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Para hacer el pergamino más estético o más adecuado para los escribas, se utilizaban

tratamientos especiales. Se frotaba piedra pómez en el lado de la carne de la piel mientras


aún estaba húmeda y tensada en el bastidor, para hacerla más suave y que así las tintas
penetraran mejor en las fibras.

También se usaban polvos y pastas de compuestos de calcio para ayudar a eliminar la grasa
y evitar que la tinta se corriera. Para hacer que el pergamino fuese liso y blanco, se frotaban
las pieles con pastas finas (de grano de almidón o de fécula) mezcladas con cal, harina,
claras de huevo y leche en las pieles.

Meliora di Curci en su artículo “La historia y la tecnología de la fabricación de


pergaminos” señala que el pergamino no siempre fue blanco. “Cennini, un artesano del
siglo XV proporciona recetas para teñir el pergamino y la vitela de una variedad de colores
que incluyen el púrpura, el índigo, el verde, el rojo y el melocotón".

El Códice Argenteus y el Códice Vercellensis de la Alta Edad Media, el Códice Aureus de


Estocolmo y el Códice Brixianus son ejemplos de una gama de manuscritos lujosamente
elaborados, todos ellos en vitela púrpura, en imitación a los ejemplares bizantinos, como los
Evangelios de Rossano, los Evangelios de Sinope y el Génesis de Viena, que al menos en
una época se cree que estaban reservados para las órdenes imperiales.

Durante los siglos VII a IX, muchos manuscritos de pergamino anteriores fueron limpiados
y raspados para que pudieran ser reescritos de nuevo, y a menudo, la escritura anterior
todavía puede ser leída. Estos pergaminos reciclados se llaman palimpsestos. Más tarde,
nuevas técnicas más exhaustivas de limpieza de la superficie harían desaparecer
irremediablemente el texto anterior.

Uso de Vitela en la Encuadernación

La vitela se usaba comúnmente en la encuadernación de libros. Se podía usar para cubrir un


interior de madera o cartón, o sola sin ningún tipo de soporte. Muchas encuadernaciones de
vitela son sencillas y no están decoradas. La vitela se usaba a menudo para cubrir libros
menos valiosos u ordinarios.

Sin embargo, podía ser decorada de varias maneras. El golpe en seco (relieves realizados
mediante la presión de un molde) o la impresión de un diseño en vitela húmeda (o cuero)
con un punzón caliente o un rodillo, era una forma común de decorar
libros encuadernados en este material.

A veces se decoraban con color dorado. Una técnica decorativa inventada a finales del siglo
XVIII, implicaba el uso de vitela muy fina y transparente. Un cuadro escénico, un escudo
de armas, un retrato u otro diseño, se pintaba en la parte interior de una lámina de vitela
translúcida.
Esto protegía la pintura de manchas o daños por manipulación. La encuadernación también
se decoraba con golpe en seco y decoraciones doradas. Este tipo de encuadernación,
llamada así por la familia de libreros/encuadernadores que la crearon y la vendieron, se
conoce como encuadernación “Halifax”.

Debido a que la vitela era cara, no era raro que las viejas páginas de los manuscritos se
reutilizaran para hacer encuadernaciones. Se han recuperado varios manuscritos valiosos e
importantes de antiguas encuadernaciones.

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