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Esteban Soní Rico


Filosofía de la naturaleza
¿Acaso el alma racional ocupa necesariamente un lugar para Aristóteles?

Introducción
Dentro de los escritos aristotélicos hay algunos puntos que Aristóteles no definió o no
explicó lo que expresaba con algunas afirmaciones, una de ellas es con respecto al lugar del
alma, ya que al escribir acerca del lugar, afirma que ésta ocupa un lugar de manera
accidental, sin aclarar la aseveración, como sí lo hace con respecto al cielo, cuando expresó
que éste también ocupaba un lugar de manera accidental.
Por eso, en el presente trabajo buscaré argumentar cómo, dentro de la teoría
aristotélica, se puede defender que el alma racional no ocupa necesariamente un lugar,
punto que el mismo Aristóteles no definió o trató en las obras que conservamos de él.
El trabajo estará dividido, entonces, en tres partes: en la primera expondré la
concepción aristotélica del lugar y, para este análisis, me basaré en el libro de la Física de
Aristóteles, asimismo, me ayudaré del comentario a este texto hecho por Simplicio y
también del realizado por William David Ross, de igual manera usaré la obra de Benjamin
Morison, On Location: Aristotle’s concept of place, que trata el tema del lugar en la
filosofía aristotélica.
En la segunda sección del trabajo explicaré qué es el cuerpo y cómo lo entiende
Aristóteles, así como las partes que constituyen a éste, a saber, la forma y la materia.
Indicaré qué son estas entidades, para lo cual me basaré en los libros de Aristóteles de la
Física y de la Metafísica. También, en esta parte del ensayo, definiré lo que se entiende por
alma dentro de esta postura filosófica y profundizaré y diferenciaré las tres facultades del
alma, ya que éstas hacen la distinción entre el tipo de alma que tiene cada ser vivo, para lo
cual me basaré en el libro Acerca del alma, del mismo autor.
En el último apartado del escrito relacionaré los conceptos de lugar y de alma,
analizando primero el sentido en el que el alma puede estar en un lugar, ya que, como
mencioné anteriormente, Aristóteles expresa que puede ocupar un lugar de manera
accidental. En seguida, analizaré la posibilidad de que el alma racional no ocupe un lugar,
debido a sus características propias, así como los requisitos necesarios para que se pueda
2

hablar, dentro de la teoría aristotélica, de que algo está en un lugar. Para este fin, me basaré
en los tres libros ya mencionados de Aristóteles, así como los comentarios hechos al libro
de la Física por Simplicio y por David Ross.

1. El lugar para Aristóteles


Aristóteles define el lugar como “el primer limite inmóvil de lo que contiene”, 1 de
donde se entiende que el lugar es el primer límite del objeto que rodea al cuerpo, 2 y no se
debe entender que se refiere al espacio que ocupa el cuerpo circunscrito o la simple
posición de éste, así como también hay que distinguirlo del contenedor o el mismo objeto
contenido, ya que, al ser el límite entre ambos, no puede ser ninguno de los dos.
Al expresar que el lugar es el primer límite se refiere a que no es parte de ninguno de
los cuerpos implicados, que tampoco es la forma de éstos y que el lugar no tiene extensión
alguna. Entonces, se entiende que es la superficie del cuerpo contenido, de donde se sigue
que el lugar está conformado por todo lo que toca la superficie de este objeto inmerso, pero
sin ser parte de los cuerpos que forman el contenedor.
Lo que implica que sea límite es que no posee extensión alguna, sino que, como el
punto, marca el inicio de un cuerpo y el final de otro, sin ser éste, el límite o el punto, parte
de alguno de los cuerpos. Por otra parte, con ser inmóvil indica que hay una ubicación del
objeto que está dada por el lugar absoluto en el universo, el lugar fijo dentro del orden; y
esto es útil para distinguir la diferencia entre los distintos lugares que un cuerpo puede tener
con respecto a un punto inmóvil usado como referencia. 3 Y, por último, la expresión de lo
que contiene designa que el lugar no es delimitado por el objeto que lo ocupa, sino que está
definido por el que lo contiene, sin implicar con esto que sea el contenedor mismo. De esta
manera, el lugar se entiende como un concepto relacional, que involucra uno o más cuerpos
que comparten el límite rodeando otro cuerpo.
Así se comprende que el lugar sólo puede ser dado por un cuerpo contenido y otro
que lo contenga, sin que exista algún tipo de vacío o espacio entre los cuerpos o un lugar
sin cuerpo. Siguiendo esto se entiende que un cuerpo que no está rodeado por otro cuerpo,
que no está en un contenedor, no puede, por definición, estar en un lugar, éste es el caso

1
Aristóteles, Fis., 212 a 20.
2
Cf. Benjamin Morison, On Location: Aristotle’s concept of place (Londres: Oxford, 2002),136.
3
Cf. Simplicio, On Aristotle Physics, 584, 25 – 585, 1.
3

que describe Aristóteles sobre el cielo, expresando que no ocupa un lugar de manera
absoluta, sino accidental4.
Ahora bien, es necesario entender lo que Aristóteles entiende por accidental al
expresarse del lugar en el libro de la Física. Con este término expresa que algo es de cierta
manera, pero no es necesaria su presencia en la mayoría de los casos, 5 es decir, que puede
presentarse de un modo o de otro distinto.
Con esto claro, se puede comprender la razón por la cual el cielo ocupa un lugar de
manera accidental, ya que, al no tener un cuerpo que lo rodee, no se puede hablar de un
lugar del cielo en sentido estricto. 6 Igualmente, se entiende que el lugar no puede existir
separado de los cuerpos, sin ser éste, el lugar, parte de alguno de los objetos. Y de igual
modo, los cuerpos no pueden existir sin ocupar un lugar.

2. El cuerpo en Aristóteles
Aristóteles, al explicar el lugar, hace constantes referencias al cuerpo, ya que éste es
el que ocupa el lugar, por lo que a continuación explicaré qué es lo que entiende por cuerpo
y así como sus partes: la materia y la forma.
En primer lugar, el término cuerpo hace referencia a lo que está compuesto de
materia y forma; y en tanto que tiene materia puede ser definido como cualquier cosa que
se extiende tridimensionalmente,7 lo cual implica que tiene magnitudes 8 y, por lo mismo, es
en donde se perciben las cualidades o accidente. 9 Y que tenga forma significa que está
organizado de una manera específica, y esa configuración lo define como lo que es. En todo
momento que Aristóteles se refiere a un cuerpo o a un objeto indica siempre a un
compuesto de materia y forma, con magnitudes y organizado por la forma.10
Ahora bien, habiendo dicho que el cuerpo es un compuesto, procederé a explicar sus
partes, comenzando por la materia que es lo perceptible del conjunto. Es aquello en lo que

4
Cf. Fis., 212 b 10-15.
5
Cf. Aristóteles, Metaf., 1025 a 10 - 20.
6
Cf. William David Ross, Aristotle’s physics: a revised text with introduction and complementary
by W. D. Ross (Nueva York: Oxford University Press, 1998), 577-578.
7
Cf. Morison, On Location: Aristotle’s …, 136.
8
Cf. Ibid., 108.
9
Cf. Ibid., 114.
10
Cf. Ibid., 105.
4

se produce el cambio,11 lo susceptible de movimiento y de corrupción y, por lo mismo, es lo


que tiene la potencia de ser destruido. 12 Junto con esto, la materia es la que tiene
magnitudes y, por esto, recibe los accidentes. También, una característica importante es que
la materia no puede existir separa de la forma, no hay materia que no esté organizada por
una forma, es decir, materia pura; siempre está informada.13
La forma, por otra parte, es concebida por Aristóteles como aquello hacia lo que
cambia la materia14 y no puede ser producida.15 Es considerada como entidad indivisible,16 y
que puede existir separada de la materia, 17 debido a que es inmaterial18 y es la definición y
el límite de las magnitudes de cada cuerpo. 19 La forma se encarga de organizar la materia,
siendo así, el principio ordenador en el compuesto.

2.1.El alma como forma de los seres vivos


Ahora bien, dentro de los tipos de forma se encuentra el alma que es, para Aristóteles,
la forma de los seres vivos, por lo que no es materia, sino la forma específica del cuerpo
natural que en potencia tiene vida, siendo así la entelequia o acto del cuerpo; la forma que
se encuentra en acto constante. Ésta considerada como la esencia de un cuerpo natural y
que posee en sí misma el principio de movimiento y de reposo.20
Conviene definir ahora las distintas facultades que el alma puede tener y como éstas
determinan el tipo de alma que cada ser vivo tiene. Aristóteles diferencia tres: por una
parte, está el alma que sólo posee la facultad nutritiva, la cual se encuentra en todos los
seres vivientes. Gracias a esta facultad es que el cuerpo puede nutrirse y crecer. Así, esta
facultad tiene una relación directa con las magnitudes del cuerpo y tiene como objeto el
alimento, sin el cual no puede realizar su acción.21

11
Cf. Metaf., 1069 b 5 - 28.
12
Cf. Fis., 192 a 25.
13
Cf. Metaf., 1036 a 25 - 35.
14
Cf. Ibid., 1069 b 5-28.
15
Cf. Ibid., 1033 b 1 – 20.
16
Cf. Ibid., 1035 a 15.
17
Cf. Ibid., 1017 b 10 – 25.
18
Cf. Aristóteles, Acerca del alma, 430 a 1 – 10.
19
Cf. Fis., 209 b 1 - 5.
20
Cf. Acerca del alma, 412 a 15 - 20.
21
Cf. Ibid., 415 a 15 – 416 b 30.
5

La siguiente facultad del alma es la sensitiva, la que tienen todos los animales y que
subsume la facultad nutritiva.22 Por medio de ésta el alma recibe la información proveniente
de cada uno de los sentidos, por lo cual, no es un solo órgano el que está relacionado con
esta función del alma, sino cada órgano sensorial y, de la misma manera, el tipo de objeto
varía de acuerdo con el órgano.23
Por última se encuentra la facultad intelectiva, que subsume las otras dos y que solo
se encuentra en los seres humanos. Ésta, a comparación de las otras, no tiene un órgano por
medio del cual realice su acción, ni se encuentra mezclada con el cuerpo. 24 Se encarga de
las formas, por medio del acto de inteligir 25 y al no tener un órgano con el cual trabaje, a
comparación de las otras dos, el uso excesivo no le afecta para seguir trabajando, mientras
que a las otras sí, por lo que se aprecia que ésta facultad y las otras no son del mismo tipo.
Por otro lado, el intelecto también es capaz de inteligirse a sí mismo, es decir, que puede
trabajar sobre sí mismo, lo cual no le es posible a las otras dos facultades. 26 De igual
manera, algo característico del intelecto es separable del cuerpo, no como las otras que no
se dan sin el cuerpo,27 esto debido a que no se encuentra mezclada con el cuerpo, como fue
mencionado anteriormente.

3. El alma racional y el lugar


Ahora que se ha definido qué es el lugar y qué es el alma, continuaré a explicar su
relación, ya que, en tanto que el alma es forma de un cuerpo vivo, ocupa un lugar debido a
la magnitud de éste. Pero en el caso del alma racional esa relación podría perderse, ya que
hay facultades de ésta que no son entelequia de cuerpo alguno 28 y, por esto, es posible
analizar el hecho de que el alma no ocupe un lugar de manera necesaria, sino accidental.
Aristóteles, al hablar del lugar, menciona que hay cosas que “sólo están
accidentalmente en un lugar, como el alma y el cielo”, 29 de donde se entiende que el alma y
el cielo, que son distintas entre sí, pueden no estar en un lugar. Anteriormente expliqué de
22
Cf. Ibid., 416 b 30 – 417 a 20.
23
Cf. Ibid., 418 a 5 – 25.
24
Cf. Ibid., 429 a 20 – 25.
25
Cf. Ibid., 430 a 1 – 10.
26
Cf. Ibid., 429 a 10 – 429 b 20.
27
Cf. Ibid., 429 b 5.
28
Cf. Acerca del alma, 413 a 5 - 10.
29
Fis., 212 b 10 - 15.
6

qué manera es que el cielo no ocupa un lugar; ahora analizaré de qué manera es que el alma
no ocupa un lugar, ya que es por razones distintas a las del cielo.
Recordando que Aristóteles se refiere con accidental a lo que puede ser de otra
manera, se comprende que el alma, al ocupar un lugar de manera accidental, implica que
existe el caso en el que no ocupe un lugar; con esto, se debe entender que la razón por la
cual el alma ocupa un lugar es porque está unida al cuerpo y, debido a que el cuerpo por
definición tiene magnitudes, el alma también se encuentra en un lugar. 30 Por último, hay
que aclarar que cuando Aristóteles escribe que el alma ocupa un lugar de manera
accidental, no se puede estar refiriendo a cualquier tipo de alma, sino sólo al alma racional,
porque ésta tiene la facultad intelectiva.
La razón de esto es que el alma nutritiva, que sólo posee la facultad nutritiva, y el
alma sensitiva, que además tiene la facultad sensitiva, dependen únicamente del cuerpo
para cumplir sus funciones, son forma de los cuerpos vivos y requieren órganos específicos
para su actuar, y sólo se pueden separar de la materia de manera conceptual pero no real. 31
Por otro lado, el alma racional, debido a la facultad intelectiva, la cual no requiere de un
órgano, e incluso, ni tiene uno, puede ser separable no sólo conceptual sino también
realmente de la materia.32 En este punto, también hay que aclarar que Aristóteles no definió
o especificó este hecho, pero, aunque mantenía la duda, sí afirmó que a la facultad
intelectiva del alma nada se le oponía para existir separada del cuerpo, dejando la
posibilidad abierta y, con las demás consideraciones acerca de lo que es la forma, como la
afirmación que él mismo hizo acerca de que ésta puede existir separada del cuerpo, 33 es
posible pensar que el alma racional, siendo forma del ser vivo, exista separada del cuerpo.
Teniendo en cuenta que el alma racional puede separarse del cuerpo, al dejar de ser
un compuesto de materia y forma, y ser solamente una forma, la cual ya no tiene
magnitudes y, por tanto, no tiene límites, es posible hablar de que puede no ocupar un
lugar, porque, como expliqué anteriormente, para que algo tenga un lugar, es necesario
primero tener magnitudes y que en virtud de éstos se tengan los límites que fijen el lugar
ocupado. Con lo anterior, se puede entender la afirmación de que el alma racional no ocupa

30
Cf. Ross, Aristotle’s physics…, 577. También en Simplicio, On Aristotle’s Physics, 592, 10 - 15.
31
Cf. Fis., 193 b 5.
32
Cf. Acerca del alma, 413 a 5 – 10.
33
Cf. Metaf., 1017 b 10 – 25.
7

un lugar necesariamente, sino de manera accidental, esto debido a su potencialidad de


existir separada del cuerpo.

Conclusiones
En el trabajo quise explicar de qué manera es que el alma racional, dentro de la teoría
aristotélica, no ocupa un lugar de manera necesaria, para lo cual tuve que tener en cuenta lo
escrito por Aristóteles acerca del lugar, la materia y la forma en los libros de Física y de
Metafísica, así como lo explicado por él en el libro Acerca del alma sobre de las
características del alma. De la misma manera, utilicé dos comentarios a la Física de
Aristóteles, uno de ellos, el de Simplicio, que como comentario antiguo tiene una
perspectiva de los conceptos aristotélicos; el otro, el de David Ross, que da una visión
distinta acerca del tratado ayudado de los estudios actuales sobre el mismo texto. También
me basé en el libro de Morison, On Location: Aristotle’s concept of place, sobre la idea
aristotélica del lugar.
El trabajo lo dividí en tres secciones, en la primera traté el tema del lugar. Con base
en el estudio de Morison y lo desarrollado por Aristóteles en la Física presenté los
principales puntos acerca del lugar: qué lo puede ocupar y qué elementos se requieren para
expresar que algo está en un lugar. En el siguiente apartado expliqué lo que se entiende por
cuerpo y sus componentes, la materia y la forma, que también definí. Asimismo, expliqué
cómo Aristóteles entiende el alma, la forma de los seres vivos, y los tipos de alma que
distingue, la nutritiva, la sensitiva y la racional, con base a la facultad que cada una tenga.
Por último, tomando en cuenta lo anterior, desarrollé lo dicho por Aristóteles sobre el alma
y el lugar, para continuar exponiendo cómo, dentro del modelo aristotélico, es posible
hablar de que el alma racional puede no ocupar un lugar, debido a que ésta tiene la
capacidad, al ser una forma, de separarse del cuerpo, y ya que el lugar necesita del cuerpo,
es posible que el alma racional no ocupe un lugar de manera absoluta, sino sólo
accidentalmente.

Bibliografía:
Aristóteles. Acerca del alma. Trad. Tomás Calvo Martínez. Madrid: Gredos, 2011.
8

Aristóteles. Física. Trad. Guillermo R. de Echandía. Madrid: Gredos, 2011.


Aristóteles. Metafísica. Trad. Tomás Calvo Martínez. Madrid: Gredos, 2014.
Morison, Benjamin. On Location: Aristotle’s concept of place. Londres: Oxford, 2002.
Ross, William David. Aristotle’s physics: a revised text with introduction and
complementary by W. D. Ross. Nueva York: Oxford University Press, 1998.
Simplicio de Cilicia. On Aristotle Physics 4.1-5, 10-14. Trad. J. O, Urmson. Londres:
Duckworth, 1992.

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