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¿QUÉ ES LA ETIMOLOGÍA?

Se denomina etimología al estudio del origen de las palabras individuales, de su cronología, su


incorporación a un idioma, así como de la fuente y los detalles de sus cambios en la forma y
significado. En idiomas de larga historia escrita, la etimología es una disciplina relacionada con la
filología y con la lingüística histórica, que comprende el estudio del origen de las palabras
mediante investigación de su significado original, de su estructura, así como de su evolución
diacrónica, es decir, posibles cambios ocurridos en el t ranscurso del tiempo.

Asimismo, para obtener alguna fuente directa, por ejemplo la escritura, mediante métodos de
lingüística comparativa se pueden reconstruir datos relativos a lenguas sumamente antiguas. Así,
por medio de análisis de otros idiomas relacionados, los lingüistas pueden establecer inferencias
acerca de la lengua de la que son originarias y de su vocabulario.

HISTORIA DE LA ETIMOLOGÍA

El poeta griego Píndaro empleó etimologías creativas para halagar a sus mecenas. Plutarco empleó
etimologías basadas inseguramente en fantasiosas semejanzas de los sonidos. Una de las
definiciones tempranas de etimología, que además aporta una idea bastante clara de la
concepción imperante en la época clásica –y posteriormente– acerca de esta disciplina es la que,
alrededor del año 630, escribió el gramático Melampo en sus comentarios a la Tékhne
Grammatiké, de Dionisio de Tracia:

“Etimología es la desmembración de las palabras, mediante la cual se aclara la verdad; ἔτυμον, en


efecto, se llama lo verdadero […] Luego etimología es como si se dijera ἀληθινολογία («estudio de
la verdad»), pues las palabras griegas no fueron en su origen dispuestas a cada cosa al azar, sino
que mediante el análisis del sentido descubrimos por qué tal cosa se llama de tal modo. Como si
alguien me preguntase por qué se llama βλέφαρον («párpado»): cambiando la φ en π y partiendo
de la palabra, descubrí que se llama βλέφαρον porque cuando está levantado «miramos hacia
arriba», como si fuese βλεπέαρον («mira hacia lo alto»). O bien, sin cambiar nada, solo partiendo
de la palabra, hallé que es como un φᾶρος («manto») porque es cobertor de nuestra mirada. Por
otro lado, si se me preguntase por qué se llama γλῶσσα («lengua»), cambiando la λ en ν y la
segunda σ en τ, digo γνωστὰ («conocida»), la que hace «cognoscible» a los oyentes lo que está en
nuestra mente. Pues por ningún otro órgano físico conocemos el pensamiento de cada uno. Más
aún, si alguien me preguntase por qué se llaman ὀδόντες («dientes»), cambiando la ο en ε hallé
algo así como ἔδοντες, es decir, «los que comen», y, en efecto, gracias a ellos comemos.”

LA CIENCIA ETIMOLÓGICA
La etimología comprende no solamente el análisis de las raíces (radicales) de las palabras, sino
también de sus elementos constitutivos: desinencia, tema, terminación y radical.

El estudio de la etimología ayuda:

- A la comprensión del significado de las palabras;

a la ampliación del vocabulario personal.

- A mejorar la ortografía.

- A la aplicación correcta de la sinonimia, pues solo muy pocos sinónimos son 100% equivalentes.

Usando textos antiguos, los etimólogos tratan de saber la cronología y la modalidad de la


incorporación, la evolución –hacia el lenguaje actual– y las mutaciones que han acontecido a una
palabra. La etimología en castellano y en catalán debe mucho a la obra del filólogo catalán Joan
Coromines, del siglo xx.

La valoración de su importancia ha variado según las tendencias del momento. Su época dorada
acaeció durante el siglo xix, cuando se emprendieron trascendentes proyectos de estudio
etimológico, tales como los que culminaron en la edición de las obras siguientes:

- Oxford English Dictionary (OED).

- (Primer) Diccionario general etimológico de la lengua española, de Roque Barcia, en 1880.

EJEMPLOS:

El surgimiento y la modificación de la mayoría de las palabras ocurren por uso constante. El


lenguaje no es ningún ente estático, sino que evoluciona, se modifica y se retroalimenta.

A continuación, se aportan dos ejemplos de palabras incorporadas por el uso, luego adoptadas
normativamente.
“Flipar”

En España es muy común utilizar este verbo, sobre todo entre los jóvenes, con significado de
«asombra, porque no se espera o porque parece verse de otra manera, muy diferente, o justo al
revés» o, más popularmente, que hace «voltear la mente», puesto que el término flip, en inglés,
denota «dar la vuelta» o «voltear algo».

Aunque al vocablo, incorporado ya al Diccionario de la Real Academia Española , se le vincula


principalmente con los efectos que la droga provoca en la mente humana y, en segundo lugar, a
estar o quedar entusiasmado.

“Subasta”

En la época de los romanos imperaba un tipo de contrato que consistía en colocar un «asta» o
«lanza» en la tierra, que dividía distintos tipos de bienes. Luego un letrado, que podía ser el pretor,
se encargaba de escuchar las ofertas de la gente por los bienes ubicados bajo el «asta» (sub asta).

De ahí el origen de esta dicción.

EVOLUCIÓN DE LA ESCRITURA

La escritura ha evolucionado a través del tiempo. Fundamentalmente ha usado dos principios:

Principio ideográfico: Por el cual ciertos objetos, lugares, personas o animales eran representados
regularmente por signos pictográficos, con cierto grado de realismo o más bien idealizados. La
representación ideográfica y pictórica fue común en los inicios de todos los sistemas de escritura
conocidos.

Principio fonético: Según el cual ciertos signos correspondían a sonidos o secuencias de sonidos,
tal como eran percibidos por los hablantes. Inicialmente el sonido de un signo no fue totalmente
convencional, sino que seguía el principio pro rebus, por el cual un sonido pictográfico pasaba a
representar un sonido contenido en el nombre del objeto designado. Así, por ejemplo, en sumerio
se usó un signo pictográfico para «flecha», pero posteriormente dicho signo se empleó en la
transcripción de la palabra 'vida', ya que ambos tenían una pronunciación similar. Así ciertos
signos pasaron gradualmente a usarse para representar objetos que tenían un sonido común o
similar, con lo que surgieron sistemas basados en el principio fonético.

Tanto los sistemas jeroglíficos sumerios y egipcios, como en la escritura china se encuentran
conjuntamente signos que siguen el principio ideográfico junto a signos que siguen el principio
fonético.

No existe ningún sistema de escritura pleno que sea puramente ideográfico. El idioma chino es
citado como ejemplo de escritura puramente ideográfica, pero eso no es exacto, puesto que un
buen número de los signos son "complementos fonéticos" que tienen que ver más con el sonido
de la palabra que con una representación pictográfica del referente. Algo similar sucede en la
escritura jeroglífica egipcia, donde muchas palabras se escriben mediante signos monolíteros,
bilíteros o trilíteros junto a un complemento semántico. Los "signos n-líteros" siguen el principio
fonético, mientras que los complementos semánticos siguen el principio ideográfico, al menos
parcialmente.

LENGUA HABLADA Y LENGUA ESCRITA

En la escritura se observa la complementariedad de dos códigos, el de la lengua hablada y el de la


lengua escrita; ambos códigos conforman una estructura semiótica en la cual se vinculan dos
universos de discurso: la estructura precisa de la lengua hablada consta de significados y de sus
expresiones fónicas, los significantes; la lengua escrita, al ser complementaria de la oral, cuenta
también con significados, siendo sus significantes de tipo gráfico. Se constata que ambos códigos
(el oral o fónico por una parte y el escrito por la otra) poseen un mismo universo de contenido: el
universo de contenido de la lengua gráfica es el mismo que el de la lengua hablada
correspondiente.

Por otra parte, los sistemas formales como la notación matemática más abstracta son sistemas
derivados de la escritura (inicialmente la notación matemática consistió en abreviaciones de
expresiones habladas), sin embargo, en su uso moderno la notación matemática avanzada permite
expresar nociones que en lenguaje hablado frecuentemente son más complicadas de expresar, por
lo que en cierto modo los sistemas gráficos formales han dejado de estar subordinados a la lengua
hablada, por más que las nociones expresadas en ellos se pueden traducir de forma aproximada a
palabras en forma informal.

Otro asunto relacionado con la relación entre lengua hablada y escrita, es que ningún sistema
ortográfico es igual de expresivo que la lengua hablada. Las lenguas naturales, pueden expresar
silencios, pausas, y entonaciones que solo se pueden representar muy imperfectamente en la
escritura. Por otra parte, las variantes habladas pueden reflejar diferencias sociales y dialectales
muy sutiles, y reconocibles por los hablantes, que no son sencillas de representar en un sistema de
escritura práctico.

SISTEMAS DE ESCRITURA

Un sistema de escritura permite la escritura de una lengua. Si se refiere a una lengua hablada,
como es lo normal y corriente, se habla entonces de "escritura glotográfica" (pero puede tratarse
también de una lengua no hablada, en este caso se hablaría de "escritura semasiográfica").

Las escrituras glotográficas ordinarias pueden estar divididas en dos grandes grupos:

Escrituras Fonéticas:

Las escrituras basadas completamente en el principio fonético, en que cada uno los signos
representa algún tipo de sonido de la lengua hablada. Dentro de este tipo de escrituras puede
distinguirse entre:

- Alfabetos En los que cada signo (o la mayor parte de ellos) representa un fonema de la lengua.
Esto no es del todo exacto, porque algunos sonidos se pueden representar mediante dígrafos y/o
trígrafos. Este es el tipo de escritura usado para todas las lenguas europeas y un buen número de
lenguas africanas, americanas, oceánicas, etc.

- Abyades o consonantarios: En los que solo algunos fonemas tienen representación gráfica,
usualmente las consonantes, por lo que no constituyen una representación completa. Estos
sistemas resultan más económicos desde el número de signos a costa de ser parcialmente
ambiguos, aunque el contexto elimina la mayor parte de esa ambigüedad, por lo que leerlos
correctamente requiere conocer la lengua en que están escritos.

- Abugidas o pseudosilabarios: Constituyen una refinamiento de los abyades, al introducirse una


manera no ambigua de marcar la vocal del núcleo silábico, sin que en general se emplee un signo
diferente y aparte de la consonante. Las escrituras etiópicas, las usadas en la India o el silabario cri
son en realidad «abúgidas» y no silabarios genuinos como frecuentemente se dice.
- Silabarios: En los que cada signo generalmente representa una única sílaba, sin que exista
necesariamente relación entre los signos de las sílabas que empiezan por el mismo sonido. La
escritura ibérica es un ejemplo.

Escrituras Ideográficas:

Las escrituras basadas parcialmente en el principio ideográfico, en que algunos de los signos
representan directamente un tipo de referente, un campo semántico, etc. En la práctica todas las
escrituras plenamente desarrolladas que usan el principio ideográfico, lo combinan con signos que
siguen el principio fonográfico. Ejemplos de este tipo de escrituras mixtas son:

La escritura china, y sus derivadas (sistemas de escritura del japonés por una parte y del coreano
por otra).

Varios de los signos jeroglíficos egipcios y cuneiformes pertenecen a este grupo.

Un mismo sistema puede servir para muchas lenguas y una misma lengua puede estar
representada por diferentes sistemas. Los grafemas fundamentales de una escritura pueden
completarse con la utilización de diacríticos, de ligaduras y de grafemas modificados.

FUNCIONES DE LA ESCRITURA

Desde la psicología, Gordon Wells (1987) explora el concepto de lo escrito e identifica cuatro
niveles de uso, que no se deben considerar exactamente funciones en el sentido lingüístico:
ejecutivo, funcional, instrumental y epistémico.

- El más básico es el ejecutivo, que se refiere al control del código escrito, a la capacidad de
codificar y descodificar signos gráficos.

- El funcional incluye la comunicación interpersonal y exige el conocimiento de los diferentes


contextos, géneros y registros en que se usa la escritura.

- El instrumental corresponde al uso de la lectoescritura como vehículo para acceder al


conocimiento científico y disciplinario.
- Y el epistémico se refiere al uso más desarrollado cognitivamente, en el que el autor, al escribir,
transforma el conocimiento desde su experiencia personal y crea ideas.

La taxonomía (clasificación científica) de funciones lingüísticas de M. A. K. Halliday (1973) distingue


dos categorías en el nivel epistémico: el uso heurístico y el imaginativo.

Florian Coulmas (1989, págs. 13-14) se refiere a esta última función como estética, además de
incluir otra con la denominación de control social.

Después de estas consideraciones, podemos distinguir y clasificar los siguientes tipos de funciones:

La primera distinción será entre usos individuales (intrapersonales) o sociales (interpersonales):

Intrapersonales: El autor del escrito y su destinatario son la misma persona. Las principales
funciones son:

- Registrativa: La escritura permite guardar información sin límite de cantidad o duración. Se trata
de la función mnemotécnica más básica que utilizamos corrientemente cuando anotamos
direcciones y teléfonos, compromisos en agendas o ideas que se nos ocurren en un momento
imprevisto. Requiere dominio del código escrito y su correspondencia con los sonidos.

- Manipulativa: Al ser bidireccional y planificada, la escritura facilita la reformulación de los


enunciados, según las necesidades y las circunstancias. No siempre reproducimos literalmente lo
escuchado, leído, visto o pensado. Escribir permite elaborar la información. Así preparamos el
guion de una charla, etc.

- Epistémica: Subiendo otro peldaño del desarrollo cognitivo, la manipulación de datos permite al
autor generar opiniones e ideas que no existían antes de iniciar la actividad escritora. Escribir se
convierte en una potente herramienta de creación y aprendizaje de conocimientos nuevos. Todos
hemos experimentado el poder epistémico de la escritura en situaciones cotidianas. Al tener que
explicar por carta a un amigo una situación complicada o comprometida.

Interpersonales: El autor escribe para otros: un lector conocido o no, un grupo, una asociación,
una comunidad lingüística, etc. La escritura se convierte en un instrumento de actuación social
para informar, influir, ordenar, etc. Aquí también distinguimos varias funciones:
- Comunicativa: La escritura permite interactuar con el prójimo en circunstancias nuevas: en
diferentes lugares y tiempos, cuando lo escrito resulta más preciso o cortés. Esta función exige
dominar los rasgos discursivos y gramaticales propios de cada género y tipo de texto.

- Organizativa: desarrolla funciones ordenadoras, certificadoras o administradoras. Lo escrito


garantiza derechos y deberes de la ciudadanía, informa al público lector, garantiza derechos al
trabajador, etc.

Finalmente, la última función que participa de los usos intrapersonales tanto como de los
interpersonales es la estética o lúdica. En cualquier situación, la escritura posee una dimensión
placentera o de diversión.

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