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Introducción
Las enfermedades exantemáticas son un grupo de patologías - generalmente infecciosas - cuya manifestación más
característica es una erupción cutánea, asociada a una enfermedad sistémica (1,2). Estas enfermedades continúan
siendo un motivo de consulta frecuente en Atención Primaria (1).
La piel es un elemento fácilmente accesible para su exploración, sin embargo, tiene una capacidad limitada de
respuesta, lo cual conlleva que los exantemas tengan una presentación cambiante; no son patognomónicos de una única
patología y, por tanto, sólo constituyen un signo clínico que nos puede ayudar a diagnosticar la enfermedad (2).
Las características del exantema son la pieza fundamental de la evaluación, las que deben sumarse a los antecedentes
epidemiológicos, las manifestaciones clínicas acompañantes y los hallazgos al examen físico. En la mayoría de los
casos, no es necesario realizar exámenes complementarios para hacer un diagnóstico (3). En general se trata de
enfermedades de evolución auto limitada, sin embargo, realizar un diagnóstico certero puede tener importancia tanto
epidemiológicas (contagio a población de riesgo - inmunodeprimidos o mujeres embarazadas) (3), como para indicar un
tratamiento específico que evite complicaciones a largo plazo (4).
La lesión cutánea de las enfermedades exantemáticas es de carácter difuso, de aparición brusca, constituida por
distintos elementos: máculas, pápulas, vesículas, pústulas, petequias, etc; los que generalmente están asociados a
fiebre (1). En el niño son numerosas las patologías que cursan con exantema; algunas de ellas de causa todavía
desconocida y sin un tratamiento efectivo (2).
Hoy en día algunas de estas enfermedades son prevenibles mediante inmunizacion activa o vacunación. Se encuentra
bien documentado el hecho de que los programas de inmunización han disminuido considerablemente enfermedades
como el sarampión y la rubéola, sin embargo en los últimos años, debido a campañas que imparten los movimientos
anti-vacunas, se han producido nuevos brotes a nivel mundial de enfermedades que ya se encontraban erradicadas. Uno
de los mayores brotes de sarampión en el último tiempo se produjo en el año 2016, en Rumania, donde se contabilizaron
2.165 casos confirmados, de los cuales 13 acabaron fallecidos, donde la mayoría eran niños menores de 2 años.
En nuestro país el sarampión se considera erradicado. Sin embargo, por las migraciones desde países con menor
cobertura de vacunación y la emergente decisión parental de rechazar las inmunizaciones para sus hijos, se considera
un cuadro clínico que debe conocerse a fondo debido a su gravedad (1).
Historia Y Epidemiología
Las enfermedades exantemáticas se conocen desde hace cientos de años. Clásicamente se describen 6 cuadros
clínicos, según su orden de descubrimiento1:
Se sabe que existe una gran variedad de microorganismos como bacterias, hongos y parásitos, reacciones
inmunológicas y medicamentosas que pueden asociarse a exantemas (1).
En las últimas décadas, el diagnóstico se ha ampliado y ha variado considerablemente. Los cambios que se han
producido gracias a los avances científicos y tecnológicos relacionados con las vacunas, los tratamientos específicos o
las técnicas diagnósticas, con mayor capacidad para identificar nuevos agentes etiológicos, han modificado finalmente la
morbilidad y la mortalidad asociada a dichas patologías. El aislamiento de nuevos virus y de otros agentes infecciosos y
la emergencia de antiguos patógenos, ha cambiado el espectro de las enfermedades exantemáticas, variando la
incidencia y la clínica de algunos de los exantemas “clásicos”. Estos avances también han permitido identificar nuevos
agentes relacionados con enfermedades exantemáticas que hasta ahora eran de etiología desconocida (2).
Etiopatogenia
La respuesta de la piel ante un agente infeccioso es limitada y se produce por la liberación de sustancias vasoactivas y
mediadores de la inflamacion como histamina, factor quimiotáctico de los eosinófilos, factor de agregacion plaquetaria,
etc. o por estimulos antigénicos o inespecíficos, los cuales producen alteraciones vasomotoras a nivel cutáneo. Se
describen cuatro mecanismos etiopatogénicos comunes que podrían explicar la mayoría de estas respuestas (1):
Generalidades De Exantemas
El primer paso para realizar un diagnóstico será establecer si el proceso se trata de un proceso infeccioso o no. La
presencia de fiebre es un dato fundamental; su ausencia constituye en todo momento de la evolución del exantema un
dato para dudar de la etiología infecciosa de éste, aunque no la excluye totalmente. Por tanto, para realizar una
aproximación diagnóstica debemos realizar, como siempre, una adecuada anamnesis que nos ayude a establecer una
orientación diagnóstica y un tratamiento (2).
A continuación, se presentan - mediante un esquema - las consideraciones a tener en cuenta para el enfrentamiento de
una enfermedad exantemática. Se deben tener presente las siguientes características del exantema: antecedentes
mórbidos, tipo de lesión, distribución, color, patrón morfológico, síntomas y signos acompañantes.
Esquema 2: Características del exantema
Existen ciertas características propias de cada exantema, por lo que a continuación se procederá a describir cada uno de
ellas para establecer un proceso diagnóstico diferencial sistemático y acertado.
Sarampión
Es una enfermedad de origen viral altamente contagiosa, eliminada en gran parte del mundo gracias a la implementación
de programas de vacunación. En la actualidad aún es capaz de originar brotes, particularmente en población susceptible
no vacunada determinando alta carga de morbimortalidad (5, 6). En zonas endémicas cobra anualmente más de medio
millón de vidas en menores de 15 años (1). Ocasionalmente ocurren pequeños brotes entre aquellos individuos en los
que la vacuna no logró desencadenar una respuesta inmune suficiente; esto se observa en aproximadamente el 5% de
los niños que recibieron una dosis única de la vacuna de los 12 meses de edad (1).
El sarampión fue introducido en América en el siglo XVII por los colonizadores europeos causando cientos de muertos
entre los nativos, lo que facilitó la conquista (7). Recién en el año 1954 J. Enders y T. Peebles informaron sobre el
aislamiento del virus del sarampión en la sangre y secreciones de pacientes mediante la inoculación en cultivos celulares
humanos y de simios. La primera cepa de virus, denominada Edmonston por el paciente de quien se aisló, fue
sub-cultivada en diferentes tipos de líneas celulares para la preparación de una primera vacuna experimental (8,9).
Agente etiológico
El virus sarampión es un virus de simetría helicoidal, tipo ARN de polaridad negativa no segmentado, perteneciente a la
familia Paramyxoviridae y al género morbillivirus (8).
Se transmite por aerosoles con puerta de entrada en el aparato respiratorio o por contacto directo con secreciones
respiratorias, originando una enfermedad sistémica. El ser humano es el único reservorio de este agente etiológico
(10,11).
Cuadro clínico
Luego de un período de incubación promedio de 10 días, se inician los primeros síntomas conocidos como pródromo
(Figura 1), período caracterizado por fiebre (en niños con peak hasta 39 a 40°C), coriza y/o tos, conjuntivitis (si es
severa puede causar lagrimeo y fotofobia) y lesiones o manchas de Köplik (definidas como patognomónicas), síntomas
que se van intensificando, dando paso en el día 14 post contacto a la aparición del exantema de tipo morbiliforme o
máculo-papular generalizado (12).
Figura 1: Evolución temporal de las características clínicas del sarampión. Tomado del manual para el diagnóstico de
laboratorio de la infección por los virus del sarampión y de la rubéola. OMS, segunda edición 2006.
Los enfermos, se consideran infectantes desde cuatro días antes hasta cuatro días después de la aparición del
exantema, período en el que tienen altas concentraciones virales en sangre y en fluidos respiratorios, y por la presencia
de síntomas respiratorios, se ve facilitada la difusión viral (6).
Diagnóstico
Tratamiento
En situaciones donde se requiera hospitalización, ésta debe ser con medidas de aislamiento aéreo en sala individual (1).
Prevención y profilaxis
La administración de vitamina A, sugerida por la OMS a fin reducir letalidad, se focaliza principalmente para niños en
países en vía de desarrollo o subdesarrollados (mayor incidencia de hipovitaminosis) la que se debe indicar por dos días
consecutivos con dosis de 200.000 UI en mayores de un año (17). A lactantes entre 6 a 12 meses se recomienda 100.00
UI y bajo de 6 meses administrar 50.000 UI. En niños con evidencia clínica de deficiencia de vitamina A, se recomienda
una tercera dosis 2 a 4 semanas después de haber cursado sarampión (6, 14).
Está indicado el tratamiento con inmunoglobulina corriente en sujetos susceptibles tales como: embarazas, lactantes
menos de un año e inmunosuprimidos. La dosis en estos últimos es de 0,5ml/kg, con un máximo de 15ml.
La profilaxis se realiza con vacuna viva atenuada para virus del sarampión. En Chile se aplica esta vacuna como parte
de la vacuna Tres Vírica del PNI, a los 12 meses de vida y una segunda dosis a los 6-7 años (1°básico).
La vacunación contra el sarampión ha proporcionado grandes beneficios de salud pública, reduciendo la mortalidad
mundial por esta causa en 75% entre 2000 y 2013. En el año 2013, aproximadamente 84% de la población infantil
mundial recibió, a través de los servicios de salud habituales, una dosis de vacuna contra el sarampión cercano al año de
vida. En el 2000, ese porcentaje fue de 73%. Se estima que entre los años 2000 a 2013, la vacuna contra el sarampión
evitó 15,6 millones de muertes, lo que la convierte en una de las mejores inversiones en salud pública (8). En América,
los brotes recientes de sarampión en EE.UU y Brasil, a partir de casos importados desde otras regiones del mundo,
sugieren que las tasas de inmunización en algunas áreas han descendido por debajo de los niveles necesarios para
prevenir la propagación de la enfermedad.
Escarlatina
Agente etiológico
Cuadro clínico
Las complicaciones más frecuentes son la otitis media aguda, el absceso retrofaríngeo y complicaciones tardías no
infecciosas como glomerulonefritis y fiebre reumática (1).
Diagnóstico
El generalmente el diagnóstico es clínico, sin embargo, lo ideal es confirmar con un cultivo faríngeo directo o test rápido
para la detección de antígenos SBGA (1).
Tratamiento
El objetivo del tratamiento de la escarlatina es el mismo que para la faringoamigdalitis estreptocócica (1, 18): la
erradicación del SBGA. Esto se logra principalmente con la administración de penicilinas. Esta puede ser indicada vía
oral como amoxicilina hasta completar 10 días o vía intramuscular como penicilina benzatina 600.000 UI en menores de
30kgs o 1.200.000 UI en niños de más de 30 kgs. En pacientes alérgicos a las penicilinas, se puede indicar macrólidos
como eritromicina o claritromicina por 10 días (1). No se requiere tratamiento adicional para el exantema (18).
Rubéola
Es llamada también el “sarampión alemán”. Inicialmente, se pensaba que la rubéola era una variante relacionada con el
sarampión o la escarlatina y se llamaba "tercera enfermedad exantemática de la infancia" o "sarampión de tres días". En
1866 Veale, un médico escocés que servía como cirujano de artillería real inglesa, propuso cambiar el nombre a rubéola,
del latín "rojo pequeño" (20).
Antes de que la vacuna contra la rubéola fuera autorizada en los EEUU en 1969, la rubéola era una enfermedad común
que se producía principalmente entre los niños pequeños. Las epidemias ocurrian cada 6 a 9 años, con el mayor número
de casos durante la primavera (21). La rubéola fue declarada eliminada (con ausencia de transmisión endémica durante
12 meses o más) de los EEUU en 2004. Sin embargo, todavía se transmite comúnmente a nivel mundial. Debido a que
la rubéola sigue circulando en otras partes del mundo, se estima que 100.000 niños nacen con síndrome de rubéola
congénita (SRC) anualmente (21).
Agente etiológico
El virus de la rubéola se clasifica como un togavirus (familia Togaviridae), género Rubivirus. Se trata de un virus RNA
envuelto, con un único tipo antigénico que no reacciona de forma cruzada con otros miembros del grupo togavirus. El
virus de la rubéola es relativamente inestable y es inactivado por disolventes lipídicos, tripsina, formalina, luz ultravioleta,
pH bajo, calor y amantadina (22).
La infección se transmite vía respiratoria por el contacto con secreciones nasofaríngeas (1).
El periodo de incubación es de 14 a 21 días (23) y la viremia empieza una semana antes del exantema y finaliza 5 días
después que éste ha terminado. Actualmente se considera una enfermedad de notificación obligatoria (1).
Cuadro clínico
Los síntomas generales como fiebre, cefalea, mialgias, artralgias son más
frecuentes en mujeres adolescentes y adultos jóvenes (1).
Complicaciones
Puede aparecer artritis y artralgias, encefalitis (excepcional) y púrpura hemorrágico (1, 24).
Aunque los casos de artritis crónica por rubéola han sido reportados de vez en cuando, el rol del virus de la rubéola en
causar formas crónicas de artritis es incierto (25). Hallazgos adicionales pueden incluir conjuntivitis, testalgia y orquitis
(24).
Diagnóstico
El diagnóstico de la rubeola es clínico junto con antecedentes epidemiológicos de contacto con un caso índice,
conocimiento de alguna epidemia local o individuo no vacunado. El estudio serológico con IgM escpecífica confirma la
infección aguda y debe solicitarse idealmente después de las primeras 72 horas del exantema. Las pruebas de
laboratorio rutinarias no específicas no resultan útiles para diferenciar la rubéola de otras enfermedades. El diagnóstico
específico de laboratorio, en general, se prefiere cuando se sospecha de síndrome de rubéola congénita o cuando existe
la sospecha de complicaciones (24).
Tratamiento y profilaxis
El tratamiento es sintomático.
La profilaxis está dada por la vacuna tresvírica, incluída en el Programa Nacional de Inmunización (PNI). El objetivo de la
vacuna contra la rubeola es prevenir el síndrome de rubeola congénita (24). Se debe evitar el contacto de estos
pacientes con embarazadas que desconozcan su condición de susceptibilidad a la infección (1).
Este cuadro suele producirse en niños menores de 5 años, y puede darse también en el periodo neonatal (27).
Es una enfermedad de distribución mundial, el 20 al 40% de la población es portadora del agente infeccioso. Se
transmite a través de las manos y puede presentarse como infección intrahospitalaria, especialmente en el recién nacido
(1).
Agente etiológico
Es causado por la bacteria Staphylococcus Aereus a través de su toxina exfoliativa o epidermolítica, la cual tiene la
capacidad de romper las uniones intercelulares entre las células epidérmicas, originando unos despegamientos
ampollosos por debajo de la capa córnea (27).
Cuadro clínico
Se presenta con fiebre, malestar general, irritabilidad y exantema eritematoso generalizado, que en 24 a 48 horas
progresa a un exantema escarlatiniforme en tronco, pliegues y zonas periorificiales, con marcada hiperestesia cutánea.
Uno a dos días después se inicia la fase exfoliativa en la que aparecen ampollas laxas en tronco, axilas, cuello e ingle.
La piel se observa arrugada en sectores y se desprende fácilmente a la presión ejercida por los dedos (Signo de Nikolsky
positivo), quedando zonas erosivas, rojas y húmedas. La fase descamativa se inica entre 2 a 5 días después,
observándose descamación en manos (en guante y calcetín) (1).
Complicaciones
La segunda forma grave del sindrome de la piel escaldada, es la escarlatina estafilococica o eritrodermia escarlatiniforme
difusa, de inicio brusco con eritrodermia dolorosa y difusa, en un principio indistinguible de la forma epidermolítica y
estreptocócica (salvo en el dolor al tacto de la piel), sin compromiso bucofaríngeo, con signo de Nikolsky negrativo y
descamación completa de la piel al cabo de 5 a 6 días, aislándose el germen en puntos distantes de ésta pero con el
líquido de las vesículas estéril (1).
Diagnóstico
El diagnóstico clínico es importante, pero se confirma mediante cultivos de los posibles focos infecciosos, periféricos y
hemocultivos (1, 27).
Tratamiento y profilaxis
Se debe hospitalizar al paciente en aislamiento e iniciar tratamiento antibiótico precoz con cloxacilina endovenosa, esto
induce en la mayor parte de los casos una rápida remisión del cuadro clínico (1, 27). La profilaxis consiste en el control
de infecciones intrahospitalarias y tratamiento de erradicación en portadores intrahospitalarios (1).
Eritema Infeccioso
Es conocido como la “quinta enfermedad”. Es una patología causada por Parvovirus B19. Fue descubierto por primera
vez en 1975, durante la detección del virus de la hepatitis B en unidades de sangre en donantes asintomáticos (28). La
muestra 19 en el panel B (de ahí el nombre de parvovirus B19) se leyó como resultado falso positivo en un ensayo de
inmunoelectroforesis (29).
Se comporta como una infección asintomática o subclínica en la mayoría de los casos; el 89% de la población tiene
anticuerpos. Afecta más a preescolares y escolares y aparece en brotes durante los meses de invierno y primavera (1).
Agente etiológico
El parvovirus B19 pertenece a la familia Parvovirinae, la cual infecta a mamíferos y aves. Es un virus pequeño (26 nm),
no envuelto, ADN de cadena sencilla y se encuentra dentro de los virus ADN más pequeños en animales (30).
El parvovirus B19 se transmite fácilmente de persona a persona a través de la vía respiratoria. Aunque la infección por
parvovirus B19 no se asocia particularmente con síntomas respiratorios, el virus se ha encontrado frecuentemente en las
secreciones respiratorias durante la fase virémica de la infección (31). Por lo tanto, se puede transmitir a través de
contacto cercano persona a persona, fomites, secreciones respiratorias y/o saliva (31, 32).
El período de incubación estimado desde la exposición a la aparición del exantema es generalmente una a dos semanas
(29).
Cuadro clínico
El exantema puede presentar fluctuaciones durante el día, exacerbándose con los cambios de temperatura, baños o
exposición al sol y atenuándose con las bajas temperaturas hasta casi desaparecer (1). El periodo de estado dura entre
1 a 4 semanas. En algunos casos la erupción puede tornarse escarlatiniforme o morbiliforme, confluente y vesicular (1,
29). En niños con eritema infeccioso, las artralgias ocurren en una minoría de los casos (aproximadamente un 10%),
siendo un síntoma común en adultos, particularmente en mujeres (32).
El ADN del parvovirus B19 también ha sido identificado (mediante PCR), en biopsias cutáneas de pacientes con
síndrome en "guante y calcetin" con lesiones papulares y petequiales confluentes (1, 29).
Complicaciones
Las complicaciones habitualmente se ven en otros síndromes causados por Parvovirus B19 (ver en cuadro clínico). En
general son poco frecuentes, sin embargo, pueden presentarse cuadros graves de vasculitis, púrpura y/o artritis.
Diagnóstico
El diagnóstico es clínico, sin embargo, se puede realizar además serología con IgM específica durante la duración del
exantema (1).
Tratamiento y profilaxis
Es una enfermedad autolimitada. No hay terapia específica y por lo general se indica tratamiento sintomático en
pacientes inmunocompetentes. No requiere aislamiento ya que cuando aparece el exantema, deja de ser contagioso. En
inmunosuprimidos y con anemia, se puede apoyar con hemoderivados e inmunoglobulinas (1).
El herpesvirus humano 6 (HHV-6) es la causa más frecuente de exantema súbito (1, 34). Otras causas son HHV-7 (es la
segunda causa más frecuente), enterovirus (coxsackievirus A y B, echovirus), adenovirus y virus parainfluenza tipo 1 (1,
34, 35).
Cuadro clínico
La presentación clásica es la de un cuadro febril de 3 a 5 días de duración que luego disminuye abruptamente para dar
lugar a la aparición de un exantema transitorio.
Complicaciones
Normalmente se trata de una enfermedad autolimitada, sin embargo, dentro de las complicaciones se describen
convulsiones, meningitis aséptica, encefalitis y púrpura trombocitopénica. Las convulsiones generalmente se relacionan
con la fiebre y la frecuencia de éstas oscila entre un 0 a 6 % (38).
Diagnóstico
El diagnóstico es clínico, basado en las características descritas anteriormente. No son necesarios los exámenes de
laboratorio ya que en en los cuadros de roseola causados por VHH6, en el momento en que aparece el exantema, la
viremia ya se ha resuelto (33).
Tratamiento y profilaxis
El tratamiento es sintomático mediante el manejo del cuadro febril con antipiréticos. No existe profilaxis específica sin
embargo se recomienda realizar profilaxis de la fiebre en pacientes con antecendentes de convulsiones febriles (1).
Varicela Zóster
La infección por virus varicela zóster (VZV) causa dos formas clínicamente distintas de enfermedad: la varicela (peste
cristal) y el herpes zoster (culebrilla). La infección primaria por VZV produce una erupción vesicular difusa. La
reactivación endógena de VZV latente, típicamente da lugar a una infección localizada de la piel conocida como herpes
zóster (39).
El ser humano es el único reservorio del virus. La transmisión es directa persona a persona por contacto con lesiones
activas o por secreciones respiratorias. Es una enfermedad endémica con brotes epidémicos anuales. Presenta una alta
contagiosidad y el periodo de incubación oscila entre 14 a 21 días con mayor tasa de contagio en los 2 días previos a la
fase eruptiva y mientras persistan las vesículas, aproximadamente 7 días (1).
La infección primaria por varicela en niños es generalmente una enfermedad leve en comparación con presentaciones
más graves en adultos o pacientes inmunocomprometidos. Desde la introducción de la vacuna contra la varicela en
1995, las tasas de infección, hospitalizaciones y mortalidad han disminuido en los EEUU (39).
Agente etiológico
El virus de la varicela-zoster (VZV) es uno de los ocho herpesvirus que se sabe que causan infección humana y se
distribuye en todo el mundo. Es un virus tipo ADN dole cadena linear, perteneciente a la familia Herpesviridae (39).
Cuadro clínico
Las manifestaciones clínicas de la varicela en niños sanos generalmente se
desarrollan dentro de los quince días posteriores a la exposición y suelen incluir un
pródromo de fiebre, malestar general o faringitis, pérdida del apetito, seguido por el
desarrollo de un exantema vesicular pruriginoso generalizado (1, 39). Es de
distribución cefalocaudal y las lesiones se inician como maculopápulas que
evolucionan rápidamente hacia vesículas que se umbilican en el centro y progresan a
costras. Las costras tienden a caerse dentro de una o dos semanas después y dejan
un área temporal de hipopigmentación en la piel (40). Las lesiones no aparecen
simultáneamente si no que durante el cuadro se puede encontrar lesiones en todas
las etapas evolutivas del exantema a la vez. Se distribuye ampliamente en todo el
cuerpo, tanto en cuero cabelludo como en mucosas. La duración del exantema es de
7 días aproximadamente (1).
Complicaciones
En pacientes inmunocomprometidos se describe diseminación visceral o hemorrágica, con alta letalidad (1).
En niños inmunocompetentes, la neumonia se presenta como una complicación poco frecuente, sin embargo, en adultos
es considerada la complicación con mayor tasa de morbimortalidad (42).
Diagnóstico
Es clínico. En caso de duda diagnóstica puede confirmarse con IgM específica, aislamiento del virus de vesículas o Test
de Tzanck: comprobar células gigantes multinucleadas con inclusiones intracelulares (1).
Tratamiento y profilaxis
En el paciente inmunocompetente menor de 12 años el tratamiento es sintomático con medidas generales: hidratación,
baño y aseo de uñas frecuente, antihistamínicos para evitar el prurito y grataje (favorece las infecciones bacterianas
secundarias) y manejo de la fiebre con antipiréticos.
Terapia antiviral - existen recomendariones de la Academia Americana de Pediatría para el tratamiento con aciclovir (1):
La terapia se inicia dentro de las primeras 24-48hrs desde el inicio del exantema. La dosis recomendada es de
20mg/kg/dosis, cada 6 horas, por 5 días (dosis máxima 3,2gr). En formas diseminadas de la enfermedad y en
inmunosuprimidos se recomienda inicar aciclovir endovenoso 30mg/kg/día cada 8 horas (1).
La profilaxis se realiza con la vacuna en contra de VVZ. Se trata de una vacuna con virus vivo atenuado.
Un informe sobre las características clínicas y epidemiológicas de la varicela en poblaciones con aumento de la
cobertura de la vacuna entre 1997 y 2005 identificó las siguientes tendencias (43):
● En niños vacunados de 1 a 14 años de edad, la varicela se presento como un cuadro leve con mayor frecuencia
que en niños no vacunados (p. ej., menos fiebre y menor número de lesiones).
● Era más problabe que el exantema fuera de naturaleza atípica entre los niños vacunados (por ejemplo,
máculo-papular).
● Las complicaciones reportadas eran menos probables entre los niños vacunados que en los niños no vacunados.
Los enterovirus son transmitidos por vía fecal-oral o respiratoria, sobreviven en el medio ambiente y son capaces de
contaminar el agua y alimentos por tiempo prolongado (1). Sus tasas de transmisión aumentan a menor edad y a menor
nivel socioeconómico, siendo lactantes, preescolares y escolares lo grupos más afectados (1).
Agente etiológico
El síndrome MPB es causado principalmente por el virus Coxsackie tipo A16 y en menor frecuencia por el serotipo A71.
Cuadro clínico
Complicaciones
Rara vez se producen complicaciones graves en el síndrome MPB, excepto cuando es causado por el enterovirus 71.
Las complicaciones pueden incluir (44):
● Disminución de la ingesta oral, que puede resultar en deshidratación y puede requerir hospitalización para
terapia con fluidos parenterales.
● Romboencefalitis (encefalitis del tronco encefálico).
● Parálisis flácida aguda.
● Meningitis aséptica.
● Miocarditis.
● Aborto (rara).
● Úlcera conjuntival (rara).
Diagnóstico
Se realiza clínicamente. El diagnóstico puede ser más difícil cuando está presente el enantema o el exantema por sí
solos. En la mayoría de las series de casos, aproximadamente el 75% de los pacientes tienen tanto el exantema como el
enantema, y entre el 10 y el 15% sólo tienen uno o el otro (47).
Cuando es necesaria la confirmación etiológica, se debe obtener muestras de líquido de la faringe, heces y vesículas
para el cultivo celular o la amplificación mediante PCR (48).
Tratamiento y profilaxis
Es sintomático. En caso de neonatos inmunodeprimidos con infección crónica, miocarditis, o en general pacientes gaves,
se sugiere el tratamiento con inmunoglobulinas con altos títulos de anticuerpos (1). No existe profilaxis.
Las semejanzas en los hallazgos clínicos e histopatológicos han llevado a la controversia sobre la distinción entre EM y
el síndrome de Stevens-Johnson (SJS), un síndrome que frecuentemente se encuentra inducido por fármacos que puede
presentarse con lesiones cutáneas target y erosiones en la mucosa oral. Sin embargo, hay evidencia sugestiva de que
EM con compromiso mucoso y el SJS son enfermedades diferentes con distintas causas (50).
Etiología
Cuadro clínico
Usualmente comienza con una etapa prodrómica de 24 a 36 horas de duración caracterizada por síntomas sistémicos
intensos como fiebre, calofríos y malestar general. Luego aparece el exantema con lesiones cutáneas vesiculares y
ampollares, que se van rompiendo y dejando zonas de piel cruenta con signo de Nikolsky positivo. Se presenta además
con conjuntivitis intensa, uveítis y lesiones ampollares en labios y mucosa oral. Dado el compromiso multisistémico
importante y el alto riesgo de sobreinfección bacteriana secundaria, se requiere un diagnóstico precoz, hospitalización en
UCI y manejo multidisciplinario especializado (1).
Diagnóstico
Es principalmente clínico asociado al antecendente de ingesta de medicamentos. Es necesario tomar biopsia de piel.
Tratamiento
Es importante identificar el factor desencadenante y eliminarlo. Ante manifestaciones leves se administra tratamiento
sintomático de las lesiones, como analgésicos tópicos o sistémicos, antihistamínicos, compresas con suero, enjuagues
bucales con anestésicos, dieta blanda, evitar comidas picantes y aumentar la ingesta de líquidos (51).
El uso de corticosteroides sistémicos ha ido en aumento ya que al parecer disminuiría los síntomas y evitaría la
progresión; sin embargo, no induce la remisión del cuadro y llega a producir efectos adversos y complicaciones tales
como infecciones graves, que aumentan la morbi-mortalidad y ponen en riesgo la vida del paciente; por lo que su uso
continúa siendo debatido y su empleo se debe considerar dependiendo del cuadro clínico y evolución del paciente (51).
En caso de mala respuesta a corticoides o cuadros de evolución prolongada, se debe manejar con Ig EV 1g/kg/día.
Exantemas Inespecíficos - Enfermedad De Kawasaki
La enfermedad de Kawasaki (EK), es una de las vasculitis más frecuentes en la infancia (1). Es típicamente una
enfermedad sistémica autolimitada, con fiebre y manifestaciones de inflamación aguda que duran en promedio 12 días.
Sin embargo, pueden desarrollar complicaciones cardíacas graves lo que conduce a una morbimortalidad significativa
(52).
Es una enfermedad de distribución mundial, más frecuente en Japón donde fue descrita por primera vez y donde
presenta la mayor incidencia (tasa 100/100.000 menores de 5 años), aunque en los últimos años se describe un
aumento a nivel mundial. Es una enfermedad que está dejando de ser rara para convertirse, en algunos países, en la
principal causa adquirida de enfermedad cardíaca en la infancia, superando incluso a la fiebre reumática. Es más
frecuente en niños que en niñas y en hermanos de sujetos afectados. Más del 90% de los pacientes tiene entre 6 meses
a 5 años de edad (1).
Etiología
La etiología de la EK permanece desconocida (1, 52). Se ha relacionado con múltiples agentes infecciosos: virus,
bacterias y toxinas bacterianas estafilocócicas y estreptocócicas; especialmente estas últimas actuarían como agentes
desencadenantes o en algunos casos como superantígeno produciendo una respuesta inflamatoria multisistémica,
mediada inmunológicamente, para la que existiría además cierta predisposición genética (más frecuente en la raza
asiática) (1).
Cuadro clínico
La EK presenta compromiso multisistémico con signos y síntomas característicos (1, 52, 53):
Diagnóstico
Complicaciones
Las complicaciones más graves son las cardíacas, las cuales afectan al
20% de los casos. Esta cifra disminuye a un 3% si los pacientes reciben
el tratamiento adecuado y precoz. Estas alteraciones aparecen a las 2
semanas de evolución y las formas más severas incluyen insuficiencia
cardiaca congestiva, insuficiencia mitral, aneurismas coronarios, infarto
al miocardio, derrame pericárdico y arritmias (1, 52).
Tratamiento y profilaxis
El tratamiento debe ser instaurado precozmente (antes de 10 días de evolución), con el fin de prevenir las
complicaciones cardiacas (1). La terapia inicial recomendada incluye inmunoglobulina intravenosa 2g/kg administrada en
una sola infusión durante 8 a 12 horas y aspirina (dosis inicial de 30 a 50 mg/kg diarios divididos en cuatro dosis). Se
debe mantener al paciente en observación generalmente durante 24 horas (mínimo 12 horas) luego del término de la
infusión para confirmar la resolución de la fiebre (55). Con este tratamiento disminuye la sistomatología y se previene las
complicaciones, disminuyendo así la morbimortaliad de la patología (1).