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1a

histofia
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6=
ornitorrinco
1a
historia
del suruGst0
meilio hermanoue
mi media ahuela
tnllquelamaY

6-
ornitorrinco
La histoia del supuesto medio
hermano de mimedia abuela
Enrique Tamay

@ Ornitoniñco Editores
l# de RicardoA. Ayllón Cabrejos

@ Enrique Tamay Marín

Primera edición, mazo 2009

Ornitorrinco Editores
Jr. Marcona No 140, Dpto. 201
Santiago de Surco, Lima
Telf.: 2609605 - 9884217 47
Diseño de portada: Kely VelásquezAlayo
Diagramación: David Ninahuamán
luskaciones interiores: Omar Guillén

Tiraje: 1000 ejemplares

ISBN: 978-61 2-45355-3-6

Hecho eldepósito legalen la


Biblioteca Nacional del Perú No: 2009-03457

IMPRESO EN LIMA, PERÚ


MARZO DE 2OO9
Índice

Soltura, naruralidad Y esencia


en la cuentistica de Enrique Tamay - Mario BordOn / ll
abueia /I3
LahisrorÍa del supuesromedio hermano de mimedia
Fin del sargento Matos /22
Imagen de una virgen / 23
Muríó,ypunro 127
Camino de la mala muerte / 28
Solo las mujeres lo saben / 32
La mocha / 36
No es de cristiano / 40
Elloco Silverio / 44
Lanottcía147
Quiso repetir el Plaro 152
Mimemorable media abuela/ 56
Especie de diario / 6I
AErrydtnzvfriz

APacanga.PaunguillnPuúloNr¿evq
CheparyGuadalupapueblosenlosque
anúm e a pie y a caballo pfilando mi destino.
Soltura, naturalidad Y esencia en
la narrativa de Enrique TamaY

Si para un cuentista el tema del cuento "si es real debe parecer


inventado y si es inventado real", como asevera Julio RamÓn Ribeyro,
Tamay, un narrador de notable estirpe, logra establecer en ese sentido
una armoniosa interacciÓn entre lo realy lo fantástico, rescata con ojos
avizores elintangible misterio que subyace en la vida cotidiana e interpreta
gracias a su depurado oficio los códigos de la realidad específicamente
literaria.
La evidencia que surge rápidamente de una primera lectura de La
historia del supuesfo medio hermano de mimedia abuela, es que está
estructurado en forma de historias construidas como piezas que funcionan
en el conjunto sin perder cada una su independencia, cuyo nexo umbilical
es la media abuela Guillermina y que fluyen como una suerte de saga en
un ambiente de fulgor y sordidez, de situaciones candentes y de un
verismo turbador. Localizada la escena en un lugar reconocible de
"Nuestra América" y a modo de registro testimonial de un universo familiar,
el autor no elude el objetivo artístico de crear una trascendental
cosmovisión despojando a lo cotidiano de su pragmática materialidad
para proyectarlo a esferas de auténtico relieve. El autor emerge así en la
sutiltextura apoderándose de una realidad substancial, bifronte o plural,
con su carga de activa intemporalidad; edificando un mundo narrativo
donde las palabras adquieren resonancias diversas: algunas poseen
consistencia cognoscible, otras enuncian vastas posibilidades y cada
una de ellas es un acto que configura un cosmos; utilizando una
alternancia de registros y multiplicidad de voces como un infinito de
espejo de la variedad de caracteres y manifestaciones humanas;
elaborando rutilantes diálogos de singular frescura e intensidad;
construyendo una rica galería de personajes percibibles o conjeturables
que recorren las arduas jornadas aureolados en sus sinceros sesgos
compasivos o despiadados, lujuriosos o ascéticos, y como colofón,

il
afticulando una sintaxis cuyos matices expresivos y contenidos afectivos
le confieren un valor semántico y estilístico de una conciencia lingüística
inseparable de un determinado entorno y que se hace sentir a la manera
de una vívida cadencia sonora con el sello muy personar der escritor.
Solo para nombrar alguno, La mocha,es un cuento que resume, de
nitida manera, las características peculiares que Tamay les imprime,
combinando magistralmente la ficción con un realismo azaroso, lo hágico
con el humor desopilante y suministrándole al lenguaje un aliento
expresivo de tono universal. Especie de diarioes el epÍlogo de la serie
donde, con genuina prosa poética y connotaciones intimistas, revela la
inquietud metafísica y de búsqueda perenne que todo artista pretende
desentrañar ante la perpleja muerte.
Tamay tiene la consistente virtud de manejar una prosa con rara
soltura, tan natural y esencial que establece entre libro y lector una
comunicatividad coloquial que le permite ganar en riqueza estética y
eficacia enunciativa e implicar al mismo en lo narrado. No escribe para
pasto de regodeo de los criticos estructuralistas y semiólogos y desdeña
la exuberancia e inasequible retórica barroca: su prosa limpia, su sentido
de lo argumental, la utilización de la alegoría como acercamiento a la
realidad mitica, su tajante sentido de la ironia y lo grotesco, la elaborada
reescritura de lo verídico, el poder evocador de la palabra que esgrime
incisivamente, el marco referencialdonde se desenvuelven sus demónios
personales mutados en personajes cuentísticos vigorosamente
plasmados, se corresponde con ello: "Forma clásica y sensibilidad
moderna", requería Stendhal para el arte.
Todo lo que discurre en los textos nos parece afectivamente cercano
y extraño la acepción de maravilloso- a la vez, y si algunos de los
-en
preceptos incondicionales de un buen cuento son los de conmover,
convencer o sorprende¡ la lectura de estos cuentos singulares satisfacen
la exigencia y nos colocan a la expectativa de más y mejor de lo mismo.

Mario Bordón

12
I-ahistoría del suPuesto medio
hermano de rni media abuela
Venia hacia el
Los primeros en avistarlo fueron unos perros'
..-.t*rio, encogido, harapienro, barbudo y melenudo' ¿De donde
que fui rras
habÍa salido? La curiosidadme carcomió a tal punto
suspasos.
Ésa mañana, dos mujeres escurrÍdizas que a primera
hora
cruzaron con él a la
habian rraido un feto hallado por un cerdo, se
no quisieron
enrrada del camposanto, y no lo vieron. No lo vieron o
Daba la iimpresiOn de que conocÍa muy bien el camino.
'erlo. derechay se deruvo
Avanzó enrrelas rumbas hasta elfondo a su

delante de una cn¡z arruinada; acongojado, se anodillÓ y murmurÓ


un nombre. En ese ínstante se escuchÓ ei disparo de una escopeta.
Luego, apoyó debilmente ias manos en esa cruz y se persígnÓ
dos
u"."r. Nrttc^ 1o habia visto, tampoco nadie me hablÓ de este
^ttres
extraño ni de ninguno que se le pareciera. Alguna vez leÍ sobre un
personaje similai de harapos y debarbas, pero no pasabadeun
io.o hubt*do de politica a la gente. Alguien tenÍa que conocerlo,
Iosupuse.
Faltaba poco para las doce y otra vez rronÓ eldisparo de una
escope[a. PasO ona bandada de pájaros cuando volr{ Ia vista, el
ho*tr" habia desaparecido, escurridizo, entre los árboles y
plantÍos que circundaban el cementerio. Supuse entonces que él
me habÍa descubierto, agazapado, pernrrbando su paz o su Íntima
locura.
En casa habÍan estado buscándome. Mi media abuela
Guillermina pregunró por mi a unos chiquillos. Eran las doce y
algo más, y no solo mis rripas, sino también los gallos de pelea
del
p^-"pa a" Mur.or lo inruán; todo el mundo se recogia para
el
^uhn
.rzo. Nadie quedaba fuera, ni los perros más andariegos'
Estaba de regreso, aunque con tardanza pero con las manos
Iavadas, sentado a la mesa conlos demás,Iistoparaprobarla sazÓn
envidiable de mi media abuela.
muchacho huele a cementerio aEreviÓ a decir'
-Este -se
yo sepabien, nadie hamuerto mimadre'
-Que -replicÓ
Ei almuerzo esraba delicioso. Pero Guillermina lo sabia todo y
cualquier cosa buena si yo esraba de ¡ror
-especialmente
medio- la echaba a perder. esre muchacho por algo le brillan
"A
los ojos", ie dijo a doña Cristina, su vecina confidente, un sábado
que me alistaba para ir con mi amigo Marcos a la inauguraciÓn de
un prostÍbulo. Cómo se enteró ella, nunca lo su1x. Para Guillermina
abuela de mis hermanos por parte de madre-, yo era un
-la
"demonío" en potencia, creÍa adivinar en mi rostro, o en mi sola
mirada, ei tamano de mi suerte. En el pueblo no habia nadie como
ella; nadíe con su estatura ni con la fuerza de sus miembros, aparte
de su sabÍduúa. Por ésta y ofras razones ahora no vienen al
-que
caso-, empecé a contarles lo que habia presenciado en el
cementeúo.
te creo nada mimadre.
-No puede ser -aseguró Guiilermina-' Es é1, iquién
más
-No -murmurÓ
podrÍa ser? Tiene que ser é1.
Mi mediu abuela rorundamente a hablarme de ese
se negó
hombre, y desde ese momento no dudé un instante en querer
averiguarlo todo. Tenia que haber unahistoriaymimadre no la
conocía, así que antes de recumir a don Palomo, el papá de Marcos,
volvÍ al cementerÍo y sus alrededores; pero no hallé nada,
absolutamente nada que me sin'iera de indicio. Don Palomo me
prometió algo, con la condiciÓn de que delatara al ladrÓn que lo
tenia hasta el cogote con sus gallos de las mejores camadas, para
descuiarlo. iYo un delaror?, no, imposible. Había que delatar a su
propio hijo y, por consiguiente, yo también iba a result"rr desculado'
Ni hablar. Asi que con el mÍsmo Marcos nos las ingeniamos, y
todita la pelota se la echamos al fanfarrón de Pepe. A pesar de que

L4
lo queríamos, a veces nos sacaba de quicio con sus menriras, con
sus delirios de grandeza y sabelotodo.
iPobre ei fanfarrón de Pepe! Le echamos la culpa y esa misma
mañanarecibió unagran runda. Aunque de nada sirvió, sinosolo
para reírnos, porque don Palomo después de vengar a sus gallos,
se iirnpió los chuzos y ni siquiera me dio ias gracias. Se fue bien
campante y sacó a sus más queridos anÍmales a tomar el sol. No
fu e de palabra. "Mi viejo es asÍ nomás, pendej o", me dijo Marcos.
"Si ru vÍejo es pendejo, yo soy pendejo y medio",le contesté. Fue
asÍ que el galiero más cotízado del pueblo, por los gallos que
siguieron desapareciendo de su misma puerra, no dejó de correr
como unidiota tras el trasero de Pepe.
La idea de no echarme atrás en esta nueva avenrura, nos llevó a
Marcos y a mi a visitar al víejo Felipe, diminuto é1, como de setenta
años, afrapadoporelrrago que mi media abuela envano intentó
sacárselo de encÍma. "Éste lo lleva en la sangre", dijo, no muy
arrepentida de su fracaso. Felípe habÍa llegado al pueblo muy joven
y sabúa algo de ese hombre.
poclemos hacer? pregunté a Marcos.
-tQué -le
que hable?, comida y bastante trago, y verás.
-iPara
Fue asÍ que ejecutamos nuestro plan al pie de la letra. El viejo
Felípe, antes de que cayera comopollo,ypor suerte sÍn romperse
la cara en el suelo, algo dijo, algo, poco para empezar, pero
compromeriéndose, siempre y cuando volviéramos con las mismas
sorpresas. "Es orro pendejo", dijo Marcos. Yo no Io creÍ asÍ. Felipe,
por un trago y una pierna de gallo de pelea, cantaba, contaba
historias y hacía más que reir. Todo un personaje pactado con
Baco. Bomacho hasta suspezuñas. Asílo dejamos,consu ronquido,
para irnos derecho a continuarla en la casa-bar de la tÍa Yolanda.
Al orro dÍa, desdebien temprano,nosllevó demasiado tiempo
dar con el lugar del que nos hablo elúejo Felipe. Arrás dejamos el
pueblo, los sembradÍos, huertos, acequias y uno que otro
algarrobal. "Si quíeren ver a ese hombre, \rayan hasta ailá", nos
habiadicho.

t5
más a una
Cuando llegamos, y conforme nos acercábamos
de los pies' "Me cago de
gruta, el miedo"r. to, ieria por Ia planta
y extraño que
ili.do", ...onociÓ Marcos' Todo era tan silencioso
como sielmiedo en su
no aguantamosmás de cincominutos;era
de uno' "Esruve en la gruu donde
más ordinari^ for-^ ,e
'pod"rara nibien regresamos
.orrd..r*on a ese hombie", le dije a Guillermina
f"ts pálido', solo "to át tootestÓ' Creia tener suficientes
".^t".
razones como para no contarme nada
acerca de ese hombre; según
cosas: "Mete a casi
i" ¡"tau uir relato mio que hallÓ enrre mis
la
,"üI^ ft-na, y es a" *i a" q"ien más habla" ' Yodecomprendia'
"1f",
sacarle algo al
pero
comprendía; era su "demonio" en potencia'
respecto,nada.
refiriéndose
mi que es una almita -me dijo Marcos'
-Para
-:Et que nunca llegÓ a ver'
*al hombre aseguré-'
d" .urrr" y h,,"*, tto es ninguna almita -le
iYo lo vi con mis ProPios ojosl
a Marcos en la calle
Al igual qlr. *i' otrós amigos' conoci
ptilü;iá.ifu.Uto ^
tuando ir"gte a vivir a la casa de mi media
"Si no experimentas' la
abuela. Congeniamo'' f'" el ñe;or'
experiencia te gana", solÍa decir' Paramimal" T*1lll"^T:j*
de nuestra udoler.""tia,llegÓ el
dia en que ruvo que partir ai
de visitar al viejo
,"J.. ,"ifiar obligatoúo; fu"e dos dias despuéspueblo' Tuvo que
iltñ t;"ince dás antes de Ia fiesca del
que{Ó S"bu-d" en mi memoria fue la
-"rifrirr", y to q.rr" ,nas dijJque iba a seguir robándole los
risotada que pegó .t^t'doi"
de él' Era un año
gallos ,r, *";o para que asi no sospechara
" que ir a servir a la
mayor que yo y t",ti^, to-o todo ciuáadano'
como cuando después
parria. "Esa separaciÓn no me afectÓ tanto
se fue para ser cura y nuncamás
lo voM aver"' escribiria en mis
*.-o]ri^r, luego á. .rrn enfrentamiento entre mÍlitares y
zuerillerosyseidenrificÓsucadávergraciasaJalcaldedeunpueblo
vieja'
:;;;il fu. ut cuartel en un camiÓn' vestido con ropa
y emburido de.plaanos y
rapado de anlemano' con algo de dinero
Se fue y no me quedÓ más que
agitar mi mano tras
huevos cocidos.
ffi
i*' r
-p'.=
f',;1
l
el polvo del camino. partió el mismo y úitimo dÍa en que
esperábamos para inscribirnos en ei coro de ia iglesia, toáo.
aiborotados, para cantar y honrar a la patrona defpuebro, a ra
virgen salvadora que los españoles rrajeron y cuidarori con mucho
celo bajo su dominio. se fue a quince dias de esa fiesta en la que
habÍan almacenado suficiente cerveza para Ees dÍas y rres noches,
y también condenado a las ollas a dos vacas, un toro y otros
animaies, a-excepción delcerdo, que apedido delcuritapélón, no
fue incluido en el menú por temor a que al comer..r'.^rr...
'comiera rambién fetos hum*or. "Esto no es nada, me dijo el üe;o
en mitierra nos emborrachamos una seman a,ráceweza
,Felipe,
hasta se bota, y la comida que sobra queda para los chanchos". No
es muchala diferencia, pensé.
La fiesta no habia terminado, y la primera vÍctima con un poco
de suerre fue mí media abuela. En plena misa, a las ocho y pi.o,
una pared de la iglesia se vino abajo y la aplastó todirira, feL#ente
fracEurándole solo algunas cosrifas,lós dos brazos y la pierna
derecha. La noricia del incidenre salió como flecha y láas" ¿"
media abuela quedo sumamente chÍca. Llegaron familiares y
-i
hasra de lugares recóndiros; todos qu*i* u., y ,aiudar a
3"rggr
la pobre vÍctima que nunca en sus sesenta y tanros ános habia
tenido siquiera un resfrÍo o un rasguño. También apareció Luz
Milagros, que con sus virginales anoi y sus justas medidas, sacaba
ios ojos y anÍmaba no solo a los muchachos. "con ella, no,',
me dÍjo
Guillermina. "Es demasiado buena y además casi de la familia".
Yo dudé, y solo el viejo Felipe me sacó de tai siruación. ..Es
cierro',,
meconfesó, "hija de un hermano porparte de padre... la muchacha
no lo sabe". iPor qué no lo sabÍa?, o bi"rr, ipor qué no existÍa
una
relación enrre ambas familias,la de mi media ábuela yla de
Luz
Milagros? A cambio de una borella de ron y orra pierna'de gallo
de
don Palomo, elviejo Felipe promerió coniarm"lr^ hirro,íu,
p..o
fueenvano.
En vano, porque al dÍa siguienre ro ha[é en su casa bien
frÍo,
tieso, con los ojos abiertos y muy cerca de un cajón d.e muerto que

t8
él nüsrno habia fabricado haciendo ruido por las noches. El doctor
Gutiérrez nos ciijo c¡uc fue el cora'ón. GuÍllermÍna' mi madre y
mucha gente. lo sintieron tanto cotno yo' El viejo Felipe estaba
muerro, y en su pocler halló un a nota que decia: "No esloy Inuerto,
estoy revo, mc moriró cuando todos se hayan olvidado de lnÍ"' La
filosoiia dci r.iejo boiracho seinbró ttn¿l intenog¿lnte m¿is en mi
ucia; c'lcj ó impreso en un pcdazo cle papel la verCad paip abie de los
morudcs. Para su cnlierro asistiÓ rnucha gentc y todos en conuniÓn
le dimos cristiana scpultura. Lo dejamos en el cementerio
por el curita pelón--, con su cruz, sus \¡elais y sus
-encomendado
fiores.
Sivolvi otra vez al cementerio, fue para rociar con cen'e:a la
rumba del r,'íejo Felipe . La tÍa Yolanda drjo haberio visto, al otro
día, por la noche, en apuros por querer cntrar al almacén de su
casa-bar;no Ie tenÍa mreclo a los ladrones, pero a las almitas, sÍ. Se
habia pegado un gan susto. Fue asÍ que llara saciar la supue sta
sed del üejo Felipe , en su rumba y a su salud, ie rocié dos cen'e'as
de las seis que me dicra la tÍa Yolanda. En Ia nota que Ie halle a
Felipe , además de la frase que después escribÍ en su rumba, se
podía leer en el reverso una dirección que felizmente por mis
andanzas, conocía nuy bien. Se enconrraba a la ennada del pueblo,
al filo de un puente, cercado con palos y alambre, donde habia
restos de una casa, con su noria, una ramada y un pozo ciego que
todar'Ía servia para defeca¡. "Al1Í se desgació ese hombre", escúbió
al final del papel. "El sargento Matos lo sabe".
Antes de ir a'u'isitar al sargento mencionado, pasé como de
costumbre a saludar a Guillermina. Mi media abuela seguia en
cama. No habÍa charlado ni cínco minutos con ella, cuando le
subio la fiebre, preguntándome quién si no yopodiahabersalido
con la idiotez de que ese hombre era pariente suyo, y todavÍa su
medio hermano. Lo negaba, y no me quedo orro remedio que salr
corriendo ya que Ia cólera se le habÍa subido hasta la cabe'a, y
manchaba toda su cara.

t9
El sargento Matos, como aún se Io recordaba, estaba jubilado
y vivÍa solo desde que sus hijos crecíeron y su mujermurÍó de
cáncer a los sesenta. También murió un amigo suyo, me contÓ, y
no apareciómás nadie en años,hasta esamañana enque toqué a
su puerta. Eran las ocho y pico; me miró de pies a cabeza, preguntó
mi nombre y, con su boca grande, se echó a reir a grandes
carcajaüs.
apodo, no, sino tu nombre dijo.
-Tu -me
[-a casa era grande, e insistió que pasara. Preparó caféyencendió
cigarros. Conocia a mi media abuela. Relató anécdotas y
desempolvó recuerdos: retratos en companÍa de su familia, amigos,
oficiales de policia o, como se podia ver, sacando pecho al lado de
Ios delincuentes caprurados; también varios diplomas y premios
ganados por su valentia.
esto quiero dejárselo a alguien mirando sus
-Todo -diio,
cosas fueradelbaúl-, antes de que muera.
TenÍa miedo de acostarse y no levantarse más, que los gusanos
se lo comierano que, en elpeorde los casos, enÍaranlos ladrones
a su casay ca{garum con tdo. [-a misma muerte noparecia asusta¡le

tanto.
ese lugar dije, señalando una de sus
-Conozco
fotograftas.
-le
quiso ayudar ahacer esagmta.
-Nadie
-Ahiyaceunhombre.
lo sabes? iAcaso lo has visto?
-¿Cómo
-Lohevisto. visto.
lo han
-Pocos
-iQuéfueloquehizo?
Lo que realmente habÍa sucedido, ahÍ donde la gente a su paso
se seguia cagando, el viejo Felipe no llegó a contánnelo.
todaunahistoria.
-Es
iMató a alguien?
-El sargento Matos me quedó mirando, afirmó con un ademán
y encendió orro cigarro.

20
de cristiano. SalÍa del
-La sangre que enconrramos era
interior de la casa, y cruzaba todo el terreno en varias direcciones.
HabÍa manchas en la rranca y en los alambres de púas. La sangre
dejó rasros en una ramada, pasó por una lerina y, por último, fu e
a parar al fondo de una noria. Fue alli que encontramos el cuerpo
de una mujer, muerta; tenÍa golpes, cortes, puntadas. Esa locura
fue obra del hombre de la gruta.
tporqué?
-Pero,
Se puso de pie, sorbio más café, y empezó a guardar sus
¡rrtenencias.
-Eranmaridoymujer.
entonces?
-iPorqué, Io encontró
lo capruramos declaró que su mujer
-Cuando
enterrando a un hombre vicrimado con sus
propias manos, y que
en un arranque de furia, porque 1o amenazó con ir a la policÍa a
denunciarlo, también la mató a ella.
Milagros?
-iYluz hija de los dos. Tenía meses de nacida. Es sobrina de
-Es
Guillermina.
Esa tarde los perros no le ladra¡on. El sargento Matos apareció
en medio de la calle, con los mismos harapos, parado en frente de
la casa de mi media abuela. *Miraba para adentro', le dije a
Guillermina. Fue en ese momento cuando ella, en su habitación,
boca arriba, con los brazos cruzados y sudada, soñaba que jugaba
a las cosquillas con un muerto. Fue en ese momento que los
chiquillos de la casa, jugando alas pistolas, se tropezaron con ély
no lo üeron. Tampoco los perros ni doña CrÍstina que en ese
instante salia de compras; nadie lo vio, ni don Palomo que soleaba
a sus gallos, ni el mismo Pepe con sus menriras en la esquina, ni la
tia Yolanda ni los borrachos que echaba a la calle, tampoco el loco
Silverio. Nadie lo vio. Menos aún cuando se retiró y se internó con
dirección a esa gruta donde sacó fuerzas no sé de donde, levantó la
miraü al infinito y, enne lágrimas, exclamó:'Me quiero morir".
Fin del sargento Matos

EI sargento Matos en ei interior de Ia iglesia, después de la


misadeldomingoy de que se despidiera de mimedia abuela, se
pegó un tiro y su alma salió asusrada. Esa es la versión, el peor de
los pecados de un crisriano. Hasta ahora el ¡nico que la ha visto es
ei curita pelón. De noche deambula por los pasadi ros, se escucha
ruÍdos, pasos; emite lamentos, quejidos, murmura rezos, cantos;
en el fondo es su calvario, y de esto nadie sabe hasta cuándo.

22
Imagen deunavirgen

Yo eraun adolesccnte,yme hacÍa el donnido, cuandomimedia


abuela a mÍ madre ie contal¡a esta histoúa.
Un tal cura Sabino, con su rncnaguillo de nombre Marcelo,
fueron los primeros e .spañoles quc lie garon al pueblo en muias
traye ndo una Virge n. Aparecie ron por arce de rnagia y, en un dos
por trcs, cr)l'npronlctieron a la poblaciÓn para que en treinta días,
sobre los cirnicntos cle un¿1 casona ubicada en plenar pl;lza,
le\¡antaran una iglesia. La casa de Dios, como dijeron los
extrilnjeros. AhÍ, con toclo su decolo, pusieron a Ia Virgen y la
bauti:-aron cntrc bombos y platillos coIrIO Patrtua Salvador¿r.
Tainbión en un abrir y ccrrar de ojos sc construyó una cnt' dc
in;-rclcra y dc la capítal clcl país se mandó por una campana.
L-a primera misa se cclcbró un domingo y Marcelo, con sus
ojos azules y su acento pecuLiar', hizo soñar a muchas señoritas en
cciad de dcsposarse . En cambio, el cur¿r S¿rbino, con la mano en la
Bibli¿r,habló delmaly delbien, deicieloy eiínfierno, de losjustos
y los pecadores, y, por úlrimo, por la fe que veía aban otarse, bendij o
a todos por igual. La ocasión sín'ió para que algunas señoronas
impusieran e I velo y sacaran a relucir sus más preciadas joyas.
También se impuso el diezmo y la cosrumbre de prender con un
alfiler billetes en el manto bordado de la Virgen.
En menos de un año, el cura casó a muchas parejas, bautizó a
chicos y grandes, realizó misas de salud y encomendó a tres que
murieron de viejos. Todo tenía un precio, en efectivo o en especies.
En realidad, ei cura Sabino con su ay'udante, en menos de lo que
canta un gallo, se ganaron el respeto y la confianza.
Las cosas marchaban de maravilla hasta que sucedió algo
extraño,la Virgen amaneció en las afueras del puebio. Un peón
de la familia DelCastillolahalló paradita enrre arbustos ymalezas,
r"#q*ür$;.m
r4
*
a moco tendido'
yjuró por su difuntamadrehaberlavistollorar
Los comentarios
Tres señores más reafirmaron Io del llanto'
vieja',"Ladrones"'
,obr"ron. "Es obra del demonio", dijo una
que no-podÍa ser' porque ni el man¡o-nila
aseguró otra
-cosaesriopeados. ..t-a Virgencita esrá enojada", dijo
.orSrru t o¡ian sído
que apareciÓ el cura y
un tercer individuo. Cundio el pánico' hasta
sirio con
puso coto alas especulacionei;uasladÓ alaVirgen asu
i^;;;;it"r r.rigt.ses,Ie lavó Ia cara con 1qu-b.""dlta' los
pies, Ias manir"r, y .ího*Ó a todos,
por la gravedad del incidente'

asistir esa misma noche a rnisa'
que hizo fu e abrir Ia
Para dar inicio a Ia ceremonia' lo primero
leer un capiulo del
Biblia. Tenia el rostro férreo' EmpezÓ por
delmundo estaba cerca;
Ápocalipsis y terminÓ diciendo que el fin
Pues
n'" aiodos juntos los llamó "hipócritas y pecadores".
iú"icos cuipables -por la deslealtad a Dios- de que la
;;;;"fri.|.r"
úva I'o'' Y en vista
Virgen quisiera marcharse' isacrilegiol' gritÓ a
cle q:ue a ningún cústiano Ie cleseaba
tal suerre' propuso hacer una
retener a
c"de.ru d" oó que siwiera de cordÓn para salvaguardary
pro-tegerlos de la ira de
la Virgen, ya que era la única que podia
óirr. i^ pítmera familia que dio el ejemplo fue Del C¿srillo; está
;.;rir"ó", a diferencia dllresro, fue elmismo 'iejo DelCastillo
precioso en
quien enrregó personalmente 250 gramos del metal
sortija o un
crudo. Era cuestiÓn de fe; asi que nadie,bien conuna
arete,sequedósinaporrar'LosrelÍgiososrecaudaroneloro
igiesia.
necesario y por seguridad lo fundieron enla misma !1ando
*o.*uroí ü cadáa, tenia aproximadamente seis metros de largo,
susbuenos kilos,y,. domingo, siete dias después de
"rr,."Ó"n
iniciadalacruzaü.
para ceiebrar elaconLecimiento, elcura sabinobaílÓ de brazos
.o, ,, uyudunte, los creyentes hicieron penitencia y los Íncrédulos
de lanoche a Ia mañana se convirtieron. Gracias a la fe -como
dijeraelmonaguÍllo-,alaVirgennuncamásseleibaaocurrir
a Ia bendita
march^rse. Gricias a la fe de labendita gente y no
cadena, como se descubriÓ tiempo después'

25
L-a VÍrgen, de acuerdo con la conclusiÓn a la que se llego después

de varÍos dias de indagación, no habÍa caminado sola hasta el


monre con el cuento de que se marchaba del pueblo ofendida por
los pecados de los iugareños. No fue asi, fue el curay su ayudante
quíénes la cargaron aprovechando 1a noche. Tampoco lloró, Yr-ne1os
u*o.o rendiáo;cualquiera de los dos religiosos Euvo que haber
sido. Y aquello de que una cadena de oro serviria como cordÓn
para retener a la Virgen, fue oüa mentira. Semejante parraña
resultO como que la tierra arte de magia- se los hubiera
-pol
cragado. EI cura y su monaguillo desaparecieron, y con ellos, la
famosa cadena. En pocas palabras, fugaron con el borin'

26
Murióypunto
cuando rrasladaron sus restos por la calle principal que
conducfa hacia el camposanto' la gente vio el féretro, pro porlas
cerraduras de las puertas. Los peones que lo cargaron fueron cuatro,
y lo acompañaron solo Ia viuda y un hijo.
No llegué a conocerlo. Cuentan que fue eI prímogénito del
viejo DelLasdllo, y que a los rreinta heredÓ poder y fortuna,
,rrii.i..rr" para que desde un principio la sola menciÓn de su
nombre, removiera nervios y furbaciones de los más recÓnütos
lugareños. Hasta ahora lo recuerdan, pero prefieren no hablar de
ello.
Cuando cumplió los cincuenta se enconrrÓen labancarrota,
sin ningún medio que lo sostenga, hundido hasta los cuernos,
sumánáosele un derrame cerebral que le paralizÓ la mitaddel
cuerpo, desde el ojo izquierdo hasra el pie herÍdo de bala producto
de un duelo con ono hermano. 'De sus hijos, no haygran cosa que
*de
decir",me dijomimedia abuela, talpalo, tal astilla".
Murió después de una larga y dramática agoÚa, y en toda la
histo¡ia del pueblo, fue elúnico deceso de un mortal al que nÍngun
vecino acompañó en su entieno. A Dios gracÍas, muriÓ, y punto.

27
Camino de la mala muefte

EI dia en que el sargento Matos se quiró la vida, mi medía


abuela pesar del temor y la desconfíanza de mi. madre-,
-a
ensilló elcaballo,puso las riendas enmis manos,memiró firme y
en uno de mis bolsillos colocó el recado. La orden era llegar a
Monteseco lo más rápÍdo que fuera, a galope,llevando el Ínfornrnio
aI curÍta pelón quÍen hacÍa rres días habia unido en marrimonio a
una pareja en ese pueblito, y no tenÍa cuándo regresar.
Cabalgaba rras de mÍ una polvareda-, cuando a la
-dejando
mitad del camino divÍsé un individuo;iba a pie, no portaba
a
sombrero, vestÍa camisa de manga larga, pantalony zapatos de
vestir. Cosa rara aunque me pareció conocido. Al detenerme,lo
salude y le di¡e que podÍa acercarlo a su desrÍno. Por su apariencia
estaba seguro de que no era del lugar y que venÍa de muy lejos. Era
un tocal desconocido merodeando a solas por el "camino de la
malamuerte".
Yo conocÍalahistoria de este camino;hacÍabuen tiempo que
habia ocurrido una desgracia que conmovió a todo el puebio: a
Rosita la encontraron con un hoyo debala debajo del ombligo.
Ese rato ei viento meció las ramas de los árboles y prosiguÍó hacía
el este. El calor cobraba fuerza. Los pájaros hambrientos
sobrevolaban los sembios. Ann faltaba un buen tramo para llegar
a Monteseco. Respecto al hombre, fue mi versión inicial sobre la
historia de Rosita lo que lo animó a subir al anca de mi cabalio
pintado.
Mi media abuela Guillermina vio crecer a Rosita, tambÍén,
por primera y úkima vez, enamorarse. "Se conocieron y lo suyo fu e
como un flechazo", me contó. El muchacho apareció una mañana
ofreciendo elecrrodomésticos, y después se hizo rutinario tenerlo
en casa. Era muy probable, según el sexto sentido de mÍ media

28
pertenecÍan'
- abuela, que ambos fueran dos energias que seentorpecreron
tJt*¿"s-áe esta vida conclusiÓn'
complementu*^'' n#i^t aunirse' En
esa fusiÓn' no oU"*i"t-"" diallegarán
durÓ Poco'
;* ü;f*^ ao*o'mas suromance difttil de admidr'
ilosita fue inconctUibÉ'
Lo que ocurrio cán mu"'t^"' me dijo mi media
"HasB aho'^ oo pttio q"ttÁ""t¿
abuelaLocierto.esñ;';ü;;*:U"r".T:fi::T#J'ii;
se dieron a Ia rug:
il"J; Y;" muchacho
;ü;; ;* {'*;::L?*".Jt -9fi 3l
vio y alerró
J; ^," n

#il-;*p"::
aPermitÚquer#ff
nUXnru i^:r#Asu ramiria
iba
raniolarab'^'"*Ti?#n"i'"'i"rc'^1"'""]"rt:"::i.*i
;;ndedor de
;us:!*:"r1"":iü:;J?i#""'il'I
j'i"^'ü^itrl;;lgdelcaballoenquehuiany
elecuodomé""" era normal robarse
tio*'a' En esos dempos
iba suj"t^ u
Rosita
qu"
"'l'i"J"' y l^'^ t4 u*tü*i"tttose necesimba
a la mujer
""o p"'o' p desdicha de la
pitt"r"
corai e, un b""" J;;'f,;í'i^ ^'^
a la acequia; Rosim
se

p"r"i^, tub^[Jffi Luy fu-'upulu'


;lllv.:::*:Í:'J;:'J:l;:l;:
unaplerna v Er ;t'lf
"r
racturó""un'"i'1ffi
ffracturÓ
atrurr*' ^^-' - asubestia
p"d'" disparo{ arr emedómás
-tiro
."^"4" """thÓun aún retumba en su
memona'
"f
hasta el lugu' ¿" fo' r'Jtt'* Ese
;;;;;"r;disparo inT;
lfi ff tilff*i":iH::l::::üi,'J:{*5"?;'ff
clurauL\- *:-:^::r^-
:::
buscando en vano .lel nadre de la difunta
muchachos.t"""uiu'"i,i,;';;i:'::Tfrt"15t';3;tly'
creyendo que r
que sigue
' -j?iilffi $'.'¿ffi:
v*u.hug.nte

|1.:': *$$f.l'"ff'X
mucrrl¡
í" d'
::l[TTffi',,l'.T:H Tffi:,!"T;';;;;ü ""'no
encuen*e alhombre
pequena. se t'"" d;;;;J"'^'ahu'aáte
'qrr"fu"."Ptomeddo'
me pidiÓ que
Enüamos a Monteseco' El hombre' muy cortés'
Como
Io dejara en p^,q"t; despidiÓ yyo agité mi sombrero'
"I 'e curiosamente y un
ái¡., ,n" parecia conocido' Lo observé
sabe si no anduve por
nensamiento ." .*=á for mi mente' Quién la
con eliupuesto vicdmario de
5::"ffi;;""i^;J;;erre"
ahijada de mi media abuela'

3I
Solo las mujeres lo saben
Maria Eugenia' fui elprimero en
De que Pepe se casaba con
-
entemrme.
iNoPuedeser!
-Pero,icÓmo?
-iPorquéno? at o'tt/fqr'
juntos' y menos quejl' a Maúa
Nunca nadie los habia visto casabay eso era
se
dij"'u t"' ffi":.n"p" ?tl--!11d"
Eugenia, le hacia mucho
más que suficiente l-is
dealles no importaban' pues
tales ex¡lectativas' con bastante
oue no habia.r.r" ti"rt^ con
Para Ia ramilia Del
:;;;;d" ;;;il¡;^ ri"'m d" "erdad'
ttiu Uo¿^ no hubiese tenido precio;
Castillo, veinte anosl-Jt'
poai" decir' algo todavÍa les
de todo Io q""";;;; ;;; '"
y
quiso
fi;;^,""i"tg"rü
'ero, lu p'o'á' sea como fuere' nadie
á"*p-u*har Ia oPomrnida¿ *A su
"'i:;ilil;.I'dt;' etp" u"uu
"r ^r!T
a Maria Eugenia'
el levantÓ eI velo para besar
lado, es una ,"io^"
reciente.rp"'^' e
' 'i"*itáando
jJttt"tta
deiaiglesia'lacasaque se alistÓ
a su
lo previsto: Ios invitados de los
para ul moaiuo t" U""Ó*as
de
sin contar con los
novÍos y los invrt-^d*;;tl"li'^¿ot' marrimonio' hasta
perdiÓ el
'paracaidisr^."' E t'"utidud nadíe se
J" po-t -a" * lo vio bien agarrado
de
aI curita peron qt'" foJ"oio
mas de una de las feligresas.-cosas
una botella, corteiando a
pasaron; hubo ¡"'#'" *^*ial para algunas comadres' suficiente
nara chismo."* ¿ o]oo ¿iu
tt"Im"t*do' De ello' nadie se escalú'
:lt# *Ñ;";il" ;'"
que
d d" brindar' quedÓ anbonacho
a su rnx]:1r'^;^
.rutto.tt. tto pudohacerle el amor
" "#;ff;#il'u*^,o" r'"sta su cama v y * E,,-onir cinrió
llsi5
q,,*^'r"ilffi Qtt t¿o Uot
í abaio y ala s seis i-T:'
horas
vergü enza componer el
^r "Quiero-una.c€weza para
despertÓ con jaqueca' vio
ffiñ::ü; Ñi;;;;ñ;ó de habiar 'v p^tasu sorpresa'
que su tia Paca, quien acababa de llegar de viaje, entraba en su
habitación. Era mucho mayor que su padre, y Pepe la queria como
a una madre. Su aspecto hacia honor a su personalidad de mujer

recta. "Deseo hablar a solas con mi sobrino", ordenó. MarÍa


Eugenia salió de Ia habitación y ella aseguró bien la puerra, se
sentó junto a su sobrino y ie pidió encarecidamente que prestara
mucha atención a lo que, comomujervieja,venía arevelarle.
Comenzó a contarle que hacÍa reinricinco años, la edad que él
tenia, su papá cometió una burrada. Cuando el vecino de enfrente
partÍa a su trabajo, é1, su hermano querido, aprovechando la
oscuridad, se metÍa en su casa para estar con su mujer. Lo hizo
durante un mes. Hasta que un dÍa el vecino, para sorpresa de los
amantes, regresó al poco rato que se habia despedido, tiró abajo la
puena y encontró a su mujer con los pelos de punta y a un hombre
que huÍa semidesnudo por la ventana. Entonces la cogió de la
melena y la arrastró hasta la calle, desnuda, con cuchjllo en mano.
AsÍ la condujo hasra el puesro policial y la dejó en manos del
sargento de turno.
Latia Paca bebió agua, aguardó unos minuros y prosiguió.
Terminó confesándole que esa mujer,la amante de su padre,
fallecida hacÍa veinte años, era nada menos que la mama de Maria
Eugenia, y ésta,más que probable, su hermana. TenÍanlamisma
edad y se parecÍan demasiado. Además, gracias al doctor
Gutiérrez, se enteró que el hombre dela casa deenfrente nunca
habia podido tener hijos.
Pepe no dijo una palabra, se levanró de su cama y se dúigio a Ia
habitación de su padre, donde yacia enfermo de cáncer al
estÓmago.
qué no esruviste de acuerdo con mi marrimonio? ¿Maia
-iPor
Eugenia es ru hija?
¿De dónde sacas talparraña?
-iQué?
tÍa Paca melo ha contado todo.
-La mujeres hablan
demás.
-Las
su amante.
-Fuiste
34
con eso?
-Y, iquéhaY
ru hija?
-iEs las muj eres saben quiénes son los padres de sus hijos...
-Solo
irogaré que ru no seas elmio!
-Pues, tenÍa
Pepe, enrre dienres, maldijo la hora y llorÓ de Ímpotencia;
a su
veinticinco años y fue la primera vez que le ruvo láscima
Eugenia'
progenitor: en su cara habia descubierto los ojos de MarÍa

35
I-amocha

apueblori'*u-T.'X,:::::;ffim:::flff Ttffi ::"'


disdnguiéndott lllr, anojaba
*.-^:^*^
artÍstico, hacÍa depayaso'
era su ,ro*ore
rlurrr',rr el suelo boca
ElOso, como rirad"o en
',
*üiü1¡;1T,*":f*:1fr:*1;¡t'ÁT1"-n*ffi,-
arriba'podi^'::':*T,;5r'"1;;;;rrido.r^q"e.luego'parafr1"

ffi lln'ñ}:T#I'."#'T,T:*:*r,"#á;""il"T,"',::"'
*tA; lo invitÓ a almorzar'
Era un tipo simpadc$* ^U"ela por su culpa no
t#iu ;:iu á"**t"mentarlo;
Lo que eI o'" ¿" ras ollas' Fácil
superaba en
quedó ni arr"' n"*;;;;"ir""¿"
j'"'"',;1¡¡:HlTff
rragaradosny*.9
"Jü:n::tlü;
:'í;;.ü#üo"Despuésd""*::'::"'J3Jil;*Jhastáel
Ie ens
.;;;" tig^*o" ' -e dijo mienuas l
excusado. _ _ ^*Ás.alamadredelOso,paraqueéstenaciera'
t"
Treinta añ o s arras' u"'::'-;;
il^¡" nac
que naciÓ
^...i.ll ^do tanto
a"sanoltado Eanto
t'utt¿" J"lo'?^'
uvieron qu"
p",^,,aoi"i.tiio',vlf^;i;;;tut:1H.T'3:f;I.1il"*'
caf
il'il;;i;che deburra' "Es rragÓnY ttut'do' de repente'
El oso .o"t""'lii;;f;t"á^dJ
escuchamo'urgop#'?ü*""á"''*u?tffi T::i*fi:tXx1:
:üil;";+:ffi'J: l:::;;l'üffi : ;";il-áepo sicion

il*^lHffi:l;.llTll"#':**::::"S3:il::::if"J-^
*tt¿^' pense' EI pobre estaba
mn
del excusado' u"uititi" ""^ de'sacarlo' aparte
de racer
embarrado' ot"
tliT^;;;;" y r"lJat^ti.,."s
para dejarlo
malabares, no'
*pi't#"' r^'
"^n*t
t"Hfi:'.";nsecuencia'amimediaabu:"t:f
a mr rrtrur4 ^"*-lJo,
t:.T:ftffi:t:
del
Co*mo consecuencia, equidismnte
un nuevo excus
Y hacer
"g^;i";ala
nuesrra
pared medianera que separaba
Drimero, casi aI filo de Ia mal que
iil"'* t;;;; *tm^l á"trcrmina dijo oue no habia y fue en
Jeruida ya t'mtu ^ "' top"'
por bien no u"og", h iJJt^ incompleto
esa excavaciÓ,' q"t t'tto""á"" ttq"¿"to humano'
delacinuraparaabaio' enterrado?, ñr^ri-
Nadie r^ mi'
sabia' ni n
lo oohíq
¿Desde cuándo tJü"u ahi
casa' Las
ftJi^ nacido y crecido en esa
media abuela qu" hecho de que no se
más por eI
**.ulaci;;t toU'^'*' y mucho q"-" aiuia estar sepukada en el
halló la parte r.,'*á' tttit"J"t" li curiosidad-
nabajo' por cierto;pero
corr¿lde allado' Era áoblá contigua no puso
Tanto asi que el propiemrio de la casa
srande. no
;vtdó a cavar el nozo: sin embarso'
ffH; "il;;it; ;;"i"á
O'o' quien todavÍa
se áconrrÓ ;;;;;;;;;" cuadro'
"I esqu elero humano
ü;;;;;;á"' ;;;aia
"^d^. ; mimd de ese
recomendÓ quemarlo'
como Ia Mocha y, por supersticiÓn' de un
;i;"dt- abuela sintiÓ la presencia
Esa misma
""tht en su habitaciln' No se asustÓ' pero fue
**"d;;;
ser extraño de
;;;;;;;;;;^ la dejó dormir; aparte
ta nrimera v.= 0"" "" L incoher;1cias
;#'1. i;;;"i';ü;;;;;i' 'o'u"' "'surrÓ
3:Ji'.ú,r,;.r^#'F;:{::::'f ::L:::l::'l,;1=':l,i;1
a sus restos iPor
|j'?ffi:il]#ffiilü;;v údidoruego
á^'o otoi tPor qué mejor
no le echÓ agua
qué Ie habúu ttttno uf
Durante dos
bendiu" le hízo uou J'^
o 1" dio crisdana seoulrura?
it"tt-'"' H"ia q"" nazÓ un plan
dias tuvo qu. ropo*ui "**o' y sacos
Poco anres de fr.J"* t" escondiÓ enrre los vestidos
HabÍavisto'
su cuarto,y sepuso aesperar'
derrás delapuertade esa!'ez' aun
qu" on^ uimita' pero no como
me contÓ después,una
aos veces se le abalanzÓ
paso, y a media luz' ;T";"-Jetn¡"tf9 saliÓ
de miedo de puro susto
con un grito. Er *ut'Llñ""tio se asustan"' me
'Los muercitos también
"
disparado hacia Ia calle' al
que deglPareciÓ en direcciÓn
dii;. Mi media
:fl.;. ffi ;b"^bt;;Jp"*
P;l; li'*o .' que el oso.esa noc\ i1115re
deunapesadill"'C;;J;;tto'el"dueñodelcu¡o-'qor:"i::l?d"
La única atracciÓn'
;: #f,;b"J, J ono dia le"antÓ su carpa'
y de la Mocha'
que además hacía de payaso, por culpa del corazÓn
podria amanecer muerto cuundo menos se lo esperaba'
' D"rd. .se dÍa la Mocha cobrÓ fama' Ni bien anochece' en
casa
mi media abueia
no deja en paz a propios ni extraños, excepto
a

qrr" ruuo t^ osadia y el coraje de enfrentársele'

39
No es de cristiano

Aquella noche de ese mes de ocrubre, no sé si a alguien que


permanecÍa despierto en su cama se le cruzó por Ia cabeza o vio en
sueños lo que estaba por sucedero sucedÍa enelinteriordela casa
deldoctorGuriémez.
Eran el dÍa y la hora "oportunos" para llevar a cabo lo que ningun
cristiano habÍa presentido siquiera.
Fernando Gutiérrez, ansió ese momento, y nadie desde su
arribo vio esapasión en sus ojos, ymenos cuando se sumergÍa en
susmonólogos.
IJegó al pueblo un viemes por la tarde y su ripo llamó la atención
de inmediato. 'Apenas lo vi bajar del carro me pareció exrraño",
me contó don Emesto. Lo r.'io bajar en plena plaza detalió-
se
-me
sacudió el polvo, auscukó a su alrededor y, seguro de sÍ mismo,
se le acercó e indagó por la dirección que tenÍa anotada en un
cuaderno de apuntes. Era la dirección de la casa del doccor
Gutiérrez, ubicada exactamente a una cuadra de la casa de mi
media abuela. A esa hora, la penumbra ya cobraba ügor. ..Cuando
1o ü enrrar, creÍ que era un parienre suyo". Aparre de don Ernesto,

fueronvarios los testigos queloüeroningresar;lo queno se sabe a


ciencia cierra es si raÍa una ilave o si enconftó, por cosas del desrino,
lapuerta abíerta.
Fernando Guriérrez enrró en la casa, recorió parre del interior
y escuchó los jadeos de una mujer teniendo sexo. La puerta de esa
habitación se encontraba semíabierta. Fernando los pudo'er, con
sus cuerpos enlazados, tiernos, dulces y violentos. Lo vio todo: el
cielo que se cubria de esrrellas, ylas dos veces más que eldoctory
la mujervolüeron a enrregarse.
Por la mañana, Fernando llevaba puesta la mÍsma ropa. Se le
vio en distintos lugares: temprano, en una de las bancas de la

4
fu#;;,;.:r".r*'"i#
pelon;y luego' de
plaza;enüe diez y once, saludando al curita
Yolanda' Esa noche Ia
iurá., ro*^ndo una cerveza donde la tia
;-pñ;^ hrbto b"¡^do, y a su regreso.no enconrrÓ a nadie en la
;;ñ;^;*, hablando á solas, sé sirvio
fgo
c.afenll1Ti^"1,"
ilñrlür. ru*bo en la cama de la habiración conrigua a Ia
temprano'
.-oJirr^, qrr"dándose dormido' Cuando despertÓ' bien
salir'
," Ao ntt U*o, prefirió orra muda y decidio
--
Entr^du Ia noche,la puerta principal se abriÓ y su rufo lo
el arma' Ia empuñÓ con su
contaminó todo; fue a la cocina y buscÓ
Eran el
;;;;tt" dirigió hasta la segunda habitaciÓn a oscuras'
dia y líhora "oporrunos" y lo tenia
ahÍ acostado a sus pies'
ver la luna hecha una
descubierto. A navés de h uénmt'u 'e podia
marcaba ias cero horas'
miada v el enorrne reloj de la iglesia que
;i;ilpb tit"".io pot escasos segundos; justamelte cuando
¡t t"**o "t "tt"a "i y le aplico una safta de puñaladas' con las mísmas
noche dormy"'
fuerzas y como si juiara al asesino'-Esa "o ry$t
*. t"t"fu -i ,rrédi" abuela' AI doctor lo acuchillaron y las
el
investigaciones revelaron que quiso defenderse. gero 1ue,
camino la
a
cuchillo, con su punta y su fílo, ""^ y o LfavezabriÓ
i
i^, po.^, horás los gallos cantaf Y e*yt=Ó
tt
;;;s" I 1 ::I"i
de que elpobre doctornomuriÓ de las
tantaspuñaladas'
turio,
dijo que tampoco le ruvo
sino de su sangre que veia coagularse' Se
que- no se cansÓ de
miedo a Ia muerte, sino más-bien al asesino
podia ver todos los
rematarlo. Fueron veinridÓs puñaladas' y se
un crÍmen que no era de
ü;;;;"nvertidos ett""^ 'loh -asa' al autor de esa mala obra
.ri?ri*o, po, lo que habia que en99nlrar
lñir*;iabia ie¡ado el iuchilio de cocina ala alrura dellado
Ízquierdo del pecho de su pobre vÍcrima'
'-Lo
hutt -atado con un cuchillo'
dices? iTú sÍempre con rus cosas!
-iQué aúnnolo sabe?
-iQué,
quien han matado con un cuchillo?
-iA
-Aldoctor'
doctor Gutiérrez? Pero, ¿de dÓnde sacas eso?
-iAl
42
capruraron al homicida.
-Ya
te creo nada.
-No
No es que mi media abuela no creyera, sino que no queia creer.
su hijo de decirle-,lpor qué harÍauna cosa
-Fue -terminé
asi?
Poco después de Ia autopsia el cadáver del doctor Guttérrez
fu e sepultado, totalmente cosido; mas no pudieron cerrar bien la
boca ylos ojos ni enderezarle los dedos, le pusieronbastante formol
le cubrieron todos los orificios y sellaronbien su cajÓn.

43
Elloco Silverio

I tr"rit" a la banca

t+g*luft*x$u*ffi
il"tt -T:^?;th;'
soy oEro hombre alaplaza'
-Ahora p^t? a
señorial y siguiÓ
su camino' 1:,1" p"dido que Ie comprara
*" lio't'i'5' tt" U;t"t" cuenta' por
mañana Guillermin^
Esa
r op a'*"to' p*^
"ñ;+^'::,i:l*:H::ifi:t"#üio
**"*nl*;¡;;i^:*'":t*,3;'J"1;i:FXffi"il;
locura' En I^
phi"ll ¿^a" cualquier
l" ür". ü^ü^
""t*^Urt
::"#il'T#;H:::i?Jl.lii's3:fu 'i;j'ig;":nl-'i^
*í*:*sl;:x*rT1fr'.[k*:ü'p"ri"s"rohiz.
multitud acomplljiáo elcorrelo funebre'
si,auscullar
volver en sinmirarme'
es granoe -diio
-Dios P'"eo'té
-;ñ;;"Zr -le -^-^
Y ;; ;ittricordioso -agrego'
-
44
r:{:: I

f..."+.
i :.;':{i'i:i¡:.:. ,

I
I
Yo seguia sin entender'
que hace los ataúdes y vive de
los que mueren en
-;ü;i;;
este pueblo es el FeliPo'
dejÓ boquiabierto' El loco
Silverio'
Tal observacion'me amúd-
pidiÓ que me concenrrara en eI
señalando con el indice, me
consu rrabajoh'abia
ÉIesmbaseguro a" qi-t-" ""tiq" "1icadávet'
saciado suhambre/"i¿" t"
familia;y que ruvo sed' frio' calore
quizás odiÓ' riÓ'IlorÓysobre
hizo eI amor;que también defecÓ'
todo tuvo mu.rr",
p"* uhot4 esa persona se iba directo
"rp".ror^q y no loveiamos más. Lo
aunhueco, ¿" ¿o,,¿.'ioo¡,,,,"p'lru'a,
mirándome a los ojos'y que
qr" J f*" sílverio me dijo, porúllmo'
solo la muerte es verdad''
no olvido, fu", "fo¿o tt *""tita'
iPor quéla*"tt'"""t-t"-^á"
po"t^' y' en-algunos casos' de
sé si
poema mÍo donde tiento' y no
locos? Recordé entonces un
pensándolo bien' era más
iágro pr"r"giar,1m mu"'t"' Át'oqtte
un tiro' pero que Io hiciera el
probable que yo algun dia me pegara
(y radica) la
loco silverio, no.t;;ü;;|óto'.Mraáicaba
.r;;;r;, respecto alpunto de la
íiogl^t"t
difierencia enrre
muerte.
crees que estoY loco?
-¿Tú
No le dije sÍ il no, t" hice-ver 1ue a diferencia de tanta
'áIo mundo' la iocura era primahermana
Aui.Áf wt^-*'i'" "" "ste Le
de Ia poesia, y po, to i""'o no habia vuelta que darle aI asunto'
y riÓ corr,*'^' g*m.qye
alguttos lugarenos Tt :qY"ryon
gustó,
vez que lo vi mn feliz' Nosotros
mirando. Fue Ia primeia y úkÍma Fue
dos, placicarrao .o*o JJ¡ os
amigos dábaio de un j acarandá'
á'ffi" puJut to q"á paso' mí media abuela
diverddo, hurr" q""
mi nombre' Como
* *"at" ¿" h cite y " g'itos liamandom" oor d" utt *andado' y
olvid"do
üie, nunca ant.' t" J""i¿" me habia
t*ru¡^ J" una pastill apar^el dolor de muela' Mi
;'";;i;;
abuela haci" g.,,o' alLio'
y""a' d"Ét*ra' me apuntaba con el
dedo, echaba chitp^t, y p"í
*á9 Que fui corriendo a la botica y
después ,., dt ii*io' eI dolor de muela ya le
^ "t.t'""i'o, "^d^
habiapasado'


L¿noticia
Manuel tuvo que esperar toda la mañana en la plaza. EI carro
que llegaba con el periódico se habÍa retrasado. Al igual que é1,
don Ernesto y doña CrÍstina padres-, impacientes pero
-sus Elvehículo llegÓ y Manuel
optimistas, esperaban en casa la noticia.
compró el diario, rápidamente Io hojeó y emprendió camera hacia
su casa, eufórico. Su nombre aparecÍa en la relación. Era uno de
los prímeros. Lo habia logrado. Entonces la noticia salió por la
puerca princÍpal, se metió en todas las casas y fue a parar a boca de
todo el mundo. No era para menos.
hijo! dijo su padre, orgulloso,
-iFelícitaciones,
abrazándolofuerte.
-le
Doña Cristina, recaida en cama, súbitamente dio un salto y
echó a andar, serecuperó dela fiebre de cuarentaytambienfelicÍto
al primogénito. Mi media abuela, por el griro que pegó su vecina,
dej ó io que estaba haciendo y fu e personalmente a felicitarlos :
en plena calle.
-ilngresó! -gricó
bien respondíó a su paso un vecino.
-le
-Quélo merecia sumó orro.
-Se -se
El rumor creció y se le metió hasta el más tarado. Desde muy
temprano se hablo nada más que de Manuel y su ingreso a la
universidad. El diario más importante Io confirmaba.
La noticia se supo el viernes y ese mismo dÍa se le preparó una
fiesta, con muchos invitados. Don Ernesto falto al trabajo y, en
realidad, a nadie le preocupó su ausencia; todo fue igual,la iabor
coridiana no perdió su rinno y el cenrro de rrabajo no se vino abajo.
Mi media abuela Guillermina le Luvo que dar a su vecina el mejor
remedio. Desde un principio nadie se quejó de la cerveza, y menos
de ia comida. Cocinó mi media abuela, y bastante. Además, la
música no dejó de rerumbar. A movet el esqueieto, fue ia consigna.

47
y habia uago para
rato, hasta las úldmas
Era fiesra de feliciración

"Tl'il#1";oan:iQuévivaManuel**^*:"YJ1?;:H'
empezÓ-a amanecer-
iue
Tt"T:l::^*:"
beba Manuell Hasta pequenos'
Jfttt&to de llevarse a los más
para que las mamás, prevenir'
pues' a esas alfuras' valia
i^.g^r* .o,, las hijas mayo es' barrio en los úldmos años'
'Y
I-a fiesta tue **ieT; ;ñJ"t d" ttttA^"' dijo el curita'
Hubiera
eI que diga qu"
""' "#;;;o
habia niños en ese momento'
dicho una lisura' pero festejo sÍmilar
clases' se reoitiÓ un
Apocos dÍa' a"f ioitJa"las
p"'o Va no del mismo tfib"'
No hubo música
a Ia primera fi"'o'
a5tptan"' esrrecharle la mano
ni cerveza, y r''r^""tifiilo +9 éxitos
^ io meÍor' augurándole
I o darle un fu"""
^U#"J"*hdole*"l"taá' cajas y aigo de dinero'
T"d";;;;li"o'
dl en sus esrudio'' que pudo' con uno u
de los vecinos esruvo presente; eI
t l-a mayoia EI curita Ie obsequiÓ
abuela Ie asÓ un pollo'
orro regalo. Mi media y
d" *Ji ;;;dt"i" t"gio *ii consejos de Ia vida
un crucifijo conruvo en
Su señora madre Io
apretó ,t, *^to' ii'Á*di^""' amigos'que eran
elllanto,' En cambio'sus
susbrazosy te contago una marcha
que le jlqu'::' tttonaron
pocos , apart" ¿" t"' U?omas
;ü"dÍto de plomo' Era fiesu dey
y 1o despidit'o" to'ii"^;;ü;" interprovincial
despedida. furu"tt"it"
t*UarcÓ en un Ómnibus
y alegria'
se despidio
i^t dos manos- Tristeza
^g"*áo
- iHasmprontol -gritarontodos':
;':i:':#"#; "fü; ;':r::*Td
rr-\"íÁ- no?
-- -r tQuién nn? Más sus
^lás
süf
a un grupo
oadres. Mi hij o va a'"'
iogt"ittó' It di¡ o dona Crisdna
Eran pobres
'de *^i'e esuba convencidÍsima' realizado
vecÍnas. D" t"o lujma'
q"" naruralmente-'
y el orgullo r"'iu et "119'' profesiÓn'
*J*^' Erabueno contar conuna
nara simismo,p"^ o
' y fue recibido igual que
El *",diciemül ü^""¿ "olvio
de en otro
fue' E" t;;;";"pÓ el segundo lugar y solo
cuando se
íúméritó' P id:{::'d"
retorno l. ,"pit'o'i;:t;*ñ; ^'
cenay:se invitÓ a sus me;ores
ilü;;;.'s" tt f"pulodeY"^ la universidad' de los docentes
amigos; en ella, f'"Uff
i!* T'ea

ffiffi
i;. $9F

p*
s*

;(
esEudiantes'
cátedras' de los comoañeros
esDecializados, de las ooliticas' Era algo
de culcurales y manifestocion"' y
"uentos djáí.gio , rodo
comperr"dudo .o., el esrudio
diferenrc , disr,orc
lainvestigaciÓn' r.
serie - d¡cia'infundiendo ánimo
es fuerade
¿ dempopara salir adelante
-Launiversidad
v confianza,o o" "";;;;;ü"" p"Á
l, ,". o*o, .omo él se lo habia propuesto'
Suenrusias*ot'utulq"t"optobub^bocado' - - -:';'vle]o
con alms notas' fill
el prÓximo *t"fto a aprobar
-Si ^no ]t*o' áo" E-r"est:; tÑ 1l:,'1"^0"
me dene',r'u 'o'pi'"J^
aun asi se,diwulgÓIaexpectanva'
comenEado a su
^ "*";"''pero opo'*nidades' ManuelregresÓ
I
El año
","'u"t"' por mej ores salarios y
""i'"' ii""it"tsidad
casa: un *dtf*il;
par" "t de los bienes'
,{ ouo de .r*¿i""ttJtü'ti" i^ *¿^ administraciÓn de esrudios lo
Er segundo año
t
La siruació" ib^ d;;;i"i' f.or.
*T:.n:tff
:'J#;^runosdÍas-tedijodo-nEr.¡srocllndo
auavesaba
pidió dint'o pt'u'uoluer universidaá La familia
a Ia
que
to"sciente de ello' por lo
Ie
*i*".r.o, d'fit'I;:; ü;"""1 "'" na!¡:1|
por un tiempo y ponerse
a
en deja' Ios
t"d;
oensÓ "srudios por nada' y mucho mas
.;;;il"t1^J"' "" te io permideron le repitiÓ como cren
;;?;Ñ;. Mi hijo iiene quJser ingeniero'
,r".". doña CristÍna a su mando' dempo
dinero prometido, y-no hubo
Don Emesro.";;rgra "I dio Ia
u tt't""íehto' Se fue
con elpoco dinerlale
nara despedi' Se fue' y su
.t-,rr-,r"r^ a. aonu¡tl^o^ fo""' televísor empeñado'

madrellorÓmástodavÍa lo.irrni
- ^^l<^ decir
es mejor' es peor' solia
merl'
mi medra
Siempre pasado' si no
1o
útgut to*t'orofesional' no IIegÓ'
abuela. Manuel, el dÍa que debio
doimian' El c ielo Iu ci a
Io h iz o do s di as d"';;;';;;;;J*"t +"'
A esahora don Emesto
despejado y to' gu'o'il*i*porlostechos' a y
rti¡ t y r^ o"t to acompañab
abrió I a pucr,o,'utuiJ ^'¡ ^ -Tl]"t en ia sala en bata de
cargaba un niño' Doña
Cristina aparecio
a los dos extraños y'
t'i¡o' contemplo
dormir y abrazÓ
^ "'t
50
cordiairnente, preguntó por ellos. Todo fue rápido. Se desmayó al
saberque era abuela, sele hincharonlos piesyle aparecióoEravez
la fiebre. A decir verdad, doña Crisrina, por culpa del hijo, si no es
por mi media abuela, casi muere.
muchacho debimos haberlo capado el
-Aesre -comentó
curita-. Pobre su madre, sigue enferma. Que Dios se apÍade de
ella.

5r
Quiso repetir elPlato
a veinte cuadras de la
cQue si lo conoci? Por supuesto' VivÍa
era la peor por su
.u.u L rni -.dia abuela, donde la gente no solo
parcir de la
condición econÓmica' sino porque también' a
medianoche, los muertos seaparecian' EI dia en que Io cono:Í 19 -
a puño limpio t^o" t'toxlás grande
que él' v le dio
;;;;;;;t;
lo retara fue
duroipegub^ Jorrro nnim^l' Si no hubo nadie quien
su "boca
;;; t;iñ" de peleón, vago y borracho',sin contar con
I
Me parece verlo' con
sucia", porque para todo rientaba la madre'
Un dÍa' con
la carita de inocente pero haciendo de las suyas'
I

jugÓ una broma' me


engaños y en complicidad con otros, me
á.i.o.rul de una casa con una burra. Después mandÓ
"ni"nO de la burra para
con sus cómplices a tocar la puerta de la dueña
avisarle que án su corral habÍa un presunto
zoÓfilo' Obviamente'
Ia mu¡erpegóungriro, se santiguémás deunavez y alarmÓ alos
,r".*ár. ÑJpodi*oncebir cómo un humano podÍa hacerle cosas
Eso es pecado'
indebidas aun animal, a su burrita más que rodo'
me
dijo, y riene que castigarse' En efecto' entre todos se
a la comisarÍa'
abaJanzarony a empujones y apalos me llevaron
donde me tildaron de "burrero"'
El susodicho fue tremendo. Mi madre nunca dejÓ de
de que mi amigo no
aconsejarlo, y más a mÍ. Me pidiÓ que en vista
de raÍz esa mala
tenía rÉmedio, lo evitara' que por mi bien cortara
como
junta. Parece mentira, pero, anre todo, el vago' el borracho'
'muchos avata' mezquina'
Io llamaban, no podÍa soportar a la gente
el que nos regalaba
iRecuerdas aI Chino de ta bodega grande'
bronca' queúa
golosinas cuando le comprábamos algo? Le tenía
Io j odiera
iobarle o hacerle cualquier ona cosa siempre y cuando
de por vida, mas todaüa cuando el Chino
lo corriÓ por un plátano

52
t;i
'v
*
,+";t'-'
.-l't
3*¡t
#*
*Se
y a orro casÍ lo mata a patadas si no pide", decia,
se le escapa'

pero cuando lo hacias te mandaba a Ia lnielda". Varias veces


intentó meterse de noche en su casa para robarle, pero le fue
imposible: el ChÍno, revólver en mano, se furnaba el sueño con su
,Ñ.rrt.. Fue asi que se las ingeniÓ y jurÓ que a 1a hija de ese
oriental, enlaflorde su juvenrud,y envÍsta de que se largabadel
pueblo, se la llevaría de su puta, porque solo para eso servia la muy
iretenciosa. La noche de su juramento lo vi por penúltim avez.
-qrrie.tes
lo conocÍamos sabÍamos que era de palabra. DesapareciÓ,
y .or, él se llevó a la muchacha a la fuerza. se podia esperar
cualquiercosa de él;pero eso de raptarse a lahija delChino, fue
demasiado. Los vecinos se agenciaron de pistolas, peffos y
machetes para aEapario; hicieron una especie de rastrillaje,
peinaron eipueblo y sus alrededores, y no sirvió de nada. Se la robó
y n^di" cteyo en historias de amor o algo parecido; nadie, y menos
Chitto qne, de tanto esperar, tomando té y fumando, muriÓ de
"t
pena un año desPués.
Cinco años áespués, nadie lo habia oividado. En la capital
se suponía que se encontraba- sÍempre se
-donde
concenfraban los delincuenf es más avezados; por lo Eanto, si no
habia sido degollado o desuipado o baleado, estaría ruberculoso
ys¡]6 hirimos un
en algún calabozo. Pero volvÍÓ, y para poder
albor-oro;saludaba alos que se le acercabany preguntabaporlos
ausen¡es. Lo vÍmos contento, y para celebrarlo con Edos nosotros,
pÍdió cerve zaybebíO ajarro lleno en la tia Yolanda. Nadie pudo
igualarlo, era bueno hasta con las mujeres, y aquello de"Cara
órmd^", por el tajo en su rostro,le cayÓ simpático' BrindÓ con
rodos por igual, relató sus historias, atracos, enfrentamientos,
muiere, y prisÍones. La esencia pura del bajo mundo. De repente,
que en la
se úajO i"trt"lOtt y nos enseñó su trasero, diciendo
"i .rr^tro y por largo rato, lo ruvieron boca abajo,
cárcéI,
"rrir"
rompiéndole el alma; pero él seguÍa siendo bien macho por sÍ las
dudas. Esa noche canró y bailÓ como nadie se lo imagÍnÓ, y llorÓ

54
porque
dclce'
Fue poco antes de las
de rabia, algo lo atornlentaba' y bien
con un tiro en nuca
la
iusto a esa hora Io encontramos y esmba segura'
üt*á^ Guillermina me revelÓ'
';:il. ^u"¿a nunca más penaria' En realidad no sé
que eI espiriru del Chino
muvbienloo""n^'á'Já;;;b;ttorrachos'Loquerecuerdo
Eragos, quiso repedr
el plato
: ;J"#"#;uLr^ ,,o.h", con
dehaciacincoanos'rapmndoalahijadelalcalde.

55
Mi memorable media abuela
La noche en que a mi media abuela le amputaron la pierna,
senti como si a mÍ me la hubieran sem¡chado. Enrre familiares y
amigos, conlagarganta seca, ruvimos que soportarel ruido del
Ínsrrumento. Para mi madre fu e desgarador, y para colmo de los
colmos, mi media abuela, por más que estuvo con anestesia
peridural, se quejó hasta eldÍa síguienre. Al rraumarólogo no le
habia quedado ona alternativa que cortar, sino menos de lo
-en
que canta un gallo- la gangrena iba a hacer estragos. Fue duro,
y todo empezó con un simple uñero. Mi media abuela siempre
supo que la diabetes a su edad era cosa seria, grero cuando alguien
le tocaba el tema, contestaba que con diabetes o sin ella de todas
maneras Ie iba a llegar la hora. 'Ya he vivido lo sufi.ciente", me dUo,
poco antes de su operación. El hecho era que tenía que cuidarse,
pero no hizo caso a nadie ni a nada. I¿ dieta de no comer nada que
ruviera hidratos de carbono, no pudo con su apetito y su paladar.
Era exquisita en el a¡te culinario y se la veÍa feliz después de todo.
Por último, ni siquiera respetó los medicamentos comunes
recetados porel médico, porlo menos para aliviaresa enfermedad
que la descubrio al cumplir los sesenta.
Cuando volvió del hospital, la rajeron a casa en silla de ruedas
y no estuvo de acuerdo con que la llevaran directo a la cama. para
nada, dijo, nadie me refu nde. hefirio quedarse en el patio y cerca
a la cocina para ser úrÍl en algo. El espíriru que la caracterizaba
aún la mantenía al¡Ír'a y más entusiasta y comprensiva,
reconociendo que los años, magistralmente, le habÍan enseñado
demasÍado. No era de esperar nada a cambio. Fue en ese corto
úempo que aprendÍ a quererla más que un hÍjo, más que cualquier
mortaly mucho más que cualquier crisriano que se preciara de
tal. De esto no le comenté a nadie y menos a ella. Se acostaba


en¡re siete y ocho de la noche y despertaba a las cinco de ia mañana.
SeguÍa siendo la misma. Elprimer dÍa que le dieron de alta, se
puso de pie; sus fuerzas no la habÍan abandonado del todo''Tengo
una pata todavia", senEenciÓ.
Ochenta años arrás, su padre, ni bien se enterÓ del emb arazo
de su mujer, quiso que fueraunaniña, y naciÓ ella, mimedia abuela,
laúltÍma de sus hijos y la única en su género. Sus hermanos fueron
seis y le enseñaron a cabalgar y arrear el ganado, a ordeñar, degollar
y descuartizar animales para los cumpleaños. Fue a la escuela
solo los dos primeros años y fuvo bastanre como para no dej arse
embaucar con los números. 'Mi mamá, para mandarme a la
escuela, me perseguia hasta por los techos", me contÓ. Y cuando
me dicuenta,estabamásgrande quemis demás compañeras". A
los quince años ya cenía la estatura de sus hermanos, y más de una
*Yo
vez los defendió en asuntos de hombres. le ayudaba a mi mamá
para bañarlos con agua fría cuando llegaban borrachos", recordaba
asusdifuntoshermanos.
Si es cierto que creció mucho más rapido que onos muchachos,
también es cíerto que aprendió a ganarse el respeto de los grandes
y los chicos. Eran otros tiempos. I-a población iba en aumento y no
se contaba con un mercado adecuado, una plaza terminada, una
iglesia o un cine; de igual manera, la polvareda era un problema
serio por la falta de empedrado en las calles. Habia que hacer algo
al respecto, y nadie a conciencia ponÍa la primera piedra. Los más
viejos recuerdan que fue mi media abuela con ofras vecinas quienes
*Mi comadre Margarita y Ia difunta Marta
iniciaron estas obras.
Flores esruvieronde acuerdo conmigo",me dÍjo. "Después senos
unió don Lucho, el Pancho y otros". Al rgual que a los demás, a mi
media abuela le costó toda una vida llevar a cuestas esas obras,
entre súplicas, amarguras, sudor y desvelos e infaltables
encontronazos. 'Aun tacaño le ¡¡6 ¡¡ ¡6dillazo en los huevos",
me contó con detalle. "No quiso dar ni un céntimo para arreglar la
escuela".

57
l;.1.11

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il*i:
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il s-, I
Sd): $,'

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De la amputación habúapasado me{o *o'
Mimedia abuela'
todala casa;
paulatinamente, empezÓ a an-dar conmuletapor PT"
regaba las
i. uyudt, la coclna y dar de comer a los animales'
"n También' a
pluntas. "Es como si ruviera mis dos pies"' decia'
dearrozy muz
i^ballo, iotpeccionó la cosecha de cinco hectáre as
pero' de
J" * p;"p;dad. Su forralezaseguÍa siendo envidiable'
**rri.,;^só1o que tenÍa quepásar' Esa mrde encasanohabia
yá ,"torrr^ba de un viaje de cuatro horas' sediento y
"^'¿t..
hambriento. Al pasar a la cocina, Ia encontré en su
perezosa' tenia
sobre la mesa. Me
io, o¡ o, cerradoi y I a taza de caféaún humeaba
rrt po.o. Me senté a su lado y Ia quede observando' Lo
"*r.áno
curioso es que paso como media hora y no despertaba'
Curioso'
digo, porqué to .t^ d. dormirse, solo cabeceaba' Al percatafine
"[^que estab afria,sus latidos no respondÍa1' rQué
bi!n, d"r.rrbrÍ
hubiera podÍdo hucer al respecto? Me habÍa acosrumbrado
tanto
las pocas
ella que no crei que un dÍa Íba a morirse; pero fu e asi. A-
a
aire
horas ayude aponerla enel ataúd, apesarde queemanabaun
deÍnmortalidad.
La famüa lloró, todo el mundo llorÓ. Una pareja de extranjeros
preguntó quién se habÍa muerto. En el velatoúo esruvo presente el
i¿", ,"bprefecto, el comandante de la policia, el curita pelÓn,
^t "t
cres monjas y, obviamente, los hijos' nietos, bisnietos y demás
parientes, enfre conocidos venidos de ofros lugares. Esa noche se
cocinó una veintena de gallinas, se comprÓ cajas de cigarros, coca
por kilos y aguardiente án bidones. El cadáver se velÓ dos noches,
y apane de lai histoúas, anécdotas, cuentos y chistes, el comentario
á.ior acompañanres era gue Guillermina habia sido una mujer
sÍngular gracias a la virnrd de su rebeldÍa y su amor por ei pueblo.
TanCo es ási que, a lahora del entierro, Ios cargadores reconocieron
que el férerro en el umbral de la casa se había puesto doblemente
pe.udo, como si mi media abuela ruviera pena de marcharse para
,i"-pr". Hasta el curita pelÓn, concenrrado en su plegaria por el
¿-u'¿e U airunm, dio fe áe esre fenómeno. Ya en el cementeúo, el
alcalde representación del pueblo y todas las autoridades-
-en
(

pronunció unas palabras alusivas al deceso de Guillermina. Al


iinal de todo, se guardó un minuto de silencio. Pasaúa un mes o
dos del entÍerro y recién me di cuenta de que el único que no habÍa
verrido una lágrÍma fui yo; fue cuando descubrí que mi media
abuela no estaba ni nunca más iba a estar. Entonces lloré a solas,
como hombre. Desde ese dia, despierro o dormido, siempre llevo a
mi media abuela Guillermina en la memoria'

60
('--

Especiedediario
Cuando mi media abuela, por casualidad, enconnó un rrabajo
mÍo enrre mis papeles, mandó a llamar a mi madre y le aconsejó
que debia tenermás cuidado conmigo, sino el dÍa menos pensado
iba a sufrirunadecepcÍón de miparte.
Lo que mi media abuela enconrró y de verdadle preocupó,
confiándole a mi madre su angusria, fue un escrito producto de mi
insomnio, que rirulé "EspecÍe de diario".
En él se lee:
Para los hombres de la Tierra, ahora que en mi reina la soledad
con su macabro silencÍo, escribo un diario que las teclas en su
juegomecánico rÍñen de rojo.
Intento suicidarme. Es una idea no remota, yaun hecho, nació
conmigo y me hierve dentro. No es iocura, r'alentÍa o cobardÍa. Es
mi sombra, yo mísmo. No le temo, es la eternidad. No la busco,
abro un libro y la contemplo, la tengo aqui, prisionera en mis puños :
es la muerte. Algunos la tientan, suelen pegarse un tiro y son
enterrados con honores. Acto efÍmero que no anhelo. A mÍ, que
nacÍ en medio de ia guerra con el germen de su miseria, distante
delapazy el amor, confundido, rrisre y rebelde, abandonado a mi
suerte, no me queda orra alternativa. Es ya un hecho, tengo en mi
poder un revóiver calibre 3 8, una navaj a y un frasco de insecticida.
Busco la forma, y me horr onza rasola idea de usar cuaiquiera de
estos medios. Tiene que ser uno decente, y en el momento
oporntno.
No consigo dormÍr, pienso en el mundo y con mis manos abro
de par en par mi tórax. Me encuentro solo, hundido hasta las
r'Ísceras. La oscuridadme acumrca y solo se apiada de mÍ una
vaga esperanza.

óI
(-

Ahora que tiento a la muerte, tesolviendo el medio y el


momento, termÍnaré con estas lÍneas para dar fe de mi palabra. En
este rincón húmedo, de luz y sombras, donde el sueño es una
realidad, dejaré de escribÍr, ahora..'

62
I-¿ hi¡toia del supuesto medio
l¡ennano de mi media abue/a,
de Enrique Tama¡
se terminóde impdmir en los talleres
gráficos de Oprint Red, e¡ marzo de 2009,
por encargo de Ornitordnco Editores,
con un tiraje de 1000 eiemplares.

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