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EL TROMPO

(JOSE DIEZ CANSECO PEREYRA)

El relato empieza mencionando al Cerro San Cristóbal, que domina la ciudad de Lima, y a la
Alameda de los Descalzos, donde vagabundeaban Chupitos y sus amigos pandilleros. Chupitos era
un zambito de 10 años, al que pusieron ese apodo pues una vez sus amigos le vieron comprando
en una farmacia y cuando le preguntaron si alguien estaba enfermo en su casa, respondió que
nadie, que era él al que le habían salido unos chupitos (granitos).

La pandilla de muchachos lo conformaban el cholo Feliciano Mayta, Glicerio Carmona, el bizco


Nicasio, Faustino Zapata y el gran Ricardo, que se dedicaban a vender suertes (loterías) y
periódicos, no faltando alguno que se dedicaba también a los hurtos menores. El juego predilecto
de la pandilla era el de los trompos. Precisamente, Chupitos aparece en el relato preocupado por
recuperar su trompo predilecto, que el día anterior lo perdiera en el juego de la “cocina” ante
Glicerio Carmona, juego que consistía en empujar el trompo contrario hasta un círculo trazado en
el suelo llamado la “cocina”; el ganador se apropiaba del trompo.

El autor hace una retrospección en el relato y cuenta la historia de Chupitos, que desde su
nacimiento fue marcado por la desdicha y el dolor. El día en que nació, un incendio se desató en el
callejón donde vivía, siendo rescatado del avance de las llamas. Su madre tenía fama de ser una
“volantusa” (aventurera) y cierta vez llegó a casa con el cabello revuelto y una oreja enrojecida. Su
esposo, Demetrio Velásquez, sospechó una traición y salió furioso a averiguar a la calle,
enterándose de la existencia de un amante y hasta de otro pretendiente, a quienes dio una
tremenda paliza, a consecuencia de lo cual estuvo en prisión quince días. La madre desapareció, y
una tía, la hermana de Demetrio, se encargó de cuidar a Chupitos.

Retomando el hilo del relato, el autor nos relata cómo Chupitos logra que su padre le de dinero
para comprarse otro trompo, con el que planea mantenerse en el juego para recuperar su anterior
juguete. Al igual que los gallos que su padre entrenaba para las peleas de coliseo, Chupitos acicala
su juguete hasta convertirlo en un arma formidable: le quita la perilla de su cabeza y le cambia su
punta roma por un clavo afilado.

Dispuesto a recuperar su antiguo trompo, Chupitos va al encuentro de sus amigos. Todos se


dirigen al camino que conduce a la Pampa de Amancaes y empiezan el juego. Desgraciadamente
para Chupitos, es Ricardo quien gana y somete al antiguo trompo de Chupitos a los quiñes, que
consistían en dar al trompo inmóvil golpes con las púas de otros trompos. Todos los participantes
arrojan sucesivamente sus juguetes sobre el antiguo trompo de Chupitos; uno le saca una lonja y
otro le quiña doblemente. El último es Chupitos, quien al ver a su antiguo juguete tan maltrecho,
considera que ya no podría ser suyo pues «los trompos con quiñes, como las mujeres, ni de vainas
y arroja con toda fuerza su trompo, acabándolo por partir al antiguo. Luego se aleja dejando los
dos trompos, ante la extrañeza de sus amigos.

INTEGRANTES: 1-SALI HUIÑAPI 3-KATTIUSCKA GRANDA


2-NILTON INFANTE 4-MIGUEILIS GONZALEZ

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