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¡Hola!
Agradecemos tu colaboración, pues nos ayudará a entender de mejor manera el tema
que queremos abordar y a crear nuestra video instalación.
Te recordamos que para tu comodidad, puedes responder las preguntas de forma
escrita o por audio.
A continuación te dejamos algunas preguntas:
La Ansiedad es una reacción emocional que suele tener lugar al momento de enfrentarnos a
situaciones de peligro o que pueden ser consideradas complejas para cada persona. Posee un
componente cognitivo y conductual como nerviosismo, impaciencia, inquietud, temor,
dificultad para concentrarse, etc. De igual modo como también presenta un componente
orgánico el cual se suele manifestar por medio de la sudoración, aumento del ritmo cardiaco,
aumento de la respiración y presión sanguínea, mareos, entre otros.
Es una sensación y reacción emocional que tiende a ser desagradable o displacentera para
todas las personas, pero que en general se puede interpretar como una señal de “alerta” o
mecanismo de defensa que suele utilizar nuestra mente para prepararnos y activarnos al
momento de afrontar situaciones difíciles como el hecho de exponer frente a una audiencia,
conducir un vehículo, una evaluación, entrevista laboral, etc.
La ansiedad tiende a confundirse con el estrés. Si bien es cierto, el estrés y la ansiedad son
una parte natural de la respuesta de lucha o huida y la reacción del organismo al peligro. El
propósito de esta respuesta es asegurarse de que una persona está alerta, enfocada y lista para
enfrentar la amenaza. Tanto el estrés como la ansiedad son normales y esperables en nuestra
vida cotidiana, aunque, algunas veces, pueden abrumar a las personas cuando son muy
excesivas o no se pueden controlar.
Dentro de ciertas diferencias que se puede considerar con el estrés, está el hecho de que este
último suele asociarse en respuesta a un estímulo o situación determinada y puntual. A
diferencia de la ansiedad que suele ser más difusa y es posible que no tenga un
desencadenante identificable. Vale decir, el estrés tiende a ser por un corto tiempo y es la
respuesta a una amenaza reconocida. La ansiedad puede permanecer y algunas veces aparecer
como si nada la desencadenara, se vuelve algo más complejo.
De igual modo, la ansiedad suele ser una respuesta o reacción emocional ante el estrés
generado por una situación o estimulo determinado.
¿En qué momento comenzamos a hablar de trastorno?
Según el DSM-5, los trastornos de ansiedad son los que comparten características de miedo y
ansiedad excesivos, así como alteraciones conductuales asociadas. Los trastornos de ansiedad
se diferencian del miedo o la ansiedad normal propios del desarrollo por ser excesivos o
persistir más allá de los periodos de desarrollo apropiados.
Al momento de considerar los síntomas más comunes en los distintos trastornos de ansiedad,
predominan principalmente emociones y sentimientos como el miedo y ansiedad excesivos.
A modo de ejemplo, en el trastorno de ansiedad social o fobia social, la persona siente miedo
o ansiedad excesivos ante las interacciones sociales y las situaciones que implican la
posibilidad de ser examinado, o bien las evita. En el caso del trastorno de ansiedad
generalizada, la persona presenta una ansiedad persistente y excesiva y una preocupación
sobre varios aspectos como el trabajo y el rendimiento escolar, que la persona concibe como
difíciles de controlar.
Si nos avocamos particularmente a una crisis de pánico o ansiedad, estas suelen presentarse
como una angustia súbita e intensa, sin ninguna señal o aviso, lo que aumenta el temor de
volver a sufrirlas. La crisis de pánico forma parte del grupo de los trastornos de tipo ansioso y
se caracteriza por una sensación de intenso temor, por ejemplo, a una muerte inminente, un
ataque cardíaco, la pérdida del control psicológico o de tener un desmayo. Esto se acompaña
de manifestaciones físicas que pueden ser muy intensas. Lo habitual es que no exista ningún
peligro ni riesgo identificables.
Posterior a las crisis de pánico, las personas suelen presentar mucha inquietud o preocupación
continua sobre si eventualmente vuelve a ocurrir otro ataque de pánico, ante lo cual su rutina
cotidiana y comportamiento se ven significativamente alterados, con el fin de evitar a toda
costa experimentar o vivir lo mismo, y en conjunto con actitudes y conductas evitativas,
como salir menos, miedo a las multitudes, evitar los lugares donde ocurrió el ataque de
pánico, evitar salir solas, etc.
¿Cómo puedo identificar qué estoy experimentado una crisis, sobre todo si no lo he
vivido antes?
Lo más llamativo de lo anterior, y que suele pasar mucho en la actualidad es el hecho de que
muchas personas experimentan una crisis de pánico en determinados momentos pero no
saben que era una crisis de pánico propiamente tal hasta que acuden con un profesional y
toman conciencia de ello.
¿Qué puede detonar una crisis?
Estas crisis se manifiestan sin ningún aviso y en cualquier momento, incluso cuando la
persona duerme. Algunos lo manifiestan una o dos veces a lo largo de su vida, pero hay
quienes tienen episodios reiterados y recurrentes, los que pueden estar facilitados por
situaciones estresantes o complejas. En relación a esto último es importante considerar que
hay ciertos factores de riesgo (situaciones y circunstancias que pueden aumentar las
probabilidades de una persona de contraer una enfermedad o cualquier otro problema de
salud) los cuales pueden facilitar la aparición de un ataque de pánico como pueden ser:
Antecedentes familiares.
Experimentar algún suceso traumático significativo, como puede ser víctima de
violencia, de abuso sexual, la muerte de un ser querido, algún accidente, el cual ya
sea reciente o en algún otra etapa de la vida como en la niñez.
Cambios importantes de vida.
Alto y constante nivel de estrés.
Consumo en exceso de tabaco, alcohol y cafeína, y el uso de drogas.
Si bien no se conoce la causa exacta, se cree que son factores gatillantes el actual estilo de
vida, sumado a factores hereditarios en personas estresadas o con mucho trabajo y un estilo
de vida muy demandante y agotadora. También se ha visto que es más frecuente en personas
que han sufrido situaciones traumáticas en la niñez, depresión, trastornos de ansiedad o
bipolaridad, o cuando hay abuso de alcohol o drogas.
Al momento de estar con una persona que está sufriendo una crisis de pánico lo principal y
más importante es darle contención, facilitarle confianza y acompañamiento en un momento
muy complejo y agobiante para ella. Decirle que estamos aquí para ella y que cualquier cosa
que necesite trataremos de ayudarle en la medida de lo posible, preguntarle que necesita. Las
crisis de pánico suelen ser muy intensas y angustiantes para aquellas personas que las
experimentan pero tarde o temprano terminan y es importante buscar un lugar seguro o con
una persona de confianza que nos ayude a sobrellevar de la mejor manera estos momentos.
Posteriormente sería ideal para la persona llevarla a un lugar más tranquilo en la medida de lo
posible, sin tanto ruido ni estímulos, donde ojala pueda sentarse y comenzar a recuperar el
control paulatinamente. En relación a lo mencionado también es importante no presionar a la
persona, no juzgarla ni cuestionarla por lo que hizo o no hizo, porque con ese tipo de
actitudes solamente vamos a generar que se altere aún más.
A lo dicho anteriormente, también puede ser útil el realizar ejercicios de respiración, de tal
forma que la persona puede controlar ella misma su cuerpo y recuperar la calma y el control
paulatinamente, haciendo ejercicios de inhalación y exhalación profunda. En complemento a
esto último también puede ser bienvenido utilizar otro tipo de recursos que le agraden o
ayuden a la persona, como facilitarle un vaso con agua, un asiento, algún objeto que pueda
utilizar para canalizar la ansiedad y el estrés o también utilizar lavanda, la cual es conocida
por ser calmante y aliviar el estrés. Puede ayudar a que la persona se relaje y tenerla a mano
en caso de cualquier situación similar. También se puede intentar tomar té de lavanda o
manzanilla. Ambos son relajantes y calmantes.
En aquellos casos en los cuales estamos solos y solas, es importante siempre considerar un
“plan de contingencia” vale decir, una suerte de protocolo o medidas que seguir cuando
sintamos que nos viene este malestar, como puede ser tener a mano el celular y el teléfono de
alguien de confianza que nos contenga, también el utilizar recursos que nos ayuden a
sobrellevar de mejor manera esta situación como los mencionados anteriormente, buscar un
lugar lo más cómodo y tranquilo posible.
Las crisis de pánico suelen aparecer de forma súbita, a veces sin necesariamente la presencia
de algún estimulo o situación determinada. Una vez que pase todo este malestar y la persona
se siente mejor, puede ser recomendable buscar ayuda de un profesional o trabajar de alguna
manera que la persona estime adecuada ese malestar para poder ir afrontándolo
paulatinamente y luego pueda controlarlo si es que se vuelven a repetir.
Bibliografía Utilizada
https://www.healthline.com/health/es/como-controlar-un-ataque-de-panico#como-reconocer-
un-ataque-de-panico
https://medlineplus.gov/spanish/anxiety.html
https://www.medicalnewstoday.com/articles/es/estres-y-ansiedad