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Primer conjunto

Clínica Psiquiátrica Clásica


Sincrónica Diacrónica
- Se hace una evaluación del estado mental de una persona en - Considera la evolución de los cuadros a lo largo del tiempo, es
el aquí y ahora, se realza un corte vertical en el tiempo, es decir decir se realiza un recorte horizontal. (inicio, desarrollo,
un corte sincrónico del síntoma más representativo del sujeto. culminación o persistencia, brotes)
- Philippe Pinel es el principal exponente. - Distingue síntomas basales o principales de los síntomas
- Pasaje de la locura a la alienación mental accesorios.
- Pasaje a las enfermedades mentales: cuadros separados en
base a su evolución.
- Emil Kraepelin es su principal exponente.

1° Periodo S. XVIII Este es el periodo de la Alienación Mental como única enfermedad orgánica, aunque podía presentarse de
diferentes modos/estadios. Pinel presenta un carácter fundante de la clínica psiquiátrica en este periodo, pues abre la exploración
sistemática de un campo y el ordenamiento de los fenómenos, considerando a la observación y descripción de cuadros como
fundamentales en la construcción de su nosología, así mismo el análisis sistemático de los fenómenos perceptibles de la
enfermedad. Los alienados, como nombra Pinel a los locos de la época, presentaban alguna perturbación de las funciones
superiores del Sistema Nervioso sin lesión de la estructura. En este sentido, Pinel ubica a la Alienación Mental como una
enfermedad que forma parte de las Neurosis Cerebrales, al mismo tiempo la diferencia de otras enfermedades al estar exentas de
daño cerebral. Refiere a la perturbación o abolición de las funciones superiores de Sistema Nervioso, sin la presencia de inflamación
o lesión de la estructura, aunque en caso de presentarse una lesión esta no resulta constante en el tiempo. En suma, la locura como
patología toma en este periodo el nombre de Alienación Mental (grupo homogéneo), la cual está exenta de daño cerebral
(orgánico). Los alienados podían manifestar la Alienación Mental de manera diferente, estas manifestaciones o estadios
son: la manía propiamente dicha, la melancolía, la demencia o abolición del pensamiento, y el idiotismo u obliteración
de las facultades intelectuales y afectivas.
● Manía propiamente dicha: lo característico es la presencia de un delirio general acompañado de una viva agitación o
estados de agitación. Algunas de las funciones perturbadas son: la percepción, memoria, afectividad, imaginación o el
juicio (mayormente las funciones del entendimiento). Así mismo, el delirio podría ausentarse en una subvariedad: la manía
sin delirio o manía razonante, en la cual se alteran la afectividad y la excitación mientras algunas funciones del
entendimiento se encuentran intactas.
● Melancolía: aquí las facultades se ven intactas en tanto fuera de un núcleo delirante, un delirio limitado a un objeto o a
un grupo de objetos. El comportamiento es coherente y comprensible; y en lo que respecta al afecto se presenta triste o
depresivo.
● Demencia: se caracteriza por la abolición del pensamiento y juicio, hay una incoherencia y un desorden en la movilidad.
● Idiotismo: refiere a la obliteración de las facultades intelectuales o afectivas, es decir que la actividad mental se encuentra
disminuida en relación a la normatividad. Ocurre una supresión más o menos completa de la actividad mental (existencia
vegetativa).
Pinel sostiene que la Alienación Mental puede conducirse a la razón, debido a que es un estado de mente alterada. De esta manera
propone un tratamiento moral, el cual sería llevado a cabo en los asilos o centros de reeducación modelo. Así mismo, Pinel
considera que dicha alteración metal se puede conciliar a partir de factores orgánicos, alcoholismo, vejez, herencia, morales, entre
otros; por lo que plantea el aislamiento del alienado de dichas pasiones intensas y excesos irregulares. Entonces, al alienado se lo
aislaba de su entorno y costumbres en la institución, donde el medio era controlado y regulado por la ley médica. Los médicos se

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encargaban de organizar la vida de los pacientes alienados en los asilos, de esta manera Pinel señala como fundamental para la cura
el medio ambiente en donde estaba inmerso el paciente, y al mismo tiempo la sumisión que este tuviera al tratamiento, ya que los
alienados estaban en estrecha dependencia de un médico.
Pinel en la pedida de eliminación de las cadenas que sujetaban enfermos, de sangrías, purgas, entre otros, humanizó el tratamiento
de los alienados, ya que consideraba que estos debilitaban al paciente en lugar de dirigirlos a una cura, inclusive algunos de estos
ejercían la violencia en los pacientes.

2° Periodo S. XIX – XX El pasaje del primer periodo al segundo se ubica en la Parálisis General Progresiva, las cuales se podían
diagnosticar como vesania (perturbación de algunas funciones superiores) y como Sífilis, debido a sus síntomas, sin embargo
aunque parecían una patología su origen era orgánico. Por lo que es este punto el que marca la separación de la clínica sincrónica y
la clínica diacrónica.
Este es el periodo de Las Enfermedades Mentales en donde se distinguen las distintas enfermedades de base orgánica: por lesión
o alteración en relación al Sistema Nervioso y sus funciones, de esta manera se puede obtener un diagnóstico diferencial.
Kraepelin sostiene que a partir de pequeño signos que se presentan desde el inicio de un cuadro se puede pronosticar cómo
finaliza tal cuadro. Así mismo realiza una distinción: síntomas basales/principales de síntomas segundarios. Principalmente, los
síntomas basales son los que dan cuenta del curso de la enfermedad en el tiempo, siempre están presentes. Por otro lado, los
síntomas accesorios pueden enmarcar el verdadero diagnóstico: alucinaciones, delirios, estado de depresión; aunque no son signo
diagnóstico. Kraepelin en su octava edición opone Paranoica de Demencia Precoz y Locura Maniaco Depresiva.
● Paranoia: La Paranoia se desarrolla lenta y continuamente, no presenta un debilitamiento intelectual (no deterioro de las
facultades mentales), aunque tenga causas internas, hay una conserva de la voluntad; sin embargo el juicio se ve afectado.
Lo relevante de la paranoia es el delirio sistematizado crónico (interpretación delirante), un sistema delirante duradero e
imposible de romper/quebrantar. Este sistema delirante sigue un orden de pensamiento coherente, una estructura interna
coherente la cual se sustenta en un sistema lógico cerrado conformado por un núcleo principal a partir del cual se forma la
ideación lógica y coherente. A su vez, este instala una forma particular de ver las cosas que el enfermo adapta a cada
acontecimiento, es de evolución lenta y crónica, lentamente las sospechas del enfermo se transforman en cerezas
inquebrantables. Los pensamientos se imponen, por lo que el sujeto se posiciona pasivamente ante el mismo. Otra
característica de la Paranoia son las ilusiones de la memoria, estas tiene un mecanismo interpretativo que lleva al paciente
a buscar en su pasado datos para incorporarlos dentro del campo del delirio.
● Demencia Precoz: su inicio es abrupto afectando la voluntad y la acción, y es de evolución rápida. Su etiología es orgánica
por lesiones corticales. Kraepelin integran a este grupo: la catatonia (negativismo y alteración del afecto, comportamiento y
lenguaje), la hebefrenia y la demencia paranoide, las cuales son similares en el síndrome basal y se diferencian en los
síntomas accesorios. La Demencia Precoz comienza con una depresión que puede confundirse con una Melancolía. Hay una
conservación de la inteligencia y de la memoria, la voluntad se encuentra afectada, al igual que la afectividad, pues se
ausenta. El conocimiento adquirido anteriormente persiste casi por completo, aunque lo intelectual se degrada al igual que
el juicio. Los síntomas basales son: el doblegamiento afectivo, la indiferencia, apatía, ausencia de iniciativa voluntaria y
desorganización del pensamiento y psicomotricidad. Por otro lado, los síntomas accesorios son: depresión, excitación,
ideas delirantes, alucinaciones auditivas y síndrome catatónico (rigidez corporal). Este cuadro culmina en estados de
debilitamiento psíquico no sistemático, la aprehensión de las percepciones exteriores no se afecta, de igual manera se
conserva la orientación y la conciencia, no hay sistema delirante, por lo que la narración es coherente y lógica. En
conclusión, no hay cura para la misma, los trastornos aumentan hasta llegar a un deterioro psíquico.
● Locura maniaco-depresiva: es un estado mixto de espasmos maniacos que se caracterizan por una pobreza mental. Su
evolución es continua y progresiva, crónica. Evoluciona en accesos: estados melancólicos y maniacos, el ritmo es lo que
permanece. Los accesos no se distinguen claramente, resultan parecidos o diferentes u opuestos completamente, entre
medio de los accesos están los remisores, también difíciles de distinguir. La Manía y la Melancolía como dos estados de
humor, parte de la misma enfermedad. Kraepelin resalta el carácter hereditario. Lo característico es la oscilación del humor,
ya que la coloración es especial y uniforme; la atención es inestable, la conciencia se encuentra trastornada debido a los
estados excitatorios y depresivos; aunque la afectación puede variar dependiendo del estado de humor. En lo que respecta
a los estados maniacos, se manifiesta fuga de ideas (por exceso de ideas, en donde la cantidad causa confusión), humor
alegre y necesidad imperiosa de actividad. Por otro lado, en los estados melancólicos o depresivos se presenta la tristeza,
angustia y la dificultad de pensar y actuar, el pensamiento es lento y más pobre, el pensamiento esta inhibido, pues hay
una falta de voluntad formar propias representaciones. La productividad es alta en estados maniacos, y baja en estados
depresivos. En referencia al humor, en la Manía las oscilaciones son frecuentes y súbitas, en medio de la alegría
desbordante aparecen ataques de cólera (crisis violentas de lágrimas y sollozos); en la Melancolía aparece una
desesperanza pesada y sombría. En cuanto a la actividad, en estados maniacos hay una necesidad de actividad, excitación
general de la voluntad y agitación más o menos marcada; en estados depresivos ocurre lo contrario, hay una inhibición de
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la voluntad, impulsos lentos sin fuerza, debilitamiento, actitud física blanda, movimientos lentos y dificultosos, y expresión
fija e inmóvil. Es importante destacar que ocurre la alternancia de ambos estados.
En consideración a la Paranoia de Kraepelin, Sérieux y Capgras desarrollan el delirio de interpretación y de reivindicación
dentro de lo que denominaron las Locuras Razonantes. Es decir, complejizan la homogeneidad de la Paranoia, aunque igualmente
agrupan sus conceptualizaciones dentro de los delirios sistematizados.
● Delirio de interpretación: (Paranoia de Kraepelin) caracterizado por la existencia de dos órdenes de fenómenos: los
trastornos delirantes manifiestos y una conservación de la actividad mental. Al mismo tiempo se realiza una distinción
entre síntomas positivos y negativos. La evolución de este es lenta y continua, el delirio es sistematizado y el mecanismo
interpretativo es que prevalece, ya que se extrae un dato de la realidad para incorporarlo al edificio delirante, a su vez
aparece un núcleo delirante y todos los argumentos se concentran a partir de él. De este no se puede ubicar su comienzo,
ni la razón. Los síntomas positivos refieren a las concepciones e interpretaciones delirantes. Las concepciones delirantes
resultan el síntoma principal, siendo ideas de persuasión, grandeza, de celos, rústicas o eróticas (más frecuentemente). Las
ficciones se defienden a través de argumentos tomados de la realidad, de lo posible y verosímil, aunque hay una conciencia
de lo inverosímil de su delirio. Debido a la abundancia de interpretación hay una falta de sistematización. Por otro lado, las
interpretaciones delirantes desvirtúan, disfrazan y amplifican hechos reales. El delirio se apoya en datos exactos de los
sentidos y de la sensibilidad interna, el sujeto encuentra relaciones secretas en las cosas, alusiones escondidas,
insinuaciones y palabras con doble sentido, símbolos, pues comprenden lo que nadie comprende. Estas interpretaciones se
subdividen en: exógenas y endógenas. Las exógenas toman como punto de partida los sentidos (del mundo exterior), el
más pequeño incidente de cada día sirve al sujeto para buscar una interpretación, en actitudes, gestos o mímica, la
interpretación es a través de un lenguaje simbólico: palabras y escritos, es decir el sujeto encuentra en artículos alusiones
personales, sucesos y crónicas narran su propia historia. Las endógenas, en cambio, toman las sensaciones internas, por lo
que surge la observación minuciosa del organismo; al mismo tiempo toman sensaciones del estado mental, delirios en
relaciona envenenamientos o sugestiones. Las interpretaciones delirantes también pueden interpretar el pasado o el
presente, el sujeto delira retrospectivamente, investiga en sus recuerdos profundamente una y otra vez y los adorna o
falsifica, con el fin de encontrar nuevos motivos a sus padecimientos.
Por otro lado, los síntomas negativos refieren a la ausencia de trastornos graves respecto de la vida intelectual, afectiva o
sensorial, esto es lo característico del delirio de interpretación. La aparición del delirio no modifica la inteligencia, la
actividad cortical persiste, la memoria se mantiene al igual que el juicio, así mismo la escritura y lenguaje. Las alucinaciones
son secundarias y episódicas, nulas mayormente.
● Delirio de Reivindicación: es una psicosis sistematizada, más frecuente y más difícil de diagnosticar, pues parten de una
ideación concreta y muchas veces verosímil. En este tipo de delirio se destacan dos elementos: la exaltación maníaca y la
idea fija y obsesiva, es decir el delirio es en base de representaciones mentales exageradas y obsesivas. En primer lugar, las
ideas fijas y obsesivas apuntan a una idea conductora, aunque no se origina un sistema de interpretaciones delirantes. El
reivindicador busca únicamente satisfacer su obsesión porque solo así consigue aliviarse de la idea. Además, el
reivindicador se ve impulsado por una fuerza maníaca (exaltación maníaca), por lo tanto son activos e irritables
(querulantes). La evolución del delirio de reivindicación está ligada da la idea obsesiva y es sucesiva, comienza
ocasionalmente, a partir de que la idea se fija como obsesiva, el sujeto deja de lado el hecho real que orientó su delirio y se
afirma en pretensiones imaginarias que necesita satisfacer.
En relación a este último, De Clérambault agrupa el delirio de reivindicación, la erotomanía y los celos en lo que denominó:
Psicosis Pasionales. Lo nuclear de estas psicosis recae en el afecto inicial amor u odio, en los pasionales se produce un nudo
ideo-afectivo. El delirio pone en juego la voluntad del sujeto, pues la meta es precisa y esto lo diferencia del interpretativo, el cual es
pasivo en su delirio. El pasional no modifica su carácter, solo delira en el terreno de su deseo.
Bleuler también amplia los cuadros de Kraepelin. En este caso critica la Demencia Precoz, anuncia que no es un cuadro precoz, en
cuanto al deterioro, ya que se puede extender y durar en el tiempo. Además, resalta que la demencia se relaciona al deterioro de la
memoria, la atención, la orientación, es decir al deterioro orgánico, pero los pacientes conservaban estas. En base a esto e
influenciado por Freud, propone la Esquizofrenia, un grupo de psicosis que en ocasiones era crónica y marcada por ataques
intermitentes. Lo característico de la esquizofrenia es el trastorno en la asociación de ideas, en las conexiones, la alteración del
pensamiento y sentimientos, es decir el desdoblamiento de las funciones psíquicas. Aunque lo primordial es la pérdida de unidad
de personalidad, la mente partida y ambivalencia afectiva. En estas, generalmente el proceso de pensar se ve detenido en medio
del pensamiento, hay un pasaje de una idea a otra, o simplemente el pensamiento cesa. Se presenta una fuga de ideas, por
acumulación del pensamiento, demasiados pensamientos al mismo tiempo. A la vez, la asociación se ve alterada, hay una pérdida
en la continuidad, el pensamiento se muestra ilógico, hay escases de ideas y estados de confusión. En este sentido, la obstrucción
del pensamiento es un síntoma fundamental para el diagnóstico diferencial, así también el desapego con la realidad. Las funciones
simples alteradas son: la afectividad y la ambivalencia. Respecto a la afectividad, en primer plano ocurre un deterioro emocional,
desaparición de las emociones, las mismas no se manifiestan, además las emociones son carentes de profundidad. Así mismo, se
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observa una rápida alteración de la expresión afectiva (breve). En cuanto a la ambivalencia, no hay registro de contradicción, por lo
que índices positivos y negativos se pueden dar al mismo tiempo, acompañados o no por sentimientos agradables y desagradables.
Las funciones compuestas alteradas son: la voluntad, atención y la relación con la realidad. Este último, comprende un punto de
desconexión de la realidad del exterior, desinterés por aquello que rodea al sujeto. Finalmente, en cuanto a los síntomas accesorios
(alucinaciones e ideas delirantes) hay 4 subgrupos: Esquizofrenia paranoide (alucinaciones auditivas e ideas persecutorias),
catatonia, hebefrenia, esquizofrenia simple (síntomas básicos sin síntomas accesorios).

● Caso La Bulldog: Un hombre de 62, comerciante, dueño de una gran fortuna que viajó mucho durante su juventud
cayó en la miseria y conducido a un asilo. Este hombre hace responsable de todos sus fracasos a la señora Bulldog,
hija del cónsul de Quito, afirmando que ésta lo persigue desde hace 23 ó 24 años con proyecto de matrimonio, también la
hace responsable de su encierro en el asilo. En todas partes ve la mano de La Bulldog y de sus cómplices. Vaya donde vaya
ella lo encontraba. Podemos ver aquí, el síntoma fundamental que Kraepelin define para la Paranoia.

● Caso Sastre: quebró y se endeudó. El nuevo dueño de su antigua casa lo embargó. A partir de esto empezó a redactar
innumerables cartas y demandas, al Tribunal, la Corte Suprema, etc. él se da cuenta de su situación y no confunde los
hechos del pasado. Cuenta sus altercados con la justicia. Hay una tendencia a saltar de una idea a otra, y utilizar los mismos
giros gramaticales. El abogado que lo demandó se destaca como el perseguidor, y es el culpable de todos sus males. Poco a
poco incrimina a varias personas, que agrupa en una asociación que trabaja en su contra. No quiere reconocer que haya
podido equivocarse.
Este tipo de delirio, dentro de la paranoia (aunque luego lo aparta), recibe el nombre de: delirio de querulancia. Este no se
trata de ideas que se asocian en red, sino que se observa un punto de partida, preciso, fijo. Se trata de la convicción de que
se ha sido objeto de un perjuicio realizado en su contra, la convicción de padecer un perjuicio real, y la necesidad imperiosa
de repararlo. Está la idea, está la convicción, pero aparte a esta idea la acompaña un sentimiento de exaltación que lo lleva
al sujeto a cometer un acto.

3° Periodo este es el periodo de las grandes estructuras psicopatológicas. Lo característico es que lo orgánico se distancia del
diagnóstico, es decir la causa de muchas enfermedades mentales no recaen en lo orgánico. Por lo que el surgimiento de estas
enfermedades sin causa aparente llevan a la psiquiatría a organizar las enfermedades en grandes estructuras utilizando hipótesis
psicoanalíticas. Freud sostiene una nueva concepción de síntoma, donde estos son respuesta al intento de cura y son portadores
de un mensaje. Po lo tanto, los síntomas son una forma expresiva de los sujetos, en tanto sufren un conflicto psíquico, trauma o
fantasía. Además, a partir de este momento se diferencian las psicosis de las neurosis. Tanto Freud como Lacan resaltan la
escucha de las experiencias de los pacientes, destacan su singularidad, de esta forma el psicoanálisis liga el síntoma al lenguaje, al
ser hablante.

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- Los tres registros de Lacan -
Refieren a su trípode y son esenciales tanto para la realidad humana como para la experiencia clínica analítica. Estos tres registros se
encuentran condicionados por el lenguaje.

- Narcisismo -

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Freud establece un narcisismo primario, estructurarte, aunque no primero ya que en el comienzo no hay unidad comparable al Yo
(Automatismo). En un segundo tiempo, un nuevo acto psíquico da lugar al narcisismo. En este momento se origina la investidura
libidinal del Yo, que luego en un tercer tiempo podrá investir otros objetos. De esta manera, el narcisismo es un estadio necesario e
indispensable para investir otros objetos. El Yo se desarrolla, las pulsiones autoeróticas son primarias, por lo que se ligan en el
narcisismo, el Yo no escindido/fragmentado, y así el propio cuerpo se presenta como objeto libidinal. En suma, Freud sostiene que el
narcisismo constituye el cuerpo (no organismo), el Yo y la realidad, siempre y cuando sea investido libidinalmente como objeto. El
cuerpo solo se constituye con la organización narcisista, la cual es una operación unificadora, se nace con un organismo, mas no con
un cuerpo (este afectado por las pulsiones, el deseo y la fantasía). Por otro lado, Freud realiza una distinción entre libido yoica y
libido de objeto. Así mismo, en las psicosis se destacan dos síntomas: el delirio de grandeza y el extrañamiento de interés en
relación al mundo exterior. De esta manera, en relación a la realidad, la cual es posible en tanto investida libidinalmente, cuando la
libido es retirada de ella, en Psicosis se redirige al Yo por retracción, en la Esquizofrenia se fija en el autoerotismo, mientras que en
la paranoia se fija en el narcisismo. En cambio, en las Neurosis el retiro de la libido es parcial y por introversión se destina en la
fantasía. Mientras que el autoerotismo es primario y la satisfacción de las pulsiones es parcial en las distintas zonas erógenas, en el
narcisismo se construye el cuerpo, por lo que la satisfacción es en el cuerpo como unidad, aunque no todo el cuerpo es imagen,
pues hay agujero. El narcisismo como concepto le permite a Freud la distinción entre Neurosis y Psicosis, respecto a la causa y
mecanismo de formación del síntoma.
Lacan complementa y amplía la conceptualización de Freud. Lo que Freud denomina un nuevo acto psíquico necesario para el
desarrollo del narcisismo resulta un agujero en su teoría. Antes esto, Lacan establece que ese nuevo acto psíquico es lo que
denomina: estadio del espejo. En este el sujeto toma conciencia de la forma total de su cuerpo, aunque anticipado en el dominio
psicológico. Establece una relación imaginaria entre imagen-niño. La visión de la forma total del cuerpo humano brinda al sujeto un
dominio prematuro de su cuerpo, en el plano Imaginario respecto del Real, soportado y mediado en lo Simbólico, debido a que la
relación imaginaria es agresiva e incestuosa si no resulta mediada por lo Simbólico. En el inicio, el Yo es otro (Yo a partir de la
identificación con otro) porque se instaura en una dualidad interna al sujeto. Es necesario Otro (A) para marcar la distancia con el
otro (a’). Para Lacan el Yo mismo es otro, un objeto con carga libidinal, una función que desconoce la castración. La imagen en el
espejo es una imagen especular e involucra dos espejos: uno cóncavo y otro plano. El primer espejo, el cóncavo relaciona el primer
narcisismo y el deseo materno, el estatuto Yo-cuerpo-realidad con falta de la mediación del espejo plano, exceso no regulado. Aquí
el sujeto se encierra en su propia imagen en el espejo y todo lo que está por fuera le resulta amenazador (Psicosis). El segundo
espejo, el plano, introduce la castración, al padre como catalizador del deseo materno, da cuenta de un segundo narcisismo, de los
juicios de existencia y distancia la relación Yo-cuerpo-realidad.
Esquema del Ramillete Invertido: Lacan toma de la óptica la
imagen Real (objeto real) y la imagen virtual (imagen del objeto real). El esquema
es utilizado a modo de metáfora. Para que lo Real pueda incluir a lo Imaginario es
necesario que el ojo (sujeto) esté en el lugar correcto. En la relación Real-Img todo
depende de la posición/situación del sujeto en el mundo Simbólico, de la palabra.
El espejo cóncavo crea la ilusión de que unas flores, debajo de la mesa del florero
vacío, estén dentro del florero. Aquí el florero es el objeto Real y la imagen del
ramo es lo virtual, se produce una imagen en el espacio, una imagen Real. Para
que la operación del narcisismo se producto supone: lo Imaginario incluye y
formaliza lo Real; y lo Real incluye y sitúa lo Imaginario.

Esquema de los dos espejos: Se identifican los dos


narcisismos. El primero en relaciona a la imagen corporal, al cuerpo:
tener un cuerpo, una imagen idéntica para el conjunto de los
mecanismos del sujeto y contiene su forma, hace la unidad de sujeto. La
imagen le permite al sujeto organizar el conjunto de realidad (Yo ideal:
proyección imaginaria, semejante al que se identifica). Esta es la que se
refleja en el cóncavo, una imagen real. El segundo narcisismo refiere la
identificación al otro semejante, a la imagen corporal. Permite la
precisión en la relación imaginaria con el mundo general. Es la imagen
reflejada en el espejo plano en relación a lo Simbólico como sostén
(ideal del yo: introyección Simbólica, desde donde el sujeto se mira),
identificación en el espejo plano (gran Otro). La imagen del objeto plano
es una imagen virtual, es decir una imagen del objeto Real. El ideal del yo se encarga de representar al Otro (sujeto barrado) en su

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deseo, otro en falta. En este esquema las flores representan a las pulsiones, mientras que el florero representa el Yo, de esta manea
el Yo recubre las pulsiones. El Otro (A) inserta al sujeto en el plano significante de lo Simbólico.

Esquema Lambda: Refleja la relación imaginaria entre el Yo y el semejante otro (a’). La


imagen opera como barrera ego que resiste a la insistencia propia del plano de lo Simbólico. El eje
Otro A - S da cuenta de la insistencia del Inconciente que convoca al sujeto a través de las
formaciones del Inconciente (retorno de lo reprimido) y rompe la vacuidad de la palabra vacía,
efecto de un sujeto hablado. Lo Imaginario y lo Simbólico tienen sus límites, y lo Real queda por
fuera de lo Simbólico: muerte y sexualidad en Freud (no hay significantes inscriptos).

- Metáfora Paterna – S. Nombre del Padre – S. Deseo de la Madre -


La Metáfora paterna es una operación simbólica fundamental en la construcción de la subjetividad, es una operación estructurante
(conforma la estructura). Esta metáfora es la formalización que hace Lacan del Complejo de Edipo freudiano, como salida del
abordaje freudiano sobre el Complejo de Edipo. Además, es la conceptualización que Lacan desarrolla en respuesta al interrogante:
¿qué es un padre? El padre es el padre muerto, padre que opera, actúa y produce una operación que transforma y da lugar a la
producción de un sujeto sexuado (posición sexuada). Freud en tótem y tabú desarrolla la matanza del padre de la horda primitiva, el
proto padre, y el festejo totémico. El padre de la horda es quien posee a todas las mujeres y al mismo tiempo es violento, ya que
castra o mata a aquellos hombres que quieran estar con las mujeres. Un día todos los hermanos acuerdan matar al padre y
comérselo (banquete totémico), ellos odian al padre por las prohibiciones, pero al mismo tiempo, lo aman porque quieren ser como
él. Sin embargo, luego de lo hecho, los hermanos sienten culpa, es decir el padre muerto es más fuerte que el padre vivo, pues
ahora muerto deja la ley: prohibición al incesto y respeto al padre, así los hermanos se prohíben solos lo que el padre prohibía vivo.
Como el lugar del padre queda vacío, es ocupado por el tótem, aunque este lugar vacío permite a la ley. La metáfora es una función
lógica del lenguaje donde se sustituye un significante por otro significante, a partir de un sujeto barrado. Es decir, la dimensión del
significante implica otra dimensión del lenguaje: la subjetividad. Al mismo tiempo, los significantes no significan nada por si solos, es
necesario la articulación de los mismo. Esta metáfora paterna se despliega e inscribe en los tres tiempos del Edipo en Lacan. Sin
embargo, es fundamental la inscripción del significante del Nombre del Padre para que la metáfora paterna de produzca. Aunque
esta metáfora puede no operar (perversión). En este sentido, el significante del Nombre del Padre (NP) implica la identificación
primaria con el padre previa al complejo de Edipo, es decir un tiempo cero. Empero, este significante puede no inscribirse, es el caso
de la Psicosis. En suma, si el significante NP se inscribe hay que saber servirse de él y esto refiere a la Metáfora Paterna, es necesario
estar investido por el significante NP para que la metáfora paterna opere. Así mismo, la metáfora paterna es una condición para que
se geste la estructuración edípica, implica la transmisión de la castración y consecuentemente el deseo.
Para Lacan, el padre del Edipo no es una persona y por lo tanto no es real, sino que es una función que opera en tanto significante
en el discurso (NP), un significante esencial como soporte de la ley, ordena y se incluye en el lugar del Otro (A). La función del padre
es de un significante a otro significante, una función simbólica en el discurso, amplia y heterogénea, e implica los tres registros.
El padre en el Edipo da significación a la relación primordial de un sujeto con el otro (con la madre) es la simbolización primordial
entre el niño y la madre. El significante NP opera metafóricamente sobre el significante del deseo de la Madre (DM). Este último es
un enigma sin razón, se simboliza el deseo aunque no se sabe de qué se trata. Lo que desea la madre es el falo, y este es el límite
del enigma. En esta línea, el NP sustituye al DM produciendo la significación fálica, que le sirve al sujeto como orientación/guía
(carretera principal). Esta última es efecto de lo Imaginario y de significación compartida, aunque puede faltar y eso demuestra que
es efecto de la operación. La operatoria de NP funda el lugar del falo, localiza al falo como objeto de deseo en lo Imaginario, esto es
clave de la operatoria paterna. La posición del padre es fundadora de la posición del falo, lo recorta en lo Imaginario como objeto de
deseo. El falo es un objeto privilegiado y permanente que falta. Se inscribe la falta y en este sentido, hay deseo porque se inscribe la
falta; no trae la falta, sino que le da nombre al falo, inscribe como pérdida lo que ya estaba perdido, la pérdida de goce.

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- Los tres tiempos del Edipo -

TIEMPOS Operación Agente Objeto (falo φ)


1 Frustración – Daño imaginario Padre Simbólico Objeto de deseo φ
Ser el falo
2 Privación – Real Padre Imaginario Significante del deseo Φ
No ser el falo
3 Castración - Simbólica Padre Real Instrumento del deseo –φ
Tener el falo

Necesariamente debe inscribirse en un tiempo cero el significante del Nombre del Padre. “La metáfora paterna concierne la
función del padre” afirma Lacan. Se le da el nombre de función paterna (función simbólica) a una función que limita al deseo de la
madre escindiendo la unidad que inicialmente forman la madre y el infante. Lo que crea la función del padre es el significante del
nombre del padre. El padre en el psicoanálisis no es un personaje real, sino una metáfora. Dicha metáfora tiene como objetivo hacer
valer la prohibición del incesto en el lazo madre-hijo articulando ley y deseo, por tanto introduce el deseo en el campo de la ley,
entonces, este significante es fundante de la ley, ordenador de los significantes del Otro, introduce la falta en la madre.
El primer tiempo del Complejo de Edipo supone como acción previa el pasaje de la necesidad a la demanda, donde el infante se
encuentra con el Otro codificando el llanto, poniendo un código (¡tiene hambre!) y ofreciendo un objeto que en principio es real
(pecho) y luego simbólico (como signo de amor del Otro) lo cual instaura la demanda de amor. Se pone el juego la relación
madre-niño-falo imaginario, es decir implica la dimensión de Falo Imaginario. La madre ubica al niño en la posición de falo
imaginario, es decir posiciona al niño como objeto de Deseo Materno. El niño, por su parte, busca satisfacer el Deseo Materno
(representación de deseo), pero se encuentra con una madre que no siempre está presente y que desea más allá del niño, lo que
para él es una incógnita; por lo tanto, el niño se identifica con el objeto imaginario del deseo materno, resultando Falo Imaginario,
siendo un sujeto súbdito del Deseo Materno. Es decir, el niño no es el falo, sino que se identifica con el imaginariamente ya que la
madre desea más allá del falo. La madre ubica al niño en relación a su falta y el niño se incorpora a la dimensión del deseo en la
imagen del Falo Imaginario, a pesar de que nunca logra ocupar absolutamente ese lugar (de Falo Imaginario). Esto es presente en
tanto la madre inscribe la falta, la cual le permite vincularse con el niño en busca del falo, lo que finalmente permite sostener esta
triada ilusoria de completud, considerando que la dimensión de Falo es Imaginaria porque resulta un señuelo que tapona la falta en
la madre.
Esta triada imaginaria se verá mediada en un segundo tiempo por el padre, tiempo que para Lacan funciona como punto nodal,
tiempo negativo. Lacan sostiene que el padre interviene en diversos planos, primeramente prohíbe a la madre y a partir de allí se
vincula con la ley y la prohibición del incesto. En este sentido, el Nombre del Padre (función significante del discurso) se impone
como Ley, prohibiendo al niño ser el Deseo Materno y a la madre el posicionar al niño en el lugar de falo, es decir el padre opera por
el poder que le confiere la ley del nombre del padre en el tiempo cero. De esta manera, “el niño ya no completa a la madre, el falo
se independiza del niño y el padre aparece como falo omnipotente que puede privar al deseo de la madre en una doble dirección:
priva al niño de su objeto de deseo y a la madre de su objeto fálico [...] En este momento se produce la caída de la madre fálica
privando a la madre de ese objeto que encarna el hijo (falo simbólico). El padre en este momento es imaginario porque el niño lo
imagina como la ley, representa al padre terrible que logra que el niño se sienta amenazado” En esta línea, el padre en este tiempo
es imaginario pues puede ser representado y la privación es Real. El padre priva al niño, lo frustra de la madre, de esta manera
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pierde su lugar de falo imaginario del deseo materno que responde a la realización de su deseo (de la madre); y al mismo tiempo
priva a la madre del niño, la priva del lugar donde el niño es el falo imaginario reconduciéndola a desear más allá del niño, donde el
falo es simbólico, significante (falta el nombre de la falta) y no imaginario. Aunque, el niño puede o no consentir la Ley paterna, de
no consentirla el niño queda identificado a una forma del falo imaginario materno ubicándolo en la perversión, si la consiente se
ubica en el campo de las neurosis. Para que el niño pueda consentir la ley del padre es necesario que atraviese por la angustia ante
el padre, es decir la angustia permite la entrada a la traída simbólica: padre-madre-niño. En esta triada el padre como Otro (A)
simbólico se opone al falo, el cual metaforiza al falo imaginario. Como respuesta a la angustia el niño debe buscar un lugar de
identificación donde representarse y ese lugar es el lugar de la X, la incógnita: ¿a dónde se dirige la madre cuando no está con el
niño?, es decir qué desea la madre en el lugar de otra cosa. En suma, la angustia y frustración del niño que consiente la ley paterna
es lo que permite la entrada al tercer tiempo del Edipo. En este tercer tiempo, el niño busca los significantes que causan el Deseo
de la Madre y se identifica con ellos, el niño se identifica a los significantes paternos (títulos paternos), es decir, al falo simbólico. En
este aspecto, los significantes orientan el deseo del niño y constituyen el Ideal del Yo. El Ideal del Yo permitirá el cierre y
sepultamiento del Complejo de Edipo. Es en este tiempo donde el niño pasa de ser un súbdito del Deseo de la Madre a tener un
deseo propio. Aquí el padre es Real, pues es el padre de la castración que trasmite la ley porque ya ha sido atravesado por ella; y es
aquí que el padre le permite al niño la exogamia, es decir orienta los deseos del niño (carretera principal), significantes que
construyen el Ideal del Yo.
Una vez atravesados los tres tiempos del Edipo es un hecho la inscripción de la metáfora paterna, la cual permite la sustitución del
falo imaginario por el simbólico, como significante del deseo; a su vez que posiciona al sujeto en un tipo ideal de elección de su
sexo. De esta manera, sale del Complejo de Edipo como ser deseante y metaforizante, con los títulos identificativos paternos en el
bolsillo y respondido el enigma: X es el falo Simbólico (A)

Segundo conjunto

De Clérambault – Automatismo Mental: De Clérambault propone que las psicosis se basan en el automatismo, siendo el
origen de las mismas histológicas neuronales, es decir que las psicosis no son originarias de la ideación o la afectividad. Las psicosis
son resultado de secuelas neurológicas, lesiones infecciosas, traumáticas, tóxicas o esclerosantes. De Clérambault estudia las
psicosis crónicas de persecución junto a las psicosis alucinatorias crónicas considerando los elementos esenciales de la psiquiatría
como accesorios, es decir el grado de sistematización, los sistemas delirantes y la tonalidad afectiva. De esta manera, se invierte la
fórmula de la psiquiatría: la idea persecutoria delirante no crea las alucinaciones. Lo relevante para De Clérambault es el
automatismo mental, considerando este como un síndrome basal orgánico mecánico que genera la psicosis, elemento inicial de la
psicosis alucinatoria crónica. El sujeto lo registra como algo no-producido conscientemente ni voluntariamente. No hay una
intencionalidad. Se presenta a la conciencia como elementos espontáneos, autónomos y parasitarios, tienen 3 características:
● Neutro: ya que se presenta en un momento de calma, sin tonalidad afectiva.
● Anideico: es decir atemático, no asociado a ideas, no surge de una idea delirante.
● No sensorial: no proveniente de los órganos de los sentidos.
Estas características de carácter mecánico se presentan automática y abruptamente en la conciencia, ajenas a la voluntad del sujeto.
En las psicosis alucinatoria crónica el prototipo base es la alucinosis, las cuales son producciones cónicas de alucinaciones sin un
sistema delirante. Estas son pequeños automatismos en lo sensitivo (de los órganos internos), lo motor (acciones involuntarias o sin
motivación, irse) o lo ideo verbal (ecos del pensamiento, pensamientos ajenos). Los pequeños automatismos pueden permanecer
sin el agregado de alucinaciones o delirio por un tiempo, sin ideas que se abrochen. El delirio es una reacción secundaria, reacción
de un intelecto y una afectividad conservados sana a los trastornos del automatismo, que surgen espontáneamente y que
sorprenden al enfermo en un periodo de neutralidad afectiva y de quietud intelectual. Cuando los pequeños automatismos son
complementados por una tonalidad afectiva o sensorial resultan en un gran automatismo. En este último se ubican las ilusiones
auditivas, donde las voces son un agente principal, voces temáticas y objetivadas.

Lacan – Delirio: contrariamente a De Clérambault, Lacan ubica al delirio como primario, no secundario; momento de la psicosis
que es el tiempo anterior al desencadenamiento franco de la psicosis, donde lo que se produce son las alucinaciones y los
delirios (pre psicosis). Así mismo, a diferencia de Kraepelin, Lacan considera que el sistema delirante varia, no se mantiene. A su
vez, sostiene que el delirio responde a una noción de defensa y de conflicto, lo cual es ambiguo ya que provoca la enfermedad al
mismo tiempo que la ayuda a mantener el equilibrio. Considerando al delirio como primario, este representa la misma estructura
que los fenómenos iniciales de la psicosis, es decir una estructura del decir psicótico, abordando el registro de la palabra. El delirio
para Lacan no es producto del razonamiento, sino que perturba en la percepción, hay una certeza de significación, es abrupto y
único. Lacan, considera cuestión elemental, elemento mínimo de la estructura de la psicosis, a lo denominado por De Clérambault
como pequeños automatismos (tres características). En cuanto al gran automatismo es la psicosis para Lacan.
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Los neologismos son los que organizan el delirio. Estos dan cuenta de una perspectiva clínica y estructural, donde se va a verificar
la estructura, es decir, la no inscripción del significante del Nombre del Padre. Se presentan de dos formas: como intuición delirante
y fórmula o estribillo. Ambas refieren al fenómeno pleno de carácter inundante, palabras plenas que detienen la significación,
tratándose de palabras claves, no un discurso, significantes diferenciados por tener un peso particular, remiten a una significación
fija en tanto tal, siendo las que se repiten. El discurso lleva una y otra vez a ese punto indialectizable de esa significación fija. En
suma, los neologismos arman una red y, a nivel del discurso, son puntos que detienen la significación (no hay significación, sino que
significan en tanto tal).

- Paranoia – Proyección – Mecanismo de la psicosis -


En la primera nosología de Freud la paranoia se ubica en las neurosis de defensa, junto a la histeria, obsesión, fobia y la confusión
alucinatoria. Así mismo en este momento de la teoría freudiana, la trama sexual remite a algo realmente acontecido (trauma en 2
tiempos), el síntoma resulta como retorno de lo reprimido. Finalmente, el mecanismo psíquico se corresponde al de
defensa-represión, operando sobre la representación inconciliable y el afecto, del cual se aleja al Yo. En la histeria de conversión, el
destino del monto de afecto es dirigido al cuerpo, en la neurosis obsesiva se genera un falso enlace y el monto recae en una
representación sustitutiva; y en la paranoia se presenta la proyección como defensa. Sostiene Freud que en la paranoia, la
representación inconciliable para el Yo se proyecta al mundo, pero que ese mismo mecanismo resulta de un abuso de la proyección.
En suma, en la paranoia el reproche es reprimido producto de la proyección, este mecanismo de defensa quita reconocimiento al
reproche, por lo que el sujeto no se defiende de los reproches que retornan dentro de las ideas delirantes. Es decir, las alucinaciones
son reproches que son expulsados al exterior y retornan con más intensidad. La defensa parece exitosa porque al venir de afuera el
afecto expulsado, el Yo le quita reconocimiento (lo desautoriza, el recuerdo no aparece), por lo tanto el conflicto está fuera del Yo,
aunque lo que retorna del exterior no es agradable al sujeto, sino más bien es hostil. Entonces, tanto el afecto como la
representación se conservan, aunque la representación es proyectada, la alucinación es hostil al yo, pero amistosa a la defensa (sin
ganancia). Freud afirma que en todas las formas de la paranoia, en todos los delirios de la paranoia (de reivindicación, de
persecución) opera el mismo mecanismo de proyección.
● Caso Señora P: es un caso de paranoia crónica. Se trata de una mujer de 32 años, que sentía otros tenían algo contra
ella aunque no sabía bien qué podría ser, se quejaba de sus vecinos, sentía que todos le faltaban el respeto. Al mismo
tiempo, sentía que a la noche la observaban mientras se desvestía y desde entonces sólo podía desvestirse a oscuras
dentro de la cama. Por esto la internaron en un instituto de cura de agua, lugar donde surgen nuevos síntomas y se
reforzaron los existentes. Un día estando sola con su mucama se le aparece una sensación en el regazo, por lo que pensó
que su mucama tenía pensamientos indecentes sobre ella “sentía en sus genitales cómo se siente una mano pesada”.
Posterior a esto, comienza a tener alucinaciones de genitales femeninos desnudos con bellos (mujeres desnudas), pocas
veces masculinos. Estas aparecían cuando estaba acompañada por mujeres interpretando que son sus genitales y que ellas
podían verlos también. Frente a este relato, Freud busca la escena sexual infantil que generó el trauma. Este se da en 2
tiempos, un primer acontecimiento que ocurre en la infancia y otro segundo que, al haber pasado la pubertad. El segundo
acontecimiento, que resignifica el primero como traumático, transcurre en el instituto de cura de agua al ver a mujeres
desnudas y sentir vergüenza de ellas. La primera vivencia, la traumática, ocurrió cuando ella tenía 6 años, ella se desvistió
en el dormitorio para meterse en la cama, sin avergonzarse ante su hermano presente, hubo muchas escenas similares y
que los hermanos durante años tenían la costumbre de mostrarse desnudos uno al otro antes de dormir. Lo que conecta
ambas escenas es la palabra: manto, dicho por su cuñada, entre las mantas los niños se mostraban los genitales. En suma,
desvestirse bajo la manta (actual) resignifica desvestirse y ver a su hermano (infancia).
● Caso Doncella: una mujer de 30 años vive con sus hermanos y hospedaban a un viajero. Este se va y vuelve luego de 6
meses, aparece por poco tiempo y no lo vuelven a ver. La doncella le cuenta su hermana mayor que el hombre una vez le
puso el pene en su mano, en la cama de la habitación (escena reprimida). Años después la doncella formó un delirio: el de
ser notada y el de persecución. Ella sentía que la gente hablaba de ella, decían que era mala persona, aunque no lo
escuchaba directamente. El juicio sobre ella había sido trasladado/proyectado hacia afuera: la gente decía lo que
ella hubiera dicho de sí misma.
Lacan, por otro lado, diferencia neurosis de psicosis (posteriormente Freud también), ya que los hechos de lenguaje y palabra
operan diferente en cada una. Cuestiona la represión en la psicosis como mecanismo de la misma, sosteniendo que en la psicosis
hay significantes que no se inscriben, lo reusado en el orden Simbólico retorna en lo Real (lo real de la alucinación). La neurosis, en
cambio, encadena significantes, hay relaciones de compromiso y dependen de la inscripción del Nombre del Padre, lo que permite
la represión y su retorno. La diferencia estructural no la sitúa a nivel de la bejahung de significantes, ni de la ausstossung del objeto
(pérdida del objeto a, el objeto se pierde originariamente por el hecho de hablar, el significante lo mata). La Bejahung es primordial
y opera en todo ser hablante, entonces la distinción de estructura depende de los significantes que se inscriben y pueden retornar;
y de los significantes que no se inscriben y retornan en lo Real, dando cuenta de un significante suelto de la cadena. El nombre del

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padre, en tanto significante, se inscribe en lo simbólico o se rechaza de lo simbólico. Nunca ambas cosas. No puede estar y no estar
inscripto en el otro sujeto a la vez. Para distinguir la falta del nombre del padre de la falta de otros significantes, Lacan la llama
forclusión. La Forclusión (Verwerfung) del Nombre del Padre es el mecanismo de la psicosis para Lacan.

- Elaboración Freudiana de Psicosis –


La elaboración freudiana de la psicosis se ordena en 3 tiempos, de acuerdo con los distintos momentos de la obra freudiana. Un
primer tiempo en: “Manuscrito H” y “Nuevas puntualizaciones”. El segundo tiempo, implica: “Caso Schreber” e “Introducción al
Narcisismo”, y un tercer tiempo en: “Neurosis y psicosis” y “Pérdida de realidad en la neurosis y psicosis”.
Previo a La interpretación de los sueños Freud considera que la defensa opera ante una representación inconciliable, pues es
traumática y genera conflicto en el Yo, por lo que el aparato psíquico no puede procesarla o elaborarla debido a que es sexual y
prematura. En este momento de su obra la Paranoia se ubica dentro de las Neuropsicosis de defensa, siendo esta una perturbación
afectiva que plantea un conflicto. La neurosis, por un lado, implica una desconfianza de sí, contrariamente a la paranoia, donde la
desconfianza se proyecta al exterior, es decir se desconfía de otros. Freud sostiene que la paranoia crónica es un modo patológico
de la defensa. Lo particular de la defensa es el abuso del mecanismo, es decir la proyección. La proyección implica que un reproche
interno sea expulsado y provenga de afuera. Es decir, se proyecta el reproche al mundo exterior, aparentemente fuera del Yo, de
esta manera este reproche se puede desautorizar y defender. Entonces el autoreproche se expulsa mediante la proyección como el
abuso de un mecanismo normal.
En la segunda nosología freudiana, Freud distingue las Psiconeurosis de transferencia de las Psiconeurosis narcisistas, a partir de
que el Yo puede ser objeto de la libido. Esta distinción, se sostiene principalmente en la investidura libidinal. A su vez, abandona al
abuso del mecanismo de proyección como mecanismo específico de la paranoia, no porque la proyección no siga teniendo
participación en la formación de síntomas, pero ya no es considerado el mecanismo específico. Por un lado, la libido puede
desplazarse a un objeto externo (amar) y la satisfacción vuelve si se llega a ser amado, o se puede desplazar libido hacia un ideal del
yo y se recupera si se logra cumplir con ese ideal. A diferencia de la represión neurótica, en la psicosis la represión produce una
cancelación, se retira la libido de los objetos en el sentido de cancelar la posición objetal de la libido, regresando al narcisismo. Es
decir, la libido que cae bajo la acción de la represión psicótica, deja de ser libido objetal y se convierte en libido narcisista. En la
represión neurótica la libido también abandona los objetos, como ocurre en el duelo, pero se sigue invistiendo objetos, por ende la
libido sigue colocada en el campo objetal. En base a esto, la libido se posiciona o en el campo narcisista o en el campo objetal. Si la
libido se retrae de un objeto de la realidad y se refugia en un objeto de la fantasía, sigue colocada en el campo objetal.
En el duelo, cuando se pierde el objeto en la realidad, la libido desprendida permanecerá libre en el aparato y mientras permanece
no ligada puede suscitar un estado angustioso, pero no deja de ser libido objetal. En la psicosis, ocurre lo contrario, la libido regresa
al Yo, al campo narcisista. Lo que ocurre es que se cancela la colocación objetal de la libido, se cancela el amor, salvo el propio, y se
cancela el deseo. Entonces, en la psicosis no hay deseo, ya que este supone el investimento de la libido en el campo objetal,
inclusive de manera inconciente. El amor implica la perdida, se requiere perder algo para poder amar, amar en relación a objetos
externos. Por otro lado, en la melancolía se renuncia al campo objetal, aunque no al objeto, producto de la identificación al objeto
de manera que no se renuncia al vínculo con él. Freud postula como mecanismo una identificación regresiva, la investidura de
objeto resultó poco resistente y fue cancelada pero la libido no se desplazó a un nuevo objeto sino que se retiró sobre el yo.
En suma, esta regresión de la libido es distinta a la de las neurosis y debido a esto Freud realiza la distinción. Aunque esto no es
suficiente para dicha distinción, para esto resulta relevante a Freud ahondar en los 3 tipos/tiempos de represión:
I. Represión primaria – Fijación: es la predisposición previa a todo cuadro clínico, por lo que no es parte del mismo.
II. Represión propiamente dicha: es lo común de todas las psicosis, es decir forma parte del cuadro, corresponde la
cancelación de la colocación objetal de la libido y la regresión al narcisismo. Tanto en la demencia precoz, como en la
paranoia, incluso en la melancolía, se produce esa cancelación. Es lo que Lacan denomina Prepsicosis, siendo este
momento el más patológico de la psicosis. La represión consiste en el retiro de las investiduras libidinales que han
generado el conflicto. Se produce un desasimiento de la libido de personas antes amadas. Se produce la pérdida de la
realidad y una pérdida de relación con los objetos. El enfermo ha sustraído de las personas de su entorno y del mundo
exterior en general la investidura libidinal que hasta entonces les había dirigido.
III. Retorno de lo reprimido: corresponde a la formación de síntomas, como lo son las alucinaciones o los delirios. Estos son
intentos de retorno de la libido al campo objetal e intentos de cura. El paranoico intenta reconstruir ese mundo para
poder vivir dentro de él, reconstrucción de la realidad.
Freud entiende que el retorno de lo reprimido acontece desde el punto de fijación que se había producido en el primer tiempo de la
represión. En la Paranoia la fijación es en el narcisismo y el retorno es delirante, el mecanismo es la proyección. En la Demencia
Precoz la fijación es en el autoerotismo y el retorno alucinatorio, el mecanismo es histérico por la implicación del cuerpo. En la
paranoia tiende a imponerse más el retorno de lo reprimido con la recuperación del vínculo con los objetos, mientras que en la
demencia precoz tiende a prevalecer la represión propiamente dicha que es la que cancela el vínculo con los objetos. Si en la

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Psicosis Freud ubica la regresión de la Libido, punto patológico, en la Neurosis, ubica la Introversión; es decir, el destino de la Libido
en la neurosis es la Fantasía.
En este momento, Freud sostiene que la realidad es una construcción, tal como lo es el Yo y la noción de cuerpo. Aunque, así como
se construye también se pierde. La experiencia del fin del mundo de Schreber, momento donde se retira la libido de los objetos, la
cual puede ser parcial o genera, nunca total. En suma, la pérdida es de la realdad no de la conexión con la realidad.
Finalmente, en la tercera nosología Freud postula la segunda tópica y la distinción entre pulsión de vida y muerte. Freud distingue la
psicosis, la neurosis y la melancolía con algo que él llama una fórmula simple:
● Psicosis: hay un conflicto entre el Yo y el mundo exterior, aquí el Yo se encuentra avasallado por el Ello (invalidado) lo que
lo conduce a desligarse de la realidad del mundo exterior. En la psicosis hay una perturbación del nexo Yo-Mundo exterior.
En la psicosis el yo al servicio del ello se retira de un fragmento de la realidad, contenido objetivo
● Neurosis: es producto de un conflicto entre el Yo y el Ello, donde el Yo responde a los mandatos de la realidad. El Yo se
defiende de una moción pulsional del Ello mediante la represión, por el fracaso de la represión se impone al Yo un
sustituto, que es el síntoma como formación de compromiso; cuando el Yo reprime obedece al Superyó que se originan el
mundo exterior.
● Melancolía: hay un conflicto entre el Yo y el Superyó.
La frustración frente a un deseo es lo común entre psicosis y neurosis. Frente a la frustración el desenlace de la enfermedad va a
depender entonces de lo que haga el yo con el conflicto. Entonces el desenlace va a depender de si el Yo permanece fiel al mundo
exterior y entonces procura sujetar al Ello, mantener a raya al Ello (neurosis) o en cambio si el Yo es avasallado por el Ello y se deja
arrancar de la realidad (psicosis). Freud sostiene que la esquizofrenia resigna la investidura de objeto que inviste en el mundo
exterior para volcar es investidura en el yo. La investidura que se retira es la investidura de la representación cosa, sin embargo la
investidura de la representación palabra está conservada al momento del intento de curación o de restablecimiento del nexo con la
Realidad. Aunque, en el caso de las de la esquizofrenia se abandona esa investidura de objeto y se sobreinvisten la representación
palabra.
En la Melancolía, el empobrecimiento se centra en el Yo, contrario al duelo donde lo que se empobrece es la realidad del mundo
exterior. Freud sostiene: la sombra del objeto ha caído sobre el Yo. En este sentido la libido se retrae al Yo, ocurre una elección
narcisista de objeto. La libido vuelve al yo sin embargo, lo hace sentir insignificante, lo peor, aparecen todas las denigraciones, es lo
contrario del delirio de grandeza; hay una satisfacción en los autoreproches propios de la melancolía.
Posteriormente, Freud se cuestiona sobre el mecanismo análogo a la represión a partir de que da cuenta que la represión no
actuaría como en la neurosis. Al mismo tiempo que sostiene al delirio y a las alucinaciones como parches, como intento de re
vinculación con la realidad. Hay un afuera del aparato que lo amenaza y también hay un afuera, mundo exterior del que se desliga,
en la melancolía el objeto del cual se supone haber recibido una afrenta no es un objeto exterior al yo, ocurre la elección narcisista y
la introyección del objeto perdido.
Freud toma la autobiografía de Schreber para considerar a la proyección como el mecanismo que conforma el síntoma, por lo que
no es el mecanismo de defensa de la psicosis. En este momento de su obra (1911) Freud sostiene a los delirios y alucinaciones como
modos de cura. A partir de que en el primer momento de una psicosis ocurre una pérdida en la realidad, vivencia de fin de mundo,
momento mudo y patológico, un segundo momento implicaría un intento de curación, intento reconstrucción, momento donde
aparecen los delirio y alucinaciones. Entonces este es momento de curación porque la libido que estaba totalmente retirada sobre el
yo, fragmentando al yo, está empeñando la organización yoica o según fuera la fijación (narcisista o autoerótica). Posteriormente,
Lacan completa la teoría freudiana estableciendo a la forclusión como el mecanismo de la psicosis.

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- Elaboración Lacaniana de Psicosis -
sincronía Diacronía

La concepción teórica que Lacan propone de la psicosis parte de situar en primer plano la relación del sujeto con el lenguaje. Por
lo tanto plantea que el inconciente está estructurado como un lenguaje. En la psicosis se trataría de un rechazo parcial de ese orden
simbólico que dejaría al sujeto por fuera del Otro. En el síntoma psicótico, el significante ha perdido sus lazos con el resto de la
cadena, se ha separado y permanece aislado, como un significante en lo Real. La psicosis es una invasión del significante. El sujeto
psicótico ignora la lengua que habla. Lacan define la posición del psicótico como la del sujeto que ha renunciado a la dialéctica de la
palabra. El psicótico es un ser hablante y como tal habita el lenguaje. La psicosis muestra, como en ninguna otra estructura, la
sujeción del ser hablante al significante. Este ser hablante es atormentado por el significante.
A partir de la concepción de la forclusión (Verwerfung), la no inscripción del significante del Nombre del Padre, establece
tiempos/fases en los que la psicosis se despliega, por lo que la Verwerfung es estructural y mecanismo de la psicosis. En principio,
lo común de todas las psicosis, sostiene Lacan, es que el sujeto se encuentra desahondado del inconciente, fuera del mismo (el
inconciente está en la superficie, es conciente) se relaciona a él exteriormente, aparece en lo Real. Por otro lado, es relevante el
planto freudiano sobre la génesis del juicio. Freud considera que se ubica a partir del interjuego entre las pulsiones de
placer-displacer, por lo que lo bueno se incorpora al yo y lo malo, lo displacentero queda rechazado; a su vez la existencia, queda
como juicio de existencia, lo que va a ser del yo y lo que va a ser de afuera. A partir de esto, se considera Bejahung a la afirmación
primordial, lo que queda dentro del aparato psíquico (incluido); y por el contrario se considera Austossung a lo expulsado del
aparato psíquico, la negación primordial. En base a esto, Lacan sostiene que para que algo sea expulsado del aparato psíquico o
negado del mismo tuvo que haber sido afirmado en un primer momento. Entonces, Freud opone Bejahung-Austossung, pero
Lacan opone Bejahung-Verwerfung (esta como expulsión primordial) y esto opera en la construcción del aparato psíquico. Así
mismo, Lacan diferencia Bejahung y Verwerfung. Por un lado, Bejahung refiere a aquello reprimido que retorna en lo simbólico, en
la cadena de significantes. Lo que es afirmado forma parte del conjunto de representaciones del aparato psíquico. Los significantes
que se afirman forman el mundo del sujeto. Estos significantes que son afirmados van a formar parte del universo simbólico del
sujeto. En oposición a esto, la Verwerfung expulsa, no admite el significante del Nombre del Padre y por lo tanto no hay retorno de
lo reprimido en lo Simbólico, sino que a causa de la forclusión el retorno se da desde lo Real, en las alucinaciones o delirios (no
formaciones del inconciente), esto debido a que el significante es excluido de la cadena de significantes, S1 suelto. En resumen, en
Bejahung el significante del Nombre del Padre se inscribe, mientras que en Verwerfung no. Lacan no establece que el significante
del Nombre del Padre está forcluido del sujeto, sino que este significante no llegó nunca al lugar de Otro (A) del sujeto. Por lo que
para que la psicosis se desencadene es necesario que el Nombre del Padre forcluido, sea llamado allí, allí al lugar del Otro (A), en
oposición simbólica al sujeto (Esquema Lambda). La función del nombre del padre consiste en la instauración de la ley en el niño.
Dicha función consiste en hacer valer la prohibición del incesto en la ligazón madre-hijo articulando ley y deseo. Entonces, lo que le
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permite a Lacan distinguir entre neurosis y psicosis no es si hay o no Bejahung, sino si hay o no forclusión. Lo relevante es si el
significante del Nombre del Padre cae del lado de la bejahung o de la Verwerfung, ya que en la neurosis también hay forclusión de
los significantes muerte y sexualidad.
Por otro lado, la Austossung refiere a la pérdida del objeto a, es la pérdida originaria en lo Real, no en lo Simbólico.
El desencadenamiento de una psicosis implica la etapa de pre-psicosis, encuentro con la falta del significante del Nombre del Padre
y con el borde del agujero del discurso. Como el significante del Nombre del Padre debe ser llamado a un lugar donde nunca
estuvo, es el Un-padre Real quien lo llama al sujeto a ese lugar, es decir el Un-padre Real se ubica en una posición tercera. El
Un-padre Real, que no es absolutamente el padre biológico del sujeto, es la caída de la identificación imaginaria que mantenía la
psicosis no desencadenada. Al mismo tiempo, se ubica el momento del desencadenamiento en la historia del paciente, es decir la
encrucijada biográfica, en Schreber se identifica este momento cuando debe asumir un cargo de gran responsabilidad, lo cual no
puede debido a que no cuenta con los títulos en el bolsillo (que habilita la metáfora paterna en el tercer tiempo del Edipo). Los
tiempos o fases de la psicosis que desarrolla Lacan son:
I. Fase 1 - Psicosis no desencadenada:
● Tiempo 0: Es el tiempo de la psicosis donde la misma se encuentra estabilizada por la compensación Imaginaria del Edipo
ausente. (Fase 1 en la diacronía). Si faltó el abordaje simbólico del Nombre del Padre lo que lo reemplaza es la
identificación imaginaria. Una identificación imaginaria, un “como si”. Lacan supone entonces, una compensación
imaginaria de la falla simbólica Edipo ausente: la forclusión del Nombre del Padre, que hace que para que se pueda acceder a
determinada posición en la existencia. Cuando el sujeto alcanza una posición sexuada, no se puede tomar vías simbólicas,
sino que se recurre a identificaciones imaginarias.
II. Fase 2 – Desencadenamiento
● Tiempo 1: Ese es el tiempo del desencadenamiento o pre-psicosis. Implica une estado de perplejidad que invade al sujeto y
presentación de los fenómenos de franja (fenómenos elementales, muy específicos y primarios). La perplejidad no remite a
la falta de un significante, sino conocer que falta un significante. La perplejidad es la sensación real ante la falta de un
significante e inaugura la pre-psicosis. Los fenómenos de franja son fenómenos elementales donde el significante se articula
de manera directa con lo real por fuera de lo imaginario. Aparecen en el borde de la estructura que solo no significa nada y
se presenta de forma aislada. Pueden ser murmullos, gritos, destellos visuales, zumbidos donde el sujeto no es agente de los
mismos, sino que lo invaden y se adueñan de su cuerpo.
Este es el momento en el que el sujeto se confronta con ese agujero que existe desde siempre, esa falla en lo simbólico:
forclusión del NP. Ocurre u retorno de lo Simbólico en lo Real sin mediación o intervención del registro Imaginario. Aquí el
Un-padre cuestiona la identificación imaginaria del tiempo 0, provocando la caída de la posición simétrica de la identificación
imaginaria compensatoria del Edipo ausente. Esto es denominado coyuntura dramática. En suma, es necesario que el
Nombre del Padre forcluido sin llegar al lugar de Otro (A) sea llamado en oposición simbólica al sujeto por el Un-padre Real.
Esto desubica los ejes Simbólico e Imaginario. Partiendo de que el significante del Nombre del padre se apoya en el eje
Simbólico para que la respuesta sintomática aparezca en lo Simbólico. Entonces, en psicosis aquello forcluido retorna desde
lo Real
● Tiempo 2: Este momento implica la psicosis clínica, el surgimiento del delirio, donde el Otro (A) toma la iniciativa sobre el
sujeto. Significación coagulada: el otro lo persigue convertirlo en mujer, castrarlo, matarlo, etc. Entonces el
desencadenamiento de la psicosis se produciría cuando el sujeto recibe, desde el campo del Otro, un llamado a responder
desde un significante que no posee.
III. Fase 3 – Modos de estabilización:
● Tiempo 3: Aquí aparece el delirio como suplencia (función) de la ausencia de la metáfora paterna. Sin embargo, el delirio
no sustituye a la metáfora paterna, sino que cumple el rol de ser otro fenómeno elemental. Aunque, el delirio puede o no
actuar como metáfora delirante. Es decir la identificación imaginaria también puede estabilizar una psicosis desencadenada.
La metáfora delirante viene a suplir la ausencia de la significación que produce la no inscripción del Nombre del Padre. La
metáfora ancla la relación significante/significado.
Lacan afirma que el sujeto es testigo de sus fenómenos que lo atormentan (fenómeno de franja, alucinación, delirio). Es de
relevancia destacar que las alucinaciones actúan como fenómenos del lenguaje y no perceptivos.
- Adolescente de Katan: Este adolescente se encuentra identificado con su amigo y hacía lo mismo que él. Este no tenía en su
estructura el significante del Nombre del Padre, es decir estaba forcluido, por lo que no tenía en su estructura significante que lo
oriente en lo sexual (títulos en el bolsillo/carretera principal). Ambos amigos se enamoran de la misma chica, y esta eligió al
adolescente de Katan, en este momento al encontrarse con el deseo del Otro se pierde la estabilización imaginaria del Edipo
ausente, es decir la identificación a su amigo. Se ubican las fases de la psicosis de la siguiente manera:
Fase 1: se identifica con el amigo y esto permite que la psicosis se mantenga compensada. Al igual que su amigo practica
una masturbación compulsiva, sugerida por su amigo y finalizada cuando este lo dice.

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Fase 2: El adolescente se comporta como si tuviera un padre severo, como su amigo.
Fase 3: Correspondiente al estado de perplejidad y confusión (pre-psicosis), que comienza con extensos ceremoniales.
Fase 4: Aquí el Otro toma la iniciativa y por consiguiente el delirio: el padre del amigo lo persigue para castrarlo. (Psicosis
propiamente dicha)
En la línea de la forclusión, Lacan señala que la Metáfora Paterna implica consecuencias en el orden del significante, del significado,
del deseo y del goce. En base a estos planos se identifican las consecuencias de la forclusión del significante del Nombre
del Padre:
I. Plano significante – Trastornos del Lenguaje: partiendo de la concepción de automatismo mental como fenómeno
elemental, donde estos fenómenos retornan en lo Real, es decir los significantes retornan en lo Real. Un ejemplo de los
trastornos del lenguaje consecuencia de la forclusión son los neologismos, ya que es un fenómeno elemental a la vez que
un trastorno del lenguaje. Estos pueden presentarse como vacíos de significación o cargados de significación sin saber la
significación, ciertas palabras cobran un énfasis especial, la significación de esas palabras no se agota en la remisión a
una significación, remiten a ellas mismas en tanto tal, la palabra pesa en sí misma. Lo importante del neologismo es que
detiene el discurso, por lo que no es dialecticable y va más allá de la palabra en sí, ya que la significación no se articula con
otros significantes. Otra consecuencia es la certeza. En esta cualquier significante podrá querer decir otra cosa, hay
metonimia en la cadena significante S2 significa al S1. Hay certeza cuando falta ese S2 y el S1 aparece sólo, suelto. La
certeza es signo del encuentro con lo real. En la certeza hay pérdida de la realidad, si bien es el signo del encuentro con
lo real.
II. Plano del significado – Ausencia de Significación Fálica: producto de la ausencia del significante del Nombre del
Padre y la no realización de la Metáfora Paterna. Hay que destacar que en un sujeto puede inscribirse el significante
Nombre de Padre, pero esto no garantiza la significación fálica vía la metáfora paterna. En el caso de la Verwerfung, la
ausencia de significación fálica es un hecho. La significación fálica implica significar como falta el agujero en el lenguaje. En
las psicosis falta el “brillo fálico” lo que provoca que el objeto no devenga causa de deseo.
III. Plano del deseo – Pauperización del Deseo: hay deseo cuando metáfora, así también el cuerpo esta sostenido en esta.
En psicosis la identificación imaginaria del Edipo ausente le puede dar al psicótico un cuerpo que no le da el significante NP.
Sin embargo, en psicosis hay deseo. Por otro lado, los objetos de las pulsiones parciales no se pierden por ausencia de la
castración. El objeto causa de deseo se coordina con la castración. Por lo que Lacan establece los objetos voz y mirada en
las alucinaciones visuales o auditivas, lo cuales irrumpen en el campo de la realidad alterándola.
IV. Plano del Goce – Infinitización del Goce: En psicosis hay un desborde del goce sin límite, debido a que el significado de
nombre del Padre es el que regula el goce y lo localiza. La Castración opera separando el goce del cuerpo, abriendo camino
al Deseo, esto no se encuentra como tal en la psicosis. El goce en la esquizofrenia va a estar desregulado en el cuerpo.
Punto de fijación en el autoerotismo, fase donde no se ubica una construcción del cuerpo, sino zonas erógenas. A
diferencia de un paranoico, donde ese punto de goce desregulado se ubica en el otro, dando lugar por ejemplo al delirio
persecutorio del paranoico.
Al mismo tiempo, la no inscripción del significante del Nombre del Padre provoca que la metáfora paterna no obre (por ende, no se
produce el Edipo, no hay ley, no hay prohibición), la regresión al estadio del espejo (compensación imaginaria) y además, el sujeto
queda ubicado en relación al universo del lenguaje por fuera del discurso, sin lazo social. En esta línea, el mecanismo Verwerfung
altera la relación significante-significado, por lo tanto la cadena significante se presenta rota. Al no estar la carretera principal, y
faltar la significación fálica la construcción delirante se hace más compleja. Cuando al sujeto se le presenta algo del orden sexual, no
tiene con qué poner palabra. En ese lugar por haber agujero, le vuelve en o real que designa de manera problemática algo de su
goce sexual.
● Caso Marrana: había desarrollado un delirio que Lacan llama de vigilancia, compartido con su madre, tenía la
persistente sensación de intrusión, de que se entrometían en su intimidad, y sobre todo en la relación simbiótica y
pegajosa con su madre. Al mismo tiempo, esta mujer tenía una alucinación verbal, un insulto: “Marrana”. Ante este insulto
la mujer responde con sonrisa cómplice: “Vengo de la fiambrería/carnicería…”, frase que se interrumpe por el insulto, es
decir esto es lo que ella pensaba antes del insulto. Lacan supone una relación del insulto marrana con “cerdo”. Aunque ella
no puede conectar un significante con el otro, lo que prueba que hay un significante desencadenado y que retorna desde
lo Real. Ella demuestra un estado de perplejidad ante el insulto marrana. El significante marrana era una proyección de su
fantasía, donde decía cerdo a los hombres en el momento sexual.
S1: vengo de la carnicería… se interrumpe por S2: marrana, la paciente no puede explicar el S1, se encuentra al borde del
agujero del discurso, frente a la ruptura de la cadena. Esto refiere a fenómenos de mensaje donde hay un intento de
dialogo que se ve interrumpido.

- Historial de Schreber -
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Primera Enfermedad 1884-85 (42 años) Segunda Enfermedad 1893-1903 (51 años)
● Septiembre 1884: Candidato al parlamento Psicosis aguda, alucinaciones y delirios.
● Octubre 1884: Internado. Ideas hipocondriacas, ● Junio 1893: Nombramiento presidente del Supremo
ataque de hipocondría Tribunal de Dresde.
● Tratado por Dr. Flechsig: “curado”, agradecimiento ● Sueño de volver a tener la enfermedad (la primera) y
hacia él. así al hospital con Flechsig.
● Junio 1885: Dado de alta ● Fantasía en duermevela: que bello sería ser una
● Enfermedad que trascurre “sin incidentes que rozaran mujer en el momento del acoplamiento.
lo suprasensible” ● Octubre 1893: Asunción del cargo. Insomnio, crujidos,
ruidos. Perplejidad.
● Noviembre 1893: Internado en la clínica de Flechsig:
empeora. Ideas hipocondriacas, ideas de persecución
(principal perseguidor: Flechsig). Intentos de suicidio.
Ilusiones sensoriales, hiperestesia, alucinaciones
visuales y auditivas, perturbaciones en la cenestesia.
Se daba por muerto y corrompido, manipulaciones en
su cuerpo, rígido e inmóvil. Insultaba a sus
perseguidores, en especial a Flechsig (lo acusa de
querer cometer un “almicidio”, querer transformarlo
en mujer para ser entregado a otro hombre como una
mujerzuela).
● Junio 1984: trasladado a la clínica de Pierson, poco
después a Sonnenstein (clínica del Dr. Weber)
● Noviembre 1895: “el cambio”. Dios como principal
perseguidor. La emasculación se vuelve al servicio del
orden cósmico, cumple un papel redentor.
● Primavera 1897: Cada vez más se va destacando el
cuadro clínico paranoico. Delirio de grandeza: ser
mujer de Dios.

Schreber pensaba que el alma humana estaba contienda en los nervios, estos vibran generando placer o displacer. A partir de
eso, Schreber considera que Dios es sólo nervio, no cuerpo, por esto es semejante al alma del hombre. Así mismo, el trato normal
de Dios con las almas sólo tendría lugar después de la muerte. La nueva vida en el más allá es la bienaventuranza, que consiste en
un estado de goce ininterrumpido. Aunque es necesario una previa purificación y examen de estos nervios humanos, los cuales
formarían parte de Dios luego. Esta purificación implica aprender el lenguaje de Dios, una lengua primitiva.
Se identifican en Schreber dos enfermedades. La primera en 1884, estando curado ya para fines de 1885. La segunda comenzó en
1893 y perdura al momento de su autobiografía. Ambas enfermedades fueron tratadas en la clínica de enfermedades mentales
dirigida por el Doctor Flechsig. La primera enfermedad se manifiesta sin ninguna complicación que rozara lo sobrenatural. Afirma
que se curó y que posterior a su primera enfermedad quedó lleno de sentimientos de viva gratitud hacia Flechsig, tanto él como su
esposa. Entre la primera y la segunda enfermedad pasan 8 años, donde Schreber vive felizmente con su esposa, lo único que los
perturbaba era el hecho de no poder tener hijos. En junio de 1893, se comunican con él para designarlo como presidente de la sala
del tribunal supremo. En esa época había tenido dos sueños. El primero fue un sueño donde Schreber tenía nuevamente su
primera enfermedad y volvía al hospital con Flechsig. El segundo fue un sueño (fantasía en duermevela) en el que era una mujer
en el momento del coito, lo cual le fue grato y ajeno. Schreber siente su trabajo muy cargado, ante esto comienza un estado de
nerviosismo y consecuentemente la ingesta de somníferos y pensamientos suicidas. Schreber colapsa en 1894 cuando su esposa
viaja, al mismo tiempo comienzas sus ideas de que Flechsig no tenía buenas intenciones hacia él. A partir de allí, las voces le hablan
intensamente. Estas voces las identifica como otras almas en comunicación con él, una especie de rayos divinos que influenciaban
sobre sus nervios, estos comandados por Flechsig. Surge la idea de emasculación, a través de lo cual podría salvar la especie
humana. También, comenzó el delirio de que Flechsig armó un complot contra él que consistía en ponerlo a merced de un hombre,
dejar su alma en poder de éste, para entregar su cuerpo, transformándolo en femenino. Esto lo llamó almicidio o muerte de su

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alma. En noviembre de 1895 aparecen en el cuerpo signos de feminización. En este punto, Schreber siente que sus nervios
dependen de una influencia externa.
Entonces el delirio de Schreber era de carácter mítico, ya que mantenía un trato directo con Dios a la vez que él era juguete de
demonios. Por otro lado, considera a Flechsig un almicida o asesino de almas. En su delirio considera que era llamado a redimir al
mundo y devolverle la bienaventuranza perdida. Aunque cree que solo lo conseguiría luego de ser mudado de hombre a mujer,
delirio de emasculación. En principio la emasculación era con el fin de ser abusado sexualmente, luego toma el propósito de
salvación humana. En este sentido, primeramente Schreber tiene un delirio persecutorio, donde entregarían su alma y cuerpo para
que un hombre abusara sexualmente de él y luego morir, aquí considera a Flechsig como aquel a quien se lo entregarían. Schreber
rechaza la idea por lo que prefiere morir, aparecen las voces que lo atentan a suicidarse. Dios se ubica fuera de la Ley, de esta
manera Schreber sale victorioso del complot en su contra. Luego, al tener un propósito superior, el delirio es religioso de grandeza,
donde la emasculación se presenta como fecundación a través de los rayos divinos, ser la mujer de Dios. Esto ubica a Dios como uno
personal para Schreber, donde él es un puro nervio infinito que se conecta a través de los rayos divinos. A su vez, creía que Dios al
crear algo deposita parte de si en él, por lo que al morir esa parte de Dios vuelve a él. Admite que Dios es un Dios de muertos,
porque solo trata con ellos y no comprende a los vivos, por esto considera a Dios como el maquinador, junto con Flechsig, de un
complot contra él. Por lo tanto, Schreber acepta la emasculación, necesaria para el orden cósmico, él prefiere volverse mujer antes
que volverse loco. Schreber no tiene dudas de que está siendo transformado en mujer, pues ofrece su cuerpo a la ciencia para ser
estudiado, él tenía la certeza de sus cambios, de tener órganos femeninos. Ofrecerse a Dios como mujer (Bienaventuranza
femenina) le sirve a Schreber como estabilización.

- Análisis clínico del caso Schreber -


En un primer momento Freud relaciona los autoreproches, desconfianza y alucinaciones con el abuso del mecanismo proyectivo en
la Paranoia. Con el historial de Schreber introduce la teoría de la homosexualidad sostenida por el concepto de narcisismo. Desde
allí plantea al delirio como una reconstrucción del mundo interior del paciente. El delirio tiene una función, y es la de reconstruir,
restablecer, remediar lo destruido en el interior de la vida psíquica del paciente. La paranoia es la forma de defenderse de una
moción homosexual.
Schreber consideraba a Flechsig un hombre importante en su vida, tenía admiración y agradecimiento hacia él, pues ayudo en la
cura de su primera enfermedad. Cuando Flechsig ya no se ocupa de salud y la enfermedad de Schreber, este comienza con el delirio
de que Flechsig lo quiere transformar en mujer para robar su alma (almicidio) y abusarse de él (certeza). En este sentido, el tono
del sentimiento es transformado hacia lo contrario, pasa de un “yo lo amo” a un “yo lo odio” y luego a un “él me odia” mediante el
mecanismo de proyección. Es en este momento el comienzo del delirio, cuando el otro toma la iniciativa. Al mismo tiempo es este
delirio un intento de cura y un intento de recobrar la relación perdida con el mundo. En el periodo de desencadenamiento de la
segunda enfermedad Schreber tuvo dos sueños relevantes para Freud. Primero tuvo un sueño en el que volvía a tener su primera
enfermedad y era internado en la clínica de Flechsig. Luego, el segundo sueño, en realidad una fantasía en duermevela, consistía en
lo hermosos que sería ser una mujer en el momento del coito. Freud sostiene que en el primer sueño aparece la añoranza de volver
a ver a Flechsig. En este sentido se instala el rechazo de la fantasía femenina, presente en la fantasía en duermevela. Un avance de
libido homosexual (amor hacia un hombre) fue el ocasionamiento de la enfermedad. Desde el comienzo, el objeto de esa moción
homosexual fue Flechsig, y la revuelta contra ésta produjo el conflicto en el cual se engendró la enfermedad (deseo reprimido).
Schreber aplica una resistencia Yoica hacia esa fantasía de deseo femenina y la lucha defensiva escogió la forma del delirio
persecutorio mediante el mecanismo de proyección. El deseado devino entonces perseguidor, y el contenido de la fantasía de
deseo pasó a ser el de la persecución.
Posteriormente, en el delirio se sustituye Flechsig por Dios, lo que aparenta ser la solución del conflicto y una aparente salud. Ser la
mujer de Dios le resulta más soportable al Yo. El yo es resarcido por la manía de grandeza (delirio de grandeza, salvar a la
humanidad) y a su vez la fantasía de deseo femenino ha sido aceptada. Ante el cuestionamiento sobre el pasaje de Flechsig a Dios,
Freud sitúa a ambos en una misma serie. Ambos son amados por Schreber, al igual que su padre (médico psicopedagogo) y
hermano (se suicidó). Si el perseguidor fue anteriormente una persona amada, Dios también es el retorno de otra persona amada
más sustantiva, el padre. En esta línea, Freud ubica al delirio dentro del terreno del complejo paterno. Ocurre la transferencia
padre-Dios, conflicto paterno-conflicto con Dios, esto se traduce: conflicto infantil con su padre amado.
El delirio persecutorio se presenta como algo que desencadena la estructura, rompe y trae padecimiento. El delirio de grandeza
implica un viraje que se presenta como estabilizador, como solución, apacigua los fenómenos del goce desregulado. Aunque a Freud
le resulta ilógico que si Dios es el sustituto del padre, no regule ni limite el goce de Schreber, sino que le exige un goce continuo. La
castración ha prestado su material a la fantasía de deseo de convertirse en mujer. Freud destaca que la idea de convertirse en una
mujer lo reconcilia con el hecho de poder concebir un hijo, puesto que no había podido hacerlo con su mujer y necesitaba dejar en
la tierra un descendiente ya que el honor que conlleva su apellido se lo exige. Ser la mujer de Dios marca un borde para Schreber,
limita espacial y temporalmente los fenómenos de goce desregulado. Acota y ordena porque ser la mujer de Dios le da un nombre

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al ser del sujeto, un lugar, una localización. A su vez, reorganiza las significaciones. Esto suple la operación del significante del
Nombre del Padre. Dios martiriza a Schreber con los milagros y las voces constantemente. Entonces, la relación con Dios se lee por
dos vías: la relación burlona y la de veneración. En la primera, Dios se une a Schreber, se conecta a él a través de los nervios, al
mismo tiempo lo hace escuchar voces; esto le es permitido solo a Dios. En la segunda, se sexualiza la relación con Dios, la
emasculación implica una demanda del otro y también la castración.
Finalmente, el delirio de ser la mujer de Dios es el que estabiliza el padecimiento de ser perseguido por Flechsig. Es preferible ser la
mujer de Dios para salvar a la humanidad que asumir el deseo de ser la mujer de Flechsig. La defensa ante la fantasía de deseo
homosexual fracasa en el delirio. El papel del deseo homosexual es la contracción de la paranoia. . En el narcisismo se toma al yo
como primer objeto de amor. Si el yo es el primer objeto de amor, la primer elección de objeto es homosexual. Está hecha a
semejanza del propio cuerpo. La elección homosexual narcisista es una elección realizada en base a la propia imagen. La proyección
no desempeña el mismo papel en todos los tipos de paranoia. Por lo tanto, Freud decide abandonar el estudio de la proyección
como mecanismo de formación de síntomas.
En resumen, el delirio en Schreber se desarrolla en fases: la persecutoria, la de sustitución y la de transformación.
Síntoma Fantasía Homosexual Entra en conflicto con… Justificación
Inconciente
Delirio de persecución Yo lo amo Yo no lo amo Pues lo odio: cambio de
verbo.
Por proyección: él me odia,
me persigue.
Delirio de erotomanía Yo lo amo Yo no lo amo Pues yo la amo: cambio de
objeto
Por proyección: Ella me
persigue porque me ama.
Delirio de celos Yo lo/la amo Yo no lo/la amo Pues ella/él lo/la ama: cambio
de sujeto.
Yo no soy quien lo/la ama, es
ella/él quien lo/la ama.
Delirio de grandeza Yo lo amo Yo no lo amo Pues me amo a mí: se niega
toda la frase.
Yo no amo en absoluto, yo no
amo a nadie. Yo me amo solo
a mí.

- Nudos de la psicosis - Joyce - Sinthome -


1- Nudo del Instinto. 2- Nudo del Ser Hablante.
Implica el La particularidad que tiene el registro
entrelazamiento de los simbólico como un tercer registro en
registros Imaginario y el nudo del ser hablante es
Real, donde uno pasa por justamente que es un lenguaje que
dentro del otro. El instinto en sí mismo no tiene ninguna
en lo real del cuerpo, se desencadena a partir de las finalidad, que en sí mismo no sirve
imágenes. El instinto del animal es un instinto muy simple para nada, que solamente va a
cumplir una función de comunicación. Los 3 registros sueltos,
momento mítico, momento mítico, podría dar cuenta de ese instante
de llegada al mundo del ser hablante, donde no hay nada parecido a
una unidad. Es decir, en Freud el autoerotismo.

3- Lapsusu 4- Lapsus estrutural en la Parafrenia.


estructural en la El lapsus se situa
Esquizofrenia. entre los registros
El anudamiento de los Imaginario-Simbólico,
tres registros es un por lo que el registro
nudo borromeo donde Real se suelta. En este
ninguno pasa por el caso no hay
agujero del otro. Pero fragmentación, hay unidad. En este caso el sujeto no tiene cuerpo
no es posible, siempre ocurre un lapsus, una falla en el donde echar su semblante, no hay preocupación por la coherencia
anudamiento. A nivel estructural es la manera en la que

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se traslada al nudo del parletree, la falta en ser, al ser de los dichos, no hay Real en lo que el sujeto ancle. El registro Real
hablante le falta el ser, hay algo que falla en él. Lapsus da consistencia, vuelve al mismo lugar y posibilita lo serio de la serie.
remite entonces al inconsciente, remite a la equivocación y
a la vez también es un error en la confección del nudo.
En el cruce Simbólico-Real ocurre el lapsus estructural en
la Esquizofrenia, por lo que el registro Imaginario se suelta.
Si no aparece un cuarto redondel que amarre el lapsus la
psicosis se desencadena. El registro Imaginario es definido
por Lacan como la consistencia. La consistencia es lo que
une, es lo que mantiene juntos los registros, es una función
de unificación. Entonces en la esquizofrenia
desencadenada se encuentra el cuerpo fragmentación del
cuerpo. a nivel del cuerpo, sueltamiento de la imaginario
se manifiesta como fenómenos de fragmentación corporal.

5- Lapsus estructural en la 6- Nudos Mania y


Psicosis Melancolía.
Maniaco-Depresiva. A partir de la psicosis
Aquí el lapsus se da entre los maniaco-depresiva ocurren dos
registros Imaginario-Real, posibilidades, una vez que se
consecuentemente el suelta el registro de lo
registro Simbólico se suelta. Hay entonces una simbólico, una que va a dar
interpenetración entre imaginario y real. cuenta de la manía y otra de la
melancolía. En estos hay giros en los registros anudados Imaginario o
Real. Si lo Imaginario se impone ante lo Real se presenta la Manía. Lo
que caracteriza a la manía es la prevalencia de la imagen narcisista,
ocurre también una inflación narcisista donde el maníaco es un puro
imaginario que arrasa sobre lo real del objeto. Por el contrario, en la
meláncolia desencadenada, que es el arrasamiento de lo Imaginario
por lo Real, desde allí se ubica la identificación del melancólico con el
objeto como resto, como desecho.

7- Nudo de la 8- Trébol Paranoico.


Paranoia. El nudo de trébol corta el nudo borromeo. El
No es identificable el trébol paranoico es una continuidad entre los 3
lapsus. registros. Nada se puede soltar salvo que se
corte, es una única cuerda. Los tres registros son
uno solo, la paranoia es la personalidad, es
decir que no se distingue su Simbólico su Imaginario y su Real, se
vuelven equivalentes.

9- Sinthome Joyceano.
Joice crea un Sinthome que le sirve como borde para que lo Imaginario no se suelte. El
Sinthome genera un cuarto círculo en el lugar del lapsus, lo que impide que algun registro se
suelte.

Lacan identifica en Joyce el entrelazamiento de los registros Simbólico y Real, ubicando lo Simbólico por encima de lo Real,
consecuentemente el registro Imaginario se suelta. Esta soltura de lo Imaginario produce un desprendimiento del cuerpo y palabras
impuestas desde lo Real. Este punto de error es el lapsus, Joyce en ese mismo lugar de falla forma un Sinthome el cual le sirve como
broche para que lo imaginario no se suelte, un cuarto circulo que enlaza lo Imaginario a lo Simbólico y lo Real. Lacan sostiene que el
Sinthome no hace del nudo nuevamente un nudo borromeo, sino que se mantiene en una posición que hace que ese nudo se
parezca a uno borromeo y así reparan el nudo, aunque estos anudamientos pueden darse en cualquier cruce de registros lo
particular del Sinthome es que se ubican en el lugar del lapsus. El Sinthome no es el síntoma. El síntoma implica un goce que se
basta a sí mismo, al mismo tiempo que es definido como metáfora.
De esta manera, permiten la no equivalencia y la relación sexual. Lacan sostiene que en Joyce el EGO es lo que corrige la relación

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entre registros, su relación con el arte, la escritura, con la palabra, ya no es la palabra que se impone, su trabajo, sino el trabajar de
la palabra; y así mismo, su nombre James Joyce, el redentor, el artista.

Tercer conjunto

En un primer momento Freud, considera que la causa de las Neurosis es el mecanismo de defensa operando frente un
representación inconciliable de etiologia sexualinfantil (vivencia de seducción), esta opera violentamente en el sujeto que lo vive
pasiva o activamente, lo relevante es que ante esto desconocido el niño debe apropiarse de la representación lo cual le resulta
traumático. En el caso de la histeria se trata de una vivencia de pasividad (vivencia sexual pasiva displacentera). En la obsesión, por
el contrario, se trata de una acción sexual realizada con placer y donde el niño tiene un papel activo (vivencia sexual activa
placentera). Esta vivencia ocurre primeramente en la línea temporal, reprimida, pero la misma se resignifica como traumática tras
un segundo momento, en una segunda vigencia en la pubertad. En el caso de la Neurosis Obsesiva, la segunda vivencia resignifica la
primera retroactivamente anudándose un reproche, hay un recuerdo traumático pero tiende a ser sustituido por otro donde
aparece él activo llevando a cabo la agresión sexual. En cuanto al mecanismo que sigue a la defensa en la formación sintomática. En
la obsesión se da el falso enlace: la defensa separa el afecto de la representación y este afecto se desplazará a otras
representaciones del ámbito psíquico (del pensamiento). En la histeria se trata del fenómeno conversivo, de un salto de lo psíquico a
lo somático. Entonces, el Yo se defiende de una representación inconciliable, intolerable a la conciencia, y el afecto, producto de un
exceso de excitación, crea un falso enlace (Neurosis Obsesiva donde el monto de afecto permanece en el ámbito psíquico) o se
traspone en alguna parte del cuerpo formando una Histeria de conversión. Lo relevante es que la conversión tiene un nexo con la
vivencia traumática.
Fases/periodos de la Neurosis Obsesiva:
I. Vivencia de seducción sexual e inmoralidad infantil, el niño es tomado como objeto. Reproches ligados a la agresión sexual
hacia el otro sexo.
II. Ingreso a la maduración sexual. Retorno. Defensa primaria: formación de compromiso, reproche/censura, desconfianza,
temor, vergüenza.
III. Periodo de salud aparente, hay sostén, defensa lograda, Lacan: sinthome.
IV. neurosis propiamente dicha. Retorno de lo reprimido (desfigurado y condensado), fracaso de la defensa, de la represión.
Aparecen las ideas obsesivas que se imponen a la conciencia. Se reacciona ante las ideas compulsivas, estas se sostienen en
el trauma, es decir algo actual reemplaza a lo obsesivo. Aparece el reproche como tal con efecto displacentero,
hipocondría, vergüenza, angustia social, angustia religiosa. La defensa es secundaria, los rituales son lo compulsivo, no el
reproche. esta defensa secundaria son los ceremoniales, rituales de parte del Yo contra los retoños de lo reprimido.

En la segunda nosología (1900-1915), Freud distingue las neurosis de transferencia de las narcisistas. En este momento de su obra,
Freud deja de encontrar en el trauma la causa de las neurosis. En el lugar del trauma,establece a la fantasía como productora de
síntomas patológicos. El trauma por un lado es un episodio realmente acontecido en la niñez, un suceso pasivo o activo
resignificado en la madurez sexual, el recuerdo tiene un efecto traumàtico expresado en el síntoma, por descarga de un exceso. Por
otro lado, la fantasía, fantasma en Lacan, implica algo traumático en la sexualidad misma, implica a la pulsión. La fantasía no es
opuesta a la realidad, sino que se trata de la realidad psíquica. La fantasía es como un intento de solución, de elaboración de la
verdadera cuestión problemática que es la pulsión. Las fantasías son formaciones psíquicas, cumplimientos de deseos, algunas de
ellas concientes (sueños diurnos), otras inconcientes y otras reprimidas. La fantasía icc mantiene un vínculo con la vida sexual de la
persona. Por lo que lo traumático es la sexualidad no la fantasía en sí. Esta sexualidd refiere a la infantil, perversa y polimorfa,
aquella satisfacción sexual en principio autoerógena, satisfacción parcial de las pulsiones, luego se fusiona con la fantasía, ocurre
una soldadura y se relaciona a la representación del deseos respecto del objeto de amor, es decir se sostienen en el complejo de
Edipo. En este segundo momento el síntoma es una sustitucion, la expresion de un cumplimietno de deseo, la realizaciond euna
fantasia, sirve de satisfación sexual, figura parcialidad de la pulsión, es el retorno de un modo real de satisfacción infantil; y es la
solución de compromiso entre la instrancia represora y lo reprimido que quiere expreasarse. El síntoma entonces funciona como

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mensaje, tiene un sentido sexual libidinal, es un nuevo modo de satisfacción, es decir funciona como producto, hay un goce en el
síntoma. La fantasía primordial funciona de apoyo a la libido a llegar a sus orígenes inconcientes, puntos de fijación (solución
somática), esta alude a la seducción por un adulto, a la vez que se acompaña de la idea de haber escuchado el coito y la amenaza de
castración.
La solicitud somática refiere a la demanda del cuerpo, a pensamientos reprimidos que se sirven de una parte del cuerpo (punto de
fijación pulsional), es la cara Real de un síntoma. Implica una pre condición somática.
Entonces en el primer momento el camino al síntoma es: vivencia 1 → represión → pubertad → vivencia 2 → trauma/síntoma; en
el segundo momento es: pulsión → fantasía → represión → síntoma. De esta manera lo reprimido no son recuerdos sino fantasias.
● En la histeria el síntoma es la histeria de conversión:
-El sujeto reprime las fantasías y en su lugar aparece el síntoma en el cuerpo
-Va todo en simultáneo, no es dos tiempos.
-Formación sustitutiva como éxito de la represión: ha logrado mantener los contenidos reprimidos alejados de la cc.
-Formación de síntoma como fracaso de la represión: lo tiene que pagar con un síntoma en el cuerpo.
● En la neurosis obsesiva el síntoma son las formaciones obsesivas:
-Va todo en sucesivo, hay dos pasos.
-Formación sustitutiva como éxito de la represión: períodos de “salud aparente”, como “rasgo del carácter”. Formación
reactiva es una formación sustitutiva. No es una formación del síntoma.
-Formación de síntoma como fracaso de la represión: sólo en momentos de fracaso de la defensa primaria hay formación
de síntomas en la defensa secundaria y está contrainvestida (algo en contra de la moción pulsional).

En un tercer momento, Freud define que las neurosis son una consecuencia de la castración. También, destaca a la identificación
como operador que incide en la formación de síntoma. La identificación es el más temprano enlace afectivo con el otro “la más
temprana exteriorización de una ligazón afectiva con otra persona” y desempeña un papel en la prehistoria del Complejo de Edipo.
En un primer momento, el varón manifiesta interés hacia su padre, lo toma como ideal. Contemporáneamente a esta identificación
con el padre, el varón emprende una investidura de objeto de la madre. Muestra así dos lazos: con la madre una investidura sexual
de objeto; con el padre una identificación. Ambos coexisten un tiempo sin influirse, posteriormente se desarrolla el complejo de
Edipo. El niño nota que el padre le significa un estorbo junto a la madre, entonces su identificación con él toma una tonalidad hostil.
Entonces, hay dos tipos de relación con el otro, la identificación (querer ser como) y la elección de objeto (querer tener al otro).
Freud establece seis tipos de identificaciones: una primaria y 5 segundarias (al objeto amado, al objeto odiado, a la situación, en un
tipo de homosexualidad y en la melancolía). La identificación, sostiene Freud, es una exteriorización que da cuenta de una ligazón
afectiva con otra persona. Las secundarias lo son porque implican una identificación edípica y la renuncia a los padres como objetos.

Caso Dora
4 años: escena del chupeteo y la oreja del hermano
6 años: tuberculosis y traslado a ciudad B
7 años: Dora sufre enuresia
8 años: Dora sufre disnea (asma)
12 años: Padre sufre ataque de confusión, parálisis y perturbación
Dora sufre de migraña y tos
1er encuentro con Freud
14 años: Escena del beso con el Sr. K. Presión de genitales, presión en el tórax
16 años: Escena del lago (desencadenamiento). Dora sufre tos y afonía
17 años: Apendicitis
18 años: Traslado a Viena
Ataque histérico: la usan como objeto de intercambio (angustia que encadena)
2do encuentro con Freud
Viene como reivindicadora al padre y empieza a toser
El tratamiento fue concluido abruptamente por la misma paciente

Dora presenta síntomas neuróticos desde hace 8 años: disnea, tos nerviosa, entre otras cosas. Su familia había establecido una
amistad íntima con un matrimonio: la Señora y el Señor K (y sus hijos). El señor K se había mostrado siempre amable hacia Dora, le
hacía obsequios. La relación con la Sra. K también era buena, aunque durante los ratos libres ella leía y comentaba relatos eróticos
con Dora, leía novelas de contenido erótico. El padre de Dora mantenía cierta relación amorosa con la Sra. K. Dora atendía a los hijos
del matrimonio. En este sentido, el padre de Dora la entrega para que cuide a los hijos de la Señora K para él poder estar con ella. La

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pregunta que se hace Dora es: ¿qué tiene la señora K que tiene la atención de su padre y del señor K? ¿Qué es ser una mujer?, es
decir se pregunta por la feminidad. A lo largo de sus momentos compartidos con los K ocurren dos escenas importantes para el
desarrollo de su neurosis:
● ESCENA DEL LAGO: durante una caminata por el lago, el Sr. K había osado hacerle una propuesta amorosa a Dora
diciendo “ya sabe usted que mi mujer no significa nada para mi”. Dora responde con un cachetazo y se va. Cuando el padre
pidió cuentas acerca de esto, este desconoció toda acción y arrojó sospecha sobre Dora. Entonces Dora le pide a su padre
que rompa todo vínculo con la familia K, él no lo hace porque piensa que todo lo dicho es una fantasía de su hija. A partir
de aquí, Dora se pone en una posición reivindicadora, diciendo algo así como que “mi padre me ofrece como un regalo al
señor K”. De esta manera, Dora considera que su padre la entrega como moneda de cambio: ella estaría con el Señor K
para así su padre poder estar con la Señora K.
Es en este momento donde Lacan ubica que Dora le confiere a la Señora K el saber acerca de la feminidad.
En este momento Dora empeora con los síntomas y su padre decide mandarla con Freud.
● ESCENA DE LA TIENDA: cuando Dora tenía 14 años fue a la tienda del Señor K. estando solos, él bajó las cortinas, fue
hacia donde estaba Dora y la estrechó contra sí y le dio un beso en los labios. Dora sintió asco y corrió hacia la escalera. No
obstante, el trato con el Sr. K prosiguió. Aca Freud identifica un desplazamiento de zona, un desplazamiento de la
sensación: en lugar de la sensación genital le sobrevino la sensación de asco de displacer, asco. Lo cierto es que el asco
devino de la presión del pene erecto que chocó contra su vientre (aunque ella resaltaba una presión en el brazo). ç
Dora enfermaba cuando el Señor K no estaba, y sanaba cuando él volvía. Por otro lado, los reproches de Dora a su padre se
relacionaban a la relación de este con la Señora K, aunque Dora cuidaba a los hijos de los K para que la señora K y su padre
estuvieran juntos, esto le permitía a ella estar más tiempo con el Señor K, sostiene que está enamorada aunque lo negara. Las
acusaciones contra el padre se repetían en el análisis, y cuando lo hacía, tosía. Freud supuso que ese síntoma tenía un significado
referido al padre. Un síntoma significa la figuración de una fantasía de contenido sexual. Freud insistió en la Señora K que sólo
amaba a su padre por ser un “hombre de recursos” se ocultaba la contraria: que el padre era un hombre sin recursos. Esto podría
entenderse sexualmente: era impotente. Dora sabía que hay más de una manera de satisfacción sexual. Con su tos espasmódica, se
representaba una situación de satisfacción sexual entre el padre y la Sra. K (fantasía de fellatio, sexo oral). Entonces, el síntoma de
la tos está relacionado con el amor edípico al padre. De esta manera, Dora desarrolla una fantasía inconciente que se expresa a
través de la sensación en la garganta y la tos. Dora en su infancia había sido una chupeteadora (nexo/conexión sexo oral al pene →
chupeteo, erotización de la zona oral). El chupeteo de Dora provocó, en la infancia, la activación de la zona erógena oral, es decir la
excitación pulsional de la zona oral. El chupeteo se relaciona estrechamente con la tos, su síntoma histérico dirigido a su padre y con
índole sexual.
Dora sentía y obraba como una mujer celosa. Ocupaba el lugar de la madre. En la fantasía referida a la tos, ella ocupaba el lugar de
la Sra. K. Así, se identificaba con dos mujeres amadas por el padre.
Mientras Freud sostiene que Dora se identifica a la Señora K por ser el sujeto de interés de su padre, Lacan sostiene que Dora se
identifica a su padre y al Señor K. La Señora K no era solo un objeto de celos, sino que Dora se interesaba en ella. La pregunta sobre
qué es ser una mujer, es decir sobre la feminidad, le genera angustia a Dora ya que no tiene respuesta ante la misma, la respuesta la
tiene la Señora K, es eso que ella representa. Entonces, Dora se identifica virilmente, se identifica a su padre y al Señor K y desde allí
se responde. Dora no hace síntoma porque su amado se va, sino que hace síntoma porque se topa con la angustia que le genera la
pregunta sobre la feminidad al estar con la Señora K. En suma, Dora ante la confrontación de la pregunta histérica sobre el misterio
de la feminidad, a la cual no puede responder y la Señora K si, se identifica virilmente evitado responder, no respondiendo a su
deseo de saber qué es ser una mujer, haciendo síntoma cuando se confronta a su deseo: la Señora K (una mujer con respuesta).
(sueños de Dora agregar)
La pregunta sobre qué es ser una mujer estructura la neurosis de Dora y su fantasma, al mismo tiempo la posiciona en lo simbólico,
en la posición sexuada. La pregunta es un intento de simbolización del genital femenino, aunque lo femenino escapa a la forma
fálica, no es lo femenino la feminidad. Lacan ubica una ausencia de goce femenino. Esta pregunta es fundamental en la histeria,
sostiene Lacan. Dora se pregunta por la feminidad porque no llega a ser mujer, ella quiere saber qué es serlo y la Señora K lo sabe,
es decir es una pregunta por el propio ser donde el significante es incapaz de representarlo, hay un agujero en el saber. El
significante da la estructura de la pregunta neurótica doble y paradójicamente: a nivel del significante y a nivel del ser existencia
(aunque no se puede responder). El significante está ausente, es decir hay agujero, aunque se localiza en lo Real. Lo paradójico es
que el significante introduce la dimensión de la sexualidad (o de la muerte en la neurosis obsesiva) aunque no puede dar cuenta de
la sexualidad (o muerte). El significante es pregunta para el sujeto porque no puede darle respuesta por su acto (escena del lago:
Dora huye del Señor K). La respuesta a esta pregunta se da mediante la identificación yoica. En la histeria, la identificación viril
constituye el medio para intentar producir una respuesta a esa pregunta. Esta problemática encuentra su raíz en la ausencia de un
significante de la mujer, carencia que impide que ésta acceda a la feminidad por medio de la identificación con un significante, ya
que no existe ninguno que se preste a tal función. En base a Lacan, Dora se identifica virilmente al Señor K, es decir su identificación
es masculina, el Yo de Dora es el Señor K. Es a partir de este momento donde Dora resuelve el misterio de la feminidad, responde

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su pregunta. El síntoma se pone en juego precisamente cuando la pregunta neurótica pierde su sostén fantasmático. Si la afonía
de Dora se produce en las ausencias del Sr. K, razona Lacan, es porque ella pierde "ese punto externo de identificación
imaginaria" que este encarna, siendo dejada "directamente en presencia de la Sra. K". Se entiende que la Señora K es el objeto de
deseo porque es ella quien encarna para Dora al objeto de deseo de su padre (Otro).
El síntoma no puede ser interpretado directamente, se necesita de la transferencia, o sea, la introducción del Otro.

CASO HOMBRE DE LAS RATAS


El hombre de las ratas (Paul) tuvo dos gobernantas: la señora Peter y otra, lo relevante de esto es que de niño Paul tenía el deseo de
ver mujeres desnudas (escena fantasmática), él miraba por debajo de las faldas de ellas, pulsión de ver. Este deseo no es obsesivo,
no tiene efecto penoso. En cambio, el temor obsesivo implica un conflicto con el deseo e impulsos o acciones de defensa. El deseo
de ver mujeres desnudas se anuda a un pensamiento en referencia al padre: “si yo tengo el deseo de ver mujeres desnudas mi
padre tiene que morir” (deseo martirizador). Entonces, se pone en juego algo de la ley y el deseo, el parricidio. El caso de Paul es
una Neurosis Infantil ya que la construcción y lectura es posterior, esto es contrario a Hans que su neurosis es en la infancia. El
reproche de Paul es el de ser un criminal, por desearle la muerte al padre inconcientemente, por ser un perturbador del goce
(amor-odio al padre). Uno de los actos compulsivos de Paul era poner y sacar piedras del camino por donde pasaría la dama,
amor-odio a ella. Se observa una acción que se cancela por otra, producto de un conflicto entre mociones opuestas amor-odio
(hostil). El padre de Paul se casa con una mujer rica, pero antes estaba con una mujer pobre, por lo que se ubica como deudor en el
amor, deudor hacia la mujer pobre que amaba. Al mismo tiempo, se ubica una deuda al teniente A de 3.80 coronas. Lo que
despierta la neurosis de Paul es el plan marital, él oscilaba entre dos mujeres, una rica y una pobre (como su padre). Una vez muerto
su padre entre las 00 y a 1 de la mañana Paul abría la puerta y se miraba el pene en el espejo, esto sostiene dos aspectos en
relación a su padre: sometimiento y desafío, sometimiento porque cuando su padre regresaba lo veía estudiar, y desafío porque lo
espera desnudo. Una vez su neurosis se desarrolla el deseo tiene un efecto penoso: “si tengo ese deseo mi padre morirá”.
Escena infantil: el padre le pega a Paul, quien a modo de insulto le dice palabras como lámpara o pañuelo. El padre deja de pegarle
y le dice: “este hombre será un gran hombre o un gran criminal”. Este es un relato de la madre y la causa de esta reprenda es que
Paul habría mordido a alguien.
El relato del tormento de las ratas despierta en Paul el erotismo anal. La palabra ratas en su traducción oficial significa cuotas, hijas
o casarse, dependiendo si se le agrega una t. Si Paul no devuelve al teniente A las 3.80 corona el tormento de las ratas (contado por
un militar) le ocurriría a su padre (ya muerto) y a su amada. En este sentido, Paul se identifica con su padre como deudor. Es decir,
no es su padre, sino que se identifica a un rasgo de él: el de ser deudor de dinero y en el amor.
En la neurosis obsesiva la vivencia traumática se vive activamente (satisfacción pulsional sabida), acompañada de una desmezcla
pulsional (odio y amor), el Yo no soporta la posición de odio, posición ambivalente que coloca al sujeto frente a la castración, el
amor funciona como suplencia de la castración (suposición de completud). Por otro lado, la fijación es en la etapa sádico-anal de
libido. La neurosis es una respuesta a la angustia de castración, esto es a su vez el motor de la represión, un mecanismo de defensa
entre otros. En el relato del obsesivo se identifican temores, impulsos y prohibiciones producto de la culpa por función activa en la
vivencia traumática. En la neurosis obsesiva el síntoma presenta una situación sin salida, ya que el neurótico genera el síntoma para
defenderse de la representación, pero eso no es suficiente, el sujeto debe defenderse del síntoma (defensa secundaria). Contrario
es el caso de la histeria, donde el síntoma si es suficiente para defenderse de la representación inconciliable. Que la experiencia
sexual sea activa genera una sexualización de los recuerdos, es decir fantasear sobre la infancia sexualiza los recuerdos.

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