen el origen de las palabras.

Además, Leibniz también hace un análisis de las palabras siguiendo las


onomatopeyas. Afirma que de igual manera como en las onomatopeyas se entiende
claramente aquello a lo que hace referencia porque están íntimamente relacionadas con las
cosas mismas, así también en el lenguaje original las palabras tienen una relación directa
con las cosas que nombraban8, y eso es algo que en algunos casos se sigue dando de manera
natural “como el st que nos significa advertencia de silencio o tranquilidad y r [signo de]
carrera, como hahaha es propio de alguien que ríe y vae de alguien que se lamenta”9. Esta
relación se daba en la lengua ya que existía en sus palabras cierta armonía entre sonidos y
sentimientos, que provocaba ciertos afectos en la mente que se relacionaban con lo
referido10.

Asimismo, además de la armonía que dice existe entre sonidos y sentimientos,


Leibniz también muestra que hay una fuerte conexión entre las palabras y las imágenes o
ideas que tenemos en la mente, y prueba de esto es que no se podría pensar algo sin
palabras, ni siquiera alguna idea abstracta 11, lo que implica que debe existir “alguna
relación u orden en los caracteres como el que se de en las cosas”12.

La tesis del lenguaje natural tiene una gran importancia para Leibniz, ya que el
lenguaje tiene una función mnemotécnica, no solo comunicativa. Esto es, que las palabras
nos ayudan a recordar o encontrar las ideas innatas de nuestra mente, por esta razón,
Leibniz les da una importancia especial a las palabras13.

7
Cf. Nouveaux Essais, III, cap. 2, § 1.
8
Cf. Hans Aarsleff. "Leibniz on Locke on language." American Philosophical Quarterly (1964),
184.
9
Leibniz. De linguarum origine naturali, A vi, 4, p. 5, Trad. propia.
10
Cf. De linguarum origine naturali, A vi, 4, p. 5.
11
Cf. Dialogus A VI, 4, p. 22.
12
Dialogus A VI, 4, p. 23.
13
Cf. Mauricio Beuchot. 125-126.

3
Lenguaje arbitrario

La mayoría de los escritos de Leibniz apuntan a que él creía que el lenguaje era
natural y, por lo tanto, la mayoría de las veces se ha estudiado a Leibniz sólo desde una
teoría o propuesta de un lenguaje totalmente natural y las lenguas arbitrarias son posteriores
y derivadas de ésta primera14, punto que, en los análisis históricos del lenguaje sugiere el
mismo Leibniz, aunque también hay ciertos pasajes en los que parece que Leibniz duda de
ésta tesis tan rígida y, más bien, admite la posibilidad de que el lenguaje sea arbitrario en
cierta medida, es decir, que no sea del todo natural.

Por un lado, en De linguarum origine naturali afirma que no puede haber una conexión
certera y determinada entre las palabras y las cosas, pero eso tampoco lo lleva al extremo
de asegurar que el lenguaje es totalmente arbitrario15, más bien, le da indicios para
preguntarse en qué medida el lenguaje sí es arbitrario y en qué medida natural. En este
texto, no extrapola la discusión, sino que admite que en cierto grado el lenguaje es natural,
pero en otro es artificial.

Esta duda sobre la naturalidad del lenguaje también puede leerse en los Nuevos
ensayos, cuando Leibniz revisa el uso de las preposiciones 16. Para esto, revisa las distintas
preposiciones utilizándolas en diferentes contextos y explicando a qué se refiere cada una
de las oraciones y en qué cambia el significado, aunque la preposición sea la misma; se
podría objetar que esto se da en las lenguas posteriores a la original y que éstas son las que
tienen este carácter arbitrario, pero más bien, que se dé esto en las lenguas posteriores
puede ser indicador de cierta arbitrariedad en la lengua original. Por eso afirma que “las
lenguas varían mucho en la utilización de dichas partículas y casos, que suelen estar
gobernados por preposiciones, o al menos suelen estar subentendidas y virtualmente
implicadas”17.

14
Cf. Mauricio Beuchot. 123/ Cf. Nicholas Jolley. 240. Cf. Hans Aarsleff. 184. Cf. Juan Francisco
Manrique. "La lengua universal de Leibniz." Saga: Revista de Estudiantes de Filosofía (2007), 5.
Cf. Javier Echeverría. Del Renacimiento a la Ilustración II (Madrid: Trotta. 2000), 163.
15
Cf. De linguarum origine naturali, A vi, 4, p. 5, Trad. propia.
16
Cf. Nouveaux Essais, III, cap. 1, § 5.
17
Nouveaux Essais, III, cap. 1, § 5.

4
Por otra parte, más adelante, al hablar de la imperfección de las palabras y sobre la
investigación profunda sobre el lenguaje, explica que, si hubiese un acuerdo entre los
hombres sobre el seguimiento de las reglas―que parecen estar anteriormente― y cómo se
ejercen, entonces las discusiones terminarían18; lo cual, también está relacionado con lo que
explica en De linguarum origine sobre la norma de la lengua, donde escribe que el
concepto no puede provenir de una norma establecida, porque si ese fuera el caso, tendría
que venir de una lengua artificial19; por lo tanto, si el tener reglas o normas en la lengua
implica por lo menos cierta artificialidad, y el lenguaje tiene ya ciertas normas que
debemos ponernos de acuerdo en cómo seguirlas, entonces, parece haber cierta
arbitrariedad en el lenguaje.

Además, también en el Diálogo Leibniz duda un momento de si la verdad y la


falsedad de las cosas se dan en las cosas o en la mente. En el caso de que éstas se dieran
solo en la mente puede implicar que no hay una conexión entre los pensamientos con las
cosas20, y eso es muy importante, ya que también afirma que no se puede pensar algo sin
palabras, lo que implicaría que no hay una conexión entre las palabras y las cosas, rasgo
importante del lenguaje natural, en el cual, como decía, hay una conexión entre la palabra y
la cosa, cuestión de gran importancia por la función mnemotécnica que tiene el lenguaje, y
que si se pierde esta conexión entre las palabras y las cosas, no podría darse el recuerdo de
las cosas como se plantea en la función mnemotécnica del lenguaje.

Más adelante en el Diálogo busca hacer una conciliación entre ambas ideas
aparentemente contrarias21. Este dilema lo resuelve distinguiendo que no todas las
proposiciones son pensadas, por lo que la verdad pertenece a las proposiciones o a los
pensamientos posibles y de esta manera, los pensamientos serían verdaderos o falsos, y se
podría mantener una relación entre los pensamientos y las cosas.

Al respecto de estos pasajes, en especial los primeros en los que Leibniz no hace una
conciliación, como sí la hace en el último caso, algunos aseguran que Leibniz resuelve la
tensión por medio de la demostración histórica y etimológica del lenguaje natural,
18
Cf. Nouveaux Essais, III, cap. 9, § 20.
19
Cf. De linguarum origine naturali, A vi, 4, p. 5, Trad. propia.
20
Cf. Dialogus A VI, 4, p. 21.
21
Cf. Idem.

5
afirmando, entonces, que Leibniz más que una conciliación apuesta más por el lenguaje
natural, dejando de lado aquellas ideas sobre la posible arbitrariedad o convencionalidad
del lenguaje22.

De esta manera, siendo que Leibniz no hace algún otro intento de conciliación, ni de
afirmar uno respecto de otro, se pueden abrir distintas alternativas: por un lado, podría
pensarse que hubo una evolución en el pensamiento de Leibniz respecto al tema del
lenguaje, como se dio en otros ámbitos de su filosofía; por otro lado, podría ser que pensara
que sí son conciliables, y por eso, en el Dialogo sí expresamente explica la conciliación, y
en los Nuevos ensayos, que son posteriores, no la hace explicita, dándola por sentado; o
bien que, que no hace caso a esa aparente contradicción y que en todo momento sostiene
una teoría natural del lenguaje.

Con respecto a la primera opción, el texto más temprano es de 1677, que es el


Dialogo y es en el que hace, una conciliación entre el lenguaje natural y el arbitrario;
después, en 1678, al siguiente año, escribe De linguarum origine naturali, en el cual
expresa abiertamente que el lenguaje tiene cierta parte natural y cierta parte arbitraria, y que
no debe extrapolarse el lenguaje en uno solo de los lados; por último, en 1704, los Nuevos
ensayos sobre el entendimiento humano en el cual, aunque parece haber cierta
contradicción, no la concilia ni la hace notar, más bien, habla en general del lenguaje
natural. Lo que puede indicar que, al inicio, Leibniz pensó que el lenguaje no podía ser del
todo natural, y por eso quiso conciliar ambas opciones, la natural y la arbitraria, y con el
tiempo o mantuvo esa opinión, pero no la volvió a hacer explícita dándola por supuesto; o
que, Leibniz haya cambiado de postura de una teoría en parte arbitraria y en parte natural a
una teoría que solo admite el lenguaje natural, sin preocuparse por la aparente contradicción
que se presenta en los Nuevos ensayos, y esta contradicción podría ser justificada, como
apunta Walker23, con la explicación histórica y etimológica del lenguaje que hace en los
primeros capítulos del libro III24. Ante esta opción se podría explicar por qué distintos
autores han interpretado que Leibniz tiene una teoría natural del lenguaje, y no arbitraria 25,
22
Cf. Daniel P. Walker. 298.
23
Cf. Daniel P. Walker. 298.
24
Cf. Nouveaux Essais, III, cap. 1-2.
25
Cf. Mauricio Beuchot. 123. Cf. Nicholas Jolley. 240. Cf. Hans Aarsleff. 184. Cf. Juan Francisco
Manrique. 5. Cf. Javier Echeverría. 163.

6
y es porque fue la posición que tuvo en los escritos posteriores, y así también se salva y
tiene sentido la doble función del lenguaje, no solo comunicativo, sino también
mnemotécnico.

Con respecto a la segunda opción de interpretación, en la que acepta que son


conciliables, podría pensarse en primera instancia que es, como expliqué anteriormente, que
la conciliación de los Diálogos la hace explícita y después, en De linguarum origine,
expresa nuevamente su compatibilidad, pero en los Nuevos ensayos no vuelve a explicar en
qué medida son conciliables, porque la da por supuesta, y por eso, aunque habla del
lenguaje natural26, también habla de cierta arbitrariedad que tiene éste27. El problema con
esta opción de que la conciliación fue hecha por Leibniz es que, como ya antes he escrito,
la interpretación que se hace de Leibniz es que su filosofía del lenguaje apunta a un
lenguaje natural, distanciado del lenguaje arbitrario, punto que llama la atención.

Por último, la opción en la que Leibniz no ve una contradicción en los textos


generaría más dudas acerca de cómo entendía Leibniz el lenguaje, interpretado
generalmente como natural, pero con ciertos atisbos que parecen de artificialidad.

Conclusiones

En este trabajo me propuse exponer la teoría del lenguaje de Leibniz, la cual, se ha


interpretado por muchos autores como una teoría natural del lenguaje; y también examinar
algunos textos en los que podría ser interpretada su teoría como parte arbitraria y parte
natural.

Para esto, comencé explicando qué se entiende por teoría natural del lenguaje, que
significa que existe un lenguaje original del cual proviene todas las demás lenguas que son
arbitrarias o convencionales. Este lenguaje es nombrado por algunos como adámico, por
Adán. Expuse, después, cómo es que Leibniz explica que el lenguaje es natural, basándose
en análisis históricos y etimológicos sobre el lenguaje y el estudio de las onomatopeyas,
que le permitieron hacer un árbol genealógico de las lenguas. Asimismo, mencioné que una
característica de este lenguaje natural es la armonía y conexión que hay entre las palabras y

26
Cf. Nouveaux Essais, III, cap. 1, § 1-2; III, cap. 2, § 1.
27
Cf. Nouveaux Essais, III, cap. 1, § 5; III, cap 9, §20.

7
las cosas que refieren, punto importante porque, para Leibniz, el lenguaje tiene una función
comunicativa y mnemotécnica.

Posteriormente expuse los pasajes en los que Leibniz parece dudar sobre su teoría
natural del lenguaje al plantear la posibilidad de cierta arbitrariedad del lenguaje. Comencé
por De linguarum origine naturali en donde expresa que no hay una conexión determinada
entre las palabras y las cosas. Después presenté los textos de los Nuevos ensayos en los que,
hablando de preposiciones y del acuerdo de las reglas, parece permitir la arbitrariedad del
lenguaje en cierta medida. Finalmente mostré los pasajes del Diálogo en los que duda de la
naturalidad del lenguaje, pero, también, cómo es que la arbitrariedad lleva a una
contradicción que lo orilla a hacer una conciliación entre el lenguaje natural y arbitrario.

Por último, presenté la tensión entre la arbitrariedad y la naturalidad del lenguaje, y


algunas soluciones plausibles al respecto, mostrando también algunas de sus consecuencias.
La primera de las alternativas fue que Leibniz tuvo una evolución de su pensamiento en el
tema, por lo que expuse primero la postura del Dialogo, texto que abiertamente plantea una
conciliación, y después la postura en De linguarum origine naturali, y por último la de los
Nuevos ensayos que es posterior y en la que no se preocupa por la posible contradicción;
por lo que expliqué las dos posibles vertientes, que su pensamiento evolucionara a una
teoría natural y arbitraria del lenguaje, por lo que en los Nuevos ensayos supone lo dicho en
el Diálogo; o, por otra parte, que cambió radicalmente de postura optando por una teoría
natural del lenguaje, que es la que defiende en los Nuevos ensayos, y por lo que no trata de
conciliar las dos posturas.

La segunda alternativa fue que Leibniz buscó, desde un inicio, conciliar ambas
posturas, la natural y la arbitraria, por eso en los tres textos revisados aparecen las dos y en
unos hace una conciliación explícita, pero en los Nuevos ensayos no porque da por supuesta
la conciliación hecha en los escritos anteriores. Solución que también traería problemas,
como la interpretación recurrente que se le hace a Leibniz de su teoría del lenguaje como
totalmente arbitraria.

8
La última alternativa, fue que Leibniz no viera contradicción en sus posturas, opción
que genera más dudas, ya que faltaría resolver, por ejemplo, cómo concebía el lenguaje, o
cómo puede ser natural con rasgos arbitrarios.

Bibliografía

Obras de Leibniz

Leibniz, Gottfried Wilhelm. Escritos filosóficos. Edición de Ezequiel de Olaso.


Buenos Aires: Charcas. 1982

Leibniz, Gottfried Wilhelm. G. W. Leibniz: Obras filosóficas y científicas. Vol. 5.


Edición de Juan Antonio Nicolás y María Ramón Cubells, Granada: Comeres. 2007.

Leibniz, Gottfried Wilhelm. Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano. Madrid:


Alianza Editorial. 1983.

Leibniz, Gottfried Wilhelm. Sämtliche Schrift en und Briefe. Darmstadt/Berlín: Berlin


Academy. 1923.

Literatura secundaria

Aarsleff, Hans. "Leibniz on Locke on language." American Philosophical Quarterly


1.3. 1964: 165-188. http://www.jstor.org/stable/20009134

Anapolitanos, Dionysios A. Leibniz: Representation, continuity and the


spatiotemporal.Vol. 7. Springer Science & Business Media. 1999.

Beuchot, Mauricio. Historia de la filosofía del lenguaje. México: Fondo de cultura


económica. 2005.

Echeverría, Javier. Del Renacimiento a la Ilustración II. Madrid: Trotta, 2000.

Jolley, Nicholas, ed. The Cambridge Companion to Leibniz. Estados Unidos:


Cambridge University Press. 1995.

9
Manrique, Juan Francisco. "La lengua universal de Leibniz." Saga: Revista de
Estudiantes de Filosofía 8.16. 2007.

Walker, Daniel P. "Leibniz and language." Journal of the Warburg and Courtauld
Institutes 1972: 294-307. http://www.jstor.org/stable/750934 .

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